Pague un gran precio por embarazarme.

 Prólogo

—Haaaaaah... Heuheu... Haaung... Heup... Heuk...

Los pechos de You-soon, que Seong-wook había amasado durante un buen rato con sus manos, ahora estaban siendo aplastados contra el escritorio de su oficina. Seong-wook presionaba con fuerza su espalda con una mano, obligándola a tumbarse boca abajo sobre el escritorio, aplastando sus enormes pechos sobre este mientras con la otra sacaba su enorme miembro erecto.

Antes de que ella pudiera sentir la sensación del frí
o contra sus duros pezones, él le levantó la falda y la penetró a través del hueco entre sus bragas. Aunque lo habían hecho al menos tres veces desde que llegó a la oficina, y cada vez duró más de una hora, la incomodidad y la sensación extraña causadas por su enorme tamaño aún persistían en su interior.

—Eres una muy buena chica, You-soon. Pero de ahora en adelante, solo usarás bragas con un hueco para tu coño, o no usarás nada.

Seong-wook terminaba rasgando las bragas de You-soon con frecuencia, tanto que incluso le dijo que fuera a trabajar sin ellas, pero cada vez llorando You-soon se negó a hacerlo, así que al final le compró unas bragas con un agujero ancho y ovalado cerca de la abertura vaginal que parecían obscenas a simple vista.

Ella dudosa preguntó para qué le servirían unas bragas así, pero después instintivamente comprendió que en esas situaciones ella podría aceptar su pene con ellas puestas, así él no tendría que rasgarlas.

—Ja, ja, ja... Jeje... ¡Jaa...!

Seong-wook le sobreexigía desmesuradamente y la obligaba a tener relaciones de una manera violenta, pero después de un rato, sus intensas embestidas arrancaban gemidos de placer a You-soon. Quito la mano de su espalda, dejando de presionar, y con esta agarró su clítoris. Mientras continuaba embistiendo por detrás, estimulaba su clítoris, apretándolo y jalándolo. You-soon sollozaba extasiada de placer, seguida de una satisfacción total.

—Eh, eh, eh... Ja, eh...

Me tapé la boca con un pañuelo para que mis gemidos no se oyeran fuera de la oficina, pero fue inútil.

—¿Por qué estás tan suave y apretada hoy? Siento que me voy a correr enseguida. Eh...

La creciente necesidad de correrse hacía que las embestidas de Seong-wook fueran más rápidas y fuertes. Sus palabras de que iba a correrse eran solo palabras vacías para You-soon; ella sabía que la penetraría docenas de veces más antes de venirse finalmente. Sabía por experiencia que incluso después de venirse, se pondría duro de nuevo y la volvería a someter en cuestión de segundos. Con ese pensamiento, You-soon simplemente cerró los ojos con fuerza.

 

1.

Retorciéndose con un dolor insoportable y una fiebre que le recorría todo el cuerpo, You-soon lamentaba haber regresado sola a Seúl. Ella sentía que había abandonado a su bebé con su tía. You-soon no había podido resistirse a las protestas de su tía, ya que ella la había criado con tanta dificultad. Ella sabía cuánto dolor le había causado, ahora más que nunca...

—Soon-ah, aún estás en la flor de la vida. Simplemente, puedes conocer a un buen hombre y empezar de cero. Primero debes recuperarte, buscar otro trabajo y así podrás conocer a alguien mejor.

Alguien mejor...

Sé que no puede haber un hombre mejor que Hwang Seong-wook en este mundo, ni siquiera uno decente. Pero, frente a mi tía con lágrimas en los ojos, solo pude asentir y decir: —Lo entiendo—.

El mayor deseo de mi tía es que conozca a alguien más y viva una vida normal y cómoda lo antes posible.

—No lograrás nada si intentas criar a este bebé tú sola. Se quedará por un tiempo en el hospital y tendrá que ser alimentado con fórmula especial para bebés prematuros; también necesitará revisiones frecuentes. Cada dos horas tendrás que preparar la fórmula, cambiarlo de pañales y terminarás yendo y viniendo del pediatra por las vacunas y todo lo demás. Ni siquiera tendrás tiempo suficiente para comer. Estarás tan agotada de cuidar al bebé que no podrás vivir tu vida y ni siquiera podrás encontrar un trabajo adecuado.

Sabía que mi tía decía eso porque estaba preocupada por mí y por el bebé. Pero las palabras que añadió al final me desgarraron el corazón.

—Por lo mismo, tu madre no tuvo más remedio que hacer lo mismo contigo en ese entonces.

Recordar a mi madre biológica, ella que me concibió aun siendo soltera, pero al final me abandonó en casa de mis abuelos después de darme a luz, y luego cortó todo contacto, me deprimió muchísimo. Mi abuela me crio con todo su corazón hasta que falleció, y después mi tía renunció a casarse y sacrificó su propia vida para ser mi madre en su lugar.

Sin embargo, siempre viví envidiando a los otros niños que vivían con sus verdaderas madres. Así que juré cien, mil veces: cuando me casara y tuviera mi propio hijo, sería la mejor madre posible y que nunca lo abandonaría como mi madre lo hizo conmigo. Me pregunto si es cierto el dicho de que una hija imita el destino de su madre.

Mi tía, que había sido auxiliar de enfermera antes de jubilarse, insistió en que ella podía cuidar de mi frágil bebé prematuro mejor que yo. Además, necesitaba ganar dinero para mantener al bebé, así que me pareció lo más lógico volver a Seúl y buscar un trabajo rápidamente. Solo había podido visitarlo brevemente en la sala de prematuros; ni siquiera habíamos pasado una semana juntos después del alta... Echaba de menos ver su pequeña y frágil figura, y se me llenaron los ojos de lágrimas, sintiendo que solo había fracasado.

Pero antes de que empezara a llorar, la leche de mis pechos hinchados empezó a gotear; estaban tan llenos que parecían a punto de reventar. Los pechos de You-soon habían crecido descontroladamente desde el inicio del embarazo, pero ahora parecía que no podrían crecer más, ya que se habían agrandado el doble después de dar a luz.

You-soon, debido a su constitución, podía producir una cantidad excesiva de leche materna. Ahora bien, considerando la etapa de desarrollo de su bebé que nació prematuro, este necesitaba leche de fórmula especial en lugar de leche materna para satisfacer sus necesidades nutricionales y calóricas. Por lo que ella había estado aguantando, extrayéndose ella misma la leche de sus enormes pechos.

Aun así, después de llegar a Seúl, encontró un nuevo lugar donde quedarse, aunque solo fuera una habitación individual, pero por mudarse, descuidó su rutina de extracción de leche por tres horas e inmediatamente, sus pechos se hincharon insoportablemente.

Incluso el sujetador de lactancia que llevaba, aunque fuera la talla más grande, le quedaba chico, ya que sus senos se hincharon hasta el punto de no poder usarlo. Además de la sensación de la leche fluyendo, llenando sus pechos, la leche que no había podido extraer comenzó a aglutinarse, haciendo que sintiera una sensación de presión dolorosa e insoportable.

Desde el parto, You-soon había sufrido de flujo posparto llamado loquios. En cuanto dio a luz, un flujo sanguíneo brotó de su vagina, aún no cicatrizada, varias veces más abundante que su menstruación.

Era tan intenso que tuvo que usar pañales para adultos durante más de tres días para lidiar con ello. Tras el desprendimiento del endometrio que protegía al bebé durante el embarazo, el color de los loquios cambió a marrón durante los siguientes diez días, y la cantidad pareció volverse más soportable, pero aún no daba señales de detenerse.

Incluso después de dos semanas, el color del flujo sanguíneo solo se aclaró, y el flujo vaginal seguía saliendo tan abundante y espeso que, si no usaba compresas, le empapaba la ropa interior. Tuvo que visitar a su obstetra para preguntarle si esto era normal.

—Varía de una madre a otra dependiendo del estado de su cuerpo y del grado de recuperación, pero algunas experimentan loquios durante 3 o 4 semanas, y otras incluso hasta 6 semanas o 2 meses. Por suerte, tu perineo ha sanado bien y tu útero se está recuperando rápidamente... así que debería desaparecer pronto. Aun así, hasta que los loquios desaparezcan por completo, es mejor evitar las relaciones sexuales, especialmente el sexo con penetración. Podrás reanudarlas una vez que los loquios hayan dejado de fluir.

¿Qué demonios se supone que debo esperar? Yo no tenía un marido, la pareja habitual en las relaciones maritales, así que dejó pasar el resto del consejo del ginecólogo —sobre precauciones para el sexo con penetración o la posibilidad de otro embarazo—. Por suerte, los loquios que habían estado saliendo sin parar desde ayer, empapando las compresas, finalmente han cesado esta mañana, así que pensé que podría estar bien el día de hoy... Pero el precio por saltarme la extracción de leche fue muy alto y sentía todo el cuerpo ardiendo.

—¡Uf…! Uf... ¡Huuu!

