—¿Trabajaste para el Vizconde?
El ama de llaves del Duque Landis miró la carta de presentación durante mucho tiempo antes de decir.
—Sí.
—Escuché que su esposa se iba al campo esta vez. ¿Por qué no la seguiste?
—Traté de seguirla, pero su esposa dijo que la casa de campo era pequeña y que no la necesitaba.
—¿En verdad?
—Todavía soy joven, así que decidió dejarme en la capital, diciendo que sería fácil que encontrara un nuevo trabajo.
—Incluso te escribió una carta de presentación, ¿puedo confiar en lo que está escrito?
—No se preocupe, tengo plena confianza en mis habilidades para la limpieza.
Mariel asintió varias veces con la cabeza ante las duras palabras del ama de llaves, Roberta, y juró.
Ya que también había oído que a veces los dueños, que eran marginales e ineptos, escribían deliberadamente malas palabras sobre los sirvientes en las cartas de presentación para que no pudieran conseguir un nuevo trabajo. Sabiendo que los vizcondes no podían hacer eso, Mariel solo se quedó parada y nerviosa, temiendo no conseguir el trabajo.
[—También estará satisfecha contigo como su sirvienta. Roberta tiene buen ojo para la gente.]
Roberta volvió a mirar por encima de sus lentes el vestido de Mariel, y no supo si le había agradado o no. «¿Qué pasa si no le agrado?» Mariel solo quería decir algo para llamar la atención de la sirvienta.
—Soy especialmente buena limpiando los baños. Los dejo tan brillantes que podrá ver su rostro en los azulejos.
Mariel agito sus manos para enfatizar sus palabras. Ante la atenta mirada de Roberta levantando sus lentes, Mariel se encogió inconscientemente.
—Este es el Ducado de Landis. Una sirvienta también debe tener dignidad.
—Entiendo.
Mariel asintió con la cabeza varias veces. Con el pensamiento de que tenía que conseguir el trabajo aquí pase lo que pase.
[—La Familia Landis es una familia con una larga historia que no se puede comparar con ninguna otra familia aristocrática. Tu paga será mucho mayor de lo que te hemos pagado hasta ahora— La Vizcondesa pensó en algo haciendo más profundas sus arrugas.]
¿En qué diablos estoy pensando? En un estado nervioso, recordé la advertencia que me dio la Vizcondesa con voz cautelosa.
[—El duque de Landis será un poco... quisquilloso. Es particularmente sensible a la limpieza— Dijo la Vizcondesa en un tono serio.
La razón por la que también fue aceptada su solicitud para ser sirvienta en la mansión del Duque de Landis, el cual tiene un buen salario y estrictas condiciones de contratación, fue por la amistad entre la Vizcondesa y la ex duquesa de Landis y es por eso que la Vizcondesa también conocía a Roberta, ya que trabajo para la ex duquesa por un largo tiempo.
Roberta volvió a tomar la carta de presentación, la examinó detenidamente y volvió a mirar a Mariel. Entonces finalmente asintió.
—El lugar del que estarás a cargo es el área que usa el Duque, quizás ya hayas oído hablar de él, pero el amo es una persona que pone especial atención en la limpieza.
—Ya veo.
Mariel asintió feliz.
—Karen.
Al sonido de la llamada de Roberta, una joven sirvienta, que estaba al otro lado, camino hacia ellas.
—Sí, señora.
—Llévate a Mariel y hazle saber lo que necesita.
Karen asintió y le hizo un gesto a Mariel para que la siguiera.
Tan pronto como la puerta se cerró, la mirada de Karen se volvió arrogante.
—Es bueno que puedas trabajar para el Duque.
—Lo sé.
Mariel respondió en voz baja.
—Sígueme, te enseñare la mansión.
Karen caminó con ligereza y tomó la delantera. Mariel la siguió apresuradamente ya que la mansión era muy grande y podía perderse.
—El dueño tiene misofobia severa. Si ve una sola mota de polvo en su dormitorio, en el baño o en su oficina, serás expulsada de la mansión en ese instante.
—Sí.
—Sí.
Mariel respondió rápidamente y asintió.
—Si llamas la atención del propietario, no será nada bueno. El maestro odia que cualquiera entre en su espacio.
—Sí...
Era deber de los sirvientes proteger la privacidad del propietario.
—Por supuesto, yo soy la excepción.
—...
Mirando a Mariel, que abrió mucho los ojos, Karen dio media vuelta y se alejó.
