Capítulo 6. La noche de los duques de Roxbury

 

Aunque durmió muy poco, la mente de Tracy estaba alerta. Estaba sintiendo una mezcla de traición y conmoción. Entonces, ¿tiene realmente razón Sir Felton?, pensó, tiene otra mujer a quien ama y solo me está utilizando por mi estatus social manteniendo su relación con mi familia. ¿Va a traerla al ducado más tarde?

No sé qué le impidió casarse con ella, pero nunca he oído hablar de un noble del estatus de un duque que haya pasado toda su vida sin una esposa. Puede que mis padres estén impresionados en este momento, pero se sentirán agobiados si un gran noble como él, con quien no tienen una relación real siga usando a su hija como una excusa para no casarse.

Entonces ellos mismos podrían ser quienes le pidieran que se volviera a casar, y si para entonces ella ignoraba la situación hasta el final, no importaría. Parecía el plan perfecto. Tracy se secó la cara con su mano temblando.

Si tan solo no me hubieras dicho eso.

Él me dijo claramente que me amaba y yo le creí, entonces, ¿cómo pudiste decirme que la chica que conociste cuando eras joven es a la única a quien has extrañado con todo tu corazón? ¿No deberías al menos haberme dicho una excusa? Hubiera sido mejor si seguías mintiéndome. Podría ser una estupidez, pero Tracy lo decía en serio.

Habría continuado con mi vida pensando que estoy muerta de todos modos, entonces, si realmente creyera que Edgar me amaba, me habría sentido satisfecha simplemente con quedarme tranquilamente a su lado. Tal vez, y sólo tal vez... Si me hubiera dicho después que necesitaba tener una esposa y que tenía que casarse con otra mujer para que fuera la duquesa, podría haberlo entendido.

Fue amargo pensar que a pesar de que seguía siendo una mujer noble podría haberme convertido en su amante por voluntad propia, Tracy realmente lo amaba, aunque lo había conocido por poco tiempo. Como nunca había recibido amor del sexo opuesto, era natural sentirme atraída por la persona que me lo dio primero.

Pero ahora todo cambio. Ahora que Felton me había dicho la verdad, no quería seguir creyendo en él cuando sé que sus sentimientos no son verdaderos. Pienso en regresar a la finca Hartwyn. Si se lo pido a Felton, el me acompañara y también podría explicarles toda la historia a mis padres. Ya era hora de que llegara a esa conclusión e hiciera las maletas.

—Señorita, hay una carta para usted.

—¿Una carta? ¿De quién?

—No lo sé, señorita. Es de un miembro de su familia y me pidió que se la entregara.

Tracy abrió la carta apresuradamente ante las palabras de la sirvienta. ¿Podría ser de mi hermano?

[Estimada señorita, tenemos un problema. El Maestro Jade ha solicitado un duelo con el Duque de Roxbury, y me temo que esto va a ser un gran problema, ya que es un nuevo caballero que acaba de unirse a la Orden apenas ayer así que sus acciones se considerarían un gran agravio]

Mi mano que sostenía la carta tembló. Mi hermano… lo he arruinado.

—Tengo que ir.

Mi hermano debió haber perdido la cabeza por mi culpa. Sir Felton no pudo detenerlo, así que me informó. Tracy llamó apresuradamente al mayordomo y le pidió que preparara el carruaje, el mayordomo probablemente pensó que era una solicitud de Edgar e inmediatamente lo preparó. Tracy pudo llegar a la orden de los caballeros en poco tiempo.

—¡Señorita!

 Felton, que había estado esperando en la puerta principal, vio el carruaje y corrió hacia él. Tracy corrió hacia él y le preguntó.

—¿Dónde está mi hermano? ¿Dónde está?

—Estás en la sala de entrenamiento. Bienvenida. El duelo está por comenzar.

—¿Qué? el duelo está por comenzar, ¿no comienza cuando ambas partes están de acuerdo?

—Así es. El duque de Roxbury aceptó el duelo.

—¿Qué dices?

—Se lo dije, ¿no? Él tiene un motivo oculto. De lo contrario, no habría aceptado el duelo para castigar al hermano de su esposa. A pesar de ser el capitán podría haber sido más comprensivo y lo hubiera perdonado.

Sir Felton murmuró mientras la conducía al campo de entrenamiento. Tracy se mordió el labio. Me siento terrible. Como ella no respondió, Sir Felton se encogió de hombros y dijo.

—Por ahora mi señorita, por favor detén el duelo. No sé qué está pensando el duque de Roxbury, pero si se lo pides, es posible que no apunte con su espada al Maestro Jade.

—... está bien.

Por muy incómodo que fuera estar cara a cara con Edgar otra vez, no podía permitir que mi hermano saliera lastimado. Mi hermano seguía siendo un novato que recién se unió a los caballeros, y Edgar era su capitán con mucha más experiencia práctica. No había manera de que mi hermano pudiera ser su oponente.

—¡Qué despreciable bastardo! ¿Pensaste que no sabía tus intenciones al darle tu apellido a mi hermana menor?

Tan pronto como llegamos al campo de entrenamiento escucharon gritos. Me gire para ver a Jade, con su espada ya desenvainada y apuntando a su oponente. Su cara estaba roja y parecía muy enojado porque estaba gruñendo. Edgar, por otro lado, todavía sostenía su espada en su vaina, y lo miraba con rostro inexpresivo.

—Supongo que quería estar relacionado con mi familia para encubrir su humilde estatus. ¡Y casi me engaña a mí también! Pero empecé a sospechar, ¿Por qué hizo tal acto? Si no fuera por la humilde mujer que está a su lado, no lo habría descubierto hasta el final. ¡Pretendías seguir siendo el yerno de la familia Hartwyn mientras jugueteabas con tu amante! Como heredero de la familia Hartwyn y hermano mayor de Tracy, estoy obligado a desafiarte a duelo. Ahora, desenvaina tu espada.

Jade le arrojó su guante a Edgar, quien no respondió. Golpeo la mejilla de Edgar y cayo, Tracy se tapó la boca con sorpresa. Cualquiera que sea su origen Edgar ahora era duque y jefe de los Caballeros Templarios, mientras que Jade era vizconde y nueva caballero. La diferencia de estatus y rango es obvia, y ella era la culpable de que su hermano le faltara al respeto desafiándolo a un duelo. Y además de eso, lo estaba provocando. Seria castigado independientemente del resultado del duelo.