Pensé que era congestión mamaria, y que si lo dejaba así, empeoraría y se convertiría en mastitis... Tenía que empezar a buscar trabajo rápido; no podía quedarme aquí tirada enferma. Mi mente estaba a mil por hora y me dolía todo el cuerpo. Como ya no tenía mucho dinero, tenía que usar un sacaleches manual en lugar de uno eléctrico.

Cada vez que lo usaba, me dolían tanto los dedos y las muñecas que, aunque sabía que tenía que extraerme leche de inmediato, me temblaban las manos. De repente, alguien golpeó con fuerza la puerta principal, ¡bang, bang, bang!, como si intentara derribarla, haciendo retumbar todo el pequeño estudio.

—¡Abre la puerta ahora mismo, Seong You-soon! ¡Antes de que la tire a patadas!

El dueño de los gritos que le perforaba los oídos era sin duda Hwang Seong-wook, su antiguo jefe y amante. El tono no era su habitual voz digna, encantadora y grave; era un rugido de urgencia, emoción y rabia, pero era él.

—¡Váyase, váyase! Yo... yo renuncié, así que no tengo motivos para, eh, verle, jefe.

Fingir que no estaba en casa era imposible; la luz del interior se filtraba por la rendija de la puerta. Hwang Seong-wook habría estallado en ira, golpearía la puerta más fuerte y los vecinos terminarían llamando a la policía. Así que You-soon apenas está logrando resistir.

—¡Necesito verte ahora mismo! ¡Abre!

La feroz demostración de emoción de Hwang Seong-wook era aterradora, pero cuanto más furioso se ponía, más decidida estaba a no abrir la puerta. Seong-wook...

—Si no me dejas entrar, iré a buscar a tu tía, quien te crio.

En cuanto dijo esa amenaza con voz gruñona, You-soon no tuvo más remedio que abrir la puerta. Si iba con su tía, la existencia del bebé... la situación se volvería aún más irreversible.

—¡Seong You-soon, qué demonios...!

En cuanto se abrió el cerrojo de la puerta principal, Hwang Seong-wook irrumpió con su robusta y corpulenta figura. Pero se quedó paralizado al ver a You-soon allí de pie. Quedándose en silencio, aparentemente sin palabras, la ira que antes había provocado sus gritos y golpes fuertes se desvaneció. Simplemente, observó en silencio el estado de You-soon, o mejor dicho, lo diferente que estaba su cuerpo desde la última vez que la vio, durante sus frecuentes e íntimos encuentros.

Cuanto más la observaba, más sorprendido se sentía. El rostro de You-soon, a quien extraño cada día, lucía algo demacrado a pesar de que la hinchazón posparto por fin había remitido. Sin embargo, sus pechos, ahora enormes e hinchados como a punto de reventar, lo cautivaron con su inusual volumen. De hecho, al observar, solo pudo ver sus pechos, enormemente hinchados. Su cintura no era tan delgada como antes, pero su barriga seguía siendo prominente, un bulto que me hizo preguntarme...

De alguna manera, sus nalgas y pelvis parecían bastante regordetes, y sobre todo, sus pechos estaban hinchados como las ubres de una madre lactante, claramente visible para cualquiera. Además, sin sostén, sus areolas se habían ensanchado increíblemente, y la leche que brotaba de sus pezones empapaba la parte delantera de su blusa.

Sus gruesos y protuberantes pezones, que derramaban leche hasta el suelo, habían empezado a chorrear leche espontáneamente.

Antes, cuando solía mamarlos con alegría, acariciándolos con la lengua, poniéndolos erectos con solo tocarlos con la punta de la lengua, se erguían y me hacían saber con ternura que estaba excitada; sus pezones en ese entonces eran claramente de un rosa pálido.

Ahora, sin embargo, se habían vuelto más gruesos y sustanciales, con más de diez conductos que chorreaban leche en múltiples chorros. Hwang Seong-wook jamás imaginó que el cuerpo de You-soon cambiaría tanto. Claro que los delicados pezones rosados ​​habían desaparecido, se habían vuelto de un marrón oscuro, y las areolas se habían expandido.

Aunque estaba confundido debido a la producción y chorros de leche, no odiaba esa vista. De hecho, no era solo que no le disgustara. Los pechos ante sus ojos eran tan sensuales y cautivadores que su enorme pene, oculto como un arma en sus pantalones, se endureció rápidamente y se puso completamente erecto.

Desde el momento en que folló por primera vez a You-soon, de quien se enamoró a primera vista. Él saboreó, disfrutó y amó cada parte de su cuerpo. No obstante, durante el tiempo cuando hacíamos el amor, a veces deseaba que sus pechos fueran un poco más grandes.

Aunque los pechos de You-soon eran más grandes que los de una mujer promedio, él albergaba la fantasía y la preferencia por pechos lo suficientemente grandes como para ser clasificados como enormes... El día que metió su polla por primera vez en You-soon, penetrando su intacto coño, tuvo la consideración de empezar con la postura del misionero.

Pero en cuanto sus frecuentes embestidas entrenaron por completo su pequeño coñito, preferí la postura del perro, porque cuando You-soon estaba en cuatro, sus pechos se movían y rebotaban, viéndose y sintiéndose aún más grandes. Y pensar que ahora sus pechos estaban hinchados, rebosantes de leche. Estaba locamente tentado de arrancarle la blusa empapada y chuparlos con fuerza.

You-soon estaba tan avergonzada que casi lloraba al ver su leche goteando hasta sus pies. Pero la sola idea de querer llorar parece estimular a sus hormonas y ahora, debido a un fenómeno involuntario ajeno a su control, su leche comenzó a brotar a borbotones.

—Sniff... ¿Por qué... por qué viniste...?

You-soon, que no se atrevía a expresar sus verdaderos sentimientos sobre por qué había llegado justo ahora, sollozó mientras hablaba, resentida por haber sido sorprendida en tan vergonzosa situación como madre lactante.

—Tienes los pechos tan inflamados. Primero quítate la blusa, está muy mojada.

Hwang Seong-wook sintió lástima por sus lágrimas, pero instintivamente extendió la mano, impulsado por la necesidad de quitarle de inmediato la húmeda blusa; era algo que no podía controlar. Bajó la cremallera lateral —claramente era una blusa especial para lactancia diseñada para facilitar la extracción de leche—, dejando al aire sus grandes pechos, cargados de leche. You-soon había sido desnudada por él innumerables veces en el pasado y sabía que nunca podría resistirse ni oponerse a Hwang Seong-wook, ni con fuerza ni con ímpetu.

—Eh... Ah...

Antes de que pudiera siquiera avergonzarse de sus enormes y abultados pechos, múltiples chorros de leche brotaron en todas direcciones, como cañones de agua, rociando salvajemente en todas direcciones y manchando el traje impecable de Hwang Seong-wook.

A Hwang Seong-wook, le recordaba al chorro de semen que terminaba eyaculado cada vez que se masturbaba pensando en ella mientras seguía desaparecida. Claro que su propio semen era más espeso y corría en un chorro más denso, mientras que los chorros de leche de You-soon tenían una consistencia y viscosidad diferentes.

—¿Es normal que siga saliendo así?

Aunque la eyaculación de Hwang Seong-wook solía ser abundante, la leche de You-soon seguía brotando como una fuente, sin dar señales de detenerse ni siquiera en esta incómoda situación. Seong-wook sintió que tenía que hacer algo al respecto y preguntó.

—Yo, no sé. Se puso así de mal... Ja, ja, ja... Hoy es la primera vez, ja, ja, ja... No pude extraerme la leche a tiempo, así que... Ja, ja, ja... Empecé a sentir que iba a reventar... ¡Ja, ja, ja!

Con su mente brillante e innata y la intuición que adquirió al crecer, Seong-wook notó que los pechos de You-soon estaban a punto de reventar, o mejor dicho, prácticamente brotaría la leche porque no se la había extraído. Inmediatamente, sin dudarlo, puso su boca sobre su enorme pecho.

Cómo la follaba; a menudo en su oficina tuvo que cambiar el nombre de esta a —sala de sexo—. Hasta que la dejó embarazada, solo entonces pudo acunar un pecho bastante voluptuoso con su mano. Claro, también esto fue posible porque las manos de Seong-wook eran inusualmente grandes, incluso para un hombre promedio.

Antes, cuando apretaba un poco el suave y regordete pecho de You-soon, este se desparramaba de entre sus dedos... Pero ahora, al intentar agarrar uno de sus pechos, buscando el pezón para mamar concienzudamente, Seong-wook tuvo que usar sus dos grandes manos para sostenerlo.

Cuando el grueso e hinchado pezón, con su corta forma de pilar, llenó su boca, él se concentró instintivamente en mamar. Con fuertes succiones, el chorro de leche de You-soon fue tragado con una fuerza inusual y refrescante, deslizándose directamente por la garganta de Seong-wook. El movimiento repetitivo de la nuez de Adán de Seong-wook, el sonido cuando chupaba su pecho, era claramente audible para ambos.

