Xavier se
quedó profundamente dormido por primera vez en mucho tiempo. Cuando se
despertó, Marilyn ya se había despertado primero, pero solo lo miraba sin decir
una palabra.
—Buenos
días, Mariel.
—¿Dormiste
bien?
Marilyn,
que había estado tumbada en silencio mirando a Xavier con cariño, sonrió cuando
sus miradas se encontraron.
—Desde
que duermo contigo, he tenido buenas noches de sueño.
—Dormías
tan tranquilo como una muñeca. Me sorprendiste porque pensé que no respirabas,
pero afortunadamente, si lo estabas.
—Hoo hoo,
¿no te aburriste porque no me despertaba?
—Estaba
aburrida, pero estuve bien solo te mire en silencio.
Era un hombre
con un bonito lunar bajo sus largas pestañas. Su piel era como un chocolate, así
que tenía la ilusión de que era un gran dulce.
—Eres muy
guapa.
—¿Lo soy?
No sabía
cuál era su estándar de belleza, pero me gustó su cumplido. Tú también eres
hermosa, Mariel.
—No hay
una parte de tí que no sea hermosa, incluso aquí, en todo su escarlata
esplendor.
Él
sonrió, presionando con sus dedos el rígido pezón en su pecho regordete.
—¿Te
gusta eso? Lo chupas y lames todo el tiempo...
Marilyn
chilló tímidamente, cubriendo sus pechos con sus brazos.
—Si tengo
que decir...
—Sí.
—Prefiero
este lugar donde fluye tu miel. Es tan dulce y me devoras tan deliciosamente.
Su mano
se deslizó entre sus piernas, tocando juguetonamente sus pétalos húmedos.
—...
Marilyn
se retorció cuando él chupó su pezón erecto, tocando su clítoris entre los
pétalos.
—¿Qué
pasa Mariel, quieres que entre aquí?
—Oh sí...
—¿Qué?
—Sí, me
gusta. Más...
Fue
cuando Jeremy apareció, interrumpiendo su íntima mañana.
—Mi
señor.
—Haa...
—Recibió
un mensaje que dice que Su Majestad lo está buscando.
—¿Qué?
—Aparentemente...
Xavier
chasqueó la lengua ante la expresión infeliz de Jeremy.
—¿Qué
paso con Aria?
—Bueno,
ella ha desaparecido.
—¿Qué?
—... Lo
siento. Aparentemente, el Conde tuvo algo que ver...
—¡Eso...!
Miró hacia
abajo a la ira de Marilyn, y rápidamente se aclaró la garganta.
Junto con
la noticia de que la salud del emperador se había deteriorado repentinamente,
también se desconocía el paradero de la princesa Aria. Parecía seguro que la
Emperatriz lo había planeado. Le había advertido que estuviera alerta, pero el
giro de los acontecimientos hizo que a Xavier le doliera la cabeza.
—Saviel,
¿estás bien?
Volvió la
cabeza hacia Marilyn.
—Mariel.
—¿Sí?
—Creo que
necesitare dejar el castillo por un tiempo.
—... ¿No
puedo ir contigo también?
Mientras
tanto, Xavier trató de organizar sus confusos pensamientos para que su
explicación fuera lo más simple posible para que Marilyn la entendiera.
—Lo
siento, pero este es el lugar más seguro para ti. Así que por favor espérame aquí
tranquilamente.
Marilyn
no estaba convencida, pero no insistió. Xavier finalmente abandonó la finca y
se dirigió al castillo imperial. La situación era incluso más oscura de lo que esperaba Jeremy.
Llego al
cuarto día y cuando vio al emperador este eligió solo las peores palabras para
decir.
—Quiero
que te cases con la hija del conde.
—¿Has
olvidado que renuncié a todo?
—Mi tía
murió. Creo que fue cuando se dirigía al imperio de Khalid, unos bandidos
desagradables la mataron.
Los ojos
de Xavier temblaron ante la mención de la muerte de Aria.
—El cuerpo,
¿identificaste el cuerpo?
El
emperador asintió ante eso.
—¡Debo
verlo con mis propios ojos,…con mis propios ojos!
