Capitulo 5

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Hora de borrar el pasado 

—Ja... Eh...

Un gemido doloroso resonó en la habitación oscura. Solo había una mujer que podía gemir en el dormitorio del Duque, el dueño del castillo. Pero el gemido fue diferente a los anteriores.

—Salv ... ayuda ... ah ...

Una mano blanca y reseca se agitaba en el aire, los gritos se convirtieron gradualmente en sollozos.

—Shhh, está bien.

La mano en el aire fue bajada por una gran mano. La mujer se metió entre sus brazos gritando horrorosamente. Envolviendo su mano alrededor de su cuello tan fuerte como la vid en pleno verano.

—...Es molesto.

Murmuro abrazando el suave cuerpo con más fuerza.

—Realmente molesto.

Mientras hablaba, sus ojos brillaron rojos en la oscuridad. Ariste había estado enferma todo el tiempo desde que regresaron del coto de caza del palacio real, y a menudo tenía fiebre alta y decía tonterías. Lamentablemente quien estuvo a su lado cuidándola fuel el mismo Duque. No la ha abrazado desde que regresaron del coto de caza.

Fue más bien Ariste quien se metió entre sus brazos todo el tiempo que estuvo durmiendo drogada. Le daba su medicina a tiempo, dándole palmaditas en la espalda para que se durmiera, parecía estar bastante asustada, por lo que se despertó varias veces diciendo tonterías, volviéndola a dormir repetidamente. Fue solo al amanecer que logre que conciliara el sueño de manera estable. 

«¿Le habré mostrado algo demasiado horrible?» 

Solo mate a una persona frente de ella, no puedo creer que por ver eso se haya enfermado. Rashiel se dio cuenta una vez más de lo débil que era la mujer que abrazaba, «eres tan débil No parecía posible ponerlo en ningún momento», Rashiel repetía sin parar limpiando el cuerpo de la mujer con una toalla mojada y fría, había estado toda la noche diciendo tonterías y tenía fiebre. 

Los sirvientes enviaron los pedazos de hielo que rompieron del lago congelado al castillo, y las criadas recolectaron diligentemente el hielo y la nieve acumulada y lo llevaban a la habitación. Mojó una toalla en ella, la sacó cuando la nieve se derritió y el agua brotó, y la puso sobre la frente de la mujer. Con otras toallas, limpiaban constantemente el cuerpo caliente.

—Choo, hace frío...

La desvistió para refrescar su cuerpo, por lo que constantemente buscaba calor y se hundía entre sus brazos. Nunca lo había abrazado voluntariamente excepto cuando él se metió desnudo junto a ella para darle calor para que no muriera congelada en la cabaña cuando la rescato.

—Me estás usando bien.

Se sentía como una estufa humana, pero no estaba mal para él. Una alegría desconocida brotó cuando vi sus brazos y piernas envueltos alrededor de su cuerpo para que no pudiera ir a ningún lado.

El médico que atendió a Ariste le recetó un medicamento, y aconsejo reposo absoluto. También dependía de él alimentarla. Rashiel, que estaba acariciando sus labios secos y agrietados, extendió la mano y sostuvo la botella de medicina en su mano.

—Tienes que tomar tu medicina.

—....

Por supuesto, Ariste no respondió. Tampoco lo esperaba. Como si ya estuviera acostumbrado a esto, sostuvo la cabeza de la mujer haciéndola hacia atrás con sus labios entreabiertos coloco la medicina en su labio inferior y comenzó a verter el líquido poco a poco.

—Sí...

Ariste trató de gritar al sentir el sabor amargo a pesar de que había perdido el conocimiento, pero la estaba sujetando con fuerza, por lo que tuvo que tragar. Lo derramaba en su boca, pero que pasara por su garganta era otro problema. Rashiel extendió la mano y suavemente masajeo el cuello de Ariste como si estuviera ya familiarizado en hacerlo.

Cuando finalmente vio que la medicina pasaba por su garganta, la soltó. «Suspiro» Después de tomar la medicina, apoyada en él sin poder hacer nada, los ojos de Ariste se abrieron por un momento. Su vista estaba borrosa, pero pareció reconocer quién era el hombre que la maltrataba.

—¿Por qué no te gusta?

Al ver el rostro de Ariste, mirándolo con resentimiento, estalló en una breve carcajada. Fue encantador que expresara abiertamente sus emociones que normalmente no se atrevía a mostrar. Tampoco sabía por qué se sentía así.

—¿Debería tomarte o tirarte?

—...

Su rostro estaba sonrojado por la sorpresa y, por el contrario, había una fina sonrisa en sus labios.

—Me estás molestando mucho.

Con lo que dijo, el rostro de Ariste se distorsionó como si fuera a estallar en llanto.

—Solo aguantare un poco más, si no quieres morir.

Rashiel besó su mejilla derecha y luego acaricio suavemente la espalda de Ariste. A medida que la medicina circulaba por su cuerpo, Ariste empezó a sentirse débil y somnolienta, pronto volvió a quedarse dormida en los brazos de él.

«Chirrido» La sirvienta entró con un cuenco de agua y una toalla con la cabeza gacha. Temiendo que las otras doncellas lastimaran a la amante del Duque, la sirvienta se encargó de llevar los cuencos de agua, toallas y papilla aguada para que comiera Ariste.

—Traje más toallas y hielo.

—Ponlo ahí.

Rashiel ordenó con voz soñolienta. Debe haber sido incapaz de descansar porque se había aferrado a cuidar de la mujer durante varios días, pero no había signos de cansancio o molestia en su voz. Era bastante extraño, ya que en vez de eso se escuchaba feliz. El duque al que servía había cazado y matado incluso a personas, pero a esa mujer la ha alimentado, le ha ayudado a dormir e incluso la ha cuidado, han pasado algunos días desde que todos contuvieron la respiración debido a los extraños hechos.

Tan pronto como Rashiel regresó del coto de caza del palacio real con la mujer desmayada, Rashiel limpio personalmente el cuerpo de la mujer y cambio sus toallas mojadas, la alimentaba sosteniendo el cuenco de gachas cada vez que recuperaba el sentido. Penso que el Duque se rendiría en un día como mucho para después ordenarle que dejara todo y cuidara de Ariste, pero se equivocó. Pensaba que mejoraría sí seguía matando a las bestias para después exhibirlas en el castillo.

Todos se preguntaban si la locura del duque había desaparecido debido a que la caza de invierno de este año había terminado antes de tiempo. Por un tiempo, pensé que estaba mejorando al abrazar a la mujer que recogió en el bosque de caza todas las noches, pero también estaba preocupada preguntándome si volvería a caer o si la estaba engañando. Nadie lo había visto nunca actuar de esta manera.

El comportamiento del Duque que cambió repentinamente fue suficiente para mantener a sus sirvientes en alerta máxima. A ese ritmo, espero que el Duque, cuya paciencia ha llegado a su punto máximo, no se vuelva loco de nuevo, y todos en el castillo esperaban y deseaban que Ariste mejorara pronto. La criada se apresuró a dejar el cuenco con hielo y agua en la mesita de noche junto a la cama y reemplazó la toalla mojada por una seca.

Estaba tan cerca de él que podía verlo, aunque no quisiera. Rashiel estaba recostado, apoyado contra el borde de la cama, sosteniendo a su “dama” en sus brazos. Los brazos de la mujer alrededor de su cuello eran blancos y delgados, pero parecían tener mucha fuerza. Era como si la mujer se aferrara frenéticamente a su salvador. Lo estaba abrazando con tanta fuerza que pensó que podría estarlo estrangulando, pero había una leve sonrisa en el rostro del hombre cuando lo miró.

Tenía un rostro increíblemente satisfecho, la mano que la envolvía palmeaba en su espalda de la mujer cada vez que sollozaba, y cada vez que decía una tontería o respondía incomprensible, la besaba y se comía sus palabras.

—¿Por qué no se toma un descanso después de cuidar a la dama?

La criada sugirió con cautela. Sin embargo, sabía muy bien que su amo no lo aceptaría. Solo lo decía porque estaba preocupada por el Duque al que servía, así que pensé que debería recomendarlo al menos una vez.

—Estoy bien, así que vete.

Como era de esperar, Rashiel se negó de inmediato.

—Está bien.

Sylla inmediatamente inclinó la cabeza y salió del dormitorio.

—...

Rashiel acarició suavemente el cabello de Ariste en la oscuridad con los ojos cerrados. En los últimos días, ella se ha aferrado a él aun siendo el hombre al que no le tiene confianza. Colgando de su cuello como si fuera su único salvador. Estaba muy complacido con eso, aunque sabía que lo estaba haciendo en un estado de locura. Pero, por otro lado, pensaba en otra cosa.

