El
banquete real dura por una semana de día y de noche. El banquete es el más
grande del año, y el gran final de cada banquete es una competencia de caza en
el bosque nevado real. A diferencia del bosque de caza del ducado de Icanus, el
bosque de caza del rey era como una perrera bien organizada desde la entrada
hasta el final.
Cada año,
se identifica uno a uno el número de ciervos, corzos, lobos y coyotes que viven
en el bosque para mantener la población ideal. Todo se hace bajo una estrecha
supervisión. Por lo tanto, la competencia de caza celebrada en el bosque es
como un festival que se realiza para agradecer al rey y rezar por el bienestar
de este.
Desde la
mañana del día de la competencia de caza, el bosque comienza a moverse con
mucha actividad. Todos los nobles se reúnen y las tiendas de campaña según el
rango de cada familia se alinean en fila. La tienda del duque de Icanus,
construida no lejos de la tienda del rey, era de una considerable dignidad.
La
bandera grabada con el emblema de la familia ondeaba en la punta y los guardias
del duque la rodeaban en varias filas. Era solo una tienda de campaña, pero en
realidad, era como si una parte del castillo se hubiera movido tal como estaba.
Desde la lujosa cama cubierta de pieles, tapices en las paredes y una bañera
donde podía lavarse el cuerpo, con chimenea para que calentara el interior de
todo el lugar, por lo tanto, si no salía afuera, no sentiría el viento frío del
invierno.
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Ariste
miraba inexpresiva la tienda de caza. Vio el techo abovedado que estaba
adornado de tapices bordados con patrones coloridos. Ariste apartó la mirada
del techo y miró a su alrededor lentamente. El interior de la tienda parecía
haber formado parte del palacio. Pensé que era demasiado grandiosa y hermosa
desde el exterior para ser una tienda, pero no esperaba ver todo lo que veía en
el momento en el que entro.
Fue un
gran error que pensara que solo era una tienda para dormir y descansar después
de cazar. En el interior, todo estaba lo suficientemente preparado para que se
quedara un rey nómada. Cada una de las ocho paredes eran de piel y se podía
abrir y cerrar, había una cama enorme detrás de la mampara de vidrio. Todo era
demasiado delicado y hermoso.
Parecía
como si el dueño de la tienda lo hubiera elegido tal como estaba. «¿Por qué me trajo aquí?» Cuando
llegaron a la tienda, muchas miradas la atravesaron. Ellos no podían verla
porque llevaba una capucha, pero ella podía verlos con claridad. Todos a sus
ojos eran nobles. Se decía que al banquete de caza del rey asistían solo sus
nobles favoritos, por lo que todos debían ser nobles de alto rango.
La
miraban como si estuvieran mirando a un animal exótico. La miraban las jóvenes
con curiosidad, oía voces que susurraban en secreto. Ariste se sorprendió
cuando le dijo que la llevaría al terreno de caza. Por supuesto, pensé que
se acotaría con otra mujer en el terreno de caza. Ya sea una mujer dada por el
rey o una mujer que entrara con sus propios pies.
Sin
embargo, traerla significaba que seguía siendo todavía útil y valiosa para él.
No tendría que estar tan aliviada por el hecho de no tenía que preocuparse por
morir por ahora. Ariste caminó lentamente hacia la cama. La alfombra en el
piso, estampada con hilos de oro, era lo suficientemente gruesa y esponjosa que
cuando caminaba se hundía sintiendo lo suave que era. La cama estaba cubierta
con piel de leopardo de las nieves, como en el Castillo del Duque. Ariste
extendió la mano y acaricio suavemente el pelaje plateado.
— ¿Te
gusta?
Ella se
dio la vuelta sorprendida.
— ¿Cuándo
volviste?
En cuanto
llegó al terreno de caza, empujó a Ariste al interior de la tienda y le impidió
dar ni un solo paso afuera.
—...
Al
acercarse, Ariste se mordió instintivamente el labio. A pesar de que era un
espacio grande, su presencia en este lugar era lo suficientemente fuerte como
para dejarla sin aliento. Me sentí como si estuviera mirando a un cazador
dentro de una trampa sin poder moverme. Rápidamente acortó la distancia.
Dio un
rápido paso atrás, pisando el dobladillo de su vestido y calló. «Fracaso» El
lugar donde cayó fue sobre una piel suave. Rashiel se arrodillo entre sus
piernas ligeramente abiertas. Los firmes muslos separaron los muslos de Ariste
hasta la mitad. La estaba mirando desde arriba. Ella bajó la cabeza, ya que sus
ojos rojos reflejaban su aterrorizada figura.
—...
Él
levanto de nuevo su rostro inclinado. Sosteniendo su barbilla, la miró a los
ojos.
—¿Te
gusta?
