La
campana que colgaba en la cúpula de la Fortaleza de Icanus comenzó a sonar.
Esta anunciaba el regreso del Duque, las cabezas de las personas en el castillo
se alzaron, ya que estaban cumpliendo con sus deberes. La caza de invierno del
duque había terminado. Pero era antes de lo esperado, en comparación a otros
años su regreso del bosque de leopardo de las nieves, fue casi 15 días antes.
La
caza de inverno suele coincidir con el inicio y el fin del fuerte frío. El
duque dispara por el bosque como un loco durante casi tres semanas, y el
trabajo de la gente del castillo es recoger la caza acumulada en el bosque
nublado después de su regreso. Después de que regresa de cazar, el Duque suele
solo dormir.
Mientras
tanto, la gente en todo el castillo suele tener cuidado para no ir en contra de
su estado de ánimo. Hace más de una década que comenzó la locura del duque.
Desde entonces, ha cazado sólo en el bosque. Abrieron el enorme portón y entró
el Amo del castillo en su caballo. Al igual que el día en que se fue a cazar,
tendría que haber regresado solo. Sin embargo, el duque no llego solo.
—¿Por
qué parece que vieron a un fantasma?
Los
sirvientes que observaban a la mujer con cuidado de arriba abajo, estaban
llenos de dudas sobre si la mujer seguía viva o estaba muerta. Por supuesto,
tenía mucha curiosidad por saber quién era esa mujer.
—El duque ¿Cazo a una persona?
—¿Alguien
se coló en el bosque de caza?
—No
le era suficiente si solo mataba bestias—, y las preguntas sobre por qué la trajo
al castillo también surgieron y se mostró en cada uno de sus rostros. Entre
ellos, vio a algunas sirvientas intentando ver el rostro de la mujer. De todos
modos, era inusual que el duque regresara con una mujer en sus brazos.
La
mujer en brazos del duque parecía un cadáver. Con el rostro pálido y la ropa
manchada de sangre. No tenían forma de saber si respiraba o no. Aun así,
parecía como si estuviera durmiendo en los brazos del duque. Pudieron ver un
trozo de tela envuelto alrededor de su tobillo manchada también de sangre.
La
sirvienta abrió rápidamente la puerta del dormitorio. Al entrar en la
habitación, caminó hacia la cama y dejo caer a la mujer arrojándola sobre esta.
Su acción fue bastante diferente a como la había tratado. Un gemido de dolor
salió de la mujer acostada en la cama.
—Está
viva.
Una
doncella murmuró y luego todos respiraron hondo. Lo que hizo el duque después
de humillar a la mujer fue aún más extraño. Se sentó en la cama, apoyó la
barbilla en la mano y estuvo ocupado observando a la mujer.
—Creo
que está herida.
La
sirvienta, Mila, que estaba mirando desde un lado, finalmente dijo.
—Si.
La
boca de Rashiel tenía una ligera sonrisa. Parecía gustarle el botín de caza que
acababa de traer. Mientras esperaba a que su presa se despertara, su apetito
volvió a ser como el de una bestia. Ante la imagen que parecía imaginar ante
sus ojos él, en el momento en que su presa abriera los ojos, y comprobara su
pulso palpitante, la mordería con fuerza. Pero lo que dijo fue inesperado.
—Está
bien.
La
sirvienta no dijo nada y señaló a las doncellas que había traído. Las doncellas
se dispersaron rápidamente en busca de sus respectivos deberes unas fueron a
buscar el agua para bañarla, y otra fue a llamar al médico. Mientras tanto, el
duque no apartó los ojos de la mujer.
—¿Le
gustaría lavarse o comer?
—Llame
al médico.
Dijo
todavía, manteniendo sus ojos fijos en la mujer.
—Tomare
un baño también.
Dijo
girando la cabeza. Luego miró de nuevo hacia la mujer y añadió, a la sirvienta
que había regresado.
—Arréglala
bien.
—Está
bien. Vino un mensajero del palacio.
—¿De
qué se trata?
[Ven
al palacio tan pronto cuando termine la temporada de caza]
—Llego
un poco antes de lo habitual.
—No
importa. El rey me está buscando, así que tengo que ir y agitar la cola.
Prepárense para ir al palacio.
***
Ariste
abrió los ojos con una terrible sed. A diferencia de cuando me desmayé y
desperté en la cabaña, lo primero que sentí fue dolor de cabeza. Mucho después
de que se me pasara el dolor, pude pensar en lo último que recordaba.
Definitivamente estaba dormido. Fueron solo unos pasos. El hombre se acercó a
mí en silencio durante ese corto momento y me dejó inconsciente de inmediato. Después
de eso todo es oscuro.
Parpadeó
lentamente. Todo lo que veía me era desconocido, desde el techo hasta donde
podía ver. Estaba acostada en una cama con un largo dosel. El tamaño de la cama
era como el de mi antigua habitación y estaba sostenida por cuatro pilares. Tan
pronto como moví la cabeza, el dolor se apoderó de mí, así que todo lo que pude
hacer fue poner los ojos en blanco y mirar a mí alrededor. El lujoso tapiz que
colgaba de la pared y la suavidad de la cama en la que estaba acostada me era
desconocido.
