Capítulo
especial: Día de muertos Vs Edmund.
Este día
algo muy raro ha pasado, estoy muy inquieto y no sé a quién pedirle ayuda, le
marque de inmediato a David sin embargo está de viaje. Todo empezó hace una
semana, el día de su descanso fuimos al centro de la ciudad a comprar dulces,
flores y adornos raros, muchos locales estaban adornados de tonos cálidos con
calaveras y calabazas, me explico Sebastián que se acercaba el día de muertos,
pero ¿Un día de muertos?, ¿Acaso salen de sus tumbas como zombies y aterran a
la ciudad o hay fantasmas rondando la ciudad como las películas de terror?, al
instante no lo comprendí, luego de mi visita al centro con Sebastián, fui
a la frutería por algunas cosas que faltaban, ahí mismo vi los mismos adornos,
ya tenía la confianza con el señor Jaime, por lo que decidí preguntarle por
ellos.
—Don
Jaime, buen día. Vine por algunas frutas para Sebastián.
—Buenas
joven, en un momento— Luego de poner en una bolsa las frutas de la temporada,
observe unos peculiares ornamentos de calavera, similares a los adornos en el
centro.
—Oiga,
¿Usted también celebra Halloween?.
—No joven,
son para poner en el altar.— Por un momento me alarmé, según algunas búsquedas
rápidas en días anteriores, la gente hacia altares de tipo religioso o
esotéricos, las calaveras desde mi punto de vista se tilda de esotérico o eso
creí en ese momento, creo que Don Jaime pudo darse cuenta de mi expresión.
—¿Altar?
—No es de
aquí ¿Verdad?, usualmente el día primero y segundo, vienen los familiares
muertos de las personas y se les hace un altar.
—Ahm..
Si, podría decirse que no soy de aquí, gracias por decirme.— Esos adornos que
estaban en la mesa se parecían a los de Edmund, él compró algunos más grandes
en el centro.
Cuando
llegué a casa, claramente recurrí a muchas páginas de internet, me informé lo
suficiente para comprender que las personas tienen ideas extrañas, no imagine
que Sebastián tendría esas creencias, por lo que a la hora del almuerzo
mientras comíamos decidí preguntarle.
—Oye
Sebastián, ¿El día de muertos es mañana?
—Si, veo
que ya te pusiste a investigar, Es raro para ti, ¿Verdad?
—Un poco.
—Para que
lo comprendas más, las personas somos finitas, sin embargo, nos aterra pensar
en lo que pasa una vez que estemos muertos. El día de muertos ponemos en el
altar las cosas favoritas de nuestros familiares muertos, ya verás.
—¿Por eso
compraste todo eso y el centro está adornado así?
—Algo
así, también se festejó Halloween, es el día de brujas, los niños se disfrazan
y piden dulces, eso viene de festividades americanas y europeas. El día de
muertos es de México y parte de Latinoamérica, en fin…Yo no creo mucho en eso,
pero quería hacerlo para que lo veas tú y vivas tu primer día de muertos.
—Ya veo,
estoy muy agradecido, hay que armar el altar— Después de la explicación de
Sebastián estaba demasiado emocionado, la idea de que comprara tantas cosas
bonitas para una experiencia conmigo, me hace enormemente feliz.
Luego de
comer pusimos música un tanto antigua mientras hacíamos el altar, esos adornos
de calaveras que estaban en la frutería resultaron ser dulces, también había
tamales en la mesa, licor, muchos dulces y frutas, todo tenía un orden, se veía
como de fotografía, pero aún faltaban las velas, las flores y algunos adornos
más. Empezamos a quitarle algunos pétalos a las flores cuando noté una
expresión diferente, parecía tristeza.
—¿Sebastián?
—Es mi
primer altar desde que murieron mis abuelos…
—¿Son los
de la foto?
—Si.. Las
dos mujeres son mis abuelas, Dolores y Rosaura, los señores son Manuel y
Jesús.. Fueron personas muy lindas, tenía un especial apego con Jesús, era un
alfa extremadamente dominante y una excelente persona, muchas cosas de las que
hice en mi vida se lo debo a él.
—Ya veo,
¿Fue hace mucho tiempo?
—Algo
así, murió por la enfermedad y la edad, era muy viejo.
