Capítulo
1
La
primavera del Hongo venenoso.
[Erna
Hardy eres una buena niña.
Habiendo
sido criada para ser una buena dama, ahora ha llegado el momento de que te
conviertas en una buena esposa]
Para
resumir eso era lo que decía la larga carta que recibí. Esto estaba muy lejos
de lo que esperaba, especialmente la parte donde decía:
Que te
conviertas en una buena esposa
De
ninguna manera.
Erna
decidió dejar la carta, que había estado mirando durante mucho tiempo, resuelta
pensó.
¡Esto es
absolutamente ridículo!
Pensándolo
bien, la conclusión era la misma. Erna, se levantado de un salto y se acercó a
la ventana.
Era una
tarde en la que el sol de primavera era deslumbrante y eso la puso más triste.
Erna
abrió la ventana que rechinaba, se sentó en el marco de la ventana y abrazó sus
rodillas. La mansión en la calle Baden, fue construida en lo más alto del
terreno y se podia ver el paisaje del pueblo de un vistazo. La mirada de Erna,
vago lentamente por las colinas de suaves pendientes cubiertas de huertos de
manzana, al igual que al arroyo y los pinos ya amarillos, observaba una
silla sin dueño que yacía a un lado del jardín.
Al mundo
no le interesan las desgracias de los seres humanos.
El hecho
obvio tocó la fibra sensible de Erna. Aunque haya perdido a su amada familia y
ahora esté a punto de ser expulsada de su casa, el mundo deslumbraba lleno de
energía por la primavera y era despiadadamente hermoso.
Si
escuchara sus estúpidas quejas, el abuelo simplemente se reiría.
Entonces,
eres afortunada añadiría tranquilo con una mezcla de cinismo.
—¡Señorita!
¡Lady Erna!
La voz de
la señora Greve, la doncella, quien estaba al otro lado en el pasillo fue
quien la sacó de sus pensamientos. Parece que ya es hora del almuerzo.
—¡Sí! ¡Ya
voy! ¡Bajaré enseguida!
Erna se
apresuró a bajar del alféizar de la ventana. Escondiendo en un cajón la carta
sin sentido para que no llamara la atención, y se acomodó la ropa desordenada.
Está
bien.
Mientras
bajaba corriendo al comedor del primer piso, Erna murmuró, como si estuviera
recitando un hechizo.
Está
bien, todo estará bien.
—Erna,
¿Ya te reuniste con un abogado?
Pregunto
la Sra. Baden, que estaba inquieta por hablar inicio con el clima de hoy y
dirigió la charla como un cincel, saco el tema principal solo cuando terminó la
comida. Trato de mantener una actitud tranquila, pero se sentía ansiosa por no
poder esconderse de su mirada.
— No,
abuela. Todavía no.
Erna
respondió apresuradamente en un tono firme.
—Me
reuniré con uno antes de esta semana.
El sol se
reflejó sobre Erna, sentada con el cuerpo recto, los latidos de su corazón eran
tan fuertes, tenía los labios secos y las yemas de los dedos blancos.
Afortunadamente, la baronesa Baden asintió y no le hizo más preguntas.
—Sí,
espero que puedas resolverlo.
Se
escuchó un suspiro en el comedor que estaba demasiado silencioso. Erna la miró
de reojo con las manos sobre sus rodillas. Se veía más vieja y débil en tan
solo un mes. No merecía haber perdido a su marido de la noche a la mañana y
tuvo que entregar toda su riqueza que le quedaba a sus familiares.
Entonces, ¿cómo
puedo decir la verdad?
Erna
sentada lo suficientemente recta tragó saliva sintiendo la boca seca
pensando que jamás le diría la verdad.
Ya me había
reunido con un abogado y su respuesta no fue diferente de lo que ya sabía.
La
propiedad del barón Baden al no tener un hijo varón fue heredada por su
sobrino.
Erna supo
desde el principio que existía esa ley tan ridícula. Era perturbadora e
injusto, pero como no había forma de cambiar la ley, tenía que prepararse
cuando pasara.
Fue
cuando Erna tomó la decisión y comenzó a incrementar su trabajo y recaudo
dinero, para poder comprar su casa nuevamente, que un día estaría en manos de
otros. Pero, el día llegó demasiado rápido y el dinero que había
recaudado era ridículamente pequeño.
—Lo
siento, pero así es la ley de sucesión, señorita Hardy.
El
abogado permaneció en silencio ante Erna, que le suplicaba si no había otra
forma.
—Creo que
sería mejor que se lo explicara a la señora Baden por ahora en vez de pedir
piedad.
Volvió a
meter su pipa en la boca y, aunque era de mala educación, Erna lo aguantó. No
había muchos abogados que recibieran clientes que no podían pagar sus honorarios
adecuadamente.
Esa
tarde, Erna le escribió a Thomas Baden porque, según todos los informes, era
difícil encontrar otra forma de acuerdo a lo que el abogado le había contado. Y
hoy, al recibir la respuesta de Thomas Baden su brillante esperanza se convirtió
en una profunda desesperación e ira.
—Todo irá
bien, Abuela, no te preocupes demasiado.
Erna, que
había mentido y sonreía para tranquilizar a su Abuela, se levantó de la mesa y
se puso un delantal. Era buena en las tareas del hogar y ayudo a la Sra. Greve,
quien se acercaba lentamente, y limpio la mesa.
—No está
bien.
Lavando
la vajilla, Erna aceptó la verdad que ya no podía evitar.
No era
exagerado decir que esta casa de campo era la única propiedad del barón Baden
quien era un noble caído, pero ahora esta casa pronto será propiedad de Thomas
Baden, el legítimo heredero, y él venderá esta tierra sin ningún problema.
Erna
respiró hondo, reprimiendo la creciente rabia. Las bombas de jabón que
aparecieron después de sus movimientos bruscos con las manos dejaron pequeñas
manchas en sus mangas arremangadas y en su delantal.
Thomas
Baden dijo que entendía las razones de Erna, pero tenía las propias y no podía
retrasar la disposición de la casa hasta que muriera la baronesa Baden.
No se
habría sentido así, si no se hubiera expresado de una forma tan despectiva.
Después
de lavar los platos, Erna se fue al patio trasero con el delantal enrollado.
Mientras me sentaba en la silla del abuelo bajo el hermoso fresno, mis ojos se
calentaron.
Su
ridícula respuesta contenía una propuesta de compromiso de parte de Thomas
Baden. Si Erna Hardy se convierte en su esposa, él estará dispuesto a ser
particularmente generoso.
La
hermosa escena primaveral comenzó a verse borrosa, pero Erna parpadeo los ojos
y contuvo las lágrimas. No quería llorar por culpa de ese hombre. Como podía
tratarla así siendo parientes y arrinconarla de esa manera, su abuela no
podían pagar debido a su avanzada edad a pesar de que era lo suficientemente
buena...
—Padre.
Erna
murmuró sin que lo notara. El título que había olvidado desde hace mucho
tiempo, pero que aún existía en este mundo.
—¡Sí mi
padre!
Con los
ojos entrecerrados, Erna saltó de su silla. La cinta del delantal ondeo a lo
largo del viento primaveral.
***
Lo
que despertó a Bjorn fue el ruido del exterior que no logro bloquearse aun con
las ventanas cerradas, con gruesas cortinas. Los alborotadores gritos, que
provenían desde el río que corre junto al Gran Ducado, hacían eco en su
dormitorio.
Con la
cabeza enterrada en su almohada, intentó dormir de nuevo, pero Bjorn finalmente
cedió.
—Malditos
bastardos locos todos emocionados.
Bjorn se
levando de la cama con un suspiro diciendo una oleada de insultos. Cuando abrió
la cortina que cubría la ventana, observó la multitud de hombres practicando
remo al otro lado del río.
