1.- Inicio de las bromas.

Kane Stone era miembro de la prestigiosa familia Stone. Los Stone eran una familia con estrechos vínculos con la familia real, al servir al príncipe heredero durante generaciones, aunque también tuvieron conflictos con las reinas, y ocasionalmente la desaprobación real, era una familia que consolidó su posición y ganó riqueza y honor.

Kane al nacer en una familia distinguida y con fortuna, se independizo de su padre y gobernó su propia propiedad. Su título era el de duque. Su propiedad estaba flanqueada por un gran río, la tierra era fértil y el clima era menos voluble. Ya sea que cultivara trigo, criara ganado o cazara, todo prosperaba enormemente. Todo era llano y claro, pero sólo Kane, el señor, experimentaba baja presión.

Se sentó en su escritorio y agitó la pluma que tenía en la mano, luego la dejó con estrépito. Apoyo la barbilla en su brazo, recargándose en el escritorio, y luego levanto la mirada en diagonal. La mirada de Kane estaba dirigida a su mayordomo, Giles, quien se estremeció y le temblaron los hombros al ver al hombre, que supervisaba no sólo los asuntos generales de la mansión, sino también los deberes de Kane.

El ceño fruncido de Kane no mostró signos de desaparecer. Giles pareció ser más observador sin motivo alguno, así que simplemente miro por la ventana por encima de su hombro.

—Giles, ¿no te pedí que dejaras tal carta al mensajero para que la desechara y no la trajeras ante mis ojos?

—Pero, mi señor, no es de ninguna otra familia, sino de la familia de Wilhelm Heinst, y me resulta difícil pedirle al mensajero que la devuelva.

Sin molestarse en cambiar el ceño fruncido, Kane tiro la carta que sostenía en el cajón del escritorio. Giles lo miró fijamente con incredulidad. Cabello negro que sombreaba el puente afilado de su nariz, piel clara sin imperfecciones. Su rostro, con el flequillo ligeramente peinado hacia atrás, era suave y frío.

Llevaba puesto un chaleco azul marino sobre una camisa con mangas obispo que se ajustaban perfectamente a su cuerpo. Un hombre como él estaría demasiado ocupado influyendo en los corazones de las damas en los círculos sociales. Peor aún, la familia Wilhelm Heinst, que eran parientes directos de la familia real, le enviaba cartas en cada oportunidad, con la esperanza de traerlo a su familia. Pero para Kane era una molestia.

Estaba a punto de apartar la mirada cuando alguien llamó a la puerta. Kane miró el gran reloj en la pared. Las comisuras de su boca, que habían estado fruncidas de manera contundente, se elevaron ligeramente, era como si siempre hubiera tenido esa expresión.

—Adelante.

La persona que abrió la puerta y entró fue una mujer de rostro joven. Su largo cabello negro era brillante y su complexión era delgada, pero era alta. Llevaba un vestido de cintura para abajo, con corpiño blanco y falda negra. Ella entró vacilante, sosteniendo una bandeja que contenía una taza de té.

—Ven por aquí, Jazmín.

Kane se levantó. Fue al frente del escritorio y se apoyó contra él. Sus piernas extendidas eran largas, con muslos fuertes y la parte superior de su cuerpo era fuerte en comparación. Sus hombros eran anchos, como los de un soldado en el campo de batalla, y su caja torácica era gruesa, conectando su pecho con su estómago.

Jazmín inclinó la cabeza y se paró frente a Kane. Kane levantó la mano y tocó suavemente la mejilla de Jazmín. Aquí vamos de nuevo. Giles pensó para sí mismo. Kane acaricio el rostro de Jazmín como si fuera un precioso tesoro, sonreía afectuosamente e inclinaba la cabeza en ángulo para mirarla a los ojos.

El hombre que momentos antes había estado frunciendo el ceño ante la problemática carta se había ido, reemplazado por un amo que aprecia a su sirvienta que trabaja en la mansión por encima de todo.

—Hay dos tazas de té.

Kane dijo mirando la bandeja. Jazmín, que levantó la cabeza con el rostro sonrojado, dudo.

—Mi señor, siempre me pide que tome el té con usted…

—¿Pero quién es la chica que solo trae una taza y tiene siempre que bajar por otra al primer piso?

