—Sí.
Marilyn
abrió los ojos. La despertó el toque juguetón de Xavier a su lado.
—Oh, no
quiero...
—¿No te
gusta?
—Todavía
tengo sueño...
—Pero
escucha el coño de Mariel, está empapado y listo para mí.
Marilyn
negó con la cabeza.
—No.
—Ay, ¿estás
negando porque no puedes verlo?
—Ajá… Oh,
para…
—Bueno,
como no me crees, tendré que mostrártelo.
—¡Ah....!
Levantó a
Marilyn en un rápido abrazo. Se acercó a un espejo de cuerpo entero y la sentó
frente a el con las piernas abiertas.
—Oh,
no...
—Mira,
Mariel. Tu capullo está chorreando.
—Oh mí.
Subió la
falda del camisón de Marilyn y le abrió las piernas. Su parte vergonzosa se
reflejaba claramente en el espejo entre sus piernas abiertas. Marilyn se
sonrojó. Tal como dijo, agua clara fluía de su capullo hasta mojar sus nalgas.
En contraste con su vergüenza, la expresión de Xavier en el espejo parecía
alegre.
—Hay
marcas mías por todas partes, ¿Puedes verlo?
—Mmm.
Marilyn
siguió su rastro entre sus piernas con la visión nublada. Realmente podía ver sus
marcas rojizas, incluso cerca de su lugar secreto.
—Ah...
—Wow, eso
es un montón de agua fluyendo de tu capullo, ¿esto te estimulo?
—Ugh,
incluso ese lugar…
—Quería
cubrir todo tu cuerpo con mis marcas. Eres mi esposa.
Marilyn
bajó la cabeza y murmuró.
—Sera
vergonzoso cuando nana las vea...
—No importa
la niñera. Mariel es su ama.
Deslizó
su mano entre las piernas de Marilyn nuevamente y frotó su palma sobre los
pétalos húmedos.
—Ah, mmm.
Marilyn
se retorció ante la sensación de cosquilleo de su palma rozando su capullo.
—Puedes
sentir como tus pétalos rozan mi palma empapándola de agua.
—Oooh...
—Mira, el
agua de tu capullo resbaladizo, es tan viscosa.
Marilyn
se estremeció en sus firmes brazos.
—Ahora
por favor...
Xavier se
rio y estaba a punto de deslizar sus gruesos dedos dentro de sus pétalos cuando
escuchó una voz afuera que lo llamaba.
—Oh, no.
Olvidé por un momento que tenía trabajo que hacer esta mañana.
Cerró sus
piernas con pesar. Marilyn se esforzó en frotar sus piernas por el calor que
sentía en su entrepierna, incapaz de llegar al clímax. Xavier se inclinó y besó
su frente húmeda.
—Ya vuelvo, señora.
—Mmmmm...
—Oh, y
tengo un bonito regalo para ti.
—...¿eh?
Lo que
sacó del cajón de la mesita de noche fue un trozo de cuerda de forma extraña.
Había varias perlas en el medio de la cuerda en forma de T, y parecía que
estaban metidas en alguna parte.
—Ahora,
así...
—¿Eh?
Sonrió
mientras se lo ponía con las perlas sobre su pubis sujetándolo alrededor de su
cintura y sonrió mientras metía las perlas entre su entrepierna. Marilyn entró
en pánico y trató de desenredarlo, pero él la detuvo.
—Tira así
y frota las cuentas, ahí.
—Eh. ¡Ah,
no...!
La parte
con muchas perlas froto contra el pistilo y los pétalos.
—¿No te
gusta? ¿En serio? Sé que te sientes un poco estafada, así que lo preparé para
que puedas disfrutarlo como pasatiempo cuando no tengo suficiente tiempo.
Marilyn
se estremeció.
—Es una
pena, pensé que te gustaría mi regalo.
—Pobre de
mí...
Aun así,
continuó estimulando sus pétalos con las perlas.
—Hah, las
perlas se están volviendo eróticas.
—Oh por
favor...
—¿Y ahora
qué debo hacer?
Xavier se
rio con voz ronca. Marilyn bajó una mano temblorosa y agarró el hilo con las
perlas, tirando de él hacia arriba y hacia abajo, frotando el pistilo.
—Aang...
Se sentía
bien, al principio, era un poco desconocido y aterrador, pero una vez que
aprendí a usarlo, sentí menos repulsión.
Xavier la
miró cariñosamente y susurró.
—Negocios
o no, quiero abrazarte ahora mismo, Mariel…
—Yo, yo.
—Pero es
importante, así que tendré que dejarte por un tiempo. Por favor, sé que no
puede compararse conmigo, pero disfrútalo por un tiempo.
Marilyn
ya estaba de un humor libidinoso; incluso cuando él se vistió y salió de la
habitación, ella no dejó de mover las cuentas. Cerró las piernas y se dejó caer
sobre la cama y movió su cuerpo para una estimulación más intensa.
—Aaang...
Marilyn
se aferró al estímulo primario, su tentación era demasiado dulce para resistirse.
Nunca antes había estado tan cachonda sola, pero su cuerpo se movió por sí
solo.
—Aaahhh,
Saviel...
Sus jugos
empapaban entre sus piernas. Ella ya estaba aquí, lista para Xavier, pero él no
estaba allí.
Marilyn
comenzó a sollozar.
—Oh
vamos...
Lo necesitaba
para llenar mi interior.
—¡Haa...!
Marilyn
corcoveaba más y más fuerte en su necesidad incesante. Las cuentas nacaradas se
frotaron contra su clítoris implacablemente. La cama se estremeció con sus
movimientos salvajes.
