Capitulo 2

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La campana que colgaba en la cúpula de la Fortaleza de Icanus comenzó a sonar. Esta anunciaba el regreso del Duque, las cabezas de las personas en el castillo se alzaron, ya que estaban cumpliendo con sus deberes. La caza de invierno del duque había terminado. Pero era antes de lo esperado, en comparación a otros años su regreso del bosque de leopardo de las nieves, fue casi 15 días antes.

La caza de inverno suele coincidir con el inicio y el fin del fuerte frío. El duque dispara por el bosque como un loco durante casi tres semanas, y el trabajo de la gente del castillo es recoger la caza acumulada en el bosque nublado después de su regreso. Después de que regresa de cazar, el Duque suele solo dormir.

Mientras tanto, la gente en todo el castillo suele tener cuidado para no ir en contra de su estado de ánimo. Hace más de una década que comenzó la locura del duque. Desde entonces, ha cazado sólo en el bosque. Abrieron el enorme portón y entró el Amo del castillo en su caballo. Al igual que el día en que se fue a cazar, tendría que haber regresado solo. Sin embargo, el duque no llego solo.

—¿Por qué parece que vieron a un fantasma?

Los sirvientes que observaban a la mujer con cuidado de arriba abajo, estaban llenos de dudas sobre si la mujer seguía viva o estaba muerta. Por supuesto, tenía mucha curiosidad por saber quién era esa mujer.

—El duque ¿Cazo a una persona?

—¿Alguien se coló en el bosque de caza?

—No le era suficiente si solo mataba bestias—, y las preguntas sobre por qué la trajo al castillo también surgieron y se mostró en cada uno de sus rostros. Entre ellos, vio a algunas sirvientas intentando ver el rostro de la mujer. De todos modos, era inusual que el duque regresara con una mujer en sus brazos.

La mujer en brazos del duque parecía un cadáver. Con el rostro pálido y la ropa manchada de sangre. No tenían forma de saber si respiraba o no. Aun así, parecía como si estuviera durmiendo en los brazos del duque. Pudieron ver un trozo de tela envuelto alrededor de su tobillo manchada también de sangre.

La sirvienta abrió rápidamente la puerta del dormitorio. Al entrar en la habitación, caminó hacia la cama y dejo caer a la mujer arrojándola sobre esta. Su acción fue bastante diferente a como la había tratado. Un gemido de dolor salió de la mujer acostada en la cama.

—Está viva.

Una doncella murmuró y luego todos respiraron hondo. Lo que hizo el duque después de humillar a la mujer fue aún más extraño. Se sentó en la cama, apoyó la barbilla en la mano y estuvo ocupado observando a la mujer.

—Creo que está herida.

La sirvienta, Mila, que estaba mirando desde un lado, finalmente dijo.

—Si.

La boca de Rashiel tenía una ligera sonrisa. Parecía gustarle el botín de caza que acababa de traer. Mientras esperaba a que su presa se despertara, su apetito volvió a ser como el de una bestia. Ante la imagen que parecía imaginar ante sus ojos él, en el momento en que su presa abriera los ojos, y comprobara su pulso palpitante, la mordería con fuerza. Pero lo que dijo fue inesperado.

—Está bien.

La sirvienta no dijo nada y señaló a las doncellas que había traído. Las doncellas se dispersaron rápidamente en busca de sus respectivos deberes unas fueron a buscar el agua para bañarla, y otra fue a llamar al médico. Mientras tanto, el duque no apartó los ojos de la mujer.

—¿Le gustaría lavarse o comer?

—Llame al médico.

Dijo todavía, manteniendo sus ojos fijos en la mujer.

—Tomare un baño también.

Dijo girando la cabeza. Luego miró de nuevo hacia la mujer y añadió, a la sirvienta que había regresado.

—Arréglala bien.

—Está bien. Vino un mensajero del palacio.

—¿De qué se trata?

[Ven al palacio tan pronto cuando termine la temporada de caza]

—Llego un poco antes de lo habitual.

—No importa. El rey me está buscando, así que tengo que ir y agitar la cola. Prepárense para ir al palacio.

***

Ariste abrió los ojos con una terrible sed. A diferencia de cuando me desmayé y desperté en la cabaña, lo primero que sentí fue dolor de cabeza. Mucho después de que se me pasara el dolor, pude pensar en lo último que recordaba. Definitivamente estaba dormido. Fueron solo unos pasos. El hombre se acercó a mí en silencio durante ese corto momento y me dejó inconsciente de inmediato. Después de eso todo es oscuro.

Parpadeó lentamente. Todo lo que veía me era desconocido, desde el techo hasta donde podía ver. Estaba acostada en una cama con un largo dosel. El tamaño de la cama era como el de mi antigua habitación y estaba sostenida por cuatro pilares. Tan pronto como moví la cabeza, el dolor se apoderó de mí, así que todo lo que pude hacer fue poner los ojos en blanco y mirar a mí alrededor. El lujoso tapiz que colgaba de la pared y la suavidad de la cama en la que estaba acostada me era desconocido.

