1. Un
hombre observando lo que ocurre en el ático.
—¡Maldita
sea, están follando otra vez!
En
cuanto sonó la alarma de su teléfono, Han-seo detuvo el juego y encendió la
pantalla de la cámara de seguridad.
—Maldita
sea... ¿Están cachondos...?
Murmuró
bruscamente, acomodándose contra el cabecero. Luego, metió la mano dentro de
sus pantalones.
—Ja,
¡qué locos están!
Las
personas que veía en la pantalla no eran otros que su hermanastra y su padre.
Tenían sexo a escondidas en el ático del segundo piso. Esa chica está muy loca.
¡Im Yu-jeong, zorra loca!
Era
digno de admirar cómo había estado esperando que su padre hiciera esto, a pesar
de que no había pasado tanto tiempo desde que falleció su madrastra. Ocho años
después de volver a casarse con la madre de Yu-jeong, el padre de Han-seo,
Sang-wook, volvió a enviudar.
Durante
esos ocho años, Yu-jeong fue la preciosa hija de Sang-wook. Al menos, eso les
pareció a su familia y a los demás. Sinceramente, Han-seo nunca esperó que esos
dos terminaran juntos.
—¡Ja,
joder...!
Yu-jeung
lo había llamado —papá— durante años, pero la cámara captó la cara de Yu-jeung,
chupándole la polla con diligencia. Parecía que esa zorra estaba muy cachonda.
Chillando.
En ese
momento, apareció un mensaje en la pantalla, era Kyung-joon. Me preguntaba
adónde había ido en medio del juego.
—Idiota,
sabes que tu futura esposa se está tirando a su padre, pero estás jugando.
El
mejor amigo de Han-seo, Kyung-joon, era el prometido de Yu-jeong.
—Uf...
Sang-wook
empezó a lamerle el coño a Yu-jeong.
Solo
entonces Han-seo sacó apresuradamente los auriculares que tenía guardados en el
cajón de la mesita de noche y los conectó a su teléfono. Rápidamente se los
puso y subió el volumen.
[¡Ah, ah, papi, papi, jaja...!]
[¡Ah, ahng, papi, papi, papi, haang...!]
—¡Maldición...!
Ante la
hábil seducción de Yu-jeong, persuadiendo a Sang-wook con una voz muy dulce
durante el sexo oral, Han-seo rápidamente metió la mano en sus pantalones.
[¡Ah, ah, ah, me voy a correr, papi!
¡Papi...!]
—¡Yu-jeong...!
Al
final, el orgasmo de Yu-jeong se apoderó de ella y su cuerpo tembló sin
control.
[Huh-ah.]
[Ja, Yu-jeong, ¿puede meterlo papi? ¿Entro
ya?]
[Ah, papi, todavía no, acabo de correrme...
¡Aah!]
Antes
de que su orgasmo se calmara, Sang-wook embistió con fuerza el coño de
Yu-jeong. Los húmedos gemidos resonaron con fuerza en los oídos de Han-seo.
[¡Ah, ahhh...! ¡Huh!]
[Shh, Hanseo, está en el piso de abajo,
podría oírte, Yu-jeong.]
—Huh.
La
excitación de Han-seo se calmó al oír la voz cautelosa de Sang-wook, mientras
los observaba atentamente, aferrándose desesperadamente a su hija. Había pasado
menos de un año desde que mi madrastra falleció en un desafortunado accidente.
Aunque no era su hija biológica, él abandonó a su pobre esposa y se quedó con
su hija.
[¡Pum, pum!]
Im
Yu-jeong era una chica de cascos ligeros. Simplemente estaba obsesionada con el
sexo y no dudaba en tener sexo con cualquier hombre.
[¡Uf, ah, papi, córrete dentro de mí,
dentro de mí! ¡Esta vez también, llena mi coñito, ja, córrete...!]
[Hook, ¿eh? ¿Quieres comerte el semen de
papá? ¿Eh?]
—Ja...
Sentí
lástima por mi amigo Kyung-joon. Era imposible que lo supiera. Si lo hubiera
sabido, seguramente habría cortado lazos no solo con Im Yu-jeong, sino también
conmigo, en lugar de casarse. No me habría dicho eso si lo supiera.
—A tu hermana, la cuidaré bien. ¡Gracias
por cuidarla todo este tiempo, amigo!
[¡Oh, lléname, lléname! ¡Papá, por
favor...!]
Lejos
de usar anticonceptivos, abrió las piernas de par en par como si quisiera ser
el recipiente para el semen del hombre.
[¡Uf, Yu-jeung, papá, me corro...!]
[¡Ah, papá, papá!]
Al
verlos abrazarse fuertemente y llegar al orgasmo juntos, Han-seo apagó la
pantalla de su teléfono.
—xx
¿Esa es mi hermana? La
verdad es que ni siquiera era mi hermana. Yu-Jeong y Han-Seo tenían la misma
edad, pero debido a los valores confucianos de Corea, se la consideraba su
hermana mayor simplemente porque su cumpleaños era una semana después.
Francamente, era un desperdicio siquiera llamar “hermana mayor” a una mujer tan
fácil. Han-seo chasqueó la lengua una vez más y se levantó de la cama.
¿Sería
porque se detuvo de repente? Se sentía incómodo. Sintió que necesitaba terminar
mientras se duchaba.
—¡Maldita
sea!
El
hecho de que a quien imaginaba mientras se masturbaba fuera Im Yu-jeong hirió
su orgullo.
—¿Qué
tan dura puede ponerse la polla de un viejo...?
Siendo
sincero, su orgullo se sintió aún más herido por el hecho de que él no era en
absoluto su pareja sexual.
—¡Ja,
Im Yu-jeong...!
Finalmente,
Han-seo abrió el grifo para ducharse y se masturbó solo, pensando en el rostro
lloroso de Im Yu-jeong, empapado de placer.
—¡Ah,
estoy cansado! ¡Hermano, ya estoy en casa!
—¿Has
vuelto? Date prisa y lávate, la comida está lista.
—Sí.
Oye, sobrino, ¿te pasaste todo el día encerrado en tu habitación jugando
videojuegos otra vez?
—Tío,
cuando descansas, también te encierras en tu habitación jugando videojuegos,
¿por qué sigues dando la lata?