«¿Dónde estoy? ¿Llegue al cielo
después de morir? »
A
medida que pasó el impacto visual, mis otros sentidos comenzaron a despertar.
Ariste reconoció el olor en el aire de inmediato. Era el olor de las hierbas
medicinales las que tenían un efecto calmante.
—Oh
Mientras
trataba de levantarme, el dolor agudo penetró en mi cuerpo. Precisamente, fue
mi pantorrilla y tobillo. Me tomó un tiempo recordar por qué me dolían. Recordé
estar deambulando por el bosque de caza después de ser alcanzada por una bala,
y luego fui
atrapada en una trampa, y también recordé los ojos amarillos de un lobo gruñéndome desde lejos. No pude hacer
nada más que esperar mi muerte.
—¿Creen
que este despierta?
Por
un momento, escuché voces fuera del dosel y levantaron la cortina. La sombra
que ondeaba a la luz de las velas pertenecía a una mujer de mediana edad.
—Oh,
Dios mío, abrió los ojos.
La
mujer se acercó y movió su dedo frente a mis ojos. La sirvienta, que vio que
las pupilas reaccionaban al movimiento de su dedo, volvió a informar al médico.
—Supongo
que has vuelto a tus sentidos.
—Todavía
debe dolerte, pero no puedes moverte.
La
mujer presionó suavemente su cuerpo. Seguí a la mujer con calma porque no podía
moverme por el dolor. Al mismo tiempo, no dejé de pensar.
«¿Dónde estoy y quiénes son estas
personas?»
—dónde...
Esta
vez, el médico se acercó y examinó su estado. Levantó la sábana y le examino
los vendajes envueltos alrededor de su pierna.
—Por
favor cambie el vendaje. Aplique más medicamento también.
Esta
vez, levantó la sábana inferior para ver el estado de su tobillo.
—Tiene
suerte de haber recibido tratamiento, si no hubiera quedado lisiada.
También
había una doncella más joven parloteando. La sirvienta no dijo nada más ante el
sonido de un siseo crujiente.
—Me
alegro de que esté viva.
—Ya
ve. Todos estamos aliviados.
No
podía saber exactamente de qué estaba hablando. ¿Por qué están aliviados, quien
más esta aliviado? No había forma de que lo supiera.
—Perdóneme...
—Oh,
¿está hablando?
Escuché
un aplauso a mi lado era otra doncella creo su compañera.
—Señora,
¿está despierta?
—¿Quién
es la dama?
Escuche
un pequeño gruñido cerca, pero la doncella lo ignoró.
—¿Esta
despierta? ¿Puede hablar?
—Sí.
Me
sorprendí cuando escuché mi voz. Me preocupaba qué pasaría si no podía hablar
ya que sentía la garganta seca debido a la terrible sed que tenía.
—¿Oye
dónde estoy?
—Estas
en el ducado de Icanus. Soy una sirvienta de este castillo.
En
ese momento, sentí un cosquilleo en la espalda y me puse rígida.
—¿El
duque, el duque?
Por
un momento, me quede en shock. Obviamente, fue hace un tiempo que estuve en la
cabaña del cazador, pero ahora al abrir los ojos, me encontraba aquí.
—Por
qué estoy aquí...
—Oh
Dios, supongo que no lo recuerda.
La
pequeña doncella intervino.
—Alguien
debió haberte traído aquí. Si no llegaste por tu cuenta.
La
sirvienta la miró con severa expresión ante lo que dijo la pequeña doncella. La
doncella cerró la boca y no dijo nada más. Claramente le dijo que no lo
llevaría ante el duque. En su lugar para dejarme vivir, a cambio... de todos
modos, me hizo una promesa. Espera, ¿en serio me hizo una promesa? Todo mi
cuerpo se puso rígido ante el siniestro recuerdo que repentinamente recordé.
Parece que nunca me lo prometió. Solo recuerdo haberle suplicado. Al final,
ella se aferró a una promesa que él no podía cumplir.
—¿El
cazador?
Los
ojos de la pequeña doncella se abrieron como platos, presa del pánico.
—No
puede hablar descuidadamente, señora.
La
mujer que se presentó como la sirvienta se llevó el dedo índice a los labios.
Sus ojos estaban muy abiertos por el miedo.
—I...
No
soy una señora, me mordí el labio en lugar de intentar decirle. En el momento
en que lo negara tendría que explicarle quien soy. También estaba confundida
acerca de cómo debo explicarles. ¿Soy una mujer que vive en la aldea? ¿Una mujer
que mato a un hombre y es perseguida?
Necesito
salir de aquí. Si averiguan quién soy, entonces...
¿Cuánto
tiempo duraría la recompensa por mi cuello? El primer pensamiento que me vino a
la mente fue que el cazador no tenía ninguna razón para no codiciarlo.
—Bueno,
me iré.
—...
Al
mismo tiempo, las tres personas que me miraban, me miraron como si no pudiera
hacerlo.
—¿Con
tu cuerpo así?
Traté
de levantarme y sentí mucho dolor, pero ahora tenía más miedo que eso.
—Oh,
no. No puedes moverte todavía.
La
sirvienta aterrorizada se acercó y agarró el cuerpo de Ariste. Pero al estar
completamente aterrorizada, provoco que lo sintiera como un ataque.
—¡No!
