Capitulo 1-5

Capítulo 1

La primavera del Hongo venenoso.

[Erna Hardy eres una buena niña.

Habiendo sido criada para ser una buena dama, ahora ha llegado el momento de que te conviertas en una buena esposa]

Para resumir eso era lo que decía la larga carta que recibí. Esto estaba muy lejos de lo que esperaba, especialmente la parte donde decía:

Que te conviertas en una buena esposa

De ninguna manera.

Erna decidió dejar la carta, que había estado mirando durante mucho tiempo, resuelta pensó.

¡Esto es absolutamente ridículo!

Pensándolo bien, la conclusión era la misma. Erna, se levantado de un salto y se acercó a la ventana.

Era una tarde en la que el sol de primavera era deslumbrante y eso la puso más triste.

Erna abrió la ventana que rechinaba, se sentó en el marco de la ventana y abrazó sus rodillas. La mansión en la calle Baden, fue construida en lo más alto del terreno y se podia ver el paisaje del pueblo de un vistazo. La mirada de Erna, vago lentamente por las colinas de suaves pendientes cubiertas de huertos de manzana, al igual que al  arroyo y los pinos ya amarillos, observaba una silla sin dueño que yacía a un lado del jardín.

Al mundo no le interesan las desgracias de los seres humanos.

El hecho obvio tocó la fibra sensible de Erna. Aunque haya perdido a su amada familia y ahora esté a punto de ser expulsada de su casa, el mundo deslumbraba lleno de energía por la primavera y era despiadadamente hermoso.

Si escuchara sus estúpidas quejas, el abuelo simplemente se reiría.

Entonces, eres afortunada añadiría tranquilo con una mezcla de cinismo.

—¡Señorita! ¡Lady Erna!

La voz de la señora Greve, la doncella, quien estaba al otro lado en el pasillo  fue quien la sacó de sus pensamientos. Parece que ya es hora del almuerzo.

—¡Sí! ¡Ya voy! ¡Bajaré enseguida!

Erna se apresuró a bajar del alféizar de la ventana. Escondiendo en un cajón la carta sin sentido para que no llamara la atención, y se acomodó la ropa desordenada.

Está bien.

Mientras bajaba corriendo al comedor del primer piso, Erna murmuró, como si estuviera recitando un hechizo.

Está bien, todo estará bien.

—Erna, ¿Ya te reuniste con un abogado?

Pregunto la Sra. Baden, que estaba inquieta por hablar inicio con el clima de hoy y dirigió la charla como un cincel, saco el tema principal solo cuando terminó la comida. Trato de mantener una actitud tranquila, pero se sentía ansiosa por no poder esconderse de su mirada.

— No, abuela. Todavía no.

Erna respondió apresuradamente en un tono firme.

—Me reuniré con uno antes de esta semana.

El sol se reflejó sobre Erna, sentada con el cuerpo recto, los latidos de su corazón eran tan fuertes, tenía los labios secos y las yemas de los dedos blancos. Afortunadamente, la baronesa Baden asintió y no le hizo más preguntas.

—Sí, espero que puedas resolverlo.

Se escuchó un suspiro en el comedor que estaba demasiado silencioso. Erna la miró de reojo con las manos sobre sus rodillas. Se veía más vieja y débil en tan solo un mes. No merecía haber perdido a su marido de la noche a la mañana y tuvo que entregar toda su riqueza que le quedaba a sus familiares.

Entonces,  ¿cómo puedo decir la verdad?

Erna sentada lo suficientemente recta  tragó saliva sintiendo la boca seca pensando que jamás le diría la verdad.

Ya me había reunido con un abogado y su respuesta no fue diferente de lo que ya sabía.

La propiedad del barón Baden al no tener un hijo varón fue heredada por su sobrino.

Erna supo desde el principio que existía esa ley tan ridícula. Era perturbadora e injusto, pero como no había forma de cambiar la ley, tenía que prepararse cuando pasara.

Fue cuando Erna tomó la decisión y comenzó a incrementar su trabajo y recaudo dinero, para poder comprar su casa nuevamente, que un día estaría en manos de otros. Pero, el  día llegó demasiado rápido y el dinero que había recaudado era ridículamente pequeño.

—Lo siento, pero así es la ley de sucesión, señorita Hardy.

El abogado permaneció en silencio ante Erna, que le suplicaba si no había otra forma.

—Creo que sería mejor que se lo explicara a la señora Baden por ahora en vez de pedir piedad.

Volvió a meter su pipa en la boca y, aunque era de mala educación, Erna lo aguantó. No había muchos abogados que recibieran clientes que no podían pagar sus honorarios adecuadamente.

Esa tarde, Erna le escribió a Thomas Baden porque, según todos los informes, era difícil encontrar otra forma de acuerdo a lo que el abogado le había contado. Y hoy, al recibir la respuesta de Thomas Baden su brillante esperanza se convirtió en una profunda desesperación e ira.

—Todo irá bien, Abuela, no te preocupes demasiado.

Erna, que había mentido y sonreía para tranquilizar a su Abuela, se levantó de la mesa y se puso un delantal. Era buena en las tareas del hogar y ayudo a la Sra. Greve, quien se acercaba lentamente, y limpio la mesa.

—No está bien.

Lavando la vajilla, Erna aceptó la verdad que ya no podía evitar.

No era exagerado decir que esta casa de campo era la única propiedad del barón Baden quien era un noble caído, pero ahora esta casa pronto será propiedad de Thomas Baden, el legítimo heredero, y él venderá esta tierra sin ningún problema.

Erna respiró hondo, reprimiendo la creciente rabia. Las bombas de jabón que aparecieron después de sus movimientos bruscos con las manos dejaron pequeñas manchas en sus mangas arremangadas y en su delantal.

Thomas Baden dijo que entendía las razones de Erna, pero tenía las propias y no podía retrasar la disposición de la casa hasta que muriera la baronesa Baden. 

No se habría sentido así, si no se hubiera expresado de una forma tan despectiva.

Después de lavar los platos, Erna se fue al patio trasero con el delantal enrollado. Mientras me sentaba en la silla del abuelo bajo el hermoso fresno, mis ojos se calentaron.

Su ridícula respuesta contenía una propuesta de compromiso de parte de Thomas Baden. Si Erna Hardy se convierte en su esposa, él estará dispuesto a ser particularmente generoso.

La hermosa escena primaveral comenzó a verse borrosa, pero Erna parpadeo los ojos y contuvo las lágrimas. No quería llorar por culpa de ese hombre. Como podía  tratarla así siendo parientes y arrinconarla de esa manera, su abuela no podían pagar debido a su avanzada edad a pesar de que era lo suficientemente buena...

—Padre.

Erna murmuró sin que lo notara. El título que había olvidado desde hace mucho tiempo, pero que aún existía en este mundo.

—¡Sí mi padre!

Con los ojos entrecerrados, Erna saltó de su silla. La cinta del delantal ondeo a lo largo del viento primaveral.

***

 Lo que despertó a Bjorn fue el ruido del exterior que no logro bloquearse aun con las ventanas cerradas, con gruesas cortinas. Los alborotadores gritos, que provenían desde el río que corre junto al Gran Ducado, hacían eco en su dormitorio.

Con la cabeza enterrada en su almohada, intentó dormir de nuevo, pero Bjorn finalmente cedió.

—Malditos bastardos locos todos emocionados.

Bjorn se levando de la cama con un suspiro diciendo una oleada de insultos. Cuando abrió la cortina que cubría la ventana, observó la multitud de hombres practicando remo al otro lado del río.

