Hora de
borrar el pasado
—Ja...
Eh...
Un gemido
doloroso resonó en la habitación oscura. Solo había una mujer que podía gemir
en el dormitorio del Duque, el dueño del castillo. Pero el gemido fue diferente
a los anteriores.
—Salv ...
ayuda ... ah ...
Una mano
blanca y reseca se agitaba en el aire, los gritos se convirtieron gradualmente
en sollozos.
—Shhh,
está bien.
La mano
en el aire fue bajada por una gran mano. La mujer se metió entre sus brazos
gritando horrorosamente. Envolviendo su mano alrededor de su cuello tan fuerte
como la vid en pleno verano.
—...Es
molesto.
Murmuro
abrazando el suave cuerpo con más fuerza.
—Realmente
molesto.
Mientras
hablaba, sus ojos brillaron rojos en la oscuridad. Ariste había estado enferma
todo el tiempo desde que regresaron del coto de caza del palacio real, y a
menudo tenía fiebre alta y decía tonterías. Lamentablemente quien estuvo a su
lado cuidándola fuel el mismo Duque. No la ha abrazado desde que regresaron del
coto de caza.
Fue más
bien Ariste quien se metió entre sus brazos todo el tiempo que estuvo durmiendo
drogada. Le daba su medicina a tiempo, dándole palmaditas en la espalda para
que se durmiera, parecía estar bastante asustada, por lo que se despertó varias
veces diciendo tonterías, volviéndola a dormir repetidamente. Fue solo al
amanecer que logre que conciliara el sueño de manera estable.
«¿Le habré mostrado algo demasiado
horrible?»
Solo mate
a una persona frente de ella, no puedo creer que por ver eso se haya enfermado.
Rashiel se dio cuenta una vez más de lo débil que era la mujer que
abrazaba, «eres tan débil No parecía
posible ponerlo en ningún momento», Rashiel repetía sin parar limpiando el
cuerpo de la mujer con una toalla mojada y fría, había estado toda la noche
diciendo tonterías y tenía fiebre.
Los
sirvientes enviaron los pedazos de hielo que rompieron del lago congelado al
castillo, y las criadas recolectaron diligentemente el hielo y la nieve
acumulada y lo llevaban a la habitación. Mojó una toalla en ella, la sacó
cuando la nieve se derritió y el agua brotó, y la puso sobre la frente de la
mujer. Con otras toallas, limpiaban constantemente el cuerpo caliente.
—Choo,
hace frío...
La
desvistió para refrescar su cuerpo, por lo que constantemente buscaba calor y
se hundía entre sus brazos. Nunca lo había abrazado voluntariamente excepto
cuando él se metió desnudo junto a ella para darle calor para que no muriera
congelada en la cabaña cuando la rescato.
—Me estás
usando bien.
Se sentía
como una estufa humana, pero no estaba mal para él. Una alegría desconocida
brotó cuando vi sus brazos y piernas envueltos alrededor de su cuerpo para que
no pudiera ir a ningún lado.
El médico
que atendió a Ariste le recetó un medicamento, y aconsejo reposo absoluto.
También dependía de él alimentarla. Rashiel, que estaba acariciando sus labios
secos y agrietados, extendió la mano y sostuvo la botella de medicina en su
mano.
—Tienes
que tomar tu medicina.
—....
Por
supuesto, Ariste no respondió. Tampoco lo esperaba. Como si ya estuviera
acostumbrado a esto, sostuvo la cabeza de la mujer haciéndola hacia atrás con
sus labios entreabiertos coloco la medicina en su labio inferior y comenzó a
verter el líquido poco a poco.
—Sí...
Ariste
trató de gritar al sentir el sabor amargo a pesar de que había perdido el
conocimiento, pero la estaba sujetando con fuerza, por lo que tuvo que tragar.
Lo derramaba en su boca, pero que pasara por su garganta era otro problema. Rashiel
extendió la mano y suavemente masajeo el cuello de Ariste como si estuviera ya
familiarizado en hacerlo.
Cuando
finalmente vio que la medicina pasaba por su garganta, la soltó. «Suspiro» Después de tomar la
medicina, apoyada en él sin poder hacer nada, los ojos de Ariste se abrieron
por un momento. Su vista estaba borrosa, pero pareció reconocer quién era el
hombre que la maltrataba.
—¿Por qué
no te gusta?
Al ver el
rostro de Ariste, mirándolo con resentimiento, estalló en una breve carcajada.
Fue encantador que expresara abiertamente sus emociones que normalmente no se
atrevía a mostrar. Tampoco sabía por qué se sentía así.
—¿Debería
tomarte o tirarte?
—...
Su rostro
estaba sonrojado por la sorpresa y, por el contrario, había una fina sonrisa en
sus labios.
—Me estás
molestando mucho.
Con lo
que dijo, el rostro de Ariste se distorsionó como si fuera a estallar en
llanto.
—Solo
aguantare un poco más, si no quieres morir.
Rashiel
besó su mejilla derecha y luego acaricio suavemente la espalda de Ariste. A
medida que la medicina circulaba por su cuerpo, Ariste empezó a sentirse débil
y somnolienta, pronto volvió a quedarse dormida en los brazos de él.
«Chirrido» La sirvienta entró con un
cuenco de agua y una toalla con la cabeza gacha. Temiendo que las otras
doncellas lastimaran a la amante del Duque, la sirvienta se encargó de llevar
los cuencos de agua, toallas y papilla aguada para que comiera Ariste.
—Traje
más toallas y hielo.
—Ponlo
ahí.
Rashiel
ordenó con voz soñolienta. Debe haber sido incapaz de descansar porque se había
aferrado a cuidar de la mujer durante varios días, pero no había signos de
cansancio o molestia en su voz. Era bastante extraño, ya que en vez de eso se
escuchaba feliz. El duque al que servía había cazado y matado incluso a
personas, pero a esa mujer la ha alimentado, le ha ayudado a dormir e incluso
la ha cuidado, han pasado algunos días desde que todos contuvieron la
respiración debido a los extraños hechos.
Tan
pronto como Rashiel regresó del coto de caza del palacio real con la mujer
desmayada, Rashiel limpio personalmente el cuerpo de la mujer y cambio sus
toallas mojadas, la alimentaba sosteniendo el cuenco de gachas cada vez que
recuperaba el sentido. Penso que el Duque se rendiría en un día como mucho para
después ordenarle que dejara todo y cuidara de Ariste, pero se equivocó.
Pensaba que mejoraría sí seguía matando a las bestias para después exhibirlas
en el castillo.
Todos se
preguntaban si la locura del duque había desaparecido debido a que la caza de
invierno de este año había terminado antes de tiempo. Por un tiempo, pensé que
estaba mejorando al abrazar a la mujer que recogió en el bosque de caza todas
las noches, pero también estaba preocupada preguntándome si volvería a caer o
si la estaba engañando. Nadie lo había visto nunca actuar de esta manera.
El
comportamiento del Duque que cambió repentinamente fue suficiente para mantener
a sus sirvientes en alerta máxima. A ese ritmo, espero que el Duque, cuya
paciencia ha llegado a su punto máximo, no se vuelva loco de nuevo, y todos en
el castillo esperaban y deseaban que Ariste mejorara pronto. La criada se
apresuró a dejar el cuenco con hielo y agua en la mesita de noche junto a la
cama y reemplazó la toalla mojada por una seca.
Estaba
tan cerca de él que podía verlo, aunque no quisiera. Rashiel estaba recostado,
apoyado contra el borde de la cama, sosteniendo a su “dama” en sus brazos. Los
brazos de la mujer alrededor de su cuello eran blancos y delgados, pero
parecían tener mucha fuerza. Era como si la mujer se aferrara frenéticamente a
su salvador. Lo estaba abrazando con tanta fuerza que pensó que podría estarlo
estrangulando, pero había una leve sonrisa en el rostro del hombre cuando lo
miró.
Tenía un
rostro increíblemente satisfecho, la mano que la envolvía palmeaba en su
espalda de la mujer cada vez que sollozaba, y cada vez que decía una tontería o
respondía incomprensible, la besaba y se comía sus palabras.
—¿Por qué
no se toma un descanso después de cuidar a la dama?
La criada
sugirió con cautela. Sin embargo, sabía muy bien que su amo no lo aceptaría.
Solo lo decía porque estaba preocupada por el Duque al que servía, así que
pensé que debería recomendarlo al menos una vez.
—Estoy
bien, así que vete.
Como era
de esperar, Rashiel se negó de inmediato.
—Está
bien.
Sylla
inmediatamente inclinó la cabeza y salió del dormitorio.
—...
Rashiel
acarició suavemente el cabello de Ariste en la oscuridad con los ojos cerrados.
En los últimos días, ella se ha aferrado a él aun siendo el hombre al que no le
tiene confianza. Colgando de su cuello como si fuera su único salvador. Estaba
muy complacido con eso, aunque sabía que lo estaba haciendo en un estado de
locura. Pero, por otro lado, pensaba en otra cosa.
