Capitulo Único

Buscando a mi hijo perdido.

*Tenga en cuenta que todos los personajes y escenarios de este libro son ficticios y no representan a ninguna persona, organización o situación específica.

*Esta novela es una obra de ficción y no trata sobre parientes cercanos reales.

En la tranquila ciudad portuaria de Coperni, apareció de repente una mujer. Era una mujer hermosa con cabello rosa ondulado y ojos azules penetrantes, y como rara vez se veían forasteros en la ciudad, la gente estaba intrigada por la hermosa desconocida. No les tomo mucho tiempo descubrir la identidad de la mujer cuya apariencia era tan hermosa que todos, tanto hombres como mujeres, la miraban al menos dos veces, no era otra que Evelyn Grace.

— ¿Evelyn Grace? — ¿Esa loca prostituta?

—¡Dios mío, es alguien que viene a enturbiar las aguas!

—Si eres hombre, no podrás usar tus propios pies y agota a todos los hombres que tiene ¡es una mujer vulgar!

Todos en el pueblo que supieron de la identidad de la mujer quedaron impactados. Incluso en esta zona rural, lejos de la capital, se habían extendido los rumores sobre la loca prostituta Evelyn Grace.

Evelyn Grace.

Nació como hija de un simple campesino, pero su vida no fue fácil debido a su enorme belleza. Los hombres corrían a buscar a Evelyn todos los días, y las mujeres celosas le dieron a Evelyn el deshonroso apodo de puta. El único sueño de Evelyn era conocer a un hombre que la amara por el resto de su vida y formar una familia feliz.

Pero esa débil esperanza fue pisoteada en un instante. Los rumores sobre la deslumbrante belleza de Evelyn habían llegado a oídos del duque de Titán. El ducado de Titán, era una de las familias más poderosas del Imperio. El duque de Titán, hizo una contribución revolucionaria al imperio, pero también era un reconocido pervertido lujurioso.

Aunque ya llevaba mucho tiempo casado y tenía dos hijos, la obsesión del duque por las mujeres se volvía cada vez más intensa. Por lo que no es de extrañar que se haya interesado en la deslumbrante belleza de Evelyn Grace.

—Evelyn, nunca te obligaría. La elección es sólo tuya.

El duque de Titán le susurro diabólicamente a Evelyn detrás de una máscara de bondad. No fue tan difícil conseguir a la pobre mujer. Como cualquier plebeyo que se gana la vida día a día, Evelyn tenía una familia que cuidar que incluía a una madre enferma. El duque de Titán no solo le prometió un pago mensual para los gastos médicos de su madre, sino que también le prometió una pequeña recompensa.

Evelyn entró en el dormitorio del duque sintiéndose vendida. El duque de Titán tomó a Evelyn, una virgen pura, como su amante y la deshonró miserablemente. Mostró su deseo sexual pervertido al ordenar a sus sirvientes que observaran cuando tenía relaciones con Evelyn. Gracias a esto, Evelyn tuvo que tener relaciones sexuales con el viejo Duque frente a todo tipo de personas que los miraban lascivamente.

Frente a la orquesta que tocaba, los sirvientes que le servían la comida, frente a los jardineros que cortaban el césped, Evelyn inmediatamente se desnudaba y abría las piernas ante la orden del Duque. Como resultado, los hombres que trabajan para el Duque de Titán se ponían duros espontáneamente cada vez que pasaban junto a ella, mientras la miraban lascivamente.

Algunos de ellos incluso se masturbaron abiertamente delante de ella, pero el Duque de Titán no los detuvo. Al contrario, parecía disfrutar la situación. La única que se estaba volviendo loca era Evelyn Grace. En la casa del duque rara vez se le veía vestida. Se vio obligada a vagar desnuda por el ducado como un animal en todo momento y se le cortó todo contacto con forasteros, y mucho menos con su familia.

El único momento en el que podía alzar la voz era cuando gemía bajo el duque. Varias veces quiso escapar, pero lamentablemente la familia de Evelyn deseaba que ella permaneciera como la amante del duque para siempre. Aunque sabían qué tipo de humillación estaba pasando su hija, terminaron cegados por los favores que les mostraba el duque.

Con el paso del tiempo, Evelyn aprendió a darse por vencida, olvidó cómo hablar como si hubiera nacido y crecido como un animal, y poco a poco se fue acostumbrando a la vida infernal de ser violada vergonzosamente por el Duque. Luego llegó la sentencia de muerte Evelyn estaba embarazada del hijo del duque.