Era demasiado decir que la causa por la que esta así fue porque se sorprendió al ver morir ese hombre sobre ella, al hombre que intentaba atacarla o incluso si fue simplemente por miedo al ver la sangre, aun así, no estaba convencido. Había algo en el rostro de Ariste que iba más allá del simple miedo cuando miro al hombre que había caído frente a sus ojos.

Su ansiedad y miedo eran más como un estallido de lo que se había presionado mientras tanto. Mirando a los ojos del hombre que se desplomó muerto, Ariste pareció haber recordado algo. En realidad, la razón no importaba. Si hacía que ella se apoyara en él por el miedo que tenía, e incluso perdiera la voluntad de huir, habría sido algo bastante bueno para él. Pero ahora quiero saber la razón de su ansiedad. Un recuerdo que se instala en su subconsciente y la corroe.

—Hans...

Ante el sonido de su voz, casi tan pequeño como su aliento, abrió sus párpados revelando sus aterradores ojos rojos.

—¿Quién es ese?

—...

—¿Quién es?

Aunque preguntó persistentemente, Ariste no respondió. Rashiel, que miró a la mujer con la cabeza gacha con impotencia, sonrió con desesperación. Estaba reaccionando al nombre de un extraño que salió de la boca de una mujer que había estado abrazando todo el tiempo.

«¿Es su amante, su marido o alguien más?» 

Ahora que lo pienso, sabía poco sobre el pasado de Ariste. Ni siquiera necesitaba saberlo. Ahora surge la necesidad. No sabía que era tan doloroso que el nombre de un hombre saliera de la boca de una mujer a la que había tenido encerrada en el dormitorio todo el tiempo. Se sentía bien verla aferrada a él, pero no le gustaba que fuera algo más que él lo que llenaba su pequeña y bonita cabecita. No sabía por qué, pero estaba seguro de una cosa. Todo lo que tenía que hacer era deshacerme de lo que no me gustaba.

★★★

Al día siguiente, fue el capitán de la guardia que custodiaba el castillo del duque quien despertó a Rashiel temprano en la mañana.

—Tengo algo que informarle.

El capitán de la guardia sacó un papel de su pecho y se lo tendió.

—...

Rashiel miró la cara dibujada en el papel.

—... No la dibujaron bien.

Era un torpe retrato de la mujer a la que no podía apartar de sus brazos, y el crimen bajo su rostro era asesinato.

—Asesinos caza recompensas llevaban esto. Vine porque pensé que debería decírselo.

—¿Quién pagara la recompensa?

—El jefe de una de las aldeas de cazadores. Dijo que mató a su hijo.

—¿Su hijo era un niño?

—¿Qué? Oh, no, Era un hombre maduro.

Rashiel pensaba en la mujer que dormía plácidamente en el dormitorio sumergida en la oscuridad. Con su brazo que había estado alrededor de su cuello, y con una pierna envolvió con fuerza su cintura. Sus extremidades eran lo suficientemente delgadas y frágiles que parecían que pudieran romperse con facilidad. Pero mató a un hombre.

—¿Qué pasaría si la atrapan?

—Probablemente... se ocupen de ella personalmente como se hace en las aldeas.

Los pueblos profundamente aislados en las montañas tienen reglas cerradas debido a su entorno. Al mismo tiempo, son un lugar fácil para que los delincuentes se escondan, pero al mismo tiempo, también coexiste la malvada costumbre de castigar a los delincuentes a su manera si algo sucedía en el pueblo. En una aldea así, era absolutamente necesario un curandero con conocimientos médicos avanzados.

El conocimiento médico de Ariste no pertenece al de un siempre herbolario. Sabía mucho más como si le hubiera enseñado un médico tratante por su sorprendente grado de detalle. Para ello, tuvo que pasar por un proceso de formación formal o seguir adquiriendo conocimientos afines porque uno de sus familiares debió de ser un médico. Como prueba de ello, no tenía dificultad para leer y escribir.

—Hasta donde descubrí, la boda de la dama y el jefe está planeada.

—¿Boda?

Frunció de inmediato el ceño. Sintiendo un profundo asco al escuchar la cosa más asquerosa del mundo.

—¿Pero es su hijo el que murió?

No tenía sentido. Le hubiera sido fácil y conveniente matar al indefenso anciano claro solo si estaba decidida a no ser su esposa, entonces ¿por qué mato a su hijo? Pero su pensamiento no fue largo.

—¿El nombre del hijo era Hans?

«Fue esto» una leve sonrisa cruzó sus labios. ¿Fue porque estaba tan asustada de que pudiera enterarme de esto? Temías que descubriera que mataste a una persona. «Gracias por ponerte de mi lado»

Esas palabras permanecían en mi corazón todo el tiempo, y nunca las olvidé. La mujer que me dio las gracias era extraña. Si tuviera sentido común, te habrías resentido con la persona que te puso en esta situación en primer lugar. No se había preguntado que le había pasado para que haya terminado vagando herida por el bosque.

De cualquier manera, Ariste no puede salir de este castillo. Es mía de todos modos, la poseo por completo, así que su pasado no importa. No importaba en absoluto si la perseguían por una deuda o si la vendieron. Sin embargo, la razón por la que quería saber era porque necesitaba una cadena mental. Una debilidad a la que me pueda aferrar. Una restricción con la que la pueda atar para que no pueda escapar de esta trampa por sí sola. 

«Eso era todo»

—Díselo a los cazadores.

Golpeó el papel con la punta de los dedos.

—Diles que pagare 10 veces esta recompensa.

Su forma de hablar era elegante.

—A quien me traiga la cabeza del jefe de la aldea.

Menos de medio día después, los cazadores trajeron lo que quería. El sirviente a su lado abrió la tapa de la caja y asintió después de comprobar que contenía el contenido que había pedido. Después de volver a poner la tapa de la caja, los cazadores abrieron mucho la boca por los bolsillos de oro que habían recibido ya que eran muchos.

Inclinaron la cabeza haciendo una reverencia y salieron de la oficina. «Toc, toc» Rashiel golpeó suavemente la caja con la punta de los dedos. Tenía una sonrisa en su rostro, pensó durante mucho tiempo qué hacer con esto.

—Trae a Ariste.

★★★

Ariste levantó sus pesados párpados. Después de parpadear un par de veces, se despertó por completo. Después de que la fiebre que la había estado molestando todo el tiempo desapareció, se sintió aliviada por primera vez en mucho tiempo. Después de sufrir fiebre, no tenía fuerza en su cuerpo, pero su mente estaba más clara que nunca.

—...

Se giró a ver a su lado. No estaba el hombre que la abrazó y consoló toda la noche. Quien le dio palmaditas en la espalda todo el tiempo. Luego le dio medicina y la abrazó mientras temblaba de frío para calmarla. Cada vez que veía la cabeza sangrante de Hans en su sueño, gritaba hasta que le dolía la garganta, y cada vez que lo hacía lo único que podía hacer era aferrarse a él con todas sus fuerzas. Aceptó todos esos lloriqueos locos. Aunque eran recuerdos fragmentados, era muy vívido.

«¿Realmente paso? O todo fue un sueño. Vaya, sus recuerdos eran muy vívido para que no fueran reales»

«—¿Debería tomarte o tirarte?

—Me estás molestando mucho »

Aquejada de fiebre, cada vez que se despertaba, lo que veía era el rostro de Rashiel. Dijo que estaba molesto y la amenazó con tirarla. Por un momento, al recordar sus palabras no me sentí feliz, sino muy aterrada. «¿Por qué?»

Si la abandona, puede ser liberada. «¿Por qué? ¿Por qué sus palabras fueron tan aterradoras?» Ariste juntó las rodillas y la rodeó con los brazos. Porque el jefe de la aldea no la dejaría viva por haber matado a su hijo, por eso tenía miedo. Al menos en este castillo estaría a salvo... así que estaba claro a lo que le tenía miedo. Ariste llegó a esa conclusión.

—Señora, ¿está despierta?

Escuché que se abría la puerta, y Sylla entró y rápidamente dejo en la mesita de noche un tazón de gachas. Al darse cuenta de que no llevaba nada puesto, Ariste se sonrojó y tiró de la sábana para cubrir su cuerpo.

—Ha estado enferma todo el tiempo. Tiene que comer algo para que tenga algo de energía.

—Bueno, el duque...

—Está en su oficina.