El tío
Jae-wook consiguió un trabajo hace poco y vino de Buyeo. Ha decidido quedarse
aquí por ahora y buscar un lugar donde vivir.
—¿Tú no
estabas desempleado?
—No
estoy desempleado, cambie de trabajo. ¡Empiezo la semana que viene!
—Claro,
el hijo mayor de la familia Cha se las arregla bien. Luego llama a mamá,
hermano. Dijo que nos enviaría kimchi si se nos acaba.
—Entiendo,
ve a lavarte y regresa. También Han-seo, despierta a Yu-jeong.
—...¿Por
qué, si papá la despertará?
Sus
palabras no sonaron bien. Entonces Sang-wook levantó el cucharón y le gritó con
severidad a Han-seo.
—¡Papá
está preparando la cena! ¡Deberías al menos moverte un poco! Has estado en casa
todo el día, pegado al ordenador, ¿y ahora te molestas en hacer un recado?
—Sí,
señor... entiendo.
Han-seo
estaba realmente disgustado por su hábil actuación. Era repugnante cómo fingía
ser buen padre delante de su hijo, cuidando de Yu-jeong, como si nada hubiera
pasado. Si no fuera su padre, le habría soltado una retahíla de palabras duras.
Han-seo subió al segundo piso y se paró frente a la puerta de Yu-jeong. Luego
miró hacia la habitación más alejada. Ahí es donde estaban haciendo esas cosas,
en el ático, era la habitación del fondo.
—Oye,
Im Yu-jeong, levántate. Es hora de comer.
¡Bang bang!
Le dio
una patada a la puerta con fuerza, despertándola de su profundo sueño.
—¡Oh,
me asustaste...!
—La pateé
para asustarte.
—Así es
como me despiertas. ¿Quién puede culparme tengo el sueño pesado?
—¿Tienes
la regla? ¿Por qué estás tan irritable?
—¿Yo?
Ah, sal.
—Papá
dice que es hora de cenar.
Después
de tener sexo con Sang-wook por tanto tiempo, seguro que estaba cansada. Los
cuatro se reunieron para comer. Si alguien los viera, pensaría que eran una
familia realmente armoniosa.
—Tío,
¿hay un puesto de contable disponible en tu empresa? ¡Ay, me muero de ganas de
dejar esta maldita empresa!
Yu-jeong
se mantuvo alegre durante la charla. Bueno, este es el mundo de Im Yu-jeong
ahora. Antes de que su madre falleciera, ni siquiera podía sonreírles a los
adultos, pero ahora parecía no tener ningún problema.
—Gracias
por la comida.
Im
Yu-jeong era realmente una chica astuta. Han-seo no quería ver a su padre y a
su tío embobados delante de Yu-jeong por más tiempo, así que terminó de comer y
se fue directo a su habitación. Después de jugar un rato pauso el juego noto
que se quedó sin cigarrillos. Cuando estaba a punto de irse Im Yu-jeung, que
estaba viendo la televisión en la sala, pensó que era una buena oportunidad y lo
mandó a que le comprara un helado.
Quería
hacerle una seña obscena, pero como su padre estaba allí, simplemente se fue.
Fue a la tienda, compró unos cigarrillos y unos helados, y al salir, sonó la
alarma de su teléfono. Era la alarma de circuito cerrado de televisión
instalada en el ático. Tenía los auriculares puestos, así que podía escuchar la
conversación con claridad.
[Tío... Papá está viendo la tele en la
sala... Le parecerá raro si descubre que no estamos...]
[Ya sé. Terminemos esto rápido, Yu-jeong.
¿De acuerdo?]
[Aang, no me toques los pechos...]
—Ja.
Papá
estaba viendo la tele en la sala, justo abajo, y Jae-wook y Yu-jeung planeaban
hacerlo a escondidas.
—No
somos cerdos, ni perros...
Yu-jeung
también tenía sexo con su tío. En cuanto su tío llegaba a casa, tenía sexo a
escondidas con él en el ático sin que su papá lo supiera.
—Joder...
Durante
el día, se acostaba a escondidas con su padre, y por la noche, desesperada se
acostaba con su tío. Jae-wook le bajó rápidamente los pantalones cortos a
Yu-jeong.
[Uf, tío... Despacio.]
[Shh, si voy despacio, puede que nos
pillen. Yu-jeung, ¿quieres que nos pillen?]
[Eh, ah, no. Si papá se entera de lo
nuestro...]
[Por eso no nos puede pillar, ¿verdad?]
[Ah.]
[Esperabas que también te follara, ¿verdad?
¿Ah?]
Jae-wook
metió la mano entre las piernas de Yu-jeong y rió suavemente, rozando su coño
con la mano.
[Jaaah...]
[Tan mojada... ¿Estabas pensando en tener
sexo conmigo desde que empezamos a comer?]
[Ah, tío no parabas de tocarme ahí con los
dedos de tus pies...]
[Sí, te toqué ahí, pero no los metí.]
[¡Ah, Tío!]
Han-seo
apretó los dientes. Despreciaba a Yu-jeong por acostarse con los dos hombres el
mismo día, pero estaba más enojado con ella por prestarles atención a los dos
hombres de la familia Do Cha mientras a él lo ignoraba. ¿En qué podría ser
inferior de su padre o su tío? Tenía 29 años, casi un treintañero.
Era un
profesional exitoso que se había graduado de una universidad de élite y había
completado el servicio militar en la Infantería de Marina. Había cambiado de
trabajo con éxito y había conseguido un nuevo empleo en una empresa. Si bien no
era una gran corporación, al menos era más prometedora que la pequeña empresa
en la que trabajaba Jae-wook. El futuro de Cha Han-seo era brillante.
Pero
Yu-jeong eligió a Woo Kyung-joon, quien era aún más patético que él. No es que
haya trabajos de alta y baja categoría, pero ¿cómo pudo decidir casarse con un
hombre que ni siquiera era un empleado fijo, sino un contratista que hacía
trabajos esporádicos para una constructora subcontratada? El hombre era tan
abierto al respecto, pero en serio ella no tenía buen gusto en hombres.
[¡Ah, tío, me gusta...! ¡Uf!]
Vio el
trasero de Yu-jeong siendo agarrado por Jae-wook. Jae-wook sentó a Yu-jeong en
su regazo, sujetándole las nalgas la embestía sin parar. ¡Pum, pum, pum!