Tengo que detenerlo. Pensó Tracy en ese momento. Edgar alcanzó su cintura. Con un chasquido, sacó su espada de su vaina. Al mismo tiempo, Jade estalló en espíritu y corrió hacia Edgar.

—¡No!

Tracy intentó correr, pero Sir Felton la agarró.

—¡Suéltame, Sir Felton!

—¡No, mi señorita!

—¡Suéltame, debo detenerlo antes de que cometa un verdadero error!

Ella luchó por liberarse, pero Sir Felton la agarro con fuerza y ​​no la soltó.

—Es demasiado tarde.

Cuando miré en la dirección que apuntaba su mano, las dos espadas ya estaban enfrentadas. La única diferencia era que Jade sostenía la espada con ambas manos, y Edgar lo bloqueaba con solo una. El rostro de Jade estaba sonrojado como si estuviera usando todas sus fuerzas, y Edgar parecía tan tranquilo como siempre. Se veía por completo la diferencia de fuerza.

—¡Kuut...!

Como si Jade lo hubiera notado, gimió y trató de aplicar más fuerza, pero su postura no pareció cambiar.

—¿Por qué, por qué tiene esa expresión? Acaba de insultarlo y no parece importarle.

Edgar no parecía enojado en absoluto. Parecía completamente imperturbable. Tracy sintió una oleada de emociones en su pecho. Si lo que dijo Jade era verdad, al menos debió haber intentado ocultarlo o negarlo. Pero Edgar no hizo ninguna de las dos. Tracy no tenía idea de lo que pasaba por su cabeza.

—Mire eso. Lo está haciendo a propósito.

Sir Felton dijo sarcásticamente.

—Está actuando como si no valiera la pena y está haciendo que todos piensen que es culpa del Maestro Jade.

Afortunadamente, no había mucha gente alrededor del campo de entrenamiento. Quizás Edgar los estaba restringiendo.

—Otros pensarán que el Maestro Jade está tan solo afligido por su muerte y que está actuando sin razón, cobardemente.

—Mi señorita, debe pensarlo muy bien. Debe mantenerse alejada del duque de Roxbury; él sólo quiere quedarse con el apellido Harwyn.

Felton apretó el brazo de Tracy sintiendo pena por ella y continuó persuadiéndola. Las lágrimas comenzaron a brotar de los ojos de Tracy. No quería creerlo, pero parece que Sir Faltón tenía razón.

—¡Ah...!

En ese momento, Edgar, que solo se había estado defendiendo, movió la espada hacia arriba y con un solo golpe Jade perdió el equilibrio y el control de su espada. La espada de Jade voló en un arco parabólico hacia Tracy y Felton, quienes observaban la confrontación detrás de ellos.

—¡Eso fue peligroso!

Tracy se encontró tirada en el suelo, afortunadamente ilesa, gracias a Sir Felton, que al ver que se quedó paralizada por la sorpresa, la apartó jalándola del brazo y por la cintura y rápidamente la hizo hacia un lado provocando que Tracy cayera al suelo rodando, pero afortunadamente no resultó herida.

—¿Estás bien?

—Uh, sí, estoy bien.

Tracy sintió una ligera sensación de ardor en la mejilla era como si se hubiera raspado, pero no le importó y se levantó rápidamente. Giró la cabeza para mirar a Edgar y Jade, quienes también miraron en su dirección al escuchar su caída. Los ojos de Jade estaban muy abiertos por la sorpresa y la boca de Edgar estaba ligeramente tensa y temblorosa. Jade miró alternativamente entre Tracy y Felton y gritó con incredulidad.

—¿Felton? ¿Por qué ayudaste a esa mujer?

—Líder de la División Adjunta.

Edgar mantuvo sus ojos fijos en ella y llamó a su subordinado que observaba ansiosamente el duelo.

—¡Sí, capitán!

—Arresta al nuevo recluta Jade Hartwyn, por insubordinación, desobediencia y blasfemia.

—¡Si señor!

—Quedará detenido hasta nueva orden.

—¡Sí!

Otros caballeros atraparon a Jade, quien agachó la cabeza como si se hubiera rendido, y se lo llevaron. Edgar guardó su espada y se acercó a ella.

—Quita tus manos de ella.

Su voz fue baja y fría, le dijo a Felton y atrajo a Tracy hacia él. Tracy apretó los dientes mientras la sostenía en sus brazos.

—¿Quién eres?

—Soy John Felton, un caballero al servicio de... Jade Hartwyn.

—En resumen, eres el sirviente de Lord Hartwyn. ¿Y quién llamo a Tracy?

Sus ojos color amatista parecían joyas preciosas. Sentí como si ardieran estaba furioso. Tracy se sorprendió al ver que Edgar estaba enojado porque la trajeron aquí. Así que no presto atención a cuando Felton cambio de expresión e inclino la cabeza cortésmente.

—¿Por qué estás enojado? ¿Porque te pille intentando lastimar a mí hermano?

Si no fuera por Sir Felton, ¿habías engañado a Jade para que te desafiara a un duelo?

Cuando sus pensamientos llegaron a ese punto, Tracy no pudo contenerse más. Y se alejó de los brazos de Edgar. Felton miró a Tracy sorprendido y dijo:

—Yo... estaba preocupado por el Maestro Jade.

Felton no parecía darse cuenta que estaba respondiendo. Era un hecho desconocido para todos que ella aún estaba viva. Edgar había oído hablar de John Felton, por lo que sabía quién era. Pero no esperaba que ella le dijera a Felton que seguía viva.

¿Edgar realmente planeó todo esto? ¿Se enfadó y dijo eso por enojo cuando se topó con Felton, un caballero del territorio de Hartwyn, mientras intentas aprovecharte de mí alejándome de la gente de Hartwyn?

—Si eres el sirviente de uno de mis Caballeros, ¿no sabes que tienes que obedecer mis órdenes? ¿No escuchaste que este duelo era privado? Jhon Felton. Permanecerás en disciplina hasta que tu maestro sea liberado.

Mientras Felton bajaba la cabeza con una expresión miserable en su rostro, Tracy le dijo a Edgar:

—¿Por qué querías que el duelo fuera privado?

—Tracy, eso es porque…

—¿Porque no querías que me enterara sobre el duelo? ¿Porque es obvio que mi hermano perdería?

 Se me llenaron los ojos de lágrimas sintiéndome traicionada por alguien en quien confiaba, Tracy atacó sin saber lo que estaba diciendo.

—Si no hubiera venido, podrías haber matado a mi hermano. Y entonces la Familia  Hartwyn perdería a su único heredero, al final sería absorbida por el heredero a través del matrimonio.