Cada
verano, hay una competencia de remo entre nobles en el río Abit, que atraviesa
la ciudad llegando al mar. El verano era demasiado largo y para soportar las
fiestas y los chismes debía dormir, pero el problema es que el río está cerca
de la Gran Mansión.
En la
primavera es cuando comienza la práctica y era a gran escala ya cuando llega el
verano es cuando termina el juego, así que era difícil escapar de este terrible
ruido. Se reclinó contra el marco de la ventana y vio cómo estaban sentados
dignamente encogidos dentro del estrecho bote y miró a los chicos quemando sus
incomprensibles pasiones.
Si no
pueden controlar su desbordante energía, prefiero que tengan sexo, locos.
Era un
pasatiempo mucho más beneficioso, que esto era difícil deshacerse del
sudor. En el peor de los casos, dejaran al menos un hijo, por lo que incluso
sería una pequeña contribución para él aumento del poder nacional debido al
incremento de la población del reino. Por supuesto, para él sería problemático
en sus asuntos personales, pero esa tragedia solo le sucedía a idiotas
incontrolables por lo mismo era algo que no conocía.
Después
de tomar un sorbo de agua tibia dejó el vaso en la mesa, Biorn se dio la
vuelta y se pasó la mano en el pelo desordenado. Poco después se puso una
bata y toco el timbre, Greg, el mayordomo, atendió.
—Lo
siento, Príncipe. Respondieron negando la solicitud en el palacio de usar la
propiedad privada, pero no había forma de evitar que el Ayuntamiento de
Schwerin aprobara el uso del área.
Greg,
sabía por qué el timbre sonó al mediodía, que era como la medianoche para el
príncipe, y se apresuró a informarle antes de que él preguntara.
—Este año
aumento el número de participantes y por lo mismo hay mucho más ruido.
Bjorn se
rio de la trágica noticia y agregó.
—De todos
modos, el campeonato lo patrocina Leonid De Nyster y los coloridos idiotas
están ansiosos por estar allí.
—¿Le
gustaría cambiarse de dormitorio?
—No. Está
bien.
—Entonces
prepararé su desayuno.
—En el
balcón. Sólo fruta.
Bjorn le
dio una orden seca, entró al baño. Después de una larga ducha de agua caliente
al salir ya estaba servido el desayuno en el balcón.
Bjorn
contempló el paisaje que se desplegaba bajo sus pies, bebiendo whisky con
hielo. Brotaba de la gran fuente un chorro de agua fría, era llamada la belleza
del Palacio Schwerin. Las estatuas de oro que adornaban la fuente y la
espuma que se formaba brillaban bajo el sol de la primavera.
La mirada
de Bjorn se dirigió al canal donde el arroyo fluía, más allá de la fuente a lo
largo de los cuatro montículos de la escalera que conectaban a la gran mansión
con el jardín. Todavía podía escuchar el fuerte bullicio proveniente en el río
Abit, que llegaba al desemboque en un largo tramo de agua.
—Príncipe,
¿Su Alteza ha terminado? Tiene una visita.
Greg, que
llegó apurado, dijo llegando cuando Bjorn acababa de dejar el vaso con solo
hielo sobre la mesa. Después de limpiar el agua restante e su mano en una
servilleta, Bjorn tomó una manzana y asintió secamente. Poco después de que el
mayordomo se retirara, Leonid, entró en el dormitorio, se acercó y se sentó
frente a él. Era obvio que venía de practicar.
—Su
Alteza Real.
Bjorn
saludó a su hermano menor con un saludo cortes, a diferencia de su postura
arrogante con las piernas cruzadas. Siguiendo el la línea recta de su cabello
un gota de agua cayó de la punta de su cabello rubio platinado.
Leonid a
su lado, lo miraba mientras él seguía mirando con indiferencia a la gran fuente
en el jardín. La pulpa de la crujiente manzana que cortó era tan dulce como el
aroma de las flores en el viento.
—Dime que
quieres.
Con una
mirada retiro a los sirvientes que preparaban el té para el príncipe heredero,
Bjorn miró a Leonid frunciendo el ceño.
Schwerin,
era el hogar del Gran Duque, también era una ciudad turística para que los
nobles de Lechen pasarán el verano.
Todavía
era muy temprano, pero el príncipe heredero, que estaba enojado con su hermano,
llego antes al Palacio de Schwerin y estaba haciendo un gran trabajo al
arruinar la vida diaria de su hermano.
Dando un
ligero suspiro, Leonid respondió poniendo el periódico que había traído sobre
la mesa. Era la primera plana de un periódico famoso que se especializa en
chismes sociales, había una gran cantidad de fotos de un invitado habitual,
Bjorn De Nyster.
[El hongo
venenoso real, ¿está bien?]
Bjorn
frunció el ceño ante el ridículo titular.
—¿Hongo
venenoso?
—¿No lo
sabías? Parece ser el nuevo apodo del Gran Duque
Hongo
venenoso.
Bjoern se
rio por la repetición y dejó el periódico. Aun así, una de las noticias
escritas en el era bastante buena era un artículo digno de elogio.
Gladys
vuelve a Lechen.
Leonid,
que seguía mirando la cara lateral de Bjorn, dijo con cuidado.
—Gladys y
tu volverán a hablar del escándalo que provocaron.
El nombre
de la mujer borró la sonrisa en los labios de Bjorn. El artículo
sensacionalista que leyó con cuidado decía la noticia de que Gladys Hartford,
la princesa de Lars, había decidido pasar este verano en Schwerin.
La
hermosa princesa que no hace mucho fue amada por toda la gente de Lechen. Sin
embargo, era el regreso de una miserable mujer que fue traicionada por su
esposo y perdió a su hijo. De hecho, era el chisme que entusiasmaba a la alta
sociedad. Al igual que la incorporación de su exmarido, que alguna vez fue el
príncipe heredero, pero ahora es un hongo venenoso, haría a su imagen más
elogiada.
—¿Qué vas
a hacer, Bjorn?
—Bien.
La
actitud de Bjorn era lo tan inusual como para que Leonid sonriera tranquilo.
Después de comer otro bocado, Bjorn se reclinó en su silla, y se limpió el jugo
de entre sus dedos. Su mirada no mostraba ninguna emoción y estaba simplemente
tranquilo. La primavera era una buena temporada para que crecieran los hongos
venenosos.
Capítulo
2
Ama tu
destino
El tren a
Schwerin llegó al andén justo a tiempo, cuando salía el sol en el cielo azul y
la mañana comenzó a aclararse.
Erna, de
pie con una postura rígida como un palo, dio un paso hacia el andén, la
estación en el campo estaba casi desierta, justo después de pasar el primer
anden los pocos pasajeros se subieron apresurados, la única que quedaba en la
plataforma era Erna.
—Disculpe
señorita, ¿no va a subirse?
La brusca
pregunta del jefe de la estación despertó a Erna, que estaba distraída.
—Oh, sí.
Erna
observó nerviosa a su alrededor y le respondió al jefe de la estación. Sus
manos temblaron levemente cuando agarro su equipaje.
Estoy
segura de que ya encontraron mi carta.
Su mirada
se profundizo mientras recordaba.
No podía
decirle a mi abuela que iría a conocer a mi padre.
Era
porque conocía lo testaruda que era su abuela, la baronesa Bade preferiría
quedarse sin dinero antes que pedirle ayuda a su yerno. Después de pensarlo con
calma y de dudar, Erna al final tomó una decisión impropia de una dama, dejando
solo una carta explicando la situación.
—Padre.
Al
recordar al hombre, me sentí extraña y mi corazón se aceleró. La ultima vez que
lo vi fue en el funeral de mi madre, ya habían pasado casi 11 años. Soy muy
consciente de que no era muy diferente a los demás, pero por ahora, él era su
última esperanza.