Preguntó
de nuevo, arqueado las cejas, como si quisiera escuchar su respuesta. Su
pregunta fue algo extraña. Me pregunté por qué era extraño, así que le respondí
porque me estaba pidiendo mi opinión. ¿Por qué pide mi opinión? Ariste se
estaba preguntando.
—Sí, es
un buen lugar.
Mirando
su mirada penetrante, respondí brevemente.
—¿Eso es
todo?
«¿No
tenía nada más que decir? ¿Qué más quieres que diga?»
—Estabas
tan encantada.
—Es la
primera vez que veo. Esta...
—¿esta?
—¿Por qué
esta tienda es tan lujosa...?
Mis
párpados temblaron. Mi boca estaba seca y la saliva seca seguía corriendo por
mi garganta. Intente encontrar una respuesta satisfactoria para Rashiel, pero
no se me ocurría nada. En estos casos hacer un cumplido es perfecto.
—Bueno,
todo es como tú.
—¿yo?
Inclinó
la cabeza.
—Precioso...
hermoso, especial... maravilloso.
Recordé
todos los cumplidos que pude y los incluí. Al mismo tiempo, no entendía la
situación. «¿Este hombre se esforzó tanto para poder escuchar mi
respuesta?»
—De todos
modos, creo que te gusta.
Sus
labios le dieron una leve sonrisa. Preguntándose si la respuesta fue agradable
para él, Ariste lo miró a los ojos en secreto y trató de apartarse. El cuerpo
de Rashiel estaba demasiado cerca al de ella. Su sola presencia me sofocaba, al
oler su olor, y cuando le rozaba su aliento, los dedos de sus pies se
retorcían. Cuando estaba con él, tenía este tipo de reacciones casi todo el
tiempo.
El
recuerdo grabado en su cuerpo era aterradoramente agudo, y una vez impresos, no
se olvidaban fácilmente. La sensación de sed, la dificultad para respirar y la
humedad entre sus piernas. Parecía que se hubiera tragado un adictivo
afrodisiaco. La existencia de este hombre en sí era de pura tentación. Como si
hubiera notado una señal gratificante mientras trataba de escapar, su rodilla
presiono más profundo entre sus piernas.
—Ah.
Ariste se
sintió avergonzado e intentó cerrar las piernas, pero solo logro tensar sus
rodillas. Una leve risa resonó en sus oídos. La rodilla la hundió un poco más.
Debajo del vestido, llevaba varias capas de faldas para lucir el dobladillo.
Sin embargo, pude sentir completamente las sensaciones atreves de la ropa
cuando presionaba y se movía arriba y abajo.
Cuanto
más retrocedía, más persistentes se metía entre mis muslos y comenzaban a
frotarme entre las piernas con la rodilla. Ariste trató de girar su cuerpo
tanto como pudo, pero su trasero, fue agarrado por la gran mano de Rashiel,
quien atrajo a Ariste hacia él y la estimuló aún más fuerte.
—Uh, yo
...
No lo
creo. ¿No estamos ahora en el terreno de caza? Ariste intentó mostrarse
optimista sobre la situación. Exhalando su aliento caliente se apoyó en la
frente de Ariste. Su rostro estaba tan cerca que podía sentir sus pestañas
rozándole la cara, no pudiendo mirarlo a los ojos. Su mano frotó lentamente su
trasero sobre su ropa, subió gradualmente y frotó suavemente su cintura.
Ariste lo
abrazaba como si fuera un ciervo mordido por la nuca. Su mano subió un poco más
y agarró su montículo tal como estaba. Sus deliciosos pechos quedaron expuestos
sobre la ropa que a la vez le bajó. Apretados por el vestido ajustado, sus
pechos parecían mucho más grandes de lo habitual. Los pezones, que ya estaba sensible
debido al estímulo que aplicó, se elevaron con firmeza. Al verlos, Rashiel tomó
uno con sus labios sin dudarlo.
—...
Él,
llevaba mucho tiempo chupando su pezón con la lengua enrollada en él, con los
dientes levemente lo mordisqueo, mientras el cuerpo de Ariste se retorcía por
la sensación. Como si estuviera comiendo la fruta más dulce del mundo, el
hombre la agarró por la cintura y le abrazo con más fuerza. El deseo que le
recorría y sentía en su vientre, ya había superado el nivel al que solía someterla.
—Dijiste
que te gustaba este lugar.
—Oh...
Mirándolo
vio su rostro que estaba iluminado por la intensa lujuria.
—Así que
tenemos que usarlo.
—Tienes
que ir a cazar...
Su
murmullo quedó enterrado. Su esbelto cuerpo cayó hacia atrás, y Rashiel se
subió encima de ella en un instante como un veloz leopardo de las nieves.
—Sí,
cazando.
Con su
lengua roja brillante, lamio los labios de Ariste, y se colocó sobre su cuerpo.