Para Evelyn, que era hermosa pero inútil, el embarazo fue un buen estímulo. El solo hecho de ser madre le hizo sentir que estaba demostrando su valía. La ingenua Evelyn le informo al Duque de Titán sobre su embarazo con alegría, solo para recibir una fría recepción. A partir de ese día, el duque no llamó a Evelyn a su dormitorio. Evelyn fue encerrada en una pequeña habitación y poco a poco fue olvidada por todos.

En todo caso, fue una suerte. Porque ya no tenía que sufrir la sucia humillación de ser deshonrada frente a todos. Evelyn le cantaba una canción a su hijo todos los días en su pequeña habitación, esperando con ansias el día en que conocería a su adorable ángel. El tiempo pasó rápidamente y exactamente diez meses después, Evelyn dio a luz a un bebé sano. 

Pero el momento que Evelyn había estado anhelando se hizo añicos. Antes de que pudiera sostener al niño en sus brazos, el Duque de Titán y la Duquesa aparecieron y le quitaron al niño. Evelyn agarró los pantalones del duque y le suplicó que perdonara al niño, pero fue en vano.

—¡Ahora mismo dale de comida a los perros a este niño maloliente!

Tan pronto como la clara voz de la duquesa resonó por toda la habitación, Evelyn se desmayó. Cuando finalmente despertó después de diez días de fiebre alta, su hijo ya no estaba a su lado.

Mi pobre hijo que no pudo amamantar ni una sola vez.

Mi hijo tendrá el corazón destrozado porque nunca recibirá adecuadamente el amor de su madre.

Evelyn aturdida murmuró las mismas palabras una y otra vez.

Una mujer que pierde a su marido se le llama viuda. Un niño que ha perdido a sus padres se le llama huérfano. Un hombre que pierde a su esposa se le llama viudo. Pero no existía ninguna palabra para referirse a una mujer que perdía a un hijo. Esto se debe a que no existía ninguna palabra que se atreva a expresar tanto dolor.

Al final, Evelyn Grace se volvió completamente loca por el dolor de perder a su hijo. El duque no se apiadó de Evelyn, sino que la exilio a una lejana ciudad portuaria, para que viviera en paz como si nada hubiera pasado. Todos en el pueblo chasqueaban la lengua al mirar a Evelyn. Estaban demasiado ocupados señalándola con el dedo, diciendo que no podían tener nada que ver con la tentadora desafortunada.

Como resultado, Evelyn quedó completamente aislada, como si estuviera atrapada en una isla remota. Pero sólo hubo una persona que mostró algún interés en ella.

—Oh Dios. Qué mujer tan lamentable.

Era Ian Roxas, un hermoso hombre de cabello dorado y ojos verdes. Sintió un extraño parentesco con Evelyn cuando la vio por primera vez, porque él también era el hijo ilegítimo de un noble de alto rango. Ian estaba harto de la ciudad portuaria. Cada vez que olía el olor a pescado del agua que flotaba desde todas direcciones, su estómago se le revolvía, sentía náuseas y vomitaba.

La vida ahí era aburrida y nada divertida. Y la bella desconocida que de repente llegó no pudo evitar convertirla en su objeto de interés. Las comisuras de la boca de Ian se curvaron formando una siniestra sonrisa.

Una pobre mujer, llevada al borde del abismo. La madre de Ian siempre había estado llena de autocompasión. Era como si quisiera alardear de lo terrible que fue su desgracia. Continuó contándoles a los clientes que venían al burdel sobre su miserable vida, y los hombres asentían antes de bajar la cabeza a su entrepierna.

Pero para Ian, su madre era sólo una mujer sin corazón que intentó asesinar a su propio hijo. Ian, que nació en la trastienda de un burdel, realmente amaba a su madre, pero ella fue más allá de la autocompasión y cayó en el odio a sí misma, y ​​finalmente estranguló a su hijo mientras dormía.

— Uh, mami... por favor sálvame.

—¿Quieres vivir? Tu madre quiere morir por tu culpa... pero ¿quieres vivir? ¿Cómo te atreves?

—Me equivoqué... Madre, pero yo no... Quiero vivir, vivamos juntos... ¿Si?

Ian no quería morir.

Ian se resistió desesperadamente porque quería vivir. Empujo a su madre con todas sus fuerzas y corrió y corrió sin mirar atrás. Lamentablemente, esa fue la última vez que Ian recuerda haber visto a su madre con vida, ya que fue encontrada ahogada unos días después. Aunque se descubrió que el cráneo de su madre había sufrido un traumatismo severo hasta el punto de agrietarse, finalmente se concluyó que se había suicidado.