[¡Jaaah, haang, ahang!]
[Maldita sea, sobrina, ¿te gusta? ¿Eh? ¿Te
gusta la polla de tu tío?...]
[Mmm, sí, sí... Me gusta tu polla, tío. Ah,
empújala más adentro. Mmm, ahí, córrete ahí. ¡Haaang!]
—¡Joder!
Los
gemidos de Yu-jeung excitada eran extremadamente irritantes. Han-seo se quitó
los auriculares de los oídos como si se los arrancara y miró el helado en la
bolsa negra.
—...¿Para
quién?
Han-seo
tiró la bolsa a la basura y regresó a casa. Dejo a Yu-jeong, extremadamente
molesta por no comprarle un helado, en la habitación.
—Si
tanto lo quieres, pídele a tío o a padre que te lo compre.
Su
novio se había ido, y aunque estaba Woo Kyung-joon, Han-seo era el blanco más
fácil.
—¡Joder,
Yu-jeung!
Era de
lo más molesto que actuara como mi hermana, aunque éramos familia, era un asco que
estuviera a punto de casarse, pero lo que más era un asco es que yo fuera el
único que no haya subido a ese ático. Había una razón por la que Han-seo se
había colado en ese ático y escondido una cámara.
Tras el
fallecimiento de su madrastra papá había perdido la vitalidad pero después de
un tiempo había vuelto a ser el de antes. Mi tío ni siquiera intentó buscar un
lugar donde vivir, poniendo simplemente excusas se quedó en nuestra casa.
Además, cada noche, se oía gruñidos y alguien chillando, el ruido provenía de la
habitación justo encima de la suya, la última habitación en el segundo piso.
Era una
habitación donde se guardaban las cosas y la ropa sin usar, así que nadie se
quedaba allí. Pero entonces los sonidos se escucharon periódicamente temprano
en la mañana. Me pareció extraño así que fui a echar un vistazo. Y descubrí que
había un ático en esa habitación.
De
niño, era un lugar bastante secreto, así que solía ir a menudo, pero al crecer,
dejé de ir tanto. Y se convirtió en un lugar olvidado. El ruido provenía de
allí, y Han-seo vio una escena impactante. Yu-jeong sollozaba mientras le metia
la polla mi padre.
—¡Ah,
papá, es muy bueno. Muy bueno... Aaaah!
—¡Mierda,
mierda, Yu-jeong, voy a...!
Así
que, tras presenciar su relación secreta, instale una cámara allí en secreto
poco después. Allí se entregaban a la promiscuidad siempre que tenían
oportunidad. Después de que Jae-wook se mudara a Seúl, también empezó a compartir
el ático. Yu-jeung había manipulado completamente a su padre y a su tío.
—¡Uf!
Han-seo
se acercó a la ventana, la abrió y encendió un cigarrillo.
Odio a la zorra de Yu-jeung. No
había forma de que me gustara una mujer promiscua que se acuesta con mi padre, mi
tío e incluso mi mejor amigo por igual. Era un sentimiento natural. Sin
embargo, también era ridículo que una mujer así no se acostara con él. Con
todos podía hacerlo, ¿menos conmigo?
—¡Hoo!
Han-seo
no sabía que eso se convertiría en un complejo de inferioridad.
—Tú
también estás loca... Cha Han-seo.
También
quería follarle el coño a Yu-jeong. Quería follarle la boca y aplastarle los
pechos con la polla. Solo imaginarlo le ponía la polla dura.
—Joder.
Quería
mirar los ojos excitados de Im Yu-jeung y sacudir las caderas como un loco.
—Jaaaa,
Im Yu-jeung...
Apagando
el cigarrillo que aún no había terminado de fumar, Han-seo empezó a masturbarse
a toda prisa.
—¡Ja,
ja, Yu-jeung, Yu-jeung...!
La
deseo.
Igual
que mi padre, igual que mi tío.
2. Solo
con mi hermana en el ático.
Con su
boda a solo una semana de distancia, Yu-jeung llevaba un mes yendo y viniendo
entre su nuevo hogar y la casa de sus padres. Hoy llegó a casa para llevarse
algunas de sus pertenencias que había dejado en el ático. Era fin de semana,
pero Sang-wook estaba fuera por una reunión, y Jae-wook había estado fuera
desde ayer por irse de campamento. Así que Han-seo estaba solo en casa.
Yu-jeung volvió a casa como siempre.
—¡Uf,
qué calor! Ya hace calor. ¿De verdad es mayo?
En
cuanto llegó a casa, Han-seo frunció el ceño al verla ir a la cocina, abrir la
puerta del refrigerador y buscar agua fría para beber.
—¿Qué
llevas puesto?
Le
preguntó a Yu-jeong, quien se había quitado el mini suéter con cremallera y lo
había tirado descuidadamente en el sofá. Sus grandes pechos se acentuaban con
el top. Parecía preocupado por la cantidad de piel que mostraba, ya que no
dejaba de ver su escote. Pero la espalda era el problema.
Los
finos y resistentes tirantes creaban un patrón llamativo que llamaba la
atención. Yu-jeung, aparentemente sin vergüenza, me mostró su blanca espalda, mientras
miraba alrededor de la cocina, buscando algo para comer.
—Fui a probarme
mi vestido. Ah, solo quiero terminar con los preparativos para la boda rápido.
Me afecta mucho tener que pasar por toda esta molestia solo para ponerme un
vestido. En serio, hermano, es muy duro.
Han Seo
no podía entender por qué necesitaba cuidar su peso cuando apenas tenía una
pizca de grasa.
—¿...Qué
dejaste en el ático?
—Ah, mis anuarios de primaria, secundaria y
preparatoria, las cartas que intercambié con mis amigas de entonces. Quiero llevármelas
también. Son recuerdos. Planeaba compararlos con los de Kyung-jun.
—...Ese
gamberro probablemente quiera ocultarlos.
Al ver
a Yu-jeung recogerse su largo cabello, que le llegaba a los hombros, como si hiciera
mucho calor, Han-seo sintió una extraña emoción.
Cuando
se recogió el pelo, su delgada mandíbula, su cuello esbelto y sus pechos, que podía
considerarse grandes y voluptuosos, quedaron al descubierto. Era evidente para
cualquiera que era una mujer con perfectas curvas. Su ropa de pilates, de un
tono beige ligeramente más oscuro que su piel, le resultaba particularmente
excitante.
