Capitulo único

       

Ceremonia de Mayoría de Edad: aunque a menudo se le atribuyen diversos significados, en última instancia servía como una celebración para los hijos de familias nobles que llegaban a la edad adulta y se presentaban en sociedad.

Rosemary, la menor de la ilustre familia Bristone, adoptada hace cinco años, no fue la excepción.  Vestida con el vestido lavanda que eligió personalmente su padre, recibía las felicitaciones de quienes la rodeaban con el rostro sonrojado. Su padre, Rathel Bristone, observaba a su hija revoloteando como una mariposa con sus profundos ojos azules.

—Debes estar complacido. Criaste a esa niña hasta convertirla en una dama respetable, ¿verdad?

El hombre de semblante frío, que les recordaba a los campos de batalla en los que se había sumergido, miró de reojo al vizconde, que se aferraba a él, adulándolo. En el pasado, no se habría atrevido a acercarse al marqués, que solía arrasar las líneas del frente con sus caballeros, pero tras acoger a su hija, su aura asesina se había suavizado notablemente.

Además de los halagos del vizconde, también las mujeres a su alrededor que aspiraban al puesto de marquesa siguieron su ejemplo.

—Es increíble. Está criando usted solo a la joven siendo viudo.

—¡Pero una joven en edad de casarse también necesita la calidez y la ayuda de una madre que sea su modelo a seguir...!

Aunque vestían de una manera que dejaban al descubierto sus escotes, los fríos y apagados ojos azules solo escudriñaron sus rostros un instante antes de pasar de largo. Desde el momento en que adoptó a su hija, los nobles cotillean sobre las razones.

La especulación de que pudiera ser una hija bastarda se desvaneció rápidamente ante el marcado contraste entre ella, con su cabello rubio champagne como el sol de la mañana y ojos tan claros como el cielo, y él, con su cabello tan oscuro y ojos azules como el cielo nocturno, al igual que su expresión tan impasible.

Rathel, que había mirado incluso a sus hijos biológicos como si fueran unas piedras, expresó oficialmente su pesar por los rumores y defendió a Rosemary, lo que provocó que algunos nobles intentaran ganarse el favor del Marqués usándola a ella.

—¿Una Dama?... Apenas es adulta, pero los títulos que le han otorgado son realmente extraordinarios.

Ante su indiferente respuesta, los nobles que seguían hablando guardaron silencio. A pesar de tener ya dos hijos adultos a parte de su hija adoptiva, su musculoso cuerpo emanaba una presencia intimidante con solo estar allí de pie, intimidando a la mayoría de los nobles. En el incómodo silencio que siguió, Rathel torció los labios y se llevó su copa a la boca.

Aun así, este día  lo esperé con ansia. Después del banquete esta noche tengo que felicitar personalmente a mi hija por su mayoría de edad.

Saboreó la amarga acidez del vino color sangre que le cubría la lengua, con una expresión de satisfacción en el rostro. Rathel, mientras escuchaba a medias a quienes lo rodeaban, quienes seguían hablando de lo amable que era como padre, mientras intentaban captar su mirada él seguía a Rosemary quien caminaba divirtiéndose por el gran salón de baile.

Su hija, quizá notando su persistente mirada, echó un vistazo a su alrededor y vio a su padre con su uniforme que se veía muy apuesto y sonrió radiante. Súbitamente abrumado por la sed, se lamió lentamente el vino que le quedaba en los labios.

—De verdad, lo estoy deseando.

***

Felicitaciones y regalos. La celebración, que parecía interminable, finalmente llegó a su fin al anochecer. Rosemary, que suspiro tras despedir a los últimos invitados, siguió apresuradamente al sirviente que le dijo que su padre la llamaba. Contrariamente a sus expectativas, su destino no fue su oficina, sino su dormitorio.

—Oí que me llamabas, padre.

—Ven aquí.

Era la primera vez que entraba en el espacio privado de mi padre. Un candelabro descansaba sobre el escritorio que Rathel había colocado junto a la cama, iluminando la habitación sombría, dominada por colores oscuros.

Notando que el saco de su uniforme, que había permanecido abrochado sobre su fornido cuerpo con rigidez durante el banquete, estaba ahora tendido sobre una silla, tal vez ya se preparaba para acostarse. Rathel observó con cautela a su hija, que se había acercado a la silla con movimientos cuidadosos.

—Felicidades por convertirte en adulta.

—Gracias, padre.

Su padre solía ser estricto con ella, así que estaba bastante nerviosa. Se sonrojó ante la inesperada felicitación. Aunque había escuchado esas palabras innumerables veces el día de hoy, oírlas del hombre que la rescató y crió tras ser expulsada del orfanato y vagara por los callejones fue especialmente conmovedor.

No era de los que expresan cariño a menudo, pero era alguien que la cuidaba, proporcionándole educación y asegurándose de que no le faltara nada, aunque no fuera su hija biológica.

—Pensé que tardarías en crecer, pero ya estás madura y lista para comer.

Así que Rosemary no pudo comprender de inmediato las obscenas palabras que salieron de la boca de su padre adoptivo y benefactor. Cuando él dio un paso al frente, ella se estremeció mirándolo con cautela.

Con una diferencia de altura de una cabeza y con un cuerpo musculoso, forjado tras innumerables batallas, y su feroz mirada, simplemente atrajo a su mente la imagen de un depredador que quiere devorar a su presa.

—¿No deberías corresponderme por haberte criado, señorita Rosemary?

El hombre, que parecía una pintura al óleo con pinceladas gruesas, y la mujer, que parecía una acuarela sobre un boceto a lápiz, se superponen, creando una extraña disonancia.