Quizás
podría no abrirle la puerta.
Sosteniendo
su equipaje mientras intenta recuperar el aliento, Erna levantó la cabeza y
observó al tren frente a sus ojos. El pesado trozo de hierro negro brillaba
amenazadoramente bajo el sol de la mañana.
—Si no
vas a subirte...
—¡Oh no!
Agitó
apresuradamente la cabeza y sus ojos azules brillaron con fuerza.
—Lo
siento, subiré, subiré!
Ama tu
destino. Al mundo no le interesan las desgracias de los seres humanos, por lo
que tu vida debes vivirla por tu cuenta. No habrá diferencia si te hundes en la
autocompasión, así que es mejor amar tu destino. Si lo amas haz tu mayor esfuerzo,
en cualquier caso, es mejor que rendirse.
Incluso
si su destino era el de aferrarse a una mínima esperanza, Erna tenía la
intención de amarlo. De cualquier manera, ¿no era el Señor Hardi el padre de
Erna Hardi? Cualquier hombre debía tener la mínima responsabilidad por
sus hijos, pero para un hombre que había hecho la vista gorda ante su deber
durante muchos años. Entonces, ¿no era quién debía hacerse cargo ahora?
Dejando
atrás el rostro feroz del jefe de la estación, Erna se apresuró a subirse al
tren. Tras el rápido gesto, el dobladillo de su vestido de muselina con un fino
estampado de flores onduló por el aire.
«Regresare
después de 14 años. Cuando dejé mi ciudad natal de la mano de mi madre.» Era el
comienzo de un largo viaje.
*
* *
Bjorn dejó
sobre la mesilla la taza de té lentamente. El movimiento impecablemente
elegante con esa postura sus piernas largas parecieran más prominente.
—¿Me
estás escuchando?
La voz de
la desconcertada mujer dispersó la quietud del salón lleno de sol primaveral.
—¿Por
qué? ¿No me quieres responder? No crees que ese artículo sea cierto, ¿verdad?
—¿Qué?
La voz de
la mujer se elevó un poco más. Bebió otro sorbo de té moderadamente frío,
haciendo que su mente se despejara.
—¡Bjorn!
La mujer
que no podía dominarme saltó de su asiento. Un rayo de sol entraba por la
ventana e iluminaba a la mujer como si fuera una luz de un escenario. Ni
siquiera era mediodía, pero vestía un atuendo perfecto, no parecía en nada a
una mujer que había corrido desde la capital a Schwerin.
Bjorn
miró a la mujer, levantando la vista ahora más acostumbrado al sol. Sus ojos
grises Iluminados por el sol, brillaban como si fueran ópalos.
Era cerca
del amanecer cuando volvió a casa, después de una ducha cuando se arrojó a la
cama ya era de mañana. Entonces, al menos para Bjorn, a esta hora era la media
noche. Significa que no era un buen momento para despertarlo de esta manera.
Bjorn
abrió sus ojos cerrados lentamente y se apoyó en el respaldo de la silla. Más
allá de la ventana que daba al río, se comenzó a escuchar las ovaciones de los
hombres que comenzaban su práctica de remo.
—¡Malditos!
Buenos días.
Bjorne
suspiró con una sonrisa, recogió tranquilamente el periódico que le había
tirado la mujer que entró imponente. La primera plana del periódico, como
Leonid le había traído no hace mucho, también tenía escrito los chismes del
momento.
[Hay
rumores de un reencuentro entre el ex príncipe heredero y su ex esposa estos
fueron confirmado por sus ayudantes más cercanos.]
Bjorn
hojeo casualmente los enormes titulares viendo las grandes fotografías de sí
mismo, comenzó a leer el artículo frunciendo el ceño.
Según son
informes de sus asistentes y estos solicitaron el anonimato, decían que la
atmosfera entre los dos no era muy grave. Aunque no era prudente que ella
perdone a su ex marido tras haber cometido cosas tan vergonzosas. La princesa
Gladys, cuyo corazón era débil, parecía estar pensándolo.
Gracias a
esto, se espera que este verano, el círculo social de Lechen esté caliente.
Bueno, ese tipo de tonterías estaban educadamente escritas. Era obvio que el
periódico era pobre en todo excepto en la capacidad de elegir buenas
fotografías.
Bjorn
sonrió y dejó el periódico con indiferencia. El rostro de la mujer, que lo
miraba mientras contenía la respiración, ahora estaba rojo mirándolo con
desprecio que no podía ocultar.
—¿Te
importaría explicarme?
La mujer
levantó la voz con lágrimas en los ojos.
—Vamos a
romper.
Gritó con
voz aguda, como si fuera una declaración solemne. Bjorn saco un puro y lo
coloco entre los labios miró a la mujer.
—No creo
que haya ninguna razón para que continuemos con esta relación. Creo que me
comprometeré antes de esta primavera.
A
diferencia de la forma triunfal con la que hablaba, pudo notar su nerviosismo
en los ojos de la mujer que tampoco podía ocultar. Bjorn la miró fijamente y
encendió su puro.
Ella no
era una mala amante. Era moderadamente elegante y moderadamente vulgar, pero
sobre todo, era porque era consciente sobre los términos en su relación los
cuales era solo disfrutar para volver a su propia vida. No. Creo que fue
hasta que leyó el nombre de Gladys Hartford en el diario barato.
—Felicitaciones
por su compromiso, Señorita Pérez.
Bjorn
asintió con alegría y sonrió. Escucho un suave y tierno gemido de dolor.
—¿Qué?
La mujer
parpadeó lentamente y le respondió:
—Eres
increíble. ¡Eres un egoísta y mezquino hasta los huesos, sangre fría! ¿Cómo
puedes hacerme esto?
—Bueno,
tú eres quien dijo que terminemos.
Con el
dedo acariciaba lentamente el borde de la taza de té.
—Y lo
aceptas.
—¿No
crees que es lo mejor?
Como si
le estuviera preguntando, Bjorn inclinó la cabeza. Siguiendo el movimiento de
su cabello que caía hacia un lado al azar. Solo se mordió suavemente los
labios, la mujer no lo contradijo.
Bjorn se
levantó de la mesa, dejando a la mujer con la cara roja. El humo del puro que
apago en el cenicero se dispersó con el viento que entraba por la ventana.
—¡Espera!
La mujer
lo llamó gritando. Bjorn dejó de caminar y reemplazó su respuesta con una
mirada por encima del hombro.
—¿Eso es
todo lo que tienes que decir?
La joven
dama de la familia Pérez ahora tenía los ojos llorosos. Sin embargo, todavía su
rostro era hermoso, pero no se impresiono.
Bjorn se
giro lentamente hacia su antigua amante, que no estaba mal. Y cortésmente, con
toda elegancia, inclinó la cabeza. Fue un saludo elegante que no encajaba bien
con su atuendo ya que vestía una bata holgada.
—Te deseo
ser una gran condesa.
A primera
vista, sus labios, que parecían suaves, brillaron rojos al sol. Dejando atrás a
la mujer enojada, Bjorn salió del salón. Sra. Fritz, de pie fuera de la puerta,
lo siguió como una sombra.
—Estas
segura de que no quieres cantarme una canción de cuna para que pueda dormir.
La punta
de los labios de Bjorn se curvaron suavemente cuando vio a la Sra. Fritz, que
lo había seguido hasta la puerta del dormitorio.
—Puedo
hacer eso por usted, si quiere, pero me temo que no es un buen momento.
La Sra.
Fritz replicó su broma de una manera severa como de costumbre. Era la ex niñera
del príncipe heredero pero ahora estaba a cargo de supervisar la limpieza del
palacio de Schwerin. Era una anciana de cabello gris y no había cambiado ni un
poco su temperamento.