«¿Dónde estoy? ¿Llegue al cielo después de morir? »

A medida que pasó el impacto visual, mis otros sentidos comenzaron a despertar. Ariste reconoció el olor en el aire de inmediato. Era el olor de las hierbas medicinales las que tenían un efecto calmante.

—Oh

Mientras trataba de levantarme, el dolor agudo penetró en mi cuerpo. Precisamente, fue mi pantorrilla y tobillo. Me tomó un tiempo recordar por qué me dolían. Recordé estar deambulando por el bosque de caza después de ser alcanzada por una bala, y ​​luego fui atrapada en una trampa, y también recordé los ojos amarillos de un lobo gruñéndome desde lejos. No pude hacer nada más que esperar mi muerte.

—¿Creen que este despierta?

Por un momento, escuché voces fuera del dosel y levantaron la cortina. La sombra que ondeaba a la luz de las velas pertenecía a una mujer de mediana edad.

—Oh, Dios mío, abrió los ojos.

La mujer se acercó y movió su dedo frente a mis ojos. La sirvienta, que vio que las pupilas reaccionaban al movimiento de su dedo, volvió a informar al médico.

—Supongo que has vuelto a tus sentidos.

—Todavía debe dolerte, pero no puedes moverte.

La mujer presionó suavemente su cuerpo. Seguí a la mujer con calma porque no podía moverme por el dolor. Al mismo tiempo, no dejé de pensar.

«¿Dónde estoy y quiénes son estas personas?»

—dónde...

Esta vez, el médico se acercó y examinó su estado. Levantó la sábana y le examino los vendajes envueltos alrededor de su pierna.

—Por favor cambie el vendaje. Aplique más medicamento también.

Esta vez, levantó la sábana inferior para ver el estado de su tobillo.

—Tiene suerte de haber recibido tratamiento, si no hubiera quedado lisiada.

También había una doncella más joven parloteando. La sirvienta no dijo nada más ante el sonido de un siseo crujiente.

—Me alegro de que esté viva.

—Ya ve. Todos estamos aliviados.

No podía saber exactamente de qué estaba hablando. ¿Por qué están aliviados, quien más esta aliviado? No había forma de que lo supiera.

—Perdóneme...

—Oh, ¿está hablando?

Escuché un aplauso a mi lado era otra doncella creo su compañera.

—Señora, ¿está despierta?

—¿Quién es la dama?

Escuche un pequeño gruñido cerca, pero la doncella lo ignoró.

—¿Esta despierta? ¿Puede hablar?

—Sí.

Me sorprendí cuando escuché mi voz. Me preocupaba qué pasaría si no podía hablar ya que sentía la garganta seca debido a la terrible sed que tenía.

—¿Oye dónde estoy?

—Estas en el ducado de Icanus. Soy una sirvienta de este castillo.

En ese momento, sentí un cosquilleo en la espalda y me puse rígida.

—¿El duque, el duque?

Por un momento, me quede en shock. Obviamente, fue hace un tiempo que estuve en la cabaña del cazador, pero ahora al abrir los ojos, me encontraba aquí.

—Por qué estoy aquí...

—Oh Dios, supongo que no lo recuerda.

La pequeña doncella intervino.

—Alguien debió haberte traído aquí. Si no llegaste por tu cuenta.

La sirvienta la miró con severa expresión ante lo que dijo la pequeña doncella. La doncella cerró la boca y no dijo nada más. Claramente le dijo que no lo llevaría ante el duque. En su lugar para dejarme vivir, a cambio... de todos modos, me hizo una promesa. Espera, ¿en serio me hizo una promesa? Todo mi cuerpo se puso rígido ante el siniestro recuerdo que repentinamente recordé. Parece que nunca me lo prometió. Solo recuerdo haberle suplicado. Al final, ella se aferró a una promesa que él no podía cumplir.

—¿El cazador?

Los ojos de la pequeña doncella se abrieron como platos, presa del pánico.

—No puede hablar descuidadamente, señora.

La mujer que se presentó como la sirvienta se llevó el dedo índice a los labios. Sus ojos estaban muy abiertos por el miedo.

—I...

No soy una señora, me mordí el labio en lugar de intentar decirle. En el momento en que lo negara tendría que explicarle quien soy. También estaba confundida acerca de cómo debo explicarles. ¿Soy una mujer que vive en la aldea? ¿Una mujer que mato a un hombre y es perseguida?

Necesito salir de aquí. Si averiguan quién soy, entonces...

¿Cuánto tiempo duraría la recompensa por mi cuello? El primer pensamiento que me vino a la mente fue que el cazador no tenía ninguna razón para no codiciarlo.

—Bueno, me iré.

—...

Al mismo tiempo, las tres personas que me miraban, me miraron como si no pudiera hacerlo.

—¿Con tu cuerpo así?

Traté de levantarme y sentí mucho dolor, pero ahora tenía más miedo que eso.

—Oh, no. No puedes moverte todavía.

La sirvienta aterrorizada se acercó y agarró el cuerpo de Ariste. Pero al estar completamente aterrorizada, provoco que lo sintiera como un ataque.