—Ya era
demasiado tarde, la descomposición ya estaba bastante avanzada. El rostro de mi
tía estaba irreconocible por las fieras, y apenas logré encontrar la marca de
nacimiento en su brazo para confirmarlo. Tío, eres todo lo que tengo ahora.
El
emperador Logan caminó frente a él. Su sobrino que estaba parado frente a él
camino con un andar que lo hacía parecer como si pudiera salir volando al menor
toque no era una persona sana a simple vista.
—Y mi tío
es el único que no se dejará influir por la emperatriz.
Logan
parecía muy cansado.
—Toma a
la hija del conde como rehén y reprime sus fuerzas.
—Su
Majestad.
—Cuando
el Imperio Khalid desaparezca, también desaparecerá el mundo que creo mi tío.
—Así que
ahora enfréntate a la realidad, tío, no me queda mucho tiempo.
Logan
hizo los movimientos necesarios para coronarlo emperador. La única razón por la
que quería hacerlo era para poder descansar. Los ministros recibieron la
noticia con los brazos abiertos.
—Jeremy.
—Si su
Majestad…
—Protege
a Marilyn.
—No se
preocupe.
Lo que
había evitado con todas mis fuerzas al final llegó. Temperamentalmente, sabía
que incluso si Logan se convertía en el Emperador, no sería capaz de
defenderse. Había llegado tan lejos solo por terquedad, no por fuerza de
voluntad.
—Guau.
—Su
Majestad.
—Ha
pasado mucho tiempo, Emperatriz.
La
coronación será un asunto sencillo dentro de unos días. La emperatriz no llego sola.
—Saludos,
Grace.
—Saludos,
Su Majestad.
—El
matrimonio con Grace deberá ser lo más simple posible...
—Eres
hermosa, no te he visto en años, y yo no era más que un vagabundo en ese entonces.
Xavier
dio un paso hacia la tímida Grace, con la cabeza gacha.
—Su
Alteza...
Una mujer
de piel blanca pura con cabello plateado brillante. Parecía una hermosa muñeca
esculpida.
—Debes
haberla criado en oro y jade.
Entrelazó
los dedos en el cabello plateado de Grace y miró a la emperatriz.
—¿Piensas
qué ella llenará el asiento trasero?
Preguntó,
tirando de la barbilla de Grace. No podía mirarla a los ojos, pero él ya sabía
que era codiciosa como su padre.
—Soy...
—No
tienes lugar en este castillo.
—Su
Majestad...
La
emperatriz reaccionó con sensibilidad a sus palabras.
—Yo
también te estoy dando una oportunidad.
—¡Su
Majestad!
—La
oportunidad de encontrar un hombre que te amé.
—Su
Majestad, su…
Grace perdió
las palabras.
—Me temo
que tanto mi cuerpo como mi mente solo responden a mi mujer. No te hagas
ilusiones. No habrá nada que pueda darte.
—¡Su
Majestad!
—Significa
que lo que las dos quieren que suceda jamás sucederá, así que deja de ser presuntuosa.
Estaban
conversando dentro de una habitación, y aun no era invierno, pero sintió como
si un viento frío pasara entre ella y el príncipe.
—¡Yo, yo!
Me amarás, estoy segura, y estoy segura de que seré favorecida por su majestad,
¡solo espera y verás!
Grace,
que no podía hacer contacto visual por la vergüenza, gritó audazmente y pasó
corriendo junto a él. A decir verdad, Xavier se sentía incómodo con su
terquedad.
—Aaah.
—Ya sea
oro o jade, no hay duda de que ella es su hija. Ella es su única hija,
entonces, ¿cómo podría no hacerlo?
La
emperatriz, que aún no se había levantado de su asiento, continuó hablando,
reflexionando sobre lo que había dicho antes.
—Pero
incluso un niño tan precioso no siempre se cría de acuerdo con los deseos de sus
padres. Si le pareció a Su Majestad que la estoy enviando a sus aposentos por
codicia, espero que se haya dado cuenta como acaba de ver que este matrimonio es
algo que ella desea desesperadamente.
Mis
sienes palpitaban. Dijera lo que dijera, Xavier no tenía intención de cambiar
de opinión. Además, todavía no le habían dado una explicación clara sobre la
muerte de Aria.