Ariste asintió y agarró la cuchara que Sylla le dio. Lleno la cuchara de una papilla roja y dulce y se la llevo a la boca. Alguien toco la puerta. Sylla abrió y se giró a mirar a Ariste.

—... el duque la llama.

Ariste bajó la cuchara

—Estaré ahí pronto.

★★★

Cuando abrí la puerta de la oficina, olor a sangre me golpeó de repente. Ariste se detuvo un rato por el olor. No podía entrar fácilmente ahí. Ariste abrió la puerta y entró, nerviosa, hasta donde estaba sentado. Él había desaparecido temprano en la mañana, y le había pedido que fuera a su oficina, no fue él al dormitorio, sintió que su cuerpo ardía por la tensión. 

«¿Por qué diablos me llamaste aquí?»

—Bien...

Lo observó mientras él solo la observa. Pensó que tenía que decir algo, pero no podía. Mientras tanto, la mirada sofocante continuaba. Ariste finalmente hablo como si finalmente hubiera decidido que decir.

—Gracias.

—¿qué?

Él inclinó la cabeza hacia un lado y la miró.

—Mientras estaba enferma... me cuidaste.

«¿Eso fue correcto?» No estaba segura mientras lo decía. Tal vez no debería haber sacado el tema y haber ido en contra de su voluntad. «¿Por qué la cuido el mismo en vez de una doncella?» Tenía curiosidad, pero no podía preguntarle.

—Sí, fue realmente molesto.

Respondió después de pensarlo por un momento.

—...

—Hasta el punto en que quería tirarte.

Cuando escuché eso, mi corazón parecía romperse, bajé la cabeza para ocultar mi expresión, pero podía sentir su mirada punzante en la parte superior de mi cabeza.

—Pero llamaste el nombre de otro hombre en mis brazos.

—¿Qué..?

—¿Quién es Hans?

El rostro de Ariste palideció ante sus palabras.

—Eso, eso...

Había un toque de alegría en sus ojos rojos, pero Ariste, que acababa de escuchar el nombre de Hans, y no pudo darse el lujo de notarlo.

—¿Eh? Dime.

Él sonrió suavemente y la miró.

—Perro... Es el nombre del perro que tenía antes.

Apenas pudo decirlo, apretando tanto los puños que sus huesos sobresalían.

—¿En serio? ¿Cómo era?

—Sí, era blanco como la nieve... Era un cachorro.

—Ya veo.

Y no preguntó más. Luego dijo algo que no esperaba en absoluto.

—Te tengo un regalo.

Ante eso, Ariste levantó lentamente la cabeza.

—....

—Ábrelo.

Señaló la caja que tenía delante. Los ojos de Ariste se abrieron infinitamente cuando lo vio.

—¿Dónde estás herido?

En lugar de hacer lo que le dijo, Ariste hizo una pregunta.

—¿Qué?

Ariste dudó en hacerle la pregunta, y el la veía como preguntando de qué estaba hablando.

—Huele a sangre.

—....¿bueno?

Sus labios se curvaron suavemente.

—Deberías comprobarlo tú misma.

Tocó la caja dándole una respuesta ambigua. De mala gana, Ariste extendió la mano y comenzó a desatar el cordón de la caja. La mirada de Rashiel era agobiante como si fuera un espectáculo agradable mirarla desatar la cuerda que ataba la caja. 

«¿Por qué diablos la veía haciendo esa expresión?»

Finalmente, la cuerda se soltó y colocó su mano sobre la tapa de la caja y la levantó.

—Ah.

Miró fijamente lo que había dentro.

—Esto es...

Lo que veía por primera vez fue un collar lleno de diamantes lo que estaba dentro de la caja. Su diseño cubría completamente el cuello y la clavícula, desde la distancia, parecería que llevara un encaje brillante.

—¿Por qué me estás dando esto?

Ariste preguntó sorprendida por la apariencia del collar que le hacía feliz con solo mirarlo. Obviamente lo llamó un regalo. Significaba que, a menos que lo haya escuchado mal, y estaba segura de que no fue así este espléndido objeto le pertenecía. «¿Pero por qué?»

—Compré otro mientras cambiaba el collar de Nezu.

—Entonces puedes llamarme Nezu.

Ante la respuesta de Ariste, Rashiel se echó a reír y se levantó.

—Es un cuello precioso, así que hay que conservarlo bien.

Levantó el collar y lo colgó en el delgado cuello de Ariste. El frío toque del metal la hizo temblar.

—Es tu collar.

Ariste se entregó en silencio a su mano. Decir que no lo entiendo no significa nada. Darme un collar es su deseo, así que solo tengo que estar agradecida y recibirlo. No importa cuánto pensara en el significado del regalo, solo me dolería la cabeza.

—Gracias.

El peso del collar era considerable, por lo que se sentía como si estuviera usando un grillete

—Pero, ¿no estás realmente herido?

Extrañamente, desde el momento en que entré en la oficina, olí sangre.

Lo olía no tenía sentido que Rashiel no pudiera olerlo incluso porque sabía que su olfato era sensible.

—Bueno, supongo que no limpiaron correctamente.

—...

Eso no podía pasar. Sabía lo bien que las doncellas limpiaban esta habitación. Era extraño que oliera a sangre, y estaba arraigado. Creo que ya podía salir de aquí rápidamente. Se puso de pie y golpeó la caja en el suelo.

—¿Qué es esto?

Hoy, parecía estar de un humor particularmente bueno. Ariste puso los ojos en blanco, sintiéndose inquieta por eso.

—Hice un trofeo de caza.

—Oh...

—¿Es esta la fuente del olor a sangre? Ella pensó que si a pesar de que todavía debe estar drogada.

—¿Quieres que te lo muestre?

Volvió a tocar la caja.

—No.

Ariste tenía miedo aún no se acostumbraba a ver la cabeza cercenada de un animal.

—No tienes que verlo.

—está bien.

Rashiel acarició el cuello de Ariste con rostro poseído. Parecía gustarle la correa que llevaba.

—¿También vas a colgar eso en esa habitación?

—No. Eso es un fracaso. Voy a deshacerme de él.

—...sí.

En el mejor de los casos, los asesina para disecarlos y si no le gustan los tira. Ariste suspiró ante el cruel destino de la bestia, su vida ahora era igual a la del animal, la quiere porque es hermosa y cuando ya no le guste la tirara.

—¿Estas triste?

—Un poquito.

Examinó de cerca el rostro de Ariste. Ariste estaba muy nerviosa por como la miraba como si quisiera

mirar dentro de su piel. Hoy estaba actuando extraño. «¿Por qué me mira así?»

—Ordenare que tiren eso. Creo que te ha disgustado el olor de la sangre.

Sus dedos recorrieron el collar alrededor de su cuello.

—Parece que yo también huelo a sangre.

De repente se acercó a ella poniendo la mano en su espalda y comenzó a desatar la ropa de Ariste.

—Bueno, el dormitorio... En el dormitorio.

—¿Por qué siempre hablas mucho?

Sus labios entreabiertos fueron devorados por Rashiel tal como estaba. La lengua entró entre sus labios recorriendo por su boca como si fuera una bestia que quisiera chupar su sangre. Luego la empujó hacia el gran sofá a un lado de la oficina. Ariste yacio en un instante sobre el suave sofá de terciopelo, recibiendo sus caricias.

—lo mataría las mismas veces que te sostuvo desnuda.

Murmuró ferozmente y chupó los labios de Ariste.

—Sí, gime...

Ariste gimió ante el placer al que ya estaba bastante acostumbrada. Chupó sus labios y su lengua, y en un instante le desató la ropa. Cuando su mano se deslizo por enfrente, hacia sus pechos con el vestido medio caído, agarro un pecho regordete mientras sollozaba y retorcía su cuerpo.

Sosteniendo el cuerpo de Ariste más cerca, bajó la tela restante que los cubría. Ante el rudo gesto, los pechos rebotaron. Sus ojos ante la suave vibración se entrecerraron. De repente, avergonzada por su mirada, Ariste levantó sus manos y se tapó.

—Espera

Rashiel retiró suavemente sus manos cruzadas sobre su pecho. Vacilando mientras tiraba de ellas, no lo sacudió. No se atrevía a hacerlo, pero su cara colorada era tan hermosa que sonrió sin darse cuenta. Al final, Ariste mostro sus pechos a la atenta mirada del Duque. Lo hacíamos todas las noches. No podía calcular cuántas veces los había mordido, chupado, lamido, y aun se avergonzaba cuando los miraba.

—Pareces una sirena.