—¡No! ¡Déjame ir!

Ariste araño la mano de la sirvienta. Esta vez, incluso la joven doncella se acercó y la agarró por el cuerpo.

—¿No está loca? La salvamos...

—¡Argh! ¡Argh!

—¡Suéltame! ¡Aww!

Levante el brazo y abofetee a la doncella en la cara. Incluso después de recibir el golpe en la mejilla, la doncella volvió a sujetar el cuerpo de Ariste como si nada hubiera pasado.

—¡Cálmate!

La mujer la agarró por las piernas ya que seguía forcejeando y gritando. El médico se acercó, la doncella la mantenía sujeta y le dijo a la joven.

—Sujétala con más fuerza.

Ariste tuvo que mirar fijamente todo menos a su pierna lesionada que estaba atada al poste de la cama.

—Si no luchas, te soltaré, así que mantén la calma.

El médico se secó apresuradamente el sudor de la frente y añadió. Lo mismo sucedía con las otras sirvientas. Con las manos y los pies atados, Ariste hizo contacto visual con ellos una vez más.

—¿Por qué están haciéndome esto?

—Si mueres, nos cortaran el cuello.

Sólo entonces dijo la doncella con una mirada solemne.

—Así que no se preocupe por nada, coma bien, descanse bien y solo piense en curarse, por favor.

La sirvienta que había estado escuchando todo el tiempo no lo negó. La doncella parecía estar diciendo la verdad.

—Huela más incienso para dormir.

El médico le abrió la boca violentamente, y le introdujo el medicamento a base de hierbas, le tapó la boca con la palma de la mano. Lo saque con la lengua, pero finalmente le metió la medicina hasta la garganta. Al cabo de un rato, al ver que la medicina la había tragado, retiró la mano. El olor se quedó en la punta de su nariz.

Tan pronto como olí el aroma, me sentí mareada de nuevo y me quedé dormida. Sus manos y pies estaban libres de nuevo, pero ya estaban flácidos. Parpadeo repetidamente varias veces, ya que sus ojos, se empezaron a cerrar, gradualmente se volvieron pesados y pronto fue arrastrada a un profundo sueño.

***

El sonido de la sábana deslizándose fue particularmente fuerte, pero solo los ronquidos de la doncella se hicieron más sonoros y no daba señales de que se fuera a despertar.

—Oh.

Por un instante, logré taparme la boca por que casi se me escapa un fuerte gemido. Mire hacia mis pies, pude ver mi tobillo que estaba bien envuelto con una férula. Pensé que sería imposible correr con el pie así o tan siquiera caminar rápido. Pero ahora no tenía tiempo para esperar a que mi pierna sanara. Me apoyé contra la pared y empecé a caminar, apenas podía tragarme los gemidos.

«Chirriador»

Probablemente era solo una pequeña parte del castillo. Quizás el tamaño de este castillo sea demasiado grande para siquiera adivinarlo. Ariste tembló.

«¿Podre salir de aquí?» 

Escuché que los castillos de los nobles fueron diseñados intrincadamente por seguridad para poder protegerse contra cualquier intruso. Para que solo aquellos que han permanecido en el castillo durante mucho tiempo conozcan el interior. Por lo tanto, el mapa, era lo más importante que tenían que proteger en el castillo más que cualquier otra reliquia.

En el momento en que el mapa cayera en manos de otra persona, sería como si les estuviera regalando el castillo y fueran los nuevos dueños. Di un paso involuntariamente, pero me di cuenta tarde de que estaba descalza y no pude evitarlo. El contacto con la piedra al tocar el suelo fue tan frío que hasta se me adormecieron los huesos. Ariste cerró la puerta rápidamente y regresó a la habitación.

Bajo los pies de la doncella flotando en el aire, a esta se le cayó un zapato. Se acercó con cuidado y metió el pie en el zapato. Ella extendió la mano y le quitó el otro. Sin saber que le estaban quitando los zapatos, la doncella aún estaba profundamente dormida. Debido al clima frio, no había mucha gente caminando por el castillo.

En particular, no había personas en el pasillo donde estaba ni en el pasillo del dormitorio donde se despertó. En lugar de no estar a propósito, parecía que no se acercaban a propósito.

—Este es...

Mientras salía del pasillo de la habitación este se conectaba a otro pasillo más largo que suponía que atravesaba para poder salir de ahi y continuó de nuevo. Ariste cojeaba y caminaba apoyándose en la pared. Los zapatos que se había puesto le quedaban grandes y sonaban, ya que no dejaba de arrastrar los pies. Tengo que salir de este lugar rápidamente. Solo en eso podía pensar. Sin dejar de caminar, finalmente llego al final del pasillo. Desde allí, había un pasillo que conectaba con el exterior.

—¿A dónde vas con tanta prisa?

Escuche una voz somnolienta desde atrás.

—...

Me detuve como si alguien me hubiera atrapado. No podía moverme porque todo mi cuerpo estaba congelado. Tenía un extraño poder esa voz que no podía explicar. Me gire lentamente. Un hombre envuelto en pieles estaba sentado en la barandilla, mirando en la dirección donde estaba. Era un rostro que ella conocía. No, él era un hombre inolvidable.