Nunca quedó claro si se había quitado la vida o si alguien más la había matado porque a nadie le importaba la muerte miserable de una puta asquerosa. Al ver el cadáver de su madre a lo lejos, Ian se sintió sorprendentemente aliviado. Si no hubiera escapado entonces, pensó que podría haber sido él, y no su madre, quien había sido encontrado ahogado. El niño se consoló diciendo que sería cien veces mejor convertirse en un paria que morir.

Ian, que entonces tenía diez años, era un niño brillante. Entendía completamente la raíz de su apellido, Roxas. Fue directamente con el Conde de Roxas y le dijo el nombre de su madre. En el momento en que el Conde vio el rostro de Ian, se desesperó. Su cabello rubio como el sol y sus ojos verdes como joyas lo hacían parecerse al Conde Roxas.

El Conde Roxas era un hombre de carácter amable y tenía una extrema aversión a que se chismeara sobre él. No quería que el mundo supiera de la existencia de un hijo ilegítimo con una prostituta por lo que le ofreció al niño de diez años una considerable suma de dinero como compensación. Fue fácil desperdiciar el dinero porque fue repentino. Ian aprendió a beber y a salir con mujeres, se entregó a la extravagancia y a apostar en cada oportunidad.

Creció consumiendo opio todos los días. La gente empezó a entusiasmarse con el apuesto joven que tenía mucho dinero para gastar y, naturalmente, la gente se reunía a su alrededor. No tenía nada que temer. Si se quedaba sin dinero, siempre podía recurrir al Conde Roxas, como siempre hacía. Sin embargo el año pasado había surgido un problema.

El Conde murió repentinamente tras una larga enfermedad. Naturalmente, a su hijo ilegítimo no le dejo ninguna herencia. Sin excusa para pagar sus deudas, Ian no tenía adónde acudir, por lo que viajó tan lejos como sus pies le permitieron, hasta que llegó a esta ciudad portuaria. Necesitaba una nueva excusa.

Y la prostituta, que se había vuelto loca por el dolor de perder a su hijo, intuyó que sería una buena excusa. Esa noche, Ian se dirigió al castillo donde vivía la amante del Duque de Titán.

—El trato que se le da a esta perra loca es bastante extravagante.

Ian sonrió mientras entraba al castillo con facilidad. Por pequeño que fuera, era un castillo. Una vieja lámpara de araña colgaba del techo innecesariamente alto. El candelabro se balanceaba como ondas en el agua cada vez que la ligera brisa se filtraba a través de las ventanas. A pesar del deteriorado exterior, el interior estaba bien mantenido y era cómodo.

No había ni una mota de polvo en los muebles de madera pulida, y los candelabros de plata colgados a intervalos regulares en cada pared tenían un brillo lustroso en lugar de estar descoloridos. ¿Esa loca barre y limpia cada rincón de esta casa ella sola? ¿Qué objetos podrían valer dinero? ¿Sería posible quitar toda la lámpara? En el momento en que estaba pensando en eso escucho,

—¿Bebé?

El cuerpo de Ian se puso rígido ante la débil voz que venía detrás de él. Pensó que ya lo habían atrapado, pero era sólo la mujer que había perdido la cabeza. Ian se giró lentamente.

El primer encuentro entre una mujer que nunca había amamantado a su hijo y un hombre que nunca había amamantado a su madre fue bastante fatídico.

Ian miró fijamente el rostro de Evelyn Grace, hipnotizado. Había oído rumores de que era hermosa, pero parecía una belleza de la mitología.

—Bebé, ¿eres tú?

¿Bebé?

Para un hombre de más de veinte años, el término «bebé» era inusual, y era poco probable que Evelyn Grace fuera más de cinco o seis años mayor que Ian, diez como máximo. Frunció su fino ceño mientras se preguntaba si ella lo consideraba su hijo.

—Madre.

Ian llamó a Evelyn su madre con poco entusiasmo. Entonces, para su sorpresa, su sangre empezó a bombear. Todo su cuerpo hormigueaba de excitación, como si estuviera intoxicado por opio y en una alucinación confusa.

—¿Louis? Bebé… ¿eres realmente mi bebé? Antes de que me diera cuenta, ya has crecido así, ¿eh?

Esa mujer se ha ido por completo.

Mis dudas desaparecieron en el momento en que vi los ojos de Evelyn, que parecían mirar con nostalgia el rostro del repentino intruso, pero que de alguna manera estaban extrañamente desenfocados.

—Madre.

Por alguna razón, Ian volvió a llamarla madre. Y luego, una vez más, todo su cuerpo se estremeció de placer. Aunque ya había vivido una vida libertina bajo la influencia del alcohol y el opio durante muchos años, el placer que sentía ahora estaba más allá de su imaginación más salvaje.

—Te extrañé… Madre.