—Tienes
que irse pronto a la estación de tren.
—¿Estación
de tren?
— No
queda mucho tiempo para que llegue Su Majestad.
—Pobre de
mí. Es hoy.
Solo
entonces Bjorn recordó su horario. Hoy era el día en que mi madre había sido
invitada a una fiesta benéfica en el Royal Hospital por eso visitaba a
Schwerin. Ser la escolta de la reina era, por supuesto, su trabajo.
—Sí.
Con un
leve gesto de la cabeza, Bjorn aceptó su responsabilidad.
—Estoy
listo.
Al pasar
por varias ciudades, el tren comenzó a llenarse de más y más pasajeros. La
vagón donde estaba Erna ya se había llenado. Sentada cerca de la ventana del
tren, Erna miraba el paisaje que fluía a través de sus ojos con una mezcla de
curiosidad y ansiedad.
Llegando
a la ciudad vio innumerables personas que iban y venían, grandes carruajes por
el camino en forma de telaraña entre los densos edificios. Todo se veía tan
complicado y llamativo. Sentí como si mis ojos estuvieran dando vueltas.
Lo bueno
es que conocía la dirección, así que puedo encontrar mi antigua casa.
Reprimiendo su nerviosismo, Erna se esforzó en consolarse. De todos modos, ella
había nacido y criado en la ciudad, así que no tenía por qué asustarse.
Aunque no
había vivido aquí durante cinco años, seguía siendo mi ciudad natal. Mientras
Erna se decidía nuevamente, el tren se detuvo en la estación central de
Schwerin, el destino final. Después de agarrar apresuradamente su equipaje,
Erna se mezcló con los otros pasajeros y salió del vagón.
La cinta
de su sombrero y su cabello cuidadosamente trenzado se agitaron a lo largo del
escalón. Sin embargo, no duró mucho.
Erna no
pudo recordar lo que sucedió después de salir al pasillo.
La
empujaban hacia adelante y hacia atrás ocasionando que bajara del tren. Luego
recobro el sentido y se paro en la plataforma. La numerosa multitud y el ruido
hormigueante abrumaron a Erna por un momento. De alguna manera, trató de salir
de allí, pero Erna fue empujada más y más lejos de la salida.
—¡Ahí
está! ¡Ya viene!
Cuando
alguien gritó en voz alta, los ojos de quienes llenaron la plataforma estaban
en esa dirección. Erna, que había logrado agarrar su equipaje casi se cae,
también giró la cabeza aturdida.
Fue casi
al mismo tiempo que se dio cuenta que estaba frente a una multitud de
espectadores y vio a un hombre alto caminando hacia allí.
Capítulo
3
Lirio del
valle
Había una
gran multitud frente a él, Bjorn no parecía particularmente nervioso. Para él,
que había vivido siendo el interés de todo el reino desde el momento en que
nació, le era tan familiar como respirar. Algunos de los inconvenientes que lo
acompañaban no eran diferentes.
─¡Retrocedan!
¡Todos retrocedan!
Los
fuertes gritos de los sirvientes resonaban en la plataforma abarrotada. En
medio del caos y el desorden, los espectadores retrocedían poco a poco, la
multitud se hizo a un lado abriendo el camino para el príncipe.
Bjorn se
alejó a grandes pasos, manteniendo la espalda y el cuello recto, y compartía un
ligero saludo visual con quienes podía ver a los ojos. Ya era un hábito. Un
hábito que había repetido durante muchos años. Ella también era una más entre
la multitud de reverencias sin sentido.
Fue
gracias a la increíble cantidad de personas que pudo observar a la mujercita.
La mujer vestía un vestido rústico y anticuado con encaje y cintas, parecía
poco creíble incluso si hubiera estado viviendo sola en el último siglo. Su
vestido lleno de estampados de flores no era suficiente el sombrero también
estaba en armonía con este.
Después
de pasar junto a ella, Bjorn se giró a mirar al hombre con la cara enrojecida.
El hombre, que señalo criticando al Heredero Real, retrocedió por su
sorprendente sonrisa, Bjorn le habida mostrado su famosa sonrisa. A pesar del
caos y las críticas con admiración, parecía como si hubiera salido a dar un
paseo por la tarde.
Observando
a los rostros sin sentido, Bjorn se dirigió lentamente hacia el tren que
acababa de entrar en la plataforma.
***
El hecho
de que supiera la dirección no ayudó mucho. Desafortunadamente, Erna estaba
perdida y exhausta, y solo entonces se dio cuenta de que lentamente la ciudad
se hundía en la oscuridad después del atardecer. Erna tropezó con la fuente en
el centro de la plaza de Tara Boulevard. Cuando la vio necesito sentarse por
supuesto que no olvido abrir su pañuelo antes de sentarse en la barandilla.
Para hoy,
Erna eligió su vestido favorito, un vestido de muselina que le había hecho su
abuela como regalo de cumpleaños el año pasado. No quería quedar bien con su
padre, pero por ahora tenía que ser una dama. No podía traer la ropa sucia.
Con calma
y gracia. Como una dama en cualquier momento y lugar. Era una herencia que su
abuela le había heredado en vida, y también como legado quería dárselo a su
nieta. Aunque no haya heredado el castillo de Hardy, Erna Hardy, era una dama
de la inconfundible familia de Baden y tenía la obligación de mantener su
valor.
Encendieron
las lámparas de gas de la plaza mientras Erna se arreglaba cuidadosamente el
vestido. Después de terminar su trabajo, el farolero se montó a su bicicleta y
se fue a la siguiente cuadra.
Erna se
levantó de nuevo y recogió su equipaje. El dolor en sus pies con las piernas
hinchadas se le olvidó naturalmente cuando pensó que tenía que encontrar la
casa antes de que la noche se hiciera más profunda.
Erna
caminó por el bulevar iluminado por las luces de las lámparas de gas. Caminando
por la calle de noche vio a los pétalos caer por el viento que los ondeaba como
si fuera nieve, fue lo suficientemente hermoso como para hacerla olvidar por un
momento sus sentimientos de miedo y desesperanza
¡Guau…!
Erna
levantó la cabeza exclamando inocente como una niña. La luna llena se veía a
través de las ramas llenas de flores. Anoche, apenas pudo dormir, así que
estuvo en el alfeizar viendo la luna, era la misma luna que flotaba en el cielo
nocturno. El alivio que le dio ese hecho fue sorprendentemente grande.
Mientras
recuperaba el aliento, Erna comenzó a caminar con pasos un poco más vigorosos.
Y pronto encontró la casa, era la dirección de la carta que había recibido como
respuesta mientras oraba fervientemente. Era una antigua mansión que se
encontraba en el extremo oeste de Tara Boulevard, era la misma mansión de
Hardi, que alguna vez fue su hogar.
Antes de
presionar el timbre, Erna arregló su vestido una vez más. Mantuvo su postura
recta y sonrió lo más suave y sociable posible. No sabía si se veía bien, pero
al menos estaba bien dentro de los estándares de Erna.
Todo
estará bien.
Engañándose
con una mentira, Erna extendió su temblorosa mano hacia el timbre.
Realmente
no te entiendo
La voz de
la mujer traspasó el sonido de la alegre música en el salón. Abrió los ojos,
que acababa de cerrar, y cuando miró hacia arriba en un ángulo, vio a Louise,
que se había acercado a su nariz, y a diferencia de Louise, que estaba
emocionada, sus mirada era seca.
─Dices
que Gladys ha vuelto. ¿No sabes lo que esto significa?
─Bjorn.
Bjorn
observo de nuevo el rostro de Louise mientras veía lentamente por el pasillo
lleno de la luz del candelabro.