—...¿Qué quiere decir con eso?

preguntó casi como un susurro, superpuesta a una débil exhalación.

—Te alimente, vestí y arrope, siendo una niña que no tenía familia quien te cuidara. ¿Seguramente no te limpiaras la boca y fingiras no saberlo?

dijo mientras con su mano de nudillos gruesos desabrochaba el tirante del vestido que había elegido personalmente para esta ocasión.

—Yo no te he enseñado eso.

Su cabello dorado color champagne, cuidadosamente recogido, caía sobre sus redondeados hombros expuestos. Reprimiendo el impulso de morder la piel pálida de su hombro, qué podía cubrir con una mano, Rathel acarició suavemente la mejilla de su hija.

—Estás temblando.

—...Padre, yo...

La fina tela lavanda, tejida en capas, la rasgó, contrastando a la perfección con su expresión con los ojos abiertos por la sorpresa. Los diminutos botones eran irritantes, y Rosemary agarró apresuradamente el vestido que ahora caía sobre sus brazos.

—¿Qué? Sigue hablando. Después de todo, te sientes bien.

—No deberías hacer esto con tu familia.

Su piel pálida, le daba una apariencia delicada y adorable. Su delicada apariencia ocultaba su verdadera naturaleza, igual que cuando la conoció. La delicadeza que irradiaba de niña se transformó en una sensualidad al crecer, dejándolo sediento.

—¿No puedo? ¿Quién lo decidió?

—Padre...

—Sí, soy tu padre y tú eres mi hija, nadie más.

Miró fijamente su rostro invernal, gruñendo como una bestia furiosa. Rathel apretó su rostro contra su cuello e inhalo su aroma. 

—¿Quién se atrevería a detenerme?

Rosemary lo  empujó, aparentemente asustada, pero el corpulento hombre no se movió.

—Tch, padre, ¿por qué haces esto?

—Ah, he querido hacerte esto desde hace tiempo, pero me he estado conteniendo.

—Padre—, repetía su hija, como si fuera eso a detenerlo por arte de magia.

Desde la primera vez que la vi, mi hija desprendía un dulce aroma. Él tenía los nervios al límite, era como un hilo estirado al máximo, pero ella era su estabilizador. Su obsesión era su único estabilizador, era lo que podía silenciar los enloquecedores susurros que lo impulsan a destrozar y matar a todo ser vivo desafiando el sentido común.

—¿Familia? Te recogí con esto en mente desde el principio.

Su plan era adoptarla haciéndole creer que la criaria para que fuera una dama, pero cuando cumpliera su mayoría de edad, la corromperá sin piedad, la dominará a su antojo, para que ni siquiera pudiera pensar en irse con otro hombre.

Si profundiza más, explorando cada centímetro de ella, ¿liberaría un aroma aún más intenso?

Solo imaginarlo le provocó una oleada de excitación.

—...Mientes.

Cada vez que ella exhalaba su aliento caliente, él levantaba la cabeza del cuello de Rosemary, quien temblaba lastimosamente, él observó el vestido color lavanda pensando que se parecía al de la flor de lavanda que alguna vez recogió al borde del camino,

—Cuando me recogiste... ¿De verdad nunca fui, ni por un instante, tu hija?

La mujer con olor a lavanda le preguntó al hombre de tez fría. Enrollando el trozo de tela, que ondeaba como el ala desgarrada de una mariposa, en su mano, la deslizó entre las de ella, que tenía cruzadas sobre sus pechos. Perdiendo el interés en la conversación aburrida, susurró en forma amable:

—Deja de hacer preguntas inútiles y saca tus pechos. 

A pesar de lo amable que fue, Rosemary se quedó impactada por sus palabras, lo suficiente como para que ni siquiera protestara cuando él le arrancó el corsé, dejando al descubierto sus pechos voluminosos y su profundo escote. Se le hizo la boca agua al ver la deliciosa comida, y respiró hondo mientras agarraba sus apetitosos pechos con fuerza.

—Por favor, detente, por favor.

La irritación que lo invadía frente a los innecesarios intentos de ella al negar sus acciones se disipó por completo al sentir sus grandes pechos llenando sus manos, eran como si fueran la pareja perfecta. Aunque ella seguía siendo delgada, sus pechos habían ganado volumen, cambiaban de forma mientras los  amasaba como si estuvieran hechos de masa.

Cada vez que sus pechos eran aplastados por sus grandes manos, una extraña sensación de cosquilleo surgía en su entrepierna. Las sensaciones bajo las caricias de su padre, que hacían que se encogiera de hombros, eran tan confusas que el cuerpo de Rosemary se encendió.

—Incluso ahora, eh, por favor, detente.

—¿Ya viste la polla de tu padre dura por lo excitado que me pones, y sigues diciendo eso? 

A pesar del tono suave, que era como si estuviera consolando a una niña, sus palabras eran completamente vulgares. Las acciones de sus manos, que masajeaban los pechos de su hija, fueron aún más lejos.

Rosemary logró apartarse unos pasos de él desesperadamente, pero sus largas piernas acortaron la distancia, reduciendo sus apresurados dos pasos con solo uno. En el instante en que Rosemary dudó, su espalda golpeó la pared cuando él presionó suavemente su hombro.

—¿Adónde crees que vas, vestida así, planeas mostrarles a los sirvientes ese aspecto?

—¿Pretendes seducir a todos los hombres del castillo enseñando los pechos así?

 —¿Cómo puedes..?

Ignorando el agarre en su muñeca y su respuesta que casi se convirtió en un grito, siguió acarició su suave piel con los dedos. Por mucho que ella se resistiera, él no se detuvo; en cambio, acarició suavemente su pezón entre sus dedos índice y corazón.