—Eh, ¿quieres
verlos? ¿Dónde lo puse? Recuerdo haberlo dejado en el ático, pero no recuerdo
dónde exactamente. ¡Hermano, subo y vuelvo!
Han-seo
sonrió con suficiencia mientras veía a Yu-jeung subir apresuradamente las
escaleras hacia el segundo piso. Hoy era su única oportunidad.
—¿Dónde
lo puse? Estoy segura de que lo puse en esta habitación...
Yu-jeung
estaba ocupada buscando sus pertenencias entre los montones de cosas en la
esquina del ático. No tenía ni idea de que Han-seo la había seguido.
Han-seo
sonrió al verla de rodillas levantando las nalgas mientras buscaba. Entonces
sacó su teléfono y reprodujo un video que había grabado.
[¡Ah, ah, papi, papi...!]
—¡Ah!
Sorprendida
al escuchar sus gemidos, Yu-jeong gritó y se giró rápidamente.
—¿Cha,
Cha Han-seo?
[Ah, papi, creo que voy. ¡Papá, creo que voy
a...!]
—¡Dios
mío...! ¿Qué estás...?
—¿Una
hija jadeando asi por su padre? Pensé que solo vería algo así en el porno, pero
pasó aquí.
—¿Sabías
de esto...?
Ver a
Yu-jeung pálida de miedo hizo que Han-seo se mareara.
—Y también
te divertiste con Woo-kyung-joon. Al igual, le pediste como a nuestro padre que
te follara.
—¿Cuánto
tiempo hace que lo sabes? Tú, tú no le enviaste eso a Kyung-joon, ¿verdad?
Yu-jeung
preguntó con una mirada aterrorizada.
—¿Te da
más miedo eso a que te pille?
Aun
así, a Han-seo le irritaba que Yu-jeung pareciera más preocupada por Kyung-joon
que porque la pillara.
—Ah, sabes
hermana te casarás pronto con Kyung-joon. Además, es mi amigo...
Han-seo
colocó su celular encima de la pila de cajas y agarró a Yu-jeung del cabello.
—¡Ay!
Yu-jeung
fue arrastrada de rodillas hacia él.
—Sabiendo
eso, ¿aun así se lo diste a mi padre y a mi tío?
—¡Ay,
duele! ¡Duele...!
—¿Qué se
siente al acostarte con tres hombres diferentes? ¿Quién te gusta más? ¿El tío?
¿O de verdad te gusta la polla de papa?
—Mmm,
por favor....... ¡Por favor, no se lo digas a Kyung-jun.....!
—¿De
verdad tienes que casarte? ¿De verdad amas a Woo Kyung-jun?
Las
súplicas de Yu-jeung para que no le dijera esa sucia verdad eran simplemente
divertidas.
—Bien. Como
mi única hermana me esta rogando, así que tengo que ceder.
—Gracias,
gracias, Han-seo...
Volvió
a agarrar con fuerza el cabello de Yu-jeong, quien se secaba las lágrimas de
alivio ante sus palabras.
—¡Oh,
gracias...!
—Tiene
que haber una dulce recompensa para que me calle, ¿verdad?
—Oh...
No
había forma de que Yu-jeong no entendiera lo que quería decir. El pene de
Han-seo ya estaba tan hinchado, que se le abulto frente al pantalón. Yu-jeung
extendió la mano hacia sus pantalones como hechizada. Le desabrochó el cinturón
y miró el pene de Han-seo retorciéndose dentro de su ropa interior. Con ojos
aturdidos, lo miró fijamente, y luego su cabeza fue jalada por su agarre en el
cabello hasta dejarla cara a cara con su pene caliente.
—Mmm...
Ella
presionó sus gruesos labios contra su bóxer.
—Ja.
Eso
solo me provocó un gran estímulo. Los labios rojos de Yu-jeung besaron
suavemente hasta llegar al escroto, pronto sacó la lengua y comenzó a lamerlo
sobre su bóxer negro.
—Eh,
bien, Im Yu-jeung... Ja...
—Mmm,
caliente...
La
sensación de su gruesa y caliente polla a través del delgado bóxer, hizo que
Yu-jeung sintiera un hormigueo en el bajo vientre. Nunca imaginé que Han-seo se
destruiría así ante mis ojos. Sabía que había una cámara oculta. No sabía quién
la había instalado, así que decidí esperar y ver.
Yu-jeung
nunca sospecho que Han-seo la hubiera instalado. Eran archienemigos, y él nunca
la había mirado con interés sexual. Ella lo consideraba su hermano, aunque no
tuvieran parentesco de sangre. Pero ahora mismo Han-seo...
—Uf,
Han-seo, me duele.
Yu-jeung
gimió cuando la agarro con fuerza del cabello. Aflojando el agarre le acarició
la cabeza. Yu Jeung, encantada con su
tierno toque, sacó el pene de su bóxer.
—Jaa...
Su pene
era tan grande que Yu-jeung ni siquiera podía sujetarlo del todo.
—Ah, así que así es el pene de Han-seo...
Yu-jeung
lo tocó con la mirada llena de éxtasis y se lo llevó inmediatamente a los
labios.
—Uhhh...
—¡Jaa!
Al ver
a Yu-jeung chupar su pene como había chupado el de su padre y su tío, Han-seo
sintió una oleada de placer vertiginosa. Sus labios carnosos se separaron y su
lengua envolvió su pene, moviéndose repetidamente de arriba abajo.
—¡Uhh,
uhh, uhh...
Yu-jeung
tragó su pene, que estaba cada vez más resbaladizo con saliva, hasta la base,
poniendo a Han-seo aún más caliente.
—¡Ja,
ja Yu-jeung...
La
urgencia de venirse lo invadió como una eyaculación precoz. Han-seo apretó los
dientes, sintiendo que iba a correrse en su boca. Al menos quería ser diferente
de mi padre y mi tío. Como no quería que lo trataran como a un niño, Han-seo se
contuvo con todas sus fuerzas y le dio una palmada en el trasero.
—¡Uf...!
—Ja, Im
Yu-jeung, bájate los pantalones.
—Uf...
—Bájalos.