¡Déjame ir!
Ariste
araño la mano de la sirvienta. Esta vez, incluso la joven doncella se acercó y
la agarró por el cuerpo.
—¿No
está loca? La salvamos...
—¡Argh!
¡Argh!
—¡Suéltame!
¡Aww!
Levante
el brazo y abofetee a la doncella en la cara. Incluso después de recibir el
golpe en la mejilla, la doncella volvió a sujetar el cuerpo de Ariste como si
nada hubiera pasado.
—¡Cálmate!
La
mujer la agarró por las piernas ya que seguía forcejeando y gritando. El médico
se acercó, la doncella la mantenía sujeta y le dijo a la joven.
—Sujétala
con más fuerza.
Ariste
tuvo que mirar fijamente todo menos a su pierna lesionada que estaba atada al
poste de la cama.
—Si
no luchas, te soltaré, así que mantén la calma.
El
médico se secó apresuradamente el sudor de la frente y añadió. Lo mismo sucedía
con las otras sirvientas. Con las manos y los pies atados, Ariste hizo contacto
visual con ellos una vez más.
—¿Por
qué están haciéndome esto?
—Si
mueres, nos cortaran el cuello.
Sólo
entonces dijo la doncella con una mirada solemne.
—Así
que no se preocupe por nada, coma bien, descanse bien y solo piense en curarse,
por favor.
La
sirvienta que había estado escuchando todo el tiempo no lo negó. La doncella
parecía estar diciendo la verdad.
—Huela
más incienso para dormir.
El
médico le abrió la boca violentamente, y le introdujo el medicamento a base de
hierbas, le tapó la boca con la palma de la mano. Lo saque con la lengua, pero
finalmente le metió la medicina hasta la garganta. Al cabo de un rato, al ver
que la medicina la había tragado, retiró la mano. El olor se quedó en la punta
de su nariz.
Tan
pronto como olí el aroma, me sentí mareada de nuevo y me quedé dormida. Sus
manos y pies estaban libres de nuevo, pero ya estaban flácidos. Parpadeo
repetidamente varias veces, ya que sus ojos, se empezaron a cerrar,
gradualmente se volvieron pesados y pronto fue arrastrada a un profundo sueño.
***
El
sonido de la sábana deslizándose fue particularmente fuerte, pero solo los
ronquidos de la doncella se hicieron más sonoros y no daba señales de que se
fuera a despertar.
—Oh.
Por
un instante, logré taparme la boca por que casi se me escapa un fuerte gemido.
Mire hacia mis pies, pude ver mi tobillo que estaba bien envuelto con una
férula. Pensé que sería imposible correr con el pie así o tan siquiera caminar
rápido. Pero ahora no tenía tiempo para esperar a que mi pierna sanara. Me
apoyé contra la pared y empecé a caminar, apenas podía tragarme los gemidos.
«Chirriador»
Probablemente
era solo una pequeña parte del castillo. Quizás el tamaño de este castillo sea
demasiado grande para siquiera adivinarlo. Ariste tembló.
«¿Podre salir de aquí?»
Escuché
que los castillos de los nobles fueron diseñados intrincadamente por seguridad
para poder protegerse contra cualquier intruso. Para que solo aquellos que han
permanecido en el castillo durante mucho tiempo conozcan el interior. Por lo
tanto, el mapa, era lo más importante que tenían que proteger en el castillo
más que cualquier otra reliquia.
En
el momento en que el mapa cayera en manos de otra persona, sería como si les
estuviera regalando el castillo y fueran los nuevos dueños. Di un paso
involuntariamente, pero me di cuenta tarde de que estaba descalza y no pude
evitarlo. El contacto con la piedra al tocar el suelo fue tan frío que hasta se
me adormecieron los huesos. Ariste cerró la puerta rápidamente y regresó a la
habitación.
Bajo
los pies de la doncella flotando en el aire, a esta se le cayó un zapato. Se
acercó con cuidado y metió el pie en el zapato. Ella extendió la mano y le
quitó el otro. Sin saber que le estaban quitando los zapatos, la doncella aún
estaba profundamente dormida. Debido al clima frio, no había mucha gente
caminando por el castillo.
En
particular, no había personas en el pasillo donde estaba ni en el pasillo del
dormitorio donde se despertó. En lugar de no estar a propósito, parecía que no
se acercaban a propósito.
—Este
es...
Mientras
salía del pasillo de la habitación este se conectaba a otro pasillo más largo
que suponía que atravesaba para poder salir de ahi y continuó de nuevo. Ariste
cojeaba y caminaba apoyándose en la pared. Los zapatos que se había puesto le
quedaban grandes y sonaban, ya que no dejaba de arrastrar los pies. Tengo que
salir de este lugar rápidamente. Solo en eso podía pensar. Sin dejar de
caminar, finalmente llego al final del pasillo. Desde allí, había un pasillo
que conectaba con el exterior.
—¿A
dónde vas con tanta prisa?
Escuche
una voz somnolienta desde atrás.
—...
Me
detuve como si alguien me hubiera atrapado. No podía moverme porque todo mi
cuerpo estaba congelado. Tenía un extraño poder esa voz que no podía explicar.