Cada verano, hay una competencia de remo entre nobles en el río Abit, que atraviesa la ciudad llegando al mar. El verano era demasiado largo y para soportar las fiestas y los chismes debía dormir, pero el problema es que el río está cerca de la Gran Mansión.

En la primavera es cuando comienza la práctica y era a gran escala ya cuando llega el verano es cuando termina el juego, así que era difícil escapar de este terrible ruido. Se reclinó contra el marco de la ventana y vio cómo estaban sentados dignamente encogidos dentro del estrecho bote y miró a los chicos quemando sus incomprensibles pasiones.

Si no pueden controlar su desbordante energía, prefiero que tengan sexo, locos.

Era un pasatiempo mucho más beneficioso, que esto era difícil  deshacerse del sudor. En el peor de los casos, dejaran al menos un hijo, por lo que incluso sería una pequeña contribución para él aumento del poder nacional debido al incremento de la población del reino. Por supuesto, para él sería problemático en sus asuntos personales, pero esa tragedia solo le sucedía a idiotas incontrolables por lo mismo era algo que no conocía.

Después de tomar un sorbo de agua tibia dejó el vaso en la  mesa, Biorn se dio la vuelta y se pasó la mano en el pelo desordenado. Poco después se puso  una bata y toco el timbre, Greg, el mayordomo, atendió.

—Lo siento, Príncipe. Respondieron negando la solicitud en el palacio de usar la propiedad privada, pero no había forma de evitar que el Ayuntamiento de Schwerin aprobara el uso del área.

Greg, sabía por qué el timbre sonó al mediodía, que era como la medianoche para el príncipe, y se apresuró a informarle antes de que él preguntara.

—Este año aumento el número de participantes y por lo mismo hay mucho más ruido.

Bjorn se rio de la trágica noticia y agregó.

—De todos modos, el campeonato lo patrocina Leonid De Nyster y los coloridos idiotas están ansiosos por estar allí.

—¿Le gustaría cambiarse de dormitorio?

—No. Está bien.

—Entonces prepararé su desayuno.

—En el balcón. Sólo fruta.

Bjorn le dio una orden seca, entró al baño. Después de una larga ducha de agua caliente al salir ya estaba servido el desayuno en el balcón.

Bjorn contempló el paisaje que se desplegaba bajo sus pies, bebiendo whisky con hielo. Brotaba de la gran fuente un chorro de agua fría, era llamada la belleza del Palacio Schwerin. Las estatuas de oro que adornaban la fuente y la espuma que se formaba brillaban bajo el sol de la primavera.

La mirada de Bjorn se dirigió al canal donde el arroyo fluía, más allá de la fuente a lo largo de los cuatro montículos de la escalera que conectaban a la gran mansión con el jardín. Todavía podía escuchar el fuerte bullicio proveniente en el río Abit, que llegaba al desemboque en un largo tramo de agua.

—Príncipe, ¿Su Alteza ha terminado? Tiene una visita.

Greg, que llegó apurado, dijo llegando cuando Bjorn acababa de dejar el vaso con solo hielo sobre la mesa. Después de limpiar el agua restante e su mano en una servilleta, Bjorn tomó una manzana y asintió secamente. Poco después de que el mayordomo se retirara, Leonid, entró en el dormitorio, se acercó y se sentó frente a él. Era obvio que venía de practicar.

—Su Alteza Real.

Bjorn saludó a su hermano menor con un saludo cortes, a diferencia de su postura arrogante con las piernas cruzadas. Siguiendo el la línea recta de su cabello un gota de agua cayó de la punta de su cabello rubio platinado.

Leonid a su lado, lo miraba mientras él seguía mirando con indiferencia a la gran fuente en el jardín. La pulpa de la crujiente manzana que cortó era tan dulce como el aroma de las flores en el viento.

—Dime que quieres.

Con una mirada retiro a los sirvientes que preparaban el té para el príncipe heredero, Bjorn miró a Leonid frunciendo el ceño.

Schwerin, era el hogar del Gran Duque, también era una ciudad turística para que los nobles de Lechen pasarán el verano.

Todavía era muy temprano, pero el príncipe heredero, que estaba enojado con su hermano, llego antes al Palacio de Schwerin y estaba haciendo un gran trabajo al arruinar la vida diaria de su hermano.

Dando un ligero suspiro, Leonid respondió poniendo el periódico que había traído sobre la mesa. Era la primera plana de un periódico famoso que se especializa en chismes sociales, había una gran cantidad de fotos de un invitado habitual, Bjorn De Nyster.

[El hongo venenoso real, ¿está bien?]

Bjorn frunció el ceño ante el ridículo titular.

—¿Hongo venenoso?

—¿No lo sabías? Parece ser el nuevo apodo del Gran Duque

Hongo venenoso.

Bjoern se rio por la repetición y dejó el periódico. Aun así, una de las noticias escritas en el era bastante buena era un artículo digno de elogio.

Gladys vuelve a Lechen.

Leonid, que seguía mirando la cara lateral de Bjorn, dijo con cuidado.

—Gladys y tu volverán a hablar del escándalo que provocaron.

El nombre de la mujer borró la sonrisa en los labios de Bjorn. El artículo sensacionalista que leyó con cuidado decía la noticia de que Gladys Hartford, la princesa de Lars, había decidido pasar este verano en Schwerin.

La hermosa princesa que no hace mucho fue amada por toda la gente de Lechen. Sin embargo, era el regreso de una miserable mujer que fue traicionada por su esposo y perdió a su hijo. De hecho, era el chisme que entusiasmaba a la alta sociedad. Al igual que la incorporación de su exmarido, que alguna vez fue el príncipe heredero, pero ahora es un hongo venenoso, haría a su imagen más elogiada.

—¿Qué vas a hacer, Bjorn?

—Bien.

La actitud de Bjorn era lo tan inusual como para que Leonid sonriera tranquilo. Después de comer otro bocado, Bjorn se reclinó en su silla, y se limpió el jugo de entre sus dedos. Su mirada no mostraba ninguna emoción y estaba simplemente tranquilo. La primavera era una buena temporada para que crecieran los hongos venenosos.

Capítulo 2

Ama tu destino 

El tren a Schwerin llegó al andén justo a tiempo, cuando salía el sol en el cielo azul y la mañana comenzó a aclararse.

Erna, de pie con una postura rígida como un palo, dio un paso hacia el andén, la estación en el campo estaba casi desierta, justo después de pasar el primer anden los pocos pasajeros se subieron apresurados, la única que quedaba en la plataforma era Erna.

—Disculpe señorita, ¿no va a subirse?

La brusca pregunta del jefe de la estación despertó a Erna, que estaba distraída.

—Oh, sí.

Erna observó nerviosa a su alrededor y le respondió al jefe de la estación. Sus manos temblaron levemente cuando agarro su equipaje.

Estoy segura de que ya encontraron mi carta.

Su mirada se profundizo mientras recordaba.

No podía decirle a mi abuela que iría a conocer a mi padre.

Era porque conocía lo testaruda que era su abuela, la baronesa Bade preferiría quedarse sin dinero antes que pedirle ayuda a su yerno. Después de pensarlo con calma y de dudar, Erna al final tomó una decisión impropia de una dama, dejando solo una carta explicando la situación.

—Padre.

Al recordar al hombre, me sentí extraña y mi corazón se aceleró. La ultima vez que lo vi fue en el funeral de mi madre, ya habían pasado casi 11 años. Soy muy consciente de que no era muy diferente a los demás, pero por ahora, él era su última esperanza.