El flujo constante de leche seguía derramándose del otro pecho, que aún no había tenido su turno para ser mamado. You-soon había deseado esto innumerables veces desde que dio a luz; cada vez que la leche llenaba sus pechos, ella deseaba que alguien los succionara con fuerza... Era un anhelo o un instinto, no era razonable, lo sabía, pero por mucho que lo soportara haciéndolo ella misma, no sentía alivio.

Ahora que el estado de sus pechos había empeorado, se encontraba en una situación en la que cualquiera que pudiera succionarlos con fuerza sería digno de ser llamado su salvador... Lejos de apartar a Seong-wook, quien chupaba y succionaba sus pechos con todas sus fuerzas, You-soon estaba demasiado ocupada, saboreando la liberación y la satisfacción simultáneas, jadeando los mismos gemidos sensuales que solo hacía durante el orgasmo.

—Ha, ha, ha... Aah... Heung... Ahheung...

El chorro de leche de You-soon sabía más dulce de lo que Seong-wook había imaginado, pero no tuvo tiempo de saborearla, ocupado en tragarse toda con la garganta rugiendo. Aun así, podía percibir claramente la satisfacción en los gemidos de You-soon. Succionó con más fuerza, decidido a sorber hasta la última gota que bajara por su garganta.

A pesar de ello, la vigorosa succión desencadenó una oleada de oxitocina. Abrumada por las enormes sensaciones vertiginosas y emocionantes, y por la profunda sensación de ser amada, su cuerpo se relajó y comenzó a desplomarse. Concentrado, sosteniendo sus pesados ​​pechos con ambas manos, Seong-wook, al notar su estado, rápidamente levantó a You-soon en brazos. Al hacerlo, tuvo que apartar brevemente la boca de sus pechos.

Sus pechos se desplomaron, incapaces de soportar su peso mientras ella yacía en los fuertes brazos de Seong-wook. Incluso a simple vista, la diferencia de tamaño entre ellos era bastante notoria. Su otro pecho era mucho más grande y firme que el que había estado chupando con tanta intensidad, y seguía chorreando leche.

—Mmm....... Chupa este también… Me duele mucho…

Aunque las extrañas y vertiginosas sensaciones la dominaban, You-soon le suplicó desesperadamente, apretando su voluptuoso pecho que Seong-wook aún no había mamado.

—Te acostaré y chuparé el resto que queda. ¿Pero cómo es que no hay dónde recostarte aquí? Esto no sirve, nos vamos a mi ático ahora mismo y lo haremos allí.

—Uf... Lo necesito ahora... Mi pecho está a punto de reventar...

Si algo parecía estar a punto de reventar, era la dura polla de Seong-wook, y era aún peor. Seong-wook también estaba desesperado por saciar su sed ahora mismo. Incluso en ese pequeño estudio sin un sitio adecuado donde tumbarse, quería ponerla en cuatro y penetrarla por detrás o sentarse en el suelo mientras ella lo montaba, empalándola con su polla. Estaba desesperado por follarle el coño a You-soon.

Pero el vacío estudio estaba demasiado destartalado para disfrutar plenamente del sexo que no había tenido en mucho tiempo, en todas sus posturas. Además, el cuerpo de You-soon necesitaba con tanta urgencia vaciar su leche, que apenas aguantaba.

—Entonces apóyate aquí e intenta aguantar. Terminaré de chupar este también.

Un paquete de mantas, sin desenvolver del todo, llamó su atención. La acercó y la usó para apoyar la espalda de You-soon. Era una bolsa grande donde la tía de You-soon había empacado varias mantas de invierno, así que era cómodo apoyarse. Una alfombra yacía en el suelo, de textura no demasiado desagradable al tacto.

Escondida en un rincón, había una manta doblada; probablemente era una cama o un colchón. Seong-wook, consumido por la urgencia de vaciar sus pechos, la extendió apresuradamente y la tumbó sobre esta y, para que ella pudiera chupar su polla, comenzó a chupar diligentemente su otro pecho.

—Huh... Haa... Ahh... Huh...

Cada vez que la empalaba con su dura polla en la oficina, You-soon mordía algo grueso como una toalla para ahogar los gemidos lascivos que salían de su boca, temerosa de que alguien afuera de la oficina la oyera, aunque su oficina estaba perfectamente insonorizada. Pero aquí, quizá porque no había nadie por quien preocuparse, estaba completamente dominada por sus hormonas, perdiendo la razón por completo, consumida solo por sus instintos primarios; gemía, sin parar, gemidos que parecían más de placer que de sufrimiento.

Sorbo, sorbo. Trago, trago. Chupó sin dudarlo, chupando y tragando hasta la última gota. You-soon solo gimió con la cabeza inclinada hacia atrás durante un largo rato, mientras Seong-wook se dedicó a chupar sus pechos con suma destreza. El calor que sintió cuando puso su mano sobre su pecho para ayudarla succionando sus ubres parecía haberse calmado.

Incluso después de quitar su boca, la leche seguía goteando de su aureola, pero era evidente que se había vaciado bastante, así que hizo una pausa. —Puedo hacerte una pregunta.

—Eh... sí...

You-soon se sentía cómoda con los pechos más ligeros, pero extrañamente, la excitación y el deseo aún la consumían por dentro. Estaba tan nerviosa que apenas logró responder en voz baja.

—Tu leche sale a borbotones. ¿Qué haces aquí tú sola? Me traicionaste y te escapaste, embarazada de mi bebé, ¿solo para terminar gimiendo en un lugar como este?

Era difícil ocultarle a Seong-wook que estuvo embarazada y más cuando terminó succionando ambos pechos durante un buen rato. Ya no los tenía hinchados y chorreando leche. Pero You-soon intentó mentir lo mejor posible, negando haber dado a luz a su bebé.

—¿De qué hablas? Que me quede embarazada de ti... N-no fue así.

Por mucho que protestara, su leche seguía saliendo. You-soon era una mujer que no sabía que la leche materna subía más cuando era succionada, y que su amor por él se hacía más profundo cuanto más lo negaba.

—¿Qué otra cosa podrían ser estos pechos hinchados, como globos, sino la prueba de que estuviste embarazada y diste a luz? No digas tonterías. Pensé que aún seguías embarazada, por eso vine a buscarte antes de que fuera demasiado tarde, ¿pero ya diste a luz? ¿Qué pasó con el bebé?

A Seon-gwook le dolía el corazón, preguntándose si algo le había pasado al bebé y si You-soon estaba sufriendo sola.

—Cariño, podemos tener otro.

Si embarazo a You-soon de nuevo y la cuido lo mejor posible durante el embarazo, podrá volver a dar a luz sin problemas.

—Yo, yo... no me puse así por embarazarme de tu hijo. Dejé mi trabajo porque... tuve una aventura de una noche. Me... me emborraché y... eso fue todo... Así terminé embarazada, pero tuve un parto prematuro...

Derramando leche materna, su estado físico tan solo un mes después del parto era demasiado patético para que You-soon negara haber dado a luz. Intentó inventar la excusa de que no era el bebé de Seong-wook, sino de otro hombre, soltando lo primero que se le ocurría; resultó que fue una aventura de una noche, algo que jamás imaginó.

—¿Qué? Ja. Esto es increíble. Sí, diste a luz, pero es el hijo de otro hombre. ¿Diste a luz prematuramente? ¿Esperas que me lo crea, ha, ha, ha?

Seong-wook pensó que era imposible que eso fuera cierto, pero la imagen de You-soon sollozando mientras era empalada por la polla de otro hombre cruzó por su mente e hizo que frunciera el ceño al instante.

—E-es-es cierto... Yo tampoco sabía que terminaría así... Pero soy ese tipo de mujer, así que ya puedes volver...

You-soon se cubrió los pechos con una toalla en el suelo y se apartó de Seong-wook mientras hablaba. Tenía que decir precisamente lo que sabía que más le disgustaba, para que la abandonara por completo.

—Aun cuando me susurrabas, diciendo que yo era el único dueño de tu agujero. Mira, te creeré si me muestras al menos un rastro de haber comido la polla de otro.

Seong-wook, perdiendo la cabeza, empujó a You-soon sobre la alfombra con fuerza bruta, obligándola a agacharse, abrió sus piernas de par en par. You-soon aún llevaba la falda holgada con cintura elástica que había usado hasta el segundo trimestre, y cuando separó sus piernas con violencia, quedó expuesta ante Seong-wook, vestida solo con sus bragas.

—Eh... No hagas eso... Solo lo hice una vez con ese hombre. N-No quedarán rastros... ¡Eh, no quedarán...!

You-soon apartó las manos de la toalla con la que se cubría los pechos y agitó las manos para proteger sus bragas, pero Seong-wook dominó fácilmente sus movimientos. Levantó sus manos cruzadas por las muñecas con una mano, mientras con la otra le quitó las bragas, que ya estaban empapadas. A través del vello púbico rizado, pudo ver sus labios, que antes eran rosados; los vio hinchados, oscurecidos, se habían vuelto gruesos.