Me gire lentamente. Un hombre envuelto en pieles estaba sentado en la
barandilla, mirando en la dirección donde estaba. Era un rostro que ella
conocía. No, él era un hombre inolvidable.
—Usted...
Su
cabello color platino brillaba como el hielo y sus ojos rojos contrastaban con
él. Había un color oscuro en sus labios ligeramente abiertos dándole una ligera
sonrisa.
—¿Adónde
vas?
—...
No
pude decir nada como si mis labios estuvieran pegados. En el momento en que
nuestros ojos se encontraron, no pude moverme era como si me hubieran clavado
al suelo. Al mismo tiempo, recordé el extraño momento que compartí con ese
hombre mientras estaba loca. El frío viento golpeaba mis mejillas, pero aun así
las sentía calientes.
—En
ese momento... fue porque tenía... frío.
Hacía
frío, me dolía mucho. Quería olvidar el dolor. Estaba desesperada. Intentó con
todas sus fuerzas llegar a una conclusión. Debe ser el cazador, entonces, ¿por
qué está aquí? Pensé que estaba protegiendo la cabaña. Varios pensamientos
llegaron a mi mente y me confundieron.
Después
de un tiempo al no haberle respondido, el hombre se levantó lentamente y luego
se acercó a Ariste con un movimiento muy suave y elegante. El hombre vestía de
manera muy sencilla, con una camisa fina y pantalones, si no fuera por el
pelaje plateado que llevaba, sería el atuendo perfecto para morir congelado con
este clima.
—¿Eh?
—Va,
afuera...
Quizás
debido al frio que sentía mi lengua estaba como entumecida, gracias a esto mi
respuesta fue incomprensible.
—¿Cuándo
viniste? ¿Por qué me trajiste aquí?
Dijiste
que me dejarías ir. ¿No fue ese nuestro acuerdo? No tuve el valor de
reclamarle. Ante mi tono de voz que sonó como si estuviera resentida, el hombre
la miró como si esperara que dijera algo más.
—...
No, gracias por salvarme.
Fuera
lo que fuera, si no fuera por este hombre, no podría caminar ni haber
sobrevivido. No sé si el duque tuvo piedad de mí para perdonarme la vida o no,
pero estaba respirando en este momento, así que eso era suficiente por ahora.
Tal vez no le dijo que la había encontrado en el bosque de leopardo de las
nieves.
—Está
bien, yo
Trate
apresuradamente de quitarme el pelaje, pero no pude porque la mano del hombre
la sostenía con fuerza.
—Hace
frío.
Me
volvió a dar una suave sonrisa. Sólo entonces se dio cuenta de que la piel que
había envuelto a su alrededor era la piel que él había cazado y despellejado.
Parecía que la bestia que originalmente habría tenido la piel había sido muy
hermosa.
Podía
sentir los ojos rojos pasando de su rostro a su cuerpo. ¿Esta persona vive en
este castillo? Me senti avergonzada y aliviada por su extraña amabilidad que me
mostró. Parecía estar al menos familiarizado con la estructura interna del
castillo.
—Tengo
un favor que pedirte.
—...
La
miró en silencio. Su mirada hacia mí me hizo tragar saliva sin darme cuenta.
—Por
favor, finja que no me vio.
—¿Más
tarde?
—Sí.
Rígida
asentí varias veces.
—¿Cuándo
vas a hacer eso?
Preguntó
perezosamente. Una leve sonrisa se extendió por sus labios, como si hubiera
escuchado algo muy interesante. Al menos no me sentí mal.
—¿Ahora
no?
—No
puedo... no ahora. Más tarde.
Mientras
tanto, mire alrededor. ¿No había nadie en el pasillo? Sin embargo, no importa
cuánto miré, solo estábamos los dos en este pasillo, el cazador y yo.
—Me
aseguraré de darte dinero más tarde.
—Tú,
mientras cazas, los animales a menudo te atacan y resultas herido, ¿no es así?
Habrá días en los que te arañes en los árboles o rozaras contra hierbas
venenosas.
—...Hay
muchos buenos remedios que puedo hacer para ti. Ya sea tomados o en ungüento.
Te los daré completamente gratis. Y ahora... Mis palabras fluyeron
imprudentemente. Cada vez, inclinaba él la cabeza y escuchaba lo que decía.
—No
necesito eso.
—Entonces...
¿qué te gustaría?
—Entonces
eso.
—¿eso...?
Murmure
al no comprender y me encogí por la sorpresa. Al ver los ojos entrecerrados del
hombre hacia mí, me di cuenta de inmediato de lo que estaba diciendo.
—¿Cuál
es tu respuesta?
—De
todos modos... más tarde.
Después
de todo, después de dejar este castillo, ¿nos volveremos a encontrar? El hecho
de que pase eso una vez no significa que las cosas saldrán mal. ¿Le entendí
bien? Ariste se impacientó un poco más, lo agarró del brazo y lo sacudió.
—Dime
donde está la salida.
—¿A
dónde vas con tanta prisa?
Bajó
la mirada hacia la mano que la agarraba del brazo y volvió a preguntarme
lentamente.
—Tengo
que salir de aquí. Pero, ¿qué pasa, donde está la salida?
—Si
vas por ahí, hay una puerta lateral para las sirvientas.
Señaló
con la mano al final del pasillo de la derecha.