Quizás podría no abrirle la puerta.

Sosteniendo su equipaje mientras intenta recuperar el aliento, Erna levantó la cabeza y observó al tren frente a sus ojos. El pesado trozo de hierro negro brillaba amenazadoramente bajo el sol de la mañana.

—Si no vas a subirte...

—¡Oh no!

Agitó apresuradamente la cabeza  y sus ojos azules brillaron con fuerza.

—Lo siento, subiré, subiré!

Ama tu destino. Al mundo no le interesan las desgracias de los seres humanos, por lo que tu vida debes vivirla por tu cuenta. No habrá diferencia si te hundes en la autocompasión, así que es mejor amar tu destino. Si lo amas haz tu mayor esfuerzo, en cualquier caso, es mejor que rendirse.

Incluso si su destino era el de aferrarse a una mínima esperanza, Erna tenía la intención de amarlo. De cualquier manera, ¿no era el Señor Hardi el padre de Erna Hardi? Cualquier  hombre debía tener la mínima responsabilidad por sus hijos, pero para un hombre que había hecho la vista gorda ante su deber durante muchos años. Entonces, ¿no era quién debía hacerse cargo ahora?

Dejando atrás el rostro feroz del jefe de la estación, Erna se apresuró a subirse al tren. Tras el rápido gesto, el dobladillo de su vestido de muselina con un fino estampado de flores onduló por el aire.

«Regresare después de 14 años. Cuando dejé mi ciudad natal de la mano de mi madre.» Era el comienzo de un largo viaje.

 

*   *   *

Bjorn dejó sobre la mesilla la taza de té lentamente. El movimiento impecablemente elegante con esa postura sus piernas largas parecieran más prominente.

—¿Me estás escuchando?

La voz de la desconcertada mujer dispersó la quietud del salón lleno de sol primaveral.

—¿Por qué? ¿No me quieres responder? No crees que ese artículo sea cierto, ¿verdad?

—¿Qué?

La voz de la mujer se elevó un poco más. Bebió otro sorbo de té moderadamente frío, haciendo que su mente se despejara.

—¡Bjorn!

La mujer que no podía dominarme saltó de su asiento. Un rayo de sol entraba por la ventana e iluminaba a la mujer como si fuera una luz de un escenario. Ni siquiera era mediodía, pero vestía un atuendo perfecto, no parecía en nada a una mujer que había corrido desde la capital a Schwerin.

Bjorn miró a la mujer, levantando la vista ahora más acostumbrado al sol. Sus ojos grises Iluminados por el sol, brillaban como si fueran ópalos.

Era cerca del amanecer cuando volvió a casa, después de una ducha cuando se arrojó a la cama ya era de mañana. Entonces, al menos para Bjorn, a esta hora era la media noche. Significa que no era un buen momento para despertarlo de esta manera.

Bjorn abrió sus ojos cerrados lentamente y se apoyó en el respaldo de la silla. Más allá de la ventana que daba al río, se comenzó a escuchar las ovaciones de los hombres que comenzaban su práctica de remo.

—¡Malditos! Buenos días.

Bjorne suspiró con una sonrisa, recogió tranquilamente el periódico que le había tirado la mujer que entró imponente. La primera plana del periódico, como Leonid le había traído no hace mucho, también tenía escrito los chismes del momento.

[Hay rumores de un reencuentro entre el ex príncipe heredero y su ex esposa estos fueron confirmado por sus ayudantes más cercanos.]

Bjorn hojeo casualmente los enormes titulares viendo las grandes fotografías de sí mismo, comenzó a leer el artículo frunciendo el ceño.

Según son informes de sus asistentes y estos solicitaron el anonimato, decían que la atmosfera entre los dos no era muy grave. Aunque no era prudente que ella perdone a su ex marido tras haber cometido cosas tan vergonzosas. La princesa Gladys, cuyo corazón era débil, parecía estar pensándolo.

Gracias a esto, se espera que este verano, el círculo social de Lechen esté caliente. Bueno, ese tipo de tonterías estaban educadamente escritas. Era obvio que el periódico era pobre en todo excepto en la capacidad de elegir buenas fotografías.

Bjorn sonrió y dejó el periódico con indiferencia. El rostro de la mujer, que lo miraba mientras contenía la respiración, ahora estaba rojo mirándolo con desprecio que no podía ocultar.

—¿Te importaría explicarme?

La mujer levantó la voz con lágrimas en los ojos.

—Vamos a romper.

Gritó con voz aguda, como si fuera una declaración solemne. Bjorn saco un puro y lo coloco entre los labios miró a la mujer.                                           

—No creo que haya ninguna razón para que continuemos con esta relación. Creo que me comprometeré antes de esta primavera.

A diferencia de la forma triunfal con la que hablaba, pudo notar su nerviosismo en los ojos de la mujer que tampoco podía ocultar. Bjorn la miró fijamente y encendió su puro.

Ella no era una mala amante. Era moderadamente elegante y moderadamente vulgar, pero sobre todo, era porque era consciente sobre los términos en su relación los cuales era solo  disfrutar para volver a su propia vida. No. Creo que fue hasta que leyó el nombre de Gladys Hartford en el diario barato.

—Felicitaciones por su compromiso, Señorita Pérez.

Bjorn asintió con alegría y sonrió. Escucho un suave y tierno gemido de dolor.

—¿Qué?

La mujer parpadeó lentamente y le respondió:

—Eres increíble. ¡Eres un egoísta y mezquino hasta los huesos, sangre fría! ¿Cómo puedes hacerme esto?

—Bueno, tú eres quien dijo que terminemos.

Con el dedo acariciaba lentamente el borde de la taza de té.

—Y lo aceptas.

—¿No crees que es lo mejor?

Como si le estuviera preguntando, Bjorn inclinó la cabeza. Siguiendo el movimiento de su cabello que caía hacia un lado al azar. Solo se mordió suavemente los labios, la mujer no lo contradijo.

Bjorn se levantó de la mesa, dejando a la mujer con la cara roja. El humo del puro que apago en el cenicero se dispersó con el viento que entraba por la ventana.

—¡Espera!

La mujer lo llamó gritando. Bjorn dejó de caminar y reemplazó su respuesta con una mirada por encima del hombro.

—¿Eso es todo lo que tienes que decir?

La joven dama de la familia Pérez ahora tenía los ojos llorosos. Sin embargo, todavía su rostro era hermoso, pero no se impresiono.

Bjorn se giro lentamente hacia su antigua amante, que no estaba mal. Y cortésmente, con toda elegancia, inclinó la cabeza. Fue un saludo elegante que no encajaba bien con su atuendo ya que vestía una bata holgada.

—Te deseo ser una gran condesa.

A primera vista, sus labios, que parecían suaves, brillaron rojos al sol. Dejando atrás a la mujer enojada, Bjorn salió del salón. Sra. Fritz, de pie fuera de la puerta, lo siguió como una sombra.

—Estas segura de que no quieres cantarme una canción de cuna para que pueda dormir.

 

La punta de los labios de Bjorn se curvaron suavemente cuando vio a la Sra. Fritz, que lo había seguido hasta la puerta del dormitorio.

—Puedo hacer eso por usted, si quiere, pero me temo que no es un buen momento.

La Sra. Fritz replicó su broma de una manera severa como de costumbre. Era la ex niñera del príncipe heredero pero ahora estaba a cargo de supervisar la limpieza del palacio de Schwerin. Era una anciana de cabello gris y no había cambiado ni un poco su temperamento.