Al ver los pechos expuestos de Ariste, sonrió como si estuviera poseído. Su rostro se veía extrañamente inocente como si fuera un niño, y sintió una sensación extraña e indescriptible. Hubo momentos en los que se preguntó por qué lo miraba así.

A veces retrocedía a la expresión de su rostro y a su mirada aterradora y dominante. Su relación no era solo que se tuviera que poner debajo de él y aceptar sus deseos hasta que estuviera satisfecho, sino que la consideraba algo preciado y con lo que lidiar. Por supuesto, pensé que era un gran error e inmediatamente volví a la realidad.

—¿Eres una sirena?

Ariste sacudió levemente la cabeza para despejarse de la ilusión y luego preguntó.

—Escuché que ese tipo de seres viven en el mar. Mitad pez, mitad humano.

Chupo los labios rojos como si fuera una mariposa buscando un estambre.

—Bien...

Mordió los labios que estaba chupando con sus dientes. Ariste dejó escapar un gemido de dolor. Su gran mano agarro su cabello con fuerza. Soltando sus labios bajo de nuevo hacia sus pechos mordiendo sus pezones, sintió cosquillas en la punta de los dedos de sus pies y el líquido de amor se acumulaba entre sus piernas.

—¿Sabes? Eres una mujer con cola de pez que vive en el mar.

Mientras murmuraba con el pezón en su boca, le respondió con voz chillona.

—... ¿Estás diciendo que soy como un monstruo?

Ante su inocente pregunta, él se echó a reír con el pecho aun en la boca.

—Sí, eres un monstruo.

Rashiel mordió el pezón con más fuerza y con la mano retorcía el otro. Ariste reaccionó al intenso estímulo, retorciendo su cuerpo.

—Oh...

Aún así, algo faltaba seguía mordiendo el pezón derecho tenazmente, y el izquierdo lo pellizcaba suavemente con los dedos repetidamente, pero no era suficiente quería más.

—Las sirenas que viven en las profundidades del frio mar a menudo salen a la superficie y seducen a los marineros. Cantando una canción fascinante con una dulce voz.

—¿y?

La historia que cuenta tenía un extraño encanto. Me hizo tener curiosidad por saber cómo continuaba. La mayoría de los monstruos de los cuentos de hadas que me contaba mi padre cuando yo era joven vivían en los bosques profundos o cuevas.

De lo contrario, vivían en el agua que fluía desde la montaña o en el lago congelado. La historia de la sirena que me cuenta no la conocía y al mismo tiempo era fascinante, y el mar estaba demasiado lejos. En el frío país del norte, era el mar lo que no se veía.

—Los marineros, cautivados por su belleza y el canto de una sirena, se lanzan voluntariamente al mar.

Siguió hablando, jugueteando con los pechos de Ariste. Su lengua roja lamia diligentemente su pezón dejando saliva por donde lamia

—Piensa, lo provocativo que habrá sido para ellos ver a una mujer semidesnuda de bello rostro y suaves pechos. Para arrojarse sin saber lo que hay en las profundidades del mar.

Dejo de escuchar su voz peligrosa por un instante. Los dedos y labios que tocaban el pecho se volvieron aún más agresivos y densos. Sin darse cuenta, cruzó las piernas dentro del vestido. Como la sirena con cola de la que estaba hablando, se frotó entre sus piernas con las piernas cruzadas. Ya que él todavía estaba ocupado codiciando solo sus pechos.

Introdujo su rostro entre los temblorosos pechos con la lengua le lamió el esternón. Cuando la lengua húmeda y caliente lamio el centro de su pecho sintió la sensación como si fuera una daga muy pequeña y afilada que estuviera desgarrando su carne con fuerza.

—Nunca he visto el mar...

Tanto los residentes como los nobles gobernantes eran personas alejadas del olor del mar. Escuché que tienes que ir muy lejos para ver el mar, aunque montes a caballo, durante unas semanas. Hacia el norte, solo era posible llegar al Mar del Norte subiendo más. De lo contrario, tenía que ir al extremo sur del continente. No importaba qué camino tomaran, el camino para llegar al mar era largo.

—Lo sé. Es una experiencia rara para mí también.

Al decir eso, Rashiel se rio. Ante su sonrisa traviesa, Ariste se quedó atónita al instante. Era raro verlo sonreír tan alegre en la cama.

—...

—Sería bueno si también pudiera ver el océano.

—...

—Quiero mostrártelo

Ariste se quedó atónita por su murmullo, «¿No es eso algo que le susurraría solo a una amante o esposa que no duda en amar? ¿Pero por qué este hombre me dice eso?» que me mostrara el lejano mar sonaba como si fuéramos a estar juntos en el futuro.

Era demasiado romántico para que un hombre noble se lo dijera a una mujer humilde. Y cada vez que, hacía eso, el corazón de Ariste se elevaba como una pluma hasta el final del cielo, y cuando volvía a la cruel realidad su reacción también le divertía, ya que rápidamente caía al suelo.

Es simplemente el instinto de un hombre ser infinitamente generoso con la mujer que tiene entre sus brazos. Si intentara hacer algo fuera de lo común, la mano que le está agarrando su pecho rápidamente le apretaría su cuello. Incluso con ese pensamiento, era difícil ocultar los latidos del corazón.

—Tu corazón está palpitando.

Presionó su cara profundamente en el montículo blanco.

—... porque estoy viva.

Ante la inesperada respuesta, se echó a reír. A medida que su cálido aliento me hacía cosquillas en el área alrededor de mi corazón, este se emocionaba aún más. Ariste se sintió incómoda en ese momento. Sería mejor para ella que solo la matara a que la empezará a tratar como si fuera su amante. Como amante o como esposa, era varias veces más difícil hablarle con naturalidad y mezclarse con risas en la cama que hacerlo a la fuerza.

Era su trabajo esperar a que se durmiera hasta que se cansara. Todo lo que podía hacer era esperar que llegara el día en que se cansara de su cuerpo y la dejara ir. Pero tal vez eso no es todo. Podría querer más que eso. Cada vez que surgían tales dudas, Ariste intentaba quitarse esos pensamientos.

—Sí, estás viva.

Nuevamente, siguió una caricia profunda. Sintió su aliento caliente al final de su pecho, sintió como succionaba su pezón en su boca. Luego, movió la lengua como si estuviera recogiendo fruta y comenzó a jugar con el pezón de su pecho varias veces. El pezón se endureció lo suficiente y se puso muy sensible.

Se volvió mucho más grande de su tamaño habitual, y su piel de color oscuro, estaba infinitamente coloreada ante su atenta mirada. El líquido de amor que se había acumulado entre sus piernas ya corría por sus muslos. Ni siquiera me ha tocado ahí. Estaba resentida con ella misma por reaccionar así.

—¿Cuándo viste el mar?

De alguna manera, traté de cambiar de tema. Tenía que borrar la imagen en mi cabeza de los dos parados uno al lado del otro en la cubierta de un barco mirando el mar. Ese momento nunca llegará.

—Recuerdo ir en barco junto con mi padre cuando era niño.

—...... ¿Solo con tu padre?

—Bueno. Mi madre también estaba conmigo, pero sufrió de severos mareos por el movimiento. Él sonrió débilmente.

—No fue hasta más tarde que supe que fue porque tenía a mi hermano menor en el estómago. Mi madre dijo que ella tampoco lo sabía en ese momento.

Su alegre mirada de repente se oscureció. De repente sintió como si algo le hubiera golpeado repentinamente la cabeza. Era la primera vez que le contaba sobre su familia. La familia que vivía junto a él en este castillo. Él fue el único sobreviviente de esa noche cruel. El único heredero del Ducado de Icanus. Su locura fue resultado de ello, perder a su madre debió haber sido desgarrador para él.

Perdió la vida, no por un accidente o por enfermedad si no que la asesinaron, el impacto que recibió al verla asesinada se convirtió en un recuerdo del que no podría escapar por el resto de su vida. Pero perdió a toda su familia por culpa de esos asesinos, así que me preguntaba cuánto sentía. Tal vez tocó una herida dolorosa. Ariste preguntó, reprimiendo su nerviosismo.

—¿Cómo es el mar? ¿Es realmente tan azul? ¿Es diferente del lago?

—Muy diferente.

Sonrió, cerrando los ojos como si estuviera recordándolo. Quizás el recuerdo del mar en su mente era bastante hermoso. Era un lugar que nunca había visto, y probablemente jamás vea.

—Es similar al color de tus ojos.

—...

—¿Mis ojos? 

Ariste ladeó la cabeza.

—Es muy azul y al mismo tiempo, negro. Es tan profundo que una vez que caes en él, no puedes volver a salir con vida.