—Usted...

Su cabello color platino brillaba como el hielo y sus ojos rojos contrastaban con él. Había un color oscuro en sus labios ligeramente abiertos dándole una ligera sonrisa.

—¿Adónde vas?

—...

No pude decir nada como si mis labios estuvieran pegados. En el momento en que nuestros ojos se encontraron, no pude moverme era como si me hubieran clavado al suelo. Al mismo tiempo, recordé el extraño momento que compartí con ese hombre mientras estaba loca. El frío viento golpeaba mis mejillas, pero aun así las sentía calientes.

—En ese momento... fue porque tenía... frío.

Hacía frío, me dolía mucho. Quería olvidar el dolor. Estaba desesperada. Intentó con todas sus fuerzas llegar a una conclusión. Debe ser el cazador, entonces, ¿por qué está aquí? Pensé que estaba protegiendo la cabaña. Varios pensamientos llegaron a mi mente y me confundieron.

Después de un tiempo al no haberle respondido, el hombre se levantó lentamente y luego se acercó a Ariste con un movimiento muy suave y elegante. El hombre vestía de manera muy sencilla, con una camisa fina y pantalones, si no fuera por el pelaje plateado que llevaba, sería el atuendo perfecto para morir congelado con este clima.

—¿Eh?

—Va, afuera...

Quizás debido al frio que sentía mi lengua estaba como entumecida, gracias a esto mi respuesta fue incomprensible.

—¿Cuándo viniste? ¿Por qué me trajiste aquí?

Dijiste que me dejarías ir. ¿No fue ese nuestro acuerdo? No tuve el valor de reclamarle. Ante mi tono de voz que sonó como si estuviera resentida, el hombre la miró como si esperara que dijera algo más.

—... No, gracias por salvarme.

Fuera lo que fuera, si no fuera por este hombre, no podría caminar ni haber sobrevivido. No sé si el duque tuvo piedad de mí para perdonarme la vida o no, pero estaba respirando en este momento, así que eso era suficiente por ahora. Tal vez no le dijo que la había encontrado en el bosque de leopardo de las nieves.

—Está bien, yo

Trate apresuradamente de quitarme el pelaje, pero no pude porque la mano del hombre la sostenía con fuerza.

—Hace frío.

Me volvió a dar una suave sonrisa. Sólo entonces se dio cuenta de que la piel que había envuelto a su alrededor era la piel que él había cazado y despellejado. Parecía que la bestia que originalmente habría tenido la piel había sido muy hermosa.

Podía sentir los ojos rojos pasando de su rostro a su cuerpo. ¿Esta persona vive en este castillo? Me senti avergonzada y aliviada por su extraña amabilidad que me mostró. Parecía estar al menos familiarizado con la estructura interna del castillo.

—Tengo un favor que pedirte.

—...

La miró en silencio. Su mirada hacia mí me hizo tragar saliva sin darme cuenta.

—Por favor, finja que no me vio.

—¿Más tarde?

—Sí.

Rígida asentí varias veces.

—¿Cuándo vas a hacer eso?

Preguntó perezosamente. Una leve sonrisa se extendió por sus labios, como si hubiera escuchado algo muy interesante. Al menos no me sentí mal.

—¿Ahora no?

—No puedo... no ahora. Más tarde.

Mientras tanto, mire alrededor. ¿No había nadie en el pasillo? Sin embargo, no importa cuánto miré, solo estábamos los dos en este pasillo, el cazador y yo.

—Me aseguraré de darte dinero más tarde.

—Tú, mientras cazas, los animales a menudo te atacan y resultas herido, ¿no es así? Habrá días en los que te arañes en los árboles o rozaras contra hierbas venenosas.

—...Hay muchos buenos remedios que puedo hacer para ti. Ya sea tomados o en ungüento. Te los daré completamente gratis. Y ahora... Mis palabras fluyeron imprudentemente. Cada vez, inclinaba él la cabeza y escuchaba lo que decía.

—No necesito eso.

—Entonces... ¿qué te gustaría?

—Entonces eso.

—¿eso...?

Murmure al no comprender y me encogí por la sorpresa. Al ver los ojos entrecerrados del hombre hacia mí, me di cuenta de inmediato de lo que estaba diciendo.

—¿Cuál es tu respuesta?

—De todos modos... más tarde.

Después de todo, después de dejar este castillo, ¿nos volveremos a encontrar? El hecho de que pase eso una vez no significa que las cosas saldrán mal. ¿Le entendí bien? Ariste se impacientó un poco más, lo agarró del brazo y lo sacudió.

—Dime donde está la salida.

—¿A dónde vas con tanta prisa?

Bajó la mirada hacia la mano que la agarraba del brazo y volvió a preguntarme lentamente.

—Tengo que salir de aquí. Pero, ¿qué pasa, donde está la salida?

—Si vas por ahí, hay una puerta lateral para las sirvientas.

Señaló con la mano al final del pasillo de la derecha.