—Tienes que irse pronto a la estación de tren.

—¿Estación de tren?

— No queda mucho tiempo para que llegue Su Majestad.

—Pobre de mí. Es hoy.

Solo entonces Bjorn recordó su horario. Hoy era el día en que mi madre había sido invitada a una fiesta benéfica en el Royal Hospital por eso visitaba a Schwerin. Ser la escolta de la reina era, por supuesto, su trabajo.

—Sí.

Con un leve gesto de la cabeza, Bjorn aceptó su responsabilidad.

—Estoy listo.

Al pasar por varias ciudades, el tren comenzó a llenarse de más y más pasajeros. La vagón donde estaba Erna ya se había llenado. Sentada cerca de la ventana del tren, Erna miraba el paisaje que fluía a través de sus ojos con una mezcla de curiosidad y ansiedad.

Llegando a la ciudad vio innumerables personas que iban y venían, grandes carruajes por el camino en forma de telaraña entre los densos edificios. Todo se veía tan complicado y llamativo. Sentí como si mis ojos estuvieran dando vueltas.

Lo bueno es que conocía la dirección, así que puedo encontrar mi antigua casa. Reprimiendo su nerviosismo, Erna se esforzó en consolarse. De todos modos, ella había nacido y criado en la ciudad, así que no tenía por qué asustarse.

Aunque no había vivido aquí durante cinco años, seguía siendo mi ciudad natal. Mientras Erna se decidía nuevamente, el tren se detuvo en la estación central de Schwerin, el destino final. Después de agarrar apresuradamente su equipaje, Erna se mezcló con los otros pasajeros y salió del vagón.

La cinta de su sombrero y su cabello cuidadosamente trenzado se agitaron a lo largo del escalón. Sin embargo, no duró mucho.

Erna no pudo recordar lo que sucedió después de salir al pasillo.

La empujaban hacia adelante y hacia atrás ocasionando que bajara del tren. Luego recobro el sentido y se paro en la plataforma. La numerosa multitud y el ruido hormigueante abrumaron a Erna por un momento. De alguna manera, trató de salir de allí, pero Erna fue empujada más y más lejos de la salida.

—¡Ahí está! ¡Ya viene!

Cuando alguien gritó en voz alta, los ojos de quienes llenaron la plataforma estaban en esa dirección. Erna, que había logrado agarrar su equipaje casi se cae, también giró la cabeza aturdida.

Fue casi al mismo tiempo que se dio cuenta que estaba frente a una multitud de espectadores y vio a un hombre alto caminando hacia allí.

Capítulo 3 

Lirio del valle

Había una gran multitud frente a él, Bjorn no parecía particularmente nervioso. Para él, que había vivido siendo el interés de todo el reino desde el momento en que nació, le era tan familiar como respirar. Algunos de los inconvenientes que lo acompañaban no eran diferentes.

─¡Retrocedan! ¡Todos retrocedan!

Los fuertes gritos de los sirvientes resonaban en la plataforma abarrotada. En medio del caos y el desorden, los espectadores retrocedían poco a poco, la multitud se hizo a un lado abriendo el camino para el príncipe.

Bjorn se alejó a grandes pasos, manteniendo la espalda y el cuello recto, y compartía un ligero saludo visual con quienes podía ver a los ojos. Ya era un hábito. Un hábito que había repetido durante muchos años. Ella también era una más entre la multitud de reverencias sin sentido.

Fue gracias a la increíble cantidad de personas que pudo observar a la mujercita. La mujer vestía un vestido rústico y anticuado con encaje y cintas, parecía poco creíble incluso si hubiera estado viviendo sola en el último siglo. Su vestido lleno de estampados de flores no era suficiente el sombrero también estaba en armonía con este.

Después de pasar junto a ella, Bjorn se giró a mirar al hombre con la cara enrojecida. El hombre, que señalo criticando al Heredero Real, retrocedió por su sorprendente sonrisa, Bjorn le habida mostrado su famosa sonrisa. A pesar del caos y las críticas con admiración, parecía como si hubiera salido a dar un paseo por la tarde.

Observando a los rostros sin sentido, Bjorn se dirigió lentamente hacia el tren que acababa de entrar en la plataforma.

***

El hecho de que supiera la dirección no ayudó mucho. Desafortunadamente, Erna estaba perdida y exhausta, y solo entonces se dio cuenta de que lentamente la ciudad se hundía en la oscuridad después del atardecer. Erna tropezó con la fuente en el centro de la plaza de Tara Boulevard. Cuando la vio necesito sentarse por supuesto que no olvido abrir su pañuelo antes de sentarse en la barandilla.

Para hoy, Erna eligió su vestido favorito, un vestido de muselina que le había hecho su abuela como regalo de cumpleaños el año pasado. No quería quedar bien con su padre, pero por ahora tenía que ser una dama. No podía traer la ropa sucia.

Con calma y gracia. Como una dama en cualquier momento y lugar. Era una herencia que su abuela le había heredado en vida, y también como legado quería dárselo a su nieta. Aunque no haya heredado el castillo de Hardy, Erna Hardy, era una dama de la inconfundible familia de Baden y tenía la obligación de mantener su valor.

Encendieron las lámparas de gas de la plaza mientras Erna se arreglaba cuidadosamente el vestido. Después de terminar su trabajo, el farolero se montó a su bicicleta y se fue a la siguiente cuadra.

Erna se levantó de nuevo y recogió su equipaje. El dolor en sus pies con las piernas hinchadas se le olvidó naturalmente cuando pensó que tenía que encontrar la casa antes de que la noche se hiciera más profunda.

Erna caminó por el bulevar iluminado por las luces de las lámparas de gas. Caminando por la calle de noche vio a los pétalos caer por el viento que los ondeaba como si fuera nieve, fue lo suficientemente hermoso como para hacerla olvidar por un momento sus sentimientos de miedo y desesperanza

¡Guau…!

Erna levantó la cabeza exclamando inocente como una niña. La luna llena se veía a través de las ramas llenas de flores. Anoche, apenas pudo dormir, así que estuvo en el alfeizar viendo la luna, era la misma luna que flotaba en el cielo nocturno. El alivio que le dio ese hecho fue sorprendentemente grande.

Mientras recuperaba el aliento, Erna comenzó a caminar con pasos un poco más vigorosos. Y pronto encontró la casa, era la dirección de la carta que había recibido como respuesta mientras oraba fervientemente. Era una antigua mansión que se encontraba en el extremo oeste de Tara Boulevard, era la misma mansión de  Hardi, que alguna vez fue su hogar.

Antes de presionar el timbre, Erna arregló su vestido una vez más. Mantuvo su postura recta y sonrió lo más suave y sociable posible. No sabía si se veía bien, pero al menos estaba bien dentro de los estándares de Erna.

Todo estará bien.

Engañándose con una mentira, Erna extendió su temblorosa mano hacia el timbre.

Realmente no te entiendo

La voz de la mujer traspasó el sonido de la alegre música en el salón. Abrió los ojos, que acababa de cerrar, y cuando miró hacia arriba en un ángulo, vio a Louise, que se había acercado a su nariz, y a diferencia de Louise, que estaba emocionada, sus mirada era seca.

─Dices que Gladys ha vuelto. ¿No sabes lo que esto significa?

─Bjorn.

Bjorn observo de nuevo el rostro de Louise mientras veía lentamente por el pasillo lleno de la luz del candelabro.

