Capítulo 4

 

Eun seo salió del baño, blanca como una sábana. Miyo y Mido, que la habían estado esperando frente al baño con los brazos cruzados, la agarraron de ambos lados tan pronto como ella salió.

—¿Todavía te duele mucho?

—Idiota, ¿quién se come un bote entero de helado al amanecer?

Exclamó Mido, luciendo como si quisiera golpearla en la cabeza, Eun seo era la persona más frustrante del mundo.

—Tú también eres increíble. ¿Cómo pudiste comerte sola todo un bote de helado?

Miyo, que en circunstancias normales nunca habría estado del lado de Mido, estuvo de su lado y reprendió a Eun seo.

—Durante el próximo año, si intentas comer helado no te dejaré.

Mido lo haría si pudiera.

—Sí, si quieres comer algo dulce, come chocolates o algo así.

—No, nada de chocolates. Come demasiado. ¿Qué pasará si le da diabetes aguda?

En absoluta oposición a las palabras de Miyo, Mido le prohibió comer dulces.

—Vas a quedarte en casa a descansar, por qué siendo estudiante de último año que presentó el examen a la universidad sigues yendo a la escuela.

—Porque todavía tengo que cumplir con los días de asistencia.

—Nunca has faltado.

Eun seo era irritantemente concienzuda, nunca faltó a la escuela ni porque estuviera enferma, excepto  a los ocho años cuando contrajo sarampión. A Mido siempre le había molestado eso de ella. Eun seo era demasiado sincera, aunque un poco traviesa. Vivía tranquilamente en este mundo, lo cual no era suficiente. Apretó su brazo, pensando que algún día corregiría su sinceridad.

—Papá dice que estás castigada.

Hannah espetó cuando se cruzó con ella en el pasillo camino a clase.

—Lo entiendo, quédate ahí.

Antes de que Eun seo pudiera detenerlo, Mido la empujó hacia Miyo y agarró a Hannah por detrás de su uniforme escolar.

—¡Kya!

—¿De qué estás hablando?

Las mejillas de Hana se sonrojaron cuando él la agarró y la empujó contra la pared.

El rostro extremadamente hermoso de Kang Mido estaba justo frente a ella. Hannah lo había estado persiguiendo durante casi diez años, desde que lo conoció por primera vez. Aprovechaba abiertamente la estrecha relación entre el director Lee y el director Kang tratando de que los comprometan cada vez que tenía la oportunidad. A pesar de Lee Eun seo, que era una espina en su costado, ellos  se conocían desde que eran muy pequeños a diferencia de ella. Pensó que por eso  era inevitable que Mido cuidara de Eun seo, no había nada que pudiera hacer al respecto.

Mido siempre le hacía caso a Hannah a pesar de que ignoraba a los demás cuando Eun seo no estaba presente. Definitivamente la distinguía del resto de la clase, haciendo que se ilusionara pensando que era especial para él. Las únicas cualidades de Eun seo son su piel clara y sus grandes ojos que parecían desbordarse, sus ojos siempre parecían sombríos y eso lo odiaba.

Si Mido era bombardeado con tarjetas de agencias para volverse una celebridad, lo mismo le ocurría a Hannah. Varias compañías ya le habían pedido que hiciera una prueba de cámara, diciendo que se convertiría en una hermosa belleza al madurar un poco más. En cualquier caso, la escuela de medicina estaba fuera de su alcance porque no era tan inteligente como Lee Eun seo.

Como pronto tendría que ir a la universidad, estaba pensando en convertirme en una celebridad. Para ella fue un gran shock saber que Mido y Eun seo habían estado saliendo por cuatro años porque tenía la confianza de que nunca perderían ante Lee Eun seo.

—La mano de Eun seo, ¿Tú hiciste eso?

—Ella se cayó.

—Hannah.

Mido sonrió ampliamente. Hannah le devolvió la sonrisa, admirando su sonrisa que rara vez mostraba. Sí, no había manera de que Kang Mido se enojara con ella. Les hizo un gesto a Eun seo y Miyo, que seguían ahí para que se fueran. Miyo arrastró por la fuerza a Eun seo lejos del lugar.

—Odio a la gente que miente.

—Nunca miento.

Aunque no era verdad. Levantó la barbilla de Haen-na con sus dedos cuando ella agacho ligeramente la cabeza para evitar la mirada de Mido. Cara a cara, Kang Mido era peligroso. Estaba sonriendo dulcemente, pero por alguna razón, se le puso la piel de gallina.

—¿Quieres que haga lo mismo? 

Esperaba que Mido algun dia se me confesará. Había molestado y rogado a mis padres para que nos comprometan pero frente a Mido siempre me había hecho la tonta. Sentía que a las únicas personas que dejaba estar a su alrededor eran a Miyo, la débil Eun seo y a ella. Aunque Eun seo estaba a punto de graduarse, estaba decidida a coquetear con Mido con todas mis fuerzas durante todo el año.

—¿Eh? Contéstame.

Mido instó suavemente, como si supiera lo que ella estaba pensando.

—Soy cien veces más bonita que Lee Eun seo.

—Así es. Hannah eres más bonita.

Subió los dedos por su barbilla y tocó ligeramente el lóbulo de la oreja de Hannah. Mido se inclinó más cerca de ella, metiendo con cuidado algunos mechones sueltos de su cabello despeinado detrás de su oreja.

—¿Sabes por qué creo que eres más bonita?

El pasillo estaba completamente en silencio, como si las clases hubieran ya comenzado. La voz de Mido se podía escuchar desde la distancia así que se inclinó lo suficiente cerca de Hannah y susurró en el oído. Su cálido aliento penetró el oído indefenso de Hannah, que sintió escalofríos y nuevamente se le puso la piel de gallina.

Como era de esperar, Mido está interesado en ella. Eun seo, esa chica debió haber llorado aferrándose a él, incapaz de soltar su vínculo infantil. Mido no tuvo más remedio que salir con ella.  Era una perra inteligente. Siempre fue así. Con esos ojos grandes, a menudo la miraba fingiendo ser una víctima. Lee Eun seo era una mujer talentosa para hacerse la víctima.

—Me gustas porque eres mala con Eun seo.

Sus labios rozaron la oreja de Hannah. Debido a la sensación de vértigo, ella rodeó su cuello con los brazos, era incapaz de entender lo que Mido susurraba.

—Conozco a tu madre y sé que ambas están siendo malas con Eun seo, aunque ella cree que no lo sé.