—¿De qué diablos estás hablando?

—¡Te pregunto si permitiste que mi hermano te desafiara a duelo para ganar el honor de mi familia!

La expresión de Edgar se volvió fría ante las palabras de Tracy. Siempre había sido tan gentil y dulce que no había creído que lo llamaban héroe de guerra, pero ahora estaba haciendo honor a su título.

—John Felton. ¿Qué le dijiste?

—¿Por qué le preguntas a Sir Felton?

—Líder de la División Adjunta. ¡Llévense a este hombre y deténganlo de inmediato!

A su orden, Felton fue capturado, atado con una cuerda y se lo llevaron a rastras. Pronto, solo ella y Edgar quedaron allí.

—Tracy, ¿qué te dijo? No creas una palabra de lo que dice. No volví a casa anoche porque tenía asuntos urgentes que atender, y fue por su culpa. John Felton ingreso a la capital. Y se acercó a mí para servir a tu hermano. Jade Hartwyn debió haber pensado en ti y acepto a Felton como su sirviente. Como Jade Hartwyn no estaba al tanto de tu condición, y como no podía darle ningún detalle, acepte el duelo para calmarlo y luego…

—Por favor, libera a mi hermano, Edgar.

Tracy dijo entre lágrimas.

—Solo lo hizo por mí; solo lo hizo por culpa, porque cree que me obligó a casarme. Me disculparé en su nombre por mancillar tu honor, Duque, así que...

—El comportamiento de Lord Jade Hartwyn es digno de expulsión.

—¿Qué quieres decir con expulsión?

—Intente que el susodicho duelo fuera lo más rápido posible, pero John Felton se involucró y mucha gente se enteró. Probablemente Su Majestad ya haya sido informado.

Jade ha pasado toda su vida entrenando para convertirse en un caballero quería proteger a la familia imperial. Pero si es expulsado ahora, perderá no sólo su lugar en los caballeros templarios, sino también su derecho a convertirse en un caballero en el futuro.

—Es por mi culpa...

La escena ante mis ojos era vertiginosa. En ese momento, uno de los caballeros que se había llevado a Jade a rastras regresó para informar. Incluso bajo custodia, Jade Hartwyn estaba protestando enérgicamente.

—Dice que no puede disculparse por deshonrar la reputación del Capitán.

—Ah...

—Tracy, por favor regresa por ahora. Tengo algunos asuntos que atender y no puedo hablar detalladamente contigo en este momento, pero definitivamente te explicaré cuando regrese.

Su expresión todavía era severa, pero su voz no sonaba enojada. Con eso, Edgar le dio la espalda y caminó de regreso a su oficina, ocupado hablaba con algunos de los caballeros. Tracy tropezó y, como si hubiera recibido una orden, un sirviente corrió en su ayuda y la ayudó a subir al carruaje.

¿Qué debo hacer, dónde me equivoqué? No debí haber venido a la capital para conocer al duque de Roxbury

Me sentí mareada mi cabeza daba vueltas. Se apoyó contra el carruaje y contuvo los sollozos. Quizás sería mejor dejar el Ducado ahora. Si Sir Felton me ayuda, podre regresar a Hartwen Manor y contarles toda la verdad a mis padres.

... Pero, ¿sería una tonta si pensara que quieren escuchar mi historia?

Según Sir Felton, todo encajaba como un rompecabezas. Edgar planeó todo para ganarse el honor de la familia Hartwing.

—Entonces la forma en que me miraba y me hablaba. ¿Todo eso fue mentira?

No podía creerlo. Mi cerebro sabía que era verdad, pero no era fácil de aceptar. Mi corazón se sentía apretado. Mientras tanto llegue a la residencia del Duque. Al bajar del carruaje, el cochero le entregó una nota. Un caballero le había pedido que se la entregara. Tracy regresó a su habitación y la abrió con cuidado.

[Señorita Tracy, le explicaré su historia al Maestro Jade, e incluso si él no me cree, yo la apoyaré hasta el final].

Tracy la leyó de nuevo, estupefacta. Felton estaba siendo sobreprotector, a pesar de que Edgar, el duque y Capitán de los Templarios, había ordenado su detención. En los viejos tiempos, habría saltado de alegría ante la perspectiva de recibir su protección, aunque sabía muy bien que eso iba en contra de los deseos de su superior.

Felton nunca estuvo interesado en mí y sólo me mostró una seca cortesía. Hubo un tiempo en que me gustó su indiferencia. Pero ya no más. Agradecí que quisiera ayudarme, pero me sorprendía que mostrara interés en mí de una manera completamente diferente a como era antes. Tracy pensó y pensó mientras miraba la nota sobre la mesa. El tiempo pasó mientras dudaba, escuchó a través de la ventana que Edgar había regresado. Llegó a caballo, sin carruaje, y fue directamente a la habitación de Tracy.

—Tracy.

Edgar abrió la puerta, respirando pesadamente como si hubiera subido las escaleras corriendo. Y pareció ligeramente sorprendido al ver a Tracy con los ojos hinchados. Edgar se acercó a ella con pasos rápidos.

—¿Por qué has estado llorando?

—He estado llorando por un tiempo—, dijo Tracy. ... Édgar. ¿Quién diablos eres?

La forma que la abrazó y acarició la espalda fue tan tierna que Tracy rompió a llorar.

—¿Qué diablos estás pensando y por qué intentas hacerme tan miserable?

—¿Cuánto tiempo llevas viendo a Felton y qué te ha dicho?

—¿Eso que importa ahora?

—A mí me importa.

Tracy, con el rostro mojado por las lágrimas, miró fijamente a Edgar, quien la miraba con una expresión extremadamente seria. Su toque todavía era suave, pero su mirada era extremadamente decidida.

—John Felton apareció repentinamente en la capital después de que desapareció de la Finca Hartwyn, y no necesito que me digas lo que obviamente ha estado planeando. 

—...Sir Felton me ha informado…

—¿Qué?

Tracy dudo. ¿Debería decirle la verdad, que solo me estas usando para poder traer a otra mujer?

—¿Te habló de la poción mágica?

—A juzgar por tu expresión, diría que sí.

Su expresión enojada no le resulto familiar así que Tracy se alejó de él.

—¿Cómo sabes eso?

—Quería decírtelo después de ocuparme del asunto.

Edgar exhaló un largo suspiro y continuó.