─Va a ser un verano muy desafortunado, tal vez eso es lo que significa.

Su respuesta sarcástica, fue dicha con una sonrisa, y sonó irónica debido a la lentitud de su tono somnoliento.

─Oh, Dios mío. ¿Cómo puedes decir eso de Gladys? ¡La misma Gladys que lastimaste y tiraste!

Louise estaba furiosa como si la hubiera insultando. Con una hermana así, Bjorn tomó tranquilamente el vaso de agua. Las gotas de la superficie del vidrio se deslizaron por sus largos y suaves dedos.

─La fiesta benéfica fue un éxito.

Cuando se anunció la asistencia de la Reina, que era respetada y amada por todo el reino, todas las nobles damas se reunieron en Schwerin. El director del Royal Hospital, que estaba emocionado por el tamaño de la misericordia que habían demostrado a través de sus donaciones, las cuales no mostraban signos de disminuir.

Excelente comida, música y las personas de la alta sociedad que habían brillado como invitados. El sacrificio del Gran Duque, que no había dormido por acompañarla, tampoco fue en vano, fue un fin de semana de inicios de primavera, que no estuvo tan mal, excepto por la princesa Louise, que revoloteaba como una abeja enojada.

─Hermano, por favor, corrige tu error ahora.

─ ¿Que?

Louise estaba empezando a hablarle con un tono infantil, Louis, también era amiga de Gladys y la había apoyado con entusiasmo cuando se casó con Bjorn. Después de su turbulento divorcio, se convirtió en su crítica más feroz que todos los demás.

─Por supuesto que no fue algo que se pudiera perdonar tan fácilmente, pero sí Gladys te perdona, tendría a las dos personas...

─Duquesa de Heine.

Bjorn dejando su vaso, interrumpió las palabras de su hermana y, a diferencia de su sonrisa habitual, su mirada y el tono de su voz fue lo suficientemente fría como para incomodarla.

─El Duque parece estar buscando a su esposa, así que ¿por qué no vuelves con él?

Con una mirada, Bjorn señaló al duque de Heine, husmeando al otro lado del pasillo, entre la multitud de nobles damas. Louise, apretó los labios varias veces, reemplazó las palabras que no pudo decir con un profundo suspiro. Louis se fue de mala gana, Bjorn camino. La banda, con un breve descanso, comenzó a tocar el vals.

Bjorn miró gentilmente a las damas, quienes lo miraban con una mezcla de cuidado y expectativa. La terraza que comunicaba con el jardín estaba llena de hombres que salieron a fumar sus puros.

─¡Bjorn! ¡Aquí!

Al ver un rostro familiar que le envió un gesto de invitación, Bjorn se dirigió hacia él. La multitud, que debería estar ansiosa participando en discusiones que no eran oportunas estaban muy callados. Algunos solo bebían con una expresión sombría, como si estuvieran a punto de echarse a llorar.

─Fallaron en su inversión.

Dijo Peter, quien le sirvió un vaso lleno de brandy color calabaza. Bjorn se inclinó contra la barandilla y tomó el vaso.

─¿Inversión?

─Invirtieron en bonos extranjeros y fue un fraude.

Peter le dio la trágica noticia, chasqueando la lengua. Con el ceño fruncido ligeramente, Bjorn mostró indiferencia. Iba en aumento más de lo que esperaba el número de tontos que eran arrastrados por la locura de invertir, que durante algún tiempo había provocado los clubes sociales.

─Gracias, Alteza.  Gracias a usted, he sobrevivido.

Peter se acercó a Bjorn y le susurró.

Habiendo obtenido la tentadora información sobre más recientes inversiones, fue directamente al Palacio de Schwerin. Era la creencia establecida entre los nobles que el Príncipe Bjorn tenía el talento otorgado por Dios bueno al menos en dos áreas: “las mujeres y el dinero.”

Ese día, después de escuchar la explicación de un Peter emocionado, Bjorn le expreso la situación con una respuesta concisa.

─Eres un estúpido.

Las astutas palabras que dijo con un tono de voz baja fueron tan insultantes que Peter Bergen estuvo a punto de cometer un gran crimen al agredir a un miembro de la familia real. Si hubiera sabido que podría ganarle, lo hubiera hecho.

─Pero como sea.

Dado que después de eso ganó una gran cantidad de dinero, ¿quién se atrevería a contradecir a su alteza después de ver tal cantidad? ¿Cuánto dinero habla ganado Bjorn?

De todos modos, uno de sus trucos para mover su dinero. Era estar cerca del hombre que era la novedad. Esa fue su única razón y la más importante para haber continuado con su amistad y aguantarlo incluso si era grosero y peligroso.

─¡Tienes que atraparlo a toda costa, Bjorn! Es un grave crimen, no solo fueron una o dos víctimas.

─¿No?

Cuando Bjorn lo miro a los ojos, el heredero del conde comenzó a recitar los nombres de los ladrones. La mayoría eran hijos de aristócratas que eran miembros de un club social, pero se mezclaron algunos nombres bastante desconocidos.

El propio Hardy perdió casi toda su fortuna y está a punto de pegarse un tiro. Hardy. El tedioso gruñido terminó extraño con el nombre que quizás era el más gran idiota.

Fumando su puro, Bjorn, recargado en la puerta, se giró a ver hacia el jardín, miro más allá de la barandilla. A pesar de la neblina por el humo pudo ver como se desplegaba las coloridas flores de primavera.

La mirada de Bjorn, que apreciaba tranquilamente el paisaje, de repente se detuvo en un ramillete lleno de pequeñas flores blancas.

Lirio del valle.

Bjorn frunció el ceño al recordar el nombre de la flor.

Era la misma flor que Gladys llevó en su ramillete de boda. Gracias a esto, el lirio del valle fue llamado la Flor de la Princesa Heredera, y a todo el mundo le gustaba, que por un tiempo estuvo escaso. Por supuesto, su popularidad se desvaneció en menos de un año.

Resultó que era la misma flor que llevaba el sombrero de la mujercita que vestía como una anciana en la estación. Era el mismo lirio del valle había pasado mucho tiempo, incluso ya pasó de moda. Bjorn tarareó la melodía del vals que se podía escuchar desde el pasillo, dejando escapar una vez más humo de su cigarrillo.

De alguna manera. Después de dejar de ver las flores de lirio del valle sin sentir arrepentimiento, vio a la luna que colgaba del cielo nocturno.

No puedo creer que no tuve suerte.

 Capítulo 4

Reclamo de propiedad

─Te recuerdo, por cierto, estamos casi en bancarrota, y no hay nada que puedas hacer. Tienes que darle una parte a la hija de tu ex esposa. Ella también es tu hija.

Brenda Hardy le gritó amargamente a su esposo, quien solo apretaba los labios. Anoche, su mente aturdida, comenzó a llenarse de ira. De cualquier manera. Walter Hardy se limitó a inclinar su copa en silencio.

─¿Me estás escuchando? ¡Cariño! ¡Oye, Walter!

Brenda Hardy gritó nerviosa y le quito la botella. Había estado bebiendo todo el día y toda la noche desde que lo estafaron, pero hoy le era irritante verlo así.

— ...llego la hija de la Casa Hardy.

Anoche, cuando la criada fue a buscarla apresuradamente y le dijo esas palabras, pensó que se había vuelto loca. Erna Hardy. Si la criada no le hubiera dicho su nombre, podría haberle ordenado que le tiraran un balde de agua sucia.

─Vino la hija de Annette. ¿Por qué de la nada?