—Ah.
—Gracias,
nunca olvidaré esta gracia.
—¿Cómo
me vas a encontrar?
Ariste
inclinó la cabeza y trató de correr en la dirección que le había indicado. Sin
embargo, pronto volvió a manos del hombre.
—Sabes
mi nombre.
Rashiel,
aún recitaba su nombre. Por alguna razón, era un nombre muy adecuado para él.
No pensé en eso cuando lo escuché por primera vez en la cabaña.
—Yo
también estoy buscando algo.
—¿Qué
estás buscando?
—Nez.
—¿Nez?
—Debería
estar por aquí, pero no lo he visto desde que desperté, es de pelaje blanco,
por lo que será fácil de encontrar.
—Oh...
—Supongo
que se escapó mientras dormía.
—...
—Definitivamente
lo estaba sosteniendo en mis brazos, pero desapareció.
No
sabía por qué de repente estaba hablando de eso, pero respondí rápidamente.
—No
habrá ido muy lejos.
—...
¿sí?
Sus
ojos escanearon el rostro de Ariste como si buscara algún indicio de duda.
—Sí,
supongo incluso si se escapó, todavía estará en el castillo.
—Supongo
que sí.
—Sí,
espero que lo encuentres...
—¿En
verdad?
—Por
supuesto.
Asentí
rápidamente.
—Sí,
lo voy a regañar cuando lo atrape.
—Sí.
Espero que lo encuentres y lo tengas en tus brazos.
«Chirrido»
Cuando
abrí la puerta. Como dijo, era la salida de las sirvientas y salí, vi que era
la parta trasera del castillo. Parecía ser la entrada que se utilizaba para
traer los víveres, etc., pero estaba oculta por las enredaderas marchitas a su
alrededor, por lo que no podías verla a menos que miraras con atención. Di un
suspiro de alivio cuando vi por fin la salida.
Pude
salir, justo a tiempo, ya que el duque vació el castillo, por lo que una vez
que abandone el castillo, tendría tiempo para huir. Es posible que se encuentre
indignado por ser alguien que se atrevió a entrar en su bosque de caza, pero...
Por favor, olvídeme. Aunque cojeaba, no dejo de caminar.
El
dolor punzante me recorrió la pierna, pero apreté los dientes y me aguanté. El
fresco sabor a pescado de la sangre se extendió por mis labios. Me fui
acercando poco a poco a la puerta. El aliento que exhalaba se esparcía por el
aire.
—...
De
repente, sentí una extraña sensación como si alguien me mirara y fuera a
agarrarme por detrás. Sintiéndome de la misma manera que antes, dejé de caminar
y me erguí. Cuando alcé la cabeza para mirar hacia arriba, me encontré con el
hombre apoyado en la barandilla y mirando hacia abajo.
—¿Cuándo
vino detrás de mí?
Ariste,
que caminaba medio encorvada, volvió a mirarlo. No tenía tiempo de pensar en
detalle qué era este extraño sentimiento. Si pierde esta oportunidad, si el
duque regresa al castillo. No tenía más remedio que perder la vida por entrar
en su bosque.
«
tak, tak ».
Mis
ojos estaban nublados por el dolor que subía por mis piernas. Solo un poquito,
ve un poquito más. Había un pomo en la puerta que podía alcanzar cuando
extendiera la mano. Sin ceder, extendió la mano y trató de agarrarlo. Algo
blanco y afilado la golpeó.
—¡Ay!
Ella
rodó por el suelo. «Creung» Un gruñido de rabia sonó a mis pies. Las patas de
una bestia con garras afiladas estaban presionando mi cuerpo. Tan pronto como
descubrí lo que me presionaba el cuerpo, todo mi cuerpo se puso rígido. Era un
Leopardo de las nieves. De pelaje blanco como la nieve, con puntos negros y los
ojos amarillos brillantes eran obviamente iguales a los de la bestia que vivía
en las montañas nevadas.
—Oh
ah
—¡Aah!
El
leopardo me mordió el tobillo entablillado.
—Oh,
oh
El
intenso dolor surgió de mi tobillo al ser mordido por la fuerte mandíbula de la
bestia. Fue el mismo dolor que sentí cuando fui atrapada por la trampa de oso.
—Suelta
mi tobillo, suéltalo.
Luche
contra mi miedo y dolor. Sin embargo, la bestia que me mordía el tobillo no
mostró signos de querer soltarla. Pero no la había atacado más que eso. Como si
este fuera su único propósito, no se movió con su tobillo en el hocico. Fue
cuando vi los ojos deslumbrantes de la bestia que emitían una luz feroz que
parecía que me fuera a tragar en cualquier momento.
—Detente,
Nez.
Escuche
su voz baja desde arriba.
—Oh...
Ariste
levantó la cabeza hacia el lugar por donde escucho el sonido. Pude ver al
hombre parado en la luz de fondo mirándola.
—Buen
chico.
«¿Qué está pasando ahora
mismo?»
La
bestia, que habría destrozado todo su cuerpo si la hubiera encontrado en el
bosque, se veía infinitamente dócil bajo la mano del hombre. No le parecía que
la bestia fuera amigable con las personas que viven en el castillo, sin
embargo, estaba estrictamente controlado por la mano del hombre, pero todavía
sentía su salvaje ferocidad en los ojos del leopardo de las nieves sobre mí.