─Va a ser
un verano muy desafortunado, tal vez eso es lo que significa.
Su
respuesta sarcástica, fue dicha con una sonrisa, y sonó irónica debido a la
lentitud de su tono somnoliento.
─Oh, Dios
mío. ¿Cómo puedes decir eso de Gladys? ¡La misma Gladys que lastimaste y
tiraste!
Louise
estaba furiosa como si la hubiera insultando. Con una hermana así, Bjorn tomó
tranquilamente el vaso de agua. Las gotas de la superficie del vidrio se
deslizaron por sus largos y suaves dedos.
─La
fiesta benéfica fue un éxito.
Cuando se
anunció la asistencia de la Reina, que era respetada y amada por todo el reino,
todas las nobles damas se reunieron en Schwerin. El director del Royal
Hospital, que estaba emocionado por el tamaño de la misericordia que habían
demostrado a través de sus donaciones, las cuales no mostraban signos de disminuir.
Excelente
comida, música y las personas de la alta sociedad que habían brillado como
invitados. El sacrificio del Gran Duque, que no había dormido por acompañarla,
tampoco fue en vano, fue un fin de semana de inicios de primavera, que no
estuvo tan mal, excepto por la princesa Louise, que revoloteaba como una abeja
enojada.
─Hermano,
por favor, corrige tu error ahora.
─ ¿Que?
Louise
estaba empezando a hablarle con un tono infantil, Louis, también era amiga de
Gladys y la había apoyado con entusiasmo cuando se casó con Bjorn. Después de
su turbulento divorcio, se convirtió en su crítica más feroz que todos los
demás.
─Por
supuesto que no fue algo que se pudiera perdonar tan fácilmente, pero sí Gladys
te perdona, tendría a las dos personas...
─Duquesa
de Heine.
Bjorn
dejando su vaso, interrumpió las palabras de su hermana y, a diferencia de su
sonrisa habitual, su mirada y el tono de su voz fue lo suficientemente fría
como para incomodarla.
─El Duque
parece estar buscando a su esposa, así que ¿por qué no vuelves con él?
Con una
mirada, Bjorn señaló al duque de Heine, husmeando al otro lado del pasillo,
entre la multitud de nobles damas. Louise, apretó los labios varias veces,
reemplazó las palabras que no pudo decir con un profundo suspiro. Louis se fue
de mala gana, Bjorn camino. La banda, con un breve descanso, comenzó a tocar el
vals.
Bjorn
miró gentilmente a las damas, quienes lo miraban con una mezcla de cuidado y
expectativa. La terraza que comunicaba con el jardín estaba llena de hombres
que salieron a fumar sus puros.
─¡Bjorn!
¡Aquí!
Al ver un
rostro familiar que le envió un gesto de invitación, Bjorn se dirigió hacia él.
La multitud, que debería estar ansiosa participando en discusiones que no eran
oportunas estaban muy callados. Algunos solo bebían con una expresión sombría,
como si estuvieran a punto de echarse a llorar.
─Fallaron
en su inversión.
Dijo
Peter, quien le sirvió un vaso lleno de brandy color calabaza. Bjorn se inclinó
contra la barandilla y tomó el vaso.
─¿Inversión?
─Invirtieron
en bonos extranjeros y fue un fraude.
Peter le
dio la trágica noticia, chasqueando la lengua. Con el ceño fruncido
ligeramente, Bjorn mostró indiferencia. Iba en aumento más de lo que esperaba
el número de tontos que eran arrastrados por la locura de invertir, que durante
algún tiempo había provocado los clubes sociales.
─Gracias,
Alteza. Gracias a usted, he sobrevivido.
Peter se
acercó a Bjorn y le susurró.
Habiendo
obtenido la tentadora información sobre más recientes inversiones, fue directamente
al Palacio de Schwerin. Era la creencia establecida entre los nobles que el
Príncipe Bjorn tenía el talento otorgado por Dios bueno al menos en dos áreas:
“las mujeres y el dinero.”
Ese día,
después de escuchar la explicación de un Peter emocionado, Bjorn le expreso la
situación con una respuesta concisa.
─Eres un
estúpido.
Las
astutas palabras que dijo con un tono de voz baja fueron tan insultantes
que Peter Bergen estuvo a punto de cometer un gran crimen al agredir a un
miembro de la familia real. Si hubiera sabido que podría ganarle, lo hubiera
hecho.
─Pero
como sea.
Dado que
después de eso ganó una gran cantidad de dinero, ¿quién se atrevería a
contradecir a su alteza después de ver tal cantidad? ¿Cuánto dinero habla
ganado Bjorn?
De todos
modos, uno de sus trucos para mover su dinero. Era estar cerca del hombre que
era la novedad. Esa fue su única razón y la más importante para haber
continuado con su amistad y aguantarlo incluso si era grosero y peligroso.
─¡Tienes
que atraparlo a toda costa, Bjorn! Es un grave crimen, no solo fueron una o dos
víctimas.
─¿No?
Cuando
Bjorn lo miro a los ojos, el heredero del conde comenzó a recitar los nombres
de los ladrones. La mayoría eran hijos de aristócratas que eran miembros de un
club social, pero se mezclaron algunos nombres bastante desconocidos.
El propio
Hardy perdió casi toda su fortuna y está a punto de pegarse un tiro. Hardy. El
tedioso gruñido terminó extraño con el nombre que quizás era el más gran
idiota.
Fumando
su puro, Bjorn, recargado en la puerta, se giró a ver hacia el jardín, miro más
allá de la barandilla. A pesar de la neblina por el humo pudo ver como se
desplegaba las coloridas flores de primavera.
La mirada
de Bjorn, que apreciaba tranquilamente el paisaje, de repente se detuvo en un
ramillete lleno de pequeñas flores blancas.
Lirio del
valle.
Bjorn frunció
el ceño al recordar el nombre de la flor.
Era la
misma flor que Gladys llevó en su ramillete de boda. Gracias a esto, el lirio
del valle fue llamado la Flor de la Princesa Heredera, y a todo el mundo le
gustaba, que por un tiempo estuvo escaso. Por supuesto, su popularidad se
desvaneció en menos de un año.
Resultó
que era la misma flor que llevaba el sombrero de la mujercita que vestía como
una anciana en la estación. Era el mismo lirio del valle había pasado mucho
tiempo, incluso ya pasó de moda. Bjorn tarareó la melodía del vals que se podía
escuchar desde el pasillo, dejando escapar una vez más humo de su cigarrillo.
De alguna
manera. Después de dejar de ver las flores de lirio del valle sin sentir
arrepentimiento, vio a la luna que colgaba del cielo nocturno.
No puedo
creer que no tuve suerte.
Capítulo
4
Reclamo
de propiedad
─Te
recuerdo, por cierto, estamos casi en bancarrota, y no hay nada que puedas
hacer. Tienes que darle una parte a la hija de tu ex esposa. Ella también es tu
hija.
Brenda
Hardy le gritó amargamente a su esposo, quien solo apretaba los labios. Anoche,
su mente aturdida, comenzó a llenarse de ira. De cualquier manera. Walter Hardy
se limitó a inclinar su copa en silencio.
─¿Me
estás escuchando? ¡Cariño! ¡Oye, Walter!
Brenda
Hardy gritó nerviosa y le quito la botella. Había estado bebiendo todo el día y
toda la noche desde que lo estafaron, pero hoy le era irritante verlo así.
— ...llego
la hija de la Casa Hardy.
Anoche,
cuando la criada fue a buscarla apresuradamente y le dijo esas palabras, pensó
que se había vuelto loca. Erna Hardy. Si la criada no le hubiera dicho su
nombre, podría haberle ordenado que le tiraran un balde de agua sucia.
─Vino la
hija de Annette. ¿Por qué de la nada?