—Ahora, este es el salón de las sirvientas.
Las sirvientas que estaban reunidas ahí en su descanso, estaban sentadas en sillas, unas compartían bocadillos otras disfrutaban de un juego ligero. Era un espacio solo para mujeres, por lo que pude ver a unas sirvientas sentadas en ropa interior o quitándose la ropa.
—¡Hola!
Las miradas se dirigieron a Mariel al unísono, sus miradas no fueron amables.
—Soy Mariel, soy la nueva sirvienta del Duque mucho gusto.
Escuche a algunas sirvientas aplaudir con entusiasmo.
—Esta es la mansión del venerable Duque de Landis. Deberías estar agradecida por que te haya dejado trabajar aquí, a una niña como tú.
—¡Pelo! ¿Qué es eso? ¿Cuántas veces te dije que la limpieza es lo más importante?
Karen frunció el ceño mientras golpeaba con las yemas de los dedos el cabello negro que sobresalía de la toalla envuelta alrededor de su cabeza.
—Seré más cuidadosa— Dijo Mariel, escondiendo su cabello bajo el pañuelo gris.
—Trabaja diligentemente, ¿de acuerdo?
—Sí.
—El Duque ocupa todo el cuarto piso. El baño está al lado del dormitorio.
—Bueno, ¿dónde está el dormitorio? Me ordenaron que limpiara el baño primero.
Al escucharla, Karen sonrió extrañamente.
—Oh, no, limpia el anexo primero.
—¿el anexo?
La sirvienta, que parecía cercana a Karen, agregó.
—Está vacío ahora, así que ve a limpiarlo.
—Por cierto, ¿no se encuentra el Duque en la mansión?
—Se encuentra viajando. No volverá por un tiempo.
—Ah, está bien.
Mariel asintió. Era algo que Roberta no le había contado.
—Por cierto, si es un anexo... ¿no es demasiado grande?
—¿Por qué, si es demasiado grande, te será difícil?
—La otra sirvienta hizo el mismo trabajo. Entonces, tú tienes que hacerlo igual— Karen dijo en un tono fuerte.
—Todos tenemos trabajo que hacer, ¿no?
La sirvienta que le trajo el delantal a Karen la interceptó y le dijo:
—Es verdad. A la otra sirvienta también se le dio el anexo.
—¿Lo haré yo sola?
Karen resopló ante las palabras de Mariel.
—Bueno, ¿con quién crees ibas a hacerlo? ¿Estás tratando de ser una idiota tu primer día?
—¿Por qué? ¿Tienes algo que decir?
—No, no es así...
—Entonces date prisa y limpia. El Duque es muy sensible a la limpieza. Antes de que venga, todo debe estar brillante y sin polvo. Puedes hacerlo, ¿verdad? Incluso tienes una recomendación de la Vizcondesa. Muéstrame tus habilidades.
—...Sí.
A pesar del obvio sarcasmo, Mariel solo asintió en silencio.
—Si alguien le ayuda... Ya saben las consecuencias, ¿verdad?
Karen miró a su alrededor con una feroz mirada. Ante esa mirada, las sirvientas la evitaron con rostros desanimados.
Las otras sirvientas asintieron ante las palabras de Karen. Se pusieron la ropa, las medias y salieron.
—Sí. Trabajaré diligentemente para terminar antes.
Ante la respuesta de Mariel, Karen sonrió quisquillosa y se dio la vuelta. Sus seguidoras también siguieron a Karen. Las demás sirvientas miraron a Mariel, y susurraron entre ellas y se acercaron.
—¿Qué podemos hacer?
—Va a ser difícil.
—¿Y si lo hacemos juntas?
Mariel negó mientras una sirvienta de cabello castaño la miraba preocupada.
—Estaré bien.
Habrá mucho trabajo por hacer, para igualar el aumento de salario. Desde que llegue aquí, tenía que obedecer las leyes de este lugar, y Mariel estaba preparada para eso. Después de todo, si hace su trabajo fielmente, ni siquiera podrán tocarla.
—Tú también tienes trabajo que hacer. Si trabajas conmigo, te meterás en problemas porque te atrasaras en tu trabajo— Le respondió Mariel y la sirvienta asintió.
—Sí, pero si necesitas una mano, solo dímelo, ¿de acuerdo?
—Lo haré. Tu nombre es...
—Soy Lisa.
—Karen se ve diferente de las otras sirvientas.
Lisa suspiró ante las palabras de Mariel.
—Es algo del Duque.