—Mira.

—Si te cuesta tanto creer que me excitas, entonces tócalo.

Ante su descarada sugerencia, Rosemary negó con la cabeza con urgencia.

—Ah, espera un momento, ah.

—¿Te excitas con solo un pequeño roce? ¿Lo sientes? Tu pezón se ha puesto maravillosamente duro.

La continua provocación de su boca y manos, junto con la respuesta de su propio cuerpo, era como él describió, el estímulo fue abrumador para Rosemary.

—...Te quiero, Padre, pero como familia.

Rathel besó las mejillas de Rosemary, que se habían sonrojado, y luego besó suavemente su pezón rosado mientras ella levantaba la cabeza tímidamente.

—¡Ah, mierda!

—Yo también te quiero, Rosemary.

Frente a su pequeña estatura, Rathel se inclinó y presionó sus labios sobre los de ella mientras masajeaba con fuerza su duro pezón entre sus dedos.

El roce brusco le provocó que sintiera un hormigueo en el pecho, haciendo que moviera la cintura en respuesta. Entonces Rathel movió una mano alrededor de su costado, rozando sus costillas a la vez que Rosemary temblaba de excitación y después sujetó firmemente su cintura.

—Parece que te he inquietado.

—Sí, padre…

Cada vez que pellizcaba y tiraba de su pezón con los dedos, su pecho rebota, y él, sin poder resistirse a sus instintos, lamió el bulto erecto con la lengua.

Acarició la suave piel de su espalda, luego bajó la mano hasta llegar al vestido, que se enganchó en su cintura, y se lo arrancó bruscamente. A pesar del acto violento, Rosemary solo pudo seguir negando con la cabeza debido a la estimulación de la zona sensible por Rathel.

—Tranquila. Ya no estés ansiosa, papi llenará de amor tu pequeño agujero.

Sus caricias a la vez que saboreaba el cuerpo de su hija se intensificaron por sus débiles gemidos que ella no podía contener. Trazó los pequeños bultos en la areola con la lengua, luego chupó y lamió el pico rosado como si fuera un delicioso caramelo.

—¡Ah! Para, buf, por favor, Padre, ahhng...

Como era típico en los animales pequeños, la temperatura en su cuerpo aumentó a medida que se excitaba, y el aroma que emanaba débilmente su cuerpo se hacía cada vez más fuerte. Incapaz de resistir el deseo de comerla frente al dulce aroma de su piel, la mordió suavemente.

Frente a la indescriptible sensación que le oprimía el bajo vientre, Rosemary agarró la cabeza de Rathel, hundida entre sus pechos, y luego, sobresaltada, retiró la mano. Él apartó la boca de su pezón y la miró.

Sus pupilas estaban dilatadas como las de un depredador a punto de cazar, agarró su delicada mano y la puso sobre su cabeza.

—No te resistas. Tira de mi cabeza y aprieta, pídeme que chupe más.

Dicho esto, Rosemary agarró instintivamente el cabello oscuro que le cayó en la mano mientras él continuó chupando su pezón con la boca. Su cabello, cuidadosamente arreglado era suave y estaba bien cuidado, se enredó como enredaderas entre los dedos de la chica, Rathel sólo se limitó a sonreír.

—Así es, buena chica.

Mordió su pezón con los dientes y después lo envolvió lamiendo lascivamente con la lengua, ella inclinó la cabeza ante el desconocido placer, y él mordió y chupó la suave carne de su pecho con su  boca.

De repente, la sensación del vestido deslizándose por debajo de sus muslos hizo que las piernas de Rosemary se cerraran involuntariamente. Una oleada de vergüenza la invadió al darse cuenta de que estaba desnuda frente a un hombre que no se había quitado ni una sola prenda de ropa.

—Oh, no.

Antes de que su grito pudiera siquiera estallar, su áspera mano se deslizó entre mis muslos. Mi mente se quedó en blanco y me quedé paralizada en ese instante.

—Estás tan mojada. Qué cuerpo tan travieso, Rosemary.

Me avergonzó el roce áspero que sentí en la parte inferior de mi cuerpo, que rara vez tocaba excepto para lavarme, sobre mi ropa interior. Además del hormigueo, sentí la tela húmeda cuando dijo eso, lo que me confundió.

—¿Mojada? ¿Qué quieres decir...? ¡¿Por qué…?!

Mis preguntas se evaporaron cuando su mano se deslizó dentro de mi fina ropa interior. Un dolor agudo surgió cuando su dedo corazón presionó contra mi abertura firmemente cerrada, fue como si me desgarrara la carne.

—¡Ah!

El dolor desconocido la hizo clavarle las uñas en el antebrazo debajo de ella.

Fue como un gatito jugando, en lugar de dolerle, pareció estimularlo, provocando que las venas de su cuello se hincharan.

—Ja... por desgracia, me aprietas demasiado, así que aún no puedo meterlo.

Rathel dejó de intentar meter los dedos y rodeó a Rosemary con sus brazos, levantándola. Al inclinarse, extendió las manos por reflejo y se apoyó en su pecho. Por un instante, se estremeció al sentir los músculos tonificados de su pecho a través de la fina camisa de lino, pero luego me sentí incómoda por la sensación de flotar en el aire, ya que mis pies no tocaban el suelo.

—Rodea mi cuello con tus brazos.

Rathel, satisfecho con su obediencia, envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Llevó a su hijastra desnuda a la cama con delicadeza, como si fuera una niña pequeña cargada por su padre. Sus pezones se encontraban muy sensibles por ser chupados y lamidos, cada vez que rozaban la ropa de Rathel  ella dejaba escapar un leve gemido.