Si había dado a luz prematuramente, como acababa de decir You-soon, su bebé debió haber salido de este agujero. Así que esto era encantador y desgarrador a su manera. Le separó los labios y examinó su clítoris y vagina, complacido al ver que aún seguía siendo de un rojo intenso. También le encantó ver el jugo de amor que manaba de su vagina.

—Uf... Por favor, no hagas esto más...

En ese momento, You-soon recordó las palabras de su ginecólogo: una vez que las hemorragias pararan, estaría lista para recibir la penetración de su marido. No sabía que resultaría así, pero confiando en esas palabras, quiso recibir la gruesa y dura polla de Seong-wook una vez más ahora que su coño estaba completamente abierto.

—Tu interior sigue siendo de un rojo intenso, así que me pregunto si siquiera has dado a luz.

Seong-wook le susurró al oído mientras introducía lentamente su grueso dedo en su abertura. Cuando le susurró al oído, ella se sonrojó y se estremeció con sus fluidos, fluyendo libremente de su húmedo agujero. En ese instante, You-soon se estremeció inconscientemente al sentir su dedo clavándose en su interior por primera vez en mucho tiempo, y contrajo su interior para morderlo.

Antes de dar a luz, durante el examen prenatal, la doctora con guantes médicos le introdujo un dedo para medir su cérvix; a ella le dolió tanto que deseó que lo sacara rápido… Pero el dedo de Seong-wook, sin embargo, le proporcionó un placer emocionante. Por supuesto, era incomparablemente mejor tener su grueso pene llenándola...

—Huh... No hagas eso... Th... Haaang...

Incluso las ligeras caricias con su dedo fueron suficientes para hacer que el jugo de amor que goteaba se derramara a borbotones; también fueron suficientes para que sus súplicas de que parara sonaran de alguna manera como una súplica de más. No hizo falta que siguiera sujetando sus muñecas con fuerza; You-soon perdió las fuerzas en sus brazos.

Seong-wook, con su otra mano, acariciaba su protuberante e hinchado clítoris mientras seguía metiendo y moviendo su dedo dentro de ella. Sabía que solo esto haría que You-soon se abriera en cuerpo y mente, y se derritiera...

—Ja... Ugh... ¡Demasiado bueno...!

Ni siquiera había penetrado profundamente, así que las palabras —demasiado bueno— quedaron claramente amortiguadas en su boca. Seong-wook ya no podía ignorar el dolor en su propia polla, así que detuvo la estimulación manual. Rápidamente, se desabrochó el cinturón, se bajó los pantalones y, sin siquiera quitarse la ropa interior, metió su pene —que había sobresalido por el orificio— dentro del agujero de You-soon.

Hacía mucho tiempo que no le goteaba líquido preseminal de la punta del pene, y algunas mujeres después de ser madres tienen la vagina seca y no se humedece bien después de dar a luz, pero You-soon parecía haberse recuperado rápidamente. Después de haber chupado su leche, incluso le permitió a su agujero meter un dedo dentro; parecía haberse preparado, pues se tragó mi polla con calma.

—¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Ja! ¡Aaaah! ¡Aaah!

Cuando embestí directamente hasta su útero, gimió con fuerza, casi erótico, casi un grito; gemía igual que antes. Solo que ahora sus pechos manaban leche como fuentes, se habían ensanchado y oscurecido en las puntas, y su vientre, zona genital y muslos habían ganado algo de carne y se habían vuelto más regordetes.

Aun así, me satisface que haya aceptado mi polla con tanta facilidad y que su estrecho coño se haya expandido para amoldar mi enorme miembro a la perfección. You-soon se vio obligada a abrir los muslos para recibir el terriblemente grueso pene, duro hasta su máxima longitud y grosor, profundamente dentro de ella; incluso mientras chorreaba sus pechos leche, parecía una lasciva diosa de la fertilidad.

—Haang....... Huh-eung....... Bueno, está llegando a mi útero... Es tan profundo... Haeung...

Mis testículos golpeaban el perineo de You-soon, y aumenté la velocidad de mis violentas embestidas sin piedad, tanto que You-soon estaba tan asustada que gritó a pesar de estar empapada por el orgasmo al sentir cómo perforaba su cérvix.

—Te encanta cuando me corro dentro de ti y te vuelves loca, ¿verdad? Así es como te dejé embarazada. Así es como debes quedarte embarazada de nuevo. Me da igual lo que le haya pasado a nuestro bebé prematuro. De ahora en adelante, seguiré dejándote embarazada y te encerraré en mi habitación. Solo comerás lo que yo te dé y tomarás mi polla con diligencia mañana y noche. Así, concebirás solo a mis hijos y los darás a luz delante de mí. Entonces no podrás quejarte, ¿verdad? Y mamaré la leche que salga a borbotones de tus pechos todos los días.

Él escupió sus deseos sin dudarlo, empujando implacablemente su polla contra el útero de You-soon. Tenía que derramar todo lo que no había podido liberar en todo ese tiempo dentro de ella. No importa cuánto tiempo me lleve hasta que la deje de nuevo embarazada; esta vez, veré cómo se le hincha la barriga con mi hijo dentro.

Imaginar a You-soon luchando con el vientre hinchado con su hijo aferrándose a su pene, solo avivó más sus embestidas. De alguna manera, cuanto más embestía, más apretado se sentía el coño de You-soon.

—Uf, ya no puedo aguantar más. Voy a correrme primero. Me correré una vez. Sabes lo que va a pasar, ¿verdad? Volveré a tener otra erección en cuanto lo haga, y no te soltaré hasta que me haya corrido dos o tres veces más.

Entonces, por primera vez en mucho tiempo, apuntó con precisión en la entrada de su útero, en lo más profundo de You-soon, y derramó violentamente una espesa descarga de semen dentro de ella.

—Mmmf...

You-soon, igual que antes de quedarse embarazada, luchó por recibir completamente su polla. Después de experimentar múltiples orgasmos ante Sungwook, ella yace inerte, con las extremidades colgando flácidas, aparentemente inconsciente; solo se oía su respiración. You-soon nunca pudo aguantar, recibir completamente todo y alcanzar el clímax junto a Seong-wook, cuya resistencia era mucho mayor que la de ella.

Por lo que, después de tener sexo, You-soon siempre se desplomaba inconsciente. Era tarea de Seong-wook limpiar la abertura desordenada de You-soon. Seong-wook prefería limpiar a fondo la abertura, el vello púbico y los labios de You-soon, manchados con su propio semen, con la lengua, lamiendo hasta dejarlo limpio.

Entonces, la sangre volvió a su pene, endurecido lo suficiente para volver a penetrarla de nuevo en ese instante. Algunos días, incluso después de soportar sus brutales embestidas, You-soon separaba por reflejo sus labios vaginales, ansiosa por recibirlo una vez más, confundiendo los movimientos de su lengua. Pero la You-soon de hoy parecía incapaz de responder, incluso si su lengua lamía meticulosamente el interior de su vagina en ese momento.

Sus pechos volvieron a hincharse, y él se preguntó si gemía por eso. Seong-wook rápidamente envolvió sus manos alrededor de cada pecho, acunándolos con ternura. Tomó un pezón completamente erecto en su boca y comenzó a succionar.

—Mmm... Jo, bien...

You-soon sintió una profunda y reconfortante plenitud invadir su corazón ante Seong-wook, que instintivamente succionó sus pechos cuando se le hincharon de nuevo; ella sentía como si fuera su marido. Además, el placer de recibir una buena carga por primera vez desde que dio a luz, y el puro placer de su vagina alcanzando el clímax, la llenó de tal dicha que sentía que podía morir.

—Uf... Cada vez que chupo tus pechos, mi polla se pone dura. Es como si tus pechos y mi pene estuvieran conectados. Te cogeré una vez más. Así, te quedarás embarazada de nuevo rápidamente.

¿Quedarme embarazada de nuevo? Los días que tuve que soportar a mi barriga que seguía creciendo sola junto con mis pechos a punto de estallar, su coño —no, sus órganos reproductivos— tensándose, preparándose para el parto, de repente se sintió amargamente adolorida.

En las primeras etapas del embarazo, sus pechos crecieron cada día. Al principio, le picaban los pezones; luego se oscurecieron y engrosaron. El dolor disminuyó, pero cada día, las glándulas mamarias de sus pechos empezaron a crecer y crecer, haciendo que ansiara que alguien los chupara.

A partir del segundo trimestre, mi vientre empezó a crecer, y cada vez que visitaba al ginecólogo, ver a las parejas cariñosas me hacía llorar a mares. Cuanto más crecía mi vientre, podía sentir los labios mayores tan gruesos que lo notaba incluso al tocarme y la vulva hinchada. A medida que el orificio por donde saldría el bebé se ablandaba, empecé a ver cada vez más flujo vaginal.