Brenda
Hardy hizo una escena asombrosa cuando corrió a toda prisa hacia la puerta. Se
parece mucho a su madre. Era como si Annette Baden hubiera vuelto a la vida
como si nunca hubiera muerto.
─¡Cariño!
¿Qué diablos vas a hacer con ella?
─¿Qué?
Tengo que mandarla de regreso.
Dijo
Walter Hardy como si estuviera viendo un incendio al otro lado del río.
─Puedo
persuadirla para que comprenda y enviarla de regreso. Eso es todo, Brenda.
─Eso solo
es fácil de decir. Estoy segura de que podremos entendernos. Así ella
volvería sin hacernos esas ridículas demandas.
─Por
supuesto.
Brenda
Hardy resopló con sarcasmo. Vino para pedir que protegiera la mansión de campo
de la familia Baden. Su petición era absolutamente absurda e insolente. A pesar
de que parecía muy nerviosa, sus palabras fueron claras. Brenda Hardy tuvo que
usar toda su paciencia para no echarla de inmediato.
─Señor,
madame. El desayuno está listo. La señorita Erna ya ha bajado.
La criada
anuncio, acompañado de un golpe cauteloso, interrumpiendo el discurso de Brenda
Hardy.
─Habla
correctamente con ella para que entienda y envíala de regreso. Es lo que tienes
que hacer ¿De acuerdo?
Walther
Hardy se levantó, dejando atrás a su nueva esposa. Después de alojarla en la
habitación de invitados y darle de desayunar, cumplió con su mínimo
deber. Así Walter Hardy decidió echarla de inmediato. No tenía la más
mínima intención de agregar un problema más a su ya problemática situación por
culpa de su hija y comportarse como un deudor. Ciertamente lo era. Hasta que
vio a Erna, quien estaba esperándolo en el comedor con el desayuno.
Cuando se
miraron, Erna se puso de pie rápidamente. El sol de la mañana que entraba por
la amplia ventana hacia el jardín caía sobre ella.
¿No lo
note porque anoche estaba muy borracho?
Sintió
como si la estuviera viendo por primera vez.
─Hola
padre.
Erna
parpadeaba con sus grandes ojos mientras contenía la respiración, se acercó a
él para saludarlo. Su tono fue muy claro y suave.
─Buenos
días…¿padre?
Con una
pequeña inclinación de cabeza, Erna juntó sus ansiosas manos, observo su
esbelta figura y sus rasgos que eran cercanos a los de su madre. Igualaba a la
belleza de su difunta madre. El único rastro que heredo de él parecía ser su
cabello castaño.
Walter
Hardy, tragó con sequedad, miró a su hija con más persistente, es una chica muy
bonita incluso vistiendo ese atuendo absurdo. Sería una gran belleza si
estuviera vestida adecuadamente. Si así fuera, su belleza podría igualar a la
belleza de la princesa Gladys, por quien todo el país estaba haciendo un
escándalo.
Cuando
sus pensamientos llegaron a ese punto, Walter Hardy lanzó una breve exclamación
de sorpresa. Sintió como si hubiera recibido una gran fortuna, que había
olvidado.
─En
primer lugar, desayunemos.
Dijo algo
completamente diferente a lo que le había prometido a su esposa y miró a su
esposa con seriedad.
─¿Qué
estás haciendo?
Brenda
Hardy, abrió los ojos y miró sus labios, pero él no dudó.
─Hablemos
más tarde, cariño. Creo que nuestra plática será muy importante.
* *
*
El
carruaje del Gran Duque regresó en la mañana. Al menos en el palacio de
Schwerin, era una escena cotidiana que no tenía nada de especial.
─Buenos
días, Sra. Fritz.
La Sra.
Fritz tenía una expresión severa, pero Bjorn la saludó despreocupadamente como
de costumbre. Pudo oler el leve hedor a alcohol en el aire refrescante de la
mañana haciendo profundas las arrugas de la frente de la Sra. Fritz.
─Es muy
temprano para que regrese a casa, Su Majestad.
Incluso
ante su respuesta sarcástica, Bjorn solo sonrió. La cabeza de Bjorn se inclinó
hacia los sirvientes que estaban en fila y comenzó a caminar por el pasillo.
Era difícil encontrar en su aspecto algún rastro de la diversión de la noche
anterior, mientras caminaba con una postura recta y elegante.
La sra
Fritz siguió a Bjorn dando un suspiro silencioso.
─Llegó
una invitación del palacio real.
La Sra.
Fritz, le informo sobre sus invitaciones a varias reuniones sociales, pero dijo
la del palacio real con un fuerte tono de voz. Cuando estaba a punto de llegar
a la puerta del dormitorio, Bjorn se giró viéndola por encima del hombro.
─¿Del
palacio? ¿Por qué?
─Es por
el baile de la Fundación Nacional de este año viene con la orden del rey de que
debe asistir sin importar qué, debe cumplir con su deber como Gran Duque de
Schwerin. Dijo que haría responsable a todos los sirvientes de la mansión si el
príncipe no asistía.
─Suena
más como una amenaza que como una invitación.
Bjorn
abrió la puerta con una sonrisa sínica. Se floto los ojos rojos y con andar
lento entro a su habitación sintiéndose cansado. Cada año en mayo, se celebraba
una fiesta por la fundación del país y se llevaba a cabo en Schwerin. El baile
real marcaba el inicio del evento, era un gran evento que atraía la atención de
toda la sociedad.
Muchos de
los aristócratas y nobles se preparaban cada año para el gran día.
Después
de dejar el título de príncipe heredero, Bjorn no había asistido. El que no
asistiera lo habían tolerado hasta ahora, su anciano padre parecía haber
cambiado de opinión imponiéndole que asistiera este año.
Probablemente
la razón de esto sea Gladys. Ese nombre le había estado fastidiando mucho sus
nervios estos días. Las doncellas que entraron después de él, cubrieron las
ventanas con las gruesas cortinas para bloquear la luz del sol, Bjorn se quitó
lentamente la chaqueta y se desató la corbata. La Sra. Fritz, para en la puerta
aun no había terminado, pero se dio la vuelta de mala gana mientras él comenzó
a desabotonarse la camisa.
─¿Tiene a
alguna dama en mente?
Al final
de la fiesta benéfica en el Royal Hospital, su mamá le había susurrado.
─No cree
que un solo divorcio sea suficiente.
Bjorn
pensó en su broma moderadamente ligera y astuta. Tambien recordó la mirada de
su madre, quien lo miro en silencio, lo miraba fijamente con una gran
preocupación. La razón de la invitación que ya había rechazado estaba allí.
Biorn se
quitó la camisa y se tiró a la cama derrumbándose. Las criadas cerraron la
última cortina y se fueron dando pequeños pasos.
Bjorn
seguía mirando al techo, cerró lentamente los ojos tiempo después, se pudo
escuchar su respiración regular por la habitación oscura y tranquila.
* *
*
El
ambiente en la casa era extraño. Eso era a lo que Erna concluyó basándose en
los últimos tres días de su estadía en Hardy Street. Sin saber por qué había
una atmósfera inquieta y sombría que parecía pesar en toda la casa. Si tan
sólo pudiera decírselo antes, podría volver a Bufford, pero el propio Hardy no
le había dado una respuesta definitiva.
‘Déjame
pensarlo un poco más.’
Esa fue
su respuesta a la pregunta que le hice reuniendo todo mi coraje. Si esa es su
única respuesta el día de hoy se daría por vencida, porque no podía sentarse a
seguir esperando. Era más difícil seguir aquí porque estaba preocupada por mi
abuela que estará angustiada porque se fue dejando solo una carta como si se
hubiera escapado.
¿Me
sentiré mejor si salgo a caminar por un rato?