—Duele, duele...

Se estremeció y rió suavemente ante su dulce gesto de frotar su mejilla contra su pecho. Aunque ya había llegado al borde de la cama, bajó a regañadientes a Rosemary, saboreando la cálida sensación que subía por su estómago al cargarla sin motivo alguno, con los pantalones apretando dolorosamente su entrepierna.

Se subió a la cama y peinó con suavidad su cabello color champán, que se había esparcido por la cama.

—Eres hermosa, Rosemary.

Ella se encontró con su mirada cálida llena de amor. Nunca antes se había atrevido a esperar, de alguna manera sintió ganas de llorar.

—Padre...

Ver su piel blanca enrojeciendo en los lugares donde él había mordido y chupado era desesperantemente inaceptable. Le arrancó el vestido que le colgaba sobre las rodillas, hecho un desastre, y lo tiró al suelo. Luego agarró los extremos de su ropa interior y la bajó con cuidado. Cuando su parte quedó expuesta, ella cerró las piernas.

—Mi hija es muy tímida.

Rathel deslizó la mano por su esbelta pantorrilla, que encajaba perfectamente en su mano.

—Definitivamente eres diferente a mis hijos. Esos tipos no me escuchan y solo son fuertes, por eso son tan duros.

Pasando la mano sobre sus suaves muslos llegó a la pelvis, rozó el dorado vello púbico con el pulgar que era igual al color de su cabello. Cuando puso la otra mano bajo su rodilla y empujó hacia arriba, la zona debajo de su hija quedó completamente a la vista. Deslizó los dedos entre los arbustos y separó los labios, revelando el atractivo interior de la vulva. Acariciando suavemente la carne roja, apareció la humedad.

—Suave y tierna, tanto por dentro como por fuera. ¿En serio, no quieres que lo toque?

Rathel no esperó una respuesta y comenzó a acariciar el clítoris.

—¡Ahhh! ¡Oh, no!

—¿Por qué hay tantas cosas que mi hija no puede hacer?

Presionando sintió como si una descarga la hubiera atravesado, limpió el agua que fluía del pequeño orificio con el dedo corazón y lo unto con urgencia sobre la perla. Un placer desconocido surgió dentro de ella cuando comenzó a acariciar la perla con sus dedos y se extendió como  pólvora por todo su cuerpo.

—¡Ja, es-espera, ahhng!

Cuanto más acariciaba y frotaba haciendo movimientos circulares, la suave carne entre sus piernas se fue humedeciendo más y más. Mientras sentía la vulva empapada, él lamió su coño con la lengua. Rosemary, implacablemente violada por las ásperas manos del hombre, vio blanco.

—¡Ahh!

Arqueo su esbelta espalda, y su pequeño cuerpo se tensó. Rathel presionó suavemente su vientre, que se elevó al alcanzar el clímax.

—¡Guau, eso fue increíble!

Se retorció, su cuerpo temblaba bajo su presión. Su piel pálida, como un vaso de leche derramada, fue devorada lentamente por los fríos ojos azules. Al contrario de su boca ocupada, su mano acariciaba la parte interior de su muslo.

—Tan obscena, me pregunto si siquiera podrás salir de casa.

Incapaz de resistir el lascivo rastro de jugo que se había acumulado en sus partes íntimas y que fluía hasta el hueco de sus nalgas, volvió a comérselo con la boca. El cuerpo de Rosemary, inmerso en el resplandor de su primer orgasmo, se desplomó bajo la estimulación que recibió antes de que pudiera calmarse.

Rathel, embriagado por el rico aroma que calmaba su constante dolor de cabeza, bebió con gusto el néctar que fluía de su cuerpo. El embriagador consuelo que le proporcionaba su aroma desbordó sus deseos posesivos, que había reprimido bajo la fachada de la paternidad.

—Me sentiría terrible si otro hombre te viera así y se pusiera duro. 

La mujer, como una acuarela, meciéndose bajo su tacto, empujaba la sábana extendida con sus pequeños pies, como si intentara escapar del placer que la abatía.

Esto debió irritarlo, ya que habló en voz baja.

—¿Adónde te escapas? Te dije que te amaría. Cálmate y abre las piernas.

Sus palabras y acciones vulgares la volvían loca. Aunque Rathel sentía que se ahogaba con su aroma, la atrajo hacia sí y la besó metiendo la lengua en su coño. Reprimiendo el deseo destructivo de devorarla hasta que el dulce aroma desapareciera, la estimuló para que soltara más jugo de amor.

—Ja, mira como palpita. Te mantendré en la habitación para que no pienses en nada más, te alimentaré con mi polla todo el día.

El hombre que la había acogido y presentado a la que iba ser su nueva familia con ojos cariñosos ahora chupaba su parte con la ferocidad de un animal. Aunque no somos parientes de sangre, mi único padre me estaba cogiendo. Cada vez que su suave lengua acaricia mi sensible piel, cada caricia se queda grabada en mi piel.

—¡Para, eh! ¡No, ahora mismo...!

Era algo que podía decir porque no sabía que tan abultados estaban los pantalones de mi padre. Mi lengua se deslizó dentro de la vagina de mi hija, que agonizaba, pues su cuerpo estaba excitado pero su mente no podía seguir el ritmo.

Rosemary estaba boquiabierta ante las desconocidas sensaciones que sentía en su abertura. Estaba lo suficientemente mojada, ya que se estiraba con más facilidad que antes, cuando ni siquiera podía meter un dedo.

—Ahhhh...