Cada vez que esto sucedía, me sentía muy cachonda, y mi deseo sexual aumentaba, deseando que me follaran. Inmediatamente después de confirmar mi embarazo, la madrastra de Seong-wook, la esposa del presidente de la empresa, me amenazó y creí que dejarlo para siempre era el mejor camino para él. Juré que, pasara lo que pasara, daría a luz sano y salvo a mi bebé en mi vientre y lo criaría…

Tan pronto como lo dejó y desapareció, se sintió abrumada por los cambios en su cuerpo desde las primeras etapas del embarazo, y en lugar de lamentar la separación, solo anhelaba su contacto aún más desesperadamente. Por alguna razón, el deseo sexual de You-soon se hizo más fuerte durante su embarazo, hasta el punto de extrañar su pene, que era incomparable en tamaño y grosor, más que cualquier otra cosa.

Aun así, como se había separado de Seong-wook por voluntad propia, soportó los momentos agonizantes ella sola, frotándose los pechos y el vientre hinchados bajo las mantas, y sus genitales, hipersensibles por el aumento del flujo sanguíneo... Debido a la insalvable brecha social entre ellos, el matrimonio era un hecho imposible. Sin embargo, allí estaba él, apareciendo de repente e intentando embarazarme de nuevo.

—Ha, haa. No. No quiero quedarme embarazada otra vez.

Sin darme cuenta, el resentimiento y el dolor me invadieron.

—¿Por qué lloras? Debiste haberlo pasado muy mal durante tu embarazo. Lo siento. Tenía muchas cosas que resolver primero rápidamente. Tuve que deshacerme de mi madrastra y de mi padre que te amenazaron. Incluso cuando intente encontrarte con mi gente, te escondiste tan bien que no pudieron localizarte de inmediato.

Seongwook abrazó rápidamente a You-soon, quien intentaba apartarlo mientras lloraba, y la consoló con una sincera disculpa que llegó demasiado tarde. Como cualquier otra mujer embarazada, su barriga debió de haber crecido, y los sacrificios que debió hacer para cuidar al bebé debieron ser difíciles, sacrificando su propia salud. Seong-wook simplemente pensaba así, así que quiso compensarlo durante su segundo embarazo.

—Parece que no te cuidaste bien. Dicen que si una mujer no se cuida bien en su primer embarazo, lo pasará mal cuando envejezca. Dicen que si no te cuidas bien la primera vez, tienes que embarazarte de nuevo y hacerlo bien la segunda vez. Así que apresurémonos y tengamos otro bebé.

Seong-wook sospechó que el parto fue prematuro, probablemente debido al estrés, considerando que You-soon estaba sola en su nuevo hogar y que no había ni una sola pertenencia de un bebé en el pequeño estudio. Solo pensarlo le dolía el corazón, pero también sentía que el bebé podría haber nacido con algún padecimiento después del parto prematuro. Sentía que necesitaba embarazar a You-soon de nuevo con su semilla lo antes posible para sentirse aliviado.

—No quiero... Si me quedo embarazada... volveré a llorar mucho…

—¿Tienes miedo de que si te embarazas sea de nuevo difícil? Esta vez, te abrazaré así todos los días. Ya lidié con la zorra del presidente Baek, la muy arpía, quien te dijo tonterías y te asustó para que huyeras, para que no pudiera recuperarte. Separé una de las subsidiarias y la convertí en independiente. Ya no soy solo el jefe de división, soy el director general de la empresa. Si te quedas embarazada esta vez, no tendrás que pasar por ninguna dificultad. Podrás pasar todo el embarazo cómodamente a mi lado sin problemas.

Si todo eso fuera cierto, ¿podría ahora estar con él a su lado, aunque solo fuera su amante, como habían acordado inicialmente? Parecía una esperanza vana, pero un destello de esperanza brilló en los ojos llorosos de You-soon.

—Pero... no me dejes embarazada... Lo pasaré muy mal si me quedo embarazada...

—Mi You-soon, ¿qué te pasa que no quieres quedarte embarazada? Siento que me sentiré más tranquilo si te veo gestando a mi hijo, con tu barriga creciendo. Sigo queriendo correrme dentro de ti, sigo queriendo embarazarte, ¿de acuerdo?

Mientras hablaba, Seong-wook lamió su pezón hinchado, del que goteaba leche sin parar, lenta y ampliamente. You-soon se estremeció en respuesta, luego, invadida por la excitación, y sin darse cuenta, le confesó la parte más dolorosa de su embarazo.

—¡Uf!... Cuando me quedé embarazada, la parte inferior de mi cuerpo se hinchó y mis juegos salían todo el tiempo, así que siempre tenía ganas de sexo. Mis pechos crecieron muchísimo y empezaron a producir mucha leche desde el principio, así que quería que los chuparan constantemente. Y mi coño también se sintió raro. Se sintió raro constantemente y tuve que soportarlo hasta el día del parto.

Frotando su vagina, todavía hinchada, con la mano y agarrando uno de sus pechos que volvían a chorrear leche con el más mínimo roce, You-soon confesó su mayor problema al estar embarazada, sollozando.

—¡Ay, ya no tienes por qué preocuparte! Yo me encargo de todo. Debiste de estar sufriendo mucho escondiéndote sola. ¿Cómo lo soportaste? ¿Eh? No te habrás metido pepinos o berenjenas ahí abajo, ¿verdad?

Seong-wook abrió un poco la entrada empapada de You-soon con los dedos; el jugo de amor fluye sin parar.

—Eh... Ah, no lo hice. Oye, lo prometiste. Dijiste que solo tomaría la polla de mi jefe. Eso es todo lo que obtendría, solo me follarías y follarías.

—Sí, mi You-soon aún lo recuerda. Buena chica. Quedamos en eso, así que sigue haciéndolo de ahora en adelante. Vamos, hagámoslo una vez más. Si te quedas embarazada otra vez, no te soltaré hasta que estés a punto de dar a luz. Te follaré todo el día, así que no te preocupes y simplemente quédate embarazada.

Entonces, Seong-wook se sentó con las piernas cruzadas, levantó a You-soon y, poniéndola a horcajadas sobre él, la penetró. Su miembro erecto se hundió profundamente dentro de ella, llegando hasta su útero. You-soon mecía las caderas mientras sus pechos, que parecían ubres, rozaban su firme pecho, moviendo las caderas arriba y abajo, frotando repetidamente su pene completamente insertado contra sus paredes vaginales.

Entonces, You-soon sentía cómo se volvía loca de placer, abrumada por la sensación de estar completamente llena, la estimulación que llegaba hasta su útero, la temerosa, pero emocionante anticipación de un posible embarazo, la intensa excitación que irradiaba desde su entrepierna hasta sus pezones y ese éxtasis dichoso.

—Mmmmmmm... Haaahhh... Haahhhhhhh…

—Así, mi You-soon es buena chica. Te quedaste así embarazada. No. Te quedaste embarazada el día que te dije que te tumbaras en el escritorio y te follé por detrás.

Da igual qué día fuera.

—You-soon, esta vez sí te quedas embarazada, sin duda darás a luz en mis brazos. Debió ser más difícil y frustrante porque fue tu primer parto, pero olvídalo. Te haré más feliz que nunca. Si te parece bien, me encantaría dejarte embarazada dos veces seguidas.

—Haa... O-Olvídalo... Heuheueng... Mi tía, eh, nuestro bebé... Seongyu… Es prematuro, pero… Mi tía lo cuida bien... Heuheueng...

—¿De qué hablas? ¿Dejaste a nuestro bebé prematuro con tu tía? Uf... Qué alivio. Se llama Seong-yu. Bueno, traigamos a tu tía y pidámosle que cuide al bebé. Bueno, qué alivio. Entonces hagámosle a Seong-yu un hermanito también.

You-soon estaba embriagada por el orgasmo; sus pesados ​​pechos se mecían y rebotaban con cada movimiento, chorreando leche en todas direcciones con cada embestida. En lugar de recibir pasivamente la enorme polla de Seong-wook, You-soon disfrutaba moviéndose libremente para recibirla.

Pero cuando él le dijo que se olvidara del bebé que había dado a luz prematuramente, se enojó y jadeó, y al mismo tiempo, le dijo que el bebé había nacido sano y salvo, a pesar de ser prematuro. Aunque habían localizado a You-soon, ella y su tía, por cuidar al bebé que nació prematuro, no habían registrado su nacimiento, por lo que la gente de Seong-wook no había podido confirmar si había dado a luz o si el bebé estaba vivo.

Durante la búsqueda de You-soon, descubrieron que le habían diagnosticado que estaba embarazada en una clínica de obstetricia cercana a la empresa justo antes de su desaparición. Seong-wook asumió que ya estaba a término y que el parto era inminente. Así que, en cuanto supo que You-soon había registrado su mudanza a Seúl, corrió hacia allí con la intención de llevarla al hospital.

El vientre hinchado que esperaba ver había desaparecido, pero al ver los pechos de You-soon, tan llenos de leche que estaban a punto de reventar, empezó a succionarlos, esperando un milagro... El bebé nació sano y salvo. Fue una suerte que la tía de You-soon la estuviera cuidando.

Como aún quedaba una habitación en el ático, debería convertir la habitación contigua a la del dormitorio interior en una habitación para bebés y cederle la habitación de al lado a su tía. Planeaba mantener a You-soon prácticamente encerrada en el dormitorio principal más recóndito para follarla todo el día.