Fue el comienzo de la competencia de caza.
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Cuando
los hombres charlaban entre ellos sobre la presa que habían capturado, las
esposas o amantes que los acompañaban estaban ocupadas con su propia caza. En
principio, era una competencia de caza en la que solo participaban nobles de
alto rango por debajo del rey, pero no se imponían restricciones sobre a
quiénes podían traer.
Después
de la caza del día, después de desgarrar la carne cruda y ver la sangre fruir,
querían acostarse con una mujer, ya fuera su esposa o amante eso no les
importaba. Incluso si asistían al mismo evento, definitivamente había una
jerarquía entre ellas. Ese rango correspondía principalmente con la jerarquía
del hombre que las traía a la competencia.
No
importaba si la mujer era una noble o una simple prostituta. Cuando se
reunían, a menudo estallaban extrañas batallas nerviosas, era batallas de
espíritu sobre quién de las mujeres allí presentes tenía más aguante en la cama
y quien era la más afanosa. No importa qué tan baja fuera de nacimiento, no
podían tocar a una mujer de un rango noble más alto que la de su pareja.
Incluso
si vierten entre ellas maldiciones amargas detrás del vestidor. Por lo tanto,
el tema más importante entre las damas fue la mujer que trajo el duque Icanus.
—¿Por qué
el duque de Icanus trajo a la caza a una mujer?
Los ojos
de todas comenzaron a brillar cuando alguien finalmente habló del tema.
—La llevo
a su tienda de la mano.
—Después
de pasar horas en la tienda, ¿no la echó el duque sin piedad? Desde el
principio, la llevó él a la tienda. Es un poco sorprendente.
Los ojos
de cada una brillaban por la curiosidad, mirándose unas a las otras. Por el
carácter frio del duque Icanus, nuca había tenido una relación seria con
ninguna mujer ni muchos menos salido en citas recorriendo los coloridos campos
abrazando a alguna. Ni siquiera salía con mujeres. El propósito de la
mujer queda arreglado cuando la tenía, lo que tiene que hacer es calentar su
cama durante esa única noche y luego desaparecer.
Pero esta
vez, fue diferente a las anteriores. En primer lugar, nunca lo acompaña ninguna
mujer durante la temporada de caza del rey. Se dice que el rey al final de la
caza le manda una mujer para que se acueste con él por la noche, pero nunca
había sido el caso de que él hubiera traído a una mujer en el inicio.
—¿Va a
estar con ella todo el tiempo?
—Se
aburrirá de ella.
—¿No es
un poco pálida?
Las
miradas de las mujeres se encontraron en el aire. De hecho, nadie la había
visto nunca. La mujer entró en la tienda con el rostro cubierto por la capucha
y casi sostenida en los brazos del duque de Icanus. No fueron las únicas que
vieron la escena poniendo los ojos en blanco.
—Parecía
como si estuviera sosteniendo una preciosa joya.
—¿Qué tan
hermoso es?
—¿Las
mujeres que le ha mandado el rey nunca han carecido de belleza?
—No hay
escasez de mujeres en las nobles familias.
Entre las
mujeres solo había un puñado de ellas que fueron empujadas a la cama de
Rashiel. La mayoría de ellas adecuadas por su jerarquía, condesas, marquesas o
doncellas se ofrecieron voluntariamente. Era una aventura que valía la pena
realizar porque si al final llevaban su semilla en el estómago, inmediatamente
podría convertirse en duquesa con la aprobación del rey.
—Vaya, lo
intentaron hace un tiempo no.
La risa
fluyó de los labios de las damas.
—Parece
que Lady Diona fue severamente humillada.
La señora
se tapó la boca y vio a la mujer sentada en la mesa de enfrente. La mujer
sentada con orgullo con la barbilla levantada era la única hija del marqués
Harlow, Diona. Los rumores dentro de la corte no tenían pies, pero eran tan
rápidos que incluso las ratas en el sótano del palacio sabían que ella se había
escondido desnuda en el cuarto de Rashiel en medio de la noche y luego fue
expulsada. Sin embargo, nadie hablaba abiertamente del tema en frente de la
dama. Diona fingiendo no estarlas escuchando sólo bebió su té de una manera
elegante.
—Shh. Si
cometemos el error, nuestra lengua será cortada.
—Me
pregunto cómo se ve.
—¿No vio
a la mujer?
—Estaba
cubriendo su cara con la capucha.
—¿Quiere
decir que fue un truco?
—No lo sé.
Si era la
mujer del duque o no, era interesante en muchos aspectos. Por lo general, las
mujeres que pasaban la noche con el Duque hablaban con orgullo por el hecho. En
muchos casos, cuando salían de la habitación, actuaban presumiendo su noche
apasionada con las demás damas. Pero si la mujer estaba cuidando de sí misma,
por eso ella estaba tratando de ocultar su rostro para poder entrar a la
habitación en sí, o por el contrario, si ella está cubierta por orden del
duque...