—¡Demonios!

La agarró del cabello violentamente. En un instante, su cabeza se inclinó hacia atrás. De pie frente a ella estaba Kang Mido con una expresión diferente y era aterrador. Sus ojos tiernos no los veía por ninguna parte. No había bondad en su rostro, solo un temperamento feroz. Era como un perro de caza, mostrando su naturaleza viciosa y se comportaba como si fuera a romperle el cuello.

—Tienes que seguir las reglas Hannah. No puedes tocar el cuerpo de Eun seo.

Mido deseaba sinceramente romperle el cuello. Sabía que los chicos se volvían locos cada vez que veían a Hannah. La elogiaban por su delgado cuello, su apariencia de muñeca y su personalidad, aunque su temperamento fuera un poco sucio y altivo. Todos los hombres decían que Hannah era muy atractiva pero  no lo era para Mido en absoluto.

Quería romperle la mano porque lastimó a Lee Eun seo o el cuello.  Pero Eun seo no querría volver a verlo si hiciera eso. Mido era quien mejor conocía ese hecho y sonrió cínicamente.

—Oye, para con esto. ¡Se lo voy a decir a mi papá!

—Sí, puedes decir todo lo que quieras con esa linda boca tuya. Aísla más, y más a Eun seo en casa. Cuanto más lo hagas más confiará en mí. Ella no necesita a nadie más en este mundo. Ella sólo me necesita a mí.

Lunático.

Quería maldecirlo, pero él apretó con más fuerza mi cabello, y no pude decir nada. Cuando inclinó más su cabeza, ella levantó la mano y arañó el dorso de la mano de Mido. Sin pestañear, Mi Do terminó lo que estaba diciendo.

—Eso es todo lo que tienes que hacer.  Así que haz solo tu parte. Nunca vuelvas a lastimar a Eun seo. Mientras hagas tu parte, continuaré siendo amable contigo, Hannah.

Después de decir eso, Mido soltó su cabello como si nada hubiera pasado. Cuando Hannah se agarró el cuello y tosió ligeramente, él incluso frotó suavemente su espalda.

—Tú... tú...

Aterrador.

Ni el 1% de lo que dijo fue en broma. Mido, que sonreía pero no llegaba a sus ojos, amablemente informó que había sonado el timbre.

—¿Crees que te dejaré a ti y a Eun seo en paz?

—¿Qué puedes hacer?

—¡Ustedes dos…, espera y verás!

Satisfecho al ver la sombra de miedo en el rostro de Hannah, Kang Mido se retiró.

—Quédate callada y no me cabrees.

Mido observó con satisfacción cómo se mordía su bonito labio. Un silbido salió de sus labios mientras la veía huir del lugar.

Cuando tenían seis años Miyo fue ingresada en el hospital con apendicitis, y ese día el director Lee fue a su casa con Eun seo, diciendo que su esposa que había estado enferma durante mucho tiempo había muerto, y que quería que Eun seo se quedara con ellos durante un mes mientras él ordenaba sus asuntos y se recompone.

Eun seo, que no pudo detener al director Lee cuando se fue repentinamente se quedó mirando con sus grandes ojos el lugar extraño, parecía como si fuera a llorar en cualquier momento si la tocaban. Mido habló primero, frustrado porque la niña seguía parada en el mismo lugar donde la había dejado la sra. Jeong, no hacía nada más que mirar al suelo.

—¿Cuántos años tienes?

—Siete.

—Entonces soy tu hermano mayor.

Odiaba a todos los niños de siete años como Miyo. Él mintió frunciendo los labios.

—¿hermano mayor....?

—Sí. Me dirás hermano mayor desde ahora.

—Sí hermano mayor.

Nunca olvidaré cómo asintió obedientemente y volvió a inclinarse respetuosamente. Mido agarró su pequeña mano con fuerza y ​​ella lo llamó tímidamente: —¿Hermano mayor? Al escuchar su voz llamándolo hermano mayor fue tan dulce, en ese momento pensé si hubiera nacido cuatro minutos antes.

Después de una semana Miyo fue dada de alta del hospital. Mostró claro interés en Eun seo, pero ella se escondió detrás de Mido cuando Miyo corrió hacia ella por curiosidad. Ella agarró tímidamente su manga y con una mirada suplicante le preguntó: —¿hermano mayor qué debo hacer? Mido por primera vez sintió que quería algo.

Lee Eun seo con sus bellos ojos sombríos que solo lo miraban a él. Por esa época la señora Jeong había escuchado que las mascotas eran buenas para las emociones de los niños, y le preguntó a Mido si le gustaría tener un perro, a lo que Mido se opuso. Con Eun seo, él no necesitaba un perro.

—Te he criado durante más de 10 años. Simplemente odio que otras personas te toquen.

—Diablo, loco bastardo.

Murmuró Miyo, apareciendo en el pasillo donde pensaba que no había nadie.

—¿Dónde está Eun seo?

—Lo dejé en la enfermería.

Miyo miró a Mido, que parecía complacido.

—¿Eun seo sabe que estás haciendo esto?

—No lo sabe, así que deberías mantener la boca cerrada.

—Le contaré todo a Eun seo...

—Kang Miyo.

Frente a Eun seo, fingían ser hermanos gemelos que se llevaban bien, pero en realidad, Miyo y Mido no se llevaban bien. No, era más exacto decir que realmente no estaban interesados ​​el uno del otro.

Por alguna razón, Miyo siguió cuidando a Eun seo, que perdió a su madre cuando era una niña. Como si fuera su madre sustituta procurando que estuviera bien, y Mido, su hermana gemelo, también era generoso con Eun seo. El denominador común entre ambos era Lee Eun seo, no que fueran gemelos.

—Estoy protegiendo a Eun seo de forma amable y apropiadamente. Si haces que Eun seo me odie usando esa boca tuya, haré que ella también te odie.

—¿Es eso lo que quieres? ¿Que esté aislada sin amigos?

—Si no quieres que ninguno de los dos podamos seguir junto a Eun seo, entonces coopera, hermana.

Incluso ahora, me hervía la sangre al pensar que Eun seo iría primero a la universidad. Había pensado unos cuantos trucos para que ella volviera a hacer el examen. La razón por la que no lo hizo fue porque quería que Eun seo se fuera de esa casa. Mido fue el primero en darse cuenta de que Eun seo estaba en su límite, habiendo observado cada uno de sus movimientos, cada respiración.