Brenda Hardy hizo una escena asombrosa cuando corrió a toda prisa hacia la puerta. Se parece mucho a su madre. Era como si Annette Baden hubiera vuelto a la vida como si nunca hubiera muerto.

─¡Cariño! ¿Qué diablos vas a hacer con ella?

─¿Qué? Tengo que mandarla de regreso.

Dijo Walter Hardy como si estuviera viendo un incendio al otro lado del río.

─Puedo persuadirla para que comprenda y enviarla de regreso. Eso es todo, Brenda.

─Eso solo es fácil de decir. Estoy segura de que podremos entendernos. Así ella  volvería sin hacernos esas ridículas demandas.

─Por supuesto.

Brenda Hardy resopló con sarcasmo. Vino para pedir que protegiera la mansión de campo de la familia Baden. Su petición era absolutamente absurda e insolente. A pesar de que parecía muy nerviosa, sus palabras fueron claras. Brenda Hardy tuvo que usar toda su paciencia para no echarla de inmediato.

─Señor, madame. El desayuno está listo. La señorita Erna ya ha bajado.

La criada anuncio, acompañado de un golpe cauteloso, interrumpiendo el discurso de Brenda Hardy.

─Habla correctamente con ella para que entienda y envíala de regreso. Es lo que tienes que hacer ¿De acuerdo?

Walther Hardy se levantó, dejando atrás a su nueva esposa. Después de alojarla en la habitación de invitados y darle de desayunar, cumplió con su mínimo deber.  Así Walter Hardy decidió echarla de inmediato. No tenía la más mínima intención de agregar un problema más a su ya problemática situación por culpa de su hija y comportarse como un deudor. Ciertamente lo era. Hasta que vio a Erna, quien estaba esperándolo en el comedor con el desayuno.

Cuando se miraron, Erna se puso de pie rápidamente. El sol de la mañana que entraba por la amplia ventana hacia el jardín caía sobre ella.

¿No lo note porque anoche estaba muy borracho?

Sintió como si la estuviera viendo por primera vez.

─Hola padre.

Erna parpadeaba con sus grandes ojos mientras contenía la respiración, se acercó a él para saludarlo. Su tono fue muy claro y suave.

─Buenos días…¿padre?

Con una pequeña inclinación de cabeza, Erna juntó sus ansiosas manos, observo su esbelta figura y sus rasgos que eran cercanos a los de su madre. Igualaba a la belleza de su difunta madre. El único rastro que heredo de él parecía ser su cabello castaño.

Walter Hardy, tragó con sequedad, miró a su hija con más persistente, es una chica muy bonita incluso vistiendo ese atuendo absurdo. Sería una gran belleza si estuviera vestida adecuadamente. Si así fuera, su belleza podría igualar a la belleza de la princesa Gladys, por quien todo el país estaba haciendo un escándalo.

Cuando sus pensamientos llegaron a ese punto, Walter Hardy lanzó una breve exclamación de sorpresa. Sintió como si hubiera recibido una gran fortuna, que había olvidado.

─En primer lugar, desayunemos.

Dijo algo completamente diferente a lo que le había prometido a su esposa y miró a su esposa con seriedad.

─¿Qué estás haciendo?

Brenda Hardy, abrió los ojos y miró sus labios, pero él no dudó.

─Hablemos más tarde, cariño. Creo que nuestra plática será muy importante. 

*      *      *

El carruaje del Gran Duque regresó en la mañana. Al menos en el palacio de Schwerin, era una escena cotidiana que no tenía nada de especial.

─Buenos días, Sra. Fritz.

La Sra. Fritz tenía una expresión severa, pero Bjorn la saludó despreocupadamente como de costumbre. Pudo oler el leve hedor a alcohol en el aire refrescante de la mañana haciendo profundas las arrugas de la frente de la Sra. Fritz.

─Es muy temprano para que regrese a casa, Su Majestad.

Incluso ante su respuesta sarcástica, Bjorn solo sonrió. La cabeza de Bjorn se inclinó hacia los sirvientes que estaban en fila y comenzó a caminar por el pasillo. Era difícil encontrar en su aspecto algún rastro de la diversión de la noche anterior, mientras caminaba con una postura recta y elegante.

La sra Fritz siguió a  Bjorn dando un suspiro silencioso.

─Llegó una invitación del palacio real.

La Sra. Fritz, le informo sobre sus invitaciones a varias reuniones sociales, pero dijo la del palacio real con un fuerte tono de voz. Cuando estaba a punto de llegar a la puerta del dormitorio, Bjorn se giró viéndola por encima del hombro.

─¿Del palacio? ¿Por qué?

─Es por el baile de la Fundación Nacional de este año viene con la orden del rey de que debe asistir sin importar qué, debe cumplir con su deber como Gran Duque de Schwerin. Dijo que haría responsable a todos los sirvientes de la mansión si el príncipe no asistía.

─Suena más como una amenaza que como una invitación.

Bjorn abrió la puerta con una sonrisa sínica. Se floto los ojos rojos y con andar lento entro a su habitación sintiéndose cansado. Cada año en mayo, se celebraba una fiesta por la fundación del país y se llevaba a cabo en Schwerin. El baile real marcaba el inicio del evento, era un gran evento que atraía la atención de toda la sociedad.

Muchos de los aristócratas y nobles se preparaban cada año para el gran día.

Después de dejar el título de príncipe heredero, Bjorn no había asistido. El que no asistiera lo habían tolerado hasta ahora, su anciano padre parecía haber cambiado de opinión imponiéndole que asistiera este año. 

Probablemente la razón de esto sea Gladys. Ese nombre le había estado fastidiando mucho sus nervios estos días. Las doncellas que entraron después de él, cubrieron las ventanas con las gruesas cortinas para bloquear la luz del sol, Bjorn se quitó lentamente la chaqueta y se desató la corbata. La Sra. Fritz, para en la puerta aun no había terminado, pero se dio la vuelta de mala gana mientras él comenzó a desabotonarse la camisa.

─¿Tiene a alguna dama en mente?

Al final de la fiesta benéfica en el Royal Hospital, su mamá le había susurrado.

─No cree que un solo divorcio sea suficiente.

Bjorn pensó en su broma moderadamente ligera y astuta. Tambien recordó la mirada de su madre, quien lo miro en silencio, lo miraba fijamente con una gran preocupación. La razón de la invitación que ya había rechazado estaba allí.

Biorn se quitó la camisa y se tiró a la cama derrumbándose. Las criadas cerraron la última cortina y se fueron dando pequeños pasos.

Bjorn seguía mirando al techo, cerró lentamente los ojos tiempo después, se pudo escuchar su respiración regular por la habitación oscura y tranquila.

 

*    *     *

El ambiente en la casa era extraño. Eso era a lo que Erna concluyó basándose en los últimos tres días de su estadía en Hardy Street. Sin saber por qué había una atmósfera inquieta y sombría que parecía pesar en toda la casa. Si tan sólo pudiera decírselo antes, podría volver a Bufford, pero el propio Hardy no le había dado una respuesta definitiva.

‘Déjame pensarlo un poco más.’

Esa fue su respuesta a la pregunta que le hice reuniendo todo mi coraje. Si esa es su única respuesta el día de hoy se daría por vencida, porque no podía sentarse a seguir esperando. Era más difícil seguir aquí porque estaba preocupada por mi abuela que estará angustiada porque se fue dejando solo una carta como si se hubiera escapado.

¿Me sentiré mejor si salgo a caminar por un rato?