—No puedo hacerte daño solo para satisfacer mi lujuria, ¿verdad?—, la tranquilizó, agarrando sus deliciosas nalgas apretandolas como si quisiera reventarlas. Cada vez que penetraba su agujero con la lengua, su jugo brotaba a borbotones, lubricando sus paredes que se tensan y contraen. Rosemary gimió sintiendo un hormigueo en todo su cuerpo ante la tentadora estimulación, pero él la atormentó justo antes de alcanzar el clímax.

—Así, se ha aflojado bastante.

Rathel miró el vulgar agujero que se estremecía abriéndose y cerrándose, luego se levantó para mirarla a los ojos, su ancha espalda proyectó una sombra sobre ella.

—Deberías poder recibir el mío ahora. 

Al mirar sus labios, brillantes por la saliva y mis propios jugos, la vergüenza que había olvidado momentáneamente me invadió de nuevo y gire la cabeza. «Tienes que mirarme, Rosemary». Suavemente, sujetando su barbilla hacia mí, me incline y la bese. En ese momento, se sintió avergonzada por la textura resbaladiza y el sabor a pescado en sus labios. Él introdujo su lengua entre sus labios entreabiertos.

Ella se sintió atraída por su lengua caliente que devoraba su boca, enredándose con su lengua. La miro a los ojos, que se habían vuelto cristalinos por la excitación, y sonrió levemente.

—Te amo, hija mía.

Su voz era tan profunda y seria que, incluso en su aturdimiento, no pudo apartar la mirada de su sonrisa cariñosamente curvada. Mientras caía, Rosemary rozando cuidadosamente sus labios susurró:

—¿Qué quieres?

—...¿De verdad me amas? ¿Por eso haces esto?

Echó la cabeza hacia atrás mientras su clítoris, sensible bajo sus caricias, se deslizaba entre sus dedos. —Entonces.— Acarició los finos y palpitantes labios de su vulva, separando sus labios con el dedo corazón. La carne oxidada se aferró a su dedo y empujó suavemente.

—Papá te quiere mucho.

—¡Hmph!

Saboreó la sensación de sus palpitantes paredes internas resistiéndose, moviendo el clítoris con el pulgar. Un chorro de jugo brotó y su dedo corazón quedó completamente enterrado en ella.

—Tengo que poseerte, aunque sea así.

Lentamente retirando el dedo sintió cómo la carne adherida se desprendía. Rathel gimió y limpió los labios de Rosemary al mismo tiempo que ella jadeaba. Entonces, cuando él de nuevo hundió el dedo en su interior, ella dejó escapar un estremecedor gemido.

Mirando sus bonitos ojos morados, nublados por el deseo, él aumentó gradualmente la velocidad de sus dedos. Ella dejó escapar un gemido desesperado cuando su dedo presionó y raspó contra su pared interna.

—¡Ah, para, ah! ¡Es raro, por favor!

—Necesitas relajarte, cariño. ¿Quieres cortarle el dedo a tu padre?

Ella lo abrazaba por el cuello mientras movía las caderas instintivamente al ritmo de sus embestidas cada vez más rápidas. Un sonido húmedo resonó con cada caricia de sus dedos contra su vagina. En cuanto se abrió paso, introdujo su dedo índice en la abertura.

El cuerpo de Rosemary se tensó al sentir la parte inferior de su cuerpo estirandose con fuerza. En un instante, se derrumbó al placer que sintió cuando los ásperos dedos se introdujeron en su coño con violencia. Sintiendo que se acercaba al clímax por su interior tirando y mordiendo, Rathel sacó su miembro y lo alineó con el agujero. Ella se estremeció al sentir algo grande y caliente rozando su parte húmeda.

—Ja, todavía es demasiado. 

Rosemary observó cómo Rathel apartó su mano de su cuello y después de besarla la puso sobre su ardiente miembro. Se le encogió el estómago al ver al hombre de aspecto frío besarla con cariño.

—Dijiste que me amabas, ¿verdad?

Intentando hablar, su mirada penetrante la atravesó. Se vio a sí misma, forcejeando con el placer, reflejado en sus fríos ojos. Cerró los ojos con fuerza y lo abrazó.

—Entonces tómame.

Si este era de verdad el gran amor que sentía por ella, se lo entregaría todo. Lo tomaría aunque estuviera mal antes de que se lo arrebataran. Así como su aroma era demasiado seductor para que Rathel lo ignorara, el amor que le había demostrado a quien toda su vida había estado sola, era demasiado dulce para dejarlo ir.

Como un gato frotó su mejilla juguetonamente contra su pecho no le importo que se raspara su delicada piel con su ropa, simplemente se apretó más contra él.

—Esta bien, padre.

Observó su cabello color champagne alborotado contra su pecho, aparentemente no se dio cuenta de que su blanca piel se estaba enrojeciendo. Recorrió su cuerpo con los ojos encendidos.

—No volverás a sentirte sola. Te lo prometo.

Rosemary, abrió sus ojos enrojecidos y examinó su rostro, puso su mano sobre la cintura de Rathel.

—...Por favor, mételo ahora.

Todo esto era nuevo para ella, y estaba confundida, pero ya no pudo resistirse y le susurró al oído como una seductora. Él, a punto de estallar por sus sugerentes palabras, no tuvo fuerzas para resistirse.

Con movimientos bruscos, se quitó la camisa casi arrancándosela, revelando su torso visiblemente musculoso. Se arrodilló sobre ella mientras yacía boca arriba y colocó su pesado pene sobre su vientre.

—Si no quieres que te desgarre el coño, agárralo.