Cambio de
opinión y sus manos temblaron al recordar lo que le paso ayer por la tarde
cuando salió a caminar por que ya no podía soportar la frustración. Erna tuvo
que correr frenética mientras un hombre en la plaza le hablo y la persiguió con
insistencia.
─¡Señorita
Erna!
Escucho
que la llamaban con un tono alegre, como estaba mirando por la ventana cerró
las cortinas, sonó otro golpe mientras se vestía.
─¡Si!
Adelante.
Erna,
nerviosa, se apresuró y se sentó frente a la mesa junto a la ventana. Un
momento después se abrió la puerta y entro una criada con una bandeja con el té
de la tarde.
─Gracias.
─¡Lo está
haciendo de nuevo, señorita! Le dije que me hablara cómodamente.
─¿Qué?
Ah....sí.
Su rostro
se puso rojo mirando a la criada, dándole una sonrisa tímida.
La
pequeña doncella se presentó como Lisa y seria la doncella de Erna, era una
dulce niña con una impresionante sonrisa. Erna se sintió extraña ya que hacía
mucho tiempo que no tenía una doncella y no sabía cómo tratarla, aunque estaba
agradecida con ella por la paciencia que le había tenido. Era la
primera vez desde que Pavel había dejado su ciudad natal para asistir a la
universidad.
Schwerin
era la ciudad de la Real Academia de las Artes.
Habría
sido agradable irlo a visitar. No podía permitirme pensar en eso porque me iría
esta noche. La casa de la familia Baden también estaba ubicada en la parte más
remota en un pueblo rural. Era como vivir en una isla, tenías que hacer una
buena caminata de una hora hasta la casa del vecino más cercano. Allí era
donde vivía junto a la baronesa Baden, quien le dio la espalda al mundo, y solo
cuido de Erna. No era exagerado decir que le era más familiar estar con las
plantas y el ganado que con personas. Si no hubiera conocido a Pavel, sería aún
más extraña.
─
Lisa
Los ojos
de la doncella brillaron cuando Erna dijo su nombre.
─Sí
señorita! ¡Dígame!
─¿La Real
Academia está cerca de aquí?
─Está a
cinco paradas en diligencia. ¿Va a salir?
─No. Solo
tenia curiosidad.
Erna negó
apresuradamente. Seria de mala educación visitar a Pavel así de repente, más al
haberse marchado así en silencio, aunque todo era para salvar a su abuela de la
ruina.
─Pero,
Lisa, ¿qué está sucediendo en la casa? El ambiente está un poco tenso.
Erna,
cambio de postura y le pregunto.
─¿Qué?
Bueno...bueno, ¿no lo sé?
La criada
rápidamente cambió su expresión y evitó su mirada.
─No lo
sé, señorita, lo juro, no llevo mucho tiempo aquí, así que... quiero decir, no
lo sé.
─Ya veo
─Sí,
disculpe.
La
sirvienta se apresuró en servirle una taza de té a Erna, y no pareció darse
cuenta de que el té había salpicado la carta. Erna limpió rápidamente la carta,
aprovechando la doncella miro hacia otra parte. Tampoco olvidó esconder el
pañuelo, que dejo sobre la mesa pero que pasó desapercibido por la
salpicadura del té. Fue entonces que escuchó la voz de otra doncella después de
un golpe.
─Señorita,
el maestro la está buscando.
Era lo
que Erna había estado esperando ansiosamente.
5.- El
comienzo del rumor
—No
quiero verte, ¡Quien te dijo que fueras ahí!
La voz
enojada de la baronesa sacudió la tranquila casa de campo. También podía
escucharse débilmente a las gallinas y los gansos deambulando por el patio
trasero, debido a que la ventana estaba abierta.
—Lo
siento, abuela, me equivoque, ¿no es así?
Miro
fijamente a Erna para luego mirar a la señora Greve, Erna se acercó con cuidado
junto a su abuela. La baronesa Baden, quien estaba sentada en su silla junto a
la ventana, se apartó obstinadamente de Erna.
—Si
realmente lo crees, contacta a Walter Hardy de inmediato. Yo me aseguraré
personalmente de que deje de existir ese trato tan ridículo.
La
baronesa Baden no tardo en confrontar a Erna.
—No
puedes hacer eso, abuela. El abogado de la familia Hardy se reunirá hoy con
Thomas Baden para cerrar el trato. Mi padre será el dueño, pero prometió
hacerme su heredera. Entonces podremos vivir en la casa sin preocupaciones.
—Querida,
¿qué sentido tiene tener esta casa al venderte a ti?
—¡Venderme!
¿Por qué dirías eso? No. No pasara eso, abuela.
Tenía el
ceño fruncido.
—Sera
bueno para todos. Podras seguir viviendo en tu casa y yo viviré con mi padre un
tiempo.
—¿De
verdad, Erna? ¿De verdad quieres eso?
— Si.
Erna
cambio de expresión y sonrió.
—Sí, lo
digo en serio.
Mirando a
los ojos de la abuela, viendo que están llenos de tristeza, no parecía una
mentira muy acertada.
Mi padre
me hizo un favor.
Thomas
Baden le había ofrecido comprar la casa de campo que había heredero para
despues entregársela a Erna Hardy, quien al enterarse se quedó muy sorprendida.
No solo se quedó sorprendida, casi perdió el conocimiento. Creí que mi padre
era mi última esperanza, pero fui imprudente, jamás pensé que esto fuera a
pasar. No creía en la suerte ni en el banco, pero ahora tenía que pagar el
precio.
La
propuesta de su padre fue inesperada tenía como condición que aceptara como su
hija vivir con ellos en su casa como si fueran una familia. Erna vacilo pero
rápidamente añadió que solo estaría viviendo con ellos por un año. Un año, era
en sí mucho tiempo.
Quédate
en Schwerin durante un año, sal y socializa entre los círculos sociales, tienes
que pensar en tu futuro, tendrás tiempo para ampliar tus conexiones. Es mi
deber como tu padre al menos sentar esas bases para ti.
Haciéndole
un guiño a su esposa, esta lo ayudó.
Que le
hayan explicado que le ayudarían a encontrar un buen partido para que pudiera
casarse y vivir un eterno amor estaba más allá de las expectativas de Erna y
pensó que solo eran ilusiones sin sentido.
Al igual
que hoy, ayer, y mañana a Erna le gustaba su vida tranquila en la casa de
campo, no deseaba nada más, día a día se completaba tan bonito como las ropas
de cama que hacía con su abuela
Sin
embargo, esto era lo mejor que podía hacer, Erna quería quedarse con su casa a
toda costa, podía llamarlo estúpida terquedad, pero no era un mal negocio. Si
me quedaba en casa de mi padre durante aproximadamente un año podría quedarme
con mi casa.
—Te dije
que te fueras.
La
baronesa Baden dejó de mirar a su nieta.
—Abuela..
—Por
favor, Erna. Necesito algo de tiempo quiero estar sola—, sus ojos mirando por
la ventana estaban muy rojos.
Erna no
pudo decir nada más y salió del dormitorio de su abuela. La sombra de sus pasos
era muy larga.
***
El tema
mientras bebían fue sobre las carreras de caballos. Los miembros de su club
social, eran solo hombres de prestigiosa familias, y estaban por todos lados.
Cuando salió la anécdota del ganador de la última carrera, esta se centró con
envidia y celos. El semental era propiedad del Gran Duque y ganó todas las
carreras del reino. En las carreras de caballos el Gran Duque ni siquiera
aparecía en la pista de carreras.
— Bjorn,
¿por qué no vendes a tu semental? No tienes como pasatiempo las carreras de
caballos. Incluso si lo vendes a un alto precio, habrá muchos haciendo fila. Yo
sería el primero en la fila.