Cambio de opinión y sus manos temblaron al recordar lo que le paso ayer por la tarde cuando salió a caminar por que ya no podía soportar la frustración. Erna tuvo que correr frenética mientras un hombre en la plaza le hablo y la persiguió con insistencia.

─¡Señorita Erna!

Escucho que la llamaban con un tono alegre, como estaba mirando por la ventana cerró las cortinas, sonó otro golpe mientras se vestía.

─¡Si! Adelante.

Erna, nerviosa, se apresuró y se sentó frente a la mesa junto a la ventana. Un momento después se abrió la puerta y entro una criada con una bandeja con el té de la tarde.

─Gracias.

─¡Lo está haciendo de nuevo, señorita! Le dije que me hablara cómodamente.

─¿Qué? Ah....sí. 

Su rostro se puso rojo mirando a la criada, dándole una sonrisa tímida.

La pequeña doncella se presentó como Lisa y seria la doncella de Erna, era una dulce niña con una impresionante sonrisa. Erna se sintió extraña ya que hacía mucho tiempo que no tenía una doncella y no sabía cómo tratarla, aunque estaba agradecida con ella por la paciencia que le había tenido. Era la primera vez desde que Pavel había dejado su ciudad natal para asistir a la universidad.

Schwerin era la ciudad de la Real Academia de las Artes.

Habría sido agradable irlo a visitar. No podía permitirme pensar en eso porque me iría esta noche. La casa de la familia Baden también estaba ubicada en la parte más remota en un pueblo rural. Era como vivir en una isla, tenías que hacer una buena  caminata de una hora hasta la casa del vecino más cercano. Allí era donde vivía junto a la baronesa Baden, quien le dio la espalda al mundo, y solo cuido de Erna. No era exagerado decir que le era más familiar estar con las plantas y el ganado que con personas. Si no hubiera conocido a Pavel, sería aún más extraña.

─ Lisa 

Los ojos de la doncella brillaron cuando Erna dijo su nombre.

─Sí señorita! ¡Dígame!

─¿La Real Academia está cerca de aquí?

─Está a cinco paradas en diligencia. ¿Va a salir?

─No. Solo tenia curiosidad.

Erna negó apresuradamente. Seria de mala educación visitar a Pavel así de repente, más al haberse marchado así en silencio, aunque todo era para salvar a su abuela de la ruina.

─Pero, Lisa, ¿qué está sucediendo en la casa? El ambiente está un poco tenso.

Erna, cambio de postura y le pregunto.

─¿Qué? Bueno...bueno, ¿no lo sé?

La criada rápidamente cambió su expresión y evitó su mirada.

─No lo sé, señorita, lo juro, no llevo mucho tiempo aquí, así que... quiero decir, no lo sé.

─Ya veo

─Sí, disculpe.

La sirvienta se apresuró en servirle una taza de té a Erna, y no pareció darse cuenta de que el té había salpicado la carta. Erna limpió rápidamente la carta, aprovechando la doncella miro hacia otra parte. Tampoco olvidó esconder el pañuelo, que dejo sobre la mesa pero que pasó desapercibido por la salpicadura del té. Fue entonces que escuchó la voz de otra doncella después de un golpe.

─Señorita, el maestro la está buscando.

Era lo que Erna había estado esperando ansiosamente.

5.- El comienzo del rumor

—No quiero verte, ¡Quien te dijo que fueras ahí!

La voz enojada de la baronesa sacudió la tranquila casa de campo. También podía escucharse débilmente a las gallinas y los gansos deambulando por el patio trasero, debido a que la ventana estaba abierta.

—Lo siento, abuela, me equivoque, ¿no es así?

Miro fijamente a Erna para luego mirar a la señora Greve, Erna se acercó con cuidado junto a su abuela. La baronesa Baden, quien estaba sentada en su silla junto a la ventana, se apartó obstinadamente de Erna.

—Si realmente lo crees, contacta a Walter Hardy de inmediato. Yo me aseguraré personalmente de que deje de existir ese trato tan ridículo.

La baronesa Baden no tardo en confrontar a Erna.

—No puedes hacer eso, abuela. El abogado de la familia Hardy se reunirá hoy con Thomas Baden para cerrar el trato. Mi padre será el dueño, pero prometió hacerme su heredera. Entonces podremos vivir en la casa sin preocupaciones.

—Querida, ¿qué sentido tiene tener esta casa al venderte a ti?

—¡Venderme! ¿Por qué dirías eso? No. No pasara eso, abuela.

Tenía el ceño fruncido.

—Sera bueno para todos. Podras seguir viviendo en tu casa y yo viviré con mi padre un tiempo.

—¿De verdad, Erna? ¿De verdad quieres eso?

— Si.

Erna cambio de expresión y sonrió.

—Sí, lo digo en serio.

Mirando a los ojos de la abuela, viendo que están llenos de tristeza, no parecía una mentira muy acertada.

Mi padre me hizo un favor.

Thomas Baden le había ofrecido comprar la casa de campo que había heredero para despues entregársela a Erna Hardy, quien al enterarse se quedó muy sorprendida. No solo se quedó sorprendida, casi perdió el conocimiento. Creí que mi padre era mi última esperanza, pero fui imprudente, jamás pensé que esto fuera a pasar. No creía en la suerte ni en el banco, pero ahora tenía que pagar el precio.

La propuesta de su padre fue inesperada tenía como condición que aceptara como su hija vivir con ellos en su casa como si fueran una familia. Erna vacilo pero rápidamente añadió que solo estaría viviendo con ellos por un año. Un año, era en sí mucho tiempo.

Quédate en Schwerin durante un año, sal y socializa entre los círculos sociales, tienes que pensar en tu futuro, tendrás tiempo para ampliar tus conexiones. Es mi deber como tu padre al menos sentar esas bases para ti.

Haciéndole un guiño a su esposa, esta lo ayudó.

Que le hayan explicado que le ayudarían a encontrar un buen partido para que pudiera casarse y vivir un eterno amor estaba más allá de las expectativas de Erna y pensó que solo eran ilusiones sin sentido.

Al igual que hoy, ayer, y mañana a Erna le gustaba su vida tranquila en la casa de campo, no deseaba nada más, día a día se completaba tan bonito como las ropas de cama que hacía con su abuela

Sin embargo, esto era lo mejor que podía hacer, Erna quería quedarse con su casa a toda costa, podía llamarlo estúpida terquedad, pero no era un mal negocio. Si me quedaba en casa de mi padre durante aproximadamente un año podría quedarme con mi casa.

—Te dije que te fueras.

La baronesa Baden dejó de mirar a su nieta.

—Abuela..

—Por favor, Erna. Necesito algo de tiempo quiero estar sola—, sus ojos mirando por la ventana estaban muy rojos.

Erna no pudo decir nada más y salió del dormitorio de su abuela. La sombra de sus pasos era muy larga.

 

***

El tema mientras bebían fue sobre las carreras de caballos. Los miembros de su club social, eran solo hombres de prestigiosa familias, y estaban por todos lados. Cuando salió la anécdota del ganador de la última carrera, esta se centró con envidia y celos. El semental era propiedad del Gran Duque y ganó todas las carreras del reino. En las carreras de caballos el Gran Duque ni siquiera aparecía en la pista de carreras.

— Bjorn, ¿por qué no vendes a tu semental? No tienes como pasatiempo las carreras de caballos. Incluso si lo vendes a un alto precio, habrá muchos haciendo fila. Yo sería el primero en la fila.