Cuando Ian dijo que la extrañaba, la mujer comenzó a llorar. No pudo evitar llorar sin aliento por lo que lo puso muy triste.

—Bebé... mi querido Louis... esta madre... nunca ha podido amamantarte... ...Eso me hace sentir muy arrepentida.

—¿Lo puedes hacer ahora? me pregunto a qué sabe la leche de mi madre.

Ian se rio de sí mismo aclarándose la garganta. En retrospectiva, nunca había comido la leche de mi madre, porque ella era una prostituta y no le daba pecho a Ian porque no tenía los pechos caídos y siempre presumía de ello delante de su hijo. Qué mujer tan desalmada.

—Bebé… ven aquí. ¿Sí?

Evelyn se quitó el fino camisón como si lo hubiera estado esperando. Entonces sus pechos, demasiado grandes como para sostenerlos con una mano, se revelaron ante los ojos de Ian.

—Oh, mierda.

Ian maldijo. El estímulo visual inmediatamente lo puso duro. Aunque ya había visto el cuerpo desnudo de una mujer innumerables veces, la mujer frente a mí era tan estimulante que mi razón quedó instantáneamente paralizada.

Es una puta loca que agarra a cualquier hombre y le regala sus pechos diciendo —bebé, bebé…

—Es un perro.

Para empezar, el plan de Ian no había sido tan ambicioso: tenía la intención de quedarse en el castillo por un tiempo, tomar lo que pudiera e irse. Pero en el momento en que vio el cuerpo desnudo de Evelyn, inmediatamente cambió sus planes. Quería darle un mordisco a los pezones hinchados en sus grandes pechos.

De repente me pregunté si realmente saldría leche si chupaba esas grandes tetas con suficiente fuerza.

—¿Me gustaría que mi madre viniera a amamantarme?

—Bebé.....Bebé...

Evelyn se acercó lentamente a él antes de que Ian pudiera terminar la frase. Agarró sus pechos, que habían caído debido a la gravedad, y con valentía se los ofreció al hombre que creía que era su hijo.

—Es un espectáculo.

Ian bajó la cabeza y la enterró entre los pechos de la mujer sin dudarlo. El dulce aroma del cuerpo de la loca era embriagador. La lengua caliente de Ian lamió con avidez el esternón de la mujer y luego lamió su pezón. Como un niño que se aferra desesperadamente al pecho de su madre, Ian lo succiono descaradamente.

Cabrío su pecho con saliva y con la otra mano, presiono repetidamente la piel del pezón con la uña y luego lo soltó. La boca de Ian sabía a dulzura, como si realmente estuviera saliendo leche. Completamente perdido, succiono y mordió el pezón de Evelyn aún más sin piedad. Rodando su lengua alrededor del pezón como si fuera un caramelo y luego deteniéndose en la punta para mordisquearlo. Entonces Evelyn gritó de dolor.

—Uf, ah, duele…

—Es que tengo hambre porque no me amamantaste desde un principio.

—¡Uf, ah! Oh, lo siente mamá... Louis...

—Si lo sientes, quédate quieta, mamá. ¿Me entiendes?

La tez de Evelyn se puso blanca cuando Ian maldijo. Ella asintió desesperadamente e Ian jadeó mientras la recostaba sobre la suave alfombra de terciopelo. Luego, a toda prisa, le quito toda la ropa restante. Su cuerpo desnudo, de un blanco puro, tendido sobre la alfombra carmesí, era demasiado tentador.

—Bebé, bebé...

Evelin pareció haber sentido que algo andaba mal sólo entonces y comenzó a sacudir su cuerpo. Estiró sus delgadas manos y empujó débilmente los firmes pectorales del pecho de Ian, Ian ignoró el lindo toque. Finalmente, después de quitarle la fina tela blanca que cubría sus partes íntimas, Ian abrió las piernas de la mujer a la que llamaba su madre. Evelyn derramo jugo por la excitación, se preguntaba si una mujer que amamanta a su hijo podía ser tan lasciva.

—Qué madre más lujuriosa. Deseas a tu hijo.

Bajó la mano y acaricio su abultado clítoris, Evelyn dejó escapar un gemido coqueto mientras tocaba el lugar resbaladizo y dibujaba suavemente un círculo con la palma.

—Caliente, mmmmm... Bebé... Louis...

—Voy a hacerte sentir bien, mamá.

—Sí, eso es extraño.

—No es extraño. Tu hijo está siendo filial.

Los largos y blancos dedos de Ian estaban resbaladizos con sus jugos. Ian hundió su dedo índice directamente en su abertura. La fuerza de la pared interior apretando alrededor de mi dedo era increíble. La idea de meter mi polla en este estrecho y húmedo lugar hizo que mi erección se tensara aún más.