—No había nada que pudieran hacer al respecto Tracy te habían convertido en un fantasma. Descubrí que el vino que bebiste la noche antes de la boda fue mezclado con una poción. Y es una poción mágica que está prohibida en el Imperio. Por eso nadie pensó en ello. Estaba seguro de que eras tú al tocarte, y era sospechoso que nadie más pudiera oírte ni tocarte. Así que investigué y descubrí que era por eso.  

Eso era algo que ella ya sabía. Sin embargo, fue una historia diferente a la que Sir Felton le había contado. Tracy lo escuchó en silencio.

—Si bebes aunque sea una pequeña cantidad de esa poción, te dejará inconsciente, como si hubieras estado durmiendo durante días y cuando te despiertes, parecerás un fantasma durante diez a veinte días. Sin embargo, si te encuentras cara a cara con alguien por quien sientes algo, esa persona podrá sentir tu presencia, y eso es lo que Felton buscaba.

—Sir Felton... ¿es lo que buscaba?

Esta es la primera vez que escucho esto. ¿No sólo del efecto de la poción, sino también lo que buscaba Sir Felton? La expresión de Edgar se volvió más oscura.

—Todavía creía que los sentimientos de la señorita Hartwyn eran los mismos. Hombrecito tonto, y lo hizo porque sabía que me iba a casar contigo. Después de drogarte y mantenerte oculta por un tiempo, pensó que tendría la oportunidad de tenerte como su esposa. Al hacer eso nuestro matrimonio habría sido cancelado, así también habría tenido la oportunidad de competir para ser el siguiente sucesor del vizconde Hartwyn.

—Espera, espera un minuto.

Tracy se quedó sin aliento por lo que estaba escuchando.

—Su esposa... ¿Había planeado todo esto para que fuera su esposa? Eso no puede ser posible. Sir Felton me ha rechazado durante años, si realmente quería ser mi esposo, no tendría que haber pasado por todo este problema.

—La mente de un hombre tan pequeño es tan mezquina que es difícil de entender. Así se comportan algunos hombres faltos de habilidad y de bajo rango. No saben apreciar a una mujer cuando les confiesa sus sentimientos. Se sienten orgullosos de ser el objeto de su anhelo y prefieren sentirse superiores; y así, después de un tiempo se sienten seguros de presumir su conquista, pero cuando aceptaste casarte conmigo, debió haber recobrado el sentido.

—P-pero, Sir Felton...—, dijo, —no quiero decir... incluso si se casaba conmigo y toma el apellido Hartwyn, no podría ser el sucesor; tengo un hermano mayor.  Él solo sería mi esposo ¿cómo es que quiere ser el sucesor?  

—No sabes. Él era un hombre libre a pesar de que ahora sea un caballero. Es muy probable que una persona así sea alguien que no sigue la caballerosidad.

Edgar no lo dijo directamente. Pero Tracy sabía a qué se refería. La caballerosidad consiste en anteponer la justicia, no matar innecesariamente y no buscar satisfacer el interés propio. Sin embargo, de no cumplir significaba que... ¿Estás diciendo que estaba tratando de hacerle daño a mi hermano?

Jade Hartwyn había pospuesto casarse y aún no se había comprometido. Si fuera gravemente herido o asesinado, el sucesor natural seria ella o su marido. Y dadas las normas sociales del imperio, las mujeres aún no eran reconocidas como herederas de un título, lo más probable era que el próximo vizconde fuera su marido, por lo que era muy probable que John Felton se convirtiera en John Hartwyn y se hiciera cargo del título. Las palabras de Edgar fueron ciertamente creíbles. Sentí una punzada en la cabeza. Tracy se frotó la frente por un momento.

—¡Tracy! ¿Estás bien?

—Estoy bien, estoy bien.

Pero ella no podía creer lo que oía. Especialmente porque había oído la historia de Sir Felton antes que la de Edgar.

¿Quién diablos me está diciendo la verdad?

Ella estaba confundida. La idea de que Felton, a quien sólo recordaba con cariño, pudiera haber hecho algo tan terrible, hizo que mis ojos se pusieran vidriosos. Tanto lo que dijo Edgar como lo que dijo Felton fue impactante. Independientemente de cuál de las dos dijera la verdad. Estaba claro que era algo que no quería creer. Tracy bajó la cabeza desesperada.

—Necesito tiempo.

—Tracy, no escuches nada de lo que diga Sir Felton, él es…

—Sólo dame un día.

Tracy dijo con firmeza, alejándose de él.

—Solo necesito tiempo para pensar, Edgar.

—Me gustaría ver a mi hermano mañana, si me lo permites.

—...Por favor, hazlo.

Después de un momento de silencio, Edgar asintió con la cabeza en señal de aprobación. Tracy miró su espalda mientras salía de la habitación y preguntó impulsivamente.

—Entonces, Edgar, ¿quién era la mujer que amabas?

Edgar agarró la puerta y se dio la vuelta, con el rostro inexpresivo.

—Te veré pasado mañana.

Y salió. Al oír el portazo al cerrarse, Tracy inconscientemente se agarró el pecho. ¿Por qué me siento mal cuando fui quien se alejó primero?

—Pero no dijiste que no tenía por qué saberlo.

Tracy pasó la noche con los ojos abiertos, tratando de consolarse con esas palabras. Y tan pronto como amaneció, corrió hacia la orden de los Caballeros. Por ahora, iba a persuadir a mi hermano. Iba a decirle la verdad y disculparme. Aunque Edgar ya había llegado a trabajar, Tracy pudo pasar por la puerta principal de los Caballeros, probablemente porque él se lo había dicho con anticipación.

—Dijo que los cuarteles de los nuevos caballeros están al noroeste de la oficina del capitán. 

Al recordar lo que le dijo Jade mientras se preparaba para el examen de caballero, pudo encontrar el camino sin dificultad. Ahora que Jade estaba bajo custodia, sólo necesitaba encontrar donde acampaban los soldados y caballeros. Además, aunque era temprano, todos los caballeros ya se habían ido a trabajar, por lo que no habría mucha gente alrededor.

Pero por alguna razón, no había señales de nadie frente al cuartel. No esperaba encontrar allí a un caballero detenido. Estaba en un punto en que estaba confundida por lo que había sucedido.

—Hermano Jade.

—¿Cómo me llamaste? Eres la amante del duque de Roxbury

—Hermano ¿Estás bien? El centro de detención es...

—No estoy de humor para hablar contigo, así que vete ahora.

—Soy Tracy, hermano.

Ante lo que dijo entre lágrimas, Jade se detuvo en seco.

—.... ¿qué?