—Jaahhh... No puedo más... Huhhh...

Repitiendo los movimientos de caderas, la resistencia de You-soon se agotó. A pesar de su incesante ansia de placer en lo más profundo de su ser, se rindió. Seong-wook entonces hizo que You-soon se tumbara boca abajo. Abrazándose de nuevo al montón de mantas, You-soon adoptó la postura perfecta para que él la tomara por detrás.

—Lo haré por ti. Lo que sea. Te meteré mi polla hasta el fondo, vaciaré tus pechos hinchados. Déjamelo todo a mí. Estás aún más excitada cuando te follo por detrás; cuando te embisto por detrás, me aprietas más.

Agarrando las regordetas nalgas de You-soon, la penetró por detrás sin descanso. La presión en su interior se sentía aún más opresiva, y mientras las ganas de correrse aumentaban con urgencia, Seong-wook apretó los dientes para contenerse. Sin querer le dio una fuerte bofetada en la nalga izquierda a You-soon.

A pesar de sus innumerables encuentros, Seong-wook nunca había golpeado su trasero, así que ese golpe accidental ni siquiera le dolió. You-soon, sin embargo, se excitó más, derramando chorros de jugo de amor mientras recibía con ansia la enorme polla que la penetraba por detrás.

—You-soon, voy a dejarte embarazada ahora mismo. Y no me sentiré seguro hasta que des a luz al menos tres hijos y frente a mí los amamantes... Si te quedas embarazada otra vez, te llevaré en brazos todo el tiempo. Te tragarás todo mi semen y harás lo que yo diga.

Mientras Seung-wook seguía aumentando las embestidas, llevando a You-soon al clímax, You-soon juraba que accedería a todas y cada una de sus exigencias.

—Mmm...

Seong You-soon era la mujer más adorable y sensual del mundo. Desde el momento en que la vio por primera vez, había deseado follarla. Una noche, con la excusa de trabajar en el turno de noche, no pudo contenerse más y abrazó a You-soon por detrás. Le dijo que gritara si no le gustaba el mero hecho de que la tocara.

Gruñó: —Si te niegas, me iré de aquí por mi cuenta y me encargaré de mi polla dura como una piedra, en lugar de que me tachen de delincuente sexual. A él, You-soon le respondió, tan dulce como su nombre indica, que no le disgustaba. Así que, con su enorme e hinchada polla, se folló a You-soon por primera vez en su oficina, y esa también fue la primera vez para ella.

Desde entonces, dejó el trabajo de lado en su oficina y atormentó a You-soon tres o cuatro veces al día; no, algunos días, hasta ocho veces, metiendo su polla hasta el fondo y derramando su semen hasta que finalmente la dejó embarazada. Pero antes de que Seong-wook pudiera darse cuenta de que You-soon estaba embarazada, ella desapareció repentinamente, dejando solo una carta de renuncia, tras ser amenazada por su malvada madrastra.

Inmediatamente, comenzó a buscarla, pero no la encontró, y los ocho meses se sintieron como ocho años. Recordando sus encuentros en su oficina, se masturbaba la polla y eyaculaba al aire cada noche, arrepentido. En cuanto veía a You-soon, mi polla se ponía rígida dentro de mis pantalones. Debí haber cumplido la fantasía que siempre tenía cuando me excitaba así.

Debí haberla secuestrado, arrastrarla a mi habitación y obligarla a chuparme la polla todo el día, mientras yo le chupaba las tetas... En aquel entonces, no sabía que sus pechos estarían tan llenos de leche. Me conformaba con chupar sus pechos vacíos hasta que se hinchaban y se ponían tensos. Quería encerrarla así, devorar cada centímetro de su cuerpo como un loco y follarla todo el día y toda la noche, una y otra vez.

Entonces, en unos meses, Seong You-soon concebiría a mi hijo y, una vez embarazada, no podría escapar. Quiero que tenga tres hijos. No, en los cuentos de hadas, ¿no eran tres pocos? Necesitaré cuatro para sentirme seguro.

You-soon, a quien encontré, era aún más voluptuosa que antes. Su vagina envolvía mi miembro a la perfección, permitiendo que mi polla entrara y saliera suavemente, mientras gemía de placer.

—Haahhh... Huh... Seo, Sung-yu... Do, hermano menor, dos... Huh... Dos... Huh... Solo dos más... Si doy a luz... me embarazo... Huh...

You-soon, incapaz de terminar la frase, le rogó que la dejara embarazada solo una vez más. Sin embargo, si lograba saciar por completo la creciente libido de You-soon durante el embarazo, You-soon podría incluso estar dispuesta a tener otro hijo, satisfecha con tener relaciones durante el embarazo.

—Huuu... Si te quedas embarazada y quieres sentirlo más, que te folle más fuerte... entonces tengamos parejitas y tengamos cuatro hijos.

Seong-wook, que no tenía intención de detenerse, agarró con fuerza las nalgas de You-soon y empujó salvajemente su pene contra su cérvix, con terquedad. En realidad, estaba dispuesto a darle a You-soon todo lo que quisiera.

Claro que, si nunca la soltaba, ni siquiera le daba la oportunidad de salir del dormitorio principal, y continuaba follándola sin descanso, inevitablemente volvería a quedar embarazada, y ansiaba ser devorada por él a menudo. Se habría conformado con solo una vez más.

—Mmm... Me duelen los pechos de tanto apretarlos... Haaah... Eh, córrete dentro de mí, rápido... Date prisa, déjame embarazada... Mmmmm...

You-soon, quien siempre había preferido que él empezara primero, lo instó a cumplir rápidamente con el plan de familia que deseaba desesperadamente el padre de su hijo, al que sí había dado a luz.

—Sí, me voy a correr. Ja... ¡Guau! ¡Guau!

—Aunque había derramado su espeso semen con frecuencia mientras habían estado separados, ¿cuánto había estado aguantando, esperando justo este momento? La sensación de eyacular dentro del coño de You-soon cuando este se contrae, justo golpeando en su útero, era indescriptible.

—Veamos tus pechos. Nuestra You-soon lo está pasando mal. ¡Caramba! Aunque los succione hace poco tiempo, tu leche sigue saliendo sin parar.

You-soon se aferró a él, produciendo y chorreando leche constantemente, tanto que hizo absurdamente la pregunta de si su nombre significa —leche pura—. Seong-wook, unido a la mujer que dio a luz a su bebé con la boca llena de su leche, sintió que esta era la felicidad completa que había anhelado toda su vida.

Obligó a su madrastra, quien no había dudado en cometer maldades contra él y otros familiares, a renunciar a su puesto como presidenta de la fundación, y se reunió en privado con su padre, el presidente, para solicitarle la separación de una filial de tamaño adecuado que pudiera funcionar sin problemas simplemente recibiendo los informes de un gerente profesional.

Ahora poseía a You-soon por completo, y desde que lo consumía el deseo de eyacular dentro de ella a la menor oportunidad, ya no deseaba nada más. Con solo mantener su puesto como director ejecutivo de esa filial, tendría más que suficiente para comprarle a You-soon todos los artículos de lujo que ella deseara; no le faltaría nunca nada.

Con un agudo instinto inversor, empezó a invertir en acciones a los veinte años y, desde entonces, ya había amasado una fortuna personal de casi 10 mil millones de wones. Ahora, su vida perfecta consistía únicamente en satisfacer a You-soon. Ella necesitaba que él le amamantara los pechos frecuentemente para que estén flácidos y se sienta cómoda. Mientras él chupa su leche, la oxitocina que libera su cuerpo humedece y prepara su vagina, y así puede aceptar su pene con mayor facilidad. Comprendiendo que su vida estaba completa y era perfecta.

—You-soon, vayamos a mi ático antes de que te vuelva a subir la leche. Te envolveré con esta manta y nos iremos de aquí ahora mismo. Ya no tienes ropa que te quede bien y probablemente se moje de todas formas, aunque debemos registrar nuestro matrimonio primero. Te dejaré ponerte un vestido de novia cuando te salga menos leche.

Me parecía terriblemente inadecuado llamar a esto una propuesta de matrimonio. Naturalmente, planeaba dejar que You-soon descansara como es debido en nuestro dormitorio en el ático, la alimentaría como es debido y luego, cuando comenzaran los preparativos de la boda, reservaría un día antes para una gran propuesta formal. De hecho, al apresurarme así, aunque You-soon ahora estuviera un poco decepcionada, la sorpresa después sería mucho mayor.

—Mmm... Quiero traer a Seong-Yu pronto. ¡A los dos! Lo antes posible...

—Sí, claro. No te preocupes. Enviaré ya mismo al secretario en jefe para que los traiga sanos y salvos. Primero tenemos que registrar nuestro matrimonio antes de poder registrar el nacimiento de Seong-yu. ¿Así que le pusiste un nombre con una combinación de tu nombre y el mío?

Seong-wook nunca se creyó la escandalosa mentira de haber tenido una aventura de una noche, pero You-soon era tan adorable, incluso demostrando su cariño al nombrar al bebé de esa manera, que le dieron ganas de morderle la mejilla.