—No dejes que nadie se acerque a ella. Las chicas están bien, yo me ocuparé de ellas. Pero no quiero que ningún hombre se acerque a ella. Tampoco deberás tener citas.

—¡Oye! ¿Llamas a eso un trato?

—Solo espera un año. Te revelaré.

Miró a su hermano gemelo por ser  tan descarado al hacerle una petición tan audaz, Miyo se sintió tan sorprendida que se quedó sin palabras.

¿Sabrá Eun seo que Mido quien es frío con los demás está terriblemente obsesionado con ella?

Aunque le picaba la boca, mantuve la boca cerrada porque sabía que Mido estaría calmado mientras no tocará a Lee Eun seo. Es un año. Es posible que los sentimientos de Mido cambien durante este año que estarán separados. O tal vez Eun seo cuando vaya a la universidad, se libere. Saldrá de su caparazón y conocerá a un chico más maduro y agradable. ¿Qué haré cuando Lee Eun seo quiera romper con él?

—Puedo oír el sonido de las piedras rodando en tu cabecita, Kang Miyo.

Mido golpeó su sien con el puño y, Miyo lo maldijo de manera inaudible. Viendo como se alejaba hacia la enfermería con pasos ligeros.

Las cortinas ondeaban por la fría brisa que entraba por la ventana. La enfermera había dejado ligeramente abierta la ventana para ventilar el aula. Se fue por un rato, diciéndo que cerrará la ventana si tenía frío. Eun seo se quedó sola en la enfermería y simplemente siguió mirando cómo las cortinas revoloteaban y bailaban.

El auricular MP3 que Miyo había puesto en mi oído sonaba a todo volumen una alegre melodía de baile, así que no escucho la puerta abrirse. Una mano salió disparada desde un lado y cerró la ventana de golpe.

—¿Por qué dejas la ventana abierta? ¿Qué pasa si te resfrías?

—La enfermera dijo que tenía que ventilar el aula.

—La enfermera no noto siquiera lo pálida que estas.

Tiré de la manga de Mido que miraba alrededor de la enfermería, como si fuera a gritarle a la enfermera si la veía.

—Cuando haces eso recuerdo cuando éramos niños. Lo mismo hiciste la primera vez que nos conocimos.

—Deja de tratarme como a una niña.

Dijo Eun seo, sacandose el auricular. Mido sonrió astutamente, masajeó la mano fría de Eun seo con su mano cálida y dijo.

—Te medio crié, así que eres mía.

—¿Qué dices?

—Mi Eun seo, solías tomar mi mano con fuerza y perseguirme como un pajarito. ¿Realmente no recuerdas eso? ¿Tienes una piedra en la cabeza?

—Ni siquiera aunque lo digas.

Lo recuerdo, pero es un recuerdo que no quiero admitir.

—Cuando frunces los labios así, me estás pidiendo que te bese, ¿verdad?

—¡Oh, de verdad!

Mido sonrió cuando Eun seo bloqueó sus labios con su mano  vendada.

—¿Te resulta divertido avergonzarme?

—¿Quién dijo eso?

—Está escrito en tu cara.

—Has mejorado mucho, mi Eun seo. Puedes leer mis expresiones faciales.

—Hemos estado juntos durante mucho tiempo.

—¿No es así, Eun seo? ¿Soy el más importante para ti?

—Eres importante, Miyo, también es importante para mí.

La expresión de Mido se endureció ante sus palabras.

—Si Miyo fuera hombre, ¿habrías salido con Miyo? ¿por qué no soy el primero?

—¿Si fuera hombre? ¿Vamos a discutir por eso? 

—Es importante para mí.

—Lindo.

Mido dijo con voz seria. Cuando el ambiente se calmó, Eun seo se alejó de Mido y se tumbó frente a la ventana.

—Así que esto es lo que parece.

Chak-chak. Mido cerró la cortina al lado de la cama y se subió junto a Eun seo. Sentí la fuerza de sus brazos cuando me abrazó por detrás. Incluso podía sentir los latidos de su corazón golpeando los huesos de sus alas. Enterró el rostro sobre el hombro de Eun seo. 

—¿Yo o Kang Miyo? 

—Eres tan persistente cuando te pones así.

—¿Entonces no te gusto?

El problema era que no le gusta. Cuando intentó deslizar su mano dentro de su blusa, Eun seo le dio una palmada en el dorso de la mano.

—No.

—Si.

Persistentemente logró meter la mano debajo de la ropa de Eun seo. En lugar de frotar su pecho como esperaba, frotó su estómago con movimientos circulares.

—La mano de Mido es una mano suave. El estómago de mi Eun seo es un estómago con popo, la mano de Mido es una mano suave. Baja, baja, baja.

—Qué no soy una niña.

La voz de Eun seo sonó un poco acuosa cuando hablo. Por alguna razón, sentí que quería llorar. Solo tenía malestar estomacal, pero me acariciaba el estómago cantando una canción que ni siquiera era graciosa. Su toque era tan cálido que sentí como si mi madre me estuviera acariciando y mis ojos se llenaron de lágrimas.

—No estoy haciendo esto para que llores.

Mido, sintió que Eun seo estaba a punto de llorar sin ver su rostro o escuchar su voz, y la abrazó más fuerte.

—Harás lo mismo por mí cuando esté enfermo, ¿verdad?

—Sí.

—Entonces está bien. La mano de Mido es una mano suave. El estómago de mi Eun seo es un estómago con popó la mano de Mido es una mano suave.

—¿No puedes simplemente omitir la parte ' estómago con popó '?

Cuando terminó su estómago gruñó como si realmente estuviera bajando, por lo que Eun seo soltó un gemido con un toque de llanto. Luego escuchó a Mido reír desde arriba. El viento que soplaba entre las ramas desnudas de los árboles fuera de la ventana era fuerte.

Se preguntó por qué no se había molestado en cerrar la ventana cuando el viento se hacía cada vez más fuerte. De repente se dio cuenta que al igual que Mido ella podía saber su estado de ánimo por el tono de su voz, podía decir fácilmente cuando le estaba gastando una broma Mido. Hemos estado juntos durante mucho tiempo, pensó, accidentalmente.  

—Mi traviesa Eun seo.

Escuché como besaba la parte superior de mi cabeza. Como si fuera mentira, ya no sentía que me doliera el estómago mientras lo acariciara.  