—¿Tanto
la aprecia?
—Tal vez
le de vergüenza mostrar su rostro.
Haciendo
un alboroto sobre esto y aquello, pero nada era seguro.
—He oído.
La
condesa Conte, que había estado escuchando dijo en voz baja, y todas se
volvieron para mirarla.
—Dijo que
la recogió en el bosque nevado.
—¿El
bosque de caza del duque?
Los ojos
de las damas estaban abiertos.
—Sí.
—¿En
invierno?
—Además,
en el período de caza de invierno. Se dice que nadie que entra en el Bosque
sobrevive.
—¿Quiere
decir que la recogió del bosque?
Los ojos
sorprendidos de las damas fueron de un lado a otro.
—Pero es
increíble que estuviera a salvo.
—¿Puedo
ser un hada nacida de la nieve?
Si ser
desafortunada no fuera su fortuna, el duque no la hubiera recogido. Los
pensamientos de las mujeres nobles se unieron.
—Me
pregunto si podremos ver la cara de la mujer del duque durante el período de
caza.
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Como si
estuviera rompiendo las expectativas de las mujeres nobles, la mujer traída por
el Duque, no pudieron ver su rostro, pero sí pudieron escuchar sus gemidos y la
agitación que salía de la tienda penetraron en los fuertes vientos de invierno
y se escuchaba claramente en sus oídos.
—Sí...
Fue un
desconocido sollozo no podía decir si eran gemidos de placer o gritos de dolor.
A primera vista, era como el sonido de un animal al borde de perder la
respiración. Apenas podía contener sus gemidos metiendo la sábana en su boca,
Rashiel la penetro por detrás.
—¡Haaaaaa!
Ariste
escupió la sábana que tenía en la boca y gimió.
—HA, HMM
... Oh ...
Rashiel
aceleró deliberadamente la velocidad dándole fuertes estocadas por detrás.
—Detente,
eso den... te...
Ariste le
rogó gritando «¿Cómo puede ser tan terco?» Era una tienda de tela
gruesa, pero era diferente de un muro de piedra. Naturalmente, aunque
amortiguara el sonido aún se podía escuchar lo suficiente las personas que
pasan afuera o incluso hasta las tiendas que están cerca. Sabiendo Ariste que
parecería incluso una loca. Se moría de la vergüenza, aunque no tenga la
oportunidad de conocer a las otras personas que vinieron a la competencia ya
que permanecería en la tienda todo el tiempo.
—para...
Su
murmullo fue tragado por los labios del hombre. Con su lengua, la introdujo en
su boca sin piedad, succiono y estimulado el interior de su boca. «Chikk» su
ropa fue desgarrada con sus manos, Ariste se horrorizó al escucharlo después
sintió en su espalda el suave pelaje de la bestia.
—Quédate
quieta.
Rashiel
presionó suavemente su cuerpo tembloroso.
—Te traje
a este lugar para tener una cita eso se incluye en nuestro contrato.
El
susurro en mi oreja sacudió todo mi cuerpo. Su cuerpo sólido presionó encima de
su cuerpo blanco, y él también había desabrochado su ropa.
—¿Tienes
que ser fiel a tu papel?
—...
—¿O tal
vez te vuelvas a enojar, pero está bien?
La mano
sobre su vestido pronto encontró su centro, Ariste se retorcía y gemía mientras
presionaba y frotaba con sus dedos contra la delgada tela. El vestido ya estaba
extendido como pétalos, Rashiel, puso su rostro entre las piernas y respiró
profundamente como una bestia que olía a su presa. Luego tomó una de sus
piernas y comenzó a besarle desde el interior.
Ella
también lo sabía. Su entrada ya estaba empapada era una reacción natural. La
luz que entraba de todas direcciones era demasiado fuerte. Ariste miró
alrededor al escuchar a las aves. El sonido pasa por esa ventana, alguien la
podría escuchar. Pero a Rashiel no le importaba en lo absoluto. Rápidamente le
levanto el vestido y en un instante introdujo sus dedos dentro de ella.
—¡Sí!
Ugh!
La
inclinó hacia atrás y le masticó el lóbulo de la oreja a Ariste hasta dejarla
roja.
—Detente...
Oh ...
¿Es esto
lo que se siente al ser masticado vivo y tragado? Las bestias se comen la carne
de su presa incluso antes de que dejen de respirar después de cazarla. Las
bestias, que muerden el cuello y la mata a la vez, pertenecían al lado
benevolente. Como un ciervo que es comido poco a poco.
—Sé tan
honesta como siempre.