Con la
polla de Han-seo en su boca, Yu-jeung se bajó lentamente los pantalones. Al ver
a Yu-jeung bajarse también la ropa interior, Han-seo sonrió satisfecho y
comenzó a agarrar su blanco trasero con ambas manos.
—Uf...
—¿No
estás concentrada?
Recuperó
el control. Yu-jeung se quedó completamente distraída cuando le froto las
nalgas. Al notar el calor que se acumulaba debajo, sintió ansiedad por cuánto
la excitaba, pero en secreto, la anticipación la estaba volviendo loca.
—Haap,
uhm.
A
medida que la oleada del orgasmo se calmaba, Yu-jeung sintió que la tocaba
repetidamente debajo.
—Ja,
ja.
Yu-jeong
se estaba desesperando. Aun así, siguio acariciando su pene, chupándolo con la
boca con sumo cuidado. Chupando hasta la raíz, Yu-jeung se dio cuenta de que no
era suficiente llevarlo al límite solo con la boca, así que comenzó a usar
también ambas manos. Retiró la boca después de chuparlo intensamente, agarrando
su pene sacó la lengua y lamio el glande.
—Eh,
hmph...
Estimuló
hábilmente su uretra con la punta de la lengua moviendo repetidamente la mano apretando
su pene, Han-seo finalmente jadeando llegó al clímax.
—Ja...
El blanco
semen salpicó las mejillas y los labios de Yu-jeong.
—Umm...
Ver a
Yu-jeung lamerlo con la lengua llenó a Han-seo de una extraña sensación de
conquista.
—Jaah,
esto es increíble, Im Yu-jeung...
—No se
lo digas a Kyung-joon, ¿de acuerdo?
Si no
hubiera mencionado a Kyung-joon, el ambiente habría sido perfecto.
—Maldita
sea, ¿por qué te preocupas por ese cabrón? ¡Preocúpate por mí, que estoy justo
delante de ti…!
—Ah,
espera un momento. Han-seo, el condón...
—Piérdete.
Cuando lo hiciste con mi papá y mi tío, les rogaste que se corrieran dentro de
ti, e insististe en que podían dejarte embarazada, ni mencionaste que usaran un
condón. ¿Y ahora te quejas por un condón?
—Ah,
eso fue...
Giró a Yu-jeung
y levantó sus deliciosas nalgas blancas. Luego se lamió los dedos y le frotó el
coño.
—Ah,
Han-seo, despacio...
—Cállate,
ya estas empapada. Mira lo mojada que estás.
—¡Uf,
no, no...!
—¿Cómo
qué no? ¡Mira, acaban de entrar tres dedos...!
—¡Uf,
despacio, Han-seo...!
Han-seo
pensó que la erótica expresión de Yu-jeung, aferrándose a mí suplicando con
excitación, era todo un espectáculo. Todos debieron embriagarse por su rostro,
por eso enloquecieron y siguieron follandola.
—Cállate,
no pienso escuchar tu coquetería.
Ver a la chica que se había comportado como
una hermana mayor, tan madura, completamente cautivada por sus caricias,
despertó sinceramente su deseo de conquista. Han-seo chasqueó la lengua al ver
cómo el interior de Yu-jeung se tragaba fácilmente tres dedos.
—¿Cuánto
lo abriste, eh? Te tragaste tres dedos de golpe, ¿eh?
—Eh,
no, no mucho. ¡Ah, ahí...!
—¡Uy,
basta de mentiras! ¿Sabes cuántas veces te he visto?
—Eh, no
sé, eh, no sé...!
Los
dedos de Han-seo eran largos y gruesos. Yu-jeung se emocionaba con cada nudillo
de Han-seo, incomparables con los de Sangwook, Jaewook y Kyungjun, quienes
habían hurgado dentro de ella. Si sus dedos la hacían tan feliz, ¿cuánto más la
haría su pene, que se había metido en la boca y chupado?
Pensando
en su enorme pene, que ni siquiera cabía del todo en su boca y tuvo que
empujarlo hasta el fondo de su garganta, Yu-jeung ya sentía un hormigueo en el
bajo vientre. Si la llenaria por completo, seguramente sin duda sería un
verdadero éxtasis.
—¡Huh!
¡Ah, Han-seo, Cha Han-seo...!
Con su polla
rozó la hendidura de su coño. Cuando la punta del pene rozó su clítoris, el
cuerpo de Yu-jung se estremeció y se excitó intensamente. Han-seo siguió
moviendo los dedos dentro de ella mientras presionaba con fuerza su pene contra
su clítoris excitado.
—¡Ja,
me gusta, hngh, me estas volviendo loca!
—¡Joder,
¿te gusta? Ni siquiera lo he metido todavía, ¿cómo que te gusta...?
—Mételo,
por favor. Mm, mételo, Han-seo. ¡Dentro de mí, hngh!
No
accedió fácilmente a la petición de Yu-jeung, incluso cuando ella apretó los
dedos y lo instó. Ese era el orgullo de Han-seo. En esta relación, quien tenía
el control era Han-seo.
—Bésame,
entonces.
—Jeje
—Lo
curioso es que nunca besaste a mi papá ni a mi tío, ¿verdad?
Yu-jeung
lamía y chupaba sus penes, pero nunca los besaba en la boca. Incluso cuando se
lo pedían, se negaba y nunca lo hacía por voluntad propia. La mayoría de las
veces, su padre o su tío la obligaban a besarlos brevemente.
—Das
libremente lo que no debes, pero cuando se trata de besar, te contienes,
¿verdad?
—N-no,
no me gusta besar... Ni siquiera lo hago con Kyungjun...
—Eh...
Tu agujero es un poco zorra, pero tu boca es tan pura. ¿Verdad?
—Sí,
solo bésame... ¿eh? Quieres besarme, ¿verdad?
—Abre
la boca.
Yu-jeung
negó con la cabeza.
—¿Paramos
aquí?
Han-seo
hundió los dedos más profundamente dentro de la vagina de Yu-jeong.
—¡Huh!
Ah, no...
La
verdad es que a Yu-jeung nunca le había gustado besar. Por eso apartaba a todos
los hombres que intentaban besarla. Mi boca solo debía centrarse en comer. Y mi
boca inferior sabía cómo tragarse el pene de un hombre sin problemas. Pensé que
con eso era suficiente.
—Bésame.
Al
verlo insistir en recibir un beso, Yu-jeung frunció ligeramente el ceño. Cha
Han-seo siempre insistía en cosas tan raras cuando las cosas iban bien.