—Puede que no lo creas, pero no estoy muerta. Soy realmente Tracy.

—¿Qué es esto?

—Hay un avellano en el jardín trasero en la finca de nuestra familia. Cuando éramos niños, solíamos columpiarnos en él y jugar. Más tarde, cuando una rama se rompió y me lastimé, nuestro padre lo cortó. Plante retoños de rosas allí y crecieron también ahí pude criar conejos que mi hermano me traía cuando salía a cazar y los alimentaba de los tréboles que encontraba alrededor.

—¿Cómo sabes eso tú...?

—También te vi llorar el día de mi funeral. Te arrepentiste por haberme comprometido y te escuché decir que pensabas que sería algo bueno para todos porque Edgar el Duque de Roxbury y el capitán de los caballeros templarios y tu superior. 

La expresión de Jade cambió extrañamente mientras continuaba. Tenía los ojos muy abiertos y parecía que no podía creerlo.

—No estoy muerta, hermano, soy yo a quien estás viendo ahora y definitivamente estoy viva. No soy un fantasma y no soy un monstruo.

—¿Tracy…? Pero claramente te vi. Cuando abrí tu puerta por la mañana, te vi acostada en tu cama con el rostro pálido...

—Por eso estoy aquí ahora, porque todos piensan eso.

Tracy tomó la mano de Jade, que parecía confundido, y se sentó debajo del arce. Le informo brevemente todo lo que había descubierto hasta el momento. Pero ella no le conto quién fue a quien le pagaron para que tomara la poción. Jade, que al principio se había mostrado escéptico y seguía diciendo que no podía creerlo, poco a poco empezó a asentir.

—Cuanto más te escucho, más me doy cuenta de que en realidad no estás muerta, hermana. Nuestros padres y yo estábamos demasiado conmocionados que nunca pensamos en investigarlo, y además, Bella murió en un accidente.

—Sí. Lo he oído, incluso el enterrador está muerto por lo que no sería fácil verificar los hechos.

—¿Qué quieres decir? El enterrador no está muerto.

—¿Qué?

—Todavía está vivo y bien, ¿quién más en la finca Hartwyn es tan sano como él?

Sir Felton dijo que el enterrador también había muerto. Me vino a la mente su rostro, que tenía una expresión sincera. No había manera de que lo que decía mi hermano fuera mentira. El enterrador era un anciano que había vivido en la finca Hartwyn durante muchos años por lo que incluso si hubiera muerto, no había necesidad de ocultarlo.

—Entonces…

Mientras analizaba todo lo que dijo Felton, Jade dijo:

—Ayer cometí un gran crimen contra el duque sin darme cuenta, nunca lo habría desafiado a un duelo si hubiera sabido cómo resultarían las cosas. Aun así, me perdono.

—¿Te perdono...?

—Solo me dio una advertencia.

—¿Qué?

—Dijo que no me castigaría y que no tenía que disculparme, y eso ya me lo había dicho anoche, también agrego que debería calmarme y venir a entrenar, pero no lo hice.

Tracy estaba escuchando a Jade aturdida.

—Ahora que lo pienso, tiene toda la razón. Fue culpa mía por no creer en la palabra del duque de Roxbury porque pensé que tenía una amante. Cuando me contó la historia del columpio de la tía Mary, pensé que solo era una excusa para calmarme.

—Espera un minuto. Edgar te conto la historia del columpio, ¿qué quieres decir?

—¿No te lo dijo?

Preguntó Jade, pareciendo aún más desconcertado.

—¿Recuerdas cuando tenías diez años y la rama del avellano se rompió y ya no pudiste subirte al columpio. John, que se estaba quedando en casa de la tía Mary había estado cortando leña y volvió a hacerte un columpio colgándolo en un árbol en el jardín de la tía e íbamos allí a menudo a jugar, pero después de un tiempo John se fue.

—El John que jugaba con nosotros en ese entonces era el Duque de Roxbury. Creo que usó otro nombre porque era un hijo ilegítimo cuyo estatus no fue reconocido en ese entonces, pero ¿realmente no lo recuerdas? ¿No fue por eso que aceptaste casarte con él?

Tracy se tapó la boca cuando un vago recuerdo vino a su mente sólo después de escuchar a Jade, la imagen de un chico que permaneció vagamente en mis recuerdos montando felizmente en un columpio. Recordó al chico turnándose para empujar el columpio con su hermano. Pero...

—Pero, ¿no era Sir Felton?

—¿Felton? El todavía no pasaba por la finca Hartwyn en ese entonces.

—Pero pensaba que era Sir Felton...  

Pensó que el chico que le gustaba era Sir Felton. La voz de Tracy se hizo cada vez más pequeña. Todo su cuerpo tembló como si la hubiera alcanzado un rayo cuando se reveló la verdad.

—De todos modos, por eso fue que el Duque de Roxbury pudo darse cuenta de que habías tomado esa poción mágica. Menos mal que viniste a la capital, Tracy. 

—Hermano... ¿Dónde se encuentra Edgar ahora?

—¿El duque de Roxbury? Estará en su oficina, por supuesto. ¿Por qué?

—Necesito verlo ahora.

Parecía que Jade estaba a punto de decir algo, pero Tracy simplemente corrió hacia su oficina. Sentí que tenía que enfrentarlo y decírselo. Cómo… ¿Cómo es posible que no lo haya reconocido? Me sentí estúpida por confundir al chico que recordaba con Sir Felton. El nombre era el mismo, así que, por supuesto, supuse que había crecido y había regresado a la finca Hartwyn. Por eso me gustaba Sir Felton y por eso pensaba que me rechazaba por la diferencia de estatus. ¿Cómo podía ser Edgar ese John y por qué no me dijo la verdad?

Una chica que conocí cuando era joven, la única a quien todavía extraño con todo mi corazón.

Qué debió pensar Edgar cuando le pregunté sobre esa chica pude ver la decepción en su rostro al no recordarlo. Al pensarlo, Tracy no pudo evitar sentir pena por él. No podía esperar a verlo y disculparme. Acababa de llegar frente al edificio de su oficina y estaba a punto de entrar corriendo.

—¡Señorita!

Escuché la voz de Felton detrás de mí. Cuando me gire, él apareció de la nada, la agarró de la muñeca y la llevó a un arbusto cercano.

—Señorita, ¿por qué está aquí otra vez?

—... Sir Felton.