—Lamento
tu perdida, creo que debo hacerte una bebida caliente y ofrecerte apoyo
emocional, pero hace calor… ¿Un vaso de limonada estaría bien?— Era mi primera
vez ofreciendo apoyo emocional, se siente increíble, aunque aún no sé hacerlo,
sin embargo, ver a Sebastián triste me evocó un raro sentimiento que debo
investigar exactamente qué es.
Me
levante en dirección a la cocina, procese cada una de las palabras de
Sebastián, era cierto que venía de una familia pura, donde los primogénitos omegas
y alfas siempre eran dominantes, por lo que tener un alfa extremo dominante era
algo super extraño y único, una condición que solo el 1% de la poblaciòn tiene
y luego de la pandemia, el registro es mucho menos… Me hubiese gustado conocer
a su abuelo. Le ofrecí la bebida en el momento que regresé a la sala, la deje
en el suelo mientras terminaba de acomodar los pétalos restantes en la cruz.
—¿Entonces
para qué es el altar realmente?.
—Se
supone que ese día bajan del cielo nuestros ancestros y se alimentan de lo que
hay en el altar, según mi abuelita se alimentan de la “Esencia” de la comida,
por eso al día siguiente la comida es insípida.
—Vaya,
¿Crees realmente eso?.
—No lo
sé… No soy una persona religiosa, pero creí que sería divertido, igual veremos
el desfile por la televisión, la gente se disfrazará de catrín o catrinas, tal
vez podamos hacerlo y nos tomemos una fotografía.
—Parece
divertido, es mi primer día de muertos y estoy muy emocionado, ¿Qué más se
hace?
—Puedes
visitar a tus familiares en el cementerio, en el sur hacen un tamal enorme, los
niños se duermen temprano porque sino aparecen fantasmas y se supone que debes
limpiar tu casa o los fantasmas te jalan las patas.
—JAJAJAJAJAJA—
los modismos latinos eran tan graciosos que cuando Sebastián los dice es como
si estuviera escuchando a un niño.—Supongo que te refieres a que te espantan.
—Si, pero
yo le digo así, si te sigues riendo te van a jalar las patas.
—No… no
quiero morir.
Las
bromas entre nosotros cada vez eran más, supongo que nuestro grado de confianza
se había elevado, desde aquel día en el sillón, de forma inconsciente dirigí mi
mirada al borde del sillón, yo no había mencionado nada al respecto, pero todo
era diferente.
En ese
momento mientras estaba perdido en mis pensamientos, Sebastián había empezado a
prender las velas, una por una fue encendiéndolas hasta que un quejido irrumpió
mi laguna mental, se había quemado el dedo con el encendedor, el objeto cayó en
el suelo haciendo un ruido sordo, casi de forma inconsciente tome su mano para
inspeccionar la herida, de inmediato ambos nos miramos unos segundos, de nuevo
aquel aroma llego a mi olfato,lirios y melocotón.
—¿Estás
bien?
—Si… No
soy muy bueno con el encendedor.. Me quemo siempre el dedo cuando intento
prender veladoras…
—Sebastián,
tus feromonas.
—¿Mande?—
Parecía distraído en algo, puedo hipotetizar que era en mí, ya que podía sentir
su mirada sobrepuesta en la mía, por breves y eternos segundos nuestras miradas
se encontraron, pero.. ¿Por qué cuando lo tocaba emanaba esas feromonas?.
—Emanas
feromonas.
—Yo…—Se
quedó en silencio unos segundos, sus feromonas dulces de las que hablaba David,
al fin las podía sentir y distinguir, no era un perfume o el jabón de su ducha,
era el olor de Sebastián, sin duda un olor muy peculiar a diferencia de omegas
comunes y alfas.
—Déjame
prender las demás velas.— Solté su mano para tomar el encendedor del suelo y
seguir prendiendo las velas, me hubiese gustado seguir sintiendo su piel tibia,
su textura tan suave y aquel aroma a feromonas a su alrededor parecía tentarme
a algo más allá, pero mi posición no me lo permitía, el toque de Sebastián era
tan intenso como para derribar el muro de Berlín 100 veces más y tan suave como
el aleteo de una mariposa.
—Perdón,
yo.. voy a tomar la limonada— Siempre que se ponía nervioso, no desviaba la
mirada, sino que su voz se quebraba, sus manos temblaban y su sonrisa tímida se
dibujaba en su rostro, muchas veces Sebastián era tan lindo que no podía evitar
ponerme nervioso también.