Ella se tensó al ver el objeto del tamaño de su antebrazo y no se movió, él maldijo y tiró de su delicada mano para colocarla sobre su pene.

—¡Tócalo!

En cuanto su suave mano lo rodeó, el pilar se estremeció y derramó líquido pre seminal. Rathel agarrando su mano comenzó a moverla arriba y abajo sobre su pene con intensidad. A Rosemary se le cortó la respiración instintivamente al sentir las venas abultadas del pilar y al oler el penetrante aroma a flores de castaño y pescado que emanaba de su pene.

¡Uf!

Al verla morderse el labio, sorprendida por mi arrebato, deje escapar un gemido áspero y grave que me raspó la garganta. Bajó su pequeña mano hasta mis testículos, luego hice que los acariciara. Parecía contagiarse ante la excitación del hombre quien se masturbaba mirándola  fijamente, como si quisiera presumir. Sentí el cuerpo caliente. Deseaba que el pene que sacudía de un lado a otro estuviera dentro de mí, no en mi mano.

—Ja...

Entonces sacudiendo suavemente su cintura se tensó, sus abdominales también se tensaron con firmeza y derramo un fluido espeso y lechoso. El denso fluido salpicó su estómago e incluso los labios de Rosemary.

Inclinándose chupo sus labios y untó el resto que había quedado en su boca, luego alineo la parte inferior de su cuerpo contra su abertura. Tragándose los ardientes gemidos de Rosemary, agarró su pierna y empujó su miembro erecto directamente dentro de ella. 

—¡Ah! ¡Duele, hyaa! Padre...

—Shh, está bien. 

Rosemary gritó, jadeando, a punto de perder el aliento por el dolor mientras su carne se desgarraba por el objeto contundente abriéndose paso. El interior de ella, donde algo demasiado grande quería entrar, ardía, así que inconscientemente lo empujo.

—Se está desgarrando, hmn, parece que se va a desgarrar...

Su mandíbula se tensó bajo la continua presión que parecía que le reventaría la parte inferior del cuerpo. No le dolía tanto porque la había relajado y tenía la entrada empapada, pero no podía entrar así.

—Necesitas relajarte, cariño. Voy a amarte como te prometí, pero ¿no puedo abrazarte así?

Rathel llenó de besos su hombro mientras ella sollozaba y suplicaba.

Acarició su cuello con los labios después agarró ambos pechos y comenzó a acariciar sus pezones, ella se retorció de placer a pesar del dolor. Amasando sus suaves pechos, le mordisqueó el lóbulo de la oreja, haciendo que temblara.

—Tienes las orejas sensibles—, le susurró en su blanca y suave oreja mientras ella masturbaba suavemente su miembro de un lado a otro con su pequeña mano. Ella gemía profusamente. Bajó la mano y empapó sus dedos con los jugos que fluían de su raja. Cuando acaricio su adorable y abultado clítoris, hizo que Rosemary perdiera la compostura.

Sus pestañas se agitaron y sus pupilas se dilataron.

«¡Ja, ahhh! ¡Ja! Eso es, uhhhh...».

Aprovechando el momento en que la pared interna se aflojó un poco, la penetró entrando muy lentamente. El solo hecho de estar así le proporcionó plenitud al poseerla.  La sensación del agarre de su interior húmedo apretando su pene era suficiente para satisfacerlo, pero él quería mostrarle a Rosemary el verdadero placer.

Él movió lentamente la pelvis y, como una flor al abrirse, sus labios se separaron gradualmente, aceptándolo con mayor facilidad. Aferrándose a la fuerte cintura de Rathel ella se resistió, pero su cuerpo musculoso era tan fuerte que su agarre se volvió doloroso.

—Ja, si te parece demasiado, clávame las uñas en la espalda.

Conociendo su vulnerabilidad, Rathel le habló suavemente al oído y luego empujó hasta que sus testículos chocaron contra sus nalgas.

—¡Ahh!

—Todo está dentro ahora, Rosemary.

Bajo la mano dejando de acariciar su pecho para que Rosemary pudiera mirar su vientre. Ella bajó la mirada y contempló su vientre, que tenía un bulto con la forma de su pene. Su cosa, que era enorme, sentía como si la llenara hasta el estómago chocando contra sus órganos con cada respiración. Sin poder creerlo, se tocó el vientre con la mano, sintiendo la hinchazón del pene a través de la fina piel.

—No pretendía que lo intentaras.

Al ver a su hija lleno de sí, quebró su cordura y echó la cintura hacia atrás. Contempló con la mirada pérdida la cruda imagen del grueso pilar, surcado de gruesas venas, que sobresalía de entre sus piernas, jadeó y contuvo la respiración mientras la cosa dura se deslizaba rápidamente dentro, rozando su interior.

Sorprendida al ver que el pene entraba de nuevo por completo mientras solo la punta del glande seguía dentro, clavó las uñas en su firme espalda, como él le había aconsejado.

—Demasiado profundo, uf, tan grande...

El problema era que incluso eso le resultó estimulante al hombre excitado. Con sus pálidos ojos azules desenfocados, miró directamente a Rosemary forcejeando debajo de él y empujó sus caderas.

El dolor y el placer se entrelazan de forma vertiginosa. Cada vez que la punta roma del glande penetraba profundamente, en lugares que ella creía que no debía llegar, ella se sumía en el inmenso placer y dejaba escapar dulces gemidos.

—Ja.

Ya fuera por el calor de su cuerpo o por intentar escapar del placer excesivo, a diferencia de su cuerpo, que intentaba cerrar las piernas, su interior apretaba el pene con fuerza. Su robusto torso separaba sus rodillas, pero como si no estuviera dispuesto a tolerar ni siquiera eso, él agarró ambas piernas y las separó aún más. Entonces, su vagina se abrió y el glande se hundió hasta su útero.