La expresión de su rostro me despertó como si me hubieran lanzado un balde de agua fría. La culpa principalmente, por supuesto, recaía en ella misma. Sin embargo, dudé de las intenciones de Sir Felton, quien guardó silencio, a pesar de que había descubierto lo que estaba pasando mientras recibía su confesión a lo largo de los años. Dijo, tratando de mantener la calma.

—¿Por qué está aquí, Sir Felton? ¿No es tu trabajo servir a mi hermano?

—Por supuesto que lo es. Pero el Maestro Jade está castigado. Por ahora, tengo asuntos más urgentes que eso.

—¿Cuáles son?

No parecía saber que Jade había sido perdonado. Tracy tampoco podía adivinar sus intenciones, por lo que fingió no notarlo y preguntó. Entonces Felton miró a su alrededor y bajó la voz.

—He descubierto una manera de mantener tu cuerpo en su estado original.

—Estoy bien ahora—, dije.

—Una vez que tomas esa poción mágica, no se sabe cuándo volverás a ser un fantasma nuevamente. Por lo que necesitarás tomar un antídoto o utilizar otro método. Podrás decirle la verdad a tu hermano y tomar el antídoto antes de regresar a Hartwyn Manor. ¿Pero quién sabe cuánto tiempo pase hasta entonces? Tiene una fecha límite.

—¿Qué quiere decir, Sir Felton?

Felton no parecía haber adivinado que ya había pasado la noche con el duque de Roxbury; quien ya había descubierto todos los hechos.

—Señorita Tracy.

De repente se arrodilló frente a ella.

—Por favor, perdóname por ignorar tus sentimientos hasta ahora.  Te he rechazado por la diferencia de estatus entre nosotros y porque pensé que me mirabas con cariño debido a los recuerdos de la infancia, pensé que la gente no nos vería con buenos ojos. Así que herí tus sentimientos. Pensé que era lo mejor en ese momento. Pero ya no. Ver a la señorita pasar por tanto dolor ha sido insoportable. Yo te protegeré, señorita.

Extendió la mano y tomo la mano de Tracy.

—Por favor, cásate conmigo, señorita.

—Sir Felton.

Tracy dio un paso atrás. La mano de Felton se detuvo en el aire.

—No puedo casarme contigo, ya lo sabes, ya he hecho mis votos matrimoniales.

—Es algo que puede romper en cualquier momento. Piense con cuidado, señorita. La única forma de contrarrestar los efectos de la poción es tocar a la persona que realmente amas.

Él se levantó y se acercó a ella. Tracy tropezó dando un paso atrás, golpeándose la espalda contra un árbol. Susurró Felton, con los ojos brillantes.

—El duque de Roxbury la ha alojado sin que su familia lo sepa. Pero puedes venir conmigo y regresar. Entonces allí...

—Sir Felton, sé que no me amas.

Tracy dijo con firmeza.

—Y yo tampoco te amo, así que incluso si nos tocáramos, no funcionaría.

—¿Qué?

—El 'antídoto' ya está funcionando en mi cuerpo. Sé que no fue John Felton quien colocó el nuevo columpio si no que fue Edgar Roxbury.

Tan pronto como terminó, el rostro de Felton se endureció. Era una expresión de una persona de sangre fría, carente de cualquier signo de emoción.

—¿Entonces estás diciendo que terminaste teniendo sexo con él?

—No soy Tracy Hartwyn. Soy Tracy Roxbury.

Ahora que sabía que Edgar tenía razón, el asqueroso plan de Felton también era más claro: tenía la intención de poseerla y apoderarse de la propiedad Hartwyn. Ella habló con firmeza.

—Sé que fuiste tú quien me drogó, así que retrocede ahora, porque no tengo ninguna intención de obedecerte.

Felton dijo en voz baja.

—Después de todo el trabajo que he puesto en esto, ¿crees que simplemente me iré?

—¡Sir Felton!

—Es bueno que ya hayan profanado tu cuerpo porque podré hacer lo que quiera contigo. Eso es bueno tampoco tengo el pasatiempo de abrazar a una virgen. Es molesto tener que fingir ser amable todo el tiempo y es molesto tener que hacerse cargo. Pero tu cuerpo es un espectáculo digno de contemplar, así que lo tomaré como compensación.

—... ¿Qué?

—Por supuesto que habría sido mejor que te abalanzaras sobre mí, pero de esta manera será más divertido tenerte y hacerte lo que quiera.

Tracy jadeó ante el repentino cambio de tono.

¿Era realmente así como era?

Tracy se sorprendió al conocer la verdadera personalidad de Sir Felton, que había mantenido oculta durante una década.

—Si no hubieras dicho que te ibas a casar con el Duque, no habría tenido que hacer todas estas cosas complicadas. Entonces, ¿no hubiera sido mejor si simplemente rechazabas la propuesta en silencio y te inclinabas ante mí?

Felton sonrió siniestramente y se acercó a ella. Ella rápidamente dio un paso atrás.

—Estás tratando de ser linda, no estoy de humor para jugar a la niña pequeña, o tal vez quieres jugar a ser atrapada como una damisela que huye en apuros. Bueno, hay algo delicioso en atrapar y abrazar a una chica que se escapa. Será mejor que vengas aquí mientras sigo siendo amable. ¡Quiero verte humillada delante de tu hermano y tu marido...!

—Tú serás el que sea humillado.

Tracy dijo con calma. Felton, que había sido golpeado en la frente por una piedra que ella había arrojado, apretó los dientes.

—¿Aún no entiendes la situación en la que te encuentras?

—Eso es lo que quiero decir.

Tracy sonrió alegremente. Y señaló por encima de su hombro. El rostro de Felton se puso pálido cuando reflexivamente se dio la vuelta.

—¡Hazlo, Capitán! Hazlo, Capitán...

Jade estaba rojo y jadeaba, y a su lado estaba Edgar, con el rostro inexpresivo mientras sacaba la espada de su cinturón. Felton levantó las manos presa del pánico.

—¡Oh, es un malentendido!

—¿Malentendido? Acabo de escuchar todo lo que dijiste, ¿qué quieres decir con malentendido?

Se acercó gritando Jade — ¿No solo drogaste a Tracy y la hiciste sufrir, sino que también planeaste todo tipo de conspiraciones? Crees que no sé qué estabas tratando de matarme no solo a mí y al duque de Roxbury, sino también querías quedarte con la propiedad Hartwyn.

—Lord Hartwyn, cálmate. 

Edgar habló en voz baja, luego sacó la espada de Jade y se la arrojó a Felton.

—Has deshonrado a mi esposa, así que, como su esposo, te desafío a duelo.