Kane se rio y bromeó con Jazmín. Ella sabía que él la invitaría a tomar el refrigerio, pero siempre solo traía una taza de té y tenía que bajar penosamente al primer piso para conseguir otra. Giles volvió a mirar a Kane, sus ojos estaban juguetonamente curvados como si estuviera mirando algo divertido con lo que jugar. Como Jazmín no dijo nada, él sonrió aún más. Luego se giró lentamente y volvió a mirar a Giles de forma fría como siempre.

—Giles, hoy has pasado mucho tiempo en mi oficina. ¿No dijiste que tenías trabajo que hacer?

Giles leyó las intenciones de su amo: quería que los dejaran solos. Él sonrió tímidamente y se inclinó levemente.

—Entonces llámeme si me necesita.

—Son muchas dificultades.

Luego no volvió a apartar la mirada. Mientras salía de la oficina, Giles los miró una vez más.

—Ven, querida, vayamos a la mesa y hablemos.

¿De qué está hablando? Giles se burló en secreto del tímido Kane. Jazmín era mucho más alta que la mayoría de las mujeres de su edad. Parecía más una dama que una niña. Se preguntó si era porque Kane era mucho más grande que la mayoría de los hombres que Jazmín parecía tan pequeña, pero sabía que esa no era la única razón.

Kane, que era respetuoso con todos los sirvientes de la mansión, era el único que hablaba con Jazmín. Giles de repente se preguntó qué tipo de expresión estaria poniendo Jazmín, pero sólo podía dejarlo a su imaginación. Kane siempre agarraba a Jazmín por los hombros y la guiaba hasta la mesa, asegurándose de que nunca mirara atrás.

Kane observó el rostro de Jazmín mientras servía el té. Su rostro era pálido, pero sus mejillas estaban sonrojadas. Era como una cereza madura. Él sonrió en silencio sin apartar la mirada de su rostro. Jazmín, que sirvió el té con la cabeza inclinada ante su incómoda mirada, levantó la cabeza.

—Deberías haber ido al dormitorio.

Kane volvió a bromear. —Ah—, respondió Jazmín brevemente, luego le entregó un platito con una taza de té encima. Kane se rio entre dientes y luego bebió el té que ella le ofreció. Era dulce, pero no de mi gusto. Me lo habían regalado hacía unos días pero como Jazmín lo disfrutó le dije que también lo había disfrutado, entonces ella me ha estado trayendo del mismo té durante días.

Era divertido verla así. Kane exhaló perezosamente. Jazmín tomó un sorbo de té con su boca y entrecerró los ojos, estudiando la expresión de Kane. Kane cerró los ojos e inclinó ligeramente la cabeza. Le mordió ligeramente los labios, pero luego volvió a su posición original.

—... ¿Te sientes incomodo?

Preguntó Jazmín, entrecerrando los ojos. Kane dudó por un momento. ¿Debería simplemente dejarlo pasar, o debería ser honesto, porque si fuera honesto, seguiría adelante y entonces no podría soportarlo más? Mi sadismo seguía aumentando frente a ella.

—¿Tienes curiosidad?

Finalmente logró convencerme. Jazmín asintió en lugar de responder.

—Bueno, por la forma en que sigues mirándome, Jazmín, me siento incómodo con mis pantalones. ¿Lo entiendes?— Kane miró furtivamente el rostro de Jazmín. Ella entre cerro los ojos con incredulidad. Kane apenas pudo contener la risa. Jazmín inmediatamente dejó su taza de té. Kane lo notó.

Sus piernas, que estaban reunidas debajo de la mesa, se relajaron lentamente. La mirada que Kane le dirigió a Jazmín, hizo que apretara los molares y le susurra a Kane en el oído.

—... Si el amo lo desea.

No había hombre que pudiera resistirse a esas dulces palabras. —Esta postura es vergonzosa—, dijo. Jazmín entre cerro los ojos. Pensé que nos mudaríamos al dormitorio. Debería haberlo sabido cuando recogió las tazas de té de la mesa. Ella se retorció, avergonzada con la sensación de los muslos de Kane contra la parte inferior de su cuerpo. Sus manos vagaron sin saber dónde ponerlas.