—¿Para?
—Mmm...
Yu
Jeung se distrajo con los movimientos de su pene estimulando suavemente su
clítoris.
—De
acuerdo... Lo haré, lo haré.
Yu-jeong
suspiró y, obedientemente, se acercó a Han-seo. Presionó suavemente sus labios
contra los suyos, entreabiertos, y con cuidado metió su suave lengua. Han-seo
rió entre dientes ante la inesperada pasividad de Yu-jeung y extendió la mano
tras su cabeza para atraerla hacia sí. Yu-jeung dejó escapar un leve sollozo al
sentir los movimientos bruscos de su lengua, que envolvía la suya.
No eran
solo sus lenguas las que se entrelazaban en su boca. Su saliva se entrelazaba y
se mezclaba, creando un sonido de sorbo. Cada vez que él succionaba sus labios,
Yu-jeong sentía como jalaba su cabeza. Incapaz de soportar la excitante
sensación, apretó con más fuerza sus hombros. Su lengua presionó su delicado
paladar, completamente llena por él, y Yu-jeong tembló incontrolablemente.
Besarlo se sentía extraño. Se puso extremadamente sensible, cada vez que sus
lenguas se rozaban y succionaban, su bajo vientre se tensaba.
—Huh...
Un
gemido mezclado con un suspiro escapó de sus labios sin que se diera cuenta.
Era una sensación que nunca antes había experimentado. Sus fuerzas se agotaron
hasta el punto de no poder pensar en nada. Han-seo abrazó a Yu-jeong con más
fuerza y la tumbó en el suelo.
—Ja,
ja...
Yoo-jeong,
aturdida por su beso, era digna de admiración. La observó, con las mejillas
sonrojadas y la respiración agitada, mientras le quitaba la blusa. Rápidamente,
le subió el sujetador a Yu-jeung y se lo quitó. Sus suaves pechos meciéndose
quedaron expuestos ante Han-seo.
—Ah.
Nunca
esperé ver pechos tan exuberantes ante mis ojos. Han-seo dejó escapar un
suspiro ante el puro realismo, muy diferente a la mala calidad de las imágenes
que había visto. Yu-jeung, avergonzada por su mirada penetrante, cruzó los
brazos.
—......Guarda
eso.
—Te da
vergüenza que los vea así... No seas ridícula. Solo te pones eso para presumir tus
grandes pechos, ¿verdad?
—¡No,
no es eso...! Los uso cuando hago ejercicio porque me sujeta los pechos y es
cómodo... ¡Aaah!
No
tenía tiempo para escuchar sus tonterías. Han-seo no solo extendió la mano,
sino que también empezó a chupar su pecho, envolviéndolo chupando su pezón con los
labios.
—Oh,
por favor. Eh, no chupes así… Si quedan marcas, ¡Kyung-jun se dará cuenta…!
¿A ese
mocoso, quién le importa?
—Di Woo
Kyung-jun, solo una vez más. Entonces te dejaré más marcas por todo el cuerpo.
—¡Mmm,
pero...!
—¿Sabes?
Si digo que lo haré, lo haré, Im Yu-jeong.
—Huff...
Yu-jeung
lo fulminó con la mirada, pero fue inútil. Han-seo era de los que siempre
cumplían su palabra. Sin otra opción, Yu-jeung asintió. Satisfecho, Han-seo
volvió a sonreír y presionó sus labios contra su pecho. Yu-jeung sintió que iba
a perder la cabeza. La erótica y cruda sensación que recorría su cuerpo era más
intensa que el escalofrío que sintió cuando la besó por primera vez.
—Ahh.
Cha Han-seo, Han-seo...
El
calor se acumuló en mi bajo vientre. Ya sabía que mi interior estaba empapado y
que estaba liberando mucho jugo de amor. Pero Han-seo estaba obsesionado chupando
y lamiendo mis pechos. Chupó con tanta fuerza, esperando desesperadamente que
algo saliera de sus pechos, que estaban vacíos, chupaba tan fuerte que dolía, y
Yu-jeong finalmente no pudo contener las lágrimas.
—Duele,
te digo que duele...
—Shh...
Sus
pezones le daban ganas de mantenerlos en la boca mientras los giraba.
Chupándolos y estimulándolos entre sus dientes, Yu-jeung lagrimeo de dolor. Incluso
eso era tan seductor que me volvió loco. Esa era Im Yu-jeung. Han-seo, tras
terminar de quitarle los pantalones a Yu-jeung, chasqueó la lengua mientras la
miraba, con sus muslos empapados de sus jugos de amor.
—Estas
tan cachonda, y ni siquiera lo he metido todavía, ¿pero ya estas chorreando?
—Huu,
por favor... date prisa...
Yu-jeong
abrió las piernas, arqueando la cintura como si ya no pudiera contenerse más.
Su mirada se posó en su coño resbaladizo, completamente empapado con jugo de
amor.
—¡Ah,
no...! ¡No me mires así...!
Sintiendo
su mirada, Yu-jeung bajó la mano y se cubrió.
—Ja.
Quita tu mano, Im Yu-jeung.
—Uf...
—¿No
quieres que te la meta?
—¡Eh!
Presionó
sus labios contra el hueco interior de la pierna de Yu-jeong, intentando con
todas sus fuerzas reprimir las ganas de penetrarla con su polla y abrazarla con
fuerza.
—Ahhhh...
Yu-jeung
ya estaba tan excitada que no tuvo más remedio que aceptar el pene del hombre.
Finalmente, movió su mano, apartándola de su coño.
—¡Ja!
Sin
embargo, Han-seo no tuvo más remedio que admitir que ella era más hábil que él.
Ella separó los labios de su vagina con los dedos y lo sedujo.
—¡Date
prisa!
—¡Maldita
sea, Yu-jeung...!
Al
final, Han-seo explosivamente empujo su pene erecto dentro de Yoo-jeung de una
sola estocada.
—¡Pum!
—¡Ah!
El
interior caliente y resbaladizo engulló el pene de Han-seo sin problemas. Sin
embargo, a diferencia de cualquier otro pene que hubiera probado antes, era
bastante largo, llegando a su útero de una sola vez. Podía verse el bulto de su
miembro contra el vientre plano de Yu-jeung.