—Eun seo.

—Sí.

—¿Pensaste que iba a tocar tus pechos cuando metí mi mano debajo de tu blusa?

***

Curiosamente, durante más de un mes, Hannah no discutió con Eun seo y, aparte de que se le prohibió salir, los días en casa habían transcurrido bastante tranquilos. Casualmente, ese día era 24 de diciembre. Era sábado, así que decidí quedarme en casa y salir con Mido por la noche.

—Me gustaría que pudiéramos cenar juntos como familia esta noche.

Mi padre, que nunca iba a su habitación excepto cuando pasaba por el pasillo, llamó abriendo la puerta y entró. Eun seo se sorprendió y no pudo decir nada. La forma en que la miraba todavía la hace sentir como si fuera una extraña, pero el tono de su voz era de alguna manera más suave.

—Sí.

Pensé brevemente en mi cita con Mido, pero respondí primero. Fue un breve instante, menos de treinta segundos. Sin embargo, era la primera vez que mi padre me daba una palmada torpemente en el hombro antes de salir. La Nochebuena la pasabamos por separado, solo comíamos juntos como una familia la mañana de Navidad. Por la noche, Hannah, mi madrastra y mi padre salían a cenar fuera, pero hice lo mejor que pude fingiendo que no me daba cuenta.

—No puedo verte hoy.

—¿Por qué?

—Mi padre quiere que cenemos en familia.

—Mmm...

Mido dijo sospechando.

—No saldrás con otro hombre, ¿verdad?

—No voy a salir con nadie más.

—Bueno. Nos vemos mañana. No dirás que no mañana, ¿verdad?

—Mañana está bien. Nos vemos mañana.

—Tch. El día de los enamorados es el 24, y hoy es 24. ¿No debería dejarte ir con el director Lee esta noche?  

—Lo siento.

De todos modos no había nadie en casa por lo que planeó escabullirse temprano diciendo que Miyo estaba en la puerta. A pesar de que hablaba con Mido por teléfono, el corazón de Eun seo latía con fuerza recordando como su padre se acercó pidiendo que cenaran juntos esta noche. Aun podía sentir el peso de su mano en el hombro. No pude evitar reírme. 

—¿Me estás escuchando?

—Lo siento, Mido.

—Está bien sólo esta vez. Dejaré que vayas con tu padre. No volverá a suceder el año que viene.

Como de costumbre, Kang Mido revisa, mata y cuelga.

Era solo una cena en casa, pero Eun seo estaba emocionada de todos modos, abrió su guardarropa y escogió su ropa para esta noche con más cuidado que lo que usaría en su cita con Mido. Debería haber sabido que algo iba a pasar cuando Hannah, que normalmente no tenía ningún interés en la cocina, llegó primero y comenzó a ayudar a la sra Yoon a poner la mesa.

Si tan solo se hubiera dado cuenta por la sonrisa comprensiva en su rostro. No me habría sentido tan miserable. Eun seo preguntó  cautelosamente si había algo en lo que podría ayudar. Después de que le dijeran que no había nada más que hacer y que esperara en su habitación. Regresó  a su cuarto y caminó por su habitación, pero por una vez  quería tener una conversación adecuada, así que bajó a la cocina diez minutos antes.

—Mamá, ¿realmente se lo van a decir hoy?

—Sí.

—¿Qué debo hacer? Eun seo cree que ella es la verdadera hija de mi papá.

La sonrisa compasiva de Hannah detuvo a Eun seo en seco. Por un momento, no pudo entender lo que estaba escuchando.

—...¿de qué estás hablando?

—¡Oh mi!

Fingió estar sorprendida, pero no era verdad. Hannah se tapó la boca y se echó a reír.

—Resulta ser una buena historia para ti, así que no te sorprendas tanto.

—¿Qué quieres decir con que no soy su hija?

—Naciste mediante una donación de esperma.

Antes de que la Sra. Yoon pudiera responder, Hannah intervino como un hacha y soltó las palabras. Esas palabras se convirtieron en una flecha y atravesaron agudamente el corazón de Eun seo. Mi padre y mi madre no habían podido tener hijos después de seis años de matrimonio y buscaron el motivo de su infertilidad. El esperma de mi padre no producía lo suficiente para concebir y era significativamente menos activo.

Por su estado le dijeron que la concepción sería prácticamente imposible. La madre de Eun seo, que deseaba tanto tener un hijo, finalmente quedó embarazada con el consentimiento de su marido mediante una donación de esperma. Y así nació Eun seo.

—Mi papá, ¿no es increíble? Te crió todos estos años a pesar de que no eras su verdadera hija.

Mi papá. Lloré ante las palabras y mi corazón sangró.

—Entonces, ¿qué hay de ti?

—Fue un milagro que mi mamá quedara embarazada de mí.

Mi padre tuvo una aventura con la jefa de enfermeras mientras mi madre estaba embarazada de mí y no usó anticonceptivos porque pensó que no podría dejarla embarazada. Después de hacerlo, ella milagrosamente quedó embarazada.

—¿No crees que mi madre y padre han hecho todo lo posible para honrar a su difunta esposa durante tres años?

—Veo.

Eun seo quedó devastada. Por eso la forma en que mi padre me mira es como si estuviera viendo a una extraña. La última pieza del rompecabezas encajó. La única razón por la que podía soportar a su madrastra y a Hannah era porque tenía a su padre cuya sangre pensaba corría por mis venas. Eun seo, que perdió fuerza en sus piernas, tropezó y apenas logró sostenerse usando la mesa como apoyo.

Me sentí mareada. Me quedé sin aliento y sentí que mi cerebro iba a explotar en cualquier momento. Mido, ¿dónde estás? Mido, estoy siendo castigada por abandonarte hoy al elegir a mi familia. Me arrepiento: —Esto es una tontería. Pero eso no cambia la realidad. Ah, ¿qué debo hacer? Eun seo miró lentamente alrededor de la casa. No me resultaba familiar.

Había vivido en esta casa casi 20 años, desde que nací, pero no me resultaba familiar, era como si fuera la primera vez que la veía.

—Tu tía quiere llevarte a Francia. ¿No es algo bueno para ti?

Eun seo se tapó la boca sentía ganas de vomitar.

—Toda la familia estuvo de acuerdo. Te irás a Francia.

¿De acuerdo? ¿Quién estuvo de acuerdo? ¿Con quién? ¿Mi familia? ¿Encajo siquiera en esta jaula?