—Ah.

—Gracias, nunca olvidaré esta gracia.

—¿Cómo me vas a encontrar?

Ariste inclinó la cabeza y trató de correr en la dirección que le había indicado. Sin embargo, pronto volvió a manos del hombre.

—Sabes mi nombre.

Rashiel, aún recitaba su nombre. Por alguna razón, era un nombre muy adecuado para él. No pensé en eso cuando lo escuché por primera vez en la cabaña.

—Yo también estoy buscando algo.

—¿Qué estás buscando?

—Nez.

—¿Nez?

—Debería estar por aquí, pero no lo he visto desde que desperté, es de pelaje blanco, por lo que será fácil de encontrar.

—Oh...

—Supongo que se escapó mientras dormía.

—...

—Definitivamente lo estaba sosteniendo en mis brazos, pero desapareció.

No sabía por qué de repente estaba hablando de eso, pero respondí rápidamente.

—No habrá ido muy lejos.

—... ¿sí?

Sus ojos escanearon el rostro de Ariste como si buscara algún indicio de duda.

—Sí, supongo incluso si se escapó, todavía estará en el castillo.

—Supongo que sí.

—Sí, espero que lo encuentres...

—¿En verdad?

—Por supuesto.

Asentí rápidamente.

—Sí, lo voy a regañar cuando lo atrape.

—Sí. Espero que lo encuentres y lo tengas en tus brazos.

«Chirrido» 

Cuando abrí la puerta. Como dijo, era la salida de las sirvientas y salí, vi que era la parta trasera del castillo. Parecía ser la entrada que se utilizaba para traer los víveres, etc., pero estaba oculta por las enredaderas marchitas a su alrededor, por lo que no podías verla a menos que miraras con atención. Di un suspiro de alivio cuando vi por fin la salida.

Pude salir, justo a tiempo, ya que el duque vació el castillo, por lo que una vez que abandone el castillo, tendría tiempo para huir. Es posible que se encuentre indignado por ser alguien que se atrevió a entrar en su bosque de caza, pero... Por favor, olvídeme. Aunque cojeaba, no dejo de caminar.

El dolor punzante me recorrió la pierna, pero apreté los dientes y me aguanté. El fresco sabor a pescado de la sangre se extendió por mis labios. Me fui acercando poco a poco a la puerta. El aliento que exhalaba se esparcía por el aire.

—...

De repente, sentí una extraña sensación como si alguien me mirara y fuera a agarrarme por detrás. Sintiéndome de la misma manera que antes, dejé de caminar y me erguí. Cuando alcé la cabeza para mirar hacia arriba, me encontré con el hombre apoyado en la barandilla y mirando hacia abajo.

—¿Cuándo vino detrás de mí?

Ariste, que caminaba medio encorvada, volvió a mirarlo. No tenía tiempo de pensar en detalle qué era este extraño sentimiento. Si pierde esta oportunidad, si el duque regresa al castillo. No tenía más remedio que perder la vida por entrar en su bosque.

« tak, tak ». 

Mis ojos estaban nublados por el dolor que subía por mis piernas. Solo un poquito, ve un poquito más. Había un pomo en la puerta que podía alcanzar cuando extendiera la mano. Sin ceder, extendió la mano y trató de agarrarlo. Algo blanco y afilado la golpeó.

—¡Ay!

Ella rodó por el suelo. «Creung» Un gruñido de rabia sonó a mis pies. Las patas de una bestia con garras afiladas estaban presionando mi cuerpo. Tan pronto como descubrí lo que me presionaba el cuerpo, todo mi cuerpo se puso rígido. Era un Leopardo de las nieves. De pelaje blanco como la nieve, con puntos negros y los ojos amarillos brillantes eran obviamente iguales a los de la bestia que vivía en las montañas nevadas.

—Oh ah

—¡Aah!

El leopardo me mordió el tobillo entablillado.

—Oh, oh

El intenso dolor surgió de mi tobillo al ser mordido por la fuerte mandíbula de la bestia. Fue el mismo dolor que sentí cuando fui atrapada por la trampa de oso.

—Suelta mi tobillo, suéltalo.

Luche contra mi miedo y dolor. Sin embargo, la bestia que me mordía el tobillo no mostró signos de querer soltarla. Pero no la había atacado más que eso. Como si este fuera su único propósito, no se movió con su tobillo en el hocico. Fue cuando vi los ojos deslumbrantes de la bestia que emitían una luz feroz que parecía que me fuera a tragar en cualquier momento.

—Detente, Nez.

Escuche su voz baja desde arriba.

—Oh...

Ariste levantó la cabeza hacia el lugar por donde escucho el sonido. Pude ver al hombre parado en la luz de fondo mirándola.

—Buen chico.

«¿Qué está pasando ahora mismo?» 

La bestia, que habría destrozado todo su cuerpo si la hubiera encontrado en el bosque, se veía infinitamente dócil bajo la mano del hombre. No le parecía que la bestia fuera amigable con las personas que viven en el castillo, sin embargo, estaba estrictamente controlado por la mano del hombre, pero todavía sentía su salvaje ferocidad en los ojos del leopardo de las nieves sobre mí.