—¡Ja,
Han-seo... Ugh, es demasiado profundo...!
—Ah,
joder. No finjas que es demasiado cuando es tan jodidamente bueno.
—¡No,
no, ah, ah, ja!
Con las
continuas embestidas, Yu-jeong ya no pudo decir nada. Un escalofrío recorría todo su cuerpo con
cada embestida, como fuegos artificiales explotando ante sus ojos. No era
Sang-wook ni Jae-wook, sino Han-seo quien se movía dentro de ella. Yu-jeung
creía firmemente que Han-seo la consideraba —familia—, aunque no tuvieran
parentesco sanguíneo.
Por eso
no podía acercarse a él primero, como sí hizo con Sang-wook o Jae-wook. Hacía
mucho tiempo que esos dos no la consideraban ni hija ni sobrina. Sabiendo eso,
Yu-jeung no dudó. Pero Han-seo no mostró señales de eso. Incluso si se vestía
provocativamente a propósito frente a él o fingía estar borracha y lo llamaba,
o se convertía deliberadamente en la amante de su mejor amigo, para él seguía
siendo —su hermana mayor—.
—¡Ja,
Han-seo, Han-seo... hermano, me vas a volver loca...!
—¡Haa,
cállate! ¡Yu-jeung, deja de llamarme 'hermano'!
—¡Ah,
aaang, Hanseo, aaang, haat, heut!
Pronto,
mi hermana se pondrá un vestido blanco y se casará. ¿Qué hermano se acostaría
con su propia hermana que está a punto de casarse? No existe tal hermano. Cha
Han-seo nunca quiso ser el hermano menor de Yu-jeung.
—¡Maldita
sea, Yu-jeung, Yu-jeung...!
Yu-jeung
siempre fue su compañera de sueños húmedos y de masturbación. Si la hubiera
considerado su hermana mayor, nunca se habría atrevido a tener fantasías tan
inmorales. Han-seo se corrió dentro de ella, tal como lo habían hecho Sang-wook
y Jae-wook. El coño de Yu-jeung tragó con avidez el semen de Han-seo. El coño
lujurioso que se tragaba con avidez el pene de cualquier hombre, lo agarró con
fuerza y se tragó hasta la última gota de semen.
—No.
Tras
pasar la tormenta, Han-seo recuperó la compostura poco a poco. Yu-jeung,
completamente empapada en sudor, yacía exhausta debajo de él.
—A
casa...
—Tengo
que irme a casa...
Yo-jeung,
demasiado agotada para mover un dedo, dijo que iba a casa de Kyungjun, y la
mente, antes fría, de Han-seo volvió a calentarse.
—Kyungjun...
me espera...
—...
¿Crees que te dejaré ir?
—Ah,
espera. ¡Han-seo, basta ya...!
Hacerlo
varias veces en el estrecho ático fue demasiado. Yu-jeong, tumbada boca abajo
en el duro suelo, temblaba y sollozaba mientras Han-seo la penetraba con fuerza
por detrás.
—¡Haaang...!
—Woo
Kyung-joon, ese bastardo no es nada comparado conmigo, ¿crees que puedes
dejarme atrás y entregarte a él?
—¡Uf!
—No te
dejaré ir. Hoy eres mía.
Este
día Sang-wook y Jae-wook no estaban. Por este día podía tener a Im Yu-jeung
para mí solo en este ático. Así que no podía ceder ni un momento de este día a
mi insignificante amigo.
—Uf,
no. No... Han-seo... ¡Y si Kyung-joon sospecha!
—Genial.
Rompe el compromiso. Aún estás a tiempo, ¿verdad?
—Qué bien
se siente, ah, no. ¡Jaja! Ya envié todas las invitaciones de boda...
—¡Qué
más da, cállate...!
Yu-jeung
estaba molesta porque tenía que casarse. Para evitar que siguiera diciendo más
cosas raras, buscó y presionó ese punto en su interior.
—¡Huat,
aaah...!
Han-seo
continuó embistiendo, agarrándola del pelo y los brazos mientras ella temblaba
y jadeaba de placer.
—¡Mastica,
mastica, Yu-jeung, Yu-jeung...!
La idea
de que se convirtiera en la mujer de Woo Kyung-joon lo enfurecía
insoportablemente. Pero Han-seo también lo sabía. Era demasiado tarde para
echarse atrás.
—Ah,
Han-seo, ah, qué bien se siente, ah, qué bien se siente...
Al
final, Yu-jeung se casó con Woo Kyung-joon. Los hombres en el salón de bodas no
podían ocultar su envidia por Kyung-joon, al ver la impresionante belleza de Yu-jeung.
—Oigan,
de verdad no quería decir esto, pero tu hermana es tan hermosa. Lo digo en
serio.
—...Ya
lo sé, así que cállate.
Los dos
partieron inmediatamente de luna de miel a Hawái. Los miembros de la familia
que se quedaron en casa sin Yoo-jeong no pudieron ocultar sus sentimientos
encontrados. Los dias sin ella se sintieron extrañamente largos. Regresó a casa
diez días después. Había venido a casa con Kyung-joon para celebrar el
cumpleaños de Sang-wook. Yu-jeung, que se había vuelto aún más hermosa durante
el tiempo que habían estado fuera, les sonrió radiante a los tres hombres.
—Los
extrañé a todos.
Sang-wook
y Jae-wook no dejaban de ofrecerle bebidas a Kyung-joon como si lo hubieran
planeado juntos. Kyung-joon, que no aguantaba el alcohol, no pudo rechazar las
bebidas que le ofrecieron los adultos y terminó desmayándose temprano. Han-seo
acostó a Kyung-joon en la habitación de Yu-jeung e inmediatamente se dirigió al
segundo piso. Luego subió al ático, que llevaba mucho tiempo vacío.
—Ah,
ah.
Sang-wook
y Jae-wook ya estaban allí. Y Yu-jeung también.
—¿Dónde
está Kyung-joon?
—Está
durmiendo. No despertará hasta mañana.
—Eh,
ah, ahí, eh.
Yoo-jeong
ya estaba siendo desnudada y acariciada por Sang-wook y Jae-wook. Han-seo se
bajó los pantalones y también se acercó a Yu-jeung.
—¡Ah,
Han-seo...!
—¡Maldición,
estás completamente cegada por la lujuria! ¿Tanto te gusta?