Al llegar
la noche como Sebastián lo prometió vimos el desfile por televisión con
palomitas, muchas personas parecían honrar a sus difuntos de manera muy alegre,
incluso los niños participaban de la actividad, la ciudad se pintó de colores
vividos, los humanos son seres místicos, divertidos y extraños. Tal vez aún no
se dan cuenta que todos esos dioses, festividades y deidades que tantos anhelan
y buscan son ellos mismos, con su fe son capaces de solucionar hasta los
problemas más difíciles, espero poder llegar a ser lo más cercano a ellos, abro
los ojos todos los días creyendo saber casi todo, pero siempre me sorprenden.
—Edmund,
ya es tarde, vamos a dormir.
—Si —Me
levanté del sillón para limpiar todo, Sebastián había hecho los snacks, me
tocaba limpiar mientras se bañaba. Cuando termine me dispuse a llenar los
formatos semanales, luego de que saliera Sebastián me metí a ducharme.
Alrededor
de las 10 de la noche ya estábamos acomodados en nuestras respectivas camas,
tenía ganas de mencionar algo sobre las feromonas, no sabia como hacerlo ni que
hacer, solo suspire resignado, como si me leyera la mente Sebastián fue el
primero en decir algo.
—Si eran
mis feromonas, usualmente las controlo, pero estos días creo que no lo he
podido lograr, estoy bajo mucho estrés en el trabajo.
—Entiendo,
lamento lo del trabajo.
—Me gusta
mucho, es divertido trabajar. Respecto a lo otro, ¿Te gusta el olor?
—Me
encanta.—Pude lograr ver como Sebastián tensaba los puños que tenían atrapada
las sábanas, luego se tapó todo el cuerpo como de costumbre en un movimiento
muy ágil.
—Gracias,
buenas noches. —No menciono nada más, me dio la espalda y la habitación quedó
en silencio.
Sin duda
de los humanos vivos y ahora recién conocido, el mundo de los muertos,
Sebastián era él más lindo. Transcurrió la noche con calma hasta las tres y
media de la mañana, usualmente no me despierto durante la noche, pero un ruido
extraño me obligó a despertarme, en completo silencio. Salí de la habitación
con la linterna de mi celular encendido, alumbre el baño que estaba vacío, el
corredor, el comedor, la cocina y por último la sala, en ese momento de nuevo
escuche aquel ruido, era brisa nocturna con un sonido peculiar era grave y
trajo consigo un olor extraño, las velas se apagaron con la brisa. Cerré la
ventana regresando a la habitación a dormir, creí descansar hasta que la cama
se movió, voltee a ver a Sebastián que estaba profundamente dormido, sin
embargo, a la altura de su cabeza se veía una sombra nítida alta que a la luz
de la luna podía verse que tocaba su rostro, simplemente tape mi cuerpo con la
sábana y me di la espalda, debo tener algo raro.
A la
mañana siguiente me desperté más tarde de lo usual por el aroma a huevos
revueltos con jamón, me levante del futón y me metí al baño de inmediato, me
lave la cara, los dientes y observe mi reflejo algo cansado por despertar a
media noche, camine hasta la sala donde vi a Sebastián sentado en el suelo
mirando viejos vídeos en la televisión, pronto una voz grave similar a la de la
brisa de noche se hizo presente en el televisor.
—Sebastián,
¿esa voz de quién es?
—Son
viejos vídeos de mi abuelo, ven siéntate conmigo.
—¿Estás
seguro? —Solo asintió con una sonrisa nostálgica, palmeo el espacio vacío de su
lado derecho y me senté, al fijarme en el video con detenimiento, la silueta
que estaba en el video era idéntica en forma y tamaño a la de noche.
—Mi
abuelo era muy grande y alto, siempre decía que no le llegáramos por la espalda
porque sin darse cuenta podría lastimarnos… Era especial.
—Me doy
cuenta de que sí, es especial y te quería muchísimo.
—¿Cómo
sabes?
—Ahm… Se
ve a simple vista.
No quise
decir nada más, creo que de verdad el día de muertos es especial para las
personas, pueden suceder cosas mágicas. Para mi fue el día más especial, no
solo porque fue mi primer día de muertos, sino también porque conocí a la
persona más importante para Sebastián y no hay momento más especial en el mundo
que ese.
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