—Oh,
no. Necesitas recibir tratamiento de nuevo.
Una
sonrisa se formó de nuevo en los labios del hombre mientras miraba su tobillo
claramente marcado.
—Es
imposible que puedas caminar con tu pierna así, ¿verdad?
—Ah...
Ariste
no se movió como si se hubiera congelado mientras miraba el rostro sonriente
del hombre. El pie mordido por la bestia le dolía. Pero el miedo que domina su
cuerpo ahora era más que eso.
—Usted.
—El
duque también tiene la afición de traer y criar algunas de sus presas. Escuché
que sabe domesticar muy bien a las bestias.
La
voz de Mila resonó como un tambor.
—De
ninguna manera...
—De
ninguna manera. ¿Qué?
—Dijiste
que me darías dinero.
Habiendo
acortado la distancia, le susurró en voz baja al oído.
—Ahora
tienes una nueva deuda
La
mano que bajaba por su pierna se detuvo en su tobillo.
—Oh
no...
Le
acarició el tobillo, luego levantó la cabeza y volvió a mirarla a los ojos.
—¿qué?
Agarrando
con fuerza el tobillo.
—¡Aaaaah!
Ariste
se retorció y gritó.
—Debes
estar muy enferma.
A
Ariste se le puso la piel de gallina por el susurro insensible. Un insoportable
dolor se extendió por todo su cuerpo. Incapaz de controlar su cuerpo
tembloroso, finalmente se apoyó en sus brazos.
—por
favor...
—¿Cómo
pudo...?
El
dolor que siento vívidamente mientras estoy cuerda era varias veces más
extremo. Ella se retorció y lloró en los brazos del hombre.
—Ahhh.
Se
mostró indiferente, escuchando el breve y roto gemido, y sus ojos estaban
llenos de cruel alegría como si estuviera mirando a un animal atrapado en una
trampa.
—Lo
sabes porque ya lo has hecho. Cuando duele así...
Sostuvo
a Ariste, quien respiró hondo y la agarró por el cuello y le dijo.
—Sálvame
por favor.
Recuerdo
el momento en que me metió la pistola en la boca. El miedo vívido a la muerte,
junto con la extraña sensación de alivio que vino después lo reviví intacto.
Tenía miedo a la muerte, pero realmente no quería rogar por mi vida en ese
momento. Pero ahora.
—No
quiero morir.
«Chirrido» Cuando
abrió la puerta del dormitorio, mis ojos se encontraron con los de la doncella
avergonzada. Lo mismo ocurrió con la sirvienta y el médico.
—¡Duque!
Los
tres se arrodillaron al mismo tiempo.
—Todos
salgan.
Los
tres se miraron el uno al otro por un momento y luego salieron de la habitación
de rodillas. Cuando la puerta se cerró con un golpe, solo permaneció un
espeluznante silencio en el interior. Rashiel caminó hacia la cama con los
enormes pilares. Era donde había estado acostada hace un tiempo.
—Ya
es la segunda vez.
Dejando
a Ariste en la cama, murmuró en voz baja.
—...
—Tratabas
de escapar por miedo.
—Bueno,
yo...
—¿A
dónde ibas cuando te fuiste?
—...
—Me
equivoqué.
De
repente, levantó la cabeza, que había dejado caer, al oír la lastimosa
respuesta.
—Cuanto
más misericordioso eres, cuando no matas a los jóvenes, es cuando quieren
escapar.
Habló
suavemente.
—Debería
haberte retenido allí sin esperanza ni salvación desde el principio.
La
mano de Rashiel sujetó con fuerza el tobillo lesionado de Ariste.
—Oh...
Puso
su mano en su brazo y lo miró con ojos suplicantes, pero más bien levantó su
agarre.
—Antes
domé a ese leopardo de las nieves. Desde que él era un bebé, con mucho cuidado.
Al
contrario de la expresión gélida de su rostro, sus palabras continuaron en voz
baja.
—Lo
viste. Nez.
—...
En
ese momento, Ariste se dio cuenta que ella estaba sentada sobre la piel de un
leopardo de las nieves en la cama. Cuando levanté mi mano por la sorpresa, el
hombre la agarró y lentamente presionó sus labios contra ella.
—Fue
el tercer leopardo de las nieves que atrapé. Pero después de matar a la madre,
salió un bebé.
Una
sonrisa cruel apareció en sus labios.
—Eres
mi presa. Esta es una trampa. ¿Tengo que enseñarte cómo hacerlo?
Su
voz se volvió feroz en un instante. Ariste ni siquiera podía respirar
correctamente. Los brillantes ojos rojos recorrían el rostro de la mujer y con
su mano cuando Rashiel le extendió le tocó la mejilla, Ariste se encogió de
hombros. El hombre que vio la escena entrecerró los ojos y sonrió.
—Ah,
sí. Solo hazlo.
Los
dedos que bajaron por la cara le acariciaron el blanco y delgado cuello. Sus
ojos comenzaron a brillar un poco más salvajemente mientras veía el cuerpo
temblar como un pájaro con las alas atrapadas.
—Creo
que sigues olvidando el tema.
—...
—¿Debería
poner una marca en este lugar?