—Entonces yo te pago 1,5 veces el precio que pidas.

—Doblo.

Todos estaban emocionados y esperaban la respuesta de Bjorn.

—No me interesan las carreras de caballos.

Bjorn respondió con calma, dejando sobre la mesa su vaso vacío. Los ojos de todos brillaban con expectativas que ya no podían ocultar.

—Pero no lo venderé de todos modos.

—¿Por qué no? ¿Qué demonios te pasa?

—Porque es mío.

Ante la respuesta de Bjorn se escucharon varios lamentos por todas partes. Hubo de todo tipo algunos se conformaron y otros seguían diciendo que era una pena, pero Bjorn seguía casual.

—El príncipe nunca ha escuchado a nadie.

Peter negó y se echó a reír.

— Que tiene de lógico que no quieras vender solo porque es tuyo, incluso cuando no es divertido para ti. De todos modos, pervertido— refunfuñando con el ceño fruncido, Peter llenó su vaso vacío de una manera bastante amistosa.

El tema de los hombres cambio de las carreras de caballos a las historias sobre  mujeres, como era natural. Bjorn miró el reloj de pared colocado en dirección diagonal, se sentó cruzando las piernas, recargo el codo sobre la mesa y sostuvo su barbilla.

—Ah, la nueva sirvienta de Hardy Street fue increíble.

Cuando se agotaron los nombres de las damas nobles famosas por su belleza, alguien de repente arrojó una nueva leña.

—¿La nueva sirvienta de los Hardy?

—La familia no puede permitirse el lujo de tener una nueva sirvienta. Tendría que ser una doncella haciendo un recado.

—¿Así que has estado con ella? De todos modos, estoy seguro de que la vi entrar en esa casa.

—¿Qué, ya la seguiste?

—Me la encontré en Tara Boulevard y me tuvo miedo cuando la quise saludar, se asustó y escapó. No pude hablar con ella. Parecía ser una chica de campo.

—Para haber sorprendido así a la hermosa mujer. Debes ser muy feo. Deberías verte como nuestro príncipe. La dama de campo te habría dicho hola dulcemente como la miel sin asustarse

—Cállate

Historias tontas de risitas e intercambios se esparcían junto al aroma de los puros y el alcohol. Bjorn se levantó de su asiento, recordando el nombre que a menudo había escuchado estos días, con una copa de brandy en la mano que temblaba al ritmo de sus pasos.

—Todos llegaron muy temprano.

Después de entrar en la biblioteca del segundo piso del club, Bjorn sonrió y los saludó. Los directores del banco estaban sentados en el sofá de la recepción, y lo miraron al unísono.

—No es que hayamos llegado temprano, es que usted ha llegado tarde

—Bien.

Bjorn se sentó detrás del escritorio, se reclinó en el asiento y señaló el reloj.

—Llegue a la hora acordada, ¿verdad?

La aguja apuntaba exactamente a las 4 en punto, La expresión sonriente de Bjorn no era tan refrescante, había estado bebiendo desde el mediodía.

Bjorn dejó el vaso vacío al final de la mesa, su abogado le entrego un grueso documento, era un informe detallado sobre los bonos locales y extranjeros recién introducidos en el mercado financiero de Lechen.

Bjorn comenzó a leer los papeles con atención, no se notaba que estuviera algo tomado, su mirada era tranquila por lo que era difícil pensar que estuviera tomado.

Los hombres sentados en el sofá esperaban en silencio a que terminara de revisar los documentos. La razón por la cual ellos, quienes eran reconocidos financieros y legalistas, se reunían en un club social a plena luz del día fue porque son los hijos pródigos de las más poderosas familias de Lechen.

Y la razón por la que de repente decidieron unirse al príncipe y fundar un banco fue simplemente por sus conexiones y capital. Pensaron que él no trabajaría de todos modos, por lo que era suficiente si solo se quedaba de pie como un espantapájaros con dinero. Pero al saber que Bjorn era la gallina de los huevos de oro era algo que ninguno había imaginado.

Entonces, ¿Por qué tenía esa clase de reputación?

Las ganancias obtenidas gracias al hongo venenoso real, quien nació con cierto talento, son lo suficientemente dulce como para olvidar todo lo demás.

—Está bien, entonces comencemos.

Bjorn, quien rápidamente revisó los documentos, dijo sonriendo. Fue una sonrisa que los hizo pensar, será otro gran éxito.

—Pero Sr Ralph, ¿cree que me estoy equivocando?

Erna preguntó seriamente mientras entregaba el clavo de hierro que sostenía. Erna estornudaba limpiándose la nariz, pero no se apartó de Ralph, quien estaba reparando la cerca. Cuando la cerca recuperó su forma original, la nariz de Erna termino enrojecida.

—Tu abuela está muy molesta porque te está enviando lejos

Dijo Ralph Royce secándose la cara con una toalla que le entrego Erna, finalmente dijo.

—Ya sabes cómo es, no te ha dejado salir tan lejos y ahora te vas a ir a la ciudad por mucho tiempo… tan repentinamente.

A diferencia de su franca forma de hablar, miro a Erna con una mirada llena de calidez mezclada con tristeza que no pudo ocultar.

La baronesa Baden finalmente aceptó la petición de su nieta, y en la mañana Erna se dirigió a Schwerin, a la casa de su padre, parecía que Hardy había decidido firmemente por ella cuando envió a sus sirvientes al lejano Budford para llevarla.

—Lo siento.

—No yo lo siento, tío.

Erna susurró mirándolo.

—Lamento mucho haber tomado esta decisión por mi cuenta poniendo tristes a todos.

—Señorita Erna ...

—Pero no me arrepiento porque me quedare con la casa. 

Su sonrisa fue lo suficientemente brillante como para que la cubriera la sombra de su ancho sombrero de paja. Ralph se froto los ojos enrojecidos, y respondió asintiendo con la cabeza. Si decía algo más se pondría a llorar. Como diciendo que lo entendía, Erna se quedó junto a él por un buen rato.

El sol de la tarde brillo sobre ellos, apoyados uno al lado del otro junto a la cerca recién reparada.

—Por favor, cuida muy bien de mi abuela hasta que yo regrese, viejo

Erna pateo el suelo nerviosa, le pidió con cautela su favor. El rostro de Ralph Royce se puso un poco más rojo que antes. El conductor de los Baden se había encargado de sus cosas ya que no había nadie más que lo hiciera. Solo había dos trabajadores en la mansión, él y la Sra. Greve, ellos fueron los únicos que se quedaron aquí aun después de que la señora ya no pudo pagar sus salarios. Le tenían afecto y lealtad ya que habían trabajado para la familia durante muchos años, pero también fue porque ya eran demasiado mayores como para que pudieran encontrar otro trabajo.

Por eso Erna quería proteger esta casa. Para que ellos, que son su familia, puedan quedarse aquí por mucho tiempo y vivir cómodamente. Por ellos podía aguantar un año más o menos o hasta la próxima primavera. Así podrá ver los paisajes hermosos y tranquilos junto a ellos de nuevo.

Erna se fue a la mañana siguiente de la mansión Baden, y unos días después se vio envuelta en un montón de rumores. Todos por ser la hija del Noble Hardy, que apareció de repente. Se dice que la hija de Hardy, crecio en el campo debido a su débil salud, y ha regresado para hacer su tardío debut social esta temporada, pero es igual de hermosa que la princesa Gladys y eso no lo esperaban. Bueno, los rumores eran bastantes cuestionables, pero aun así despertaban el interés de los nobles.

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