—Eso no puede hacerlo, señor.

—Es ilegal desafiar a duelo a alguien que no es un caballero, pero por tus servicios al vizconde Hartwyn, te daré la oportunidad de ser castigado con una espada.

Sonaba como si ya supiera que perdería. Felton tomó la espalda con manos temblorosas. Probablemente él también lo sepa. Su habilidad con la espada no se podía comparar con la del líder de los caballeros. Al mismo tiempo que Felton sacaba la espada de su vaina, Edgar chocó las espadas. Jade rápidamente corrió y atrajo a Tracy hacia él. Escuché las espadas chocar un par de veces y luego a Felton gritar.

—¡Argh!

Sangre roja brotó de la mano de Felton, que había soltado la espada. Edgar dijo con su espada en el cuello de Felton.

—Con la autoridad de Duque y jefe de los Caballeros Templarios, castigaré a John Felton, un escudero, por sus engañosas artimañas contra un noble. ¿Hay alguna objeción?

—¡Ninguna!

—Muy bien, Lord Hartwyn, llévate a Tracy contigo.

—Sí.

Jade rápidamente le cubrió los ojos y la sacó del lugar. Sin embargo, no había dado más que unos pocos pasos cuando escuchó un ruido metálico. El enfermizo olor a sangre flotó hasta sus fosas nasales pero Tracy no miró hacia atrás.

Las noticias de la finca Hartwyn llegaron rápidamente: habían cavado su tumba y, de hecho, no había ningún cuerpo en ella, sino una muñeca de madera. El ruido que escuché cuando bajaban el ataúd parecía deberse a eso. Cuando le preguntaron al enterrador, este dijo que antes de poner su cuerpo en el ataúd, estaba tan triste que tomó unos tragos y se quedó dormido. Cuando despertó pensó que había metido su cuerpo en el ataúd porque los clavos ya estaban clavados.

—Felton debió haberte robado entonces.

—Si hubiera sabido que ese John eras tú, no habría llegado a esto. Lo siento, lo descubrí demasiado tarde...

Tracy se disculpó sinceramente. Edgar, que estaba sentado junto a ella en la cama, negó con la cabeza.

—Sabía que algún día lo descubrirías, está bien.

—Pero es por eso que llegamos a esto.

—Cuando pienso en lo que hiciste por mí en el pasado, esto no es nada.

Edgar inclinó la cabeza, la besó en la frente y susurró.

—En verdad, tenía la intención de poner fin a mis andanzas en la finca Hartwyn.

—Escuché que regresaste a la capital después de eso.

—No. No de deambular, tenía la intención de acabar con mi vida.

—¿Qué?

Tracy, sorprendida, se sentó. Edgar presionó su hombro como para calmarla y habló lentamente.

—Una vida no reconocida ni bienvenida por nadie, ¿qué le queda a qué aferrarse? En ese momento, lo único que tenía siendo un niño de 14 años era mi cuerpo. Literalmente vivía para morir. Y ahí es donde te conocí.

—No hice nada.

—Ese pequeño acto de ternura que ni siquiera puedes recordar, me dio ganas de vivir.

Edgar juntó las manos y recordó a tientas un débil recuerdo.

—¿Recuerdas el fresno detrás de la casa de la tía Mary?

—Sí. Allí corte un árbol para hacer el columpio.

—En realidad me iba a ahorcar allí. Iba a desaparecer en un lugar donde nadie me conociera. Pero justo cuando estaba a punto de trepar y agarrar la soga, una niña con lágrimas en el rostro tiró de mi cuello diciendo que ella había subido tan alto como yo, y que sabía que me dolería si me caía, así que me dijo que no subiera.

—Ah... Eso fue porque recordé cuando me lastimé cuando el columpio que colgaba del avellano en el jardín trasero se rompió.

—Sí. Pero sentí una preocupación genuina por mí en esos ojos verdes. Fue una bondad que nunca antes había sentido.

Edgar le besó los dedos. Tracy se sintió avergonzada por el descarado coqueteo.

—A partir de entonces, Tracy, supe que te tomaría como mi esposa y nunca he olvidado esa bondad.

—Quisiera borrar que confundí a Felton contigo. Ya que no lo sabía, me declare a la persona equivocada...

—Ahora que somos pareja, lo único que tenemos que hacer es centrarnos en el futuro— Sonrió lascivamente sacó su lengua y lamio sus dedos. Escuchando sus lengüetazos, sus ojos lujuriosos se volvieron hacia ella. Tracy tragó saliva y, al mismo tiempo, Edgar acercó su barbilla para besarla. Fue más profundo e intenso que cualquier beso que hubiera tenido alguna vez, y su corazón comenzó a acelerarse.

Tracy se encontró inclinándose hacia él. Ella imitó sus movimientos, respondiendo a la conquista de su boca por parte de Edgar. Ella puso sus manos en su nuca y lo acercó más, enredando sus lenguas. Una y otra vez, Edgar presionó sus labios calientes contra los de ella con vehemencia, bebiendo su saliva.

Pronto, una mano ligeramente fría se deslizó debajo del camisón de Tracy, haciéndole cosquillas en la piel. Tracy se sentó a su lado y se rio:

—¡Me haces cosquillas!

—¿Supongo que todavía sientes cosquillas?

—Mi mamá dice que es porque tengo la piel sensible.

—Hmm, seguro que eres sensible. No sólo tu piel.

La mano que había entrado lentamente estaba flotando alrededor de mi pecho y pronto estaba deshaciendo sin esfuerzo el nudo de su camisón y la empujo a un lado. Tracy se mordió el labio ligeramente y se estremeció cuando él pellizcó su duro pezón.

—Mmm.

—Mira eso. Creo que ya estás mojada. 

—Eh, no te burles de mí. Sé que ese no es el caso.

—¿Cómo sabes qué no?

Sus dedos impacientes habían logrado desabrocharle la ropa interior. Tracy llevaba algo un poco diferente a los calzoncillos que solía usar. Era ropa interior que se ata alrededor de la cintura, y se puede soltar de una vez con solo desatar el cordón. Se sabía en secreto que las damas nobles la usaban en días especiales. Se la quitó con una mano. Escuchó el suave sonido de la tela cayendo sobre la cama y ahora Tracy no llevaba nada más que un camisón.

—No mires.

Tracy se sacudió violentamente la mano que intentaba despiadadamente quitarme el camisón. Una mirada de interés cruzó por el rostro de Edgar. Tracy fingió deliberadamente ignorándolo, sabiendo que sus ojos estaban enfocados en la piel detrás del camisón semitransparente. Como si fuera un error, desató las cintas para revelar su escote profundamente marcado.