—Dicen que no comparto sangre con ustedes, así que ¿por qué decidieron eso sin mi opinión?

Apenas logré pronunciar las palabras.

—Eso es un poco duro, papá  te ha estado criando durante veinte años. ¿No es así, papá?

—Dijeron que cuanto antes mejor, así que te irás del país la próxima semana. Para que lo sepas.

Eun seo tembló ante la voz del director Lee procedente de atrás.

—Por qué... por qué tengo que irme ahora... Tengo que graduarme, obtuve buenos resultados en el examen de ingreso a la universidad. Tengo mi pase para la escuela de medicina.

—Oh, Eun seo. ¿Realmente planeas ir a la escuela de medicina? ¿Planeas hacerte cargo del hospital de mi padre, aunque no seas su hija biológica?

Sentí como si alguien me hubiera golpeado en la cabeza con un trozo de hierro. Nunca se me había pasado por la cabeza hacerme cargo del hospital. Tal vez eso es lo que les parecía a ellos. Pero yo sólo quería seguir los pasos de mi padre y convertirme en médico, para que me miraran con respeto. Lo único que sabía hacer bien era estudiar, así que trabajé muy duro.

—¿Realmente les gustaría que desapareciera?

Después de hacer esa pregunta, me sentí extrañamente tranquila.

—Si quieres estudiar, continúa allí. Eres buena estudiando. Allí también te irá bien. No veo que te vaya bien con Kang Mido aquí.

—¿Es por Mido?

—Sí. Si yo no puedo tenerlo, tú tampoco. Si lo tienes, me moriré de dolor de estómago.

—¿Por qué estás tan orgullosa? ¿Eres la hija de tu padre?

Apreté los dientes para no llorar. Mis molares rechinaron. No te derrumbes. Estas personas son extraños y no puedes mostrar debilidad frente a ellos, Eun seo, o te destrozan. Bueno, en realidad me están destrozando ahora mismo.

—Lee Eun seo. Lo diré de nuevo, deberías estar agradecida con nosotros, inclinándote ante la gracia de que te hemos criado hasta ahora. ¿No es un poco lamentable tu actitud?

La sra. Yoon estaba dando los últimos toques a los preparativos de la cena con cara impasible. Mi padre se sentó en la cabecera de la mesa sin decir una palabra. Quizás esta cena continúe incluso sin mi. Eun seo se dio la vuelta y salió de la casa. Para su consternación, no escuchó a nadie llamándola mientras se iba.

—Eun seo, pensé que estabas comiendo con tu familia.

No sé cómo pude ponerme los zapatos y abrir la puerta principal. Cuando abrí la puerta, vestida con un vestido de lana gris muy limpio y elegante para la cena familiar pero con zapatillas de deporte, allí estaba Kang Mido.

Con una paleta en la boca a pesar del clima invernal, la capucha de su sudadera en la cabeza y una bolsa en el brazo estampada con la marca de la tienda de conveniencia frente a su casa.

—Mido.

¿Eres mi salvador?

Casi pregunto como una idiota. Simplemente pensé que me estaban castigando por romper mi promesa, pero él estaba justo frente a mí.

—Es como una película. Abrí la puerta pensando en ti y realmente estás ahí.

—Estás tan pálida.

—Supongo que me enfermé del estómago después de cenar.

—Qué mentira de mierda.

—¿Qué estás haciendo aquí? Nuestra cita es mañana.

Sintiendo que Eun seo no quería hablar, Mido la miró atentamente para ver si estaba herida y luego respondió.

—Miyo me pidió que comprara toallas sanitarias. Mientras estaba en la tienda de conveniencia, pasé para ver si la luz de tu habitación estaba encendida o apagada. No esperaba que abrieras la puerta.

Él sonrió como un chico malo. Eun seo se acercó y sacó la paleta de su boca.

—¿Cómo puedes estar  tan abrigado pero comiendo una paleta helada?

—¿A quién le importa? Pareces que tienes más frio que yo. Yo me siento acalorado, así que estoy bien.

Hablar con Mido sobre cosas cotidianas me calmó un poco. Hace apenas un momento, me preocupaba que el cielo se estuviera cayendo y el mundo se estuviera desmoronando, pensando que haría si mi corazón sigue derramando sangre, pero ahora estaba bien.

—Abrázame.

Abrió mucho los brazos agitando la bolsa alrededor de su muñeca. Eun seo sonrió feliz y abrazó a Mido.

—Eun seo, ¿es este es mi regalo? ¿Por qué te comportas tan dócil?

Hannah dijo que quería tenerte. Tú me quieres y yo te quiero.

—¿Quieres dormir conmigo?

Mido entrecerró los ojos. Como si pudiera adivinar las verdaderas intenciones de Eun seo.

—¿Qué debo hacer, Eun seo Lee?

—¿qué?

—No puedes decir eso, ni siquiera en broma.

—No estaba bromeando.

Mi dolor de cabeza disminuye lentamente. La fría mirada de Mido me calmó. Eso era suficiente.

—Hyung joo, soy yo. Dijiste que rompiste con tu novia. ¿No? Ahí, lo estoy escribiendo.

Mido, que solo dijo lo que tenía que decir y colgó el teléfono, detuvo un taxi que pasaba poniendo su brazo alrededor de los hombros de Eun seo.

—¿Dónde?

—Al hotel.

Eun seo se subió al taxi y él se sentó a su lado agarrando su muñeca con fuerza.

—Escuché tu respuesta, pero eres una idiota por quedarte ahí parada como una idiota.

—No voy a huir.

Fui yo quien le pidió que durmiéramos juntos, pero Mido no soltó mi muñeca era como si pensara que saldría corriendo en cualquier momento.

—Lo sé. Es sólo un seguro. Vaya, supongo que realmente existe Santa. Fui a la iglesia la semana pasada y oré mucho. Por favor, dame Eun seo como regalo de Navidad.

Sabía que todos los fines de semana la sra Jeong lo arrastraba a la iglesia. Lo imaginé siendo arrastrado a la iglesia y orando con una seriedad inusual, y me reí.

—¿Qué, te estás riendo ahora? Sólo espera y verás, te haré llorar en la cama porque hiciste algo malo.

Eun seo tapó la boca de Mido y miró al taxista. Como era de esperar, las palabras de Mido resonaron con confianza en el silencioso auto y el conductor miraba sus rostros por el espejo retrovisor.