Ian metió otro dedo en su vagina. Evelyn meneó las caderas, incapaz de controlarse ante el placer que inundaba su cuerpo. Con cada embestida de los dedos de Ian en sus paredes internas, se derramaba su jugo.

—Ah, uhm…. Louis… Bebé, no hagas eso… ¡Je, ah ah ang!

Evelyn, que sacudía sus muslos abiertos, pronto empezó a derramar jugo a borbotones. Empapando la lujosa alfombra. Evelyn simplemente miró a Ian, jadeando, sin darse cuenta de que se había corrido. Y no paro de decir,

—Bebé... mi pobre bebé... mi pobre hijo...

—Oh, joder.

¿Quién siente pena por quién?

Ian estaba estupefacto. ¿Cómo podía sentir lástima por él, cuando no tenía idea de que estaba siendo violada mientras creía que era su hijo? Al mismo tiempo, sintió una extraña, casi ridícula punzada de culpa. De repente se sintió mal y se levantó, dejando a Evelyn en el suelo. Se preguntó qué diablos estaba haciendo, tratando de encontrar una excusa para conseguir dinero.

Después de limpiar bruscamente el jugo de amor de la mujer de sus dedos en sus pantalones, Ian se alejó sin mirar atrás.

—¡Lou, Louis, bebé!

Evelyn gritó mientras Ian huía. Ella se puso en cuatro, y gateó como un perro aferrándose a la pierna de Ian.

—Bebé. Mami está equivocada. Por favor no te vayas, ¿de acuerdo? Anda vuelve.

De repente, una lágrima rodó por el bonito rostro de Evelyn. Ian miró fijamente el rostro lloroso de la mujer.

—Me equivoqué. Bebé... ¿Eh?

Fue extraño. La culpa que sintió hace apenas unos minutos había desaparecido. Por el contrario, la declaración de Evelyn justificó la culpabilidad de Ian.

—¿No debería irme?

Evelyn asintió desesperadamente. Agarrando con fuerza los pantalones de Ian.

—¿Le gustó a mi madre?

—Uf, Joe, estuvo bien. Realmente me gustó… solo… estoy feliz de estar contigo, Louis…

—Bueno, ¿quieres más?

Claramente, no entendía muy bien lo que Ian quería decir, pero Evelyn volvió a asentir vigorosamente. Los labios de Ian se curvaron en una sonrisa de satisfacción.

—Sólo hago esto porque mi madre quiere que lo haga, ¿de acuerdo?

—Está bien... Ven aquí, cariño.

Una tremenda oleada de excitación recorrió su cuerpo como si hubiera tomado opio. Ian levantó a Evelyn en un rápido abrazo y la sentó velozmente en la amplia mesa de noche, separó sus piernas y ágilmente se desabrochó los pantalones. Su ya dura erección rebotó. Evelyn abrió los ojos llorosos y miró fijamente el pene de Ian con asombro.

—¿Por qué? ¿Te sorprende que la polla de tu hijo sea tan grande?

—bebé...

Movió los dedos contra la abertura de Evelyn, luego agarró sus muslos y los separó. Del obsceno agujero todavía escurría jugo de amor. Ian empujó el glande dentro de la abertura como si tuviera un ataque. El estrecho interior era más de lo que había imaginado. Aunque ya estaba empapado, Ian fruncía el ceño debido al fuerte poder de succión, sentia como si fuera a cortárselo.

—Ja, estás loca, Madre.

Nunca me había sentido tan extasiado en toda mi vida. Se me ocurrió que esta mujer era más adictiva que el opio. Pronto, con un obsceno chasquido, mi pene comenzó a corresponder. El interior de la mujer se sentía tan apretado que apenas podía meterme dentro de ella. Se inclinó hacia atrás lo más que pudo y la embistió sin ningún cuidado, y finalmente empezó a ser más fácil penetrarla. De repente, apareció una gruesa vena en la frente de Ian.

—¡Ay! ¡Ay, ay, cariño!

—Ja, es tan jodidamente apretado. Me está volviendo loco.

—Bebé, ah... ¡Louis!

Un profundo gemido broto de entre los labios de Ian. A medida que pasó el tiempo, sus embestidas aumentaron en intensidad y los gemidos de Evelyn aumentaron de tono. La mesa de noche en la que descansaba Evelyn comenzó a temblar violentamente con cada embestida contra su coño. Ian sonrió siniestramente mientras chupaba los pechos de Evelyn, que rebotaban alegremente.