Era
demasiado decir que la causa por la que esta así fue porque se sorprendió al
ver morir ese hombre sobre ella, al hombre que intentaba atacarla o incluso si
fue simplemente por miedo al ver la sangre, aun así, no estaba convencido. Había
algo en el rostro de Ariste que iba más allá del simple miedo cuando miro al
hombre que había caído frente a sus ojos.
Su
ansiedad y miedo eran más como un estallido de lo que se había presionado mientras
tanto. Mirando a los ojos del hombre que se desplomó muerto, Ariste pareció
haber recordado algo. En realidad, la razón no importaba. Si hacía que ella se
apoyara en él por el miedo que tenía, e incluso perdiera la voluntad de huir,
habría sido algo bastante bueno para él. Pero ahora quiero saber la razón de su
ansiedad. Un recuerdo que se instala en su subconsciente y la corroe.
—Hans...
Ante el
sonido de su voz, casi tan pequeño como su aliento, abrió sus párpados
revelando sus aterradores ojos rojos.
—¿Quién
es ese?
—...
—¿Quién
es?
Aunque
preguntó persistentemente, Ariste no respondió. Rashiel, que miró a la mujer
con la cabeza gacha con impotencia, sonrió con desesperación. Estaba
reaccionando al nombre de un extraño que salió de la boca de una mujer que
había estado abrazando todo el tiempo.
«¿Es su amante, su marido o alguien
más?»
Ahora que
lo pienso, sabía poco sobre el pasado de Ariste. Ni siquiera necesitaba
saberlo. Ahora surge la necesidad. No sabía que era tan doloroso que el nombre
de un hombre saliera de la boca de una mujer a la que había tenido encerrada en
el dormitorio todo el tiempo. Se sentía bien verla aferrada a él, pero no le
gustaba que fuera algo más que él lo que llenaba su pequeña y bonita cabecita.
No sabía por qué, pero estaba seguro de una cosa. Todo lo que tenía que hacer
era deshacerme de lo que no me gustaba.
★★★
Al día
siguiente, fue el capitán de la guardia que custodiaba el castillo del duque
quien despertó a Rashiel temprano en la mañana.
—Tengo
algo que informarle.
El
capitán de la guardia sacó un papel de su pecho y se lo tendió.
—...
Rashiel
miró la cara dibujada en el papel.
—... No
la dibujaron bien.
Era un
torpe retrato de la mujer a la que no podía apartar de sus brazos, y el crimen
bajo su rostro era asesinato.
—Asesinos
caza recompensas llevaban esto. Vine porque pensé que debería decírselo.
—¿Quién
pagara la recompensa?
—El jefe
de una de las aldeas de cazadores. Dijo que mató a su hijo.
—¿Su hijo
era un niño?
—¿Qué?
Oh, no, Era un hombre maduro.
Rashiel
pensaba en la mujer que dormía plácidamente en el dormitorio sumergida en la
oscuridad. Con su brazo que había estado alrededor de su cuello, y con una
pierna envolvió con fuerza su cintura. Sus extremidades eran lo suficientemente
delgadas y frágiles que parecían que pudieran romperse con facilidad. Pero mató
a un hombre.
—¿Qué
pasaría si la atrapan?
—Probablemente...
se ocupen de ella personalmente como se hace en las aldeas.
Los
pueblos profundamente aislados en las montañas tienen reglas cerradas debido a
su entorno. Al mismo tiempo, son un lugar fácil para que los delincuentes se
escondan, pero al mismo tiempo, también coexiste la malvada costumbre de
castigar a los delincuentes a su manera si algo sucedía en el pueblo. En una
aldea así, era absolutamente necesario un curandero con conocimientos médicos
avanzados.
El
conocimiento médico de Ariste no pertenece al de un siempre herbolario. Sabía
mucho más como si le hubiera enseñado un médico tratante por su sorprendente
grado de detalle. Para ello, tuvo que pasar por un proceso de formación formal
o seguir adquiriendo conocimientos afines porque uno de sus familiares debió de
ser un médico. Como prueba de ello, no tenía dificultad para leer y escribir.
—Hasta
donde descubrí, la boda de la dama y el jefe está planeada.
—¿Boda?
Frunció
de inmediato el ceño. Sintiendo un profundo asco al escuchar la cosa más
asquerosa del mundo.
—¿Pero es
su hijo el que murió?
No tenía
sentido. Le hubiera sido fácil y conveniente matar al indefenso anciano claro
solo si estaba decidida a no ser su esposa, entonces ¿por qué mato a su hijo?
Pero su pensamiento no fue largo.
—¿El
nombre del hijo era Hans?
«Fue esto» una leve sonrisa cruzó sus
labios. ¿Fue porque estaba tan asustada de que pudiera enterarme de esto?
Temías que descubriera que mataste a una persona. «Gracias por ponerte de
mi lado»
Esas
palabras permanecían en mi corazón todo el tiempo, y nunca las olvidé. La mujer
que me dio las gracias era extraña. Si tuviera sentido común, te habrías
resentido con la persona que te puso en esta situación en primer lugar. No se
había preguntado que le había pasado para que haya terminado vagando herida por
el bosque.
De
cualquier manera, Ariste no puede salir de este castillo. Es mía de todos
modos, la poseo por completo, así que su pasado no importa. No importaba en
absoluto si la perseguían por una deuda o si la vendieron. Sin embargo, la
razón por la que quería saber era porque necesitaba una cadena mental. Una
debilidad a la que me pueda aferrar. Una restricción con la que la pueda atar
para que no pueda escapar de esta trampa por sí sola.
«Eso era todo»
—Díselo a
los cazadores.
Golpeó el
papel con la punta de los dedos.
—Diles
que pagare 10 veces esta recompensa.
Su forma
de hablar era elegante.
—A quien
me traiga la cabeza del jefe de la aldea.
Menos de
medio día después, los cazadores trajeron lo que quería. El sirviente a su lado
abrió la tapa de la caja y asintió después de comprobar que contenía el contenido
que había pedido. Después de volver a poner la tapa de la caja, los cazadores
abrieron mucho la boca por los bolsillos de oro que habían recibido ya que eran
muchos.
Inclinaron
la cabeza haciendo una reverencia y salieron de la oficina. «Toc, toc» Rashiel golpeó suavemente la caja con la
punta de los dedos. Tenía una sonrisa en su rostro, pensó durante mucho tiempo
qué hacer con esto.
—Trae a
Ariste.
★★★
Ariste
levantó sus pesados párpados. Después de parpadear un par de veces, se despertó
por completo. Después de que la fiebre que la había estado molestando todo el
tiempo desapareció, se sintió aliviada por primera vez en mucho tiempo. Después
de sufrir fiebre, no tenía fuerza en su cuerpo, pero su mente estaba más clara
que nunca.
—...
Se giró a
ver a su lado. No estaba el hombre que la abrazó y consoló toda la noche. Quien
le dio palmaditas en la espalda todo el tiempo. Luego le dio medicina y la
abrazó mientras temblaba de frío para calmarla. Cada vez que veía la cabeza
sangrante de Hans en su sueño, gritaba hasta que le dolía la garganta, y cada
vez que lo hacía lo único que podía hacer era aferrarse a él con todas sus
fuerzas. Aceptó todos esos lloriqueos locos. Aunque eran recuerdos
fragmentados, era muy vívido.
«¿Realmente paso? O todo fue un sueño. Vaya,
sus recuerdos eran muy vívido para que no fueran reales»
«—¿Debería tomarte o tirarte?
—Me estás molestando mucho »
Aquejada
de fiebre, cada vez que se despertaba, lo que veía era el rostro de Rashiel.
Dijo que estaba molesto y la amenazó con tirarla. Por un momento, al recordar
sus palabras no me sentí feliz, sino muy aterrada. «¿Por qué?»
Si la
abandona, puede ser liberada. «¿Por qué?
¿Por qué sus palabras fueron tan aterradoras?» Ariste juntó las rodillas y
la rodeó con los brazos. Porque el jefe de la aldea no la dejaría viva por
haber matado a su hijo, por eso tenía miedo. Al menos en este castillo estaría
a salvo... así que estaba claro a lo que le tenía miedo. Ariste llegó a esa
conclusión.
—Señora,
¿está despierta?
Escuché
que se abría la puerta, y Sylla entró y rápidamente dejo en la mesita de noche
un tazón de gachas. Al darse cuenta de que no llevaba nada puesto, Ariste se
sonrojó y tiró de la sábana para cubrir su cuerpo.
—Ha
estado enferma todo el tiempo. Tiene que comer algo para que tenga algo de
energía.
—Bueno,
el duque...
—Está en
su oficina.
