Juego de tres

Spencer desde que tenía uso de razón siempre jugó con Pete y Cecil, eran hijos del mejor amigo de su padre Yeonwoo. Entre sus primeros recuerdos estaba el momento en que conoció a ambos, en un principio siempre vio a Pete como un compañero de juego habitual, a diferencia de Cecil que lo veía más como alguien a quien debía cuidar por su apariencia delicada y femenina aunque fuese hombre. Ambos eran sus mejores amigos durante su infancia, solía pasar tiempo en su mansión o ellos venían a la suya a jugar, ya sean fiestas de té, búsquedas de tesoros o cenas familiares navideñas, hasta que poco a poco los tres fueron creciendo, dejaron de ser citas de juegos a salidas a plazas comerciales, fiestas y eventos académicos.

Los Miller solían visitarlos dos o tres veces por semana, aunque la única cualidad habitual que había perdurado desde la niñez era las constantes peleas entre el elegante Pete, quien mantuvo esa postura de fuerza, elegancia y presencia digna, y la intensa, pasional y rebelde personalidad de Cecil, quien dejo tiempo atrás esa apariencia femenina, optando más por una apariencia Andrógina sumamente atractiva y tentadora. Desde tiempo atrás, los padres de Spencer mantenían algo que llamaban "El protocolo Miller" que era una serie de respuestas a situaciones que podrían suceder cuando alguno de los Miller o ambos asistían a la mansión. Todo era sumamente cuidadoso, el personal procuraba que a donde fueran siempre hubieran tres sillas, siendo el lugar de en medio ocupado por Spencer, siempre recibían dos invitaciones exactamente iguales, dos regalos iguales en ambos cumpleaños fechas exactas con la misma dedicatoria, entre otros detalles, para que ninguno de los dos tuviera algo especial o sobresaliente de parte de Spencer y crear una guerra de bandos en la mansión.

Aquel protocolo y cuidados especiales se mantuvieron por años, incluso después de la infancia, en un principio Spencer no entendía, pero conforme fue creciendo fue tan habitual ese trato que lo veía natural, incluso fue inscrito en la misma escuela que ellos, ya que tiempo atrás tanto su padre Keith como Yeonwoo habían estudiado ahí, su padre le contaba que ahí había visto a Keith por primera vez, ciertamente le mencionó que posiblemente ahí podría conocer el amor, pero no lo buscaba en absoluto, tenía a Pete y a Cecil, tenía a sus padres y no sentía la necesidad de una relación amorosa en absoluto, o al menos eso creía.

Durante toda su adolescencia y parte de la adultez, fueron sus padres, quienes decidieron ocultar el género de Spencer, tanto Keith como Yeonwoo sabían que Spencer era un omega recesivo, estaban tranquilos sabiendo que como omega recesivo podrían pasar años antes de un celo, incluso mantenerlo bajo control con supresores, cuando le contaron a Spencer sobre los estudios realizados, le contaron a Spencer la verdadera naturaleza amenazante, obsesiva, oscura e incluso sádica de los Miller, por eso obligaron a Spencer que ocultara su Género, que nadie en el mundo podía saberlo, para las personas de su entorno sería únicamente un Beta, como Yeonwoo, por eso mismo cada que alguno de los Miller entraban en celo por su naturaleza de Alfas dominantes, los Pittman sorpresivamente salían de vacaciones a la isla privada que tenían, evitando así que alguno de los dos se acercara indebidamente a Spencer, quien de forma ingenua aun los frecuentaba con la misma periodicidad de siempre.

De esta manera muchos años vivieron con suma tranquilidad.

—Spencer, ¿Hoy te toca clases de gimnasia?

—Hola Pete, si, con el maestro Lester, tendré que darme una ducha en los baños.

—¿Por qué no vas a los baños del edificio B?, estos estarán vacíos hoy.

—¿Seguro?

—Si, ayer nos tocó gimnasia a mi y a Cecil, así que podrás bañarte tranquilo ahí.

Pete sabía que Spencer era muy tímido con su cuerpo, detestaba tomar gimnasia con ese maestro, ya que siempre terminaba sudado de tanto ejercicio, pero en las duchas de su edificio estarían sus compañeros y detestaba que estos lo vieran sin ropa y aun mas ver a todos sus compañeros sin ropa.

—Muchas gracias Pete, entonces entraré a gimnasia, los veo a ti y a Cecil en el receso, Adiós.