Enterrando
la cara en la colcha, Marilyn se tragó un gemido. Espero que vuelva pronto.
Xavier se
dio cuenta de que tenía más trabajo acumulado en su oficina de lo que había
previsto y que había perdido la noción del tiempo mientras se ocupaba de eso.
Rápidamente, se dirigió a su habitación.
—Señora...
No había
señales de Marilyn, quien esperaba que estuviera en la habitación. Sin pensar
en su ausencia, deambuló por el castillo con una mirada de sorpresa en su
rostro.
—¡Marilyn!
Todo el
personal del castillo se movilizó para encontrarla. Fue entonces cuando la
encontraron deambulando por el pasillo. Xavier corrió hacia ella. Todavía
estaba en camisón, y cuando lo vio, lloró.
Los sirvientes
se dieron cuenta de que Marilyn estaba en camisón y se alejaron.
—Sa,
Saviel...
—Ja, a
dónde vas vestida así, estaba preocupado.
—Ugh. Pa,
para encontrarte...
Las
mejillas de Marilyn todavía estaban sonrojadas por la emoción.
—Te
necesito, pero no estás aquí...
Marilyn
se levantó la falda. Estaba mojada por el agua de su capullo que goteaba entre
sus delgadas piernas.
—Te
necesito pero no venias...
—Ah.
Xavier
sintió que sus músculos que habían estado tensos por la preocupación se
relajaron en un instante al escuchar su voz sollozante diciendo que lo buscaba.
Él la abrazó.
—Aaah.
Las
perlas todavía estaban atrapadas entre sus piernas tocando su clítoris, y
Marilyn se estremeció y se aferró a su cuello.
—Saviel,
ahora por favor...
Cada vez
que se movía, las perlas continuaban estimulándola y Marilyn no pudo soportarlo
más.
—Abrázame
por favor… Aah....
Finalmente
le dio la vuelta y la obligó a agarrarse a la columna.
—Supongo
que no estaba pensando con claridad, la próxima vez haremos esto juntos.
Dijo
detrás de ella, pero Marilyn no podía escucharlo. Marilyn gimió suavemente
mientras apoyaba los brazos en la columna y echaba la cabeza hacia atrás. Su
espalda estaba curvada como un arco, y aunque solo la sostenía de sus nalgas,
estaba emocionada. En su mano sostenía el cordón con cuentas.
—Oh, ya
no me gusta eso.
—¿De
verdad?
—¡Uf,
ahhh...!
Mientras
estimulaba su clítoris con las perlas, mi otra mano invadió su interior
empapado. El chirrido fue claramente audible.
—Esto es
mucho, alguien pensaría que estoy siendo grosero.
—Bueno,
no es así…
—No.
Cuando haces ruidos tan eróticos, ¿quién pensaría que estás siendo grosero?
Dos dedos
extendieron y palparon sus paredes internas. Marilyn sollozó ante el
escalofriante placer y sus piernas se aflojaron. Xavier la agarró y tiró de
ella para que volviera a su posición. Marilyn entró en pánico y agarró la
columna.
—Todo tu
cuerpo debe haberse vuelto sensible.
Moviendo
su mano a su pecho, tomó su pezón erecto entre sus dedos, lo pellizcó y lo
retorció susurrando al oído de Marilyn
que temblaba.
—Linda.
—Saviel...
Marilyn
se volvió y se acercó a su cara.
—Ahora
por favor...
Xavier le
tomó la mano y se la llevó a los labios.
Lamio y
chupo sus delgados dedos, y Xavier le dirigió una mirada lasciva.
—Ya que
hiciste a tu esposa así, tienes que cumplir con tus responsabilidades.
Marilyn
esperaba que él finalmente satisficiera sus deseos.
—Aaaaaah.
Levantó
una de sus piernas para abrir su abertura y comenzó a llenarla. Marilyn dejó
escapar un grito de placer y echó la cabeza hacia atrás. Entró, llenándola por
completo.
—Haa...
Pareces estar feliz de aceptarlo.
Xavier no
dejó de mover la cadera mientras observaba cómo su pene era succionado
profundamente en cada embestida. Xavier y Marilyn estaban apasionadamente
enredados el uno con el otro. El placer se elevó desde el fondo sin piedad.
Ella apenas se aferraba a la columna hasta que le recorrió un escalofrío y se
derrumbó, indefensa.
Mientras
ella caía, él también se inclinó. Un calor abrasador calentó el aire a su
alrededor. Marilyn se volvió y cayó en sus brazos. Xavier la sostuvo
obedientemente en sus brazos y contuvo el aliento. Se sintió aliviada por las
suaves caricias de sus cálidos brazos. Xavier susurró mientras consolaba a la
chica.
—Has
pasado por mucho—, susurró Xavier contra su cuerpo tembloroso.
—Esto debe
haber sido muy duro para ti.
—Parece
que solo satisfice mi propia codicia. Cuanto más te miro, más te deseo,
Mariel...
—Ahh..—
se lamentó Xavier. Su deseo por ella se hacía cada vez más fuerte.
—Fui yo
quien te hizo así, pero a pesar de que te hice así… te sigo haciendo a mi
manera…
Tal vez
era porque la había deseado toda su vida, pero incluso con ella tan cerca,
Xavier todavía deseaba más. Morder, chupar y lamer no era suficiente.
Él besó
su mejilla.
—No
quiero que te rompas, así que...
Mirando a
Marilyn, que se quedó dormida, Xavier frunció el ceño, recordando el momento cuando
ella se rompió.