—Sí...
me gusta, me gusta...
Borracha
estaba haciendo travesuras en el ático después de tanto tiempo, Yu-jeung estaba
más excitada que nunca. Yu-jeung se tumbó encima de Sang-wook, que se acostó en
el suelo. Jae-wook se colocó detrás de ella, sujetando su pene intentaba introducirlo
en el ano de Yu-jeung.
—¡Bastardo,
ya la has cogido ahí!
—Ja,
oye, todavía es el cumpleaños de tu padre, ¿no debería poder disfrutar del coño
de Yu-jeung un buen rato?
—Eh,
Tío, todavía no, todavía no...
—No
puedes fingir ser débil mientras lo disfrutas aquí, sobrina.
—!
Yu-jeong
sintió las dos pollas abrirse paso y entrar en su interior, e instintivamente
besó la polla de Han-seo frotándose contra su cara.
—¡Uau!
Pronto,
un grueso pene también entro dentro de su boca.
—¡Eh,
ja, chúpalo hasta el fondo, Im Yoo-jeung...!
—¡Uwup,
uwup...!
¡Bofetada!
Jae-wook
le dio una palmada en las nalgas a Yoo-jeung y la empujó hacia Han-seo, porque
estaba distraída.
—Tienes
que masticar bien, Yu-jeong.
—¡Uau...!
—¿Lo
pasaste bien con ese chico, Woo? ¿Eh? ¿Cuánto duró? Dime, Yu-jeong. ¿Eh?
Sabiendo
que no podía hablar, Sang-wook preguntó celoso. Debía de estar infeliz con su
matrimonio con Kyung-joon. Y, sin embargo, no le disgustaba esta relación
promiscua con su hija, que estaba casada con otro hombre. Una relación de la
que jamás podían hablar, ni siquiera mencionar, a nadie. Los tres hombres eran
adictos a esta situación peligrosa e inmoral que rompía todos los tabúes.
—¡Ah!
Yu-jeung,
a quien los tres hombres habían conquistado hasta el último de sus orificios,
sintió que iba a perder la cabeza por el placer abrumador. El esposo dormía
solo en la habitación de su esposa. Sin saber que su esposa estaba en semejante
situación. Yu-jeung sollozó al sentir el pene de su padre, el de su tío y el de
su hermano penetrando cada rincón de su cuerpo. Había asumido que se reunirían
en el ático, pero no sabía que en realidad todos la estarían esperando
ahí.
Era la
primera vez que se acostaba con tres hombres al mismo tiempo. Pero su cuerpo se
abrió voluntariamente a ellos. En el desordenado ático todos los miembros de la
familia estaban teniendo sexo y nadie podía revelar lo que sucedía en ese
ático.
—¡Ja,
joder! Yu-jeung, córrete...
—¡Huu...!
El
penetrante sabor del semen de Han-seo estallo en su boca y Yu-jeung se lo tragó
todo. Su padre la agarraba por la
cintura moviendo las caderas, mientras su tío, introducía su pene en su ano
cubierto de gel empujando sin piedad. Ambos se vinieron simultáneamente
vertiendo su semen caliente dentro de ella.
—Ahhhhh...m
Todo su
cuerpo termino cubierto de semen. Ella sollozó, sintiendo que su cuerpo se quemaba
hasta las cenizas, pero entonces la levantaron.
—Hoy es
tu cumpleaños, así que puedes seguir ahí un poco más.
—Haa...
Gracias.
—El mes
que viene es mi cumpleaños, ¿me dejaran el coño de Yu-jeung entonces?
Yu-jeung
sujetada por ellos cambió de posición como una muñeca. Yu-jeung sollozó
suavemente, sintiendo cómo el semen goteaba de entre sus nalgas y su vagina. Hoy
era un día peligroso pero probablemente a ellos no les importaba. Yu-jeung se
apoyó en Jae-wook y dejó que le abriera las piernas. Su coño hecho un desastre
se contrajo, deseando de nuevo la polla de Sang-wook.
—Hermano,
mira esto. Estás desperdiciando todo tu semen.
—¡Huh!
Han-seo
agarró la barbilla de Yoo-jung y la besó.
—Uf
Sang-wook
y Jae-wook abrieron los ojos de par en par al ver a Yoo-jung besar
obedientemente a Han-seo. Esperaban que ella lo rechazara, pero en cambio, al
verla aferrarse a él con gemidos lascivos, los dos hombres sintieron celos y
comenzaron a provocar la vagina de Yu-jeung.
—Eh,
ah...
—Dijiste
que no te gustaba besar, así que ¿por qué nuestra Yoo-jung está besando a
Han-seo? ¿Eh?
—¡Ay,
no me gusta! ¡No lo tuerzas así...!
Jae-wook
retorció el clítoris de Yu-jeong, y ella meneó las caderas y contorsionó su
cuerpo. Sujetando la cintura de Yu-jeung, Sang-wook metió su polla en su
tembloroso coño.
—¡Ah,
voy, voy...!
—Como
solo me permites estos labios, no tengo más remedio que centrarme en esta zona.
Yu-jeong
sollozó ante las palabras de Sang-wook. Antes de que pudiera sentir su pene
entrando y saliendo de sus sensibles paredes vaginales, el pene de Jae-wook se
abrió paso dentro del coño de Yu-jeung, embistiendo junto al de Sang-wook.
—¡Oh,
no, eso es...!
—Eh,
ahora que lo pienso, esta es tu primera vez con dos penes dentro de tu coño,
¿verdad? Deberíamos ser los únicos en tener esta experiencia con Yu-jeung.
Igual que solo hay un hombre al que dejas besarte voluntariamente.
El
único beso voluntario de Yu-jeung despertó en él un espíritu competitivo,
llevándola al límite.
—Ah, me
están desgarrando, me van a desgarrar...
—No te
estas desgarrando, nos estás cogiendo bien.
—¡Ay...!
Aprovechando
el breve amanecer, los cuatro se mezclaron en el estrecho ático. Papá, tío y
hermano devoraron a la única mujer que formaba parte de su familia. La mujer,
cubierta de su semen, jadeaba, intentando reprimir el creciente placer. Su
marido, que se encontraba borracho y creía que no despertaría hasta bien
entrada la mañana, ya se había despertado, pero ella no lo sabía.
Fin
Que dinámica familia jajja
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