Con un enérgico movimiento de despedida de su mano se fue corriendo hacia la parte exterior del edificio A. Pete se quedó mirando su espalda alejarse de su vista con una sonrisa amable que al paso de los segundos se deformó en un rostro completamente inexpresivo, estaba claro que sus sonrisas únicamente le pertenecían a Spencer desde que lo conoció, por lo que era indiferente con otras personas, incluso con Cecil, que parecía tener el mismo interés por Spencer, pero Cecil era más hostil y notorio que Pete.

Entre hermanos no se llevaban mal, pero en la escuela evitaban hablar mucho ya que debían mantener cierto perfil, como alfas dominantes y de familias adineradas, la imagen era casi todo para ellos. La fama escolar de Pete era la de un príncipe inalcanzable, indiferente con un rostro tan bello que parecía una estatua de mármol del renacimiento, mientras que su hermano Cecil era más temerario, su fama consistía en sus logros físicos ya que era muy bueno en los deportes, las apuestas y las peleas, pese a su hermosa apariencia andrógina, con su largo cabello rubio, sus pestañas largas y su piel blanca perfecta parecía sacado de una obra de arte, sin embargo tenía esa mirada vacía la cual solo se iluminaba en la presencia de Spencer, así como la sonrisa de Pete que solo se dibujaba en su rostro cuando su mejor amigo estaba cerca.

Muchos se cuestionaban por la relación de los tres, ya que más que sus amigos parecían los perros guardianes de Spencer, sicarios sueltos dispuestos a matar a cualquiera que se acercara al objeto de su obsesión. Spencer a diferencia de los Miller era una mezcla de sus padres, una personalidad solemne, alegre y risueña, como Yeonwoo, pero también era caprichoso, impaciente y testarudo como Keith. La mayor parte del tiempo le dominaba el carácter suave, sin embargo cuando lo molestaban o algo no le gustaba el carácter de Keith se veía reflejado en sus ojos, los cuales parecían arder en llamas y como si fuera arte de magia, sus guardianes aparecían a los pocos segundos a sus espaldas con esas expresiones totalmente frías e inexpresivas.

Para las chicas de la academia los conocían como el Trío de la realeza, por su enorme belleza, su apariencia perfecta de la nobleza y su posición económica, para los chicos eran conocidos como el trío de la perdición, quién era más peligroso era Spencer, ya que de los tres era él más sociable y amigable, pero nadie podía tocarlo ya que en una sentencia de muerte inmediata.

Pete regresó al edificio B a tomar clases, de camino a su aula se encontró con su hermano, quien parecía tener un buen rato con sus amigos.

—Hey, Pete.

—Hola Cecil.

—¿Fuiste a ver a Spencer sin mí, bastardo?

—Sí, modera tu lenguaje en la escuela.

—¿Por qué fuiste sin mí?

—Aún estabas en clase. Además hoy le toca gimnasia, tenía que apresurarme para decirle que el edificio estaría libre.

—Ya, entonces iré a verlo después.

—Está bien.

Los tres entraron a sus respectivas clases, deseando que terminaran pronto para encontrarse en el receso, el primero en salir fue Cecil, quien de inmediato fue al edificio A en donde estaría Spencer ya en el aula esperando a su siguiente profesor, sin embargo no lo encontró, algo ansioso le preguntó a sus amigos donde estaba, pero únicamente dijeron que no lo habían visto después de la clase, de inmediato y con un sentimiento de peligro se fue en dirección al salón de Pete, para dar aviso, aun se encontraba en clase, pero tan pronto lo vio en la ventana supo que algo andaba mal, muy mal, sin importarle la clase se levantó de su asiento y se retiró en silencio, el profesor no le presto demasiada atención, puesto que también entre profesores había cierta reputación del Trio Pittman—Miller.

Ambos fueron hasta las duchas de su edificio en busca de Spencer, dieron aviso de su entrada, para no alarmar a Spencer, sin embargo el ruido del agua corriendo sin respuesta alguna tensaron más el cuerpo de los Miller, entraron a toda prisa para encontrarse con el joven en el área de regaderas tirado en el suelo hecho ovillo jadeando y con el rostro enrojecido, Cecil fue el primero en acercarse a la regadera para cerrar la llave, el agua estaba tibia, era imposible fue era un colapso por el agua caliente o la humedad, Pete por otra parte fue por la toalla de Spencer, la extendió y de esta forma Cecil sujeto la mano del joven tendido en el suelo para ayudarle a levantarse, su sorpresa fue demasiada cuando se lanzó sin cuidado a los brazos de Pete sin soltar la mano que lo ayudo, así quedo en medio de los hermanos los cuales cubrían su cuerpo desnudo.