Jazmín se sentó sobre el regazo de Kane, además estaban uno frente al otro. Cuando levantó la vista se encontró cara a cara con el rostro de su dueño, que parecía estar burlándose de ella, y lo único que pudo hacer fue mirar su hombro.

—Bebé, no sigas retorciéndote.

Jazmín se sorprendió ante el tono bajo de Kane, lo que hizo que ella se estremeciera y lo mirara a los ojos. Kane parecía incómodo. Sus profundos ojos se cerraron y se abrieron, y Jazmín inmediatamente reconoció la intención: bajo y luego levantó la mirada, haciendo que sintiera escalofríos. Kane frotó sus labios contra su barbilla y susurró lascivamente.

—Sácalo, bebé.

Jazmín frunció los labios por un santiamén, luego los curvó con duda. Deslizo sus manos por su pecho, empujando su cuerpo hacia atrás, y desabrocho el cinturón de Kane. Después desabrochó los botones que sujetaban sus calzoncillos y deslizó la mano dentro. El grueso pene que no pudo agarrar por completo con la mano revelo su ardiente presencia.

—Sácalo.

Kane dijo una vez más en un tono bajo. Jazmín inclinó la cabeza en dirección dónde provenía su voz. Sintiendo cosquillas en los oídos. Movió un poco más la mano y Kane dejó escapar un profundo suspiro.

—Jaja...

Ante su gemido, Jazmín movió la mano dentro y fuera e inclinó profundamente la cabeza. Deslizando la mano dentro de sus pantalones, revelando su rígido pene.

—Te gusta jugar con él, Jazmín.

Kane bromeó de nuevo, con un tono bajo y burlón. El rostro de Jazmín se puso pálido.

—Bueno, me obligaste a tocar eso...

—¿No te gustó?

Ni siquiera había terminado de hablar cuando Kane acerco su rostro abatido. Jazmín negó con la cabeza rápidamente.

—No hay manera de que no me guste. Jo, genial, está bien, amo.

—Oh, bueno, entonces me alegra oírlo.

Una leve sonrisa se dibujó en el rostro de Kane. Al mismo tiempo, extendió su hermosa mano hacia sus pechos. Trazo la forma redondeada de su pecho. Pasó su gran mano por todo su pecho y lo masajeo.

—¡Hmph…!

—¿Te gusta que te toque?

Mientras hablaba, Kane beso continuamente la mandíbula, las mejillas y el cuello de Jazmín. Jazmín apretó los muslos ante el sonido de sus besos sorbo, sorbo, sorbo. Sostuvo el pene de Kane, que no podía agarrar por completo, con una mano, y usó la otra para acariciarlo de arriba a abajo, tratando de estimularlo mejor.

Cuando Kane le mordió la piel juguetonamente con los dientes, Jazmín se mordió el labio con fuerza. Sus manos masajearon sus pechos durante un largo tiempo antes de desabrochar los botones con cuidado del frente.

Menos mal que te deshiciste del delantal. Kane murmuró para sí mismo, nunca lo diría delante de Jazmín. Era delicioso quitarle el delantal, pero era un dolor de cabeza. Al desabrocharle el vestido dejó al descubierto su ropa interior. Jazmín retrocedió y recogió su ropa.

—bebe.

—Sí.

Jazmín respondió tímidamente. Era un nombre familiar ahora. La habían llamado así desde que nació. Desde que era una bebe sin nombre. Pero desde que la llamaron Jazmín, Kane había sido el único en llamarla bebé. Jazmín pensaba que era porque él se estaba burlando de ella. Y aunque me decepcioné, pude responder competentemente porque ya me había acostumbrado bastante.

También era cierto. La mano de Jazmín, que había estado apretando la polla de Kane, subió a tientas por su torso. Le desabrocho el chaleco y luego lucho por desabotonar su camisa. Kane giró su cuerpo y le ayudó a quitarse la ropa. Una vez que le quitó la blusa, dejó que Jazmín se sentara sobre sus muslos y sonrió levemente. Cuando Jazmín volvió a mirar a Kane, preguntándose qué estaba pasando, él se levantó mientras la abrazaba.

—¡Kyaaaaah!

Kane dejó a Jazmín sobre la mesa. Estaba en peligro mientras yacía sobre la mesa redonda. Al mismo tiempo, se agarró con fuerza a la manga de Kane porque sentí que iba a caerme. Sus ojos se encontraron. Había un brillo en sus ojos oscuros. Kane se acercó un poco más y Jazmín se estremeció. Los largos dedos de Kane acariciaron suavemente su mejilla.