Ariste
asintió y agarró la cuchara que Sylla le dio. Lleno la cuchara de una papilla
roja y dulce y se la llevo a la boca. Alguien toco la puerta. Sylla abrió y se
giró a mirar a Ariste.
—... el
duque la llama.
Ariste
bajó la cuchara
—Estaré
ahí pronto.
★★★
Cuando
abrí la puerta de la oficina, olor a sangre me golpeó de repente. Ariste se
detuvo un rato por el olor. No podía entrar fácilmente ahí. Ariste abrió la
puerta y entró, nerviosa, hasta donde estaba sentado. Él había desaparecido
temprano en la mañana, y le había pedido que fuera a su oficina, no fue él al
dormitorio, sintió que su cuerpo ardía por la tensión.
«¿Por qué diablos me llamaste aquí?»
—Bien...
Lo
observó mientras él solo la observa. Pensó que tenía que decir algo, pero no
podía. Mientras tanto, la mirada sofocante continuaba. Ariste finalmente hablo
como si finalmente hubiera decidido que decir.
—Gracias.
—¿qué?
Él
inclinó la cabeza hacia un lado y la miró.
—Mientras
estaba enferma... me cuidaste.
«¿Eso fue correcto?» No
estaba segura mientras lo decía. Tal vez no debería haber sacado el tema y
haber ido en contra de su voluntad. «¿Por
qué la cuido el mismo en vez de una doncella?» Tenía curiosidad, pero
no podía preguntarle.
—Sí, fue
realmente molesto.
Respondió
después de pensarlo por un momento.
—...
—Hasta el
punto en que quería tirarte.
Cuando
escuché eso, mi corazón parecía romperse, bajé la cabeza para ocultar mi
expresión, pero podía sentir su mirada punzante en la parte superior de mi
cabeza.
—Pero
llamaste el nombre de otro hombre en mis brazos.
—¿Qué..?
—¿Quién
es Hans?
El rostro
de Ariste palideció ante sus palabras.
—Eso,
eso...
Había un
toque de alegría en sus ojos rojos, pero Ariste, que acababa de escuchar el
nombre de Hans, y no pudo darse el lujo de notarlo.
—¿Eh?
Dime.
Él sonrió
suavemente y la miró.
—Perro...
Es el nombre del perro que tenía antes.
Apenas
pudo decirlo, apretando tanto los puños que sus huesos sobresalían.
—¿En
serio? ¿Cómo era?
—Sí, era
blanco como la nieve... Era un cachorro.
—Ya veo.
Y no
preguntó más. Luego dijo algo que no esperaba en absoluto.
—Te tengo
un regalo.
Ante eso,
Ariste levantó lentamente la cabeza.
—....
—Ábrelo.
Señaló la
caja que tenía delante. Los ojos de Ariste se abrieron infinitamente cuando lo
vio.
—¿Dónde
estás herido?
En lugar
de hacer lo que le dijo, Ariste hizo una pregunta.
—¿Qué?
Ariste
dudó en hacerle la pregunta, y el la veía como preguntando de qué estaba
hablando.
—Huele a
sangre.
—....¿bueno?
Sus
labios se curvaron suavemente.
—Deberías
comprobarlo tú misma.
Tocó la
caja dándole una respuesta ambigua. De mala gana, Ariste extendió la mano y
comenzó a desatar el cordón de la caja. La mirada de Rashiel era agobiante como
si fuera un espectáculo agradable mirarla desatar la cuerda que ataba la
caja.
«¿Por qué diablos la veía haciendo esa
expresión?»
Finalmente,
la cuerda se soltó y colocó su mano sobre la tapa de la caja y la levantó.
—Ah.
Miró
fijamente lo que había dentro.
—Esto
es...
Lo que
veía por primera vez fue un collar lleno de diamantes lo que estaba dentro de
la caja. Su diseño cubría completamente el cuello y la clavícula, desde la
distancia, parecería que llevara un encaje brillante.
—¿Por qué
me estás dando esto?
Ariste
preguntó sorprendida por la apariencia del collar que le hacía feliz con solo
mirarlo. Obviamente lo llamó un regalo. Significaba que, a menos que lo haya
escuchado mal, y estaba segura de que no fue así este espléndido objeto le
pertenecía. «¿Pero por qué?»
—Compré
otro mientras cambiaba el collar de Nezu.
—Entonces
puedes llamarme Nezu.
Ante la
respuesta de Ariste, Rashiel se echó a reír y se levantó.
—Es un
cuello precioso, así que hay que conservarlo bien.
Levantó
el collar y lo colgó en el delgado cuello de Ariste. El frío toque del metal la
hizo temblar.
—Es tu
collar.
Ariste se
entregó en silencio a su mano. Decir que no lo entiendo no significa nada.
Darme un collar es su deseo, así que solo tengo que estar agradecida y
recibirlo. No importa cuánto pensara en el significado del regalo, solo me
dolería la cabeza.
—Gracias.
El peso
del collar era considerable, por lo que se sentía como si estuviera usando un
grillete
—Pero,
¿no estás realmente herido?
Extrañamente,
desde el momento en que entré en la oficina, olí sangre.
Lo olía
no tenía sentido que Rashiel no pudiera olerlo incluso porque sabía que su
olfato era sensible.
—Bueno,
supongo que no limpiaron correctamente.
—...
Eso no
podía pasar. Sabía lo bien que las doncellas limpiaban esta habitación. Era
extraño que oliera a sangre, y estaba arraigado. Creo que ya podía salir de
aquí rápidamente. Se puso de pie y golpeó la caja en el suelo.
—¿Qué es
esto?
Hoy,
parecía estar de un humor particularmente bueno. Ariste puso los ojos en
blanco, sintiéndose inquieta por eso.
—Hice un
trofeo de caza.
—Oh...
—¿Es esta
la fuente del olor a sangre? Ella pensó que si a pesar de que todavía debe
estar drogada.
—¿Quieres
que te lo muestre?
Volvió a
tocar la caja.
—No.
Ariste
tenía miedo aún no se acostumbraba a ver la cabeza cercenada de un animal.
—No
tienes que verlo.
—está
bien.
Rashiel
acarició el cuello de Ariste con rostro poseído. Parecía gustarle la correa que
llevaba.
—¿También
vas a colgar eso en esa habitación?
—No. Eso
es un fracaso. Voy a deshacerme de él.
—...sí.
En el
mejor de los casos, los asesina para disecarlos y si no le gustan los tira.
Ariste suspiró ante el cruel destino de la bestia, su vida ahora era igual a la
del animal, la quiere porque es hermosa y cuando ya no le guste la tirara.
—¿Estas
triste?
—Un
poquito.
Examinó
de cerca el rostro de Ariste. Ariste estaba muy nerviosa por como la miraba
como si quisiera
mirar
dentro de su piel. Hoy estaba actuando extraño. «¿Por qué me mira así?»
—Ordenare
que tiren eso. Creo que te ha disgustado el olor de la sangre.
Sus dedos
recorrieron el collar alrededor de su cuello.
—Parece
que yo también huelo a sangre.
De
repente se acercó a ella poniendo la mano en su espalda y comenzó a desatar la
ropa de Ariste.
—Bueno,
el dormitorio... En el dormitorio.
—¿Por qué
siempre hablas mucho?
Sus
labios entreabiertos fueron devorados por Rashiel tal como estaba. La lengua
entró entre sus labios recorriendo por su boca como si fuera una bestia que
quisiera chupar su sangre. Luego la empujó hacia el gran sofá a un lado de la
oficina. Ariste yacio en un instante sobre el suave sofá de terciopelo,
recibiendo sus caricias.
—lo
mataría las mismas veces que te sostuvo desnuda.
Murmuró
ferozmente y chupó los labios de Ariste.
—Sí,
gime...
Ariste
gimió ante el placer al que ya estaba bastante acostumbrada. Chupó sus labios y
su lengua, y en un instante le desató la ropa. Cuando su mano se deslizo por
enfrente, hacia sus pechos con el vestido medio caído, agarro un pecho regordete
mientras sollozaba y retorcía su cuerpo.
Sosteniendo
el cuerpo de Ariste más cerca, bajó la tela restante que los cubría. Ante el
rudo gesto, los pechos rebotaron. Sus ojos ante la suave vibración se
entrecerraron. De repente, avergonzada por su mirada, Ariste levantó sus manos
y se tapó.
—Espera
Rashiel
retiró suavemente sus manos cruzadas sobre su pecho. Vacilando mientras tiraba
de ellas, no lo sacudió. No se atrevía a hacerlo, pero su cara colorada era tan
hermosa que sonrió sin darse cuenta. Al final, Ariste mostro sus pechos a la
atenta mirada del Duque. Lo hacíamos todas las noches. No podía calcular
cuántas veces los había mordido, chupado, lamido, y aun se avergonzaba cuando
los miraba.
—Pareces
una sirena.