—No pasa nada si no nos casamos. Una vez que Seong-yu deje de tomar leche de fórmula para prematuros, quiero amamantarlo durante mucho tiempo... Me siento mal por haber dado a luz prematuramente...

Existe la popular creencia de que una mujer no puede quedar embarazada mientras está amamantando, pero en realidad, justo después del parto, cuando el útero está completamente vacío, suele ocurrir que puede concebir un bebé justo inmediatamente después de tener relaciones, independientemente de la lactancia, y You-soon estaba destinada a enfrentar ese destino.

—¿Me estás diciendo que no tenemos que casarnos? Eso es ridículo. Como la novia más hermosa del mundo, tendrás la boda más extravagante y espectacular de la historia, así que espérala con ansias.

Seong-wook no pudo contenerse más y mordió el pezón de You-soon, succionando mientras con la otra mano apartaba el vello púbico y estimulaba su clítoris protuberante en la bifurcación del valle entre sus gruesos montículos, haciendo una promesa que no pudo cumplir. Seong-wook tenía los recursos económicos para organizar la boda más extravagante y maravillosa, y ansiaba desesperadamente regalarle ese momento, pero los pechos de You-soon no dejaron de dar leche durante años, así que la boda se pospuso indefinidamente.

Ese día, volvieron a disfrutar de sexo apasionado, y solo al amanecer Seong-wook logró envolver a la exhausta You-soon en una manta y llevarla sana y salva de vuelta a su ático. Al día siguiente, trajeron a la tía de You-soon y a su primer hijo, pero en lugar de hospedarlos en su departamento, registró el departamento debajo del ático a nombre de la tía, permitiéndoles vivir allí a ella y al bebé. La tía aceptó rápidamente, pensando que este arreglo sería lo mejor para el bebé.

Y eso fue más comprensible, ya que su vida marital había comenzado algo tarde. Sus días consistían en que You-soon siempre se encontraba empapada, llena de jugo, de amor y semen; era constantemente follada por el furioso pene de Seong-wook. Y con el útero lleno de semen, este se derramaba por el dormitorio mientras caminaba; prácticamente fluía de entre sus piernas.

Entre tanto, Seong-wook dejó todo de lado y se dedicó a amamantar sus enormes pechos llenos de leche con frecuencia, haciendo que los pechos de You-soon, constantemente llenos de leche, permanecieran perpetuamente hinchados. Y sin notarlo, ese mismo mes que empezaron a vivir en el ático concibieron a su segundo hijo, pero ella permaneció inconsciente de su embarazo durante bastante tiempo.

Recibir el amor ardiente y apasionado de Seong-wook hacía a You-soon increíblemente feliz. Disfrutaba de la estimulación constante en sus pechos, siendo succionados, luego de las caricias extendiéndose hasta sus partes íntimas, y antes de darse cuenta, del placer de la dura polla de su esposo penetrando en ella.

Además, sin náuseas matutinas, pudo liberar sus ardientes deseos sexuales sin ningún dolor. Pero luego, tras sentir su vientre abultado bajo sus pechos, que habían crecido de nuevo enormes, e incluso sentir las pataditas inconfundibles de un bebé en su interior, se dirigió al ginecólogo. Tenía que confirmar que estaba embarazada de nuevo con una ecografía, así que se tumbó en la camilla con las piernas abiertas. Esta vez, Seong-wook estaba a su lado, sujetándome la mano con fuerza, y observamos juntos la ecografía.

—De hecho, no creo que sea necesaria una ecografía.

Al enterarse de que You-soon había venido a confirmar su embarazo, la doctora asumió que solo era una mujer con un vientre prominente, insertó el ecógrafo en la zona genital inflamada de You-soon para examinar y lo extrajo rápidamente.

Seong-wook se sintió extraño al ver esa escena, a pesar de que solo se trataba de una atención obstétrica de rutina realizada por una ginecóloga. Se mordió el labio inferior, pensando que tendría que darle a You-soon otra buena cogida con su gruesa polla en lugar de esa endeble vara en cuanto llegara a casa, y se relamió los labios.

—Llevas bastante tiempo embarazada. A juzgar solo por el tamaño del bebé, debe de tener al menos cinco meses, y el sexo debería ser visible... Mmm... ¿En serio? ¿No sabías que estabas embarazada? ¿Ya no eres una madre primeriza? Muchas mujeres vienen sorprendidas después de tener relaciones sexuales sin protección con una lactancia abundante, pero...

—No, doctora. No nos sorprende. Es un embarazo planificado, concebido mediante relaciones sexuales frecuentes.

Seong-wook interrumpió a la doctora y la corrigió con seguridad. You-soon se sintió tan avergonzada que quiso meterse en un agujero.

—Ah, sí...

La doctora se quedó en silencio, avergonzada.

—¿El bebé y mi esposa están sanos, verdad?

Seong-wook rápidamente levantó a su esposa para poder regresar a su habitación rápido, ansioso por compartir la alegría de confirmar su nuevo embarazo con su propio cuerpo. Así que hizo una pregunta obvia pero importante:

—Sí, el bebé está bien posicionado en el útero. Confirmamos que es más grande que su edad gestacional, activo y sano. La longitud de su cuello uterino también está bien. Así que puede continuar con sus relaciones maritales sin preocupaciones. Simplemente, vengan a su revisión regular el mes que viene.

Así que, tras recibir más que una simple recomendación de la doctora, salieron del hospital y regresaron a su espacio personal para compartir de nuevo su ardiente pasión. Seong-wook, abrumado por la urgencia, comenzó a desvestir a You-soon justo en la entrada. You-soon, quien dudaba de que pudiera estar de nuevo embarazada, confirmó que ya estaba en el segundo trimestre.

De repente, sintió unas ganas enormes de orinar y, tras darse cuenta de que un bebé crecía dentro de su vientre, intentó escapar, temblando a pesar de que estaba empapada con el semen de Seong-wook de esta mañana.

—¿Qué te pasa, You-soon? No sirve de nada arrastrarte así, meneando el trasero casi sin ropa. El médico dijo que puedes tener sexo. Ven aquí, te lo meteré con cuidado.

Él mentía diciendo que sería genial. A You-soon le costaba creerlo, porque Seong-wook siempre terminaba bruscamente, por muy suave que empezara... You-soon se encontraba desnuda en la puerta principal con Seong-wook, prácticamente tumbado sobre ella. Apenas logró zafarse y gateó de rodillas hacia el baño.

—Necesito ir al baño... O sea, necesito orinar primero... Ya sabes, las embarazadas tienen que ir al baño a menudo, así que déjame ir un momento.

Ya despojada de sus bragas por el agarre desesperado de Seong-wook, You-soon gateó, balanceando las caderas. La vulva hinchada de You-soon se vislumbra desde atrás, y él se aferró a sus tobillos, negándose a soltarla.

—Orina aquí. ¿Cuántas veces has orinado por todas partes mientras te follaba? A mí también me gusta cuando te orinas. Orina, You-soon. Me duele tanto el pene que no puedo aguantar. Necesito correrme más de lo que tú necesitas orinar.

Seong-wook agarró los tobillos de You-soon, que se alejaba de él con desesperación, y la jaló hasta colocar su trasero frente a su miembro. Como una bestia en celo, exhaló el intenso aroma femenino de sus genitales antes de penetrarla por detrás. You-soon quedó empalada con el pene de Seong-wook.

—Haa... Creo que voy a orinar... Uuuuung...

—No me importa... Ya fuera orina, eyaculación femenina, flujo vaginal desbordante, mocos del embarazo, brotando de tu uretra o goteando de tu vagina—, Seong-wook la amaba tanto que podría tragar cada gota con su boca, así que no le importaba.

—Ahh... Está muy profundo... Mmm... Si sigue eyaculando... Ahh... Mmm... Sollozó You-soon, sintiendo vergüenza y satisfacción a la vez mientras el enorme pene penetraba profundamente en ella, haciéndola eyacular fluidos vaginales, mientras otro que no podía contener se filtraba por su uretra.

Una vez que Seong-wook comenzara a embestirla salvajemente, no terminaría sin que ella alcanzara un orgasmo salvaje. Era el tipo de marido que no se daba por satisfecho hasta que no la penetraba una y otra vez sin piedad, forzándola a entrar en su útero ya cerrado —hinchado por el embarazo— y finalmente eyaculando dentro de ella.

Se sentía como si quisiera volver a dejarla embarazada, aunque ya llevaba a su hijo en su vientre. Aunque You-soon había lidiado contra el intenso deseo sexual durante su embarazo, hoy se sentía abrumada. Pero mientras la penetraba con fuerza por detrás, sintió que ella se excitaba demasiado, así que se contuvo y retiró su pene. Eyaculó su semen caliente sobre su espalda y, mientras la abrazaba, le acarició suavemente sus pechos, susurrándole al oído, derritiendo una vez más el corazón de You-soon. Después del estilo perrito, You Soon era más vulnerable a un abrazo.