—¿Por qué haces esto, bebé?

Jazmín levantó la barbilla ante la pregunta. Susurró con una voz que sonaba como si fuera a alejarse arrastrándose.

—....Tengo miedo.

La mesa que apenas sostenía su cuerpo era precaria. Aunque Jazmín era delgada, era alta, por lo que no encajaba perfectamente en la mesa. Apenas podía recostarse, e incluso entonces, se aferró a la manga de Kane con todas sus fuerzas, temiendo caerse. Kane se rió suavemente ante el tono de Jazmín. Ella levantó la vista ante el sonido de su risa. Su rostro era dulce como siempre.

—No te preocupes. No te haré daño, sólo…

—¿pero?

Jazmín ladeó la cabeza. Kane movió su mano hacia su costado. Lentamente, la deslizó hacia abajo y tiró del dobladillo de su falda. El culo de Jazmín rebotó en el proceso. Con un toque lascivo, Kane deslizó su mano debajo de su falda. Acaricio la suave piel, sus caricias no fueron tan suaves. Sacó las piernas de Jazmín y las envolvió alrededor de su cintura.

Sus miradas se encontraron y Kane sacó la lengua para lamerle los labios. Cuando su húmeda lengua  recorrió sus labios, Jazmín frunció el ceño con tanta fuerza que se le arrugaron los ojos.

—Me encantaría chuparte el coño Jazmín, pero no puedo simplemente tumbarte en el suelo. Por favor, comprende.

La mano que agarraba su muslo con firmeza le levantó la falda por completo. No hubo ninguna vacilación cuando le quitó la ropa interior. Jazmín frunció el ceño y levantó los brazos por encima de la cabeza para sostenerse del borde de la mesa.

—Voy a hacerte sentir bien, cariño.

Kane se arrodillo en el suelo. Se acomodó entre sus piernas, que se habían abierto por sí solas. Jazmín echó la cabeza hacia atrás. Me preocupaba que Kane estuviera mirando mi coño.

—Boo, me da vergüenza…

Apenas logro decir. Kane sin quitar la vista de su coño, dijo,

—Te gusta que te toque.

El dedo índice de Kane tocó la parte superior de la vagina de Jazmín. Masajeo cuidadosamente el clítoris ligeramente protuberante, lleno de anticipación.

—¡Hmph…!

Golpeó la uretra con las uñas con movimientos constantes de arriba a abajo. Los muslos de Jazmín se tensaron y trató de retorcerse, pero Kane la atrapó.

—Bebé.

Su voz no era exactamente afectuosa.

—Te gusta, ¿no?

Los dedos se deslizaron por el montículo agrietado. Los dedos que habían estado acariciando suavemente sus labios menores frotaron la entrada de su vagina, pero no la penetraron. Jazmín exhaló y respondió,

—Hmmmm, sí, sí, sí, me gusta... Me gusta cuando me tocas, eh, me gusta, por eso...

Quería pedirle que lo metiera, pero cuando levantó la vista y me miró a los ojos, había un brillo de picardía en sus ojos. Bajó lentamente.

—¿A ti también te gusta que te chupe?

A Kane no pareció importarle escuchar su respuesta. Saco la lengua y chupo ambos labios con la boca. Él también tomó su clítoris. Sentía su aliento caliente.

—Ah... ah, ah, esa cosa...

Jazmín apretó los labios. Su aliento caliente entraba y salía. La lengua de Kane lamió desde la abertura de Jazmín hasta sus labios. Cuando la punta húmeda de su lengua entró y salió de su abertura, Jazmín apretó los muslos y sostuvo su rostro.

—¡Eh! ¡Ah, por favor…

Arrastró su voz, Jazmín agarro el cabello negro de Kane con sus manos. Apretó los mechones enredados entre sus dedos. Fue una acción que normalmente sería impensable. Ningún sirviente jamás sujetaría el cabello de su amo, pero Kane podía abrazar a cualquier sirvienta que quisiera. Kane apretó el clítoris de Jazmín con los labios. Mordisquear, mordisquear, mordisquear. Lo chupó, y lo aspiro.