Los dedos
de Rashiel dentro de se movían de un lado a otro entrando y saliendo, haciendo
que los jugos se derramaran empapando su entrada junto a sus dedos,
derramándose sobre el pelaje dejando salpicaduras por todas partes. Ariste se
confundía más cada vez que entraba y salía masturbándola ya estaba fuera de sí.
Era
demasiado para ella que simplemente siguiera torturándola así. Fue gracioso
para él que ella ya estuviera acostumbrada debido a las innumerables veces que
lo han hecho. Donde quiera que tocara su cuerpo, su entrada se humedecía
constantemente, y escuchaba sus gemidos obscenos salir de su boca. Era
demasiado caliente el solo verla, y todo era una reacción creada por la
coerción.
Las
sensaciones que recorrían por su cuerpo la hacía sentir tan desesperada que a
veces quería morir. El placer que sentía en los brazos de este hombre que
consideraba a su cuerpo como un juguete tocaba algo en lo profundo en Ariste.
El rostro de su madre, que había sido violada y asesinada por un noble, y el de
su padre, con el cual escapo toda su vida.
¿Será su
destino el mismo? Correr o morir. La profundidad del placer que compartía con
él, era cada vez más profundo y sentía que estaba cayendo en un peligroso
pantano.
—Se buena
y deja de pensar en otras cosas.
Rashiel
aplastó su cuerpo y la penetro de una sola estocada con fuerza cortando por
completa la cadena de su pensamiento. Sus jugos fluían sin cesar de su unión
moviéndose frenéticamente saliendo y entrando de ella con toda su fuerza.
Ariste estará atrapada en la tienda de campaña y tenía que hacerlo con él a lo
largo de la competición de caza hasta que terminará.
Ariste
ahora ya estaba familiarizada con la tienda, también estaba acostumbrada a
mirar el techo de la tienda acostada en la cama, viendo las imágenes de los
tapices que tejieron con ilustraciones del paisaje del terreno de caza. El
tapiz estaba dedicando la caza de ciervos. El paisaje representado en la
hermosa habitación de color descendente era bastante cruel, la garganta
perforada por la flecha, los ciervos muertos, y los cazadores llevándoselos, y
como ponían las trampas, también como se escapaban los ciervos.
Pero los
ciervos, estaban vívidamente tejidos. No olvidare fácilmente cuando mire a los
ojos de los ciervos con miedo. Era tan vívidos que parecía que estaba a punto
de rasgar la tela y saltar. Al exhalar su aliento, ella recordó a los ciervos
claramente.
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Rashiel,
quien regresó de la caza a última hora de la tarde, lanzó algo delante de sus
pies.
—O juega
con eso.
Ariste
que reconoció lo que era, retrocedió con sorpresa.
—Estaba
llorando.
Murmuró
con indiferencia. Era un pequeño zorro rojo bebe a sus pies. Vi que estaba
herido de una pata. También noto que había sangrado, pero ya lo había medio
curado, y la herida no parecía ser profunda. Él bebe zorro temeroso movía su
nariz asustado mirando a su alrededor.
—...
—Como tú.
—...
Ariste
pálida miró al zorro bebé. A primera vista, el zorro parecía ser un gato o un
perro.
—¿No te
gusta?
—¿Sí? Sí
—Si no te
gusta, mátalo y lo haré un accesorio para tu cuello.
—... ¿qué
dijiste?
Lo miro
Ariste sorprendida. El tan solo era un bebe zorro era como un pequeño gatito.
Ante su expresión, él se rio y agregó.
—Si no te
gusta, mátalo y déjalo afuera.
Dijo con
calma, como si el hombre me hubiera pedido que escogiera una galleta, podría
decirme sin preguntarme qué elegir. Debe haber muchas bestias afuera que han
sido cazadas.
—.... No
quiero salir.
Solo
imaginar ver a las presas me enfermó.
—Hay
martas y zorros blancos. Les diré que hagan todo lo que quieras con la piel
sombreros, bufandas, zapatos o cualquier otra cosa.
Ariste
nego.
—¿No
estas acostumbrada a verlo?
Preguntó
con curiosidad. Por supuesto, sus palabras no estaban del todo equivocadas.
Cada año, durante la temporada de caza, los animales que los cazadores habían
capturado se amontonaban en medio del pueblo. Era el olor de la sangre, de la
que no había forma de escapar, Ariste ahumaba hojas de menta para intentar
eliminar el olor. Ariste se inclinó y se acercó a la pequeña bestia. El
cachorro de zorro, que había estado alerta haciendo ruido, olió la mano de
Ariste y la lamió con la lengua.
—No es
bueno si se acerca demasiado a la gente.
Lo más
probable es que la madre esté buscando a su cría. Pero no podrá volver si lleva
el aroma humano en el pelaje.
—Lo
trataré y lo dejaré ir.
Ariste
abrió la bolsa que había traído. Contenía medicamentos y pomadas cauterizantes
simples. Rashiel, observando la escena en silencio, dijo.