—¡Ah, padre, padre, ufff!

Rathel sujetó a Rosemary con ambos brazos para que no pudiera escapar y la penetró una y otra vez. La voz grave y excitada de Rathel se oía entre cada embestida, cada vez más lejos y entrecortado.

Entonces, cuando el pene golpeó cierto punto, ella gritó. Arqueando la cintura al llegar de nuevo al clímax, apartando la sábana con los dedos de los pies. La sensación de sus entrañas contrayéndose y expandiéndose, apretándose alrededor de su miembro, lo llevó a su propio orgasmo unos instantes después.

—...Rosemary.

Notando que su pene se contrae, a punto de derramarse intentó apartarse, pero ella envolvió ambas piernas alrededor de su cintura aferrándose a él con fuerza, él emitió un gruñido.

—P-por favor, buf...

Incluso mientras él la violaba sin control, ella gritaba por amor. Tensando el bajo vientre algo caliente estalló en su interior. Derramando toda su esencia sin cesar, su vientre lo llenó completamente.

Sintiendo el líquido en su interior con el vientre hinchado, ella bajó las piernas. Él se retiró lentamente. Incluso eso fue demasiado estimulante para Rosemary que la dejó con la boca abierta.

—Ah…

Rathel soltó una maldición cuando la mucosa se pegó al pilar carmesí, revelando la carne roja del interior. Mientras el glande estaba medio retirado, un líquido pegajoso, una mezcla de semen y jugo de amor, fluyó de la unión. Olió el olor a pescado de la sangre mezclada con el fluido blanco que goteaba y se apartó bruscamente el pelo.

—Cariño.

En el momento en que sus ojos desenfocados se fijaron en ella, penetró su vagina, ahora resbaladiza por el semen, de un solo golpe.

—Lo siento, pero tendrás que aguantar un poco más.

—Es difícil, hhh, es demasiado difícil.

A pesar de haber hecho tanto, no fue suficiente; Rosemary, penetrada por el grueso miembro que rozaba ardientemente sus sensibles paredes que permanecía rígido mientras forcejeaba y se retorcía impotente, con la mente a la deriva, temerosa de un placer distante que parecía escapar de su cuerpo. Rathel agarró su pequeña barbilla, que se sacudía, y besó sus ojos llenos de lágrimas hasta que ella lo miró.

—Buena chica una vez más, y te dejaré dormir.

Rosemary giró la cabeza y, como un gato, presionó su nariz contra la de él, bajando la mirada, y él sonrió suavemente.

—Te estás haciendo la linda, ¿eh?

Agarró el pequeño pie con fuerza y lo echó por encima del hombro. Al cambiar de postura, la penetración se hizo más profunda, invadiendo lugares que antes no había alcanzado. Su visión se volvió negra, luego blanca. Sus delgados muslos sufrieron espasmos con cada embiste, rompiendo la opresión que bloqueaba su cérvix.

 —¡Padre, ah, me voy a romper, ugh, ajá!

Con el brazo izquierdo, abrazó con fuerza su blanca pierna contra su pecho, y con el derecho, sujetó su pelvis. Aunque era tan pequeña que con su mano podía cubrir todo su vientre, su vientre tenía una forma perfecta, sus caderas eran regordetas y voluptuosas, haciendo que su cuerpo fuera increíblemente sexy.

Al empujar su pelvis al ritmo de sus embestidas, sus pesados testículos chocaron contra su sensible vagina. Cada vez que le golpeaba el útero, un gemido parecido a un grito salía de su boca. Finalmente, tembló y volvió a correrse. A él no le importó y continuó embistiendo, y con el placer que le atravesaba la cabeza, ella empujó con el pie que no había sujetado desesperadamente bajo su vientre.

—Una vez, hmph, me lo dijiste...

—Oh, todavía no me he corrido. ¿Vas a disfrutar solo tú sola y luego dar por terminado?

—Mentiroso, sinvergüenza, hmph.

Mirando a su hija, que sollozaba de frustración, Rathel sintió que la parte inferior de su cuerpo se tensaba. Agarró el tobillo que seguía estimulando su bajo vientre con débiles golpes y lo levantó.

—Ahhh...

Cuando mordió la parte interna de su pantorrilla ella gimo desesperada, sus paredes internas se tensaron.

—¿Por qué, por qué…?

—Qué bien que seas linda, pero, ja, si sigues estimulándome, solo se me pondrá más dura, así que quédate quieta. 

Dicho esto, aumentó la velocidad, y la pierna que tenía sobre su hombro quedó colgando. Mientras continuaban las embestidas, su parte inferior chocó contra la de ella, estimulando su clítoris, y ante la profunda penetración del pene, sentí como si mis entrañas fueran un desastre, impidiéndole mantener la consciencia.

Él soltó sus piernas, incapaz de controlar su cuerpo, y la agarró por la espalda, atrayéndola hacia sí. Una voz clara y grave resonó en sus oídos mientras solo recibía sus fuertes embestidas, mientras su cuerpo se desplomaba sobre la cama.

—Rosemary Brison. su nombre con el mismo apellido, el hecho de que su padre la estuviera comiendo la golpeó de nuevo. Rathel metió el dedo en su boca, mientras ella gritaba, frotando su lengua él susurro:

—No sabía que el cuerpo de mi hija fuera tan guarro. De ahora en adelante, tendré que asegurarme como tu papi de follarte todo el dia para que no te abras de piernas para otros hombres.

—¡No, haaak, no, para, para, ahhh!