Levantó la cara de entre sus pechos y miró a los ojos a Ariste. El rostro de Ariste, se puso rojo inmediatamente cuando se encontró con su mirada. Siempre lo hace, cada vez que hace contacto visual con él, incluso cuando entierra su cara entres sus pechos o los muerde o cuando lame entre sus piernas, emitía cierta luz que era un poco diferente a la reacción sexual.

—Me gusta, la luz de tus ojos, son hermosos, son muy hermosos.

En ese momento Ariste sintió escalofríos.

—... ¿lo suficiente como para disecarme?

Ante su pregunta, abrió mucho los ojos aturdidos y la miró por un momento. Al ver su reacción, Ariste se retorció tratando de soltarse de sus brazos, pero en un instante la volvió a abrazar.

—¿Tienes miedo de que te ponga en la pared?

—...sí.

Dudó por un momento si debía responder o no, luego hablo en voz muy baja. Era el miedo más fundamental, y lo conocía bien, así que no tenía que ocultarlo. El hombre cuando le confirmo su duda fue realmente cruel.

—... No creo que sea tan malo.

Sus ojos se encontraron con los de ella sin dejarla evitar su mirada. Todo su cuerpo está caliente, pero solo sus ojos estaban fríos como si se hubiera caído en el lago helado en pleno invierno.

—¿Tienes frío?

Rashiel al sentir como su cuerpo temblaba sin que ella se diera cuenta sonrió.

—Pero si te convierto en un trofeo de caza, esa luz morirá. Por ahora, creo que es mejor dejarte viva y disfrutarla.

No podía decidir si estar feliz o triste. «Ahora, ¿eso significa que quieres matarme o salvarme? ¿Estás diciendo que me matarás algún día, pero no ahora mismo, así que me tengo que sentir aliviada?» De cualquier manera, era terrible.

—¿Vas a matarme?

Me sorprendí cuando lo dije. «¿Cómo demonios me atreví a preguntarle eso?» Parpadeó lentamente y la miró.

—¿Todavía tienes curiosidad por eso?

—Por supuesto.

Fue agua derramada. Recientemente, ha sido extrañamente tolerante con ella, y sin darse cuenta ya no vigila tanto a Ariste. Era una pregunta que quería hacerle de todos modos, así que pensé que no sería una mala idea tener una respuesta clara en este punto.

No podría hacer tal pregunta en ningún otro momento, por lo que tenía que aceptar esta oportunidad, y pensé que sería mejor aprovechar este momento ya que esta de muy buen humor. ¿Cómo se eso?, se ve mejor, y es amable. Ya que él puede decepcionarse en un instante e incluso matarla para decorar su pared. «Es ahora»

—Es mi vida.

No quería vivir con el temor de que pudiera matarme, quería una respuesta definitiva. Por supuesto, no había garantía de que no fuera a cambiar de opinión con lo caprichoso que es. Aun así, hacia una gran diferencia escuchar su afirmación de su boca, de que no la mataría ya que pude hacerlo. No sé a cansado de ella hasta ahora, así que probablemente la siga usando. Después de que la haya abrazado tanto como quiera... Rashiel la miró a los ojos, luego mordió su pecho blanco con fuerza.

—¡Oh!

Al sentir como mordía su suave carne, dio un grito agudo. Dijo, lamiendo el lugar donde había dejado la marca del mordisco.

—Esto me gusta mucho.

—...

—Pero para colgarte en la pared, no necesitas esto.

Fue él quien volvió a recordarle sus terribles palabras. Además, siempre era por la misma razón. Al escucharlo, parecía como si ella fuera la única mujer con pechos en el mundo «¿Era tan bueno el olor de las hierbas medicinales ligeramente impregnadas en sus pechos?» Ahora que no tiene que hacerlo, el olor debe haber disminuido mucho. Ariste solo tenía esa duda.

—Por supuesto, también me gusta tu trasero.

Se deslizó por su pecho y lamió su vientre plano con la lengua. Debajo de eso, mi corazón latía con miedo de que él notara que ya estaba muy mojada. Lo sabría de todos modos aun así no quería que el supiera que estaba así con solo chupar sus pechos. Ella tan solo es su esclava de alcoba que calienta la cama del Duque.

«Entonces, ¿qué quiero?» Su corazón latió con fuerza ante el repentino pensamiento. Era agradable para ella ver que a él le gustaba su cuerpo. Si a Rashiel no le hubiera gustado eso en absoluto, no habría podido seguir viviendo.

—Eres la primera mujer en sobrevivir incluso después de entrar en el bosque.

Todo el mundo lo dijo. Casi todas las noches se abrazaban sin separarse. No, sabía que calentar la cama del duque era lo mejor a que le cortaran la cabeza o que murieran con un agujero en medio del pecho. Y también era seguro estar aquí. Y no podía negar que todo el sexo me había dado consuelo y la vida en el castillo era reconfortante.

Por diversas razones, Ariste fue olvidando poco a poco su situación. De todos modos, ella era la única que estaba completamente tachada de ser la mujer del Duque en el castillo. La sensación de ser tratada como la única mujer del duque no era mala. Aunque fuera un lujo que se derrumbaría de la noche a la mañana.

Oficialmente no estaban casados, pero todos en el castillo, incluidas las doncellas y los sirvientes tratan a Ariste de manera apropiada. Me he acostumbrado al título de Dama al final de cada palabra. Era un lujo ridículo. Es solo una presa.

—¿Qué estás pensando?

Brillaban intensamente sus ojos y le mordió el pecho con fuerza.

—Ja, sonríe...

Ella respiró hondo y se echó hacia atrás. Envolvió su cintura suavemente curvada con sus gruesos brazos y la apretó contra él. Cuando los pechos tocaron su cuerpo, el calor se intensificó aún más. Ella amortiguó su gemido, mordiéndose los labios.

—Gime

Se rasgó el labio que había estado mordiendo hasta el punto de sangrar.

—Quiero escucharte.

Una luz perversa brilló en sus ojos.

—No hay nada mejor para escuchar que el aullido de una bestia recién cazada.

Mirando su rostro pálido chupó sus mejillas temblorosas. El rostro de Ariste, lo estaba chupado como si fuera un niño, y eso la confundía.

—Wow Qué...

Ariste lo miró con el rostro lloroso. Amaba como se veía como si estuviera a punto de llorar, así que también chupó la otra mejilla más fuerte esta vez. Escuchando el sonido de la saliva, las mejillas fueron succionadas dentro de su boca. Con las marcas que dejó en ambas mejillas, ella lo miró avergonzada.

—Oh me gusta.

No podía expresar exactamente lo que me gustaba, pero no podía dejar de admirar el hecho de que tenía sus marcas en ambas mejillas. Mientras tanto, nunca pensé en chupar sus mejillas porque he estado chupando solo sus pezones y entre sus piernas todo el tiempo.

—Qué estás haciendo...

No le gustaba saber que sonreía cada vez que hablaba. Él era el que se confundía cada vez que se burlaba de ella y sabía que quería burlarse más de ella.

«¿Qué es esto? que emoción es esta ¿Por qué quiero molestarla?» Quiero asustarte hasta hacerte llorar, pero también quiero consolarte sosteniéndote entre mis brazos. Cuando veía a Ariste, pensaba en una bestia justo antes de morir después de recibir un disparo.

Una bestia indefensa y peligrosa cuya vida está en sus manos. Una vida que terminará una vez que la alcance y la rompa. Lo descartó como simple diversión. Arrogantemente entró en el bosque y quedó atrapado en la trampa que instaló. Darle un significado u otro a una mujer no se ajustaba a su personalidad. Solo disfrutara del momento.

Quería disfrutar de la extraña tranquilidad que me sobreviene cuando sostengo a esta mujer entre mis brazos durante mucho tiempo. Además, tanto de arriba como de abajo, es tan maravillosa. Era común que los aristócratas jueguen con las bestias que atrapaban sin matarlas, ya cuando se cansan de ellas, solo las matan.

—Deja de bromear

Cortó todos los pensamientos ruidosos dentro de él. Ahora era su turno de comerse la presa que temblaba frente a sus ojos.

—Abre tus piernas.

Tan pronto como ordeno, agarró las piernas que estaban ligeramente extendidas a la vez y las separo de izquierda a derecha. Cuando rápidamente se bajó los pantalones y la ropa interior, su pene hinchado salió revoloteando. Lo rozó una vez con la mano y lo llevó a la entrada de la mujer. Tan pronto como coloco la punta del grande entre sus piernas movió sus caderas sin penetrarla y el ruido del vaivén no había cambiado desde el primer día.