—No voy a seguir viviendo gracias a ti. 

—¿Pronto vivirás por mí?

Mido sonrió alegremente mientras apartaba la mano de Eun seo. Hasta ahora pensaba que sus ojos  se curvaban como lunas crecientes, pero ahora veo que se parecen a los de un delfín. Las esquinas de sus ojos se doblan con flexibilidad. Al llegar al Hotel H en el centro de Seúl, Mido caminó con confianza hacia la recepción y dio el nombre de Ji hyung joo.

Era amigo de Mido y Eun seo también lo conocía. A diferencia de Eun seo, que interiormente estaba aterrorizada de que le pidieran una identificación si no lo habían contactado, le entregaron la llave del hotel.

—Es el hotel de Hyung-joo.

Sin dudarlo, presionó el botón del último piso y tomó la mano de Eun seo nuevamente. Tan pronto como el ascensor se detuvo en el piso 31, se abrió un mundo diferente. Todo el piso 31 era una suite. Lo primero que llamó su atención fue el glamour de la ventana delantera, que mostraba la vista nocturna de Seúl.

—¿Adónde vas? 

Mido tiró del brazo de Eun seo mientras ella permanecía allí, incapaz de pensar en bajar del ascensor.

—Es bonito.

—¿Crees que te traje aquí para distraerte?

Mido cubrió el rostro de Eun seo con ambas manos y la besó brevemente aquí y allá. Sus labios fueron persistentes, incluso cuando ella intentó apartar la cabeza por el cosquilleo.

—Mido.

—¿Qué?

—Todavía tienes la bolsa colgando en tu muñeca.

—Oh, mierda.

Con una mirada de arrepentimiento en su rostro, Mido abrazó con el brazo libre a Eun seo y agitó la otra mano arrojando la bolsa al suelo.

—El dormitorio está por ahí, pero no lo haremos ahí.

—¿Por qué?

—Porque la vista nocturna desde el salón es mejor. Hagámoslo aquí.

Dejó a Eun seo en el sofá, que era casi tan bueno como una cama, y ​​Mido se subió encima de ella.

—Cualquier lugar está bien.

Con prisa abrió fácilmente la cremallera del vestido de Eun seo. Eun seo levantó ambas manos para que le resultará más fácil quitarle el vestido. Naturalmente frotó el rostro entre sus pechos cubiertos con un sujetador blanco. Después lamió un largo camino desde el esternón subiendo por su cuello después por su barbilla hasta llegar a sus labios.

Finalmente, mordió y chupó con avidez sus labios. Fue muy diferente de sus habituales besos suaves. Eran increíblemente apasionados que me dejaron sin aliento. Sonrió peligrosamente cuando vio cómo tragaba su saliva.

—Ahora…, espera… Un segundo, Mido.

—Si me dices que pare ahora, saltaré por esa ventana.

Apretó los labios en señal de advertencia.

—¿Me vas a decir que pare?

—No. Sólo ve más despacio, no saltes.

—...Tendré que empezar a ir más a la iglesia. Mi deseo se cumplió.

—Idiota, las ventanas en un hotel no se abren.

—Huy—, dijo Mido, empujando la parte inferior de su cuerpo entre las piernas de Eun seo. Eun seo lo fulminó con la mirada y le dio un puñetazo en el pecho. El pene de Mido estaba firmemente levantado dentro de sus pantalones deportivos, frotándose contra ella mostraba claramente su presencia entre sus piernas.

—Quítame la ropa.

Mientras decía eso, sus manos rasgaron con avidez las medias negras de Eun seo. Sacó la lengua y se lamió los labios admirando las bragas blancas que formaban conjunto con su sujetador.

—De ahora en adelante, no uses ropa interior cuando estés conmigo.

Eun seo, que estaba lloriqueando quitándole la ropa, abrió mucho los ojos haciendo una expresión que decía: no puedo creerlo.

—¿Vas a seguir fingiendo ser inocente, Eun seo?

Le susurro al oído y Eun seo se encogió de hombros. Fue lindo ver cómo se acurrucó como un pequeño herbívoro , Mido le mordió en el hombro.

—Duele.

—¿Por qué te pondrías ropa interior si de todos modos te la voy a quitar? No intentes comprar ropa interior sexy para seducirme. Te la quitaré de todos modos.

Mido bajo el tirante de su sujetador con los dientes, mordisqueó la axila de Eun seo y la suave piel del interior. Chupó profusamente la suave y tierna carne, que rápidamente se puso roja y amoratada.

—Mi Eun seo tienes un buen cuerpo para dejar marcas.

Sus labios dejaron su axila y succiono profusamente donde latía el pulso en su muñeca.

—Eres virgen y completamente mía.

El rostro de Eun seo se puso rojo brillante ante las repentinas palabras de Mido. Lo podía jurar, Mido era el primero. Pero también era la primera vez de Mido. Entonces ¿Por qué diría eso?

—¿Cuántas veces te habré usado en mis fantasías?

Dijo Mido, agarró su muñeca donde había dejado su marca y la llevó a su firme pene.

—La Lee Eun seo en mis fantasías es tan lasciva y está tan húmeda que me cautiva.

Tuve mi primer sueño húmedo cuando tenía trece años. Mi pareja fue Lee Eun seo. Fue entonces cuando me di cuenta con certeza de que la veía como mujer y quería acostarme con ella. Su pareja en sueños nunca cambió. En sus sueños, ella se volvió cada vez más lasciva, y la fue domesticando hasta convertirla en su mujer, una mujer que nunca dejaría que nadie más viera.

—Hmph…

Solo su pezón izquierdo sobresalía de su sostén a medio quitar.

—La verdadera Lee Eun seo también es lasciva. No te he tocado aquí, pero ya están de pie.

Sus dedos acariciaron el pezón endurecido de color rosa oscuro. La vergüenza la invadió por lo que dijo Mido, y Eun seo trató de cubrirse los pechos con las manos.

—No. Si tratas de cubrirlos otra vez, te ataré las manos sobre la cabeza.

Me sentí violada por su mirada.

—¿Crees que no lo haré?

Dijo Mido, quitándose los pantalones deportivos y la ropa interior de una sola vez y arrojando todo fuera del sofá. Eun seo lagrimeo porque no podía evitar pensar que podía hacerlo. 

—¿Qué vas a hacer conmigo? Te estas comportando muy extraño, y me estas asustando.