Al ver
los pechos expuestos de Ariste, sonrió como si estuviera poseído. Su rostro se
veía extrañamente inocente como si fuera un niño, y sintió una sensación
extraña e indescriptible. Hubo momentos en los que se preguntó por qué lo
miraba así.
A veces
retrocedía a la expresión de su rostro y a su mirada aterradora y dominante. Su
relación no era solo que se tuviera que poner debajo de él y aceptar sus deseos
hasta que estuviera satisfecho, sino que la consideraba algo preciado y con lo
que lidiar. Por supuesto, pensé que era un gran error e inmediatamente volví a
la realidad.
—¿Eres
una sirena?
Ariste
sacudió levemente la cabeza para despejarse de la ilusión y luego preguntó.
—Escuché
que ese tipo de seres viven en el mar. Mitad pez, mitad humano.
Chupo los
labios rojos como si fuera una mariposa buscando un estambre.
—Bien...
Mordió
los labios que estaba chupando con sus dientes. Ariste dejó escapar un gemido
de dolor. Su gran mano agarro su cabello con fuerza. Soltando sus labios bajo
de nuevo hacia sus pechos mordiendo sus pezones, sintió cosquillas en la punta
de los dedos de sus pies y el líquido de amor se acumulaba entre sus piernas.
—¿Sabes?
Eres una mujer con cola de pez que vive en el mar.
Mientras
murmuraba con el pezón en su boca, le respondió con voz chillona.
—...
¿Estás diciendo que soy como un monstruo?
Ante su
inocente pregunta, él se echó a reír con el pecho aun en la boca.
—Sí, eres
un monstruo.
Rashiel
mordió el pezón con más fuerza y con la mano retorcía el otro. Ariste reaccionó
al intenso estímulo, retorciendo su cuerpo.
—Oh...
Aún así,
algo faltaba seguía mordiendo el pezón derecho tenazmente, y el izquierdo lo
pellizcaba suavemente con los dedos repetidamente, pero no era suficiente
quería más.
—Las
sirenas que viven en las profundidades del frio mar a menudo salen a la superficie
y seducen a los marineros. Cantando una canción fascinante con una dulce voz.
—¿y?
La
historia que cuenta tenía un extraño encanto. Me hizo tener curiosidad por
saber cómo continuaba. La mayoría de los monstruos de los cuentos de hadas que
me contaba mi padre cuando yo era joven vivían en los bosques profundos o
cuevas.
De lo
contrario, vivían en el agua que fluía desde la montaña o en el lago congelado.
La historia de la sirena que me cuenta no la conocía y al mismo tiempo era
fascinante, y el mar estaba demasiado lejos. En el frío país del norte, era el
mar lo que no se veía.
—Los
marineros, cautivados por su belleza y el canto de una sirena, se lanzan
voluntariamente al mar.
Siguió
hablando, jugueteando con los pechos de Ariste. Su lengua roja lamia
diligentemente su pezón dejando saliva por donde lamia
—Piensa,
lo provocativo que habrá sido para ellos ver a una mujer semidesnuda de bello
rostro y suaves pechos. Para arrojarse sin saber lo que hay en las
profundidades del mar.
Dejo de
escuchar su voz peligrosa por un instante. Los dedos y labios que tocaban el
pecho se volvieron aún más agresivos y densos. Sin darse cuenta, cruzó las
piernas dentro del vestido. Como la sirena con cola de la que estaba hablando,
se frotó entre sus piernas con las piernas cruzadas. Ya que él todavía estaba
ocupado codiciando solo sus pechos.
Introdujo
su rostro entre los temblorosos pechos con la lengua le lamió el esternón.
Cuando la lengua húmeda y caliente lamio el centro de su pecho sintió la
sensación como si fuera una daga muy pequeña y afilada que estuviera
desgarrando su carne con fuerza.
—Nunca he
visto el mar...
Tanto los
residentes como los nobles gobernantes eran personas alejadas del olor del mar.
Escuché que tienes que ir muy lejos para ver el mar, aunque montes a caballo,
durante unas semanas. Hacia el norte, solo era posible llegar al Mar del Norte
subiendo más. De lo contrario, tenía que ir al extremo sur del continente. No
importaba qué camino tomaran, el camino para llegar al mar era largo.
—Lo sé.
Es una experiencia rara para mí también.
Al decir
eso, Rashiel se rio. Ante su sonrisa traviesa, Ariste se quedó atónita al
instante. Era raro verlo sonreír tan alegre en la cama.
—...
—Sería
bueno si también pudiera ver el océano.
—...
—Quiero
mostrártelo
Ariste se
quedó atónita por su murmullo, «¿No es
eso algo que le susurraría solo a una amante o esposa que no duda en amar?
¿Pero por qué este hombre me dice eso?» que me mostrara el lejano mar
sonaba como si fuéramos a estar juntos en el futuro.
Era
demasiado romántico para que un hombre noble se lo dijera a una mujer humilde.
Y cada vez que, hacía eso, el corazón de Ariste se elevaba como una pluma hasta
el final del cielo, y cuando volvía a la cruel realidad su reacción también le
divertía, ya que rápidamente caía al suelo.
Es
simplemente el instinto de un hombre ser infinitamente generoso con la mujer
que tiene entre sus brazos. Si intentara hacer algo fuera de lo común, la mano
que le está agarrando su pecho rápidamente le apretaría su cuello. Incluso con ese
pensamiento, era difícil ocultar los latidos del corazón.
—Tu
corazón está palpitando.
Presionó
su cara profundamente en el montículo blanco.
—...
porque estoy viva.
Ante la
inesperada respuesta, se echó a reír. A medida que su cálido aliento me hacía cosquillas
en el área alrededor de mi corazón, este se emocionaba aún más. Ariste se
sintió incómoda en ese momento. Sería mejor para ella que solo la matara a que
la empezará a tratar como si fuera su amante. Como amante o como esposa, era
varias veces más difícil hablarle con naturalidad y mezclarse con risas en la
cama que hacerlo a la fuerza.
Era su
trabajo esperar a que se durmiera hasta que se cansara. Todo lo que podía hacer
era esperar que llegara el día en que se cansara de su cuerpo y la dejara ir.
Pero tal vez eso no es todo. Podría querer más que eso. Cada vez que surgían
tales dudas, Ariste intentaba quitarse esos pensamientos.
—Sí,
estás viva.
Nuevamente,
siguió una caricia profunda. Sintió su aliento caliente al final de su pecho,
sintió como succionaba su pezón en su boca. Luego, movió la lengua como si
estuviera recogiendo fruta y comenzó a jugar con el pezón de su pecho varias
veces. El pezón se endureció lo suficiente y se puso muy sensible.
Se volvió
mucho más grande de su tamaño habitual, y su piel de color oscuro, estaba
infinitamente coloreada ante su atenta mirada. El líquido de amor que se había
acumulado entre sus piernas ya corría por sus muslos. Ni siquiera me ha tocado
ahí. Estaba resentida con ella misma por reaccionar así.
—¿Cuándo
viste el mar?
De alguna
manera, traté de cambiar de tema. Tenía que borrar la imagen en mi cabeza de
los dos parados uno al lado del otro en la cubierta de un barco mirando el mar.
Ese momento nunca llegará.
—Recuerdo
ir en barco junto con mi padre cuando era niño.
—......
¿Solo con tu padre?
—Bueno.
Mi madre también estaba conmigo, pero sufrió de severos mareos por el
movimiento. Él sonrió débilmente.
—No fue
hasta más tarde que supe que fue porque tenía a mi hermano menor en el
estómago. Mi madre dijo que ella tampoco lo sabía en ese momento.
Su alegre
mirada de repente se oscureció. De repente sintió como si algo le hubiera
golpeado repentinamente la cabeza. Era la primera vez que le contaba sobre su
familia. La familia que vivía junto a él en este castillo. Él fue el único
sobreviviente de esa noche cruel. El único heredero del Ducado de Icanus. Su
locura fue resultado de ello, perder a su madre debió haber sido desgarrador
para él.
Perdió la
vida, no por un accidente o por enfermedad si no que la asesinaron, el impacto
que recibió al verla asesinada se convirtió en un recuerdo del que no podría
escapar por el resto de su vida. Pero perdió a toda su familia por culpa de
esos asesinos, así que me preguntaba cuánto sentía. Tal vez tocó una herida
dolorosa. Ariste preguntó, reprimiendo su nerviosismo.
—¿Cómo es
el mar? ¿Es realmente tan azul? ¿Es diferente del lago?
—Muy
diferente.
Sonrió,
cerrando los ojos como si estuviera recordándolo. Quizás el recuerdo del mar en
su mente era bastante hermoso. Era un lugar que nunca había visto, y
probablemente jamás vea.
—Es
similar al color de tus ojos.
—...
—¿Mis
ojos?
Ariste
ladeó la cabeza.
—Es muy
azul y al mismo tiempo, negro. Es tan profundo que una vez que caes en él, no
puedes volver a salir con vida.