—... Haré
que mi médico lo trate.
—Es
simple, no es necesario.
Llamarlo
para tratar a un animal, como médico tiene que atender el llamado del duque
cuando lo requiera, pero solo para tratar el cuerpo del noble. Pensé que no
tenía sentido. Fue cuando Ariste rápidamente roció un cauterizante en la pata
del zorro y estaba examinando la herida.
—Curaras
mis heridas.
—¿Sí...?
—Mira,
está roto.
El dorso
de su mano le extendio tenía rasguños de color rojo pálido, como si se hubiera
raspado con una rama.
—¿Qué
esperas?
Ariste no
tuvo más remedio que rociar el cauterizante en el dorso de su mano y envolverla
bien.
—Está
bien.
No había
otras heridas visibles en el hombre, pero podía oler el espeso olor a sangre,
Incluso si enterraban a los cadáveres, será difícil librarse del olor a sangre
animal que se había esparcido por el aire.
—¿Te
sientes enferma?
Cuando le
preguntó, Ariste intentó relajar su expresión. «Si». Aun si le mentía, parecía
saber la verdad de todos modos.
—...un
poquito
—Tú me
lavaras.
No sé por
qué su conclusión llego a esto, pero tenía que asistir en su baño. Por
supuesto, era obvio que no solo terminaría bañándolo.
━━━━━━✧❂✧━━━━━━
—...
De
repente, miré alrededor del tranquilo bosque. Comenzó la caza, y Rashiel, quien
le habia hecho el amor durante toda la noche, hasta la mañana y no la había
soltado, salió de la tienda suspirando como si se estuviera muriendo porque no
quería salir, ella se quedó sola, comió y se cambió de ropa. Originalmente
tenía prohibido salir de la tienda, pero Rashiel, que notó que se sentía
frustrada, le permitió dar un paseo por la zona con su escolta.
Mientras
lo estaba bañando, la metió con él en la bañera y finalmente lo hicieron hasta
que el agua se volvió turbia. Le dolía todo el cuerpo por lo exigente que había
sido y no quería salir de la cama, pero a la vez no quería desperdiciar la
libertad que le había otorgado por primera vez en mucho tiempo.
—Salgamos.
El
pequeño zorro chillo bajo los pies de Ariste. El zorro que jugueteaba solo
incluso con la pata lastimada. Lloro toda la noche como si extrañara a su
madre. Se preocupaba que Rashiel, al despertar, le dijera que hiciera una bufanda
con él, pero inesperadamente no le dijo nada. Exactamente, no parecía estar
interesado.
—Vale la
pena solo tenerlos como mascotas. Los pequeños que hablan son ruidosos.
Abrázame, juega conmigo... Bastardos molestos.
Lo que
aprendí ayer de él fue que no le gustaban mucho los niños.
—Todavía
tienes que quedarte un poco más.
Ariste le
cambió las vendas al zorro llorón y lo abrazó.
—Si
hueles a sangre, los lobos podrán olerte y te comerán.
Incluso
en el bosque de caza, definitivamente existen las jerarquías. Dado que los
zorros son depredadores relativamente débiles, si lo deja libre como esta,
existe una alta posibilidad de que otro depredador más grande lo ataque y se lo
coma. Ariste salió sosteniendo al zorro.
Los
cuerpos de las presas acumuladas por todas partes fueron marcados con hierro.
Ariste dio un paso atrás porque el olor de la carne chamuscada por el hierro
era repugnante. Una pelota voló desde algún lugar y le golpeó el hombro a
Ariste. El chico que corrió hacia ella aceptó la pelota que le devolvió.
—¿Quién
eres?
Preguntó
el niño mientras miraba a Ariste. Incluso a primera vista, el noble parecía
confundido.
—Es su
Majestad el Príncipe Aleph.
Cuando la
niñera que estaba a su lado le respondió a Ariste haciendo una expresión
solemne, ella rápidamente lo saludó con cortesía.
—Lamento
no haberlo reconocido, príncipe.
—¿De qué
familia eres?
—Yo
soy...
Ariste no
dijo nada y se mordió el labio por un momento.
—Estoy
sirviendo al duque de Icanus.
—¿Sirviendo...?
Fue
cuando el príncipe inclino la cabeza al no entenderle.
—Significa
que es su doncella, Su Majestad.
Alguien
le explicó amablemente al príncipe. Ariste volvió la cabeza hacia la voz.
—...
Una
hermosa mujer de cabello oscuro e impresionantes ojos verdes estaba parada allí
con una amplia sonrisa en su rostro, con varias mujeres a su alrededor. Por
supuesto, su sonrisa fue dirigida hacia el príncipe.
—Oh, eres
la hija del marqués Harlow.
Hablando
como un adulto, el príncipe fingió conocer a la mujer.