El centro de Edgar se estaba volviendo más rígido, como evidenciaba su respiración entrecortada. Podía sentirlo a través de la fina tela, atrapado en su pantalón ajustado, imponiéndose. Tracy presionó un poco más. Ella se subió encima de él y vio que los ojos de Edgar se abrieron ligeramente.

—No te muevas. Ni siquiera me mires.

—Eso es una tortura.

—Has estado ocultándome secretos todo este tiempo. Es un castigo.

—Eso fue porque tu no me recordaste.

Abrió las piernas y se colocó en medio de él presionando sus pechos contra su cuerpo, un gemido salió de la boca de Edgar. Tracy sonrió con satisfacción.

—Mmmm... Entonces, desearía que me hubieras dicho en ese momento que la chica de la que has estado enamorado desde que eras joven soy yo.

—Eso es...

—Este es mi castigo por no darme ni la más mínima pista.

Ella tomó sus manos entre las suyas y las puso sobre sus pechos. Edgar inmediatamente los acarició suavemente pero al final los agarro con suficiente fuerza y ella tuvo que morderse el labio otra vez. Para cuando Tracy logró quitarle los pantalones y la ropa interior con manos temblorosas, Edgar ya estaba acariciando sus pechos con todas sus fuerzas. La parte superior de su camisón ya estaba abajo mientras el dejaba marcas rojas en sus aureolas.

El pene de Edgar estaba completamente erecto y palpitaba. Tracy se agachó y lo agarró. Sentí como si me golpeara una ráfaga de calor. Era lo suficientemente grueso como para que apenas pudiera agarrarlo con una mano y, con un agarre firme, Tracy se embarro la palma con el líquido que brotaba de la punta.

Luego acaricio el pene de arriba a abajo con fuerza. Un gemido ahogado escapó de entre los dientes de Edgar. Al escuchar su gemido, el agua también comenzó a fluir de entre sus muslos. De hecho, había estado mojada entre las piernas desde que él mencionó por primera vez que era sensible. Intenté fingir que no hasta el final.

Pero ahora era demasiado para soportar, y se puso de rodillas, alineó la punta del pene de Edgar con su vagina y descendió con fuerza.

—Ahhhhh, hhhh.

—Ajá. Whoa Whoa.

Se quedaron sin aliento mientras se entrelazaban fuertemente. Tracy se tomó un momento para recuperar el aliento, todavía vientre contra vientre, luego le rodeó el cuello con los brazos. En ese momento, Edgar empezó a levantar la cintura.

—¡Ah, eh, eh, Edgar!

—No puedo soportarlo.

—¡Uf, mierda, no!

A este paso, podría venirse primero. No quería perder la iniciativa otra vez. Tracy frunció el ceño y le dio una palmada en el pecho.

—Hmph, no te muevas.

—Eh, pero eres demasiado lenta.

—¡Ahhh, ahhh, ughhh!

—Entonces, ¿cuándo llegare al clímax?

Interrumpiendo, Edgar puso sus manos en su cintura y comenzó a embestirla rápidamente. Tracy, incapaz de hacer nada más que gemir, comenzó a mover su cuerpo sin darse cuenta debido a la penetrante sensación. Mientras Edgar la sujetaba movía su cintura, ella trató de levantarse y sentarse usando las rodillas, pero todo su cuerpo estaba demasiado débil para levantarse correctamente.

Sólo pudo llegar al punto en el que su pene estaba ligeramente fuera de su ranura. Tracy instintivamente contrajo su interior porque no quería que se saliera, estremeciéndose con cada puñalada en sus paredes internas apretadas. Sonidos húmedos comenzaron a llenar el dormitorio y, finalmente, a Tracy le quitó el camisón y Edgar también se quitó la camisa.

—Hmph. ¡Tracy!

—¡Ahhhh, ahh, Edgar!

Edgar levantaba su cintura y ella se sentaba, uniéndose al mismo tiempo. Estimulando su interior más profundamente que nunca. Todo el cuerpo de Tracy temblaba como si fuera un pájaro golpeado por el agua.

Mientras ella abrazaba su cuello con fuerza, Edgar también rodeaba su cintura con sus brazos y la abrazaba más cerca, como si no fueran a permitir que nada se interpusiera entre ellos, aunque ya estuvieran conectados. Entre la unión enlazada, fluía en el enmarañado vello púbico un leve rastro de sus jugos. Edgar dijo sin rodeos.

—Tracy. Te amo.

—... Edgar.

Ella lo miró a los ojos y sonrió, sintiéndose plena. Ella estaba tan feliz en este momento, abrazándolo.

—Yo también te amo.

Ella abrazó su cuello y se apoyó contra su pecho. Edgar acarició su cabello con un toque suave.

—Entonces, quiero tener una hija que se parezca a ti.

—¿Eh? ¿Una niña?

—Sí, Tracy.

—¡Vaya...!

Pensé que había terminado, pero sentí que lo que había dentro de mí volvía a surgir. Estaba avergonzada porque era la primera vez que lo hacían de nuevo después de terminar una vez, pero Edgar sonrió y agarró sus nalgas con firmeza.

—Entonces, ¿por qué no nos esforzamos un poco más?

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzz

—Mmm, pero es difícil...

—Puedes quedarte quieta. Yo me encargaré de todo.

—¡Hmph…!

En un instante, Edgar cambió de posición, la recostó y se subió encima de ella. Metiéndose de nuevo con solo un movimiento de sus caderas, estimulando su sensible interior. La sensación de euforia al disfrutar de la sensación de cansancio después de haber terminado se desvaneció antes de que me diera cuenta y mis sensibles sentidos comenzaron a despertarse nuevamente.

—Eh, ¿no es difícil para Edgar volver a hacerlo?

—¿Difícil volver a hacerlo? Ha sido más difícil hacerlo solo una vez.

—¿Qué? Entonces... ¡Argh!

El beso sus labios y comenzó a penetrarla de nuevo. Edgar tranquilizó y persuadió a Tracy una y otra vez después de eso, porque tenían una causa muy importante y muy noble: concebir al siguiente sucesor del ducado de Roxbury. Y así la noche del duque y la duquesa de Roxbury continuó.

Fin.

Y colorin colorado otra novelita he terminado espero les haya gustado a mí me encanto, aunque pesaba iba a tener algo de miedo por ser un fantasma en fin hasta la otra. 

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