—P—..Pete... Cecil.... M—..Me siento..

Ambos hermanos estaban en Shock, era imposible que Spencer estuviera enfermo, antes de clase estaba perfectamente bien, era casi inaudito que tuviera un celo, era un Beta, pero por la forma en que reaccionaba era más que claro que era un celo, uno muy intenso.

—Cálmate Spencer, te llevaremos a casa. —Pete respondió aún sorprendido, sin embargo fue Cecil quien de inmediato replicó.

—No podemos sacarlo así, está en celo, no se puede ni mover, está sufriendo.

—Llama a Yeon Woo.

—Están de viaje ¿recuerdas?

—Ay—..Ayúdenme.

Spencer empezó a llorar, sentía su cuerpo arder, no podía controlar más el calor de su interior y lo comenzó a exudar, la habitación se lleno de feromonas de omega, ambos miller se quedaron helados ante dicha situación, era un peligro sacarlo si emanaba tantas feromonas sin control, los alfas podrían descontrolarse y como era una escuela de élite, había más altas que en cualquier escuela común.

—Tranquilo Spencer, te sacaremos de aquí. —Pete se mantenía en la postura de sacarlo de la escuela, mientras Cecil parecía sonreír con malicia cada segundo que pasaba, la situación era demasiado conveniente.

Spencer parecía agonizar de dolor, entre lágrimas y jadeos, no lo pensó más y beso a Pete, unió sus labios húmedos de la previa ducha a los labios tersos de Pete al mismo tiempo que sujetaba con más fuerza la mano que sostenía de Cecil llevándola directamente a su pecho.

—¿Spencer, quieres que te toque así? —Cecil susurro aprisionando más el cuerpo mojado de su amigo entre el de su hermano y el suyo, si quería que Pete cediera al celo de su amigo, debía intentarlo con Spencer lo más posible.

Pete aún estaba perplejo y desistió de la idea de Cecil, pero poco a poco el beso de Spencer se volvió más profundo, caliente y erótico, su saliva era dulce, sus labios estaban mojados y las feromonas de la habitación lo estaban intoxicando, por otro lado Cecil decidió no pensarlo demasiado y disfrutar de la permisiva de Spencer, jugando con sus pezones, lo atrapaba entre sus dedos, los retorcía, frotaba y pellizcaba, los jadeos de su amigo resonaron en la cabeza de Pete, intentaba con todas sus fuerzas resistirse a sus bajos instintos, sin embargo, la sangre Miller que corría por sus venas lo traicionaron.

Dentro del baño del gimnasio del edificio B, algo impensable, por demás prohibido ocurría entre el inseparable trío. Spencer parecía fuera de sí, sus espesas feromonas dulces inundaban toda la habitación, de continuar con esa ráfaga ambos alfas entraron en celo en cuestión de minutos, pero aún mantenían un pequeño hilo de cordura.

—P—.. Pete, Cecil... Los necesito.—Pese a que los dos estaban aprisionando el cuerpo del castaño, aún parecía inquieto, sabía exactamente qué necesitaba para calmarse pero se resisten ambos a verter sus feromonas en él.

—Pete, debemos ayudarlo.

De nuevo Cecil estaba presionando, a diferencia de la vez pasada asintió con seguridad empezando a liberar poco a poco sus feromonas, segundos después las feromonas de Cecil lo siguieron, Spencer pareció reaccionar en seguida a ambas feromonas, se volteo para abrazar a Cecil a quien besó de forma igual de intensa que a Pete, sin embargo Cecil respondió más rápido a su beso, permitiendo que su pequeña y fina lengua se escabulló entre sus labios explorando su cavidad bucal, Spencer carecía de experiencia al besar, lo cual era muy notorio, pero Cecil ya tenía una larga lista de Omegas y Betas con los que pasaba su Rut.

El cuerpo desnudo de Spencer era algo que pocas veces habían vistos, la última vez era de niños, por lo que darse cuenta como había crecido para volverse un chico con un cuerpo tan lujurioso, era un espectáculo para Pete, tenerlo de espaldas lo hizo darse cuenta de la hermosa curvatura de su espalda, de los formados que eran sus glúteos por el deporte y de lo húmedo que estaba por el celo, sin duda era un Omega, pero no cualquier Omega, uno muy tentador, ya que mientras Pete peinaba con la mirada el cuerpo desnudo de Spencer, el castaño movía las caderas frotándose contra el pene erecto de Pete, quien se mordió el labio inferior llevando una de sus manos al glúteo derecho para separarlo mientras que con su mano libre se iba desabrochando la camisa escolar, podía notar como su virgen y estrecho agujero goteaba.