—Oh, no. Necesitas recibir tratamiento de nuevo.

Una sonrisa se formó de nuevo en los labios del hombre mientras miraba su tobillo claramente marcado.

—Es imposible que puedas caminar con tu pierna así, ¿verdad?

—Ah...

Ariste no se movió como si se hubiera congelado mientras miraba el rostro sonriente del hombre. El pie mordido por la bestia le dolía. Pero el miedo que domina su cuerpo ahora era más que eso.

—Usted.

—El duque también tiene la afición de traer y criar algunas de sus presas. Escuché que sabe domesticar muy bien a las bestias.

La voz de Mila resonó como un tambor.

—De ninguna manera...

—De ninguna manera. ¿Qué?

—Dijiste que me darías dinero.

Habiendo acortado la distancia, le susurró en voz baja al oído.

—Ahora tienes una nueva deuda

La mano que bajaba por su pierna se detuvo en su tobillo.

—Oh no...

Le acarició el tobillo, luego levantó la cabeza y volvió a mirarla a los ojos.

—¿qué?

Agarrando con fuerza el tobillo.

—¡Aaaaah!

Ariste se retorció y gritó.

—Debes estar muy enferma.

A Ariste se le puso la piel de gallina por el susurro insensible. Un insoportable dolor se extendió por todo su cuerpo. Incapaz de controlar su cuerpo tembloroso, finalmente se apoyó en sus brazos.

—por favor...

—¿Cómo pudo...?

El dolor que siento vívidamente mientras estoy cuerda era varias veces más extremo. Ella se retorció y lloró en los brazos del hombre.

—Ahhh.

Se mostró indiferente, escuchando el breve y roto gemido, y sus ojos estaban llenos de cruel alegría como si estuviera mirando a un animal atrapado en una trampa.

—Lo sabes porque ya lo has hecho. Cuando duele así...

Sostuvo a Ariste, quien respiró hondo y la agarró por el cuello y le dijo.

—Sálvame por favor.

Recuerdo el momento en que me metió la pistola en la boca. El miedo vívido a la muerte, junto con la extraña sensación de alivio que vino después lo reviví intacto. Tenía miedo a la muerte, pero realmente no quería rogar por mi vida en ese momento. Pero ahora.

—No quiero morir.

«Chirrido» Cuando abrió la puerta del dormitorio, mis ojos se encontraron con los de la doncella avergonzada. Lo mismo ocurrió con la sirvienta y el médico.

—¡Duque!

Los tres se arrodillaron al mismo tiempo.

—Todos salgan.

Los tres se miraron el uno al otro por un momento y luego salieron de la habitación de rodillas. Cuando la puerta se cerró con un golpe, solo permaneció un espeluznante silencio en el interior. Rashiel caminó hacia la cama con los enormes pilares. Era donde había estado acostada hace un tiempo.

—Ya es la segunda vez.

Dejando a Ariste en la cama, murmuró en voz baja.

—...

—Tratabas de escapar por miedo.

—Bueno, yo...

—¿A dónde ibas cuando te fuiste?

—...

—Me equivoqué.

De repente, levantó la cabeza, que había dejado caer, al oír la lastimosa respuesta.

—Cuanto más misericordioso eres, cuando no matas a los jóvenes, es cuando quieren escapar.

Habló suavemente.

—Debería haberte retenido allí sin esperanza ni salvación desde el principio.

La mano de Rashiel sujetó con fuerza el tobillo lesionado de Ariste.

—Oh...

Puso su mano en su brazo y lo miró con ojos suplicantes, pero más bien levantó su agarre.

—Antes domé a ese leopardo de las nieves. Desde que él era un bebé, con mucho cuidado.

Al contrario de la expresión gélida de su rostro, sus palabras continuaron en voz baja.

—Lo viste. Nez.

—...

En ese momento, Ariste se dio cuenta que ella estaba sentada sobre la piel de un leopardo de las nieves en la cama. Cuando levanté mi mano por la sorpresa, el hombre la agarró y lentamente presionó sus labios contra ella.

—Fue el tercer leopardo de las nieves que atrapé. Pero después de matar a la madre, salió un bebé.

Una sonrisa cruel apareció en sus labios.

—Eres mi presa. Esta es una trampa. ¿Tengo que enseñarte cómo hacerlo?

Su voz se volvió feroz en un instante. Ariste ni siquiera podía respirar correctamente. Los brillantes ojos rojos recorrían el rostro de la mujer y con su mano cuando Rashiel le extendió le tocó la mejilla, Ariste se encogió de hombros. El hombre que vio la escena entrecerró los ojos y sonrió.

—Ah, sí. Solo hazlo.

Los dedos que bajaron por la cara le acariciaron el blanco y delgado cuello. Sus ojos comenzaron a brillar un poco más salvajemente mientras veía el cuerpo temblar como un pájaro con las alas atrapadas.

—Creo que sigues olvidando el tema.

—...

—¿Debería poner una marca en este lugar?