Olivia
estaba resentida con Xavier por traicionarla. Por supuesto, no carecía de
sentimientos oscuros, pero estaba enojada por su arrogancia al desecharla a
pesar de que lo había cuidado tanto física como mentalmente, como si hubiera
tirado un juguete y juzgarla como si pudiera ver a través de ella apoyándose de
su madre biológica.
Olivia,
que había estado durmiendo mal, en silencio en sus aposentos y saltándose
comidas, rápidamente perdió peso y se puso demacrada. Sus hermosas mejillas y
sus hermosos ojos no se veían por ninguna parte.
Fue como
perder a su hijo otra vez. No, era peor que la pérdida de su hijo, y la ira se
acumulaba en su interior. Era como un volcán activo que podía entrar en
erupción en cualquier momento.
—En lugar
de mi hijo. Sí, en lugar de mi hijo...
Si no
quieres reemplazarlo, no tengo más remedio que abandonarte. Olivia sonrió
maliciosamente mientras miraba el frasco negro de medicina en su mano. Su
reflejo en la botella negra era casi diabólico, pero a Olivia ya no le
importaba su espantosa apariencia. Marilyn miro a Olivia sintiendo ansiedad, a
través de la rendija de la puerta del dormitorio.
Podía
sentir que cada vez tenía más miedo. Xavier estaba en peligro. Pero Marilyn
vaciló.
Se
compadeció de Olivia por su grave estado. Había perdido a su hijo y había sido
abandonada por Xavier. No fue fácil porque si la dejaba estaría realmente sola.
Marilyn
había salido en silencio de la residencia de Olivia, a punto de subirse al
carruaje con una expresión sombría alguien la llamo.
—Marilyn.
Xavier
finalmente la había encontrado hoy después de escuchar que solo pasaría por la
residencia de Olivia y no lo vería.
—¿Por qué
te vas hoy sin verme?
Era
extraño que la chica que había venido todos los días hasta el punto del
aburrimiento no viniera.
—Y usted
Alteza no ha visitado a mi tía Olivia aunque esté enferma.
Estaba
decepcionada con Xavier sin ninguna razón. Si tan solo la hubiera visitado una
vez, Olivia no estaría actuando cada vez más extraño.
—Hubo...
circunstancias. ¿Es por eso que Olivia no te envió conmigo?
—No
realmente, mi tía está muy enferma y la he estado cuidando durante un tiempo. No
pude visitarte porque pensé que sería de mala educación visitarte en mi estado
de cansancio.
Xavier se
sintió aliviado al escuchar eso. La pobre tez de Marilyn pareció convencerlo.
—¿Está
tan enferma que tu tez no se ve bien? La visitaré de una vez...
—¡No!
Marilyn
recobró el sentido ante sus palabras. Si la veía ahora, estaba claro que Olivia
lo vería como una oportunidad. No sabía qué era el frasco de medicina que
sostenía, pero sabía que era algo malo. Era algo que podía poner en peligro a
Xavier.
—Ha
estado muy enferma, su rostro ha quedado muy dañado, y no quiere mostrarle su
rostro a nadie más que a mí. Cuando llegue el momento, puedes venir.
—¿De
verdad?
Le
pareció extraño que ella se hubiera enfadado con él por no haberla visitado
antes y ahora le estaba diciendo que no tenía por qué venir. Marilyn hizo una
mueca por la forma en que él la miraba con ojos nublados y rápidamente cambió
de tema.
—Ah,
escuché que las rosas están en plena floración en el jardín, así que quiero ir
allí. ¿Le gustaría ir conmigo, Su Alteza?
—…Bueno.
Su prisa
por querer irse era un poco extraña, pero el hecho de que estuviera dispuesta a
ir al jardin con él en lugar de regresar
a su casa hizo que Xavier se sintiera un poco mejor. Marilyn pensó que de alguna
manera se había vuelto más maduro en su ausencia.
—Uh, Su
Alteza. Ahora que lo pienso, ¡parece más alto!
Marilyn,
como Xavier, parecía pensar que algo había cambiado en él, y el comentario lo
hizo sentir innecesariamente avergonzado. Todavía era más bajo que ella pero Marilyn
es cuatro años mayor que él, por lo que aún era un poco más alta.
El
comentario de la niñera de que eventualmente sería más alto que Marilyn lo
molestó al principio, pero Xavier no podía esperar para ser más alto que ella.
—Por
supuesto, tengo que crecer. Solo espera y verás, creceré y seré mucho más alto
que tú.
Marilyn
dejó escapar una pequeña risa.
—¿Acabas
de reírte de mis palabras?
—¿Qué?
No, por supuesto que no, Su Alteza.
—¿No es
así? ¿Te reíste?
Marilyn
retrocedió un poco.
—¿Por qué
sigues alejándote de mí?
—Caramba,
tal vez es por su estado de ánimo..
Xavier
tiró de Marilyn, que seguía mirando detrás de él como si buscara un lugar por
donde escapar.
—¡Ah!
—Quiero
decir...
La chica
frente a Xavier era muy extraña. Se sentía extrañamente molesto cuando
estábamos juntos, y cuando estaba fuera de su vista, se preocupaba al no verla.
No importa cuán alta fuera, Marilyn era al menos una cabeza más alta que él, lo
que la obligaba a inclinarse un poco. Incapaz de alejar a Xavier que la estaba
abrazando y mirando, Marilyn se veía un poco incómoda y esperó a que la
soltara.
—¿Estás
incómoda, entonces...?
—¡Guau!
Marilyn
gritó por la sorpresa cuando su cuerpo se dobló justo cuando sintió que se
aplicaba una fuerza tremenda en el interior de su rodilla.