—Ni se te ocurra marcar Cecil.

—No te prometo nada.

Pese a que estaba en el borde del colapso, Pete seguía pensando en el bienestar de su amigo, más que nada porque Keith era capaz de cazarlos, colgarlos de la torre más alta y desangrarlos ahí mismo, si se enteraba de que alguien marcó a su preciado Spencer. Cuando Spencer se separó de Cecil, estaba jadeando como si hubiera corrido una maratón solo, su pene estaba erecto y la única forma de calmar aquel picor interno era satisfaciendo deseos que jamás pensó tener, en ese momento solo pensaba en calmar la llama de su cuerpo, por lo que no pensó en nada mas, se agacho de rodillas abriendo a tirones el pantalón de Cecil.

—Cecil, ¿Tú me ayudaras? —Pego su rostro al miembro erecto de Cecil, el olor del sexo de Cecil lo enloquecía, por encima del bóxer comenzó a lamer y ejercer presión con los labios alrededor.

—Spencer qué haré contigo. —Mencionó aquello como si se diera por vencido con algo, sonrió lleno de malicia liberando su pene y frotando su glande contra los labios del menor.

Pete pronto sintió una punzada en el estómago, se sentía celoso de que Spencer hubiera tomado la iniciativa con Cecil, pero no se quedó de brazos cruzados, fue hasta donde estaba su hermano.

—Todo lo que haga con Cecil, debo hacerlo con Pete —Repitió la frase que sus padres incontables veces le decían de niño, para mantener el control en la casa.

Dicho aquello liberó el pene de Pete de su ropa, ambos por ser alfas tenían una virilidad grande, el aroma de ambos era tan tentador que Spencer no perdió el tiempo, con una mano tomó el glande de sus dos amigos para juntarlo y lamerlo, la primera lamida logró erizar el cuerpo de los Miller, encendiendo su sangre de un solo golpe, tanto era el deseo que los dos sentía que sin darse cuenta sus ojos se tornan dorados, ya habían perdido el juicio por completo.

Spencer continuó lamiendo sus glandes sintiendo como el líquido pre seminal amargo inundaba sus sentidos, sin embargo no era suficiente, soltó a Cecil para empezar a masturbarlo mientras lamia toda la extensión del pene de Pete, hasta dejarlo completamente empapado, Pete dejaba salir ligeros gruñidos, Spencer no tenía aún la técnica, pero era la vista de su cuerpo desnudo y sus ojos perdidos en el placer lo que hacía todo. Luego de dejarlo completamente húmedo, paso a Cecil, quien sin cuidado alguno empujo la cabeza del castaño para que engullera todo su pene, la presión de la cavidad bucal de su amigo se sentía como el paraíso en la tierra, además de esa expresión llorosa de sus ojos tras el esfuerzo, parecía algo invaluable. Cual niño aferrado a sus nuevos juguetes, Cecil no quiso soltar la boca de Spencer, su inexperiencia lo sobre excitaba, amaba sentir el dominio sobre una persona tan inocente como él.

Al ver la forma en la que Cecil se aferraba a Spencer, no se quedó atrás y prefirió atacar algo aún más preciado que su boca. De nuevo camino a su lugar inicial, levantando del suelo el trasero de Spencer, sin esperar ni un segundo se puso de rodillas para lamer la virginal entrada de su mejor amigo, sin duda el sabor de sus fluidos era tan dulce como su personalidad, era tan adictivo como cualquier dulce lleno de azúcar. Comenzó a lamer su agujero metiendo uno de sus dedos, no podía escuchar los encantadores gemidos del menor ya que Cecil estaba follando su boca casi sin dejarlo respirar, pero la forma en la que se contrae su interior le indicaba que estaba gozando tanto como él.

—Quiero follarte tanto Spencer. —Pete mencionó como si estuviera en un trance mordiendo su glúteo izquierdo, Cecil liberó la boca del castaño para agacharse a su altura.

—¿A mí también me dejaras follarte, mi amado Spencer?

—No me hagan esperar más, los quiero dentro de mí. —Mientras Spencer mencionaba aquello llevó ambas manos a sus glúteos separándolos y dejando a simple vista su entrada.