Gotas de sudor corrían por la frente de Ian y goteaban sobre los abultados pechos de Evelyn. Evelyn cerró los ojos con fuerza cada vez que el abrazador pene penetraba profundamente hasta el cuello uterino, casi aplastando las pelotas contra su vagina. Era como si reconociera que esta actividad sexual con su hijo era inmoral.

¿No creo que una loca tenga tal sentido de la moralidad? Ian intentó racionalizar y aumento la fuerza de las embestidas.

—Madre, abre los ojos.

—Aang, eh... ¡Duro!

Ian ordenó, gimiendo como una bestia.

—Vaya, madre, está bien, me diste a luz con este lindo coñito, así que solo estoy volviendo a entrar, así que abre los ojos.

—¡Argh!

¡Disco! Evelyn se aferró a su esbelta cintura mientras Ian hundía su pene hasta la raíz. Sólo entonces Evelyn, incapaz de controlar su excitación, abrió los ojos y sollozó. Lágrimas calientes brotaron una vez más de sus brillantes ojos azules.

—Caliente, eh…. Bebé… ¡Mama, eh! Lo siente mucho... Lamento mucho no haber podido protegerte... ¡Ja!

—Bueno, si lo sientes tanto, deberías ser buena con tu hijo, madre, así que deja de quejarte y muévete.

—¡Mmm! ¡Mmm!

Evelyn respondió fielmente a las palabras de su hijo. Ella comenzó a mover las caderas vigorosamente. Verla fue tan placentero que Ian la besó con la respiración entrecortada. Él mordió y chupó sus labios redondos y carnosos, hundiendo su polla aún más profundamente dentro de ella.

¡Puk puk!

Su lengua caliente recorrió el paladar y los dientes de Evelyn. Evelyn instintivamente rodeó el cuello de Ian con sus brazos mientras su saliva mezclada fluía por su garganta.

—¡Mmm!

A medida que el pene de Ian penetraba profundamente dentro de ella con más avidez, los sollozos de Evelyn gradualmente se hicieron más fuertes. Fue agradable escuchar sus gemidos e Ian identificó astutamente el punto donde sus gemidos se hacían más fuertes.

—Mmmm. Mi hijo. Mi hijo. Hmph, eso es suficiente.

—Ah, madre. Mi hermosa madre.

—Duro. Por favor, esto es raro. ¡Aang!

Se concentraron en sus acciones, llamándose madre e hijo, de manera tan obscena que uno se preguntaba si alguien se atrevería a mirarlos y llamarlos madre e hijo.

—No sabía que mi madre era tan deliciosa. 

¡Puck, puck! El pene de Ian atravesaba las paredes interiores, entrando y saliendo con tenacidad. Evelyn también debía haber alcanzado el clímax, porque movía las caderas con más impulso, llamándolo repetidamente su hijo.

—Hoo, mamá. Me voy a correr dentro de ti.

—¡Eh, sí, eh!

—Hagamos un hermanito, madre.

—¡Uf, eh! ¡Ah…!

Preguntó Ian, como pidiendo permiso, pero en verdad, no le importaban los deseos de Evelyn. El interior de su madre era cálido y acogedor. Era un placer que no se atrevía a comparar con el alcohol, las mujeres, el juego o el opio. La parte interna de los muslos de Evelin se sacudió. En ese instante, un chorro de agua parecida a orina se escapó de ella e Ian comenzó a jadear como un perro.

—¡Puaj!

Chirriar, chirriar. Un largo chorro de semen brotó de la punta de la uretra. El vientre plano de Evelyn se llenó hasta hincharse y la mujer se quedó sin aliento.

—Ah, madre.

Ian sonrió siniestramente, perdido en sus pensamientos. La deseaba, tenía una nueva excusa para quedarse con Evelyn Grace para siempre. No quería soltar a la mujer que le brindaba un placer tan fantástico. Tumbada en el suelo, Evelyn parecía una muñeca desconcertada. Sus ojos azules estaban tan vacíos que no sabía lo que estaba pensando. Pero incluso en este estado, ella era hermosa para Ian.

Aunque había eyaculado una vez, la polla de Ian todavía estaba dura. Frotando su pene sobre su suave vientre, Ian sacudió el resto y besó brevemente la frente de Evelyn.

—Madre.

Ante la llamada de Ian, Evelyn dijo débilmente: —Bebé, bebé...— Su mirada todavía estaba desenfocada. Probablemente no sepa lo que ha hecho. Todavía sosteniéndola en sus brazos, Ian susurró.

—A partir de hoy seré tu hijo.

—Mi bebé... Mi hijo...

Esta noche Evelyn Grace tuvo un hijo e Ian Roxus tuvo una madre.

***

Pasó un mes. Ian visitaba a Evelyn todos los días, codiciándola. Ian se había obsesionado tanto con Evelyn que ya no sentía ninguna culpa hacia ella.