Ella
pensó que Xavier iba a atraparla mientras caía al suelo, pero no lo hizo. En
lugar del duro suelo, cayó en un lugar donde las flores estaban en plena
floración, los pétalos blancos se esparcieron cuando ella cayó sobre ellos. Por
un momento, me distrajeron los pétalos que se esparcían en el cielo azul, pero
luego Xavier estaba encima de mí.
—Esto no
es incómodo, ¿verdad?
—¡Yo, Su
Alteza...!
Marilyn
se retorció, incapaz de apartar a Xavier de ella, que la miraba con una sonrisa
traviesa.
—Por
favor, apártese…
Mirándola,
sonrojándose profusamente, Xavier estaba en conflicto. Me importaba mucho.
Desde la primera vez que nos conocimos.
Es
como...
—Como una
espina en mi mano.
—...¿qué?
—¿Por qué
me siento así?
Cada vez
que te veo, me siento malhumorado. Se tragó las palabras en su garganta y
levantó la mano. Marilyn se quedó atónita por su comportamiento cuando colocó
su mano en mi mejilla. Podría haberlo apartado en cualquier momento, pero no se
atrevió debido a la diferencia de estatus. Fue vergonzoso verlo tocar mi
mejilla tan casualmente.
—Estás
tratando de seducirme.
—¿Qué…?
Me
pregunte de qué estaba hablando ante sus repentinas palabras. Sin embargo, no
tuvo tiempo para preocuparse por la significativa sonrisa de Xavier mientras la
miraba. Sus labios húmedos tocaron su boca ligeramente, y la beso.
—Su
Alteza
Xavier
agonizó por Marilyn mirándola como si lo supiera.
—A los
adultos les gusta esto.
—¡Su
Alteza!
Marilyn
finalmente lo apartó.
—¡No me
importa lo noble que seas, no puedes hacerme esto a mí! ¡Esto, besar, no es
algo que le hagas a cualquiera!
—¿cualquiera?
Ante sus
palabras, Xavier frunció el ceño.
—¿cualquiera?
¿Tú?
—¿Sí, Sí?
Él
entrecerró los ojos con una expresión desconcertada.
—No
pareces ser cualquiera para mí.
—¿Y tú?
Xavier
esperó una respuesta.
Pero
Marilyn no tenía respuesta.
—Soy.
Entonces,
en la distancia, Xavier escuchó las voces de quienes lo buscaban.
—Bien.
Sin
escuchar su respuesta, Xavier tuvo que abandonar el jardín. Marilyn agarró su
mano.
—¡Yo, Su
Alteza! Oh, bueno, no visites a mi tía por un tiempo, incluso si ella te llama.
—¿Que? ¿Que
quieres decir?
—No me
preguntes por qué, simplemente no lo hagas.... nunca visites solo a mi tía,
¿entiendes?
Xavier
frunció el ceño ante sus palabras, pero no preguntó más.
Marilyn
se quedó sola en el jardín, mirando la espalda de Xavier mientras se alejaba de
ella. Se tocó los labios con la punta de los dedos, suavemente, aunque solo fue por un momento.
—Por
qué...
No sabía
por qué la besó. También estaba confundida en cuanto a por qué su corazón
estaba acelerado por un niño cuatro años menor que ella.
—¡Oh,
Dios mío, Marilyn...!
No podría
estar más confundida. Era deshonesto tener un corazón oscuro para el joven
príncipe. No importa cuánto desearan Olivia y sus padres lo mejor para ella, el
príncipe para Marilyn seguía siendo como un hermano pequeño.
—¡No
puedo creer que mi corazón esté latiendo por el príncipe...!
Al darse
cuenta de sus sentimientos por él, Marilyn se levantó rápidamente y salió del
jardín. Corrió de regreso a casa, y no salió de su habitación por un tiempo.
Estaba
tan ansiosa por Olivia que al día siguiente, Marilyn salió de la mansión para
verla. Contrariamente a sus preocupaciones, Olivia seguía sin salir de su
dormitorio.
—...mi
tía.
No podía
soportar contarle a mi madre sobre la condición inusual de Olivia. Su cambio
fue el ojo de la tormenta. Marilyn tenía miedo de no saber cuándo ni cómo se
convertiría en un tifón. Pero no podía simplemente tener miedo de lo que
pudiera pasar, por lo que Marilyn siguió buscando el frasco de veneno que
Olivia había escondido.
Ya había
traído un frasco idéntico de su casa y estaba lista para cambiarlo. Dejando a
Olivia profundamente dormida, Marilyn abrió con cautela el cajón de la mesita
de noche. Nada. Lentamente, abrió el otro cajón. Como era de esperar, tampoco
estaba ahí. Conteniendo la respiración, se volvió hacia la consola. Los cajones
de la consola también estaban vacíos de lo que estaba buscando. Cada acción fue
cautelosa. Marilyn se movió en silencio mientras vigilaba a Olivia en caso de
que Olivia se despertara. Todos los sirvientes de Olivia estaban fuera por un
rato durante su descanso.
Busqué en
todos los cajones, pero no pude encontrar lo que buscaba. Estoy segura de haber
visto a Olivia con un frasco en la mano, pero ¿si ya lo había usado? Marilyn se puso cada vez más ansiosa.
Fue
cuando Olivia se movió. Marilyn contuvo el aliento sorprendida. Entonces vi la
botella de medicina en su mano. Parecía que siempre la llevaba consigo, como
una parte de su cuerpo. Marilyn no sabía cómo cambiar el frasco.
Afortunadamente,
no estaba sujetando la botella con fuerza, así que pensé que podría sacarla,
pero tampoco parecía fácil. Debido a su naturaleza sensible, no había forma de
que no pudiera sentir el movimiento en sus manos. Contemplando, Marilyn contuvo
la respiración por un momento y miró la botella que sostenía. La botella no se
cayó de su mano.