—Es un honor
que me recuerde. Mi nombre es Diona.
Diona se
acercó y, naturalmente, se paró frente a Ariste. Fue una presión tácita para
que se moviera de su camino incluso si no lo hacía. Ella inmediatamente se hizo
a un lado.
—Estaba
jugando a la pelota.
—Sí, pero
que significa que sea una doncella.
Era la
primera vez que escuchaba esa palabra por eso la expresión del príncipe
reflejaba su duda.
—Oh eso.
—Se
refiere a es una mujer que no es esposa ni amante, sino que trata a los hombres
con su cuerpo. Es una mujer que satisface a los hombres en la cama. También se
le llama prostituta. Son mujeres que viven entregándose a los hombres.
Ante las
palabras de Diona, las mujeres que la rodeaban se taparon la boca en silencio y
se rieron. Lo mismo podía decirse de sus miradas ya que la miraban de arriba
abajo.
—¿prostituta?
—...
—¿Eres la
prostituta del duque?
Fue
varias veces más impactante escuchar las palabras con la voz del niño.
—este...
—Su
Majestad, te hizo una pregunta
Le dijo
Diona, torciendo la comisura de los labios.
—Debe
responder de inmediato.
—Yo,
yo...
No podía
responderle que no, pero tampoco podía decir que sí. Entonces, ¿qué diablos
debería decir sobre mí? Solo había una diferencia entre ser su doncella, ya que
no era ni su esposa o prostituta. Ella solo se ha acostado con él ya que jamás
se ha acostado con ningún otro hombre. Fue cuando estaba murmurando y
tragándose sus palabras.
—Cualquiera
que no revele su identidad claramente merece ser golpeado. No intentaras fingir
que eres una dama solo por que llevas joyas y un vestido de seda.
Ante las
palabras de Diona, Aleph la miró con mucha atención. Ariste sintió que la
situación era cada vez más difícil.
—Si
sientes curiosidad por eso, pregúntamelo a mí, Aleph.
—...
Ariste se
dio la vuelta apresuradamente al escuchar la voz desde atrás. Rashiel no la
miraba. Su mirada estaba fija en el príncipe Aleph, Diona y las otras mujeres
nobles a su alrededor.
—Sir
Duque de Icanus
Las
mujeres, incluida Diona, se inclinaron al unísono para saludarlo. Rashiel ni
siquiera las miro y continuó mirando a Aleph.
—La
esposa y la amante solo se quitan la ropa ante su hombre. La prostituta se
quita la ropa ante muchos hombres o se mete desnuda a la cama de cualquier
hombre.
El rostro
de Diona se puso blanco de inmediato ante sus palabras.
—A mi
doncella yo mismo le quito la ropa.
—...
Ariste
sintió que se le encendía la cara en ese momento.
—No
requiere mucho trabajo.
Extendió
la mano e inmediatamente tiró de Ariste trayéndola a su lado. Luego agarrándole
la mano le dio un beso a cada dedo. Ariste trató de quitarle su mano, pero
cuanto más lo intentaba él la agarraba con más fuerza.
—¿Quién
pone tanto esfuerzo por una prostituta?
Con una
leve sonrisa, miró por encima a Diona. Las mujeres que recibieron esa mirada
estaban mirando a Diona. Mientras que Diona, cuyo rostro se había puesto blanco
como una vela derretida, temblaba, Rashiel se quitó la capa y se la puso a
Ariste.
—Te dije
que no salieras.
Ariste no
pudo decir nada como si su boca se hubiera congelado ante su suave voz. Ariste
fue llevada de la mano dirigiéndose con calma a la tienda, pero le era difícil
ignorar las miradas punzantes que se clavaban en su espalda.
—¿Por qué
saliste y seguiste escuchándolas?
Tan
pronto como entró en la tienda, Rashiel le quitó la capa preguntándole. Cuando
el zorro que sostenía lo vio, dio un fuerte chillido.
—...Lo
lamento.
Murmuraba
impotente y de repente me sentí extraña. ¿Sabía él que esto pasaría? ¿Me dijo
que no saliera de la tienda porque se preocupaba que me dijeran este tipo de
cosas?
—¿Qué
ocurre?
—...Nada.
Debe ser
un error. Estaba claro que todo era su ilusión. Si fuera una persona tan
considerada, o si hubiera sido tan considerado en primer lugar, no la habría
secuestrado. Sin embargo, ¿qué es este extraño sentimiento que se mete
suavemente en mi cabeza? Se dio cuenta de la fuente de ese sentimiento solo
después de reflexionarlo varias veces. Fue realmente extraño ver a alguien
poniéndose de su lado entre extraños. Porque nadie había hecho eso por ella a
excepción de su padre.
—Gracias
por ponerte de mi lado.
Después
de todo, él la ayudo. Ella le agradeció.