—¡Aaahhh, sí! Ja, por favor, eso es raro. Eso, para…

Jazmín jadeando intento levantarse. La mesa se tambaleaba ruidosamente bajo su peso. Esto la obligó a volver a recostarse a mitad de camino. Ella inclinó la cabeza, apoyándose en la mesa con una sola mano. Kane mordió ligeramente su clítoris con los dientes.

—¡Aaahhh!

El pecho de Jazmín subía y bajaba.

—¡Ja ja! Ja, ja…

Jadeando por aire mientras llegaba al clímax, Jazmín arqueo la espalda. Tomando eso como señal, Kane, que tenía la cabeza entre sus piernas, se alejó lentamente.

—bebé.

—Ah...

En lugar de responder, Jazmín miró fijamente a Kane, con la ropa desabrochada. Cerraba y abría los ojos lentamente. Allí abajo estaba húmedo. Estiré los dedos e intenté tocarme debajo, pero Kane agarró su delgada muñeca primero. Puso la mano de Jazmín debajo de la suya. Su largo y grueso pene estaba erguido y rígido. Buscó a tientas la base y lo tocó con la mano.

Kane se inclinó y besó los labios de Jazmín separándolos lentamente con la lengua lamiendo sus labios bien cerrados. Las resbaladizas lenguas se encontraron, tocándose la una a la otra. Jazmín agarró su pene con ambas manos, moviéndolas de arriba a abajo, de abajo hacia arriba, una y otra vez, aunque él ya no tenía el control.

A menudo, cuando escuchaba la respiración entrecortada de Kane, curvaba los dedos de los pies. Kane le quitó el vestido tipo camisa que cubría los hombros de Jazmín. A diferencia de ella, que estaba completamente desnuda, Kane sólo tenía su pene expuesto. Jazmín abrió lentamente los ojos y lo miró a la cara.

Kane miró fijamente el rostro de Jazmín, con los ojos muy abiertos, y los cerró con fuerza cuando se dio cuenta de que los había dejado abiertos. Sus lenguas se deslizaron juntas y la risa de Kane se mezcló haciendo pequeñas vibraciones. Después de un rato de besos, Kane eyaculó una vez sobre el muslo de Jazmín.

El semen goteó por sus dedos, palmas y muslos. Jazmín intentó apartar su mano, pero él la sujetó, obligándola a asimilarlo todo. Después de eyacular, echó la cabeza hacia atrás y le rodeó la cintura con los brazos. Sus cabezas, retorcidas y entrelazadas, se separaron. Kane susurró mientras sus labios se tocaban.

—Bebé, ¿no dijiste antes que tenías miedo de sentarte en la mesa?

Jazmín guardó silencio. El beso fue tan dulce que lo había olvidado. Pensé que incluso si me caía, Kane me atraparía de todos modos, porque siempre lo hacía. En lugar de responder, Jazmín levantó la vista y lo miró a los ojos. Ella puso una mano sobre su pecho.

—Vamos abajo.

Kane tiró de las caderas de Jazmín y la abrazó. Luego la levantó. Incapaz de gritar, Jazmín echó sus brazos al cuello. Sus piernas colgaban sin fuerzas.

—Mi señor, ¿está seguro de que quiere ir hasta el dormitorio así?

Preguntó Jazmín con cautela.

—Por supuesto que no. Bebé, ¿crees que soy tan descarado?

Jazmín negó con la cabeza. Kane siempre ha sido una persona amable. Toma a alguien como yo en sus brazos, así que simplemente la puso sobre su escritorio. Jazmín puso los ojos en blanco. No era el dormitorio, pero tampoco el sofá, y estaba empezando a darse cuenta de lo que eso significa. Jazmín miró a Kane con los ojos muy abiertos.

Kane volvió a frotar su pene contra el muslo de Jazmín. Su pene estaba firmemente erecto otra vez, aunque obviamente había eyaculado durante el beso. Añadió algo así como una excusa.

—Tuve una erección mientras te abrazaba.

—¿No es cierto? ¿Hiciste eso durante el beso?

—¿O fue porque Jazmín me miró?

¡Desvergonzado!