Tras aquella invitación fue Pete el primero en hacer un movimiento esta vez, posiciono su pene para entrar de una sola embestida, Spencer gritó de placer tras la penetración tan salvaje, sin embargo no hizo esperar a Pete ya que en seguida se empezó a mover, la forma en la que su interior se aferraba al pene de Pete le arrebató varios gruñidos, sin duda el celo de Spencer era demasiado rudo para alguien con una apariencia tan inocente.

Mientras Pete gozaba del privilegio de follar primero al objeto de sus deseos más oscuros, Cecil con algo de molestia por no ser el primero regresó al frente y beso los labios hinchados de Spencer, pretendía enseñarle a besar de la forma tan lasciva que a él le gustaba, tenía toda la intención de hacer de Spencer su juguete preferido perfecto, empezando por besar de una forma tan obscena como él mismo lo hacía.

Entre besos y embestidas, los gemidos de Spencer su colaban, estaba a punto de correrse cuando el mismo Spencer detuvo a Pete, por su expresión corporal sabía lo que significaba por lo que se retiró y permitió que Cecil continuará con su trabajo, Cecil no desaprovechó ni un segundo, puso a Spencer de misionero de esta forma lo tendría solo para él, pero la astucia del menor fue la suficiente para elevar una de sus manos y masturbar el miembro de Pete, Cecil con el picor de los celos metió de una sola embestida su pene, debido a que anteriormente su hermano había estado dentro, la entrada de su mejor amigo estaba muy bien lubricado, parecía aceptar sin ninguna objeción los salvajes movimientos de pelvis, fue cuestión de segundos para que Spencer eyaculara una primera vez, aquel grito a los Millers le supo a gloria, parecía disfrutar demasiado del cuerpo de ambos, tanto como ellos estaban fascinados de abusar de su cuerpo, luego de intensos años de deseos impuros no satisfechos.

—Hey, Pete, nuestro hermoso Spencer se corrió por primera vez.

—Aww, es tan lindo. —Pete acarició el rostro deformado por una expresión llena de éxtasis, tras el primer orgasmo durante el celo.

—Esta noche, conocerás los placeres del infierno —Tras dar aviso de la larga noche, Cecil continuó moviéndose contra su cuerpo, embistiendo una y otra vez sin detenerse.

Aunque no lo parecía Spencer tenía el control, desde niño había sido adoctrinado para otorgarle la misma atención a ambos, en juegos, regalos y muestras de cariño, por lo que en un acto tan íntimo, pese a que estaba profundamente perdido en el placer del celo, era capaz de detener a Cecil y su egoísmo, para poder permitir que Pete también gozará de su cuerpo de la misma forma que su hermano. De esa forma continuaron, Pete y Cecil se alternaban entre sexo oral y penetración, mientras Spencer disfrutaba de las intensas oleadas de placer que ambos le proporcionaban, en algún punto dejaron de llevar la cuenta de cuantos orgasmos había tenido el menor, pero sin duda parecía querer más y más.

Fue hasta el momento del clímax final, cuando Pete estaba penetrando a Spencer, mientras Cecil follaba su boca, cuando lo impensable, sucedido, los tres perdidos en su respectivo celo, perdieron el control por completo, Pete llevó su mano izquierda hacia la boca de Spencer, metiendo su dedo medio y anular en esta, mientras Cecil a punto de correrse llevó su mano izquierda a la boca del chico para abrirla con la intención de acabar no solo en su boca sino también en su rostro, sin embargo Spencer tras el orgasmo repentino de Cecil, cerró ligeramente la boca mordiendo a ambos en los dedos, a su vez aquella mordida le provocó a Pete el orgasmo, quien indujo a Spencer al clímax final antes de acabar totalmente rendido e inconsciente.

—¡Carajo!— Cecil gritó algo retardado a la mordida del chico quien estaba inconsciente en el suelo.

—Tenemos que sacarlo de aquí.

—Lo se, maldita sea, eso fue increíble.

—Cecil, ¿Cuántos países dijiste que no podías entrar?

—Cuatro.

—Cuando Keith se entere hay que escapar lo más lejos que podamos.

—Oye, no rompí ninguna regla, yo no lo marqué.

—Tu y yo no... Pero Spencer... — Ambos miraron sus manos, la marca de mordida que tenían en el dedo medio y anular sangraba.+

—Vamos a llevarlo a la Mansión, márcale a Padre, Cecil.



Comentarios