—¿Luis?
Bebé... ¿Eres realmente mi hijo? Cuando creciste así sin darme cuenta, ¿eh?
La
noche en que irrumpió en la mansión de la loca prostituta, Evelyn Grace. Ian
Roxas es testigo de un espectáculo poco común.
—Esta
madre… … No pudo amamantarte ni una sola vez... … Eso me hace sentir muy
arrepentida. Hmph.
—¿Lo
puedes hacer ahora? me pregunto a qué sabe la leche de mi madre.
Evelyn
se quitó el fino camisón como si lo hubiera estado esperando. Entonces revelo ante
los ojos de Ian sus pechos que son demasiado grandes como para sostenerlos con solo
una mano.
—Oh,
joder.
Ian
maldijo. La estimulación visual inmediatamente hizo que su polla se
endureciera.
Qué
perra más loca, se aferra a cualquier hombre enseñando sus enormes pechos mientras
les dice: —bebé, bebé…
—Me
estás volviendo loco.
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