Levantó
la cara de entre sus pechos y miró a los ojos a Ariste. El rostro de Ariste, se
puso rojo inmediatamente cuando se encontró con su mirada. Siempre lo hace,
cada vez que hace contacto visual con él, incluso cuando entierra su cara
entres sus pechos o los muerde o cuando lame entre sus piernas, emitía cierta
luz que era un poco diferente a la reacción sexual.
—Me
gusta, la luz de tus ojos, son hermosos, son muy hermosos.
En ese
momento Ariste sintió escalofríos.
—... ¿lo
suficiente como para disecarme?
Ante su
pregunta, abrió mucho los ojos aturdidos y la miró por un momento. Al ver su
reacción, Ariste se retorció tratando de soltarse de sus brazos, pero en un
instante la volvió a abrazar.
—¿Tienes
miedo de que te ponga en la pared?
—...sí.
Dudó por
un momento si debía responder o no, luego hablo en voz muy baja. Era el miedo
más fundamental, y lo conocía bien, así que no tenía que ocultarlo. El hombre
cuando le confirmo su duda fue realmente cruel.
—... No
creo que sea tan malo.
Sus ojos
se encontraron con los de ella sin dejarla evitar su mirada. Todo su cuerpo
está caliente, pero solo sus ojos estaban fríos como si se hubiera caído en el
lago helado en pleno invierno.
—¿Tienes
frío?
Rashiel
al sentir como su cuerpo temblaba sin que ella se diera cuenta sonrió.
—Pero si
te convierto en un trofeo de caza, esa luz morirá. Por ahora, creo que es mejor
dejarte viva y disfrutarla.
No podía
decidir si estar feliz o triste. «Ahora, ¿eso significa que quieres matarme o
salvarme? ¿Estás diciendo que me matarás algún día, pero no ahora mismo, así
que me tengo que sentir aliviada?» De cualquier manera, era terrible.
—¿Vas a
matarme?
Me
sorprendí cuando lo dije. «¿Cómo demonios me atreví a preguntarle
eso?» Parpadeó lentamente y la miró.
—¿Todavía
tienes curiosidad por eso?
—Por
supuesto.
Fue agua
derramada. Recientemente, ha sido extrañamente tolerante con ella, y sin darse
cuenta ya no vigila tanto a Ariste. Era una pregunta que quería hacerle de
todos modos, así que pensé que no sería una mala idea tener una respuesta clara
en este punto.
No podría
hacer tal pregunta en ningún otro momento, por lo que tenía que aceptar esta
oportunidad, y pensé que sería mejor aprovechar este momento ya que esta de muy
buen humor. ¿Cómo se eso?, se ve mejor, y es amable. Ya que él puede decepcionarse
en un instante e incluso matarla para decorar su pared. «Es ahora»
—Es mi
vida.
No quería
vivir con el temor de que pudiera matarme, quería una respuesta definitiva. Por
supuesto, no había garantía de que no fuera a cambiar de opinión con lo caprichoso
que es. Aun así, hacia una gran diferencia escuchar su afirmación de su boca,
de que no la mataría ya que pude hacerlo. No sé a cansado de ella hasta ahora,
así que probablemente la siga usando. Después de que la haya abrazado tanto
como quiera... Rashiel la miró a los ojos, luego mordió su pecho blanco con
fuerza.
—¡Oh!
Al sentir
como mordía su suave carne, dio un grito agudo. Dijo, lamiendo el lugar donde
había dejado la marca del mordisco.
—Esto me
gusta mucho.
—...
—Pero
para colgarte en la pared, no necesitas esto.
Fue él
quien volvió a recordarle sus terribles palabras. Además, siempre era por la
misma razón. Al escucharlo, parecía como si ella fuera la única mujer con
pechos en el mundo «¿Era tan bueno el olor de las hierbas medicinales ligeramente
impregnadas en sus pechos?» Ahora que no tiene que hacerlo, el olor debe
haber disminuido mucho. Ariste solo tenía esa duda.
—Por
supuesto, también me gusta tu trasero.
Se
deslizó por su pecho y lamió su vientre plano con la lengua. Debajo de eso, mi
corazón latía con miedo de que él notara que ya estaba muy mojada. Lo sabría de
todos modos aun así no quería que el supiera que estaba así con solo chupar sus
pechos. Ella tan solo es su esclava de alcoba que calienta la cama del Duque.
«Entonces, ¿qué quiero?» Su
corazón latió con fuerza ante el repentino pensamiento. Era agradable para ella
ver que a él le gustaba su cuerpo. Si a Rashiel no le hubiera gustado eso en
absoluto, no habría podido seguir viviendo.
—Eres la
primera mujer en sobrevivir incluso después de entrar en el bosque.
Todo el
mundo lo dijo. Casi todas las noches se abrazaban sin separarse. No, sabía que
calentar la cama del duque era lo mejor a que le cortaran la cabeza o que
murieran con un agujero en medio del pecho. Y también era seguro estar aquí. Y
no podía negar que todo el sexo me había dado consuelo y la vida en el castillo
era reconfortante.
Por
diversas razones, Ariste fue olvidando poco a poco su situación. De todos
modos, ella era la única que estaba completamente tachada de ser la mujer del
Duque en el castillo. La sensación de ser tratada como la única mujer del duque
no era mala. Aunque fuera un lujo que se derrumbaría de la noche a la mañana.
Oficialmente
no estaban casados, pero todos en el castillo, incluidas las doncellas y los
sirvientes tratan a Ariste de manera apropiada. Me he acostumbrado al título de
Dama al final de cada palabra. Era un lujo ridículo. Es solo una presa.
—¿Qué
estás pensando?
Brillaban
intensamente sus ojos y le mordió el pecho con fuerza.
—Ja, sonríe...
Ella
respiró hondo y se echó hacia atrás. Envolvió su cintura suavemente curvada con
sus gruesos brazos y la apretó contra él. Cuando los pechos tocaron su cuerpo,
el calor se intensificó aún más. Ella amortiguó su gemido, mordiéndose los
labios.
—Gime
Se rasgó
el labio que había estado mordiendo hasta el punto de sangrar.
—Quiero
escucharte.
Una luz
perversa brilló en sus ojos.
—No hay
nada mejor para escuchar que el aullido de una bestia recién cazada.
Mirando
su rostro pálido chupó sus mejillas temblorosas. El rostro de Ariste, lo estaba
chupado como si fuera un niño, y eso la confundía.
—Wow
Qué...
Ariste lo
miró con el rostro lloroso. Amaba como se veía como si estuviera a punto de
llorar, así que también chupó la otra mejilla más fuerte esta vez. Escuchando
el sonido de la saliva, las mejillas fueron succionadas dentro de su boca. Con
las marcas que dejó en ambas mejillas, ella lo miró avergonzada.
—Oh me
gusta.
No podía
expresar exactamente lo que me gustaba, pero no podía dejar de admirar el hecho
de que tenía sus marcas en ambas mejillas. Mientras tanto, nunca pensé en
chupar sus mejillas porque he estado chupando solo sus pezones y entre sus
piernas todo el tiempo.
—Qué
estás haciendo...
No le
gustaba saber que sonreía cada vez que hablaba. Él era el que se confundía cada
vez que se burlaba de ella y sabía que quería burlarse más de ella.
«¿Qué es esto? que emoción es esta ¿Por qué
quiero molestarla?» Quiero asustarte hasta hacerte llorar,
pero también quiero consolarte sosteniéndote entre mis brazos. Cuando veía a
Ariste, pensaba en una bestia justo antes de morir después de recibir un
disparo.
Una
bestia indefensa y peligrosa cuya vida está en sus manos. Una vida que
terminará una vez que la alcance y la rompa. Lo descartó como simple diversión.
Arrogantemente entró en el bosque y quedó atrapado en la trampa que instaló.
Darle un significado u otro a una mujer no se ajustaba a su personalidad. Solo
disfrutara del momento.
Quería
disfrutar de la extraña tranquilidad que me sobreviene cuando sostengo a esta
mujer entre mis brazos durante mucho tiempo. Además, tanto de arriba como de
abajo, es tan maravillosa. Era común que los aristócratas jueguen con las
bestias que atrapaban sin matarlas, ya cuando se cansan de ellas, solo las
matan.
—Deja de
bromear
Cortó
todos los pensamientos ruidosos dentro de él. Ahora era su turno de comerse la
presa que temblaba frente a sus ojos.
—Abre tus
piernas.
Tan
pronto como ordeno, agarró las piernas que estaban ligeramente extendidas a la
vez y las separo de izquierda a derecha. Cuando rápidamente se bajó los
pantalones y la ropa interior, su pene hinchado salió revoloteando. Lo rozó una
vez con la mano y lo llevó a la entrada de la mujer. Tan pronto como coloco la
punta del grande entre sus piernas movió sus caderas sin penetrarla y el ruido
del vaivén no había cambiado desde el primer día.