Sus dedos largos presionaban entre su clavícula y el borde del cuello.

—Cuando varias personas cazan, las presas tienden a mezclarse. Para evitar los conflictos, les ponen una marca para demostrar que son suyos.

La observó con una mirada encantadora, al brillo de asombro en los ojos azules de ella.

Con la boca apenas abierta exhaló un suspiro. Los ojos que parecían arder le hacían sentirse quemada viva. Cuanto más sonreía, más joven lo veía.

—¿O debería tomar una vara? No importa lo salvaje que sea una bestia, se necesitan que las azoten varias veces para que aprenda donde orinar.

—Por favor, por favor...

El dolor que sentía en su tobillo se mezcló con lo que imaginó por sus palabras, empañándole sus ojos.

—¿No te gusta?

Estaba satisfecho con el miedo que demostraba su rostro juvenil con la barbilla levantada, sus ojos llenos de miedo, sus labios ligeramente abiertos y temblorosos, toda ella.

—Entonces, ¿cómo puedo disciplinarte? Dime cómo puedo domesticarte sin tener que golpearte.

Lentamente acaricio con su dedo el labio inferior de ella. El dedo lo introdujo en los labios entreabiertos y se deslizo en el húmedo interior, ella dócilmente, con los labios abiertos, respondió como él lo hizo. Me quedé quieta cuando su dedo se deslizo a través de su lengua húmeda tocando la parte posterior de esta. Le gustó mucho. Sin embargo, no tuvo una completa sensación de satisfacción.

—Quiero poner algo más en tu boca.

Sus ojos se encontraron y como preguntando qué era lo que quería decir. De repente, le quito la mano de la boca y la sentó. Luego se bajó el pantalón. Entonces salió el pene ya hinchado. A pesar de que ya lo había tenido dentro de su cuerpo varias veces, cuando lo vio frente a ella, Ariste retrocedió presa del pánico.

—Es muy grande.

Sacó la lengua y se humedeció los labios. Y acaricio lentamente el largo falo con la mano.

—Necesito que me tranquilices.

Los ojos de la mujer se agrandaron tanto por sus palabras. Sonrió lánguidamente a la mujer que le preguntó qué quería decir.

—¿Tengo que enseñarte que hacer con esto?

Ariste más bien lo sabía. Sabía lo que le estaba diciendo, así que quería quejarme de que no podía. También tenía oídos, y no podía ignorar las historias secretas de las mujeres casadas o mujeres con amantes del pueblo.

—Chúpalo.

Fue una orden precisa y dura. Ella se negó con miedo.

— Tú tienes que hacerlo.

—...

—Te lo dije, quería poner algo más en tu boca. Si esto no te gusta, ¿quieres que ponga el arma de nuevo?

Ella negó como loca.

Ariste respondió con calma y se arrodilló ante él. Luego, vacilante, levantó la mano y lo miró, sosteniendo el miembro con ambas manos.

—¿solo vas a mirarlo?

Inclinó levemente la cabeza, la miró y habló en voz baja.

Entreabrió la boca y se acercó al pene hinchado, sacando la lengua, lamio el grande y luego bajo por el tallo. Los ojos de Ariste temblaron cuando el gran pene, que por lo que ella sabía, ni siquiera podía entrar en su boca, se estremeció frente a sus ojos. Mila una chica de la aldea estaba ocupada esperando su medicina y hablando de lo que había hecho con su amante cada vez que la veía.

Entonces, entre ellos, hicieron algo como esto. El recuerdo de su risa, diciendo que era más pequeño de lo que esperaba, hizo eco claramente en mis oídos. En ese momento, pensé que eran así. Hasta que me enfrente con esto.

—... tendré que domesticarte.

Sin embargo, tenía que vivir, por lo que tenía que liberar su mente, por lo que era un acto que no tenía más remedio que hacer. Fue por la vergüenza que aún permanecía en mi mente que no pude succionar su pene por completo en mi boca.

—Muévete.

Ordenó en voz baja. En su voz podía sentir una clara sensación de calor. Aun así, no pude meter completamente su miembro en mi boca. A medida que sus dudas se prolongaban, la mano que descendía le agarró el pecho con fuerza. La mano que se había hundido en su ropa y le había bajado el vestido de inmediato comenzó a frotar su piel desnuda entre su mano.

Su pecho estaba adolorido. Ya él, le había dejado muchos rastros en la cabaña.

—Um, eh...

Sus lágrimas cayeron a raudales. Ariste no podía chupar el pene con la boca. Ella no pudo hacerlo.

—¿Estás avergonzada?

—Maldita sea...

Frunció el ceño.

—la presa siente vergüenza.

Era un lujo obvio. Ella lo sabía muy bien. Sin embargo, había una gran brecha entre reconocer y actuar con la cabeza.

—No creo que esta boca sea inútil.

Susurró relajado. Luego le dio unos golpecitos en los labios con el dedo.

—Primero yo te enseñaré.