No era
una chica lo suficientemente débil como para ser asesinada por bandidos, e incluso
la acompañaban los mejores caballeros del Imperio Khalid.
¿Fueron aniquilados y ella perdió la vida? ¿Y
los bandidos?
Era más
creíble decir que la mató un rayo.
—¿Dónde
está el cuerpo de Aria?
Gordon,
la mano derecha de Jeremy, respondió a su pregunta de inmediato.
—Ya se la
llevaron y la hundieron en el río Alma.
—¿Estuvieron
seguros de la marca en su brazo?
—Sí
estuvimos seguros...
—¿No es
extraño?, mi querida hermana ni siquiera había llegado a la Ciudad Imperial
entonces ¿por qué la enterraron tan pronto?
Sus
sospechas sobre la muerte de Aria también eran razonables. No había tenido
tiempo para llorar su muerte y no habían encontrado a los bandidos que se decía
que la habían matado.
—Averigua
todo a fondo. No dejes piedra sin remover.
—Sí.
—Aaah.
Sintiendo
que sus cienes palpitaban y su cabeza, Xavier se sintió abrumado por la idea de
lo que le esperaba. No era de su agrado sentarse en la silla del Emperador como
si estuviera siendo empujado.
—Trae a
Marilyn aquí sigilosamente.
—¿Que?
Pero es peligroso...
—Lo que
la emperatriz quiere es una ceremonia de boda con su hija, pero lo que yo
quiero es una coronación formal de la Emperatriz y el Emperador. Mi gente debe
saber quién es su Emperatriz.
—Tendrás
que hacerlo sigilosamente, para que la emperatriz no se dé cuenta.
Jeremy
inclinó la cabeza.
—Sí,
señor.
Al notar que
había llegado la noche, Xavier dejó escapar un suspiro.
—Otro día
pasó.
—¿Mi
esposa estará bien sin mí?
Su
atención estaba únicamente en Marilyn.
—Mariel...
Marilyn
se sintió incómoda al estar sola en la habitación a oscuras. Charlotte le había
dicho que solo Xavier y ella podían dormir en el dormitorio y que, sin él,
tendría que dormir sola.
—Saviel...
Solo
habían pasado unos días sin él, y ella lo extrañaba mucho. Acostada en la cama,
Marilyn abrazó el edredón, que estaba impregnado con su olor.
—Te
extraño…
Ella lo
extrañaba. Marilyn, que se había acostumbrado rápidamente a quedarse dormida entre
sus brazos, tenía problemas para conciliar el sueño. Marilyn hundió la cara en
el edredón.
—Saviel,
Saviel...
Paso la
noche llorando. Para Marilyn, Xavier era su mundo. Temprano en la mañana,
Charlotte fue al dormitorio de Marilyn. Charlotte, sorprendida al saber que
había estado despierta toda la noche, se acercó a ella de inmediato y examinó
su tez.
—Señora...
—Charlotte,
¿cuándo viene Saviel? ¿A dónde fue? ¿No puedo ir con él?
—Ira a
él.
Ya había
recibido el mensaje de Xavier. Charlotte asintió y ordenó a los sirvientes
detrás de ella que vistieran a Marilyn.
—¿Voy a
ver a Sabiel?
—Sí,
señora.
—¿Dónde?
—señora.
Charlotte
estaba más rígida que de costumbre. Marilyn podía sentirlo.
—¿Charlotte?
—Dondequiera
que vaya de ahora en adelante, mi señora, tendrá que comportarse aún más
cuidadosamente que aquí, así que mi señora... tienes que estar lo más tranquila
y silenciosa posible para que no te conviertas en una molestia para el señor, ¿lo
entiendes?
Marilyn
no tenía idea de lo que quería decir, pero asintió de todos modos. Le habían
enseñado a escuchar a Charlotte.
—Bueno.
A pesar
de su mansa afirmación, Charlotte no se tranquilizó.
—Prométemelo.
Sabes que tienes que cumplir tus promesas, ¿verdad?
—¿Tengo
que hacer una promesa también?
La
hermosa frente de Marilyn se arrugó ligeramente. Al verla molestarse por su
conversación, Charlotte la agarró de los hombros y dijo con fuerza.
—Debe prometérmelo,
señora. Voz baja, un comportamiento tranquilo y debes ser educada con los
adultos. ¿Entiendes?