Sus
dedos largos presionaban entre su clavícula y el borde del cuello.
—Cuando
varias personas cazan, las presas tienden a mezclarse. Para evitar los
conflictos, les ponen una marca para demostrar que son suyos.
La
observó con una mirada encantadora, al brillo de asombro en los ojos azules de
ella.
Con
la boca apenas abierta exhaló un suspiro. Los ojos que parecían arder le hacían
sentirse quemada viva. Cuanto más sonreía, más joven lo veía.
—¿O
debería tomar una vara? No importa lo salvaje que sea una bestia, se necesitan
que las azoten varias veces para que aprenda donde orinar.
—Por
favor, por favor...
El
dolor que sentía en su tobillo se mezcló con lo que imaginó por sus palabras,
empañándole sus ojos.
—¿No
te gusta?
Estaba
satisfecho con el miedo que demostraba su rostro juvenil con la barbilla
levantada, sus ojos llenos de miedo, sus labios ligeramente abiertos y
temblorosos, toda ella.
—Entonces,
¿cómo puedo disciplinarte? Dime cómo puedo domesticarte sin tener que golpearte.
Lentamente
acaricio con su dedo el labio inferior de ella. El dedo lo introdujo en los
labios entreabiertos y se deslizo en el húmedo interior, ella dócilmente, con
los labios abiertos, respondió como él lo hizo. Me quedé quieta cuando su dedo
se deslizo a través de su lengua húmeda tocando la parte posterior de esta. Le
gustó mucho. Sin embargo, no tuvo una completa sensación de satisfacción.
—Quiero
poner algo más en tu boca.
Sus
ojos se encontraron y como preguntando qué era lo que quería decir. De repente,
le quito la mano de la boca y la sentó. Luego se bajó el pantalón. Entonces
salió el pene ya hinchado. A pesar de que ya lo había tenido dentro de su
cuerpo varias veces, cuando lo vio frente a ella, Ariste retrocedió presa del
pánico.
—Es
muy grande.
Sacó
la lengua y se humedeció los labios. Y acaricio lentamente el largo falo con la
mano.
—Necesito
que me tranquilices.
Los
ojos de la mujer se agrandaron tanto por sus palabras. Sonrió lánguidamente a
la mujer que le preguntó qué quería decir.
—¿Tengo
que enseñarte que hacer con esto?
Ariste
más bien lo sabía. Sabía lo que le estaba diciendo, así que quería quejarme de
que no podía. También tenía oídos, y no podía ignorar las historias secretas de
las mujeres casadas o mujeres con amantes del pueblo.
—Chúpalo.
Fue
una orden precisa y dura. Ella se negó con miedo.
—
Tú tienes que hacerlo.
—...
—Te
lo dije, quería poner algo más en tu boca. Si esto no te gusta, ¿quieres que
ponga el arma de nuevo?
Ella
negó como loca.
Ariste
respondió con calma y se arrodilló ante él. Luego, vacilante, levantó la mano y
lo miró, sosteniendo el miembro con ambas manos.
—¿solo
vas a mirarlo?
Inclinó
levemente la cabeza, la miró y habló en voz baja.
Entreabrió
la boca y se acercó al pene hinchado, sacando la lengua, lamio el grande y
luego bajo por el tallo. Los ojos de Ariste temblaron cuando el gran pene, que
por lo que ella sabía, ni siquiera podía entrar en su boca, se estremeció
frente a sus ojos. Mila una chica de la aldea estaba ocupada esperando su
medicina y hablando de lo que había hecho con su amante cada vez que la veía.
Entonces,
entre ellos, hicieron algo como esto. El recuerdo de su risa, diciendo que era
más pequeño de lo que esperaba, hizo eco claramente en mis oídos. En ese
momento, pensé que eran así. Hasta que me enfrente con esto.
—...
tendré que domesticarte.
Sin
embargo, tenía que vivir, por lo que tenía que liberar su mente, por lo que era
un acto que no tenía más remedio que hacer. Fue por la vergüenza que aún
permanecía en mi mente que no pude succionar su pene por completo en mi boca.
—Muévete.
Ordenó
en voz baja. En su voz podía sentir una clara sensación de calor. Aun así, no
pude meter completamente su miembro en mi boca. A medida que sus dudas se
prolongaban, la mano que descendía le agarró el pecho con fuerza. La mano que
se había hundido en su ropa y le había bajado el vestido de inmediato comenzó a
frotar su piel desnuda entre su mano.
Su
pecho estaba adolorido. Ya él, le había dejado muchos rastros en la cabaña.
—Um,
eh...
Sus
lágrimas cayeron a raudales. Ariste no podía chupar el pene con la boca. Ella
no pudo hacerlo.
—¿Estás
avergonzada?
—Maldita
sea...
Frunció
el ceño.
—la
presa siente vergüenza.
Era
un lujo obvio. Ella lo sabía muy bien. Sin embargo, había una gran brecha entre
reconocer y actuar con la cabeza.
—No
creo que esta boca sea inútil.
Susurró
relajado. Luego le dio unos golpecitos en los labios con el dedo.
—Primero
yo te enseñaré.