Antes de que pudiera siquiera entender lo que significaba, su gran grueso pene, fue introducido entre sus labios de inmediato. «Mierda»

Ariste sintió nauseas ante el toque que alcanzó el interior de su garganta de inmediato. Pero él la agarró sin piedad por el cabello y la golpeó en la espalda varias veces.

—¡Uhhhhhhhhh!

La otra mitad de su vestido de media manga fluyo hacia abajo debido al retroceso aplicado a su cuerpo. Cuando sus dedos se movieron, el vestido cayó, dejando al descubierto sus pechos que se balanceaban. No podía apartar los ojos de los pechos de la mujer mientras movía con furia su pene en su boca. El tórax, la zona de los pezones y la zona redondeada de los senos todos estaban llenos de las marcas que dejó. Al ver esto, su pene en la boca de Ariste se hinchó aún más.

Ariste apenas lo aceptaba en la boca que parecía que se le desgarraría en cualquier momento, y cada vez que la enorme cosa entraba y salía de la boca, una profunda alegría se extendía por el rostro de Rashiel. En un momento, soltó todo y dejó que él la sacudiera. Incluso sus lágrimas parecían haberse secado. Rashiel le sacó el pene de la boca.

—Haa

Como si tratara de ser justo, comenzó a sacarse la ropa. Se quedó mirando fijamente mientras rasgaba los botones y tiro al suelo su camisa y después el pantalón cayo también al suelo, luego se acurrucó cuando se dio cuenta de lo que iba a suceder. No había más espacio para huir cuando él se estaba desvistiendo y Ariste, se dio cuenta de que un lado de la enorme cama estaba vacío, y se alejó gateando.

—¡Maldita sea!

El hombre volvió a la cama y rápidamente la agarró por el delgado tobillo y tiró de él. El vestido casi se lo quita cuando la jalo y le volvió a dolor debido al agarre en su tobillo.

—Duele, duele...

El dolor puso a sus ojos en blanco, y se escuchó el sonido de sus dientes crujiendo.

—Shh.

Disminuyo un poco la fuerza que aplicó al agarre en su tobillo. Ella miró a Rashiel con ojos temblorosos.

—No quieres quedar lisiada, ¿verdad?

Ella asintió frenéticamente ante sus amables palabras. Finalmente, su expresión se relajó como si estuviera satisfecho.

—Abre la boca.

Abrió la boca inmediatamente a su orden. Gruñó mientras empujaba su lengua entre los labios de Ariste. En la boca, podía sentir el sabor del semen que había derramado. Mezclado con la saliva, sintió el pegajoso sabor a pescado, y jugó con la boca de la mujer hasta satisfacer su deseo. Su mano que había estado acariciando el pecho bajó y se hundió entre las piernas.

Después de confirmar que ya estaba lo suficientemente mojada, mantuvo sus piernas bien abiertas y la penetro de inmediato. La pared interior se tensó y envolvió a su alrededor. Besando de nuevo a Ariste, que jadeaba como si estuviera a punto de perder el aliento, continuó moviendo su cintura nuevamente. 

Durante los días en que Ariste perdió el conocimiento, admitió que había extrañado terriblemente esta sensación. No fue porque no tuviera una mujer con quien acostarse. Si no es eso, entonces ¿qué es? Después de reflexionar durante un tiempo, llegó a una conclusión. Me acostare con ella hasta que me canse y sabré la respuesta a este sentimiento indescriptible.

—Mmm...

—Creo que sería perfecto si los pusiera en la pared.

Murmurando palabras incomprensibles. En ese momento, los ojos de Ariste se abrieron de par en par.

—...

En el momento en que me di cuenta del significado de sus palabras, sus ojos azules comenzaron a lagrimear.

—Está bien, me equivoque. Para para...

Ariste tembló de miedo y suplicó. Parecía que le iba a arrancar la cabeza y decorar la pared con ella. Él no parecía hacer ninguna excepción. Sentía frío, tsup. La lengua y los labios chupándole el pecho era un espectáculo obsceno de ver.

—Me gustan.

Miró a Ariste, sujetándole el pecho con suavidad. Sacó su lengua roja y volvió a lamerlos desde los pezones. Incluso pensé que si los lamia tanto se desgastarían.

—¿Qué tal si los coloco como un trofeo de caza?

—No, porque entonces no podría hacer esto.

Volvió a hundir la cara entre mis pechos. Mi corazón empezó a latir más rápido. Sin embargo, en el momento en que escuché lo que dijo Rashiel, mi corazón se desmorono.

—Todavía me gusta que estés viva.

Todavía. Ariste se sintió intimidada por el significado de esa palabra.

—¿Me vas a matar?

Se escuchó como si se ahogara.

—¿curiosa?

Le dio una suave sonrisa

—Sería mejor ponerte en la pared y apreciarte todo el tiempo. Pero...

Sacó la lengua y la lamió largamente entre sus pechos.

—Entonces sería difícil.

Toda esta suavidad en mi mano. No la quería perder. Sus palabras hicieron que el cuerpo de Ariste se estremeciera

—Así que trata de convencerme.

Dijo, jugando con la parte inferior de su cuerpo.

—Quiero mantenerte con vida.

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