—…Um, lo
entiendo.
Marilyn
asintió rápidamente, sintiendo el creciente miedo de Charlotte. Charlotte sabía
que Marilyn no podría superar de alguna manera la situación actual. Y Charlotte
sabía a dónde iban, por lo que no tuvo más remedio que aporrear a Marilyn con
más fuerza. La difunta Diana jamás habría imaginado que esto sucedería.
Charlotte
estaba preocupada de que más y más cosas inmanejables parecían querer atacar a
Marilyn.
—....
Vaya.
Charlotte
suspiró mientras miraba a Marilyn vestirse, rodeada de sirvientes.
—Lady
Diana... ¿crees que es una buena idea... tu hija va a ser emperatriz?
Era
sorprendente que la princesa que era una idiota se casara, pero la idea de que
se convirtiera en emperatriz preocupaba a Charlotte. No sabía cómo Marilyn se
enfrentaría a las miradas y los prejuicios de la gente.
—Wow,
quieres que me ponga algo tan bonito, ¿vamos a una fiesta?
Marilyn
se veía un poco emocionada, luciendo un vestido lleno de coloridos hilos
dorados y encajes.
—No puedo
esperar a verlo.
Marilyn
se sonrojó y admiró su bonito reflejo en el espejo.
—¿Crees
que me veo linda?
Charlotte
no pudo decir nada.
—Eso
espero.
—Quieres
verte bien para el señor
—Sí.
Hazme bonita. Para que pueda mirarme y sonreír.
—...Sí.
Girándose
vio el palacio imperial, más grande y grandioso que el castillo de su feudo,
Marilyn inclinó la cabeza.
—¿Por qué
estamos aquí?
—¿Qué?
—¿Porque vinimos
aquí? aquí es donde vive el emperador.
—¿Señora....?
Charlotte
se quedó atónita cuando unas palabras inesperadas salieron de la boca de
Marilyn mientras observaba el palacio en el carruaje.
—…¿Recuerdas
este lugar?
—¿Eh qué?
Los ojos
claros de Marilyn se volvieron hacia Charlotte.
—Charlotte,
¿dónde está Saviel?
—¿Desea
ver a su señoría?
Los
labios de Charlotte se curvaron en una suave sonrisa, y Marilyn asintió sin
dudar ante sus palabras.
—Vamos a
él, te está esperando.
***
—¿Qué, la
idiota?
El rostro
de la emperatriz se arrugó ante el informe del subordinado que había llegado
corriendo.
—¡Ni
siquiera sabías que esa idiota estaba entrando al castillo!
—Cariño,
lo siento. Parece que todas las personas que envié como espías han sido
eliminadas.
La
emperatriz chasqueo su lengua. Envié docenas de ellos, pero no sabía que todos
habían sido eliminados.
—Está
bien, papá.
Grace,
que estaba junto a la emperatriz, sonrió.
—¿Qué
crees que pude hacer con una tonta así?, dijo, —aunque Su Majestad esté
enamorado de su belleza, sería como una flor sin olor. Llegará el día en que se
dará cuenta de que una anfitriona debe sea sabia,
amorosa y llena de gracia, ¿Cuánta atención obtendrá una idiota como ella?
—... Estás
confiada, ¿no es así?
—No
habría aceptado ser su mujer si no lo fuera.
Grace
estaba confiada.
—No se
preocupe, padre. Pronto ascenderé a la posición que mi padre quiere.
La
expresión sombría de la emperatriz pronto se iluminó ante la audaz respuesta de
su hija.
—Sí, lo
harás. No debes olvidar cómo te crie.
—Si
padre.
Grace no
le tenía miedo en absoluto a Marilyn, a quien llamaban idiota. Digamos que he
sido hechizada por Xavier. Se rumorea que se cayó al estanque como una idiota y
puso en peligro a Xavier, y que deambula en pijama por las noches porque tiene
sonambulismo. Y que no importa lo hermosa que fuera, nunca sería capaz de
hacerlo feliz.
Grace,
que caminaba por el pasillo con paso elegante, vio a Xavier en la distancia y
se acercó a él con una expresión alegre. Pero la atención de Xavier estaba en
otra parte.