Luego la
penetro. Gruñó, disfrutando la sensación de devorarla. Le encanta morder y
chupar todo de esta mujer, pero ver su rostro sin aliento justo después de
penetrarla era su mayor placer. Era como ver un pájaro o un ciervo ser
apuñalado por una lanza puntiaguda, mirando cómo se retuerce con ojos llorosos
e impotentes. Todo fue perfecto para él.
—Ariste.
Rashiel
susurró en su oído, y ella no le respondió. Parecía que le era bastante difícil
aceptar el deseo del hombre que la llenaba.
—Ariste.
La llame
de nuevo, penetrándola más profundo llegando exactamente en el punto donde ella
lo sentía más. Sus ojos obstinadamente cerrados temblaron y finalmente los
abrió.
—...
—Respóndeme.
—Mmm...
Ariste
dejó escapar un gemido de placer. Los ojos rojos estaban llenos de
resentimiento y placer al mismo tiempo. Era un resentimiento tácito que tenía
al codiciar tanto su cuerpo, y que incluso quería escuchar su respuesta. Eso lo
volvía aún más loco.
—Te dije
que respondieras
Sacó la
lengua y limpió suavemente los ojos de Ariste. La húmeda lengua rozó sus
párpados, limpiando las gruesas pestañas y la humedad que se formaba entre
ellas. A medida que el sabor salado se extendía, su lengua lamio aún más. Es
delicioso chupar el trasero de la mujer, pero también lo era lamer y tragar las
lágrimas que brotaban de sus ojos en cada coito como si fuera el rocío de un
manantial. No estoy seguro de cuál es mejor.
—Estás
demasiado húmeda.
Lo miró a
los ojos preguntándose de qué estaba hablando y volvió a bajar la cabeza.
—Arriba y
abajo, estas tan húmeda que es un problema.
Comenzó a
moverse lentamente, en lo profundo de su cuerpo. Sintiendo la sensación al ser
llenada hasta el fondo, Ariste respiró hondo y lo agarró del hombro.
—¡Duque,
sí!
—nombre
Se
congeló ante su voz suave. Me gustan los sonidos que salen de su pequeña y
bonita boca, pero desearía que fuera mi nombre si es posible. Al escucharla
decir su nombre con su voz quejumbrosa de gatito, la cosa que colgaba debajo
podría ponerse dura una y otra vez. Por supuesto, en realidad siempre lo hacía.
—¿La...
Ciel?
Finalmente
lo escuchó e hizo que sus estocadas fueran aún más intensas. Con cada embestida
el cuerpo de la mujer fue empujado hasta llegar al borde de la cama. Levantó
las piernas que yacían sin fuerza y las envolvió alrededor de su cintura
moviéndose con más ímpetu.
Ariste,
con lágrimas en los ojos, simplemente se entregó a lo que le estaba haciendo.
No había nada más que pudiera hacer. Ariste apartó la mirada y decidió esperar
a que pasara ese momento. Mientras él me quiera, esta cómoda vida puede durar,
Como si fuera el leopardo de las nieves domesticado que deambula libremente por
el castillo.
Quizás lo
era más que Nezu, ella ni siquiera se había dado cuenta que ya había sido
completamente domesticada. Su cosa seguía perforando tenazmente el interior de
su cuerpo. Ariste superó ese sentimiento y giró la cara, y luego de repente
miró la caja al lado del escritorio. No podía entender por qué la caja le
molestaba tanto. Ya que lo que debe tener adentro es la cabeza de un animal.
—¿Qué
estás mirando así?
Dijo
mordiendo el lóbulo de la oreja de Ariste.
—¿Qué
clase de bestia es?
No sabía
por qué tenía curiosidad, pero no podía seguir interesándome en la caja.
—...¿Quieres
saber?
Una
extraña sonrisa apareció en sus labios.
—Te
desmayaras cuando lo veas. Es una bestia grotesca muy fea entonces, si quieres
ver...
Rashiel
dijo como si fuera a mostrarle lo que había dentro de la caja de inmediato.
—No, lo
siento.
Ariste
negó rápidamente. Pensó que no debería haberlo sacado a colación. Por su
naturaleza, sacaría lo que había dentro y lo sacudiría frente a ella.
—Mas,
mas.
Para
escapar de su desliz, Ariste rápidamente se acercó a él.
—...
Los ojos
rojos que la observaban brillaron aún más intensamente. Como si le preguntara
si hablaba en serio, ella aun cansada se mantuvo firme.
—Por
favor házmelo más. Por favor.
Ella
susurró con urgencia y lo abrazó. Rashiel frunció el ceño y continúo.
Respondiendo a la mano envuelta alrededor de su cuerpo, volvió a mover su
cadera con fuerza.
—¡Sí, ay!
¡Ah!
A medida
que el sonido se hizo más fuerte, sus agudos ojos se entrecerraron
gradualmente. Incluso en la cabeza de Ariste, el interés por la caja se había
desvanecido.
★★★
Al día
siguiente, se despertó temprano. Donde lo hicieron fue en la oficina, pero el
lugar donde se despertó fue en la cómoda cama. La oscuridad se había
desvanecido, pero aún era demasiado temprano para que se despertara. Si no
pasaba nada especial, era normal que ella se despertara un poco tarde, pero hoy
fue un poco diferente. Esta vez se despertó temprano a causa de la ansiedad,
por lo que Ariste se llevó la mano al estómago en silencio.
No paso
mucho tiempo cuando recordé el por qué me desperté, fue por la sensación de los
calambres que sentí en el bajo vientre. Cuando sentí la humedad entre mis
piernas, baje la mano y palpe al sacarla vi que era sangre. Era el comienzo de
la menstruación. Aunque era natural, Ariste sintió la sensación de caer al suelo
desde un lugar muy alto, «y si quedaba
embarazada»
Por un
momento, Ariste se quedó en shock. Tuve suerte de no haberme quedado embarazada
durante todo este tiempo. Tal vez fue porque he vivido en tensión extrema desde
que me encerró en este castillo, y por lo mismo no he menstruado durante meses
así que no he podido quedar embarazada, pero ahora era diferente. Era obvio que
quedaría embarazada ya que yacía con el día y noche.
«Si me quedara embarazada del Duque, no.
¿Podré dar a luz?» Escuché que, entre los nobles, a menudo hacen que
aborten a sus bastardos incluso antes de nacer porque piensan que es difícil
lidiar con eso. Por lo general, ese trabajo a menudo lo realiza la legítima
esposa de la familia, y la amante queda a su cuidado perdiendo a su hijo e
incluso podían perder la vida. «Yo
también voy a ser así»
—Es
querida ahora, pero tarde o temprano la tirara cuando se canse de ella.
Lo que
las doncellas y sirvientes murmuran era obviamente cierto. Antes de que eso
suceda, tenía que hacer algo. Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue el
rostro de Rashiel. Con los ojos cerrados, las largas pestañas creaban una
sombra elegante en su rostro. Su frente estaba ligeramente arrugada, como si el
cabello esparcido en su frente le rosara. Ariste extendió la mano y le apartó
suavemente el cabello.
Cuando el
ceño fruncido desapareció, volvió a tener una expresión tranquila nuevamente.
Solo habían sido unos días desde que se había despertado en la misma cama, pero
al verlo dormir así, se llenó de extrañas emociones.
«Es como si un ángel hubiera descendido y se
hubiera quedado dormido a su lado durante la noche»
Con solo
mirar su figura, era difícil creer lo que le hizo eso toda la noche y lo lejos
que la estaba conduciendo. Las únicas palabras que salieron de su boca fueron
obscenas y duras, pero todas y cada una fueron en un tono aristocrático. Si
fuera en un idioma que no pudiera entender, habría pensado que era muy elegante
y noble.
—...
Ariste lo
miró a la cara por un momento, luego soltó cuidadosamente los brazos alrededor
de su cuerpo. Estaba fuertemente agarrada, pero después de unos cuantos,
barridos sobre el antebrazo, el agarre se aflojo un poco. Deslizó su cuerpo por
el hueco y volvió a colocar la almohada. Después de dar vueltas y vueltas por
un rato, el hombre hundió la cara en la almohada, respiró hondo y volvió a
dormirse.
Ariste
movió los dedos varias veces frente a su rostro. Era un hombre que tenía el
sueño extremadamente ligero. Sorprendentemente, Ariste pudo alejarse de la cama
dando un paso atrás después de confirmar que Rashiel no se había despertado en
absoluto. Se puso una bata y salió de la habitación dirigiéndose a donde
recortaba las hierbas medicinales. Sacó una pequeña botella del cajón y la
inclinó, cayendo en su palma una pastilla herbal redonda.