—Por
favor, por favor...!
Ella se
movió una vez más. Y al igual que el deseo de Marilyn, el frasco se cayó de su
mano. Marilyn trató de agarrar la botella rápidamente.
—¿Qué
estás haciendo, Marilyn?
Había
estado tan concentrada en la botella que no se había dado cuenta de que Olivia
se había despertado. Cuando Marilyn se dio cuenta de que estaba despierta, cada
músculo de su cuerpo se puso rígido como una tabla y no podía moverse. Olivia
trató de levantarse de la cama. En su prisa, Marilyn dejó caer nerviosamente la
botella que había sacado de su bolsillo.
Las dos
botellas rodaron sobre las sábanas. Marilyn entró en pánico y se apresuró a
acostarse a su lado.
—¿Marilyn?
—Oye,
quería acostarme contigo, tía, ha pasado un tiempo...
Marilyn
enterró la cara entre sus brazos y le lanzó una mirada tonta actuando como una
niña. Con la intención de tomar con cuidado la botella y salir de la habitación
si la empujaba, pero a Olivia no pareció importarle su niñería.
—Ya veo.
Entonces durmamos juntas un rato.
Marilyn
asintió y se deslizó entre sus brazos, agarrando con cuidado una de las
botellas que rodaba sobre el edredón. Una vez que la tuve en mi bolsillo, no
supe si era la botella con veneno o no. No podía confirmarlo, y no sabía cómo
comprobarlo.
Pensé en
guardarme ambas en el bolsillo, pero Olivia, al darse cuenta de que la botella
había desaparecido, buscó a tientas en el área de Marilyn para encontrarla.
Eventualmente, Marilyn solo pudo rezar por haber cambiado la botella. Olivia
finalmente salió de su dormitorio dos días después.
Xavier la
buscó al enterarse de la noticia de su recuperación y ella lo trató como
siempre. Mirándolos a los dos con cierta inquietud, Marilyn se sintió un poco
aliviada al ver que Olivia era tan cariñosa con Xavier como antes. Quería creer
que había cambiado de opinión, pero estaba equivocada.
Olivia no
había hecho galletas en mucho tiempo. Cuando le dijo a Marilyn que iba a tener
una fiesta de té, Marilyn la vio prepararlas sin dudarlo. Luego, en medio de la
masa para galletas, sacó un frasco marrón que Marilyn reconoció.
—Tía,
¿qué es eso...?
Preguntó
Marilyn, esperando que no fuera lo que ella pensaba.
—Es
aceite de vainilla—, respondió Olivia, sonriendo con naturalidad.
—Es
aceite de vainilla. Ah, ya veo…
—Les dará
un rico aroma a vainilla.
Mientras
Olivia horneaba alegremente, incluso tarareando, Marilyn se sintió un poco
inquieta. Entonces, solo para estar segura, Marilyn desmoronó una galleta y se
la dio de comer a los pájaros por si acaso. Todos los pájaros que habían estado
picoteando murieron antes de que pudieran volar.
Olivia
realmente iba a matar a Xavier, y su actitud cariñosa era tan increíble que
Marilyn decidió que no podía tolerarlo más. Rápidamente trató de darle la
noticia a la Emperatriz, pero no pudo.
—Marilyn,
¿adónde vas?
Olivia se
dio cuenta e intento detenerla. Marilyn comenzó a correr frenéticamente,
gritando al ver el rostro espantoso de Olivia.
—¡Marilyn!
Marilyn
corrió al escuchar su voz teñida de maldad, sabiendo que si Olivia la atrapaba,
sería su fin. Pero pronto fue atrapada por los sirvientes.
Arrastraron
a Marilyn hasta el último piso de la torre del castillo, donde la gente rara
vez iba, y Olivia solo la miro.
—¡Tía!
Olivia
miró a Marilyn con una expresión severa.
—Si eres una
niña, sería mejor que actuaras como si no supieras, pero te diste cuenta
rápidamente, lo que provoco tu expulsión.
—Ah, tía…
—¿Pensaste
que no sabía que cambiaste la botella?
La tez de
Marilyn se puso blanca. Olivia estaba tranquila y distante como nunca en su
vida.
—No
quiero lastimarte, Marilyn. Así que quédate aquí tranquilamente callada.
Ante eso,
Marilyn negó con la cabeza y se aferró a ella.
—Lo
siento, tía. No me dejes aquí. No sé nada, ¡lo juro!
Fue
tardío y Olivia no le creyó, se giró para irse dejando a Marilyn en la torre.
—¡Tía!
Marilyn
la llamó desesperadamente mientras se giraba y bajaba corriendo por la torre,
pero no sirvió de nada. Ni los golpes en la puerta cerrada ni sus gritos que no
podían escucharse por lo alto de la torre.
—Llanto...
Estaba
claro que Olivia debía haber perdido la cabeza. Iba a invitar a la emperatriz,
al emperador y al príncipe heredero, sin mencionar a Xavier, a esa fiesta de té
y toda la familia imperial sería envenenada en el acto.
—Oh, Su
Alteza el Príncipe...
Marilyn
se sintió tan impotente por saber y no poder hacer nada al respecto. La puerta
estaba firmemente cerrada, e incluso al mirar por la ventana estaba oscuro
cuando miré hacia abajo. Un lago se extendía justo debajo de la torre, pero era
demasiado alto como para que me atreviera a saltar. Si caía desde esta altura
moriría.
—Haa...