Luego la penetro. Gruñó, disfrutando la sensación de devorarla. Le encanta morder y chupar todo de esta mujer, pero ver su rostro sin aliento justo después de penetrarla era su mayor placer. Era como ver un pájaro o un ciervo ser apuñalado por una lanza puntiaguda, mirando cómo se retuerce con ojos llorosos e impotentes. Todo fue perfecto para él.

—Ariste.

Rashiel susurró en su oído, y ella no le respondió. Parecía que le era bastante difícil aceptar el deseo del hombre que la llenaba.

—Ariste.

La llame de nuevo, penetrándola más profundo llegando exactamente en el punto donde ella lo sentía más. Sus ojos obstinadamente cerrados temblaron y finalmente los abrió.

—...

—Respóndeme.

—Mmm...

Ariste dejó escapar un gemido de placer. Los ojos rojos estaban llenos de resentimiento y placer al mismo tiempo. Era un resentimiento tácito que tenía al codiciar tanto su cuerpo, y que incluso quería escuchar su respuesta. Eso lo volvía aún más loco.

—Te dije que respondieras

Sacó la lengua y limpió suavemente los ojos de Ariste. La húmeda lengua rozó sus párpados, limpiando las gruesas pestañas y la humedad que se formaba entre ellas. A medida que el sabor salado se extendía, su lengua lamio aún más. Es delicioso chupar el trasero de la mujer, pero también lo era lamer y tragar las lágrimas que brotaban de sus ojos en cada coito como si fuera el rocío de un manantial. No estoy seguro de cuál es mejor.

—Estás demasiado húmeda.

Lo miró a los ojos preguntándose de qué estaba hablando y volvió a bajar la cabeza.

—Arriba y abajo, estas tan húmeda que es un problema.

Comenzó a moverse lentamente, en lo profundo de su cuerpo. Sintiendo la sensación al ser llenada hasta el fondo, Ariste respiró hondo y lo agarró del hombro.

—¡Duque, sí!

—nombre

Se congeló ante su voz suave. Me gustan los sonidos que salen de su pequeña y bonita boca, pero desearía que fuera mi nombre si es posible. Al escucharla decir su nombre con su voz quejumbrosa de gatito, la cosa que colgaba debajo podría ponerse dura una y otra vez. Por supuesto, en realidad siempre lo hacía.

—¿La... Ciel?

Finalmente lo escuchó e hizo que sus estocadas fueran aún más intensas. Con cada embestida el cuerpo de la mujer fue empujado hasta llegar al borde de la cama. Levantó las piernas que yacían sin fuerza y las envolvió alrededor de su cintura moviéndose con más ímpetu.

Ariste, con lágrimas en los ojos, simplemente se entregó a lo que le estaba haciendo. No había nada más que pudiera hacer. Ariste apartó la mirada y decidió esperar a que pasara ese momento. Mientras él me quiera, esta cómoda vida puede durar, Como si fuera el leopardo de las nieves domesticado que deambula libremente por el castillo.

Quizás lo era más que Nezu, ella ni siquiera se había dado cuenta que ya había sido completamente domesticada. Su cosa seguía perforando tenazmente el interior de su cuerpo. Ariste superó ese sentimiento y giró la cara, y luego de repente miró la caja al lado del escritorio. No podía entender por qué la caja le molestaba tanto. Ya que lo que debe tener adentro es la cabeza de un animal.

—¿Qué estás mirando así?

Dijo mordiendo el lóbulo de la oreja de Ariste.

—¿Qué clase de bestia es?

No sabía por qué tenía curiosidad, pero no podía seguir interesándome en la caja.

—...¿Quieres saber?

Una extraña sonrisa apareció en sus labios.

—Te desmayaras cuando lo veas. Es una bestia grotesca muy fea entonces, si quieres ver...

Rashiel dijo como si fuera a mostrarle lo que había dentro de la caja de inmediato.

—No, lo siento.

Ariste negó rápidamente. Pensó que no debería haberlo sacado a colación. Por su naturaleza, sacaría lo que había dentro y lo sacudiría frente a ella.

—Mas, mas.

Para escapar de su desliz, Ariste rápidamente se acercó a él.

—...

Los ojos rojos que la observaban brillaron aún más intensamente. Como si le preguntara si hablaba en serio, ella aun cansada se mantuvo firme.

—Por favor házmelo más. Por favor.

Ella susurró con urgencia y lo abrazó. Rashiel frunció el ceño y continúo. Respondiendo a la mano envuelta alrededor de su cuerpo, volvió a mover su cadera con fuerza.

—¡Sí, ay! ¡Ah!

A medida que el sonido se hizo más fuerte, sus agudos ojos se entrecerraron gradualmente. Incluso en la cabeza de Ariste, el interés por la caja se había desvanecido.

★★★

Al día siguiente, se despertó temprano. Donde lo hicieron fue en la oficina, pero el lugar donde se despertó fue en la cómoda cama. La oscuridad se había desvanecido, pero aún era demasiado temprano para que se despertara. Si no pasaba nada especial, era normal que ella se despertara un poco tarde, pero hoy fue un poco diferente. Esta vez se despertó temprano a causa de la ansiedad, por lo que Ariste se llevó la mano al estómago en silencio.

No paso mucho tiempo cuando recordé el por qué me desperté, fue por la sensación de los calambres que sentí en el bajo vientre. Cuando sentí la humedad entre mis piernas, baje la mano y palpe al sacarla vi que era sangre. Era el comienzo de la menstruación. Aunque era natural, Ariste sintió la sensación de caer al suelo desde un lugar muy alto, «y si quedaba embarazada»

Por un momento, Ariste se quedó en shock. Tuve suerte de no haberme quedado embarazada durante todo este tiempo. Tal vez fue porque he vivido en tensión extrema desde que me encerró en este castillo, y por lo mismo no he menstruado durante meses así que no he podido quedar embarazada, pero ahora era diferente. Era obvio que quedaría embarazada ya que yacía con el día y noche.

«Si me quedara embarazada del Duque, no. ¿Podré dar a luz?» Escuché que, entre los nobles, a menudo hacen que aborten a sus bastardos incluso antes de nacer porque piensan que es difícil lidiar con eso. Por lo general, ese trabajo a menudo lo realiza la legítima esposa de la familia, y la amante queda a su cuidado perdiendo a su hijo e incluso podían perder la vida. «Yo también voy a ser así»

—Es querida ahora, pero tarde o temprano la tirara cuando se canse de ella.

Lo que las doncellas y sirvientes murmuran era obviamente cierto. Antes de que eso suceda, tenía que hacer algo. Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el rostro de Rashiel. Con los ojos cerrados, las largas pestañas creaban una sombra elegante en su rostro. Su frente estaba ligeramente arrugada, como si el cabello esparcido en su frente le rosara. Ariste extendió la mano y le apartó suavemente el cabello.

Cuando el ceño fruncido desapareció, volvió a tener una expresión tranquila nuevamente. Solo habían sido unos días desde que se había despertado en la misma cama, pero al verlo dormir así, se llenó de extrañas emociones.

«Es como si un ángel hubiera descendido y se hubiera quedado dormido a su lado durante la noche»

Con solo mirar su figura, era difícil creer lo que le hizo eso toda la noche y lo lejos que la estaba conduciendo. Las únicas palabras que salieron de su boca fueron obscenas y duras, pero todas y cada una fueron en un tono aristocrático. Si fuera en un idioma que no pudiera entender, habría pensado que era muy elegante y noble.

—...

Ariste lo miró a la cara por un momento, luego soltó cuidadosamente los brazos alrededor de su cuerpo. Estaba fuertemente agarrada, pero después de unos cuantos, barridos sobre el antebrazo, el agarre se aflojo un poco. Deslizó su cuerpo por el hueco y volvió a colocar la almohada. Después de dar vueltas y vueltas por un rato, el hombre hundió la cara en la almohada, respiró hondo y volvió a dormirse.

Ariste movió los dedos varias veces frente a su rostro. Era un hombre que tenía el sueño extremadamente ligero. Sorprendentemente, Ariste pudo alejarse de la cama dando un paso atrás después de confirmar que Rashiel no se había despertado en absoluto. Se puso una bata y salió de la habitación dirigiéndose a donde recortaba las hierbas medicinales. Sacó una pequeña botella del cajón y la inclinó, cayendo en su palma una pastilla herbal redonda.