—¡Mariel!
—¡Saviel!
Tan
pronto como Marilyn vio a Xavier, corrió hacia él. Rubia y como una muñeca, se
arrojó a sus brazos. La abrazó con cuidado y cariño, como si fuera un tesoro
precioso, y la miró con amor, con una dulzura que nunca antes le había
mostrado.
Grace
sintió una oleada de algo dentro de ella. Una ira ardiente se cernió
vigorosamente en su garganta.
—Saviel...
—Ja, te
extrañé.
—Sí. Te
extrañé.
—¿No fue difícil?
No fue
difícil. Salir siempre ha sido una aventura agradable para Marilyn.
—Vámonos
a casa ahora.
Xavier
estaba apesadumbrado cuando ella le pidió que se fueran a casa tan pronto como
lo vio.
—Marilyn.
Puso su
mano sobre su delgado hombro y la llamó por su nombre con voz clara. Marilyn se
tensó ante la voz de Xavier, llamándola con un rostro firme sin precedentes.
—Lo
siento. De ahora en adelante... No creo que podamos volver allí.
—¿Por
qué?
Los ojos
claros de Marilyn brillaron interrogantes.
—Creo que
vamos a vivir aquí ahora.
—Aquí es
donde vive Su Majestad el Emperador, ¿verdad?
Su
expresión vaciló por un momento ante las palabras de Marilyn.
—Marilyn,
¿te acuerdas de este lugar?
—Si este
es el Palacio Imperial, donde vive el Emperador. Soy un invitado.
—...
—¿Pero
por qué vives aquí?
Marilyn
todavía tenía una mirada inquisitiva en su rostro.
—Porque
yo...
—¿Eh?
—Porque
voy a ser el emperador.
Ella me miro
frustrada por esa declaración.
—¿Qué
pasará conmigo cuando te conviertas en emperador?
Mirando
entre los dos, Grace apretó involuntariamente el dobladillo de su falda.
—Te
convertirás en la emperatriz.
—¿Emperatriz?
—La
esposa del Emperador. Mi esposa es Marilyn y yo soy tu esposo, así que si me
convierto en el Emperador, entonces, naturalmente, tú te convertirás en la
Emperatriz.
—No me
importa solo ser la esposa de un señor...
Él se rio
amargamente de sus palabras.
—Lo
siento, nunca pensé que las cosas saldrían así...
Marilyn
hizo una mueca. Xavier parecía que estaba a punto de llorar, y ella levantó las
manos para acariciarle las mejillas.
—Ser la
emperatriz es mejor que la esposa del señor, entonces tendré una mayor
posición, así que no seas duro contigo mismo, estoy bien.
—Ah...
Las
lágrimas realmente se formaron alrededor de los ojos de Xavier, el siempre
pensaba primero en ella.
—Eres un
llorón más grande que yo.
—Eres la
única que me hace llorar.
—¿Por
qué?
—Porque
eres especial.
Una
sonrisa se deslizó por los labios de Marilyn ante sus palabras. La palabra
especial era algo que no odiaba.
—Jeje,
solo yo puedo hacerte llorar.
—¿No es
lo mismo para ti también?
—¿Eh?
Nunca lloro.
—Estás
mintiendo.
Sonrió
con picardía y deslizó la mano que había puesto en la cintura de Marilyn.
—Oh mi.
Marilyn reaccionó
con sensibilidad como si lo hubiera esperado, su mano bajo por su espalda,
Xavier sonrió.
—Mira,
¿no lloras mucho?
—¡Oh, no
estoy llorando!
—Bueno,
¿quieres que te haga llorar?
—Es...!
Xavier
sonrió a Marilyn, que se estaba poniendo roja. Le dio unas palmaditas diciendo
que era una broma, y solo entonces se dio cuenta de
que Grace los estaba mirando.
—Marilyn,
nuestra habitación es muy bonita. ¿No tienes curiosidad?— susurro al oído de
Marilyn, pero Grace podía adivinar fácilmente lo que secedia. No había forma de
que no pudiera saberlo con el fuerte olor masculino.
El
orgullo de Grace estaba herido al expresar su enorme deseo sexual por semejante
idiota. Tuvo que darse cuenta, con cierto resentimiento, de que ninguna de sus
ventajas (su familia, su riqueza, su apariencia, incluso su considerable
inteligencia) importaba en su presencia.