Rosemary solo pudo sollozar, negando las palabras explícitas, mientras sus manos recorrían su cuerpo, tocando sus zonas erógenas, impidiéndole a Rosemary pensar con claridad. Él le mordió los labios, que arrastraban las palabras, y posó su húmeda mano sobre su vagina hinchada.

Bajo de él, ella se mecía como una muñeca rota, aceptándolo, con su centro húmedo y el clítoris estimulado por las excesivas acciones, lloro hasta perder el conocimiento.

—¿Rosemary?

Siguiendo a horcajadas sobre ella, la recostó con cuidado sobre la cama y retiró su pene de su interior. El pequeño agujero abierto por las secuelas de haberla poseído durante tanto tiempo, se contrae con cada movimiento y el semen que llenaba sus entrañas salía a borbotones.

Agarrando su pene, que ahora golpeaba sus abdominales con renovada fuerza, Rathel suspiró. Cubriendo a su hija, que jadeaba exhausta, con la manta, presionó con reverencia sus labios sobre su frente.

—Que tengas dulces sueños, hija mía.

***

Rosemary se frotó los ojos adolorida bajo la intensa luz del sol e intentó levantarse, pero el terrible dolor muscular le recorrió todo el cuerpo.

—Ah.

Solo entonces se dio cuenta de que estaba desnuda en una cama más grande de lo que había imaginado. El recuerdo de lo sucedido la noche anterior le provocó un escozor en la parte inferior del cuerpo, hinchada por la fricción por haber dormido con su padre.

—¿Estás despierta?

Acababa de retirar las mantas y bajarse con cuidado de la cama cuando oyó la voz de un hombre y rápidamente se subió metiéndose de nuevo bajo las sábanas. Rathel se cruzó de brazos, mirando sus ojos abiertos y alertas. Su cabello azul oscuro estaba empapado, como si acabara de bañarse.

—Lo vi todo anoche, ¿por qué te haces la sorprendida?

—Aun así...

Quizás por la brillante luz del día, era difícil mirar directamente a mi padre. Lo observó, sacudiéndose el agua del pelo mientras ella se escondía como un tímido animal, gimiendo. Él se acercó y le tendió la ropa que había preparado junto a la cama. Ella mirando a su alrededor la tomó en silencio y se revolvió bajo las sábanas.

—¿Puedes volver sola a tu habitación? Si quieres descansar más, puedo hacerte espacio.

—Oh, no. Yo también debería volver a mi habitación.

A pesar de sus atrevidas palabras, la observó lánguidamente, como una bestia bien saciada, mientras caminaba con las piernas temblorosas como un ciervo recién nacido.  Entonces, justo cuando tropezó y estaba a punto de caer, la sujetó suavemente y la levantó en brazos.

—De nuevo eres como un bebé. ¿No puedes hacer nada sin mí?

—Por favor, bájame...

Su voz, ronca por gemir toda la noche, sonaba satisfecha.

—¿Te arrepientes?

—¿Eh?

—Cuando eliges un camino porque no hay otra opción, es inevitable que te arrepientas.

Rosemary eligió sus palabras con cuidado mientras miraba al hombre que la observaba con expresión sombría. Era cierto que se sentía avergonzada, y también cuestionaba su decisión.

—Te elegí a ti, papá. Si me pidieras que eligiera de nuevo, haría lo mismo.

Satisfecho con su tierna declaración, Rathel dejó escapar un gruñido de satisfacción.

—Qué linda.

***

Después de pasar un buen rato abrazando a Rathel, diciéndose solo palabras dulces, Rosemary finalmente regresó a su habitación alrededor de la hora del almuerzo, se sobresaltó con las palabras de la criada.

—¿Mi segundo hermano me fue a buscar a la habitación de mi padre?

—Sí, iba a decírtelo cuando volvieras, pero no volviste hasta ahora, así que no pude hacerlo.

Así que Rosemary, temblando de ansiedad, arrastró su cuerpo cansado hasta el estudio de su hermano mayor. A diferencia de Jade y su padre, que son fieles guerreros, Daniel, había declarado que seguiría una carrera académica, prefería leer libros con una túnica impecable en lugar de un uniforme militar. Hoy, parecía estar copiando algo, ya que su mano, que sostenía una pluma, se movía rápidamente sobre el papel.

—¿Me buscabas, hermanito?

Solo entonces Daniel levantó la vista de su libro y frunció el ceño en silencio. Cuando ella llegó a la mansión, no sabía ni leer, y como temía ser abandonada ella terminó llorando. Pero Daniel la consoló en silencio, sentándose en su regazo le enseñó a leer y la etiqueta básica, consolándola. Por eso este silencio incómodo la inquietaba.

¿Se había dado cuenta del cambio en su relación con su padre? él es sensible a las emociones de los demás, ¿Le daría la espalda por eso?

—Fui a felicitarte. No pude hacerlo personalmente ayer porque nuestro padre te monopolizó—. dijo  limpiando sus gafas con un pañuelo. Cuando se las volvió a poner sonrió amablemente al ver que ella parecía ansiosa.

—Felicidades por convertirte en adulta, Rosemary.

En cuanto vio su sonrisa, sintió un gran alivio y ella le respondió tímidamente.

—Gracias, hermanito.

—¿Por qué me das las gracias? Ahora somos familia, ¿No es verdad?

Familia.

Rosemary sonrió sutilmente ante la palabra que pronunció con tanto cariño. Sintiendo como si la palabra que tanto había anhelado por fin se hubiera convertido en suya.

- Fin -

A como me gustan estos casos tan raros, al final la 

adopto para comérsela jajaja.



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