Agarró su pecho y frotó suavemente el pezón con el pulgar.

—Hmmm...un...

—Te gusta cómo te tocó, ¿verdad? No los cubras.

Normalmente no los tocaba así. Mido suspiró, sintiendo como sus manos temblaban impotentes, incapaz de alejarlo o abrazarlo. Metió un dedo entre sus pétalos.

—Envuelve tus brazos alrededor de mi cuello y no te sueltes.

—Mmm... Mido.

—Si te duele, pellízcame o muérdeme, sin embargo no tengo intención de parar.

Mido también temblaba como Lee Eun seo. No importa cuántas veces la haya abrazado en sus fantasías, no podía hacerle lo mismo en la realidad. Resistió el impulso con todas sus fuerzas de meter su pene de inmediato abriendo el cuerpo de Eun seo a la fuerza. Tenía pensamientos contradictorios: quería hacerla llorar, pero al mismo tiempo no quería que llorara.

La razón por la que estaba temblando no era porque estuviera nervioso, sino porque estaba emocionado de poder meterse dentro de ella.

—¡Relájate! Estás muy apretada… Te digo que te relajes.

—Je…

Lee Eun seo lo miró sonrojada y la cara de Mido también estaba igual. Movió el dedo unas cuantas veces y salió un líquido resbaladizo.

—Voy a meter otro.

Mido siempre la agarraba de la mano, por lo que Eun seo era muy consciente de lo grande que era su mano y lo largos que eran sus dedos, así que al notar que tenía su dedo dentro de ella, se sintió más acalorada que con dolor.

La sensación del dedo explorando frotando su entrada, su dureza, la uña que araña mientras hurga en su interior, todo se sentía bien. Cuando metió el segundo dedo, sentí un dolor agudo y lo arañe en el antebrazo con fuerza.

—Está siendo difícil meter solo dos dedos, ¿cómo voy a poder meter mi pene?

Beso cariñosamente la mejilla de Eun seo. Mido suspiró y movió los dos dedos poco a poco para ensanchar la abertura. Preguntándose si realmente podría meterse dentro de la estrecha abertura. El interior de Eun seo era mucho más estrecho de lo que había imaginado y estaba tan caliente como si le derritieran los dedos.

—Yo quiero.

—...Mmm... Yo también. Yo también.

Aferrándose lastimosamente a su antebrazo con las uñas, Eun seo estuvo de acuerdo con Mido.

—Todavía no. Estás sufriendo mucho.

—Va a doler de todos modos. Uf... sólo quiero unirme a ti pronto.

En ese instante Mido sacó los dedos del interior de Eun seo.

—¿De verdad dices cosas tan bonitas?

Las piernas de Eun seo siguen muy abiertas. El bosque virgen, estaba exhibiéndose ante sus ojos, dentro del capullo era de un rojo más oscuro que sus pezones. Mido no pudo contenerse y colocó su boca en el lugar donde fluía el jugo de amor, que era incapaz de ocultar la emoción provocada por sus dedos. 

—¡Huh! ¡Es Mido! ¡Lo odio!

Para entonces, la razón de Mido había volado. Saboreo frenéticamente el lugar que se abría para recibirlo. Los muslos de Eun seo temblaban cada vez que su lengua golpeaba su clítoris. Su sadismo reprimido asomó la cabeza. Apretando sus muslos dejando marcas de sus dedos rojas.

Era satisfactorio dejar marcas en los lugares más íntimos, y si el sexo podía darme una satisfacción tan profunda, debi haberla atacado antes sin escuchar a Lee Eun seo. Metió la lengua donde habían estado sus dedos hasta hace un momento. El interior caliente y estrecho se envolvió alrededor de su lengua. Quiero ir más profundo.

Chu, chu, chu. La saliva y el jugo de amor se mezclaban y empapaban el sofá.  Eun seo arañó el cuero del sofá con las uñas. Podía sentir la lengua palpitante de Mido moviéndose dentro de ella, y se sentía tan desnuda. ¿Soy tan lasciva como dice Mido? Incluso sentía tan vívidamente las pequeñas protuberancias de su lengua que se movía intensamente dentro de ella.

Mido levantó la cabeza para ver las reacciones de Eun seo, lamiéndose los labios para limpiar sus jugos. Cogió el cojín que estaba en el sofá y lo colocó debajo de la cintura de Eun seo.

—Envuélveme.

La voz de Mido era quebrada. Las piernas de Eun seo rodearon con fuerza la cintura de Mido, como si hubiera estado esperando. Pasó una mano bruscamente por su polla y lo frotó contra ella, frotando el grande desde el clítoris a todo lo largo hasta el perineo.

—¡Ah, Aang!

La sensación cuando abrió los pétalos con el glande fue claramente diferente que con la lengua.

—¡Aaah!

Tan pronto como metió el glande en Eun seo, ella se resistió y trató de alejar a Mido, pero cuanto más lo hacía, más se aferraba Mido a ella, empujando lentamente su polla hacia dentro.

—¡Oh, duele! ¡Duele, Mido! ¡Duele!

Las lágrimas caían sin parar por las comisuras de los ojos de Eun seo haciendo que el pene de Mido se hinchara aún más dentro de ella.

—¡Ayy! Te dolerá más si me detengo ahora. 

El interior de Eun seo estaba tan apretado que parecía como si fuera a cortarle el pene. Más allá de placer, sentí dolor. Fue un momento doloroso para ambos. Con lágrimas corriendo por sus mejillas, Eun seo decidió hacer algo y abrazo a Mido con todas sus fuerzas. Con un poco de esfuerzo, volvió a envolver sus piernas alrededor de su cintura y guió al pene dentro de ella.

—¡¡¡Aaaahhh!!!

Los gemidos de ambos se mezclaron. Enterrando su pene hasta la raíz, ahora estaba completamente dentro de ella.

—Hmph...hmph...

El sudor goteaba por la frente de Mido mientras atrapaba las lágrimas de Eun seo, una por una, con sus labios. Mientras Eun seo respiraba con dificultad y lloraba.

—...Eun seo.

—...

—Eun seo.

—Ocho.

—Se siente tan caliente y bien dentro de ti que no quiero salir.

Sus palabras me hicieron estallar en llanto. Se me llenaron los ojos de lágrimas al darme cuenta que había una persona en este mundo que me quería. Y no era ninguna de las personas con las que había vivido pensando que eran mi familia durante casi veinte años.