Marilyn
estaba mareada por la sed y por la luz del sol abrasadora. Me apoyé contra la
pared y doblé las rodillas, temiendo lo que estaba por venir. La luz del sol
inundó la torre era una luz abrasadora, pero Marilyn sentía frío. La puerta,
que parecía estar firmemente cerrada y no logro abrir, se abrió.
—¿Oh...?
—Salga,
señorita Marilyn.
—¿OMS...?
Marilyn
se tensó ante la repentina aparición de un extraño hombre.
—Soy Jasón,
el guardaespaldas de Su Majestad.
—Oh.
Ante eso,
Marilyn lo recordó de repente.
—Vamos.
—Eh, mi
tía...
—Sí, lo
sé.
Marilyn
no pudo evitar sorprenderse por el conocimiento de Jasón. Si lo sabía entonces
lo que sea que mi tía Olivia había tramado hacer había fallado. Jasón llevó a
Marilyn al jardín donde se iba a celebrar la fiesta de té.
Olivia
estaba atada y encadenada, Xavier, Owen, el Emperador y la Emperatriz estaban a
salvo. Marilyn se sintió aliviada, pero le dolía el corazón por la difícil
situación de Olivia.
—Tía...
—Marilyn.
Xavier la
llamó.
—Su
Alteza...
—Ven
aquí.
Pero
Marilyn no se movió. Finalmente, Xavier la ayudó a ponerse de pie.
—Olivia,
¿cómo te atreviste a intentar envenenar a un miembro de la familia real? Tu
vida se ha ido por la borda.
La
emperatriz le grito a Olivia.
—¿Cómo se
te ocurrió algo tan cruel? ¡Cómo te atreviste a tratar de envenenar al
príncipe...!
—Guarde
su pretensión, emperatriz, porque si fuera usted, lo habría hecho de manera más
siniestra y segura.
—Olivia,
¿sigues pensando que fue mi culpa que perdieras a tu hijo? ¿Por eso quisiste
envenenar a Xavier?
—Sí.
¿Cómo puede ser culpa de la Emperatriz? Fue mi culpa por ser una simple
concubina y por venir de una familia sin poder.
Olivia
resopló ante sus palabras, luego se giró para mirar a Xavier.
—También fue
mi culpa al pensar que quitarte a tu hijo sería una mejor venganza.
Xavier no
pudo evitar encontrarse con la mirada de Olivia. Era un hecho innegable que mi
corazón se había llenado con su atención en lugar de la de mi madre, y él no
tenía intención de fingir lo contrario. Pero se sorprendió al darse cuenta de
que Olivia había estado tratando de usarlo para vengarse de su madre desde el
principio.
—Supongo
que la línea de sangre no se puede evitar.
Marilyn
no pudo evitar notar la mirada miserable en el rostro de su tía Olivia cuando
la miró a los ojos. Xavier tiró de ella inquieto y la escondió detrás de él,
pero incluso así, no pudo escapar de la mirada de Olivia.
—Estás tan
loca que hasta encerraste a Marilyn.
El
Emperador murmuró, y Olivia se burló de sus palabras.
—Lo dice
el hombre que me obligo a dar a luz a mi hijo muerto, y si yo no estoy en mi
sano juicio, entonces el emperador que era el padre de mi hijo tampoco debe
estar en su sano juicio. ¡Jajaja!
—¡Qué, no
te das cuenta de que tu vida no vale nada!
—Toma a
los príncipes y regresen a sus aposentos, este es un asunto de adultos.
—¿Por
qué, no quieres que tu sórdido pasado sea expuesto frente a los pequeños niños?
El
emperador asintió a Jasón como si no quisiera escuchar más. Jasón se llevó
apresuradamente a Marilyn, Owen y Xavier a sus aposentos. Ni Xavier ni Marilyn
sabían lo que pasó después. Marilyn, que llegó a la residencia de Xavier, ni
siquiera se sentó y deambulo de un lado a otro, preocupada por su tía Olivia.
—A pesar
de todo es tu tía y debes estar preocupada.
Owen era
agudo, y Marilyn, que se estremeció ante sus palabras, agachó la cabeza.
—Hermano.
Xavier
detuvo a Owen. Xavier, que estaba peor, llevó a Marilyn a una silla y la sentó.
Marilyn se sentó en silencio y miró fijamente la taza de té ante la
consideración del príncipe que se lo sirvió.
—Bebe.
Debes tener sed después de estar encerrada en la torre, incluso si fue solo por
un corto tiempo.
A Marilyn
le gustaba beber té negro con leche y azúcar. Owen chasqueó la lengua, diciendo
que tenía el mismo gusto infantil que Xavier. Mientras el solo bebía té negro con
hojas de Assam, Marilyn sorbió con cuidado su té con leche. Xavier se sirvió
una taza agregando leche y azúcar a su té.
—Fresco...
Marilyn,
que estaba bebiendo su té en silencio, se puso pálida y tosió sangre.
—¡Marilyn!
Marilyn se
derrumbó, agarrándose la garganta. Xavier ni siquiera pudo recordar cuando dejó
la tasa que sostenía. Todo fue un desastre Marilyn al caer se dio un fuerte
golpe en el piso y apenas sobrevivió. Al final no pudo recordar nada y hasta
tonta se volvió.
Las
galletas de Olivia no fueron las únicas envenenadas. Se había aprovechado de la
costumbre de Xavier de añadirle azúcar y leche a su té que por si acaso había
rociado con veneno el azúcar, y la desafortunada Marilyn, que a pesar de haber
escapado de su ira, fue la primera que bebió el té.
Olivia
fue asesinada y a su familia no se le permitió decir nada. Por suerte no
sufrieron la venganza de la familia Imperial. Pero la familia de Marilyn se
comportó diferente habían sido victimizados de la manera más horrenda. La madre
de Marilyn, Diana, repudió a la familia de su prima Olivia.