—Ja... Mama, es tan dulce.

—00...

También se volvió natural llamar a Evelyn, mamá. No sentí esta textura en absoluto. Incluso pensé en ella como si en realidad fuera mi madre. Los besos que compartí con mi madre fueron increíblemente dulces. Después de chupar su labio inferior por un rato, enterré mi rostro en su elegante escote. Entonces su linda madre se estremeció. Ahora estaba acostumbrada a este comportamiento, pero era muy ingenua.

—Madre, por favor amamántame.

Solo en esos momentos, Evelyn se volvía audaz. Ella abría su escote sacando sus pechos con alegre abandono mientras amamantaba a su único hijo. Ian agarro hambriento su pecho y lo chupo vigorosamente. Evelyn gemía mientras él chupaba su pezón hasta dejarlo blando.

—Bebé... a Mami le duele.

—Espera. ¿Estás planeando matar de hambre a tu hijo?

—No, no… lo siento Louis…

—Por favor, dime Ian en lugar de Louis, mamá.

—¿Ian?

—Vamos. Llámame Ian.

—...Ian.

—Esto realmente me vuelve loco.

Cuando Evelyn me llamó Ian, sentí que me iba a venir. Velozmente colocó una almohada debajo de la cintura de Evelyn y le abrió las piernas, revelando su coño rosado.

—Voy a hacerte sentir bien, mamá.

Ian enterró su nariz en la ingle de Evelyn y abrió sus labios mayores. Cuando estire la lengua lamí el punto blando, mientras fluía una gran cantidad de jugo pegajoso. La garanta de Ian tembló mucho mientras lo bebía. Así que esto es lo que beben los dioses, pensó.

—¡Awww, mmm…!

—Mi hermosa madre. Tu leche materna es tan dulce, e incluso el jugo de tu coño es dulce.

—¡Puaj! ¡Awww, no hagas eso, jeje!

—Mientes. Se siente bien.

Mi madre se sentía particularmente avergonzada ante las caricias con mi boca. Todavía era así ahora. Su cara se sonrojaba y le rogaba que no lo hiciera.

—Mamá. ¿Te gusta cuando tu hijo te chupa el coño? Joder, estás tan mojada.

—Je, je... Louis... No puedes usarlo si dices cosas malas...

—Ian, no Louis.

—Ugh... Ian... Mi bebé.

Antes de que se diera cuenta, el pene de Ian estaba tocando el coño de Evelyn. Cuando el pene, que se había vuelto resbaladizo con los jugos de su coño, tocó el clítoris de Evelyn, ella se corrió de inmediato.

—¡Aang!

Ian no pudo contener su emoción. Le dio una palmada en las nalgas a su madre y siguió embistiendo. Puk puk puk En este lugar desolado, donde sólo estaban madre e hijo, se escuchaban continuamente sonidos lujuriosos.

—Uy, uh. Ah… ¡Aaah!

La vista de Evelyn se puso borrosa gradualmente por la emoción. Sus ojos eran tan fascinantes que parecía una bruja lujuriosa que hechizaba a los hombres. Cuanto más abrazaba Ian a su madre, más impotente se sentía enamorado de ella.

—Ja. ¿Cómo puedes madre tener el coño tan apretado después de dar a luz a un hijo?

—¡Mmm, mmm!

Apretando con fuerza sus redondas nalgas, embistió su apretada vagina con emoción. Evelyn gimió con una expresión traviesa en su rostro. Su hinchado pene apuñalaba implacablemente las sensibles paredes internas.

—Aang, sí, ¡ah!

La vagina de su madre, se contrajo y relajó repetidamente, dándole a Ian un inmenso placer cada vez. Apretaba cuando la polla de Ian se desliza hacia afuera, luego se aflojaba cuando su polla se desliza hacia adentro. Cuando salía, volvió a entrar con más fuerza. Ian levantó la cintura de Evelyn mientras agarraba sus pechos. El suave sonido de la fricción se hizo cada vez más rápido.

—¡Haaang, aang, ah, ah, ah, ah!

A medida que los gemidos de Evelyn se volvían más agudos, la respiración de Ian también se volvía más áspera, como la de un animal. Evelyn, que había llegado al clímax primero, por instinto envolvió sus piernas con fuerza alrededor de la cintura de Ian. Ian, que no desaprovechó el momento, siguió fallándola sin parar. Su forma de hacer el amor se volvió tan salvaje que Evelyn comenzó a preocuparse de que la cama pudiera romperse.