—Entonces
yo te pago 1,5 veces el precio que pidas.
—Doblo.
Todos
estaban emocionados y esperaban la respuesta de Bjorn.
—No me
interesan las carreras de caballos.
Bjorn
respondió con calma, dejando sobre la mesa su vaso vacío. Los ojos de todos
brillaban con expectativas que ya no podían ocultar.
—Pero no
lo venderé de todos modos.
—¿Por qué
no? ¿Qué demonios te pasa?
—Porque
es mío.
Ante la
respuesta de Bjorn se escucharon varios lamentos por todas partes. Hubo de todo
tipo algunos se conformaron y otros seguían diciendo que era una pena, pero
Bjorn seguía casual.
—El
príncipe nunca ha escuchado a nadie.
Peter
negó y se echó a reír.
— Que
tiene de lógico que no quieras vender solo porque es tuyo, incluso cuando no es
divertido para ti. De todos modos, pervertido— refunfuñando con el ceño
fruncido, Peter llenó su vaso vacío de una manera bastante amistosa.
El tema
de los hombres cambio de las carreras de caballos a las historias sobre
mujeres, como era natural. Bjorn miró el reloj de pared colocado en dirección
diagonal, se sentó cruzando las piernas, recargo el codo sobre la mesa y
sostuvo su barbilla.
—Ah, la
nueva sirvienta de Hardy Street fue increíble.
Cuando se
agotaron los nombres de las damas nobles famosas por su belleza, alguien de
repente arrojó una nueva leña.
—¿La
nueva sirvienta de los Hardy?
—La
familia no puede permitirse el lujo de tener una nueva sirvienta. Tendría que
ser una doncella haciendo un recado.
—¿Así que
has estado con ella? De todos modos, estoy seguro de que la vi entrar en esa
casa.
—¿Qué, ya
la seguiste?
—Me la
encontré en Tara Boulevard y me tuvo miedo cuando la quise saludar, se asustó y
escapó. No pude hablar con ella. Parecía ser una chica de campo.
—Para
haber sorprendido así a la hermosa mujer. Debes ser muy feo. Deberías verte
como nuestro príncipe. La dama de campo te habría dicho hola dulcemente como la
miel sin asustarse
—Cállate
Historias
tontas de risitas e intercambios se esparcían junto al aroma de los puros y el
alcohol. Bjorn se levantó de su asiento, recordando el nombre que a menudo
había escuchado estos días, con una copa de brandy en la mano que temblaba al
ritmo de sus pasos.
—Todos
llegaron muy temprano.
Después
de entrar en la biblioteca del segundo piso del club, Bjorn sonrió y los
saludó. Los directores del banco estaban sentados en el sofá de la recepción, y
lo miraron al unísono.
—No es
que hayamos llegado temprano, es que usted ha llegado tarde
—Bien.
Bjorn se
sentó detrás del escritorio, se reclinó en el asiento y señaló el reloj.
—Llegue a
la hora acordada, ¿verdad?
La aguja
apuntaba exactamente a las 4 en punto, La expresión sonriente de Bjorn no era
tan refrescante, había estado bebiendo desde el mediodía.
Bjorn
dejó el vaso vacío al final de la mesa, su abogado le entrego un grueso
documento, era un informe detallado sobre los bonos locales y extranjeros
recién introducidos en el mercado financiero de Lechen.
Bjorn
comenzó a leer los papeles con atención, no se notaba que estuviera algo
tomado, su mirada era tranquila por lo que era difícil pensar que estuviera
tomado.
Los
hombres sentados en el sofá esperaban en silencio a que terminara de revisar
los documentos. La razón por la cual ellos, quienes eran reconocidos
financieros y legalistas, se reunían en un club social a plena luz del día fue
porque son los hijos pródigos de las más poderosas familias de Lechen.
Y la
razón por la que de repente decidieron unirse al príncipe y fundar un banco fue
simplemente por sus conexiones y capital. Pensaron que él no trabajaría de
todos modos, por lo que era suficiente si solo se quedaba de pie como un
espantapájaros con dinero. Pero al saber que Bjorn era la gallina de los huevos
de oro era algo que ninguno había imaginado.
Entonces,
¿Por qué tenía esa clase de reputación?
Las
ganancias obtenidas gracias al hongo venenoso real, quien nació con cierto
talento, son lo suficientemente dulce como para olvidar todo lo demás.
—Está
bien, entonces comencemos.
Bjorn,
quien rápidamente revisó los documentos, dijo sonriendo. Fue una sonrisa que
los hizo pensar, será otro gran éxito.
—Pero Sr
Ralph, ¿cree que me estoy equivocando?
Erna
preguntó seriamente mientras entregaba el clavo de hierro que sostenía. Erna
estornudaba limpiándose la nariz, pero no se apartó de Ralph, quien estaba
reparando la cerca. Cuando la cerca recuperó su forma original, la nariz de
Erna termino enrojecida.
—Tu
abuela está muy molesta porque te está enviando lejos
Dijo
Ralph Royce secándose la cara con una toalla que le entrego Erna, finalmente
dijo.
—Ya sabes
cómo es, no te ha dejado salir tan lejos y ahora te vas a ir a la ciudad por
mucho tiempo… tan repentinamente.
A
diferencia de su franca forma de hablar, miro a Erna con una mirada llena de
calidez mezclada con tristeza que no pudo ocultar.
La
baronesa Baden finalmente aceptó la petición de su nieta, y en la mañana Erna
se dirigió a Schwerin, a la casa de su padre, parecía que Hardy había decidido
firmemente por ella cuando envió a sus sirvientes al lejano Budford para
llevarla.
—Lo
siento.
—No yo lo
siento, tío.
Erna
susurró mirándolo.
—Lamento
mucho haber tomado esta decisión por mi cuenta poniendo tristes a todos.
—Señorita
Erna ...
—Pero no
me arrepiento porque me quedare con la casa.
Su
sonrisa fue lo suficientemente brillante como para que la cubriera la sombra de
su ancho sombrero de paja. Ralph se froto los ojos enrojecidos, y respondió
asintiendo con la cabeza. Si decía algo más se pondría a llorar. Como diciendo
que lo entendía, Erna se quedó junto a él por un buen rato.
El sol de
la tarde brillo sobre ellos, apoyados uno al lado del otro junto a la cerca
recién reparada.
—Por
favor, cuida muy bien de mi abuela hasta que yo regrese, viejo
Erna
pateo el suelo nerviosa, le pidió con cautela su favor. El rostro de Ralph
Royce se puso un poco más rojo que antes. El conductor de los Baden se había
encargado de sus cosas ya que no había nadie más que lo hiciera. Solo había dos
trabajadores en la mansión, él y la Sra. Greve, ellos fueron los únicos que se
quedaron aquí aun después de que la señora ya no pudo pagar sus salarios. Le
tenían afecto y lealtad ya que habían trabajado para la familia durante muchos
años, pero también fue porque ya eran demasiado mayores como para que pudieran
encontrar otro trabajo.
Por eso
Erna quería proteger esta casa. Para que ellos, que son su familia, puedan
quedarse aquí por mucho tiempo y vivir cómodamente. Por ellos podía aguantar un
año más o menos o hasta la próxima primavera. Así podrá ver los paisajes
hermosos y tranquilos junto a ellos de nuevo.
Erna se fue a la mañana siguiente de la mansión Baden, y unos días después se vio envuelta en un montón de rumores. Todos por ser la hija del Noble Hardy, que apareció de repente. Se dice que la hija de Hardy, crecio en el campo debido a su débil salud, y ha regresado para hacer su tardío debut social esta temporada, pero es igual de hermosa que la princesa Gladys y eso no lo esperaban. Bueno, los rumores eran bastantes cuestionables, pero aun así despertaban el interés de los nobles.
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