—Me gustas, Mido. Me gustas mucho.

Mido respondió a la desesperada confesión de Eun seo moviendo la cintura más rápido.

—Te quiero más de lo que dices.

Eun seo nunca sabrá lo que piensa Mido. ¿Hasta dónde podría empujarla?

A pesar de que todavía estaba luchando con el dolor que sentía, Eun seo no lo alejó sólo porque por fin estaban unidos. Con cierta torpeza movía la cintura intentando seguir el ritmo de sus fuertes estocadas.

Una intensa sensación de placer, diferente a todo lo que había sentido al masturbarme, recorría todo mi cuerpo. Mido se vino en lo más profundo de Eun seo cuando la necesidad de estallar surgió.

—¡Jaaa!

Sintiendo algo caliente llenando profundamente su interior, Eun seo soltó el último hilo de conciencia al que se había estado aferrando en los brazos de Mido. Mido apenas logró atrapar su cuerpo y la sostuvo en sus brazos justo antes de que su cuerpo colapsara sobre el sofá.

—Que duermas bien. Mi Eun seo.

La palabra —mi— se aferró dolorosamente en el corazón de Eun seo antes de que perdiera la conciencia.

Lo último que Eun seo recordó fue el rostro de Hannah, que con confianza se refirió a ellos tres como —nuestra familia—.

Su rostro se sonrojó al recordar la noche anterior, cuando una mano amorosa le acarició el lóbulo de la oreja y después la mejilla.

—¿Quién te dijo que podías verte  tan bonita?

—Tú eres el único que dice que soy bonita.

—Me alegro.

El estándar de belleza para Mido era Lee Eun seo. No tenía idea de lo mucho que trabajó para ahuyentar a las moscas que pululan a su alrededor debido a su rostro frágil que desencadenaba un instinto protector.

—Mido.

—Sí.

Me siento aliviada con sus fuertes brazos alrededor de mi cintura. La sensación de estar protegida sin importar lo que fuera a suceder era indescriptible. Eun seo, que abrió los ojos, miró hacia la ventana el cielo. Todo el cielo brillaba de un azul índigo pálido y ella lo contempló acostada junto a Mido.

—Mido.

—Sí.

—¿Estás despierto?

Lo llamé sin motivo y él respondió era como si supiera lo que pensaba.

¡Te usé!

Las palabras no salieron de mi boca. ¿Cómo puedo decirle? Me acosté contigo porque quería lastimar a Hannah, quería lastimarla de verdad, lo que sentía ahora era más que autodestrucción, ¿era auto desprecio?

—Abrázame.

—Eres tan dulce.

Su pene ya estaba duro. Para sorpresa de Mido, Eun seo se subió encima de él.

—¡Eh...! ¡Eun seo!

La llamó con brusquedad. La cálida y estrecha pared interior se tensó al instante. Las paredes internas que lo habían sostenido durante toda la larga noche aceptaron nuevamente su pene. Fue fácil meterlo, pero el dolor no desapareció. Fue una sensación desconocida sentir como empujaba las paredes hinchadas.

No mereces que te utilice para vengarme.

—¿Por qué tienes esa expresión?

Eun seo puso ambas manos sobre el firme pecho de Mido y bajo las caderas insertando por completo su pene, jadeando por respirar.

—¿Qué tipo de expresión tengo?

—Mierda

Escucho la pregunta de Eun seo, pero Mido no respondió simplemente se quedó mirando su rostro. Miro desde arriba el rostro de Mido, con la vista distorsionada por el placer que recorría todo su cuerpo, mientras apretaba su pelvis.

—No importa…, no me lo vas a decir… porque si lo haces, sabré… la verdadera razón… por la que me pediste que te abrazara.

—Hmph….hmph…

Me encantaba la expresión de Eun seo mientras aceptaba su pene a pesar de que estaba luchando con el dolor. Sus pechos se balanceaban frente a mi mientras subía y bajaba la cintura, eran sensuales. Gotas de sudor corrían por sus pechos y Mido arqueó la espalda para chuparlos.

—¡Ah ah!

Mordisqueo su pezón y ella dejó escapar un gemido estimulante. La brecha entre lo que soñaba y la realidad era enorme. No podía controlarme estando dentro de ella. Quería liberar todo mi feroz deseo y llevarla hasta el límite.

—¿Te gusta cuando acaricio tus pechos?

—Mmm. ¡Ja!

Mido masajeó los pechos de Eun seo. Cada vez que los apretaba con fuerza, podía sentir cómo se contraen sus paredes internas y como se estremecía.

—Si alguna vez te acuestas con otro hombre por culpa de  tu sexy cuerpo, lo mataré.

Ni siquiera pensaba en otros hombres. Rodeé el cuello de Mido con mis brazos y él movió las caderas de Eun seo más bruscamente en su lugar, se sentía exhausta. Me gustaba la sensación del gran y caliente pene de Mido removiendo mis entrañas. No podía pensar en nada más, podía sentir que solo estábamos nosotros dos en este mundo.

No podía imaginar que esos ojos se volvieran fríos conmigo. Eun seo sabía lo que les pasaba a quienes se acercaban a él de alguna manera para usarlo, porque era inteligente y provenía de una buena familia.

¿Cómo reaccionaría si descubriera que a quien tanto deseaba, solo lo usó para lastimar a Hannah?

Mis labios temblaron.

Nunca miraré atrás. Incluso si dicen que no es verdad, ¿realmente nunca fui nadie? Entonces, ¿qué debo hacer, Mido?

Para ocultar sus lágrimas, Eun seo enterró el rostro en el cuello de Mido.

—¿Te duele mucho, Eun seo?

—No. No me duele.

Ni siquiera sabía de quién era el sudor. Sus cuerpos se frotaban entre sí, la parte inferior de sus cuerpos seguían unidas escuchando como la carne frotaba contra la carne, piel con piel. Mido explotó nuevamente dentro de ella y abrazó con fuerza a Eun seo. Si tan solo pudieras destrozarme entre tus brazos.

—Me odio muchísimo.

—¿Te arrepientes?

—Me odias.

—Está bien porque me gustas.

Eun seo se comportaba extraño. Sin embargo, Mido no la presionó. Estaba satisfecho con el hecho de que cuando  Eun seo se había sentido sola se aferró a él con una sincronización asombrosa. No se dio cuenta del grave y doloroso error que había cometido hasta una semana después, cuando ella se fue de corea sin dejar rastro.


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