Si hubiera agregado una razón más extraña, habría parecido una broma. Jazmín apenas podía tragar. Kane ni siquiera dudó. Frotó el glande contra la parte inferior de Jazmín. Agarró ambas rodillas abiertas con las manos. La apretó contra sí, incliné la cabeza y rocé mis labios contra los de Jazmín.

—Bebé, bésame.

Ella rodeo su cuello con los brazos en respuesta a su afectuosa orden. Incluso mientras se besaban, Jazmín estaba preocupada por la dureza del pene rozando debajo de ella. Kane no parecía tener ninguna intención de penetrarla, sólo frotaba y acariciaba.

—... Amo.

Separándose del beso, susurró Jazmín, con la cabeza gacha. Kane dejo de agarrar el regazo de Jazmín, y levantó su barbilla. Sus miradas se encontraron profundamente.

—¿Te sientes incómoda?

Pregunto, ella todavía miraba hacia abajo a pesar de la dulzura en su voz. Jazmín negó con la cabeza. Fruncí los labios y me mordí. Cerré los ojos con fuerza cuando el glande presionó contra mi clítoris. Cuando sus labios se separaron dejando escapar un suspiro, Kane se inclinó de nuevo pero Jazmín inclino la cabeza evitando su beso. En lugar, agarro el pene de Kane con la mano y lo guio a su abertura.

—...Por favor, ponlo. ¡Métemelo, jajaja!

El glande, del tamaño del puño de un bebé, se hundió lentamente. Jazmín se mordió el labio con fuerza cuando su abertura comenzó a abrirse para expandirse a su tamaño.

—Te vas a hacer daño si te muerdes.

Podía oír la respiración reprimida de Kane. Jazmín sintió el trozo de carne empujando hacia adentro y su cuerpo se relajó gracias a que los dedos de Kane tocaron sus labios.

—¡Ja, ja, uf, uf...!

—¿Puedo moverme con más fuerza?

—Ah, duele… Ah, por favor hazlo así… ¡Uf!

Tan pronto como le concedió el permiso, ¡chasquido! Kane movió con más fuerza su cuerpo. Jazmín echó la cabeza hacia atrás y Kane la sostuvo de la nuca. —Jazmín— Kane llamó a Jazmín con voz ronca, besando sus labios y su largo cuello. Durante los cortos besos, lamía suavemente con la lengua y luego con los dientes raspaba ligeramente su piel.

—¡Je…! Sí, sí…

—¿Está bien si me muevo?

—Sí, por favor muévete, fóllame, ja,ja, por favor...

Kane enterró el rostro entre sus pechos. Tomo un bocado y chupo el pezón con la punta de la lengua acelerando las embestidas. La fuerte entrepierna golpeo contra su abertura. Presionando contra sus paredes internas, aplastando y dando forma a su interior.

—¡Ja, ah, ah, ah, ah...!

—Ja, cariño... Espera, ja, ha, solo…

¡Disco, disco...! Las estocadas fueron rápidas, dentro y fuera unas cuantas veces, Jazmín envolvió las piernas alrededor de la cintura de Kane. Kane amaso sus pechos, lamiendo y chupando sus pezones. La estimulación se intensificó y Jazmín jadeó.

—Ah, ah...

Jazmín gimió retorciendo su cuerpo. Kane se rio, contuvo el aliento entre los dientes y la agarró del antebrazo. Manteniéndola inmóvil, la embistió con más rapidez y fuerza.

—Ah, Jazmín, tu coño está tan apretado...

—¡Ja! ¡Ah, ah, ah...!

Kane y Jazmín alcanzaron el clímax más rápido de lo esperado. Sus muslos se sacudieron y envolvió sus pantorrillas alrededor de la cintura de Kane, acercando su cuerpo, para que Kane la penetrara más profundamente. Jazmín envolvió sus brazos alrededor de su cuerpo mientras él la embestía con fuerza. Ella abrazó su espalda, donde sus músculos estaban firmemente asentados. Le araño la espalda con las uñas. Shask, shask. Las estocadas de Kane se aceleraron por última vez. Jazmín apretó con más fuerza y ​​sus uñas arañaron su espalda sin saber lo que estaba haciendo.

—Ah, ah….. Ah, abajo, ah, amo, mira, ga, duro, hh, dentro, ah…!