Xavier
luego de eso visitó la casa de Marilyn en numerosas ocasiones, pero Diana se
negó a reunirse con él.
—¡Su
Alteza!
Cuando
Xavier finalmente sacó su espada y se la llevó a la garganta en un intento de
suicidarse, Diana no tuvo más remedio que acceder. Con su permiso, fue guiado a
la habitación de Marilyn.
—Marilyn...
Marilyn
estaba dormida en los brazos de su niñera.
—¿Marilyn?
La llamó
por su nombre una vez más, pero Marilyn no lo miró.
—Debería
llamarla Mariel.
Diana,
que lo siguió en silencio, lo insinuó.
—...Mariel.
Luego,
los ojos desenfocados de Marilyn se posaron en Xavier, pero eso fue todo. Se
aferró a su niñera como una niña otra vez.
—Ella ya
no es la Marilyn que Su Alteza Real conoce—, le dijo a Xavier, —apenas puede
hablar y se niega a dejar los brazos de su niñera. El médico dice que podrá
mejorar, pero que nunca volverá a ser la misma o normal pero aun así estoy
agradecida de que haya sobrevivido milagrosamente.
La voz de
Diana tembló. Pero más que sus sollozos, Xavier estaba en shock por el impacto
de ver a una Marilyn completamente diferente frente a él. Xavier no tuvo el
coraje de volver a llamar a Marilyn. Tenía miedo de enfrentarse de nuevo a sus
ojos vacíos. Al final, él se dio la vuelta, incapaz de decirle nada.
Diana le
entregó un objeto que encontró en la habitación de Marilyn a Xavier, que se
marchaba.
—Quizás
ella tenía la intención de regalárselo en su cumpleaños Su Majestad.
Lo que
Diana le dio fue un pañuelo con una rama de campanilla bordada.
—Mientras
bordaba la flor de nacimiento de Su Alteza, ella decía que esperaba que le
gustara,— pensé que no debía llorar, pero finalmente llore sin darme cuenta.
Diana también se secó las lágrimas en su miseria.
Xavier
continuó visitando a Marilyn después de eso, pero Diana ya no se la mostró. El
emperador también le prohibió ir a visitar a la familia Careé y le dijo a
Xavier que ya no debía sentir más remordimiento, después de eso no volví a ver
a Marilyn.
Sacaba el
pañuelo que Marilyn no pudo entregarme cada vez que pensaba en ella, era todo
lo que podía hacer para calmar los remordimientos de la infancia. Su
remordimiento debió haberse desvanecido con el tiempo, pero ahora estaba mezclado
con añoranza y eso le dificultaba en su vida a Xavier.
—Lo único
que su majestad necesita es que le demuestre que está mejor para que ya no se
preocupe por ella.
Incapaz
de soportar mirar así de preocupado a Xavier, Aarón lo llevó en secreto a la
mansión de su familia, era la última vez aunque no pudiera verla de cerca. Como
todavía no se le permitía salir del anexo, pudo ver a Marilyn desde un árbol,
donde se alojaba. Le estaba yendo bien y ella le sonreía a sus niñeras y
sirvientes. Xavier se sintió aliviado al verla sonreír y reírse de algo
divertido. Estaba en mucho mejor forma que cuando la vio.
—Aunque
ya no es como solía ser está bastante bien. Así que ya no te sientas culpable.
No fue tu culpa.
—¿Cómo podría
no ser mi culpa, Aarón? Eso sucedió por mi culpa. Si tan solo hubiera sido un
poco más cuidadoso...
Al final,
fue obra suya. Era un hecho inmutable, un yugo indeleble. Aun así, ahora Xavier
trató de encontrar el coraje para poner más de sus sentimientos inciertos sobre
ese yugo. Al regresar al castillo, Xavier quiso encontrarse con Owen de
inmediato.
—Hermano.
—¿Sí?
—Quiero
casarme con Marilyn.
—¿Qué?
Ante esa
tontería, Owen se apresuró a dejar su té y hasta lo derramó.
—Oh, no.
Los
sirvientes se acercaron rápidamente para limpiar. Owen suspiró cuando Xavier lo
miró fijamente.
—¿Sigues
luchando con la culpa por lo de Marilyn, Xavier? Han pasado tres años y, por lo
que escuché, ella está bastante bien.
—Sí, está
mejor de lo que pensaba.
Ante esas
palabras, Owen frunció el ceño.
—No
fuiste a ver a Marilyn, ¿verdad? De todos modos, no vuelvas a mencionar a
Marilyn. Supéralo, no fue tu culpa. Olivia, si no hubiera hecho esa
estupidez... No, Marilyn solo tuvo mala suerte.
—¿Solo
tuvo mala suerte? Ja…
—¡Xavier!
—Está
bien, pero no puede salir de ese anexo. Tienen miedo de que la gente cuando la
vea empiecen a hablar. No fue su culpa lo que sucedió.
Owen
suspiró y se levantó de su asiento.
—Incluso
si está decidido, Su Majestad el Emperador y la Emperatriz no lo permitirán.
—Ayúdame,
hermano.
—¡Xavier!
—Quiero
retrasar de alguna manera la discusión sobre mi matrimonio yéndome a estudiar
al extranjero. Por favor ayúdame con eso.
—Sé que
quieres casarte con Marilyn, pero ¿por qué crees que te ayudaré?
—¿No
sería lo mejor para ti si me casara con Marilyn?
Owen
abofeteó a Xavier por primera vez ante sus palabras. A Xavier le ardió la
mejilla y sintió que su labio se partió por el golpe, dejando un sabor amargo a
hierro y pescado en su boca.
