Confinamiento en el dormitorio

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Confinamiento en el dormitorio

El amante más hermoso y perfecto, el Duque Edmund Serwell. Él, que es caballeroso y cortés, pero no tiene sentimiento por Diana, ella se despide de su relación sin amor. Pero cuando volvió a abrir los ojos, estaba acostada en un dormitorio extraño.

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—Por favor déjame ir. Por favor... Si te he ofendido, me disculpo. Me disculparé de alguna manera.

—¿Qué y cómo vas a disculparte, Diana?

—No, lo se…

Respondió como pudo.

—¿Cualquier cosa?

Diana estaba horrorizada por su fina sonrisa. Pero algo aún más espantoso sucedió a continuación: la mano que se había deslizado por la parte delantera de sus pantalones había sacado un enorme pene levantado. Diana se puso pálida al ver el pene de un hombre que nunca antes había visto en su vida. Era una escena demasiado poco realista, pero definitivamente era real.

—agárralo y chúpalo.

De pie él le ordeno.

—¿Qué?

Diana dijo mirándolo perpleja.

—Mi pene, rápido.

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