La mirada emocionada de Kane se posó en Jazmín. Jazmín recitó una serie de obscenidades sin siquiera saber lo que decía por el puro placer. Kane sonrió y la agarró por el cuello, levantándola. Jazmín bajó ambos brazos y se inclinó, sus labios rozaron los míos, intercambiando su aliento junto con saliva mientras se besaban devorando sus labios.

Me gusta la forma en que su lengua me lame y me gusta cuando roza mi paladar. Había muchas razones para amar las acciones de Kane. A Jazmín le encanta la forma en que Kane la besa, dulce pero bruscamente. Mientras cava en su interior, Kane se sumerge profundamente y presiona. Al mismo tiempo, con la sensación de un pop, como un corcho, eyaculo derramando su semen dentro de mi vagina.  

—Ja, uh, ja, ja, ja...

Jazmín dejó escapar un suspiro áspero y sin filtro. Kane la rodeó con sus brazos y la recostó suavemente sobre el escritorio. Su polla, aunque redujo de tamaño, todavía era enorme. Jazmín arqueo la espalda, tratando de reprimir su excitación desenfrenada. Debido a que había estado jugando bruscamente con su cuerpo, una sensación de somnolencia invadió el lugar donde se había ido el calor.

—Bebé.

Kane llamó a Jazmín, acariciando su cabello despeinado.

—¿Vamos al dormitorio?

Preguntó, plantando un rápido beso en sus labios. Jazmín negó con la cabeza. Sus ojos ya se estaban cerrando.

—No...

—Entonces en el sofá...

—...Tengo sueño, amo.

Sus ​​párpados que sentía pesados se cerraron lentamente.

—Ah...

Era un espacio familiar. Estaba modestamente decorado, pero era soso y polvoriento, y el olor a papel flotaba en el aire. Jazmín, que estaba acostada en el sofá cama, se levantó con un abrigo sobre su cuerpo. Era el mismo abrigo que Kane había usado durante el desayuno esta mañana. Era del mismo tono azul marino que su chaleco, y, aunque no tenía ningún patrón elegante, combinaba bien con él.

Frente a ella, Kane estaba sentado con las piernas cruzadas, trabajando. Kane entintó la punta de su bolígrafo y firmó con su nombre, luego levantó la vista, sintiendo su presencia.

—Te iba a poner una manta, pero nada estaba lavado ni secado. Bebé, espero que no te ofendas.

Jazmín negó con la cabeza. Podía oler el aroma de Kane. No era un olor fuerte, pero le sentaba bien. Kane nunca había sido de los que se adornaban exteriormente, y era como si no se diera cuenta de que eran esas partes de él las que realzaban su apariencia.

—Me alegra oír eso, Jazmín, pero es un gran problema que seas tan débil.

—... ¿Me quedé dormida otra vez?

En lugar de responder, Kane miró el rostro de Jazmín. Era cierto que no tenía intención de quedarse despierto toda la noche, pero también era cierto que una vez que teníamos sexo, quería embestirla un par de veces fallándomela muy fuerte, pero se había resistido.

—¿La cama es incómoda?

En respuesta a la pregunta de Kane, Jazmín respondió: —Oh, no...— Jazmín dormía en la misma cama que Kane, a pesar de que tenía una habitación privada como los demás sirvientes. Así que la cama tenía que ser de la más alta calidad, al igual que el colchón debajo y la manta que cubría sus cuerpos. Jazmín, por supuesto, dormía bien.  Además de eso, Kane la besaba varias veces, entrelazando las lenguas y, a veces, incluso se tocaban sobre las camisolas. Jazmín concluyó brevemente.

—...Lo siento. Intentaré evitar dormir demasiado a partir de ahora.

Ante el comentario de Jazmín, Kane se tapó la boca con el puño y se rio. No era mi intención lastimarla, sé que tiene un cuerpo débil, pero tal vez debería culparme por ser inescrupuloso y tratar de darle una paliza cada vez que dormían juntos. Se me ocurrió una idea. En lugar de eso, miré por la ventana. Había llegado la oscura noche.

—Descansa un poco más. Creo que la cena estará lista más tarde.

Jazmín entrecerró sus grandes ojos oscuros y se recostó de nuevo. Se puso de nuevo el abrigo de Kane sobre el cuerpo hasta los hombros y respiró hondo. Era un aroma acogedor. Una vez más, creo que le sienta muy bien.

                         









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