«Lo siento. Estoy loco y perdidamente enamorado de ti. Aunque era una doctora, cuando la vi introducir y extraer esa cosa como un palo de tu vagina después de examinarla, mi pene se puso tan duro que me dolió. Solo quiero llenar tu agujero con el mío…».

Mientras lo hacía, quizás abrumada por la carga adicional de prepararse para alimentar al segundo hijo que crecía en su vientre, exprimió con ambas manos el chorro de leche que fluía sin cesar de sus pechos. You-soon, observando cómo múltiples chorros de leche salpican en el aire y manchan el suelo de mármol. Seo-wook se excitó de nuevo a pesar de que lo hacían casi a diario, volvió a tener una nueva erección a pesar de haber eyaculado sobre su espalda; ni siquiera llegaron al dormitorio, se fundieron allí mismo de nuevo.

«Haaah... Eh, nosotros... Somos... Somos adictos al sexo... Estoy embarazada otra vez así... Si esto continúa, haaah...»

—Soy adicto al sexo, pero para ser preciso, soy adicto a ti, Sung You-soon, y tú eres adicta a mí, Hwang Seong-wook. Así que no hay problema. Ya que estás embarazada y el bebé está sano, hagámoslo hasta el día del parto. Dicen que no se puede tener relaciones durante unas semanas después de dar a luz, así que me abstendré pase lo que pase.

Seong-wook cumplió su promesa a You-soon. Pero no estuvo exenta de altibajos. Durante todo el embarazo, estaban completamente entregados el uno al otro, disfrutando del sexo en todas las posiciones imaginables a diario. Incluso en el último mes de You-soon, tuvieron relaciones sexuales varias veces al día.

Dos semanas antes de la fecha prevista de parto, mientras recibía las embestidas de Seong-wook, a You-soon se le rompió la fuente. Aunque no era primeriza, pensó que se trataba simplemente de una eyaculación femenina intensa tras un orgasmo. Le había pasado muchas veces. Además, durante su primer embarazo, no se le había roto la fuente, por lo que en el hospital tuvieron que romperla.

Así que, aunque sentía el cuerpo pesado y dolorido, lo atribuyó al esfuerzo de tener relaciones sexuales hasta el final y se quedó dormida sin pensar en ir al hospital. Se despertó temprano por la mañana con un dolor en la parte baja de la espalda que sentía que se le iban a salir las entrañas.

«Uf…»

—¿Qué te pasa, You-soon? ¿Te ha dado otro calambre fuerte en la pierna?

Seong-wook siempre le había masajeado las piernas cuando se le hinchaban o le daban calambres mientras dormía. Durante el último mes, se levantó rápidamente y encendió la luz. You-soon ya estaba separando las piernas inconscientemente, haciendo fuerza y ​​gimiendo de dolor.

«Ahhhh… Es como si me quemara ahí abajo… Igual que cuando salió Seong-yu, ah… Duele…».

—¿Qué? Tenemos que ir al hospital. No puedes levantarte, así que te llevaré en brazos.

«Ah, creo que va a salir ahora… No me cargues. Si sale así ahora, ¿qué voy a hacer…? Yo, ahhhhh… Quítame esto. Date prisa y quítame esto…».

You-soon se aferró con todas sus fuerzas al antebrazo de Seong-wook, abrió las piernas y, tensándose instintivamente, le suplicó que le quitara las bragas. Como tenían relaciones sexuales con tanta frecuencia, la pareja andaba por la casa sin ropa interior, teniendo sexo cuando les apetecía. Sin embargo, ese día en particular, You-sun creyó haber experimentado un orgasmo femenino especialmente intenso.

Insistió en que pararan por ese día, le pidió que le volviera a poner las bragas y se quedó dormida. Ahora, You-soon le suplicaba a gritos que se la quitara de inmediato. Tenía la sensación de que su cuello uterino ya se había dilatado considerablemente y que la cabeza del bebé había descendido por completo por el canal del parto, por lo que ya era demasiado tarde para ir al hospital; la fase final del parto, que avanzaba rápidamente, era inminente.

Seong-wook no tuvo más remedio que bajarle las bragas y vio la vagina de You-soon, que había lamido, chupado, penetrado y tocado incontables veces antes, ahora dilatada al máximo. El agujero del medio, que antes apenas era lo suficientemente grande como para que cupiera su pene, ahora estaba lo suficientemente abierto como para que cupieran tres dedos con espacio de sobra, y se contrae.

—Ahhhh... Creo que el bebé está a punto de nacer... Ugh... Mete el dedo aquí. ¿La cabeza del bebé la tocas?... Incluso cuando di a luz a Seong-yu... Haaak... Ugh, en el hospital... Heuk... Con la enfermera... Ahhh... La enfermera metió el dedo... Uf... ¿Ya bajó la cabeza del bebé? Ahhhh... Comprobando... Uf... Empuja más fuerte... Heuk...

Incluso Seong-wook, que nunca había presenciado un parto, pudo ver que la vagina de You-soon estaba muy dilatada. Al introducir un dedo, sintió algo que parecía ser la cabeza del bebé.

—Oh, Yoo-soon. Creo que puedo sentir la cabeza del bebé.

Para evitar lastimar el canal del parto, Seong-wook retiró rápidamente el dedo y sujetó a You-soon, apoyándola mientras ella se aferraba a su hombro.

—¡Uf! ¡Duele mucho! ¡Uf!

—Lo siento, Yoo-soon... No dejaré que vuelvas a sufrir así... Solo da a luz a este y se acabará. ¡Me haré la vasectomía!

—¡Ahhhh...!

You-soon apoyó su frente empapada de sudor contra el pecho de Seong-wook, con el rostro enrojecido por las lágrimas mientras pujaba con todas sus fuerzas. Inmediatamente, se oyeron los fuertes llantos de un bebé. Seong-wook estaba aliviado y feliz de haber recibido al bebé, pero preocupado por los cuidados posteriores de You-soon; llamó de inmediato al hospital y pidió hablar con Wang Jin, el asistente del equipo médico.

El equipo médico llegó rápidamente y se ocupó del cordón umbilical del bebé, pero You-soon sufría de cólicos posparto y se aferraba a los brazos de Seong-wook, retorciéndose de dolor. Seong-wook le masajeó suavemente el vientre y la placenta la expulsó sin problemas.

Durante todo el proceso, You-soon se enamoró aún más de Seong-wook, quien, ajeno a su propia sangre, sudor y fluidos corporales, la miraba con una mirada llena de amor, limpiándola, acunándola y preocupándose solo por ella, ignorando al recién nacido. Inmediatamente después del parto, los pechos de You-soon volvieron a producir leche con la misma abundancia que los de una vaca.

Seong-wook succionaba constantemente el exceso de leche, incluso después de que el bebé ya hubiera mamado, y su boca estaba constantemente llena de la leche de su esposa; su miembro permanecía erecto. Sin embargo, se mordía los labios para contenerse y no penetrarla mientras You-soon tenía un orgasmo.

Entre chupada y chupada los pechos de You-soon, calmaban su pene masturbándose hasta que ya no podía contenerse, y eyaculaba sobre su estómago o muslos en lugar de dentro de ella. Finalmente, la abertura de You-soon dejó de expulsar restos del parto y recuperó una relativa suavidad y flexibilidad, y sintió orgullo por haber aguantado así.

Sin embargo, tan pronto como Seong-wook confirmó que el sangrado de You-soon había cesado, se ofreció a aliviar el exceso de leche, succionando sus pechos y llenando su coño, recién cicatrizado, con su grueso pene. Su promesa de hacerse una vasectomía para evitar que se quedara embarazada de nuevo quedó en suspenso porque You-soon, que solo había dado a luz a hijos varones, deseaba tener al menos una hija.

—Ahhh… Qué bien se siente… Mmm… Después de tener a mi segundo hijo, mmm… Cada vez que penetro en tu útero... Hauheueng... La sensación es más intensa... Heuheueng...

Ante su segundo embarazo, tal vez porque su pene entró y salió por el canal de parto con tanta frecuencia, varias veces al día, tal vez por eso su parto fue tan rápido que se registró como un parto simple, You-soon se sentía lista para tener otro hijo pronto. Con cada parto, su deseo sexual aumentaba durante el embarazo y, después del parto, su sensibilidad se intensificaba.

Cada penetración la hacía temblar violentamente, llevándola primero al éxtasis… Así, You-soon aceptó el pene de Seongwook, tragando su semen derramado y concibió de nuevo; así daría a luz al tercer hijo en brazos de su esposo, sin aliento… De ser así, no temería dar a luz al cuarto hijo, sino que lo esperaría con ansias.

De esta manera, You-soon, con los pechos rebosantes de leche, balanceándose como si estuvieran a punto de estallar, se entregaba al ritmo palpitante de sus embestidas, succionando el grueso pene de Seong-wook, que derramaba chorros de semen en su interior, sollozando de placer felices mientras se complacen mutuamente, ambos adictos el uno al otro, satisfaciendo sus intensos deseos sexuales y reproductivos a su antojo.




 

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