Esa
noche, mientras huía, algunos de los ingredientes que había metido en su bolsa
se mezclaron afortunadamente con los ingredientes que utilizaba para hacer esta
droga. Tenía el efecto de impedir que se embarazada. Ariste miró por un momento
la pastilla que tenía en la mano se la metió en la boca y bebió agua, cuando la
trago, sintió como bajo por su garganta.
—¿Qué
estás comiendo?
«Cuando se despertó», sus
ojos se encontraron con Rashiel, que estaba detrás de ella como un segador.
Apoyado contra la pared mirándola lánguidamente.
—...
Ya que me
sorprendió no pude decir nada. Cuando lo vio Ariste, se endureció como si fuera
una estatua de piedra y no se movió.
—¿Quién
te dijo que podías levantarte de la cama?
Su
reproche hizo temblar a Ariste sin que lo notara.
—¿Sí?
Inclinó
la cabeza y volvió a preguntar. Fue como si la medicina que había tomado hace
un momento se hubiera atascado en su garganta.
—Lo
siento. Yo lo siento...
Ariste
habló apresuradamente y tartamudeó.
—No te
levantes de la cama primero.
Dijo en
un gruñido. El que se haya escabullido de la habitación lo había enfadado.
—Sí, sí,
lo haré
Ariste
respondió mansamente y lo miró a los ojos. «Pensé
que seguía dormido, ¿cuándo se despertó? No, aparte de que eso, ¿cuándo me
siguió? Pero ¿por qué no me di cuenta en absoluto?» Ella se agachó cuando
él se acercó y la agarró del brazo.
—....
Parece que estoy a punto de matarte.
Entonces
tal vez no. Si me mata ¿me disecara?
—Oh, te
dije que te pondría en la pared.
Le había
leído su expresión.
—Yo, eso
es...
Mi cara
se puso roja. Lo miró así, y no supo qué decir.
—Ni
siquiera te has puesto zapatos, debes haber tenido prisa.
Seguí su
mirada y vi mis pies blancos, no me puse zapatos, ni siquiera lo había pensado
solo quería tomar la pastilla lo antes posible. Rashiel agregó en voz baja,
observándola mover los pies y esconderlos debajo de su pijama.
—Supongo
que tenías que tomar tu medicamento para el resfriado rápidamente. Supongo que
esa fue tu urgencia.
—La
medicina... La efectividad es importante...
—¿bueno?
Sus ojos
miraban hacia abajo los sentía como si fuera la punta afilada de una lanza.
Ella sentía como si estuviera a punto de sangrar por como la miraba. Ariste
sintió que se desmayaría.
—Iré
contigo y me quedare a tu lado hasta que te despiertes.
—Ya estoy
despierto. Por culpa de alguien.
Agregó en
voz baja, ante esas palabras, Ariste cree que es injusto «¿Por qué es su culpa
que tenga el sueño ligero? Tienes que culparte a ti mismo por ser muy sensible»
Por supuesto, no lo dije en voz alta.
—Por
supuesto, es porque soy sensible.
—...
Sintiendo
un escalofrío, se mordió el labio e inclinó la cabeza. Por eso no pudo verlo
sonreír
—El
precio por despertarme es ir al dormitorio a hacerlo.
Sus
palabras le sonaron aterradoras. Todavía sentía adolorido todo el cuerpo porque
lo hicieron toda la noche. Pero esa era la única manera de calmar su ira.
Ariste
trató de pasar a su lado con la barbilla en alto. La agarro del brazo y la jalo
hacia él, encontrando sus miradas por un momento, lo vi sonriendo. Su cuerpo
simplemente floto en el aire.
—Oh...
Salió por
la puerta con Ariste en brazos. Rashiel entró en su dormitorio en un instante,
la acostó en la cama y se subió en ella. Fue en ese momento en el que cerré los
ojos pensando que esto conduciría a una relación.
—....
Inesperadamente,
no la tomó de inmediato. Cuando abrió lentamente los ojos, vio a Rashiel
mirándola con una expresión desconocida. Sus ojos parecían dos
flamas,
su mirada descendió por su cuerpo y se fijó en su delgado estómago. Ariste no
sabía que hacer por como la miraba.
—¿Será
diferente si tienes a mi bebé?— dijo en un tono lánguido.
—Que,
que...
—Soy
curioso.
Su boca
se abrió lentamente.
—¿Te
escaparás con mi bebé dentro?
—Yo...
No, ese tipo de...
—Ni
siquiera puedo recordar la cantidad de veces que planté mi semilla dentro,
entonces, ¿por qué no tienes todavía un bebé?
Los ojos
del hombre brillaron extrañamente mientras acariciaba su vientre en círculos.
—Wow
Qué...
Ariste
instintivamente mordió su mano. Pero él rápidamente la agarro y la aparto.
—¿No es
extraño? A menos que seas infértil.
Inclinó
la cabeza hacia un lado.
—¿Tiene
sentido que todavía no hayas quedado embarazada?
—Eso
es...
—¿O soy
tan débil?
Miró
entre sus piernas y continuó.
—Nunca he
dejado embarazada a ninguna mujer, así que tampoco lo sé. ¿Lo sabré si lo
intento ahora?
—...
Ante sus
palabras, Ariste lo miró con los ojos muy abiertos.
—¿Otra
mujer?
Sus
profundos ojos azules revolotearon como las olas del lago. Por otro lado, la
expresión del hombre en sus ojos sorprendidos estaba relajada.
—¿No es
esa la única forma de saber si eres fértil o si soy un eunuco?
Sonrió,
era una sonrisa muy malvada. Ariste sintió una oleada de emoción distinta al
miedo por un momento. Eran celos y se expandieron por todo su cuerpo. Era tan
trivial que se rio y dijo con voz afilada.
—Hay otra
manera.
—¿Otra
manera?
Inclinó
la cabeza y preguntó.
—¿Cual?
Sus ojos
ardiendo intensamente parecían saber ya la respuesta. Ariste no tuvo el coraje
de decirlo, así que volvió a cerrar la boca.
—¿Debería
arrojarte a otro hombre?
Estaba
sonriendo, pero su voz era aterradora.
—¿Pensaste
en llevar la semilla de otro hombre?
Añadió
con voz suave.
—¿Sabes?
Los animales que son cazados y domesticados no pueden tener hijos a voluntad.
—qué...
—Nezu no
puede tener hijos, está castrado.
—...
Un dedo
largo invadió su boca por sorpresa
—Para que
obedezcan a su amo, el instinto primario debe ser suprimido. No sería bueno que
el deseo de procrear fuera mayor.
Ariste
tragó saliva sin darse cuenta. Es por eso que Nezu tiene sus genitales pequeños
a pesar de que es un hombre. Mientras pensaba en ello, el escalofrío persistió.
—O
pensaste en esto.
Su mano
empezó a subir por la pierna de Ariste.
—¿O lo
hiciste a propósito?
—...
El rostro
de Ariste se puso pálido de inmediato.
—¿Sí? Ya
que tienes conocimientos sobre las drogas y hierbas medicinales. Puedes hacer
cualquier tipo de medicamentos.
No pude
responder.
—¿Qué
opinas?
Agarró el
rostro de Ariste, que estaba inclinado, y lo que vio fue el miedo en sus ojos
azules.
—¿Por qué
estás evitando mi mirada?
Se me
puso la piel de gallina por su voz baja. El hombre frotó lentamente la piel de
la mujer con la mano sosteniendo su barbilla. Como si no tuviera intención de
dejarla ir, su brazo envolvió su cintura y la abrazo con fuerza.
—¿Qué
comiste antes?
Preguntó,
mirándome fijamente. Parecía ya saber la respuesta.
—Solo...
tengo un poco de fiebre...
Ni
siquiera podía creer en su propia respuesta.
—¿Ah, de
verdad?
Obviamente
él no le creyó. Ariste giró diligentemente la cabeza y se le ocurrió otra
excusa.
—... no
hice nada malo solo menstrué.
—¿qué?
—Eso...
eso es lo que hacen las mujeres todos los meses. Después de que logró
explicarle se sonrojó y bajó la cabeza.
—No lo
había hecho desde que llegué a este castillo. Hace poco lo volví a hacer...
Sentí que
me iba a morir de vergüenza. Era la primera vez que le decía algo así a un
hombre. Era algo que ni siquiera le había dicho a mi padre.
—Originalmente,
mi ciclo es bastante irregular. No será fácil que tenga hijos. Así que
probablemente...
Sus ojos
solo se estaban volviendo más fríos mientras decía sus excusas.
—Pero,
¿cuánto he vertido en ti todos estos días? me pregunto si todo ha sido en vano
¿eh?
El
corazón de Ariste latió con fuerza ante su voz tranquila.
—...
—Eres
mía.
Sus
palabras se le clavaron.
—Así que
todo lo que hay en tu vientre es mío.
La gran
palma acaricio su vientre en círculos.
—Ni
siquiera te atrevas a tocar a mi bebé que tendrás.