—Marilyn
no ha hecho nada malo, así que ¿por qué su familia está tan desesperada por
ocultarla? Quiero darle alas a Marilyn.
—Xavier.
—Quiero
crear un mundo donde Marilyn no tenga que esconderse.
Owen
gritó bruscamente con una expresión rígida.
—¿Cómo se
atreve un príncipe a decir tal cosa? ¿Estás loco? ¿Quieres morir por traición?
—No estoy
tratando de derrocar al emperador, solo quiero protegerla entre mis brazos.
—ah.
—Por
favor, ayúdame, hermano.
—No
tienes que ir tan lejos, Xavier.
Pero la
decisión de Xavier era firme. Y no solo porque sintiera pena por ella. Aunque
nunca lo había admitido, en realidad siempre le había gustado Marilyn, tal vez se
enamoró de ella la primera vez que la vio, razón por lo cual la había molestado
más intensamente que a los demás. Sabía que su torpeza le había causado un poco
de dificultad, pero la persistencia de Marilyn en volver a él parecía
inquebrantable. Pero ella ya no venía a mí. De hecho, ella ni siquiera me
reconocía.
—Como
ella vino a mí, ahora yo iré a ella, pero antes de hacerlo, quiero construir un
mundo solo para ella.
Al final,
dejó el Imperio Khalid y estudió en el extranjero durante mucho tiempo. Estudiar
en el extranjero no fue suficiente por lo que se ofreció voluntariamente para
la conquista y deambuló por las afueras del castillo. El emperador estaba
preocupado por la salud de Owen e intentó que Xavier se casara, pero Xavier
difundió deliberadamente malos rumores sobre si mismo y arruinó las propuestas
de matrimonio.
Owen,
quien finalmente ascendió al trono no obligó a Xavier a casarse porque sabía
que Xavier solo tenía en su corazón a Marilyn. Sin embargo pasó varios años más
como su soldado con la esperanza de que reforzara su poder militar frente a su
propia debilidad. En primer lugar, no le interesaba la posición de emperador,
así que le hice la sugerencia a mi pequeño hermano, sabiendo que sería
consecuente con la misma actitud que él.
—Cuando
el príncipe heredero se convierta en el emperador después de mi muerte,
aceptara que renuncies por completo a toda tu autoridad y poder imperial, y te
otorgara una propiedad.
—Eso es
lo que quiero.
—Y
encuentra a Aria que está desaparecida.
—¿Cómo se
supone que voy a encontrarla? Se ha escondido travestida.
—¿Así que
planeas ver como cae el Imperio Khalid?
La
princesa es la tercera en la línea de sucesión al trono. Al final, era la única
alternativa.
—Si
quieres un pequeño mundo solo para Marilyn, encuentra a Aria y prepárala por si
acaso.
No había
otra alternativa que esa, así que tuvo que aceptarlo y finalmente encontró a
Aria.
Tras la
muerte de Owen y la coronación de su joven sobrino como emperador, lo primero
que hizo fue dirigirse a la mansión de la familia Careé.
—Veo que
todavía tienen a Marilyn escondida en el anexo.
—Ella es
una tonta, y si otros la ven, solo se burlaran de ella. Quiero tenerla en mis
brazos y mantenerla feliz incluso si vive toda su vida como una tonta,
ignorante del mundo que la rodea.
—Entonces
déjala en mis brazos.
—Su
Alteza.
La
expresión de Vernon se endureció de nuevo ante sus palabras.
—Soy Lord
Xavier ahora. Lo sabe, ¿no?
—Eso no le
hace menos teniendo el linaje que tiene, ¿verdad?
—Eso es
muy frío sabiendo que lo he hecho por Marilyn.
Vernon no
pudo decir más. Todo lo que había hecho era realmente por Marilyn. No pudo
evitar darse cuenta.
—Marilyn
no recuerda a Su Alteza, así que puede olvidarse de todo esto, pero qué
demonios piensa...
—No me
importa si ella me olvido. Yo la recuerdo y la deseo.
—Suspiro...
—Ahora entrégueme
a Marilyn, Lord Vernon.
Vernon se
preguntó si Marilyn sería feliz aunque fuera en sus brazos. Marilyn había sobrevivido
a un accidente, y significaba el mundo entero para Vernon, Aarón y Paul, razón
por lo cual después de todos estos años, los Careé no la habían entregado a
nadie más.
Sólo
Diana tenía una opinión diferente. Sabía que Xavier eventualmente vendría por
Marilyn y, a pesar de la decisión de Sir Vernon, ella continuó enseñándole en
secreto como se aman los hombres y las mujeres, las acciones y posturas que tendría
que hacer en el futuro para que su esposo la amara.
De hecho,
no era que no hubiera tenido propuestas de matrimonio. Cegados por la riqueza y
la autoridad de la familia Careé, hubo varias propuestas de matrimonio pero
fueron cortésmente rechazadas.
—No es una
niña y no es tan fácil como podría pensar, Su Gracia. No es como si pudiera
tratarla como una niña. A veces puede causar una escena...
—Sé lo
que le preocupa, Sir Vernon. Sé que piensa que estoy siendo innecesariamente
obsesivo. Pero Sir Vernon, si deshaces todo el trabajo que he hecho por
Marilyn, terminará destruyendo su felicidad y la mía. ¿Quiere eso?
Preguntó
de nuevo, con más fuerza.
—¿Está
seguro de que quiere eso?
Finalmente,
después de mucha persuasión, Sir Vernon accedió y dio permiso para que se
casara con Marilyn. Y Marilyn finalmente se convirtió en su esposa.
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