—Eres
mía, y no puedo ver lo que es mío ser humillado delante de otras personas.
—Sí.
Ella
asintió en silencio, agregando.
—Gracias
de cualquier forma.
Al menos
no la llamo prostituta delante de ellos. Sea lo que sea por su orgullo o porque
soy suya.
—¿A mí?
Ahora se
estaba riendo y le pareció extraño verla hacerlo.
—Habrá un
banquete dentro de poco. ¿Te gustaría asistir?
Sobresaltada,
levantó la cabeza.
—¿Qué
rango tengo?
—¿Crees
que todas las mujeres que trajeron los nobles a la caza son sus esposas?
—Me
quedaré.
Ariste
negó en silencio.
—Volveré
pronto.
—...
Ariste no
le respondió. Esas palabras no era algo que debía decirle a una mujer en su
situación. No puedo creer que me diga que volverá. Sentí como si mi estómago
estuviera revuelto. Incluso pensé que preferiría que me dijera cual era mi
lugar como la noble dama de antes me lo pedía. Así no habría estado tan
confundido a veces.
—...Sí.
Rashiel
salió de la tienda después de acariciarle la mejilla. Cuando escuchó el gemido
del zorro a sus pies, se recostó lentamente en la cama y se quedó dormida.
—...
Ella se
asustó y se puso de pie. Rashiel aún no había regresado y el cachorro de zorro,
que había estado lloriqueando hasta que se durmió, no lo veía en ninguna parte.
—¿A dónde
fuiste?
Todavía
huele a sangre, por lo que podría atacarlo cualquier otro depredador Ariste se
angustio.
—¿Dónde
estás?
(Carcajadas)
Ariste
salió corriendo al oír el chillido del zorro que se escuchaba no muy lejos. Era
en el bosque a poca distancia de la tienda. Fue cuando Ariste caminó con
cuidado entre los arbustos y simplemente abrazó al zorro. Alguien la tiro con
fuerza por detrás.
—Sa.
La mano
de un hombre le bloqueo su boca impidiéndole gritar. Manos grandes y
malolientes frotaron sus labios salvajemente. El hombre le dio la vuelta a
Ariste y así pudo mirar al hombre que se subía en ella. Era uno de los guardias
que custodiaban los terrenos de caza del palacio real. No era extraño que
deambulara por las tiendas de los nobles cuando quisiera.
—Ala ...
te ...
El hombre
se pasó por los gruesos labios su asquerosa lengua mientras estaba sentado
encima de Ariste. El
zorro en
sus brazos fue arrojado al suelo con un gemido y pronto se estiró.
—Vete,
vete ...
El hombre
arremangó apresuradamente el vestido de Ariste. Fue cuando dejo sus piernas
blancas expuestas que el hombre la agarró violentamente y trató que ponerlas
alrededor de su cintura. «Pooq» El hombre que la atacaba se detuvo con los ojos
bien abiertos. No lo detuve yo, sino que alguien más lo detuvo de inmediato. La
punta de la espada, que le atravesó el pecho con precisión, emitió una luz
aguda. Y la sangre brotó como una fuente empapando a Ariste.
—...
El cuerpo
del hombre cayó a un lado. Después de eso, fue Rashiel a quien miró con la
espada contra la luz de la luna.
—Oh, oh
...
A medida
que la tensión disminuía de su cuerpo, las lágrimas comenzaron a desbordarse de
sus ojos. Luego, vio al hombre que murió y estaba tendido en el suelo.
—¡Argh!
La sangre
empapó su rostro, con los ojos bien abiertos. Le trajo de inmediato cierto
recuerdo que había estado tratando de enterrar. De cómo la sangre goteaba de la
cabeza de Hans.
—¡Aaaah!
Ariste
gritó de horror sacudiendo la cabeza negando.
—Ariste.
Rashiel
se inclinó y abrazó a la mujer que lloraba y la llevo a la tienda abrazándola
en silencio sin ningún reproche.
—UH uh
uh...
Ariste le
temblaba el cuerpo mientras lloraba. El rostro de Rashiel estaba extrañamente
distorsionado ante sus ojos llenos de miedo.
—Llama al
secretario de la corte.
El
banquete de caza terminó antes de tiempo por el regreso anticipado del duque
Icanus. Tanto el rey como los nobles que asistieron a la cacería ese día vieron
al duque Icanus montar en su carruaje con la
mujer
perdida en sus brazos, y encontraron el cuerpo de un guardia que fue apuñalado
por él en el bosque.
No pasó mucho tiempo para que se supiera que el guardia no era un verdadero guardia, sino el segundo hijo de un conde que había robado la túnica de un guardia. De repente, el conde perdió a su hijo, pero no podía pedir justicia o una satisfacción. Ya que el oponente era el duque de Icanus, y detrás de él estaba el rey.
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