El
dormitorio del Emperador y la Emperatriz aún no estaba desocupada, por lo que
Xavier la llevó a una habitación privada, las habitaciones que había ocupado
antes de independizarse ahora estaban en ruinas y descuidadas pero a nadie se
le permitía entrar.
—¡Es tan
grande!
Marilyn
exclamó emocionada, corriendo alrededor de la habitación tan grande que su voz
hizo eco.
—Aquí
podríamos jugar al escondite.
Xavier se
rio de su inocencia.
—Deberíamos
hacer algo mejor que escondernos.
—Estoy
muy bien vestida.
Marilyn
hizo una mueca cuando sintió que sus manos desabrochaban las cintas de su corsé
en la parte baja de su espalda. El vestido se aflojó en un instante. Se vistió
tan hermosa pero no la miró correctamente, y sus hombros cayeron.
Llevó la
cinta de su corsé a su nariz, olió su aroma y se rio.
—Eres más
bonita cuando no llevas nada.
—Ay.
Marilyn,
con los pechos al descubierto, gimió coqueta como si lo hubiera esperado. Era
tan colorida, se veía tan dulce con su vestido desaliñado.
Le cubrió
suavemente los ojos con la cinta que sostenía, besando sus ojos patéticamente húmedos.
—¿Eh? Sa,
Saviel...
—Esto será
más divertido que jugar al escondite.
—Tengo
miedo.
Él la
abrazó y susurró.
—Está
bien, te voy abrazar así, ¿tienes miedo?
Y Marilyn
le devolvió el abrazo.
Él la
levantó en un rápido abrazo y caminó rápidamente hacia la cama. La sensación de
suavidad en su espalda relajó los nervios de Marilyn. Ella no podía ver, pero
su toque continuó. Cuando terminó de quitarle el vestido, sus labios rozaron su
mejilla y luego su oreja, Marilyn dejó escapar un suspiro entrecortado.
—Haat.
El dulce
y cálido aliento de Xavier en su oreja le dio un escalofrío. No poder ver era
frustrante, pero mis oídos y mis sentidos eran más sensibles, y sentía como hormigueaba
dondequiera que tocaba.
—Bueno,
Saviel...
Pero
Marilyn no pudo resistirse a él. Mirando su cuerpo tembloroso con las manos
juntas, él tomó su mano y la levantó por encima de su cabeza.
—Ay.
Trató de
luchar débilmente, pero finalmente la fuerza de él la obligó a levantar la mano
por encima de la cabeza. Él apretó su pecho y lo chupo y lamio como si estuviera
comiendo una deliciosa fruta. Sus gemidos eran descarados.
—Oh, no.
¡Si chupas y tiras así...!
Marilyn
negó con la cabeza, pero Xavier persistió, probando sus dos pechos. Los pezones
rojos se destacaron deliciosamente, brillando con su saliva.
Con los
ojos vendados por la cinta, Marilyn se estremeció ante su estímulo gritó llorando
con la respiración entrecortada.
—Saviel,
Saviel...
Sus manos
buscaron a tientas a él, que de repente se había apartado de ella. Él tomó su
mano y la besó, besando su cálida palma y sus dedos.
—¿Te han
consolado alguna vez estas manos en mi ausencia?
—Eh, mu,
no sé a qué te refieres...
—Algo como
esto...
Marilyn
negó enojada, dándose cuenta de lo que quería decir cuando le chupó el dedo y
lo dirigió directamente entre sus piernas.
—¡No, no
lo hice, no hice eso...!
—¿De
verdad?
Marilyn
asintió con urgencia, pero sus dedos terminaron entre sus piernas mojadas.
—Ah.
Sus dedos
también entraron en su interior y hurgaron.
—Je, ah,
ah, no
—Bueno,
está hinchado, aquí, aquí.
Con la
otra mano, pellizcó mi clítoris.
—¡Thwack,
no... si lo frotas así...!
—También lo
sientes más. Tal vez sea porque tienes los ojos vendados.
Podía
sentirlo, y parecía mojarse más rápido de lo normal. Las paredes internas
estaban empapadas y se aferraban a su dedo y no lo soltaban.