Esa noche, mientras huía, algunos de los ingredientes que había metido en su bolsa se mezclaron afortunadamente con los ingredientes que utilizaba para hacer esta droga. Tenía el efecto de impedir que se embarazada. Ariste miró por un momento la pastilla que tenía en la mano se la metió en la boca y bebió agua, cuando la trago, sintió como bajo por su garganta.

—¿Qué estás comiendo?

«Cuando se despertó», sus ojos se encontraron con Rashiel, que estaba detrás de ella como un segador. Apoyado contra la pared mirándola lánguidamente.

—...

Ya que me sorprendió no pude decir nada. Cuando lo vio Ariste, se endureció como si fuera una estatua de piedra y no se movió.

—¿Quién te dijo que podías levantarte de la cama?

Su reproche hizo temblar a Ariste sin que lo notara.

—¿Sí?

Inclinó la cabeza y volvió a preguntar. Fue como si la medicina que había tomado hace un momento se hubiera atascado en su garganta.

—Lo siento. Yo lo siento...

Ariste habló apresuradamente y tartamudeó.

—No te levantes de la cama primero.

Dijo en un gruñido. El que se haya escabullido de la habitación lo había enfadado.

—Sí, sí, lo haré

Ariste respondió mansamente y lo miró a los ojos. «Pensé que seguía dormido, ¿cuándo se despertó? No, aparte de que eso, ¿cuándo me siguió? Pero ¿por qué no me di cuenta en absoluto?» Ella se agachó cuando él se acercó y la agarró del brazo.

—.... Parece que estoy a punto de matarte.

Entonces tal vez no. Si me mata ¿me disecara?

—Oh, te dije que te pondría en la pared.

Le había leído su expresión.

—Yo, eso es...

Mi cara se puso roja. Lo miró así, y no supo qué decir.

—Ni siquiera te has puesto zapatos, debes haber tenido prisa.

Seguí su mirada y vi mis pies blancos, no me puse zapatos, ni siquiera lo había pensado solo quería tomar la pastilla lo antes posible. Rashiel agregó en voz baja, observándola mover los pies y esconderlos debajo de su pijama.

—Supongo que tenías que tomar tu medicamento para el resfriado rápidamente. Supongo que esa fue tu urgencia.

—La medicina... La efectividad es importante...

—¿bueno?

Sus ojos miraban hacia abajo los sentía como si fuera la punta afilada de una lanza. Ella sentía como si estuviera a punto de sangrar por como la miraba. Ariste sintió que se desmayaría.

—Iré contigo y me quedare a tu lado hasta que te despiertes.

—Ya estoy despierto. Por culpa de alguien.

Agregó en voz baja, ante esas palabras, Ariste cree que es injusto «¿Por qué es su culpa que tenga el sueño ligero? Tienes que culparte a ti mismo por ser muy sensible» Por supuesto, no lo dije en voz alta.

—Por supuesto, es porque soy sensible.

—...

Sintiendo un escalofrío, se mordió el labio e inclinó la cabeza. Por eso no pudo verlo sonreír

—El precio por despertarme es ir al dormitorio a hacerlo.

Sus palabras le sonaron aterradoras. Todavía sentía adolorido todo el cuerpo porque lo hicieron toda la noche. Pero esa era la única manera de calmar su ira.

Ariste trató de pasar a su lado con la barbilla en alto. La agarro del brazo y la jalo hacia él, encontrando sus miradas por un momento, lo vi sonriendo. Su cuerpo simplemente floto en el aire.

—Oh...

Salió por la puerta con Ariste en brazos. Rashiel entró en su dormitorio en un instante, la acostó en la cama y se subió en ella. Fue en ese momento en el que cerré los ojos pensando que esto conduciría a una relación.

—....

Inesperadamente, no la tomó de inmediato. Cuando abrió lentamente los ojos, vio a Rashiel mirándola con una expresión desconocida. Sus ojos parecían dos

flamas, su mirada descendió por su cuerpo y se fijó en su delgado estómago. Ariste no sabía que hacer por como la miraba.

—¿Será diferente si tienes a mi bebé?— dijo en un tono lánguido.

—Que, que...

—Soy curioso.

Su boca se abrió lentamente.

—¿Te escaparás con mi bebé dentro?

—Yo... No, ese tipo de...

—Ni siquiera puedo recordar la cantidad de veces que planté mi semilla dentro, entonces, ¿por qué no tienes todavía un bebé?

Los ojos del hombre brillaron extrañamente mientras acariciaba su vientre en círculos.

—Wow Qué...

Ariste instintivamente mordió su mano. Pero él rápidamente la agarro y la aparto.

—¿No es extraño? A menos que seas infértil.

Inclinó la cabeza hacia un lado.

—¿Tiene sentido que todavía no hayas quedado embarazada?

—Eso es...

—¿O soy tan débil?

Miró entre sus piernas y continuó.

—Nunca he dejado embarazada a ninguna mujer, así que tampoco lo sé. ¿Lo sabré si lo intento ahora?

—...

Ante sus palabras, Ariste lo miró con los ojos muy abiertos.

—¿Otra mujer?

Sus profundos ojos azules revolotearon como las olas del lago. Por otro lado, la expresión del hombre en sus ojos sorprendidos estaba relajada.

—¿No es esa la única forma de saber si eres fértil o si soy un eunuco?

Sonrió, era una sonrisa muy malvada. Ariste sintió una oleada de emoción distinta al miedo por un momento. Eran celos y se expandieron por todo su cuerpo. Era tan trivial que se rio y dijo con voz afilada.

—Hay otra manera.

—¿Otra manera?

Inclinó la cabeza y preguntó.

—¿Cual?

Sus ojos ardiendo intensamente parecían saber ya la respuesta. Ariste no tuvo el coraje de decirlo, así que volvió a cerrar la boca.

—¿Debería arrojarte a otro hombre?

Estaba sonriendo, pero su voz era aterradora.

—¿Pensaste en llevar la semilla de otro hombre?

Añadió con voz suave.

—¿Sabes? Los animales que son cazados y domesticados no pueden tener hijos a voluntad.

—qué...

—Nezu no puede tener hijos, está castrado.

—...

Un dedo largo invadió su boca por sorpresa

—Para que obedezcan a su amo, el instinto primario debe ser suprimido. No sería bueno que el deseo de procrear fuera mayor.

Ariste tragó saliva sin darse cuenta. Es por eso que Nezu tiene sus genitales pequeños a pesar de que es un hombre. Mientras pensaba en ello, el escalofrío persistió.

—O pensaste en esto.

Su mano empezó a subir por la pierna de Ariste.

—¿O lo hiciste a propósito?

—...

El rostro de Ariste se puso pálido de inmediato.

—¿Sí? Ya que tienes conocimientos sobre las drogas y hierbas medicinales. Puedes hacer cualquier tipo de medicamentos.

No pude responder.

—¿Qué opinas?

Agarró el rostro de Ariste, que estaba inclinado, y lo que vio fue el miedo en sus ojos azules.

—¿Por qué estás evitando mi mirada?

Se me puso la piel de gallina por su voz baja. El hombre frotó lentamente la piel de la mujer con la mano sosteniendo su barbilla. Como si no tuviera intención de dejarla ir, su brazo envolvió su cintura y la abrazo con fuerza.

—¿Qué comiste antes?

Preguntó, mirándome fijamente. Parecía ya saber la respuesta.

—Solo... tengo un poco de fiebre...

Ni siquiera podía creer en su propia respuesta.

—¿Ah, de verdad?

Obviamente él no le creyó. Ariste giró diligentemente la cabeza y se le ocurrió otra excusa.

—... no hice nada malo solo menstrué.

—¿qué?

—Eso... eso es lo que hacen las mujeres todos los meses. Después de que logró explicarle se sonrojó y bajó la cabeza.

—No lo había hecho desde que llegué a este castillo. Hace poco lo volví a hacer...

Sentí que me iba a morir de vergüenza. Era la primera vez que le decía algo así a un hombre. Era algo que ni siquiera le había dicho a mi padre.

—Originalmente, mi ciclo es bastante irregular. No será fácil que tenga hijos. Así que probablemente...

Sus ojos solo se estaban volviendo más fríos mientras decía sus excusas.

—Pero, ¿cuánto he vertido en ti todos estos días? me pregunto si todo ha sido en vano ¿eh?

El corazón de Ariste latió con fuerza ante su voz tranquila.

—...

—Eres mía.

Sus palabras se le clavaron.

—Así que todo lo que hay en tu vientre es mío.

La gran palma acaricio su vientre en círculos.

—Ni siquiera te atrevas a tocar a mi bebé que tendrás.