—¿Tienen esa clase de relación?— Cuando Mariel preguntó, Lisa asintió.
—Dijeron que la vieron salir de la habitación del Duque un par de veces.
—¿Así que va a casarse con el Duque?
—Bueno. No, pero al menos se llevará una fortuna.
«Por eso era tan autoritaria» Mariel quería estar lo más tranquila posible. Lo único que quería era su pago regular a tiempo. Para recibirlo, era necesario no crear un conflicto con las sirvientas existentes.
A pedido de Mariel, Lisa la llevó al lugar donde podía coger las herramientas de limpieza. Mariel salió con un balde, un trapeador y una escoba. Cuando salió del edificio, el cielo nublado la saludó. Parecía que iba a llover en cualquier momento. Mariel apresuró sus pasos y se dirigió al anexo. Antes de que su familia se arruinara, ella también vivía en una casa con empleados. Por supuesto, el número era extremadamente pequeño. Pero después de que el negocio de su padre quebró y su madre murió, Mariel tuvo que trabajar para poder ganar dinero por su cuenta.
—Este lugar realmente existe.
Mariel, quien entró al anexo a limpiar, abrió mucho los ojos. Pensé que el anexo sería bastante digno como el edificio principal, pero era diferente, era un lugar donde se producía la ilusión de entrar en el bosque secreto de las hadas.
El anexo era una casa unifamiliar y, de hecho, no era diferente de la mansión principal de los nobles ordinarios. No había nadie, pero parecía estar bien manejado, y no había ni una sola partícula de polvo en la barandilla de las escaleras. Parecía que siempre estaba perfectamente aseado para recibir visitas, con o sin dueño.
—El dormitorio estará en el último piso...
Mariel subió las escaleras y se dirigió a la habitación del Duque de Landis.
—Es aquí.
No fue difícil encontrar el dormitorio del Duque. En el centro del tercer piso destacaba la puerta tallada con un león que simboliza al Duque de Landis.
—Dijeron que no se encontraba.
Aunque me hayan dicho que no se encuentra en la mansión a mí me incomoda entrar en una habitación sin el dueño. Y la simple idea de que era el dueño de una mansión tan grande me hizo sentir aún más agobiada. Después de controlar su respiración, Mariel puso su mano en el pomo de la puerta y tiró lentamente. La puerta se abrió con un suave roce de las bisagras y Mariel entró.
—Entonces, ¿empecemos?— Mariel miró alrededor de la habitación e hizo un plan para limpiarla. El interior de la habitación era abierta y espaciosa. La ropa de cama estaba arrugada.
—Dijeron que el dueño de la habitación tiene misofobia. ¿Dejó así su cama y se fue de viaje? Mariel inclinó la cabeza por un momento y levantó la ropa de cama.
Primero tengo que encontrar el baño. Sin embargo, en el enorme espacio residencial compuesto por un salón y un dormitorio, Mariel no tuvo más remedio que deambular un rato.
—Pienso que es por aquí...
Mariel deambuló por toda la habitación y encontró la puerta del baño.
—Aquí estás.
Estaría bien si deja la puerta abierta. Dejó la puerta abierta y puso las herramientas de limpieza en el piso y comenzó a prepararse para limpiar. Mariel se quitó los zapatos y los dejó a un lado. La ropa de trabajo que recibió en la mansión era de mejor calidad que la ropa que usa habitualmente. No podía ensuciar la ropa. Si el uniforme está roto o se ensucia, podía obtener uno nuevo, pero solo con el permiso del ama de llaves.
Cuando recordó la mirada sebera y estricta de antes, Mariel odió aún más ensuciarse la ropa. Solo tenía un juego extra de ropa, por lo que era necesario que cuidara más su ropa. Mariel se arremangó hasta el codo y comenzó a limpiar en serio.
Aun así, el vapor que llenaba el baño no mostraba signos de desaparecer. El rostro de Mariel rápidamente se sonrojó por el aire húmedo y el calor que llenaba la habitación. El sudor y el vapor de agua se mezclaron y se formaron gotas de agua en la cara y el pecho.
—Empecemos.
Mariel tomó la esponja y comenzó a frotar el piso. El piso ya estaba limpio sin tener que limpiarlo, pero frotó el piso hasta quedarse sin aliento.
—Ha..Ja...