—Hmph....
Marilyn
se estremeció y se arqueo ligeramente cuando su dedo, que siguió al suyo, rozó
algún lugar de su pared interior.
—Aquí,
¿es justo aquí?
Xavier
rápidamente encontró el lugar donde sentía más placer. Xavier metió su dedo
junto con el de ella, froto, rasco y estimulo. Una sensación que no supo si era
dolor o placer la invadió. Sus labios se abrieron, pero no podía respirar ni
tragar. Una sensación de placer donde ni siquiera podía gemir la sacudió.
Mi mente
daba vueltas. Un tremendo estremecimiento pareció estallar a través de todo su
cuerpo y su interior se contrajo como loco.
—¡Eh!
Su cabeza
latía por la estimulación paralizante, y sentía la sensación de que mi cuerpo
no era mío. Marilyn sollozó su nombre.
—Es
increíble, Marilyn. Lo sientes mucho. Como era de esperar, reaccionas con más
sensibilidad cuando te tapas los ojos.
—Mmm,
Saviel.
Xavier la
besó en la mejilla y lentamente desató la cinta que tenía atada. Besando sus
ojos manchados de lágrimas en el clímax, le mostró sus dedos empapados de jugo
de amor y los presionó en sus labios.
—Mira,
salió mucho con tu dedo y el mío.
Fluyó por
sus muslos y empapo también sus nalgas, empapando las sábanas de la cama
haciendo un desastre. Su toque después de mucho tiempo era dulce y caliente,
haciendo que hormigueara como el infierno el interior de mi cuerpo.
—Saviel...
Yo, yo, mi cuerpo...
Suplicó
Marilyn, todo su cuerpo hormigueaba.
—Por
favor...
No podía
esperar para ser uno con él. Quería tocarlo y arder acaloradamente.
—Ah, sí
me miras con una mirada tan triste… es vergonzoso…
Abriendo
sus piernas, metió su pene profundamente dentro de ella.
—¡Ay!
La
penetro, y Marilyn, en medio del clímax, lo apretó y se contrajo como si fuera
a cortarlo.
—Oh mí.
Dentro de
ella mientras lo agarraba y lo tragaba sintiendo un hormigueo, Xavier también
sintió que su visión se nublaba por primera vez, y tuvo que dejar de moverse
para recuperar el aliento, temiendo que si se seguía moviendo, eyacularía
dentro de ella.
—Hugh,
Saviel...
Abrazando
a Marilyn, que jadeaba, le besó la frente, el puente de la nariz y la mejilla,
calmando su placer.
—Mmmm.
Llenó su
vientre con su semen. El latido de su pene lo sintió familiar.
—Haa,
estás tan húmeda y resbaladiza... se siente bien como me envuelves y te aferras
a mi pene, Marilyn.
—Ah ah.
—¿También
a Marilyn le gusta mi pene?
Marilyn
asintió y sollozó.
—Porque
es tan caliente.... Mmm, está bien. ¡Ay, cuando lo mueves así...!
Sus
movimientos hicieron que Marilyn se retorciera, agitada. Mientras frotaba por
dentro, su pene caliente la penetraba violentamente. Su corazón se sentía como
si fuera a estallar. Era tan profundo que su cuerpo se estremeció
incontrolablemente.
Xavier se
la comió alegremente y dejó marcas en su cuello, clavícula y pechos mientras
ella sollozaba de placer. Levantando la cabeza para encontrarse con sus ojos
húmedos, murmuró.
—Ja,
nunca dejaré que te lastimen en este lugar.
Inconscientemente,
recordó lo que sucedió aquí y lo dijo como si estuviera decidido. Él también
estaba ebrio de placer y lujuria.
—No
perdonaré a nadie que te toque ni un solo cabello…
—¿Eh?
Un brillo
inquisitivo apareció en los ojos de Marilyn, incapaz de comprender lo que
estaba diciendo Xavier. Él simplemente sonrió y besó sus ojos.
—¡Ah, ah!
—Así que,
por favor, piensa solo en lo que te haga sentir bien, Mariel
Los
cálidos golpes de calor volvieron, y una y otra vez Marilyn fue arrastrada por
Xavier.
—¡Aah!
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