Había mucha ira en su voz, que casi se había convertido en un murmullo. Podía sentir mi nerviosismo que había aumentado bruscamente como si pudiera agarrarla en mi mano. Ariste no podía entenderlo. 

«¿Por qué? ¿Por qué esta tan enojado? ¿No le molestaba lo que tenía en el vientre?»

Claramente lo había dicho antes. Incluso dijo que un niño era la cosa más ruidosa y molesta del mundo, y que era mejor tener un cachorro de bestia. Parecía haber olvidado todo lo que dijo con su propia boca.

—Dijiste que los niños eran molestos.

Era injusto que la tratara así, así que tan pronto como lo dijo, su expresión tembló por un momento.

—...

Al ver que se quedó sin palabras, parecía haber recordado lo que dijo también.

—Prefieres tener un cachorro de bestia... Así que pensé, por supuesto, que no debería tener hijos. Y ya que el Duque no está prestando especial atención. Depende totalmente de mí. Inesperadamente, sus palabras salieron claramente.

—De todos modos, ni siquiera vuelvas a pensar en tomar esa medicina de nuevo.

El rostro de Ariste se endureció por la sorpresa. El significado de que no tomara la medicina estaba claro. Que no hiciera nada para prevenir embarazarse.

—Quiero ver a mi bebé crecer en tu vientre.

Sus manos se movieron a lo largo de su vientre plano.

—...

Ella lo miró con los ojos muy abiertos. Estaba genuinamente confundida porque no sabía lo que significaba que quiera un hijo con ella.

—¿Quieres un hijo?

—No es que lo quiera.

Presionó su pulgar contra la parte inferior de su vientre, como si estuviera tratando de averiguar dónde estaría el niño.

—Creo que está bien tenerlo.

—...

—Definitivamente te verás bonita si das a luz. Puede ser una hija o un hijo que se parezca a ti. Creo que será un poco espeluznante si se parece a mí...

Sus ojos se entrecerraron como si estuviera dibujando la forma del bebé. Incluso brillaba. Ante esa vista, Ariste se quedó sin habla de nuevo.

«¿Es solo que quiero ver a mi bebé porque para el soy un animal que ha domesticado y soy linda? ¿Qué le sucederá a ese bebé si realmente doy a luz? ¿Sera criado como una mascota en lugar de ser adorado como un niño? Y si sale con sus ojos...»

—Si vuelves a tomar esa maldita pastilla, estarás encerrada en este cuarto por el resto de tu vida y solo harás esto.

—... 

Y te dejaré concebir en un lugar donde no puedas sentir la luz del sol ni el viento.

Su voz fue terriblemente espeluznante. Fue su última advertencia.

—Yo, yo...

Ariste tembló con sus palabras que sonaron como si fuera su sentencia de muerte.

—No sabía que querías a mi hijo...

Ariste apenas habló.

—Pensé que te molestarías, y el nacimiento de un niño que no es noble. Entonces...

Realmente tenía que pedirle algo porque pensé que me iban a encerrar.

—Entonces, no hagas eso, ¿de acuerdo? Por favor, no me encierres.

Su mano delgada y blanca se posó sobre el sólido pecho del hombre.

—Te lo juro. Pensé que no te gustaría tener un bebé... por eso quería prevenirlo de antemano.

No sabía qué hacer, así que solo llore. El hombre la observo en silencio y frotó los ojos de la mujer con la punta de los dedos.

—no llores.

Sus labios estaban llenos de lágrimas.

—Eso no significa que vaya a olvidar lo que hiciste.

—Llanto...

—Así que trata de convencerme.

Sus manos comenzaron a desvestirla de nuevo, no vestía ropa interior así que mostro su cuerpo desnudo en un instante, revelando su piel pálida, y sus redondos y suaves pechos comenzaron a ser aplastados bajo sus manos.

★★★

No sabía si era de día o de noche. En el dormitorio colgaban unas gruesas cortinas y bloqueaban tanto la luz del sol como el viento frío, la habitación del duque estaba cubierta por una profunda oscuridad, no se levantaron seguían enredados como si fueran serpientes en celo. Y él la cubría a ella.

—Je... Ah...

Ariste soltó un gemido cansado. Incluso contar cuántas veces lo recibió no tenía sentido. Era fácil perder la cuenta ya que perdía el conocimiento mientras la sostenía haciéndolo como loco, y cuando se despertaba de nuevo, su cosa seguía dentro de ella. Él también era humano, por lo que tendría que descansar, pero no sabía cuándo lo hacía.

—Oh...

Sintió un calambre en el bajo vientre. Y en ese momento se dio cuenta de que todavía tenía su cosa en su cuerpo. A pesar de que no estaba dura, su cosa aún era demasiado grande.

«¿Cómo diablos puede meterse esto en su cuerpo todo el tiempo?» 

Mientras movía su cuerpo poco a poco, lo que tenía dentro se movió. Sintió como el pene se movía lentamente, arañando el interior. La vívida sensación me hizo gemir sin darme cuenta. Sería bueno si pudiera sacarlo todo de una vez, pero para sacar esa gran cosa, no tenía más remedio que sacarlo lentamente.

—Sí...

Ella movió sus caderas poco a poco hasta que sintió que el glande se atascó y no pudo salir, movió las caderas un poco más. Aun así, no salió.

—Si sacudes tu trasero de esa manera, no puedo soportarlo incluso si trato de contenerme.

—...

Se puso rígida ante su voz. Al mismo tiempo, la cosa que casi había sacado, él la volvió a meter hasta el fondo.

—¡Ah!

Ariste gritó ante la repentina acción. Ya estaba hinchado y duro, la lleno por completo en un instante.

Lo movió lentamente dentro de ella. Su interior se contrajo y relajó repetidamente mientras se movía.

—¡Lo lamento!

Cuando su cosa llego hasta su punto sensible, sin saberlo se inclinó, juntando las piernas. El aliento caliente de Rashiel la tocó mientras gemía y en su gemido le metió la lengua en la boca.

—Oh....

Mientras lamia y chupaba el interior de la boca, su toque y el movimiento de su cintura enterrándole su cosa no se detuvieron.

—¿Dónde aprendiste a hacer algo tan lujurioso? dijo con una sonrisa, finalmente en sus labios.

—¿Dónde... aprendí?

Sintió vergüenza ante sus palabras.

—Lo hiciste hace un tiempo.

Apretó más con su mano que sostenía su trasero. Ariste tensó su cuerpo reflexivamente. Como resultado, su vagina apretó más el miembro. Podía sentir la forma

y el tamaño de lo que llenaba el interior, así como sus latidos.

—Solo eso.

Su voz estaba llena de lujuria. Parecía haberlo estimulado nuevamente con sus anteriores acciones. Rashiel, se subió en ella después de hacerla acostarse en un instante, embistiéndola con fuerza.

«puck, puck» Ante la sensación de ser apuñalada por dentro, Ariste se quedó sin aliento y exhaló una pequeña bocanada de aire. El espeso vello púbico creó una marca roja en la piel suave. La gran huella de su mano permanecía en sus nalgas, que había apretado antes, sin desaparecer.

—¡Oh, fuera, argh!

Mordí la sábana, para contener mi grito. En ese momento metió su dedo en mi boca.

—quiero escucharte

—De lo contrario, le cortare la cabeza a tus doncellas, una por una.

—Eso... ¡ah!

Mientras decía eso, saco la mitad de su pene y de una envestida lo metió de nuevo más profundo golpeando en ese punto, el inimaginable placer subió hasta mi cabeza y estuve a punto de estallar. Mi interior lo apretó al máximo y se aflojó repetidamente. Definitivamente era él quien lideraba el movimiento. Después de un rato, Ariste estaba sentada frente a él.

Por supuesto, entre sus piernas, sostenía el enorme pene que le daba miedo mirar. Su cara se puso más y más roja con cada estocada dentro de ella. Él empujó más hacia el fondo en esa postura. Estaban en contacto directo entre sí mientras ella estaba sentada encima de él rozando su musculoso cuerpo. El calor se elevó en donde se rozaban piel con piel. Era un calor incontrolable.

«ta, ta». Un fuerte brazo rodeó la esbelta cintura que estaba a punto de alejarse y la atrajo hacia él. Movió más su cadera para insertarse más profundo. Su pene, excavaba casi hasta el límite, constantemente arañaba y frotaba el interior. Con la otra mano encontró uno de sus pechos, masajeo, apretó y tiro constantemente de él.

Introdujo un pezón en su boca mordiéndolo, lamiendo la aureola, chupándolo, enrollándolo con la lengua. Al final ambos pechos terminaron llenos de marcas que él le había hecho.

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