Antes
de que pudiera siquiera entender lo que significaba, su gran grueso pene, fue
introducido entre sus labios de inmediato. «Mierda»
Ariste
sintió nauseas ante el toque que alcanzó el interior de su garganta de
inmediato. Pero él la agarró sin piedad por el cabello y la golpeó en la
espalda varias veces.
—¡Uhhhhhhhhh!
La
otra mitad de su vestido de media manga fluyo hacia abajo debido al retroceso
aplicado a su cuerpo. Cuando sus dedos se movieron, el vestido cayó, dejando al
descubierto sus pechos que se balanceaban. No podía apartar los ojos de los
pechos de la mujer mientras movía con furia su pene en su boca. El tórax, la
zona de los pezones y la zona redondeada de los senos todos estaban llenos de
las marcas que dejó. Al ver esto, su pene en la boca de Ariste se hinchó aún
más.
Ariste
apenas lo aceptaba en la boca que parecía que se le desgarraría en cualquier
momento, y cada vez que la enorme cosa entraba y salía de la boca, una profunda
alegría se extendía por el rostro de Rashiel. En un momento, soltó todo y dejó
que él la sacudiera. Incluso sus lágrimas parecían haberse secado. Rashiel le
sacó el pene de la boca.
—Haa
Como
si tratara de ser justo, comenzó a sacarse la ropa. Se quedó mirando fijamente
mientras rasgaba los botones y tiro al suelo su camisa y después el pantalón
cayo también al suelo, luego se acurrucó cuando se dio cuenta de lo que iba a
suceder. No había más espacio para huir cuando él se estaba desvistiendo y
Ariste, se dio cuenta de que un lado de la enorme cama estaba vacío, y se alejó
gateando.
—¡Maldita
sea!
El
hombre volvió a la cama y rápidamente la agarró por el delgado tobillo y tiró
de él. El vestido casi se lo quita cuando la jalo y le volvió a dolor debido al
agarre en su tobillo.
—Duele,
duele...
El
dolor puso a sus ojos en blanco, y se escuchó el sonido de sus dientes
crujiendo.
—Shh.
Disminuyo
un poco la fuerza que aplicó al agarre en su tobillo. Ella miró a Rashiel con
ojos temblorosos.
—No
quieres quedar lisiada, ¿verdad?
Ella
asintió frenéticamente ante sus amables palabras. Finalmente, su expresión se
relajó como si estuviera satisfecho.
—Abre
la boca.
Abrió
la boca inmediatamente a su orden. Gruñó mientras empujaba su lengua entre los
labios de Ariste. En la boca, podía sentir el sabor del semen que había
derramado. Mezclado con la saliva, sintió el pegajoso sabor a pescado, y jugó
con la boca de la mujer hasta satisfacer su deseo. Su mano que había estado
acariciando el pecho bajó y se hundió entre las piernas.
Después
de confirmar que ya estaba lo suficientemente mojada, mantuvo sus piernas bien
abiertas y la penetro de inmediato. La pared interior se tensó y envolvió a su
alrededor. Besando de nuevo a Ariste, que jadeaba como si estuviera a punto de
perder el aliento, continuó moviendo su cintura nuevamente.
Durante
los días en que Ariste perdió el conocimiento, admitió que había extrañado
terriblemente esta sensación. No fue porque no tuviera una mujer con quien
acostarse. Si no es eso, entonces ¿qué es? Después de reflexionar durante un
tiempo, llegó a una conclusión. Me acostare con ella hasta que me canse y sabré
la respuesta a este sentimiento indescriptible.
—Mmm...
—Creo
que sería perfecto si los pusiera en la pared.
Murmurando
palabras incomprensibles. En ese momento, los ojos de Ariste se abrieron de par
en par.
—...
En
el momento en que me di cuenta del significado de sus palabras, sus ojos azules
comenzaron a lagrimear.
—Está
bien, me equivoque. Para para...
Ariste
tembló de miedo y suplicó. Parecía que le iba a arrancar la cabeza y decorar la
pared con ella. Él no parecía hacer ninguna excepción. Sentía frío, tsup. La
lengua y los labios chupándole el pecho era un espectáculo obsceno de ver.
—Me
gustan.
Miró
a Ariste, sujetándole el pecho con suavidad. Sacó su lengua roja y volvió a
lamerlos desde los pezones. Incluso pensé que si los lamia tanto se
desgastarían.
—¿Qué
tal si los coloco como un trofeo de caza?
—No,
porque entonces no podría hacer esto.
Volvió
a hundir la cara entre mis pechos. Mi corazón empezó a latir más rápido. Sin
embargo, en el momento en que escuché lo que dijo Rashiel, mi corazón se
desmorono.
—Todavía
me gusta que estés viva.
Todavía.
Ariste se sintió intimidada por el significado de esa palabra.
—¿Me
vas a matar?
Se
escuchó como si se ahogara.
—¿curiosa?
Le
dio una suave sonrisa
—Sería
mejor ponerte en la pared y apreciarte todo el tiempo. Pero...
Sacó
la lengua y la lamió largamente entre sus pechos.
—Entonces
sería difícil.
Toda
esta suavidad en mi mano. No la quería perder. Sus palabras hicieron que el
cuerpo de Ariste se estremeciera
—Así
que trata de convencerme.
Dijo,
jugando con la parte inferior de su cuerpo.
—Quiero mantenerte con vida.
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