Había
mucha ira en su voz, que casi se había convertido en un murmullo. Podía sentir
mi nerviosismo que había aumentado bruscamente como si pudiera agarrarla en mi
mano. Ariste no podía entenderlo.
«¿Por
qué? ¿Por qué esta tan enojado? ¿No le molestaba lo que tenía en el vientre?»
Claramente
lo había dicho antes. Incluso dijo que un niño era la cosa más ruidosa y
molesta del mundo, y que era mejor tener un cachorro de bestia. Parecía haber
olvidado todo lo que dijo con su propia boca.
—Dijiste
que los niños eran molestos.
Era
injusto que la tratara así, así que tan pronto como lo dijo, su expresión
tembló por un momento.
—...
Al ver
que se quedó sin palabras, parecía haber recordado lo que dijo también.
—Prefieres
tener un cachorro de bestia... Así que pensé, por supuesto, que no debería
tener hijos. Y ya que el Duque no está prestando especial atención. Depende
totalmente de mí. Inesperadamente, sus palabras salieron claramente.
—De todos
modos, ni siquiera vuelvas a pensar en tomar esa medicina de nuevo.
El rostro
de Ariste se endureció por la sorpresa. El significado de que no tomara la
medicina estaba claro. Que no hiciera nada para prevenir embarazarse.
—Quiero
ver a mi bebé crecer en tu vientre.
Sus manos
se movieron a lo largo de su vientre plano.
—...
Ella lo
miró con los ojos muy abiertos. Estaba genuinamente confundida porque no sabía
lo que significaba que quiera un hijo con ella.
—¿Quieres
un hijo?
—No es
que lo quiera.
Presionó
su pulgar contra la parte inferior de su vientre, como si estuviera tratando de
averiguar dónde estaría el niño.
—Creo que
está bien tenerlo.
—...
—Definitivamente
te verás bonita si das a luz. Puede ser una hija o un hijo que se parezca a ti.
Creo que será un poco espeluznante si se parece a mí...
Sus ojos
se entrecerraron como si estuviera dibujando la forma del bebé. Incluso
brillaba. Ante esa vista, Ariste se quedó sin habla de nuevo.
«¿Es solo que quiero ver a mi bebé porque
para el soy un animal que ha domesticado y soy linda? ¿Qué le sucederá a ese
bebé si realmente doy a luz? ¿Sera criado como una mascota en lugar de ser
adorado como un niño? Y si sale con sus ojos...»
—Si
vuelves a tomar esa maldita pastilla, estarás encerrada en este cuarto por el
resto de tu vida y solo harás esto.
—...
Y te
dejaré concebir en un lugar donde no puedas sentir la luz del sol ni el viento.
Su voz
fue terriblemente espeluznante. Fue su última advertencia.
—Yo,
yo...
Ariste
tembló con sus palabras que sonaron como si fuera su sentencia de muerte.
—No sabía
que querías a mi hijo...
Ariste
apenas habló.
—Pensé
que te molestarías, y el nacimiento de un niño que no es noble. Entonces...
Realmente
tenía que pedirle algo porque pensé que me iban a encerrar.
—Entonces,
no hagas eso, ¿de acuerdo? Por favor, no me encierres.
Su mano
delgada y blanca se posó sobre el sólido pecho del hombre.
—Te lo
juro. Pensé que no te gustaría tener un bebé... por eso quería prevenirlo de
antemano.
No sabía
qué hacer, así que solo llore. El hombre la observo en silencio y frotó los
ojos de la mujer con la punta de los dedos.
—no
llores.
Sus
labios estaban llenos de lágrimas.
—Eso no
significa que vaya a olvidar lo que hiciste.
—Llanto...
—Así que
trata de convencerme.
Sus manos
comenzaron a desvestirla de nuevo, no vestía ropa interior así que mostro su
cuerpo desnudo en un instante, revelando su piel pálida, y sus redondos y
suaves pechos comenzaron a ser aplastados bajo sus manos.
★★★
No sabía
si era de día o de noche. En el dormitorio colgaban unas gruesas cortinas y
bloqueaban tanto la luz del sol como el viento frío, la habitación del duque
estaba cubierta por una profunda oscuridad, no se levantaron seguían enredados
como si fueran serpientes en celo. Y él la cubría a ella.
—Je...
Ah...
Ariste
soltó un gemido cansado. Incluso contar cuántas veces lo recibió no tenía
sentido. Era fácil perder la cuenta ya que perdía el conocimiento mientras la
sostenía haciéndolo como loco, y cuando se despertaba de nuevo, su cosa seguía
dentro de ella. Él también era humano, por lo que tendría que descansar, pero
no sabía cuándo lo hacía.
—Oh...
Sintió un
calambre en el bajo vientre. Y en ese momento se dio cuenta de que todavía
tenía su cosa en su cuerpo. A pesar de que no estaba dura, su cosa aún era
demasiado grande.
«¿Cómo
diablos puede meterse esto en su cuerpo todo el tiempo?»
Mientras
movía su cuerpo poco a poco, lo que tenía dentro se movió. Sintió como el pene
se movía lentamente, arañando el interior. La vívida sensación me hizo gemir
sin darme cuenta. Sería bueno si pudiera sacarlo todo de una vez, pero para
sacar esa gran cosa, no tenía más remedio que sacarlo lentamente.
—Sí...
Ella
movió sus caderas poco a poco hasta que sintió que el glande se atascó y no
pudo salir, movió las caderas un poco más. Aun así, no salió.
—Si
sacudes tu trasero de esa manera, no puedo soportarlo incluso si trato de
contenerme.
—...
Se puso
rígida ante su voz. Al mismo tiempo, la cosa que casi había sacado, él la
volvió a meter hasta el fondo.
—¡Ah!
Ariste
gritó ante la repentina acción. Ya estaba hinchado y duro, la lleno por
completo en un instante.
Lo movió
lentamente dentro de ella. Su interior se contrajo y relajó repetidamente
mientras se movía.
—¡Lo
lamento!
Cuando su
cosa llego hasta su punto sensible, sin saberlo se inclinó, juntando las
piernas. El aliento caliente de Rashiel la tocó mientras gemía y en su gemido
le metió la lengua en la boca.
—Oh....
Mientras
lamia y chupaba el interior de la boca, su toque y el movimiento de su cintura
enterrándole su cosa no se detuvieron.
—¿Dónde
aprendiste a hacer algo tan lujurioso? dijo con una sonrisa, finalmente en sus
labios.
—¿Dónde...
aprendí?
Sintió
vergüenza ante sus palabras.
—Lo
hiciste hace un tiempo.
Apretó
más con su mano que sostenía su trasero. Ariste tensó su cuerpo reflexivamente.
Como resultado, su vagina apretó más el miembro. Podía sentir la forma
y el
tamaño de lo que llenaba el interior, así como sus latidos.
—Solo
eso.
Su voz
estaba llena de lujuria. Parecía haberlo estimulado nuevamente con sus
anteriores acciones. Rashiel, se subió en ella después de hacerla acostarse en
un instante, embistiéndola con fuerza.
«puck, puck» Ante
la sensación de ser apuñalada por dentro, Ariste se quedó sin aliento y exhaló
una pequeña bocanada de aire. El espeso vello púbico creó una marca roja en la
piel suave. La gran huella de su mano permanecía en sus nalgas, que había
apretado antes, sin desaparecer.
—¡Oh,
fuera, argh!
Mordí la
sábana, para contener mi grito. En ese momento metió su dedo en mi boca.
—quiero
escucharte
—De lo
contrario, le cortare la cabeza a tus doncellas, una por una.
—Eso...
¡ah!
Mientras
decía eso, saco la mitad de su pene y de una envestida lo metió de nuevo más
profundo golpeando en ese punto, el inimaginable placer subió hasta mi cabeza y
estuve a punto de estallar. Mi interior lo apretó al máximo y se aflojó
repetidamente. Definitivamente era él quien lideraba el movimiento. Después de
un rato, Ariste estaba sentada frente a él.
Por
supuesto, entre sus piernas, sostenía el enorme pene que le daba miedo mirar.
Su cara se puso más y más roja con cada estocada dentro de ella. Él empujó más
hacia el fondo en esa postura. Estaban en contacto directo entre sí mientras
ella estaba sentada encima de él rozando su musculoso cuerpo. El calor se elevó
en donde se rozaban piel con piel. Era un calor incontrolable.
«ta, ta». Un fuerte brazo rodeó la
esbelta cintura que estaba a punto de alejarse y la atrajo hacia él. Movió más
su cadera para insertarse más profundo. Su pene, excavaba casi hasta el límite,
constantemente arañaba y frotaba el interior. Con la otra mano encontró uno de
sus pechos, masajeo, apretó y tiro constantemente de él.
Introdujo un pezón en su boca mordiéndolo, lamiendo la aureola, chupándolo, enrollándolo con la lengua. Al final ambos pechos terminaron llenos de marcas que él le había hecho.
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