Pfft, pfft, Ian empujaba cada vez más rápido, y Evelyn finalmente no pudo aguantar más, sus ojos se pusieron en blanco y se corrió. Al mismo tiempo, Ian también gimió suavemente y termino dentro de ella.

—Jaa...

—Hmph, bebé, bebé...

Incluso después de que terminó de eyacular, Ian permaneció dentro de ella del mismo tamaño y duro. Evelyn le rodeó el cuello con los brazos y le susurró al odio. Susurro como una bruja.

—Te amo, Ian.

—...!

—¿Y tú?

Ian no pudo responder, por alguna razón, porque los ojos de su madre, que habían estado desenfocados en cada momento, ahora estaban claramente enfocados en él. Los ojos de Evelyn estaban enfocados en él, casi hasta el punto en que se preguntó si había recuperado el sentido.

—Dime, Ian. ¿Amas a tu madre?

Sin embargo, en el momento en que vio el rostro brillante y sonriente de Evelyn, sus dudas desaparecieron de inmediato. No había manera de que una mujer que había sido violada por su hijo pudiera sonreír tan inocentemente. Entonces sí, la loca lo había confundido. Ian respondió mirando a su madre con cariño.

—Estoy dispuesto a ser tu hijo por el resto de mi vida.

Le hice esa promesa.

—Te amo, mamá.

Extra.

[A mi amada Evelyn,

Te extraño tanto que hoy me costó mucho dormir nuevamente. Me pregunto si estás pensando en mí también.

¿Por qué tú, desalmada, nunca apareces en mis sueños?

Oh, por supuesto, no te culpo, así que no me malinterpretes.

Nuestro encantador hijo Louis crece cada día.

Es tan difícil criar al niño evitando la mirada de mi esposa, pero ten paciencia.

Definitivamente criaré a este niño para que sea el heredero del Duque de Titán.

Iré a buscarte cuando la vigilancia de mi esposa haya disminuido.

Hay un hombre que solo te espera con mucho cariño]

Evelin leyó la carta con rostro inexpresivo. Al pie de la carta, la firma del Duque de Titán estaba escrita con letra elegante.

—Estúpido.

Murmuro una maldición en voz baja, Evelyn rápidamente quemó la carta con una vela. El mero pensamiento del Duque de Titán ahora le revolvía el estómago.

—Solo eres un asqueroso pervertido.

El hijo de Evelyn Grace estaba vivo y bien. Esto se debía a que el Duque de Titán había planeado de antemano llevárselo y mantenerlo lejos de vista de la celosa duquesa. Contrariamente a los viciosos rumores, el duque estaba enamorado de la bella Evelyn Grace y la amaba muchísimo. Si no fuera por sus pervertidas preferencias sexuales, ella podría haberlo considerado un anciano bastante dulce.

¡Evelyn, por favor! Confía en mí. Voy a divorciarme de mi esposa, así que ve a Coperni por un tiempo. ¿Si?

Cuando ella le dijo que estaba embarazada, el Duque de Titán agarró la mano de Evelyn y le suplico. No importa cuán descaradamente engañara el duque a su esposa, tener un hijo ilegítimo era un problema preocupante. El Duque de Titán decidió exiliar a Evelyn lejos como medida temporal. Por supuesto, el Duque de Titán también difundió los extraños rumores de que Evelyn se había vuelto loca después de perder a su hijo.

Esto fue para evitar que otros hombres se dieran cuenta de su hermosa apariencia. De hecho, a Evelyn le resultaba más fácil fingir que estaba loca y quería alejarse del ajetreo del duque y vivir en paz en este pueblo tranquilo y apartado. Pero la vida en el tranquilo pueblo se volvió cada vez más aburrida.

Justo cuando pensaba que el tiempo pasaba demasiado lento, un apuesto extraño llegó al castillo. Un hombre verdaderamente joven y hermoso. No era otro que Ian Roxas.  Evelyn tarareó y se aplicó su lápiz labial rojo brillante.

En verdad, Evelyn esperaba que el Duque de Titán nunca volviera a visitarla y tampoco quería volver a ver al hijo del viejo pervertido. Puede parecer cruel, pero Evelyn no tenía sentimientos maternales. ¿Quién dijo que la maternidad era un privilegio de la mujer? ¿Cómo podía sentir afecto por el niño cuando ni siquiera recordaba su rostro?

Ah, pero pensé que mi nuevo hijo, Ian Roxas, podría ser una excepción.

—Es casi la hora de que venga mi hijo.

Evelyn sonrió alegremente mientras se miraba en el espejo.

Fin.

Y como les quedo el ojo con la mosquita muerta, como dicen hay que temer de las puritanas. Y colorín colorado otra novelita perturbadora he terminado.




 

 


 

 



Comentarios