Pero no importaba lo duro que trabajara, apenas podía pagar los intereses. La paga es buena aquí, por lo que si trabaja duro, podrá pagar sus deudas rápidamente. Su mente estaba llena sólo de esos pensamientos. La velocidad con la que froto el suelo aumentó. Gotas de agua de entre los pechos cayeron al suelo. No sabría decir exactamente si era agua o sudor. No mucho después de que llegué, todo mi cuerpo estaba resbaladizo. La frente, la nuca, entre los pechos y ambos muslos. Todo mi cuerpo lo sentía húmedo y resbaladizo.
—Hoo...
—¿No hay una ventana?
Mariel finalmente se puso de pie. No fue fácil porque era tan grueso el vapor, que incluso la mano que extendió apenas la podía ver, pero avancé poco a poco. Fue cuando. Algo resbaladizo y cuadrado se atascó en mi pie.
—¡Maldita sea!
Mariel cayó de espaldas al pisar el jabón en el piso. Mariel sin tener de dónde agarrarse se golpeó el trasero contra el suelo resbaladizo y resbaló de inmediato.
—Ah...
—Oh
Mariel gimió profundamente por el dolor que atravesó todo su cuerpo, al punto que ni siquiera le importó que su falda se haya volteado mientras caía. ¿Cuánto tiempo ha pasado? Fue cuando me volteé en el piso, pensando que tenía que levantarme de alguna manera.
—¡Maldita sea!
Tan pronto como trató de equilibrarse, su palma en el suelo resbaló y cayó al suelo una vez más. Todo lo que podía ver era el vapor de agua en el baño, no podía ver nada donde pudiera sostenerme. El aire caliente hizo que mi mente se sintiera más aturdida.
—Haa.
—Ay.
El dolor en su trasero y cadera fue considerable porque cayó dos veces sobre su trasero. «Creo que mañana tendré un moretón negro». Mariel exhaló profundamente y trató de levantarse. Fue cuando de alguna manera me las arreglé para mantener el equilibrio sobre una baldosa resbaladiza.
—¡Maldita sea!
—¡Aah!
Después de pasar la crisis, Mariel poco a poco volvió en sí. Y una pregunta me vino a la mente. ¿Qué diablos tengo en la mano?
—Esto es... ¿Qué es?
Lo que sostenía en su mano con un toque familiar, le era poco familiar, era como si lo hubiera tocado por primera vez en su vida. Era cálido y duro, y al mismo tiempo era áspero y suave. Como una parte del cuerpo de una persona. «Tal vez sea porque hace calor en el baño» Fue cuando moví la mano y froté lo que sostenía para verlo más de cerca.
—...
—¿Está realmente vivo...?
Poseída por esa extraña sensación, Mariel pensó que le era familiar gruesa, dura... pero viva e hinchada. Nunca había visto ni tocado la cosa real, pero sabía que esta era una parte muy importante del cuerpo de un hombre.
—...—
Al darse cuenta de ese hecho, Mariel no pudo moverse fue como si estuviera bajo un hechizo.
—... ¿qué es?
Mariel ni siquiera pudo gritar al ver al hombre que apareció cuando el vapor se esparció repentinamente.
—Ahhh.
Mariel finalmente miró hacia abajo y vio claramente lo que sostenía. Se retorció. La cosa del hombre latió una vez más con fuerza en su mano. Como si estuviera vivo, no, el dueño está vivo, pero en fin...
—¡Ahhhhhhhh!
Solo entonces Mariel pudo gritar. El hombre captó una parte importante de su cuerpo ante el repentino grito agudo y miró a Mariel con su hermoso rostro contraído.
—¡Ah! ¡Aah!
—¡Aaaaaaaah!
Después de dar un último y largo grito, Mariel salió corriendo.
—Ajá... Oh mi
Mariel bajó frenéticamente las escaleras y salió dando saltos del anexo. Y corrió frenéticamente sobre suelo mojado. Fue después de mucho tiempo que sus pies se detuvieron.
«Joder, joder» Mariel golpeó sus mejillas con ambas manos. Golpeo sus mejillas hasta el punto de sentir un hormigueo, pero la situación no cambió. Esperaba que fuera un sueño, pero no lo fue.
—Limpia el anexo primero.
Recordé lo que Karen había dicho con una extraña sonrisa. Sus palabras las sentí particularmente sospechosas. «¿Por qué no dudé? ¿Por qué le creí? Pero ya era agua derramada. Fue un error irreversible, un accidente»
—Qué puedo hacer...
Mariel se sentó, palideciendo.
—Estoy arruinada.
«Estoy realmente jodida. En mi primer día en la mansión del Duque cometí un gran error»
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